Disclaimer: FNaF le pertenece a Scott Cawthon. Los diseños humanizados pertenecen a Pole–bear. Las OCs Quinqui, Nala y Gabriela son propiedad exclusiva de LanyCookie, Simbalaika y SoFiLeXa respectivamente. Lo único mío aquí es la trama sin sentido de esta historia, excepto por este capítulo que fue escrito 100% por Lany. Así que los créditos van para ella.

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La chica se acercó cautelosa a la marioneta. Sabía quién era el responsable de lo que había sucedido en el turno diurno cuando esos patanes la tenían acorralada. Él la salvo, fue Puppet.

Vino aquí con la excusa de que iba a agradecerle por sus acciones, pero en realidad tenía otros motivos.

—Disculpa Puppet ¿estás ocupado? —habló tímidamente.

—Claro que no, bonita... Pasa.

Para los dos les tomó desprevenidos el cómo él la había llamado, pero ninguno dijo nada al respecto.

—Quería hablar contigo de algo, si no te molesta. —ella jugaba con sus manos inquieta.

—Por supuesto —le sonrió para tranquilizarla—. ¿Es sobre lo que ocurrió en el día?

—Si... —No—. Quise agradecerte por ese gesto, gracias. —por primera vez desde que entró en la sala lo miró al rostro.

Puppet se maravilló con el brillo que transmitían sus ojos gracias a la tenue luz que enfocaba perfectamente a su dirección, podría quedarse allí mirándola toda la noche y toda su eternidad de ser necesario.

—¿Puppet? ¿Sucede algo?

El títere salió de sus ensoñaciones al escuchar la voz de la chica pero no dejó de mirar sus ojos en ningún momento. No pudo evitar decírselo.

—Chiquinquirá, tienes unos ojos preciosos, ¿lo sabías? —ella quedó atónita al escucharlo.

—¿Cómo dices? —lo miró directamente.

Cuando lo hacía, una mezcla extraña de sentimientos se apoderaban de ella, mismos que no la dejaban ni moverse: atracción y miedo, dos sentimientos tan disparejos pero los sentía con la misma fuerza a la vez que la desconcertaban.

—Tus ojos, demuestran perfectamente cómo eres... —poco a poco de manera inconsciente se fue acercando a ella—. Muestran tu bondad y ternura, pero a la vez tu fortaleza, tu sencillez y humildad... junto a lo claro y brillante de tu alma...

Cuando ambos se dieron cuenta estaban tan cerca que Puppet podía sentir el calor corporal de ella, su aroma tan dulce y embriagador que desprendía de su piel.

—Puppet... —por un momento ella no pensaba, no reaccionaba, lo malo en sus recuerdos se mantenía alejado de su mente.

Puppet tomó sus manos con delicadeza, creyó que las apartaría pero no se movió ni un centímetro. Se quedó allí, viéndolo atentamente.

—No sé qué sucede cuando te veo que no logro pensar bien, me desconcierta... —Quinqui sentía un calor dentro de sí desconocido hasta entonces que se incrementaba a medida que el de azabache hablaba—... y si no estás cerca no pienso en más nada que no sea en ti...

—¿En mí? —susurró, ellos dos estaban tan cerca que Puppet la podía escuchar perfectamente.

La morena se sentía en una especie de trance, como si estuviera soñando, parecía real pero a la vez no.

—Si, sólo en ti... En mis tres décadas nunca me había pasado esto —fue subiendo sus manos hasta la cintura de la chica y le maravilló que ella aceptara ese tacto tan íntimo—. Solo pienso en ti, en tus largos y suaves cabellos, tu piel tan tersa, tus hermosos e impactantes ojos, tu boca... —por fin había cambiado la dirección de su mirada de los ojos de la chica a sus labios—, esa que es la más grande tentación que he experimentado en mi existencia, que daría lo que fuera por probar... Aunque me condene...

Sus narices se rozaban, solo quedaban un par de milímetros entre ellos. Puppet iba a cerrar esa agobiante distancia entre ellos pero se contuvo allí pues su conciencia comenzó a funcionar de nuevo. Pero algo increíble paso, Chiquinquirá cerró el beso entre ellos.

Los dos ya no estaban pensando, solo experimentaban las sensaciones que habían estado callando hasta ese momento.

