Derechos: Trama y algunos personajes son míos, por lo que me reservo su uso. Lo demás, ya saben de quién es.

Advertencia: el presente fic se considera WI?, debido a que no sigue al canon por estar relacionado con la Saga HHP, la cual fue escrita antes de la publicación de HP6 y HP7. Por lo tanto, no se aceptan reclamos por personajes y/o situaciones que Rowling jamás escribió.

El presente fic participa en el Reto de Aniversario "Lo bueno viene de a cuatro", del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".


Cuatro: Rey de tréboles.

Muchos en San Mungo se preparaban para el inicio del turno nocturno.

Los sanadores en prácticas, cuyo estatus a fin de cuentas seguía siendo el de estudiantes, no eran una excepción. Para ellos el procedimiento era más duro, incluso, pues iban y venían de Londres a Avalon, la isla mágica e inmarcable donde estaba emplazada la Escuela de Sanación de Reino Unido. Aún siendo magos, esos viajes podían ser desgastantes.

Terry entraba recién a cambiarse al vestidor de los sanadores, sinceramente agotado. Al fin podría irse a dormir unas horas, antes de marcharse a clases a toda prisa. De no estar cumpliendo su sueño, hacía mucho que habría desertado de una carrera tan demandante.

—Buenas noches —saludó alguien detrás de él.

Miró por encima de su hombro y se encontró con Terence Higgs. Movió la cabeza en señal de reconocimiento, al tiempo que se preguntaba a dónde habría ido Higgs. Según recordaba, también debía estar terminando su turno, pero desapareció un par de horas, según lo que le oyó a Lisa.

—Boot, ¿podría hablar contigo antes de que te vayas? Es sobre un caso.

A Terry le extrañó el tono usado por Higgs. No parecía el mismo que le oía cuando estaba en servicio, no completamente.

—¿Tiene que ser ahora? —inquirió a su vez, acabando de colocarse la túnica de calle azul marino.

—Sí. La paciente está citada a venir mañana, quiero que me asistas.

—¿Yo? Pero mañana estoy en Avalon…

—¿En serio? —por lo visto, Higgs no sabía aquello, pues hizo una mueca de fastidio antes de recuperar la compostura—. En ese caso, tendré que enviarle una lechuza y cambiar la cita.

—¿Por qué? No deberías retrasarlo. Volveré a tener turno hasta el fin de semana.

—Prefiero que estés presente cuando venga. Es… Es una vieja amiga del colegio. Tiene una herida de… Se la hicieron en Hogsmeade en el noventa y ocho.

Por la leve incomodidad de Higgs y esa vaga referencia, Terry supo que hablaba de alguien que estuvo cerca de Hogwarts cuando Voldemort cayó definitivamente. Asintió en silencio con la cabeza, aceptando lo sugerido por su colega.

—Gracias, te veo en la quinta en cinco minutos —Higgs se giró en ese momento, cambiándose la túnica de calle por la verde lima del hospital.

Terry aprovechó eso para abandonar el vestidor.

Pensar en la guerra no le era agradable. Todavía a esas alturas, cuando la rutina y la paz eran cotidianas, debía toparse con esporádicos recordatorios de uno de los periodos más oscuros vividos por los magos británicos. No importaba qué tan bien se hallaran ahora, había quienes seguían sufriendo; sin ir más lejos, él mismo cargaba con la pérdida de sus padres, asesinados en su propia casa en la madrugada del día de San Esteban, solo porque habían rechazado, cada uno por su lado, la oferta de apoyar al bando mortífago.

Meneó la cabeza de un lado a otro, solo un par de veces, haciendo a un lado el recuerdo. Nunca dejaría de doler el rememorar aquella escena, sangrienta y cruel, pero no debía dejar que lo atormentara. La guerra le había quitado mucho, sí, pero la había sobrevivido precisamente por sus padres, que siempre expresaron cuánto lo querían y qué tan orgullosos estaban de él.

—Terry —llamó una voz a sus espaldas.

Él se giró, pues había reconocido a la persona. Mientras que él había dado un estirón al cumplir los dieciséis años, ella había permanecido ligeramente más bajita que muchas de sus amigas.

—¿Qué pasa?

—Eso debería preguntar yo. Te llamé tres veces antes de que voltearas.

—Perdona, Lisa. Higgs tiene un caso en el que quiere que lo asista. Lo veré arriba para que me dé algunos detalles.

—¿En serio? ¡Qué bien! Debe saber lo bueno que eres, aunque estés en prácticas apenas.

Terry se encogió de hombros, sonriendo. Lisa siempre era así, buscando el lado bueno de todo, a veces incluso de lo que aparentemente no lo tenía.

—Te veo en casa, entonces —Lisa se paró de puntillas para darle un beso en la mejilla. Terry colaboró inclinándose un poco—. Dile a Higgs que no te demore demasiado.

—De acuerdo. Nos vemos.

Al ver alejarse a su mujer, Terry sonrió y siguió su camino hacia la quinta planta.

Había sido uno de quienes perdieron demasiado por culpa de la guerra, pero con el tiempo, había ganado algo que compensaba un poco ese dolor.

—&—

Y aquí la tienen, damas y caballeros, la viñeta final.

Quizá para algunos no tenga sentido, pero para mí, Terry Boot debía estar sí o sí en este fic, así que lo colé como representante de los tréboles. Como han leído, en mi canon mental le maté a los padres durante la guerra (el hecho lo describí en el longfic "En Primera Fila"), así que él, al igual que a Megan y a Verity, les fue muy mal en el régimen de Voldemort. Porque ese era el tema de las viñetas, si es que no lo habían notado: las consecuencias de la segunda guerra.

Siento que el resultado final ha sido confuso y más corto de lo que hubiera querido, pero fue lo que la inspiración dictó… y mi retraso crónico al terminar, pues estoy rozando la fecha de entrega (¿dónde quedaron esos tiempos en los que entregaba casi enseguida? Ni idea). Solo espero que les guste y en serio, tengan piedad de mí por lo que le hice a algunos de los personajes. Ya saben que la inspiración a veces es una ingrata.

¡Ah! Y por si alguien se lo preguntaba: el título del fic es por la mano más valiosa del póquer, la flor imperial (también conocida como "escalera real"), la cual se forma con las cinco cartas más alta del mismo palo. Como en el reto solo deben ser cuatro capítulos y era obligatorio uno por cada palo, las cartas que dan título a cada viñeta obviamente no forman una verdadera flor imperial; además, ¿una guerra realmente se gana? Como han podido leer, no siempre los triunfadores acaban bien (ni siquiera Fred, a quien dejé vivo pero tiene gente cercana que sufre). Espero haberme dado a entender.

Cuídense mucho y nos leemos en otra ocasión.