Hola a todos, vengo con nuevo fanfic de Steven Universe para todos ustedes. Estaba algo insegura sobre la idea de escribir un AU (la primera vez que lo hago), pero aquí estoy con todas las ganas del mundo :). La idea tiene inspiración en el capítulo Same Old World, y me inspiré mucho con la imagen promocional de Lauren Zuke para Barn Mates. Esta historia será Lapidot por mi infinito amor a esta pareja, con apariciones estelares de otros personajes.

La historia será en primera persona y será contada tanto por Lapis como por Peridot sin seguir un orden en especial, será como se vayan dando los capítulos (aunque me esforzaré que se turnen) y me esforzaré para que su personalidad sea lo más apegada posible, no me gustaría salirme de ellas xD.

Si les gusta pueden apoyarme con un review, me haría muy feliz.


—Hemos arribado en Ciudad Imperio. Desabrochen sus cinturones de seguridad cuando el vehículo se haya detenido completamente. Gracias por elegirnos y que tengan una agradable estadía.

Abrí los ojos con lentitud al escuchar la voz del conductor por las bocinas del autobús y suspiré con cansancio. Desearía haber podido dormir un poco más, sentía que la cabeza me estaba matando pero no podía culpar al viaje, la noche pasada tuve muchos problemas para dormir, sobre todo por los nervios. Me tallé los ojos y miré por la ventanilla, sólo podía ver edificios y calles infestadas de autos y personas, todo era muy diferente a mi hogar haciendo que una sensación de miedo me invadiera, la mirada de orgullo que me dieron mis padres al despedirme la conservaba y no quería defraudarlos. Ahora que estoy en la gran ciudad tengo que esforzarme.

Me paré y bajé el equipaje que se encontraba encima de mi asiento. Cuando salí del autobús hice una mueca ante el olor pesado del ambiente, un aire contaminado, alejado del fresco aire de playa al que estaba acostumbrada. No recordaba la última vez que había estado aquí, pero sabía que había sido hace más o menos diez años. Era todo tan irónico, si alguien me hubiera dicho en ese momento que me mudaría a Ciudad Imperio no les hubiera creído nunca, después de todo la decisión de vivir aquí fue tan rápida y repentina.

Siguiendo los letreros pude llegar a la estación de taxis, donde tuve que esperar alrededor de una hora para que llegará mi turno; cuando finalmente llegó me acomodé en el asiento y le leí al conductor la dirección que me había dado el dueño de mi nuevo departamento…compartido. Honestamente, no me terminaba de convencer eso último, pero no tenía otra opción.

Hace unos meses concluí mis estudios en biología marina y me fijé un objetivo en el momento que salí de la universidad: trabajar en el acuario de Ciudad Imperio. Era basto y muy bueno, y, ¿qué mejor lugar para trabajar que ahí?, sería todo un sueño hecho realidad. Entusiasmada con la idea y con la aprobación de mis padres, decidí mudarme a la gran ciudad para intentarlo. Todo estaba decidido, trabajaría en una cafetería como barista para sustentarme en lo que conseguía el puesto de trabajo, me habían dado el visto bueno y empezaba mañana. El problema principal era dónde vivir.

Ciudad Imperio era conocida por ser una ciudad muy cara, además de enorme. Como un ángel caído del cielo, una mañana vi en el periódico un anuncio de una chica que buscaba compañero de departamento a un precio increíblemente barato y como si estuviera destinado, cerca del acuario y de una cafetería, en la cual finalmente, me aceptaron. Sin pensarlo dos veces llamé al dueño de los departamentos hasta que hice un acuerdo con él y cerramos el trato. Ciudad Playa, donde vivía, estaba algo lejos de Ciudad Imperio. El dueño insistió en que viera el departamento antes de aceptar el trato y de paso, que conociera a mi compañera de cuarto, pero no tenía suficientes recursos monetarios para hacer un viaje así. Mis padres vivían aunque de buena forma, humildemente, vivíamos a las afueras de la ciudad y teníamos un granero; no nos faltaba nada, pero tampoco nos sobraba nada. No quería que ellos me ayudaran de todas formas, quería hacer todo esto por mi cuenta, le expliqué al dueño y él entendió, sólo vi el departamento por fotografías…igual, no es que tuviera otra oportunidad como está, el precio valía toda la pena y para mi sorpresa, en las fotografías el lugar no lucía mal.

