Capitulo final! Wiiii! Esperare sus comentarios, pero mas importante, espero que lo disfruten :3


-¿Por qué tuviste que decirle eso Gaz, por qué?-Se quejó el muchacho justo después de que la cena se hubiera acabado.

-Era mejor tarde que nunca.-Respondió ella con la mayor tranquilidad del mundo.

Dib por el contrario tenía muchos nervios, se veía tenso y no dejaba de dar vueltas por la sala mientras meditaba su situación y le hablaba a Gaz de manera acelerada.- ¿Tienes idea de cómo se pondrá papá si sabe de mi relación con Zim?

-No. Pero sería interesante averiguarlo.-La chica solo estaba sentada en el sofá viendo a su hermano yendo de un lado al otro.- ¡¿Quieres dejar de hacer eso?! Me causa dolor de cabeza verte así.

-¿Ah, sí?-Pregunto con sarcasmo.-Pues toléralo. Gracias a ti, estoy como estoy, y de seguro a ti tampoco te va a para ese dolor de cabeza hasta que yo me calme, lo cual no ocurrirá.

-Tienes que calmarte, y más te vale.-Dijo ella.- De seguro no es tan malo como piensas.

-Gaz, por favor. Nuestro padre es un hombre de ciencia. ¿Qué crees que me dirá si se entera de que mantengo una relación con Zim?

-¿Lo dices por el hecho de que es un alíen o por el hecho de es del mismo sexo que tú?

-¡Por ambas cosas!

-Pues entonces debiste pensártelo mejor antes de enamorarte de él.

-Uno no elije de quien se enamora ¿Sabes? Simplemente te enamoras y ya.

- Pfff…eres tan patético. Mejor me voy a dormir.

-Claro, tú si puedes estar tranquila, pero yo no…

-¡Eso me importa un bledo!-Espetó llena de enojo.- Afróntalo Dib, el que papá conociera a Zim tenía que pasar alguna vez.

La chica subió a la planta alta, dejando a Dib completamente solo, mientras él seguía con los nervios de punta, pensando en lo que podría pasar para el día de mañana.

Al día siguiente, muy temprano por la mañana, aun cuando ni asomaban los rayos del sol, Zim recibió una llamada de la cual su computador le puso al tanto.

-Muéstrala en el monitor principal.-Ordenó él.

Su computador le obedeció al instante, y Zim pudo ver que se trataba de su compañero Skoodge quien se comunicaba desde su base en Blorch.

-Zim, te tengo buenas noticias. He estado monitoreado el trayecto de mi voot, desde que salió de Blorch hasta su llegada a la tierra y todo marcha a la perfección.

-Sí, lo sé Skoodge, Zim también se ha puesto al tanto de esa parte.-Le dijo.

-Oh Zim, solo mírate, has cambiado mucho.-Dijo Skoodge con tono lastimero por su amigo.-Pero no te preocupes,-Se animó.- porque de acuerdo a mis cálculos, si el voot sigue el mismo curso y velocidad que ahora, entonces llegará a la tierra para este mismo día, al anochecer.

-¿E-en serio? ¡Esas si son noticias Skoodge!...-Se alegró Zim.-Pero…-Al decir esto, las facciones de su cara parecieron cambiar de mostrar felicidad, a mostrar preocupación.

-¿Pero…? ¿Zim, que te pasa?

-N-no sé. No se…si realmente quiera volver a ser un irken…

-¡¿Qué dices?!-Skoodge se sorprendió ante tal comentario y empezó a hablarle a Zim en tono exasperante.- ¡Zim! ¡He hecho un esfuerzo muy grande por ayudarte, y ahora vienes con esa tontería!

-¡Skoodge, cálmate!-Se adelantó.

-¿Cómo quieres que me calme? ¿Por qué de repente dices eso? Al principio te urgía volver a la normalidad.

-Sí. Pero…sucede que…-No pudo seguir hablando porque desde donde estaba escucho golpeteos en su puerta principal de la base. –Espera un segundo.-Le dijo al otro irken mientras le haca una seña con la mano de que aguardara un poco.- ¡G.I.R.!-Le grito a su unidad S.I.R.; esta no tardo mucho para aparecerse en el laboratorio.

-¡Amo!, ¡Amo, hoy es nochebuena! Estoy poniendo el arbolito de navidad.-Dijo con alegría el pequeño robótico.

-Eso no es importante G.I.R. Solo te digo que debiste haber atendido a la perta si sabes que están tocando.