Puppet la atrajo más hacia él, quería sentirla, saber que estaba allí con él y que no era solo una hermosa ilusión de su alma perturbada.

Chiquinquirá fue subiendo sus manos por el cuerpo de él, desde sus brazos, por su pecho hasta los hombros llegando a su nuca para profundizar aquel beso.

Se besaban como si se descubrieran entre sí, explorando sus sentimientos y sensaciones.

Era todo tan irreal, parecía no tener fin... pero todo lo tiene.

La memoria de Quin despertó y sus recuerdos tormentosos nublaron ese precioso momento.

La niña estaba en una habitación oscura y húmeda arrinconada por ese hombre de pesadillas que la atormentaba cada día y noche a su sádico placer.

—Muñequita bonita, ven... Quiero cariño... —la tomó de su pequeña cadera con fuerza lastimándola, ella grito.

—¡Vete! ¡YA BASTA! ¡Me lastimas! —ella trató de zafarse y eso le molestó.

La jaló de su cabello para que lo mirara a la cara, sus ojos llenos de locura y morbosidad la aterraban.

—¡Eres mi juguete! ¡MÍA! ¡Hago lo que quiera contigo! ¡MI MUÑECA! —la besó a la fuerza de una manera bestial, parecía que la devoraba mientras le arrancaba las prendas que parecían de un vestido de una muñeca de trapo.

Las lágrimas de la joven corrían por sus mejillas mientras rompía el beso.

Puppet al verla estaba confundido y alterado.

—Mi niña ¿qué sucede? ¿Te hice daño? —trató de que lo viera pero se negó a levantar el rostro—. Chiquinquirá, díme qué sucede...

Ella trataba de hablar pero su voz salía fina y entrecortada por el llanto.

—Perdóname, perdóname por hacernos esto... —ella lo miró.

En sus ojos podía ver un dolor equivalente al que él sintió cuando se le fue arrebatado todo.

Ella intentó apartarse pero Puppet la retuvo.

—¿Qué te sucedió? ¿Qué fue lo que te hicieron?

La joven miró hacia abajo y estaban flotando como la última vez gracias al poder de Puppet.

—Puppet... —todo lo que pasaba por su mente era que si estaría bien con decirle la verdad y cómo reaccionaría—. Dame tiempo, por favor... No puedo, me lastima. —suplicó.

El títere se quedó observándola un momento. Le angustiaba la chica, más de lo que creía posible, pero sabía que debía darle su espacio y no obligarle a contarle hasta que ella no estuviera lista para hablar. Se notaba que le afectaba en gran medida lo que pasara en su cabeza.

Poco a poco fue aflojando su agarre hasta bajarla al suelo a salvo. Se quedó viéndola unos instantes.

—Perdona mi atrevimiento, Chiquinquirá... No debí... —lo interrumpió.

—Si, sí debiste —tomó su cara entre sus manos y le dio un beso tierno—. Sólo... dame tiempo, ¿si? Por favor. —una lágrima resbaló por su mejilla y Puppet la limpió delicadamente con su pulgar.

—El que sea necesario para estar así contigo. —la chica sonrió levemente.

Le plantó un beso cerca de la comisura de su boca para después retirarse dejándolo solo.

The Marionette volvió a sentir esa soledad a la que estaba acostumbrado pero ahora era insoportable. Más que nunca se dio cuenta que la necesitaba a ella.

Sus labios

Sólo probó una vez su boca y ya se sentía adicto a ella.

Tenia que darle espacio por ahora, pero no sabía si aguantaría.

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En otra parte de la pizzería, el conejo azul afinaba su guitarra. Estaba solo centrado en sus pensamientos, y había alguien que no salía de ellos.

Nala...

No entendía el por qué ella no salía de su cabeza, era tan extraño. Nunca, ni cuando él tenía vida, se había sentido así.

—Tienes problemas, conejo...

—¿Por qué?

El guitarrista volteó al escuchar la voz de la chica que no salía de su cabeza. Él le sonrió y ella a él.

—¿Por qué tienes problemas?

—Ehm... Porque... —buscó una respuesta rápida. —Se me aflojan las tuercas, si... —lo miró extrañada.

