Este es mi primer fic de HS DxD así que cualquier critica, idea o consejo que tengan a través de un reviews será bienvenido y agradecido. Es un primer trabajo de los varios que tengo en mente. Espero les guste y le den una oportunidad.
Disclaimer: Highschool DxD no me pertenece, es de Ichiei Ishibumi. Hago esto solo para divertirme.
Capítulo 1: ¿Dónde estoy?
—…su cabello es negro…como la noche misma—la vista le era nublosa y apenas si podía mantenerse despierto, o vivo ya que la sangre se le escapaba a borbotones por el estómago. Dudaba que pueda ser por mucho tiempo más.
Issei Hyodo se había despertado con un extraño sentimiento de cansancio extremo. Y muy adolorido. Parpadeó, intentando desperezarse y recordar que fue lo último que había hecho para sentirse de esa manera. Pero nada. Su mente estaba completamente en blanco.
—"¿Qué me pasó?"—con una leve jaqueca, se dispuso a levantarse de la cama y averiguar qué pasaba, pero no pudo hacerlo por un motivo que lo dejó incrédulo. Había una mujer. Sobre él. Durmiendo. Y los pechos de esta acariciaban su torso, haciéndolo sonrojar furiosamente y causándole un enorme nerviosismo.
—"¿Cómo…llegué a esta situación? ¡Piensa, Issei!"—se recriminó por no recordar nada en lo absoluto, más que su nombre y ciertas cosas fundamentales sobre su vida. Pero nada de lo que hizo la noche anterior a esa.
—Hmmmm…—la joven se removió lentamente sobre su torso, e Issei tragó duro al sentir como los pechos de su acompañante hacían contacto con su torso desnudo. Intentó no pensar nada indebido que pueda comprometerlo en caso de que despertara.
—"No lo hagas, Issei. Ni te atrevas"—si bien se esforzó en no mirar con pensamientos impuros a la chica, sus ojos se movieron con voluntad propia y se detuvieron en el rostro de la morena. Su largo pelo negro estaba tapando parte de su cara, por lo que lentamente y para no despertarla, movió varios mechones para admirarla con más claridad. Y su corazón se agitó estrepitosamente. Decir que le había parecido hermosa era quedarse corto.
—"Facciones delicadas, finas pestañas, mejillas levemente sonrosadas, labios finos y suaves…yo… ¡No puedo creer que no recuerde cómo llegué a esto!"—se recriminó mentalmente. Pudo percatarse también de que, al igual que él, se encontraba solamente en ropa interior.
—Mmmm…—para su sorpresa, se despertó. Se talló los ojos perezosamente, hasta que notó que estaba despierto—¡Oh! ¡Hola, Issei-chan~~!
Contrario a lo que pensaba el Hyodo, la desconocida pareció alegre de verlo con ella casi desnudo. Lo abrazó sin despegarse mientras reía con felicidad, contagiando al chico con su alegría.
—¿Q-qué s-sucedió?—a pesar de lo bien que se sentía el cuerpo de ella contra el suyo, tenía el deseo de saber qué estaba pasando, ya que no tenía idea de quien era esa joven tan hermosa con la que había despertado.
La pelinegra se separó de él y se sentó sobre la cama, mirándolo con una amplia sonrisa. Issei no iba a negarlo, esa joven era realmente hermosa y tenía un cuerpo perfecto. Pechos grandes, estrechas caderas y de cola firme y bien parada. Era el sueño de cualquier chico.
—¿Recuerdas algo~~?—la voz animada de la pelinegra hizo que Issei se sintiera levemente más relajado.
—N-no mucho…—respondió Issei, siendo sincero.
—Bueno. ¿Qué es lo último que recuerdas~~?—ella parecía divertida por su comportamiento, pero también comprensiva. Desde esa distancia, Issei pudo notar que a esa chica parecía gustarle la lencería provocativa.
—B-bien… ¿Lo último que recuerdo?—Issei se mantuvo pensativo unos segundos, apartando la vista de la joven para concentrarse, hasta que un flash ocurrió en su mente—C-creo que había tenido una cita con…¿Yuuma-chan?
Sí. Ahora lo recordaba mejor. Yuuma Amano se había presentado ante él como una estudiante enamorada que solo tenía el deseo de que salieran en una cita y se convierta en su novio, a pesar de que no se conocía. Habían salido y cree que se había divertido con Yuuma-chan.
—Ella no era lo que pensabas, Issei~~—dijo ella, para luego adoptar una postura seria por primera vez—Es a lo que se llama ángel caído, y quería asesinarte.
Y en ese momento, al escuchar lo que ella le decía, recordó lo que sucedió luego de la cita con Yuuma-chan. Había revelado su verdadera identidad, desplegando un par de alas negras y diciéndole que estaba allí para matarlo.
Se había burlado de él y su inexperiencia en esos temas.
—"Me atravesó con su lanza de luz, eso lo recuerdo… ¿Pero cómo…?"—pensó el castaño, revisando luego la zona de su cuerpo donde recordaba haber sido atacado por Raynare. La encontró completamente sana.