-Ooooohhhh….-Exclamo.

-¡Ve y hazlo!

-¡Si señor!-El robot volvió por donde llego y se fue a cumplir el mandato de Zim.

-¿N-nochebuena?-Pregunto Skoodge una vez que G.I.R. se alejó, debido a que él también escuchó lo que había dicho.

¿Hmm? Oh si, "nochebuena"-Repitió Zim, haciendo comillas con los dedos en esa última palabra.-Es una tonta celebración de los humanos que se hace para anteceder a la navidad; o sea, que la nochebuena se celebra un día antes.

-Ya veo. Pero por favor escúchame bien, Zim; no puedes retractarte de volver a ser irken, eso es lo que eres. Y volverás a serlo hoy mismo, al parecer, en la celebración de la "nochebuena"

-Si Skoodge…lo sé…

-¡Mary! ¿Vienes a ver al amo?

-Así es. ¿Puedo pasar?-Pregunto el chico con tono de inquietud.

G.I.R. sonrió, se hizo a un lado y le dejo a Dib el paso libre para que entrara.

-El amo subirá a la casa en un rato.

-Entonces lo espero.-En lo que estuvo esperando a Zim, Dib observaba entretenido el árbol de navidad recién puesto por G.I.R.

Con muchas lucecitas, esferas, y demás adornos. Se veía espectacular.

Al poco tiempo, Zim ascendía desde su laboratorio a la cocina por medio de la plataforma oculta por el bote de basura. No lucia con muchos ánimos a pesar de que lo que Skoodge le conto era para que se alegrara.

-¡Zim! Aquí estas; necesito hablar contigo.

-¿Dib?-Pregunto con voz decaída.- ¿Por qué vienes a la base de Zim tan temprano?

-No pude dormir.-Dijo él.-Y necesito contarte algo.

-¿Ah sí? Bueno…Zim también tiene algo que contarte. Pero antes… ¿Podríamos?...Tú sabes…-Sus mejillas se pusieron cloradas.

-¿Qué?-Preguntó Dib confundido.

-¡Lo de la otra vez!

Pensó algunos instantes. Al notar las facciones avergonzadas en la cara de Zim, Dib pudo adivinar a que se estaba refiriendo.- ¿E-en verdad? ¿Quieres hacer eso ahora? Creí que tenías algo importante que decirme.

-Sí, pero puede esperar. Zim acorto la distancia que los separaba y al final Dib ya no tuvo hacia donde moverse debido a la cercanía del contrario. El más bajo se puso en puntillas para alcanzar los labios de Dib, a tomarle por la gabardina y a darle un beso que a poco empezaba a ponerse más demandante. Muy a su pesar, Dib tuvo que poner las manos en los hombros de Zim para alejarlo unos cuantos centímetros, por realmente el también quería besarlo, pero por lo que había ido hasta su base era también muy importante.

-Zim, espera. Espera un momento.

-¿Tú no quieres hacer esto?-Pregunto Zim, decepcionado por las acciones del otro.

-Claro que quiero pero, necesito hablarte antes que nada.

-Entonces habla.-Concedió Zim.

-Zim, lo que ocurre es que mi padre quiere conocerte.-Dijo Dib muy nervioso.

-¿A mí?

-Sí. Oh…bueno…él…él piensa que tú eres una chica.

-¿Y por qué tu padre pensaría eso de Zim?-Preguntó con enojo.

-Es que no está muy bien enterado de la situación. Piensa que eres una chica porque no le he dicho que eres todo lo contrario. Y eso es algo malo.

-¿Por qué?

-Porque…puede que se enfade mucho conmigo por no decirle antes que…me gustan los chicos…o los aliens…

-…Espera… ¿Estás diciendo que te avergüenzas?... ¿Te avergüenzas de Zim por ser lo que realmente es?

-¿Qué? ¡No! Yo no quise decir eso, no me estas entendiendo. No tiene nada de malo que seas un alíen. Es que…simplemente, la sociedad de aquí no ve muy bien la relación puede existir entre dos chicos, y me temo que mi padre sea del montón.

-Dib…lo siento.-Se disculpó.-E verdad Zim lo lamenta…

-No te disculpes…

-Espera, no me dejaste terminar. Quise decir que lamento que tu padre vaya a enfadarse contigo porque…Zim es un irken en verdad. Todo lo que viví mientras sea humano, va a ser solo pasajero. Pronto me llegara la cura y volveré a ser un alíen. Y si eso pasa, entonces a tu progenitor no le va a gustar nada. Por eso no me gustaría que nadie me conociera, solo ocasionaría problemas…

-Zim no digas eso. No importa lo que seas, yo siempre te voy a amar.