—Señorita, hemos llegado — Mencionó el taxista llamando mi atención. Saqué mi celular y miré las fotografías que me habían mandado, sin duda ese era el lugar, estaba feliz que al menos el día estuviera marchando bien…por ahora. Le agradecí por el viaje y me bajé junto a mi maleta de mano.

Inspeccioné el lugar con la mirada, era un condominio muy grande de color rojo, la entrada se veía bonita, las puertas lucían relativamente nuevas y todo estaba muy limpio. Girando a ver los alrededores, habían muchos árboles en la calle, algo que agradecía profundamente, se sentía un poco más a casa. Para mi sorpresa, el lugar era bastante tranquilo…mi primera impresión en general había sido buena.

Quizá mi única incomodidad de todo este viaje sea mi compañera de habitación…si no mal recordaba, se llamaba Peridot. Al hablar con el dueño del lugar, me comentó que el precio del departamento recaía en que tenía una sola habitación, por lo tanto, tendríamos que compartirla. Yo era hija única, así que no sabía lo que se sentía vivir con alguien más de mi edad, sobre todo, en la misma habitación. Ahora que lo pensaba, no le pedí información de la tal Peridot, ni siquiera tenía su número de teléfono...bueno, siempre puedo conocerla sobre la marcha. Tenía curiosidad por cómo sería, sólo espero que no sea una compañera de cuarto molesta y extravagante.

Tomé y exhalé aire para finalmente adentrarme en el condominio. Si por dentro lucía bien, estaba más sorprendida por el interior, era hasta cierto punto elegante, ¿así será todo en Ciudad Imperio?, no puedo creer que viviré aquí por tan bajo precio. Recuperé mi compostura y me acerqué a una chica que estaba limpiando cerca del elevador.

—Buenos días, señorita. Soy nueva en el condominio y me preguntaba si sabía dónde podía conseguir las llaves de mi departamento, quedé de venir hoy.

—Oh, en ese caso tu debes ser Lapis — Mencionó la chica con una sonrisa sincera —El dueño no se encuentra en este momento, pero me comento que vendrías, me dijo que dejo las llaves con tu compañera de departamento.

—¿Pero ella si se encuentra en casa en este momento, verdad? — Pregunté alzando una ceja.

—Descuida, Peridot casi nunca sale de casa — ¿Casi nunca?

—Gracias — Respondí con una sonrisa débil.

Me despedí y subí las escaleras hacia el cuarto piso. Las palabras de la mujer me despertaron una especie de curiosidad mayor hacia Peridot, no sabía en qué forma interpretarlas…incluso me empezaba a doler el estómago de los nervios. Al llegar busqué la habitación cinco, cuando la encontré con un poco de expectación y temor toqué el timbre.

Nadie abrió.

Volví a tocar el timbre y a esperar, repetí la acción durante aproximadamente quince minutos y me llevé una mano a mi cabello de manera frustrante, ¿acaso no me habían dicho que siempre estaba en casa? Estaba tan molesta, pero me sentía tonta por no pedir su número de teléfono primero. Mentalmente repasé que podía hacer hasta que se me cruzó una idea.

—Esto apesta — Dije para mí misma riéndome. Tomé el picaporte, lo giré y para mi sorpresa abrió, ¿es que esta chica no cerraba con llave?

Con un poco de timidez termine de abrir la puerta y realmente desearía no haberlo hecho. No tenía tiempo para maravillarme de lo espaciosa que era la sala porque el lugar estaba hecho un desastre. Mis ojos pasaron de los numerosos carteles sobre OVNIS en las paredes a las cajas de pizza y latas de refresco tiradas en el suelo, además de la enorme cantidad de basura. Había un charco en el suelo, como si hubiera una gotera o se le hubiera caído una jarra con agua. Tragué saliva, esto no lucía nada bien y definitivamente tendré una charla con Peridot.

Tratando de tranquilizarme seguí viendo la sala, tenía lo necesario: un juego de dos sillones y en el centro había una mesa de madera y cristal, frente a esta, había una televisión conectada a una consola de videojuegos que no pude reconocer…pero seguramente sería de Nintendo. En los alrededores habían unas mesas pequeñas, pocos muebles decorativos, una ventana cuya cortina roja estaba rota y cayéndose, y un estante de libros, donde al acercarme a ellos pude ver que eran sobre informática, física y matemáticas, ¿esa chica desordenada leía está clase de cosas?