—Yo curé tus heridas con mis poderes demoniacos. Ahora me perteneces~~—guiñándole un ojo luego de decir lo último, la pelinegra se puso de pie sobre la cama para luego bajar de un salto al piso, dejando escapar un "¡Yei!" al momento de caer. Torció su rostro para ver a Issei—¿Bajamos~~?
Pero él no respondió. Estaba demasiado aturdido como para hacer algo, hasta que pareció procesar toda la información. ¿Había dicho poderes demoniacos? ¡Dijo que le pertenecía!
—¿Poderes demoniacos? ¿Te pertenezco? ¡¿QUÉ?!
Y mientras Issei digería, o al menos intentaba, toda esa nueva información, en la misma casa donde estaban el par de jóvenes otros tres curiosos personajes se encontraban desayunando con tranquilidad. Uno de ellos era completamente albino y de ojos rojos, otra de corto pelo rosado y frágil apariencia, y el último tenía un aspecto felino, siendo similar a un hombre león.
—¿Cómo creen que Issei-san se tome todo esto?—tímidamente, la de pelo rosado preguntó a sus compañeros. Era la mujer del trío y parecía algo débil, pero sin duda era obvio que ocultaba un enorme potencial en su interior.
—Como cualquier humano que descubre el mundo paranormal. Me gustaría ver su expresión aterrada cuando me vea—rio el hombre león, imaginándose el rostro que pondría Issei al momento de conocerlo. Él tenía tres metros y medio de altura y era una masa de músculos peluda, pero a pesar de su apariencia intimidante no era nada agresivo.
—Yo creo que lo tomará bien—respondió el albino, dándole un sorbo a su taza de café de manera despreocupada.
—… ¡¿QUÉ?!
Los tres miraron hacia arriba al escuchar el grito del nuevo siervo de su ama.
—Sí, muy bien…—volvió a decir el chico albino, sonriendo ampliamente.
—¿De verdad es cierto lo que me dices?—preguntó Issei, todavía algo aturdido por lo que acababa de contarle esa chica, que resultaba ser un demonio. Y de los de más alta clase, por lo que le había dicho.
—Aja. Las heridas eran graves así que tuve que reencarnarte como un siervo. Ahora eres mi Peón, y eres un demonio al igual que yo~~—respondió ella mientras terminaba de vestirse. Se había presentado con el nombre de Serafall Leviatán, uno de los Cuatro Maous gobernantes de los demonios.
—Entiendo…¿Y todos visten así?—no quiso sonar grosero con esa chica, en especial porque se veía muy linda con esa ropa y había sido amable con él al salvarlo, pero tenía una impresión diferente de los demonios. No creía que sean cosplayers, menos de un personaje de Magical Girl Láctea Espiral Siete.
—¡No~~! Yo lo hago debido al respeto que les tengo a las Mahou Shojo~~—respondió Serafall como si fuera obvio, balanceando el báculo que tenía de un lado a otro. Issei rio ante su respuesta, más entretenido con las caras que ponía ella que con sus palabras.
Serafall Leviatan podría pasar como una niña por su vestimenta y actitud, pero sin duda que era toda una mujer con sus grandes pechos y demás atributos.
—Tomaré eso como me sea conveniente. ¿Qué hace un Peón, entonces?—preguntó, no sabiendo muy bien qué hacer ahora que era un siervo de esa peculiar chica. Lo que dirían sus padres si lo vieran…
—¡Mis padres!—exclamó, no dándole tiempo a que Serafall respondiera su pregunta. Ella inclinó la cabeza hacia un lado, interrogativa a lo que pueda llegar a estar pensando el Peón.
—Luego te dejaré verlos, pero ahora ¡vamos a comer~~!—acotó Serafall, dando saltitos hacia la puerta. Y entonces Issei tomó nota de un pequeñísimo detalle del que no se había percatado desde que despertó junto con su "ama": ese no era su cuarto.
El lugar donde se encontraba era mucho más espacioso que el que tenía en la casa de sus padres, y desprendía un aire de elegancia que obviamente su habitación no poseía. También estaba más amueblado que el que tenía. Se rascó la mejilla con cierta duda.
—¿Dónde estoy?—preguntó.
—En mi castillo, en los territorios Sitri~~—Serafall lo esperaba en la puerta, sonriéndole ampliamente.
—"¿Territorio Sitri? ¿Eso queda en Japón?".
Asintiendo lentamente, Issei decidió que lo mejor era vestirse y seguir a Serafall para poder averiguar más. Quizá no era tan malo ser un siervo de esa mujer. Su ropa era la de la Academia Kuoh a la cual asistía, pero tenía la impresión de que no iba a volver a ir allí, al menos de momento.
Inesperadamente para Issei, cuando llegó hasta donde estaba Serafall, ella tomó su rostro entre sus manos. Sus ojos castaños se encontraron con los morados de la Maou, haciendo que el chico se quedara sin saber muy bien qué hacer o qué decir ante ese gesto desprevenido. Tuvo que agachar la vista debido a la diferencia de altura entre ambos.