-¿Entonces realmente no importa lo que tu papá piense?

Dib ya no supo que responder a eso. Por un lado, lo que su padre opinara le era importante, pero por otro lado, él también podía decidir que quería, y lo que quería era estar con Zim, y eso ni su padre se lo tenía porque impedir.

-Zim… ¿Volverás a ser un irken?... ¿Para cuándo?

-Para hoy mismo, cuando anochezca. Por eso lamento defraudarte, pero ni tu padre ni yo podemos conocernos.

Dib se mostró decepcionado.- ¿Esto era lo que tu querías decirme?

-Sí.-Le dijo sintiéndose algo incómodo.

-E-está bien. Yo entiendo. Y…y está bien, me alegra de que pronto vuelvas a ser irken; si eso te hace feliz, claro que a mí también me hace feliz.

-Sera mejor que te vayas.-Dib por un momento pensó que Zim estaba molesto, pero luego vio que no lo estaba echando de la base de una mala manera, sino que más bien, Zim se notaba triste cuando se lo dijo. Él por su parte ya no menciono nada, y salió del lugar con cierto aire de decepción.

Dib llego de vuelta a casa, y se sorprendió al ver a su hermana levantada. Apenas y habían dado las siete de la mañana, pero Gaz siempre se despertaba quizás hasta las diez o diez y media.

-¿Dónde estabas?-Pregunto a chica, igual se le veía molesta y Dib no supo si se debía a que se preocupó por él o solo porque se levantó tan temprano.

-Salí a caminar un rato.

-¿Con este frio?-Inquirió ella, alzando una ceja.

-Es por eso que me abrigué. ¿Y qué haces tú despierta a estas horas?

-Es nochebuena, tonto; debo ir al supermercado a comprar el pavo. Si no lo hago ahora, más tarde ya no quedara ninguna pieza. ¿Quieres venir?

-Estoy algo cansado, pero ayudare a rellenarlo cuando regreses.

-Más te vale. Cocinar ese pavo será lo más difícil. Gaz tomó su chaqueta del perchero junto a la puerta y se fue.

Dib por su parte comenzaba a sentirse agotado de no haber podido descansar la noche anterior y se subió a su recamara a dormir un rato.

Se despertó tiempo después al escuchar que su hermana estaba de regreso. Miró su reloj y apenas eran las ocho. Solo pudo descansar una hora que quizás de nada le sirvió porque seguía sintiéndose cansado.

Fue a ver a Gaz justo cuando ella se preparaba para lavar el enorme pavo que había comprado.

-Será mucho pavo ¿No crees?-Pregunto él desde el umbral de la entrada a la cocina.

-Es el más grande que conseguí. Una mamá gorda estuvo a punto de arrebatármelo de las manos si no es que le doy un puñetazo en la cara y salgo corriendo. Y ya apúrate, tú lo vas a rellenar con las pasitas.-Dib con algo de pereza, cogió las pasitas sobre la mesa y empezaba a analizar en qué puntos podría comenzar a rellenar; y Gaz le continuaba hablando.-Cuando estaba en las cajas pagando, me pareció haber visto a Zim…

-¿Zim?

-Sí. Lo vi cuando salía del supermercado, y parecía que había comprado algo también.

-¿En serio? Me pregunto que pudo haber comprado…

-Quizás un regalo…

-¿Tú crees?...

-Sí, Debe ser algún regalo para ti.

-N-no, tal vez no…Escucha, más temprano cuando te dije que había salido a caminar, en realidad fui a verlo, le dije sobre lo de que mi padre quería conocerlo y…no sé…se puso medio raro. Además, también me conto de que volvería a ser un irken hoy mismo.

-¿De verdad?

-Para cuando anochezca, y por eso me dijo que no vendría…. No quiere que mi papá lo vea.

-Quien sabe, con eso de que estoy segura de que te compro algo, tal vez y si venga…

Los hermanos Membrana se pasaron todo el día preparando la cena para esa noche; aunque Dib sospechara, y estaba casi seguro de que Zim no estaba dispuesto a conocer al Profesor Membrana, aunque sea hizo el esfuerzo por recibir a este último muy cordialmente para cuando llegara, y pasar una linda nochebuena, solo entre ellos tres.

