Y llegamos ahora si al final de Arte y música, o por lo menos de la primera parte de lo que será esta trilogía.
Iba a dar un mega discurso de despedida, pero lo cierto es que no es necesario porque estaré regresando con la secuela en cuanto la tenga finalizada por completo, tome esa decisión ya que no quiero hacer esperar como lo hice con esta historia donde me tome dos largas pausas por motivos de… falta de tiempo y hype (culpa de Rogue One a Star Wars story) que fue tan intenso que me bloqueo. En estos meses hay algunas películas que espero y que estoy segura me van a bloquear y tardare en salir de eso… en fin que por eso mejor cuando tenga lista la secuela subiré un capitulo cada semana.
Actualmente la tengo al 60% así que no creo que tengan que esperar… no se… un año, pero si es probable que tarde un par de meses.
Lo que si quisiera es agradecer a algunas personas que me ayudaron a que esta historia terminara como; Yuki mi beta de ortografía que uso su poco tiempo libre para corregirme en un montón de cosas, Koneworld que me animo en dos momentos en los que casi dejo de escribir esta historia, a mi tocaya LynnS09 que me ayudo cuando tuve dudas con respecto a la historia y a Lentesitos porque sin ella me hubiese tomado medio año terminar este epilogo.
Bueno sin más que agregar me despido hasta la siguiente parte de esta historia :D
EPÍLOGO.
Nico ajustó la rodillera mecánica y flexionó su pierna para confirmar que la presión ejercida era la adecuada. El día anterior había asistido al hospital para que el traumatólogo evaluara su recuperación, por fortuna todo estaba en orden, e incluso iba mejor de lo esperado. A Maki le pareció una excelente noticia y no tardó en compartirla con sus amigas, quienes se pusieron de acuerdo para celebrar.
Nico se preparaba para la reunión, no tenía muchas ganas de salir, pero los días anteriores se había enfocado únicamente en pintar. Apenas tomaba algunos recesos para comer, dormir, o ir a terapia; por lo que sintió que ya era justo dedicar algo de tiempo a su pareja y amigas.
Con ayuda de sus muletas se puso de pie y avanzó cuidadosamente –pues aún no se acostumbraba del todo a necesitar apoyo al caminar– hasta salir de su hogar. Maki tenía el coche ya aparcado al frente, con el motor encendido y listo. Aseguró la puerta de la casa y caminó hacia el vehículo acompañando a Nico.
–Me alegro de que hayas podido salir temprano del hospital. –comentó la artista mientras la pelirroja se inclinaba para abrirle.
–También yo. –tomó la muleta que Nico le dio y la puso en el asiento trasero– Sobre todo porque Nozomi amenazó con atacarme por Line si no llegábamos a tiempo...
La pelinegra se recargó en el vehículo y le entregó la otra muleta a Maki– Algo así me comentó. –Tomó su lugar como copiloto, y en cuanto su pareja subió al vehículo le dio un beso– Conmigo se ha portado inusualmente bien los últimos dos meses.
–S-supongo que es por la operación. –la doctora ajustó el espejo retrovisor intentando disimular su sonrojo. Poco antes de la cirugía Maki le pidió a la astrónoma que mientras Nico se recuperaba –sabía que eso no la detendría– no le hiciera su tan acostumbrado bullying, que en su lugar podía molestarla a ella. Al ver que la pelirroja estaba dispuesta a tomar su sitio, pero sobre todo lo interesante que sería eso, accedió.
La doctora cerró la puerta y en cuanto se pusieron los cinturones de seguridad pisó el acelerador, esperaba que Nozomi mantuviese su promesa de no decirle sobre ese acuerdo a su pareja, resultaba demasiado vergonzoso para ella. Al parecer su reciente amistad con Umi comenzaba a afectarle.
–¡Nicochi! –exclamó alegremente Nozomi mientras abrazaba a su amiga, teniendo cuidado con las muletas– Maki-chan y tú son las últimas.