—Issei-chan, sé que estas confundido y muy desorientado, y con razón. Pero deja que yo te explique todo a su debido tiempo, ¿Sí? Por ahora debes saber que eres mi Peón y ya no eres humano—dijo Serafall, intentando serenar a su nuevo siervo—Vamos, te presentaré a mis demás siervos.
—¿Tienes más?—su pregunta le sonó ridícula incluso a él mismo. ¿Era idiota? Le había dicho que era su Peón, así que seguramente se basaba en una especie de selección a través de las piezas de ajedrez. Era lógico.
—Sip. Pero no te pongas celoso, ¿sí?—bromeó Serafall. Ambos caminaban por los inmensos pasillos de aquel castillo, donde luego de bajar por una escalera, se encontraron con una gran sala digna de aparecer en películas medievales. Pero poseía un toque de modernidad que Issei no podía comprender.
—¡Chicos~~~! ¡Issei-chan ha despertado!—avisó Serafall, y al instante Issei notó como varios pasos provenientes de una habitación cercana se acercaban hacía donde estaban ellos.
—¡Serafall-sama! ¡Issei-san!—una chica pelirrosada se acercó a ellos con cierta alegría que luego pasó a ser timidez. Alzó levemente la mano como saludo.
—¡Jefa!—el chico albino miraba con una sonrisa divertida al par, encontrando graciosa la mirada sorprendida de Issei sobre su amigo león.
—Leviatan-sama—el imponente sujeto reverenció a su ama, arrodillándose. Issei miró con ojos abiertos a esa bestia parlante, que incluso en esa postura era más alto que él.
—¿Dónde está el resto~~?—preguntó de brazos cruzados Serafall.
—No lo sabemos, ya no estaban cuando despertamos—respondió el león.
—Bien, ¡Issei~~!—llamó ella, despertando de su sorpresa al castaño.
—¡Sí!—su voz sonó como un grito femenino que hizo reír a sus "nuevos amigos".
—Ellos son mis otros siervos; Shielder—la pelirrosa asintió—Shin—el albino soltó un "hola" mientras alzaba la mano—Y Lion.
—"¿Lion? ¿De verdad?"—se dijo internamente, mirando con una gota en la cabeza al hombre león.
—Faltan más, pero no sé dónde están así que te los presentaré luego. Ahora—poniéndose afligida, Serafall se tapó el rostro con ambas manos—Debo terminar el papeleo…te dejo a cargo de ellos tres para que te guíen en lo que necesites, nos vemos luego.
—¡Espera, Serafall…!—pero fue demasiado tarde ya que, para sorpresa del nuevo, Serafall Leviatan desapareció en una especie de círculo mágico que apareció debajo de sus pies. Lo último que escuchó decirle fue "¡Nos vemos luego, Issei-chan~~!".
Los cuatro siervos de la Maou se mantuvieron en silencio unos segundos, hasta que Shin se acercó a Issei y extedió su brazo, dándole la bienvenida.
—Soy el Caballero de Serafall, cuenta conmigo para lo que necesites. Aclararé tus dudas de ahora en adelante—dijo con una sonrisa.
—Gracias. Créeme, no son pocas, en primer lugar ¿Cómo es eso de la reencarnación y las piezas de ajedrez?—preguntó, apretando la mano del albino.
—Tranquilo, amigo. Primero desayuna algo y luego incluso te haremos un tour por todo el lugar. El Inframundo completo si quieres—dijo despreocupadamente, ignorando la cara de asombro del Hyodo.
—¿Inframundo dijiste?
—Sep.
—…¡¿Estoy en el Inframundo?!—no pudo más, la serenidad con la que intentaba mantenerse se fue por la borda al saber que siquiera estaba en la Tierra.
Shin suspiró con fastidio, pero comprendió su estupor. No cualquiera pasaba de ser un humano común y corriente a un demonio, siervo de uno de los cuatro Maous del Inframundo.
—Sígueme amigo, esta será una laaaarga explicación.
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Bueno, este primer capítulo es verdaderamente corto debido a que hay algo que tengo planeado y que no me dejaría continuar la historia, y es que necesito OC (necesitaba más siervos, y realmente me es difícil crear más). Si quieren enviar alguno, estaré agradecido ya que me ayudaran a avanzar con la historia.
Es muy fácil, solo deben completar esta ficha:
Nombre y apellido:
Edad (edad de su apariencia y real):
Apariencia (pueden incluir vestimenta) y Personalidad:
Pieza (Reina, Alfil, Caballero o Torre):
Especie (Caído, humano, youkais, etc):
Habilidad/Sacred Gear/arma (Nombre, y cómo se usa):
Breve historia de su pasado:
Relación con Issei (amigo, rival, interés amoroso, etc):
Algún dato que crean conveniente agregar:
O si prefieren, pueden recomendar alguno de sus personajes favoritos de otro anime (pero por favor, que no sean extremadamente poderosos, no me pongan Goku o Seiya).
¡Gracias por tomarse el tiempo de leer esto, nos leemos en el siguiente capítulo!