Tiempo después su padre llegó a la casa, y como era habitual en él, seguía vistiendo aquella bata de laboratorio que nunca se quitaba.

-Creí que vendrías un poco más formal…-Comentó su hija.

-Me hubiera gustado princesa, pero tengo que volver al trabajo después de esta cena y me temo que no los volveré a ver hasta dentro de una semana.-A Gaz no le gusto oír eso, y hasta podrá decirse que se desanimó un poco. El Profesor les dijo a sus hijos que se sentaran a la mesa para empezar a cenar el pavo.-Dib, hijo, haznos el honor de ser tú quien parta el pavo primero ¿Quieres?-Preguntó al momento de pasarle el cuchillo.

-Claro.-Dib tomo el cubierto y cuando estaba a punto de cortar la cena, su padre interrumpió una vez más:-Por cierto, me parece recordar que falta alguien aquí con nosotros…-Miro al chico con mirada picara.

-Ohh…v-veras papá…creo que solo seremos nosotros porque…-El sonido del timbre no dejo a Dib terminar lo que decía. Volteo mirar a Gaz algo sorprendido y ella le devolvió una mirada indiscreta como diciéndole "Te lo dije".

-Mmm…me pregunto quién será.-Sonrió el hombre mayor.-Iré a abrir…

-¡¿Qué?!...Oh, no papá, no te molestes, yo abro.-Dib se levantó de su lugar con mucha prisa e intentaba convencer a su padre de que se quedara sentado. Se apresuró hacia la puerta y cuando estuvo frente a ella, giro el picaporte muy lento hasta asomar la cabeza y ver hacia afuera.

-Hola Dib…

-¡¿Zim?!...Yo…yo creí que tú…

La voz de su padre se escuchó a espaldas de Dib. Cuando miró, el Profesor ya estaba detrás de él, ansioso por ver quien había llamado a la puerta.- ¿Quién es, hijo?-Al observar a Zim pregunto con curiosidad.-Oye ¿Quién es tu amigo?

-¡Yo soy Zim!-Dijo este con entusiasmo.-Y estoy aquí porque…

-¡Huele a pavo!-G.I.R apareció de improviso junto a Zim y vestía su disfraz de perro.- ¡Quiero pavo!-Irrumpió dentro de la casa y corrió hasta la cocina para ver qué encontraba para comer. Acompañando a Zim, también estaba MiniAlce, quien siguió a G.I.R sin importarle mucho que los Membrana estorbaran para dejarlo pasar. El Profesor miro a las "mascotas" de aquel chico, y luego le preguntó:

-Bueno Zim, que bueno conocerte ¿Quieres entrar tú también?-Después de que Zim hubiera asentido con la cabeza, se hizo a un lado y le dejo el camino libre para después cerrar la puerta.

Dib por su parte no salía de su asombro por ver a Zim en su casa, y más porque seguía sin ser irken aun. Pero después de todo sí había venido, y eso le dio gusto.

Cuando volvieron a la cocina, Zim estaba intentando alejar a G.I.R del pavo para evitar que se lo comiera, mientras que Gaz hacia lo mismo con MiniAlce.-Tranquilos, creo que este pavo alcanzara para todos, no se desesperen.-Dijo el adulto. Al final él fue quien tomo el cuchillo y partió rebanadas para cada uno. Al final G.I.R y MiniAlce se fueron a ver la televisión con las barrigas llenas.-Y dime Zim.-Comenzó el Profesor.- ¿Eres amigo de mi hijo?

-Lo soy.-Respondió.

-Sí ¿Y desde cuándo?

Zim se quedó meditándolo un rato.-Desde hace mucho.-Le dijo.

-¡Oh, pero claro! Ahora que recuerdo, yo ya te he visto antes. Eres ese chico extranjero del que Dib siempre está diciendo que es un alíen, y esas cosas.

-¡Papá, eso no es cierto!-Reclamo el muchacho.

-Bueno, tal vez ahora no, hijo. Últimamente ya no has hecho comentarios de ese tipo, pero antes lo hacías muy frecuentemente. -A Zim no pareció agradarle ese comentario.-Cuéntame, ¿Qué hiciste para que tu enfermedad de la piel desapareciera?

-Con los medicamentos, ya sabe.

-Claro. ¿Te confieso algo? Yo hubiera podido ser quien te curara de esa enfermedad, eso si así tú lo hubieras querido. Con tu permiso y el de tus padres. Pero en fin,-Concluyó el Profesor.-Me alegra que ahora ya estés sano y que se lleven bien ustedes dos.