Me abrí paso entre la basura con mis cosas y llegué a la cocina que estaba al fondo de la sala y era igualmente de un tamaño considerable. Aunque los aparatos lucían en buen estado, el lugar estaba peor que la sala: comida por todos lados, el lavaplatos estaba tapado y tenía encima una montaña de platos y vasos sucios, incluso había unos shorts que no quiero pensar en cómo llegaron ahí. En la mesa, al lado de la estufa, había un pez, creo que era lo único que estaba en buen estado.

Me senté en el comedor con frustración, ¿acaso no le habían dicho que vendría?, ni siquiera se tomo la molestia de limpiar. No quería ver más, pero aún así me paré y recorrí el departamento viendo las zonas que faltaban; había un pequeño lugar donde lavar y colgar la ropa, un baño, que tendríamos que compartir para mi desgracia, eso era todo, sólo faltaba revisar la recámara principal donde seguramente se encontraría Peridot. Acercándome a la puerta confirme mis sospechas, se oían ruidos, pero no podía escuchar de qué…al final, sólo abrí la puerta sin avisar. No pude ver el interior de la habitación, mis ojos estaban centrados en mi compañera de cuarto, ella estaba jugando videojuegos dándome la espalda, sentada en una silla de playa. En esa posición, sólo podía ver su cabello...su peinado se veía peculiar, era una especie de triángulo.

Al parecer notó mi presencia, porque giró levemente la cabeza sin voltear a verme. Continuó jugando unos segundos hasta que apareció una cinemática muy realista en la pantalla, ¿los juegos habían avanzado a ese punto?, había olvidado la última vez que jugué uno. Ella lo pausó y se paró repentinamente, haciendo que me sobresaltará.

—¡Lázuli! — Peridot se acercó hacia mí con una mirada…¿coqueta?, me guiñó un ojo y camino hasta quedar frente a mi —Vaya, tu cabello es azul, ¡te sienta tan bien!

—Ah… — No sabía que decir —Yo…

—¡Espera, espera! — Peridot sacó una grabadora, que se veía bastante vieja porque usaba cassette —Fecha de registro 7-1-6-2. Acabo de terminar la primera revisión del juego que me pidieron probar, no encontré ningún bug…sorpresivamente, o algún error en los aspectos básicos del juego, aunque definitivamente deben de mejorar la caída molesta de imágenes por segundo; por otro lado, finalmente llego Lázuli, es un poco diferente a como me la describió el dueño, ¡pero es aún mejor!, estoy muy feliz de que vayamos a vivir juntas…Peridot, faceta cinco — Finalizó Peridot con una sonrisa en su rostro mientras la dejaba la grabadora en la mesa y se giraba a verme con una alegría intensa.

La observé detenidamente, yo era un poco alta pero ella era realmente pequeña, tenía el pelo de color rubio, desordenado, piel pálida, y unos lentes que le cubrían gran parte de su rostro, escondiendo sus ojos esmeralda. Para gran desconcierto mío vestía unos shorts blancos con imágenes de alien, una playera holgada de color negro y unos calcetines blancos. Jamás imaginé que mi primer encuentro con ella de esta forma, sobre todo, que se viera…así.

—Eh… — No sabía que decir, desde que llegué al departamento todo había sido raro. Di un vistazo rápido a la habitación, si la sala y la cocina eran un desastre, definitivamente por la habitación había cruzado un tornado —Creo que ya lo sabes, soy Lapis…Lapis Lázuli, y viviré aquí a partir de ahora, un gusto.

—Un gusto, Lázuli — Era raro que alguien me llamará de esa forma, generalmente me decían Lapis, o quizá la sensación extraña que sentía era su voz pronunciando mi nombre, era de un tono bastante particular —Igualmente, creo que ya lo sabes, pero mi nombre es Peridot.

A pesar del estado deprimente del cuarto Peridot había tenido la suficiente consideración para dividir la habitación. Su lado era el izquierdo, tenía su cama, más posters de videojuegos y aliens, una repisa lleno de DVD's y figuras de anime, y cosas propias. Mi lado, el derecho, para fortuna estaba limpio y vacío, sin duda lo más ordenado de la casa; mis muebles que venían con la renta estaban ahí, además de la cama que compré por internet.

—Bien Lázuli, empecemos — Dijo Peridot mirándome con esa sonrisa que me estaba empezando a incomodar, me veía con expectación.

Después de mirarla unos momentos y de ver el lugar, suspiré.

—Esto no va a funcionar.

—Espera, ¿qué? — Dijo Peridot, totalmente confundida.


Espero que haya sido de su agrado, gracias por leer :).