–¿Umi ya está aquí? –preguntó la pelinegra en cuanto la astrónoma la liberó– Me había dicho que tenía una reunión con su editora y que posiblemente llegaría tarde.
–Así fue, pero al parecer sólo la citaron para darle una buena noticia. Incluso trajo una botella de vino.
Las tres caminaron hasta la sala, donde ya se encontraban Eli, Kotori y Umi. En la mesa de centro había tres cajas de pizza, vino y algunas gaseosas. Nico seguía sorprendida por no haber sido obligada a cocinar como en todas las reuniones que organizaban, y muy segura de que Nozomi no estaba siendo considerada con ella por su reciente operación. Aunque realmente no le importaba mucho el motivo de su amiga para no torturarla, planeaba disfrutar cada minuto de descanso.
La artista tomó asiento junto a Umi y Kotori, dejando espacio para Maki, esta se sentó a su lado luego de hacerse cargo de las muletas.
–Umi, a mis padres les gustó mucho tu novela.
–Me alegra saberlo. Sé que en varias ocasiones les consulté que debía o no poner en ella, pero aun así me sentía un tanto nerviosa.
–¿Pero qué pasa con ese título? –preguntó la pelirroja– No te parece que es demasiado…
–Cursi... –murmuró Nico recibiendo un codazo de parte de Maki– ¡Oye!
–Fue una sugerencia mía. –interrumpió Kotori– Porque no sólo se trata de una novela que narra los delitos de un loco, también es una linda historia de amor.
Las mejillas de Nico y Maki se tiñeron de rojo, de la misma manera que la primera vez que leyeron sus respectivas copias de –Sekai wa Anata no Iro ni Naru– la novela de Umi. Al principio se sintieron un poco incómodas sabiendo que muchas personas leerían su historia; pero al final terminaron por aceptarlo. El trabajo de su amiga era tan bueno que valía la pena soportar miradas curiosas, e incluso una que otra pregunta de sus conocidos sobre la fidelidad de lo relatado en la novela a lo sucedido.
–B-bueno, que fuese idea de Kotori tiene más sentido. –comentó Maki.
–Por cierto, también estamos celebrando eso. –dijo Eli dejando unas copas sobre la mesa y tomando la botella de vino a la que retiró el protector– La editora de Umi dijo que en un par de semanas se va de gira para promocionar su nueva novela. –tomó el sacacorchos que Nozomi dejó en la mesa junto a las cajas de pizza y abrió la botella.
–¿Cuánto tiempo te irás? –inquirió Nico mientras observaba cómo el líquido de tono granate era hábilmente servido en las copas frente a ella.
Umi consultó algo en su celular y respondió–Tres o cuatro meses.
–Ya veo. Cuando regreses estaré completamente recuperada. –aseguró la pelinegra– Aunque si vuelves en cuatro meses es probable que no logremos vernos enseguida.
–¿Por qué?
–Tendré una exhibición en Nueva York, y como Maki está por comenzar con su especialidad, sus padres nos dijeron que aprovechemos a vacacionar.
–Creí que no querías exponer nada por ahora. –interrumpió Nozomi inclinándose para obtener su copa al igual que la rusa.
–Eso pretendía, fui sincera y les dije que mis más recientes obras eran de un estilo muy diferente al que usualmente tengo y que no me sentía muy segura de ellas. Pero insistieron en ver mi trabajo, pidieron que mandara algunas fotografías y les gustaron, recibí buenas críticas por parte de los organizadores del evento así que las llevaré.
–Nozomi y yo te dijimos que eran buenas. –comentó Eli acomodándose en uno de los muebles disponibles mientras le daba un sorbo a su copa de vino– Maki también lo hizo.
–Al igual que nosotras. –protestó Kotori mientras tomaba la mano de Umi y le hacía un puchero a Nico. La escritora sólo logró asentir con la cabeza mientras sentía el calor inundando sus mejillas.
–Sí, sí. Todas me lo dijeron. –Nico sonrió– Mi familia también lo hizo, pero todos ustedes me quieren, así que no sabía si era cierto o sólo lo decían por tratar de animarme. Pero creo que la próxima vez no voy a dudarlo. –Extendió su mano a la mesa para tomar una de las copas que aún no tenían dueño.