Después de aquello, ya nadie menciono nada durante el resto de la cena, ni siquiera Gaz; la cual Dib pensaba en que sería la primera en abrir la boca y contarle a su padre todo lo que había entre Zim y él.

Zim en todo momento procuraba comportarse lo más educadamente posible frente al padre de Dib. Pedía una servilleta, si es que la necesitaba, la pedía por favor y cuando la recibía, daba las gracias. Amablemente también pidió otra pieza del pavo y siempre la agradecía. Elogiaba lo delicioso de toda esa comida, y por último, cuando se le apeteció un vaso de agua, él mismo se levantó y se sirvió; y debido a todos estos buenos modales, el Profesor Membrana quedo maravillado con la presencia de ese agradable muchacho; ya casi ni quería dejar que Zim se fuera. Pero el tiempo e les fue volando. Para cuando miraron el reloj ya eran las diez de la noche.

-Se me hace tarde para el trabajo, ya debo irme.-Se excusó el Profesor.-Zim, fue un gusto tenerte aquí con nosotros en la cena.-Se despedía de él con un agradable apretón de manos que Zim aceptó con gusto.- No olvides que si quieres puedes volver a visitarnos en la casa cuando quieras, y si necesitas ayuda científica, acude a mí. Normalmente me encontraras en mi laboratorio.

-Así lo hare.-Fue su respuesta.

El Profesor estaba a punto de partir, no sin antes susurrarle algo en el oído a su hijo:-Cuida bien a Zim, él es un buen muchacho.-Le dio unas cuantas palmaditas en el hombro y se marchó.

Zim llamo a G.I.R y a MiniAlce para que dejaran de ver la televisión; ellos también debían regresar a la base.

-¿Seguro de que no te quedas?

-No, Zim también tiene cosas que hacer.

-Deja que te acompañe.-Pidió Dib.

-Vamos.-Cuando Dib abrió la puerta, rápidamente se dio un golpe mental: Por poco y se le olvida algo importante.

-Espérame aquí un segundo ¿Sí?-Regreso adentro y subió a su cuarto. Buscó entre su armario hasta que pudo encontrar el regalo de su hermana; aquel GS que compró hace varios días, envuelto con papel morado y moño negro. Bajo con ella con el obsequio tras su espalda, y cuando vio el momento oportuno se lo mostró. Ella de igual forma le tenía un regalo. Era una cámara fotográfica, la más moderna hasta ahora, ya que Dib había estropeado la suya hace unos meses atrás por un accidente.

-Dib…-Gaz quería decirle algo antes de que Dib se fuera.- ¿Ves? ¿Qué te dije? No estuvo tan mal como creías…

-Sí, tienes razón Gaz. Papá reacciono muy bien con Zim.-Sonrió.

-Te dije que no habría nada de que preocuparse.

-Gracias, Gaz, en verdad gracias.-Ambos se despidieron y Dib volvió con Zim quien seguía esperándolo.

Los dos emprendieron el camino a la base. En lo que llegaban, Dib empezó a hacerle a Zim algunas preguntas:-¿Por qué aun sigues siendo un humano?

-Veras, el antídoto, o sea, la sangre irken de mi amigo Skoodge, llegó hace poco en el voot. Zim estaba indeciso de si primero convertirse en irken, lo cual no toma mucho tiempo, o venir a tu casa a pasar la nochebuena, porque Zim sabe que el que Zim estuviera presente en ella era importante para ti.

-Pues sí. Acerca de eso, sigo sin saber que decir…Me…me alegró mucho que estuvieras ahí. Pero también es importante que vuelvas ser un irken.

-Cuando lleguemos al abase, eso es lo que hare. Estare en mi laboratorio, y mi computador se encargara de llevar todo bajo control durante el proceso.

-Pero Zim, si te la vas a pasar en tu laboratorio, no entiendo porque me dejaste acompañarte, si estoy ahí, solo voy a estorbar…

-No estorbaras Dib cosa, tú te quedaras en la casa con G.I.R y MiniAlce. Si quieres mi computador te mantendrá informado de todo lo que ocurra en el laboratorio. Además, Zim te permite que vengas conmigo porque me hace sentir más seguro si el Dib está cerca, y también porque hay algo que quiero darte.

Al llegar a la base, Zim se inclinó delante del árbol de navidad y termino entregándole a Dib una caja muy grande. Estaba forrada con papel color azul metálico y un moño blanco.-Oh Zim, muchas gracias.