—Déjame ver.

—Nala, no te preocupes. No es... —lo interrumpió.

—A ver.

Lo revisó de arriba a abajo y obviamente no encontró nada extraño.

—No veo nada fuera de lugar, BonBon... —lo miró por todos lados distraída sin percatarse de cómo lo había llamado.

—¿Cómo me llamaste?

—¿Qué? —lo miró confundida, al darse cuenta de como lo llamó se ruborizó levemente pero lo ocultó bien —Bueno, somos amigos ¿cierto?

—Si...

—Es un apodo amistoso.

—¿Te tengo que poner uno a ti?

—Ni se te ocurra. —lo miró a los ojos.

Luego de eso comenzaron a reír energéticos. Al mirarse a los ojos estaba otra vez ese nerviosismo extraño que Toy Bonnie sentía cada vez que estaba cerca de ella. ¿Qué sería?

—¿Puedo ver tu guitarra? —dijo sonriendo.

—Si, claro. —le pasó el instrumento y ella comenzó a tocar un par de notas. Bonnie 2.0 estaba fascinado por la forma de tocar de Nala.

Estuvieron así un buen rato y el orejón se daba cuenta que mientras más tiempo pasaba con ella ese sentimiento crecía más.

Lo que no sabían era que cierto fastidioso y entrometido castaño de mejillas sonrojadas los veía desde lejos a ambos, y con una sonrisa de oreja a oreja maquinaba un plan que incluía a aquellos dos.

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En la Pirate Cove, estaba Foxy sentado mientras miraba a la nada pensando en lo que todos sabemos que embarga su mente: Isabella.

El oso toy lo sacó de sus ensoñaciones, con mala gana le respondió y después de una pequeña discusión típica entre ambos, le contó sobre su pequeño y muy improvisado plan para tratar de unir a la europea castaña y el conejo azul.

—No lo sé, Ted... ¿Estás seguro? —el zorro se rascó su barbilla pensativo—. Nala no es para nada de esas chicas fáciles de enamorar y Bon tampoco es de esos que se les dé fácil el cortejo. —se burló.

—¡No seas aguafiestas! —le dio una palmada en la espalda—. Él sólo necesita un pequeño empujón, con nuestra ayuda lo logrará. —sonrió con autosuficiencia.

—¿Desde cuándo tú y yo nos volvimos cupidos? No lo noté. —se cruzo de brazos.

—¡Vamos, imbécil! ¡ANÍMATE! Toy Bonnie necesita nuestra ayuda.

—¿Ayuda? ¿Para qué? —el conejo apareció a las espaldas de su hermano con cara de inocencia pura, sin un grado de malicia o perversión.

—Hombre, ¿seguro que es tu hermano? —Foxy le susurró en broma al oso que rodó los ojos a oírlo. Era verdad que esos dos no se parecían en nada, literalmente.

—¿En qué van a ayudarme, chicos? —volvió a cuestionar.

—Pues, verás orejón... Foxy y yo notamos tu reciente interés por alguien presente en las instalaciones y como vimos que tú no has hecho ningún avance decidimos intervenir en el asunto. —le puso un brazo por encima de los hombros.

—¿De qué están hablando? —BonBon andaba confundido.

—Tu hermano cree que eres un Romeo inepto y quiere ayudarte. —hablo el zorro ahora.

—¿Quién mejor que yo para resolver problemas con mujeres? —dijo con orgullo y superioridad.

Los otros dos lo miraron rodando los ojos.

—Claro...

—Bueno, ya. Esto es lo que vamos a hacer... —los otros dos escucharon atentos.

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Nala estaba concentrada en su celular sin prestarle atención a lo que sucedía a su alrededor, sin notar aparentemente una figura que se acercaba lentamente a ella.

Esta figura se acercaba silenciosa hacia la chica desprevenida, ya cuando estuvo detrás de ella... Nala sacó su pistola de electricidad y knockeó al sujeto tirándolo al suelo.

—¿Qué creiste, Toy Freddy? ¿Que no me iba a dar cuenta que venías? —cuestionó risueña.

—Eres despreciable... —con dificultad se levantó del piso y la miró con enojo.

—¿Qué ibas a hacer? —devolvió la vista a su teléfono.

