Hey! Arnold no me pertenece (AÚN 7U7), hace rato que no escribo así que estoy un poco otzidada.
Espero que la historia sea de su agrado y no olviden dejar Review 3 me encanta saber lo que piensan. Un saludo.

O-O-O-O-O-O-O

-¿Ya vieron lo rara que está Helga Pataki el día de hoy?- pregunté inquieta.

Era cierto. Helga había estado más que extraña, y ella era el tipo de chicas a las que no puedes denominar normales. Pero esta mañana no era el hecho de que actuara raro, como siempre. Hoy simplemente no era Helga.

Lila asintió con una mueca y Gerald frunció los labios.

-Rhonda, Helga es extraña, siempre. Hoy no es una excepción- le miré fastidiada.

-Por supuesto que es rara, pero mírala. Hoy está tan… ausente- terminé sin encontrar otra palabra. La rubia estaba mirando la ventana con distracción. Todos en el autobús cuchicheábamos intrigados por su situación. Todos excepto claro Arnold, pero es que es Arnold, el segundo de la lista de los raros.

No era en ningún plan macabro ni nada por el estilo. Solo que él tampoco podía autodenominarse el rey de los cuerdos. Lo que Helga y Arnold respectaba era la extrañeza en persona; pero de diferente manera, obvio. Arnold me caía bien, Helga, en cambio, no.

-¿Tú qué opinas Phoebe?

-No lo sé. A mí me pareciera que está algo triste, cosa que me extraña ya que ayer, la última vez que hablamos, parecía de un humor fantástico.

-¿Helga de buen humor?- repliqué- eso me parece difícil que creer, Phebs.

-No seas tan ruda con ella- suspiró Lila-. Puede que le hayan dado una mala noticia, o quizá es nuestra culpa por atosigarla en cuanto subió al camión. Igual creo que Gerald no actuó de la manera adecuada…

-¿YO?- casi gritó-. Lila, subió y me habló de cosas raras ¡A mí! No entendí ni la mitad de lo que dijo, pero no tenía que hacerlo. El papel de "mejor amiga que soporta su humor de perros" es de Phoebe, no mío.

-Quizá está confundida.

-Claro que lo está, para llamarme su mejor amigo tiene que haber perdido un tornillo- seguía quejándose Gerald.

¡Era de esperarse! Si Helga Pataki subiera el camión ésta mañana y de la nada me tratara como su mejor amiga yo también me quejaría a los cuatro vientos. No es que tenga algo en contra de ella pero en efecto ¡Lo tengo! Me ha hecho la vida de cuadritos las últimas semanas y no quiero imaginar qué tanto ha tenido que soportar Gerald como novio de su mejor amiga.

Lila y Phoebe le dieron una mala mirada y él se alzó de hombros. Como sea, cual fuese lo que tiene Helga Pataki, tendría que pasársele ¿Cierto? Es decir, es ella misma, el terror Pataki, quitando su mal humor de diario, es imposible que una mala racha le dure tanto tiempo ¿Verdad?

Entorné la vista, si quizá no estaba prestando atención a la conversación y a los rumores que estábamos por empezar a crear acerca de cómo es que quizá tiene una enfermedad terminal, la miraba. Pero no cómo es normal que él la mirara a ella, con un suspiro en los pulmones y la mirada cansada. Esta vez, Arnold parecía conmocionado. Sentía lástima, quizá hasta dolor el mirarla.

-Arnold, ¿Estás bien?- intervine.

Todos le miraron extrañados y él se sobre saltó. Asintió con la cabeza y se colocó los auriculares de nuevo, girando su vista a la ventana.

¿Había algo entre estos dos? Más importante, ¿Había algo entre estos dos que YO no supiera? Me enfurecí, quizá sí, quizá no. De cualquier manera lo averiguaría, tarde o temprano. Los chismes en Hillwood no tardan en oírse.

El camión se estacionó y la primera en correr escaleras abajo fue Helga, con el cabello colgando a los lados, y una media coleta tomada muy pequeña sujeta por el enorme moño rosa. Estructuré su ropa, un superpoder veloz que ya tengo implementado y me di cuenta de que tampoco era la misma. Llevaba un vestido blanco con un saco rosado y botas del mismo color. El cielo se veía blanco y gris, algo raro para ésta época del año.

Apenas me dio tiempo de reparar en eso cuando ella ya se había perdido con sus libros entre las manos entre la multitud de chicos frente a la entrada de la escuela.