-Lo compre esta mañana en el supermercado.

"Me pregunto cómo le hace Gaz para tener siempre la razón…"-Pensó Dib.

-Puedes abrirlo cuando quieras.-Zim se fue a la cocina para descender por el bote de basura. Dib supo que esa sería la última vez que lo vería; primero tendrían que transcurrir horas interminables en las que se ocuparía de que Zim volviera a ser irken. Por suerte lo alcanzo justo a tiempo y logro preguntarle:-¿Te gusto ser un humano mientras duró?

-El ser un humano tiene cosas buenas, y tiene cosas malas. Sin duda, no es fácil ser un humano…pero…Zim lo disfrutó mucho.-Se sonrieron el uno al otro, y Dib vio desaparecer a Zim por aquella plataforma oculta.

De regreso en la sala, Dib desgarro el papel de su regalo.

Lo que Zim le regalo fue un telescopio. Nunca nadie antes le dio semejante cosa. Se puso bastante contento. Lo armó, porque pensó que en lo que lograba construirlo se le iría el tiempo y la espera por Zim no se le haría tan agobiante. Había muchas estrellas aquella noche que estaban ansiosas porque algún chico con un telescopio las observara brillar.

Para cuando se dio cuenta ya eran cuarto para las doce. Quince minutos más y seria navidad.

Mientras tanto en el laboratorio subterráneo, Zim ya estaba acostado sobre una mesa metálica lo suficientemente ancha. La sangre de Skoodge acababa de serle inyectada.

-No se preocupe amo, esto solo será cuestión de un par de horas.-Le dijo su computador.-Para cuando despierte volverá a ser un irken. Mientras tanto, procederé a inyectarle también un sedante; este le impedirá sentir el dolor de los cambios en su cuerpo hasta que se completen en su totalidad.-Zim sintió un piquete en uno de sus brazos.

El sedante lentamente fue surtiendo efecto hasta que Zim ya no supo nada si mismo.

Hasta ese momento el computador de Zim por suerte le informaba a Dib en ratos que todo estaba saliendo perfectamente y esas noticias le alegraban.

Le gustaba también compartir por ratos su nuevo telescopio con G.I.R y MiniAlce, quienes a pesar de ya haber visto algunas estrellas, constelaciones y planetas junto con Dib, no dejaban de pedirle que les dejara mirar todo aquello de nuevo.

No supo en que momento exactamente el sueño lo estaba venciendo, así que decidió recostarse en el sofá y sin que se diera cuenta se quedó dormido.

Tiempo después sintió que alguien le toqueteaba el hombro. Se desperezo con mucho esfuerzo, y cuando enfocó mejor su vista, se dio cuenta de que era G.I.R. quien lo despertaba.-El amo está aquí.-Le dijo en un susurro junto al oído y sin dejar de sonreír.

Dib tardó un poco en procesar las palabras, pero cuándo reacciono, se puso de pie lo más rápido que pudo y cuando G.I.R. le señalaba ansioso hacia la cocina supo entonces que ahí debía estar Zim.

Y no se equivocaba.

Ahí estaba esperándolo muy satisfecho su amado irken. Se veía bastante contento y muy sonriente.

-Eres tú.-Dijo. Le abrazo fuertemente. Extrañaba a ese alíen demasiado, extrañaba mucho volver a ver sus ojos magentas. Era como un milagro, un milagro navideño.

-Me alegra ser yo de nuevo.-Dijo Zim. Dib le tomo del rostro con ambas manos y se inclinó para darle un dulce beso.

El cucú de algún reloj los interrumpió pero les hizo darse cuenta de que ya era la una de la madrugada.

-Zim, hace una hora que ya es navidad.

-¿No me darás algún regalo? Zim ya te dio el tuyo.

-Zim, creo que esta noche ya has recibido un regalo. Volver a ser irken. Y tienes razón también, aun yo no te he dado nada, pero…creo que no hay mejor regalo para ti, que yo.-Db cargó a Zim entre sus brazos en estilo nupcial. Se dirigían a la planta alta, a la habitación del irken.

-¡Ni se les ocurra interrumpirnos ¿Oyeron?!-Espetó el irken para G.I.R. y para MiniAlce.

-Si señor…digo…no señor.-Le dijo su robot.- ¡Nos quedaremos viendo tele!

"Oh si, Dib sí que me dará un buen regalo esta navidad".-Pensó el alíen.