—Quería que me acompañaras a un lugar... —trató de llevársela pero ella se opuso.

—No me toques. ¿Qué te sucede?

—Sígueme, ven. —de mala gana la chica lo siguió.

No sabía porque ese oso estaba siendo tan insistente y fastidioso pero ella estaba aburrida y no había nada mejor que hacer.

Los chicos estaban organizando un poco el escenario, pronto serían las 6:00am y tenían que apresurarse. Las dos pollitas habían preparado un poco de paella que BonBon sabía que a Nala le gustaba, y él mismo iba a tocar su guitarra para decirle que le gustaba.

Sólo faltaba que llegara su hermano con la chica.

—¿Estás seguro que esto funcionara? —le habló al zorro.

—No, pero igual vamos a intentarlo. —le sonrió y bajo del escenario dejándolo solo. El conejo azul iba a replicar cuando vio a Freddy 2.0 llegando y más atrás venía Nala con cara de confusión.

—¿Qué pasa aquí? ¿Quién cumple años? —dijo sarcástica.

Nadie le respondió y comenzó a escucharse una guitarra. Dirigió su mirada verdosa al escenario y vio que Toy Bonnie era el que tocaba.

Tú a quién quiero querer, mi esperanza, mi fe, mi delirio, lo que siempre soñé.

mi gardenia de abril, mi historia sin fin, para siempre la luz, que alumbra mi ser...

Tú mi amor, eres para mí, sólo tú mi amor y si alguien se opone... a nuestro amor, somos invencibles.

Esta es mi verdad, por qué mentir, eres sólo tú...a la que todo le aguanto, sólo tú...con la soledad, no querría vivir si no estás tú. Esta es mi verdad, por qué mentir, eres sólo tú...

Al terminar de cantar BonBon miró a Nala y ella estaba sin palabras. Bajó del escenario para hablar con ella pero lo detuvo.

—Yo... —no terminó de hablar, en lugar de eso decidió irse de allí.

Bonnie 2.0 iba a seguirla pero la alarma sonó y tuvieron que ir a tomar sus puestos.

—Lo siento. —dijo Foxy apenado.

—¿Hice algo mal?

—Claro que no, osea todo esto si fue un poco melodramático y cursi, y tal vez la canción y la decoración estuvieron de más, puede ser que le pareció algo intenso... —el oso toy comenzó a divagar mientras Foxy y los demás le hacían señas de que parara y se callara.— ¡Oye! ¿A dónde vas?

Toy Bonnie con la cabeza gacha se dirigió a su puesto con la cara más grande de tristeza que le era posible.

—¿Pero qué pasó? —todos lo miraban muy feo. Pasaron frente a él dándole un golpe cada uno mientras se iban a sus lugares—. ¡¿Ahora qué hice?!

—Idiota. —Foxy fue el último en golpearlo e irse a su cueva, después pensaría en cómo ayudar a su amigo.

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Por otra parte, las humanas se iban juntas y cuando Chiquinquirá paso frente a la habitación de la marioneta se quedo un momento allí parada, al no verlo siguió a su amiga.

Pasaron frente al resto de los animatrónicos, Quinqui se detuvo a despedirse pero Nala siguió de largo y se fue. BonBon al verlo bajó las orejas con pena.

—No te preocupes, hablaré con ella. —lo abrazó para reconfortarlo y se fue con su amiga.

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En el aeropuerto una persona castaña bajaba de su avión, ella tenía cuestiones y asuntos pendientes en el local de Freddy's

Una pareja la esperaba en la salida, sonrientes la abrazaron con cariño.

—¿Lista para volver? —le preguntó la mujer.

—¡Por supuesto! —dijo muy sonriente la chica de mirada miel.

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N/a: Bueno, como habrán notado este capítulo ha revelado algo más sobre el pasado tormentoso de Quinqui. Creo que ya deben tener una idea de hacia dónde va encaminado el tema de sus traumas. Agradezco de corazón en primer lugar a LanyCookie por haber escrito el capítulo en mi lugar mientras yo no he podido. Y también les agradezco a ustedes por leer este fic. Por favor, no tengan vergüenza de dejar un review, ésta escritora no muerde (?).

¡Nos estamos leyendo!

Atte Estefy Tsukino.