Kotori imitó la acción de su amiga, pero además del vino tomó una botella de Ramune para Umi –sabiendo que prefería no beber alcohol si debía conducir–. Nozomi pareció recordar algo y le pidió a Eli acompañarla a la cocina. Cuando regresaron la astrónoma traía consigo una botella de champagne y Eli copas extra.
–Se supone que estamos celebrando, y creo que es un buen momento para abrir esto. –Retiró el papel aluminio y el seguro de alambre de la sudada botella de vidrio, que revelaba haber estado en refrigeración– Sé que Umi-chan y Maki-chan son conductoras designadas por hoy, pero eso no significa que no puedan beber un par de tragos sólo para brindar en tan especial ocasión.
Eli le pasó el sacacorchos a Nozomi pero esta negó con la cabeza, alegando que lo divertido de abrir una botella de champagne era hacerlo con la manos; sujetó con firmeza la botella por la mitad y con la otra mano la tomó del cuello, ejerciendo presión con el pulgar para que el corcho saliera, pero no pudo hacerlo a la primera, fue hasta su tercer intento que el tapón salió disparado. En algún momento la astrónoma había inclinado la botella, por lo que el corcho en lugar de volar sobre las invitadas casi impacta a una de ellas.
Gracias a los increíbles reflejos que Umi desarrolló en el dojo de su familia su reacción fue instantánea, y rodeando a Kotori con su brazo la atrajo hacia ella, evitando el impacto del corcho. La escritora no tardó en fulminar con la mirada a Nozomi y esta se disculpó enseguida, rápidamente Nico y Kotori comenzaron a bromear sobre el suceso para aligerar el ambiente, consiguiendo que sólo pasaran unos minutos para que se olvidaran del casi "homicidio" de la diseñadora y continuara la fiesta.
Kotori observó la interacción entre sus amigas y sus respectivas parejas sintiéndose un tanto celosa. Observó a Umi y se preguntó si algún día ellas lograrían tener una relación tal como sus amigas. La escritora les contaba sobre su anterior gira, y eso le recordó a la castaña que lo más importante para Umi en esa etapa de su vida era su carrera. Si quería que su amistad diera el siguiente paso, tendría que ser paciente y esperar. Soltó un pesado suspiro al recordar que llevaba varios años haciéndolo. Aquello llamó la atención de sus amigas quienes le preguntaron si se encontraba bien, provocando que Kotori cambiara de inmediato su semblante a uno más alegre para no preocuparlas –lo que era normal en ella–.
En algún punto de la celebración Eli se había excedido de copas y comenzó a decir incoherencias, al principio fue divertido, pero entonces, ella y Nozomi comenzaron a ponerse demasiado cariñosas entre sí, y el resto llegó a la conclusión de que era hora de marcharse y darles privacidad. Una vez estuvieron en la acera, ya habiéndose despedido de las anfitrionas y recogido todo, las cuatro caminaron hacia los dos vehículos estacionados en la calle.
–Bueno, me dio mucho gusto haber sido capaz de verlas hoy. –dijo Umi a Nico y Maki– Estaré bastante ocupada poniendo en orden algunas cosas antes de irme, y no creo que podamos volver a reunirnos antes de eso.
–Entonces diviértete –dijo Nico mientras Maki caminaba hacia el auto para darle la vuelta–, pero no descuides mucho a tus amigas.
La escritora negó con la cabeza– Debería decir lo mismo. Pero descuida, estaré en contacto con todas por Line.
Maki bajó del vehículo y abrió la puerta del copiloto para Nico, esta se recargó en él y le pasó las muletas a Maki– Espero que así sea.
–Yo iré a visitarlas en estos días. –avisó Kotori– Tengo algunos diseños que quiero mostrarte.
–De acuerdo, que descansen. –respondió la artista para luego meterse al auto y cerrar la puerta.
–Vayan con cuidado, y mucha suerte en tu viaje Umi –se despidió Maki y tomó su lugar tras el volante.
Umi y Kotori vieron cómo la pareja se alejaba. La castaña observó desaparecer el vehículo de sus amigas en la esquina, y suspiró pesadamente. Posó su mirada en la mujer a su lado y después de unos segundos la desvió al suelo. La escritora hizo un repaso mental de todos los arreglos que debía realizar antes de su viaje, esperaba no tener que molestar a Honoka o Kotori para que le ayudasen. Observó a la castaña y la notó cabizbaja, con la mirada perdida y una expresión que le hizo olvidar sus preocupaciones y enfocarse en ella.
–¿Pasa algo? –preguntó Umi preocupada.
Kotori levantó la mirada de inmediato y negó con la cabeza aún dudando de si había escuchado bien la pregunta, pero improvisó rápidamente una respuesta que esperaba fuese lo suficientemente creíble–No es nada, sólo pensaba en los diseños que debo entregar en unos días.
Umi, aunque se dio cuenta de la mentira, prefirió no decir nada al respecto, tenía mucho por hacer y muy poco tiempo para ello; además estaba segura de que si se trataba de algo grave, su amiga se lo diría– Bueno, siendo ese el caso –la escritora señaló su auto– creo que es momento de irse.
La diseñadora asintió con la cabeza. Entraron al vehículo y Umi encendió el motor en cuanto ambas tuvieron puesto el cinturón de seguridad. Verificó que los espejos laterales estuviesen en el ángulo adecuado y cuando se centró en el retrovisor frontal, se percató de que metros atrás había un viejo automóvil negro. Era un clásico, pero no se veía en la mejor condición, le pareció que se trataba de un Mazda; no era la primera vez que veía uno de ese tipo en la ciudad, por lo que no le dio mayor importancia y se limitó a hacer un gesto de desagrado al imaginar la cantidad de esmog que generaba al circular. Condujo en reversa apenas unos segundos antes de tener que meter el freno, ya que aquel auto arrancó de la nada y pasó a gran velocidad casi chocándolas por detrás.
–Diablos... –murmuró Umi por la brusca sacudida que dio su coche al frenar de repente, observó al automóvil alejarse velozmente y muy al contrario de lo que pensó, no era una fuente de contaminación– ¿Cómo es que otorgan licencias a ese tipo de personas?
Para la castaña, que sabía que su amiga rara vez hacía ese tipo de comentarios o expresiones de molestia, le pareció gracioso, y no pudo evitar reírse.
La escritora sin poder evitarlo también comenzó a reír, aunque intentó protestar entre risas– ¿Qué te parece tan divertido? –Reanudó la reversa mientras vigilaba en el espejo que no se fuese a atravesar nadie más.
–Nada, nada. –Kotori agitó su mano mientras mantenía su dulce sonrisa.
Umi se detuvo nuevamente, cautivada por la mujer frente a ella, hasta que fue interrumpida por una tímida voz. –U-umi-chan... ¿estás bien? –La escritora emergió de su trance y terminó de salir del cajón del estacionamiento. –Sí... no es nada.
Puso la palanca de cambios en primera mientras recordaba la conversación que había tenido un par de días atrás con Eli y Maki; hablando sobre sus relaciones le hicieron darse cuenta de la diferencia entre lo que sentía por sus dos amigas de la infancia: con Honoka era algo más fraternal, mientras que con Kotori... las cosas eran un poco confusas para ella. Cuando se lo dijo a la rubia y a la pelirroja, estas le hicieron prometer que dedicaría un tiempo a analizarlo, pero sentía que en ese momento tan complicado y a veces estresante de su vida, no sería lo mejor. Ya tenía demasiado en qué pensar, quizá cuando regresara de su viaje tendría la mente despejada y las cosas serían distintas.
Umi le dedicó una cálida sonrisa a Kotori, quien seguía observándola. –Bien, es hora. –Volvió su vista al frente y pisó el acelerador para emprender por fin su camino.
*Sekai wa Anata no Iro ni Naru/ El mundo se tiñe de tu color.