Un sueño, ¿Una predicción?

Ella parpadeó lentamente, intentando entrever ante la cegadora luz que emanaba el sitio donde se encontraba.

-¿Dónde estoy?

Se incorporó despacio y observó por unos breves instantes los alrededores percatándose de que se encontraba en un bosque, cuya luminosidad no era propia de este mundo.

-¿Hola...? ¿Hay alguien aquí...?

Lo único que escuchó fue el eco de su voz, parecía desolado y que nadie había pisado este lugar jamás. Tenía que salir de dudas asi que comenzó a caminar lenta pero firmemente.

Mientras caminaba, escuchaba el ruido del agua caer, y cuando se dio la vuelta, pudo ver una inmensa cascada de agua cristalina que descendía rápidamente hacia lo que parecía ser un lago místico y magistral. Fue descendiendo la visión, hasta que se detuvo al darse cuenta de que no estaba sola.

Sentada en un tronco, en la orilla de la cascada, se encontraba una mujer de aspecto angelical, cuya piel y cabellos eran blancos como la nieve.

Sus ojos eran verdes esmeraldas y sus manos estaban enredadas por raíces de rosas que terminaban en sus dedos sin siquiera lastimarla, rodeada y custodiada por algunos animales de distintas especies y tamaños.

Su cabello lo llevaba largo sin aquel adorno con perlas, cuidadosamente peinado. Era la primera vez que la veía con el cabello suelto.

-¿Alteza...?- murmuró, en un hilito de voz.

Bienvenida. Me alegra verte, mi valiente guerrera. —Sonrió con gentileza.

La mujer la contemplaba con gesto amable, mientras los ojos de la joven se abrieron mas de lo usual.

-Ven, acércate...- le llamó con suavidad

-¿En dónde estoy? ¿Qué lugar es este?- decía mientras se le acercaba con la confusión latente en sus ojos.

Ella consideró lo desorientada que se debía sentir y le dijo...

Estamos en el Santuario; lugar donde los antiguos guerreros dragones descansan. Tu mente te ha llevado a esta intersección que se encuentra exactamente entre la vida y la muerte. —y considerando el limitado tiempo que tenían, aquel panorama no sonaba muy alentador.

-¿Como dice?- se detuvo en seco-¿Entre la vida y la muerte?- se alteró un poco, llevando una mano a su pecho- E-entonces, eso quiere decir...

-No soy yo quien lo decide.- le interrumpió adivinando lo que quería decir.

-Oh no... No...- bajó la mirada y se abrazó a sí misma tratando de controlar su temblor.

La deidad sonrió comprendiendo, se levantó del tronco y caminó hacia la etherion.

Ya… Ya... —Dijo, tomando la coronilla de la joven en un gesto cariñoso—. No te angusties, no todo esta perdido.

-Por favor alteza, no trate de engañarme...- le pidió entre sollozos

La diosa se separó de ella para poder verla bien, adoptando una expresión seria.

-Jamás haría una cosa asi y lo sabes. No sería propio de mí.- le aseguró.

-Tiene razón, discúlpeme...- secó sus lágrimas con el dorso de su mano izquierda- Es solo que... Ya no podré estar con mi familia... mis amigos... Ni con... Con...

-...¿Piccolo?

A pesar que sus ojos estaban llenos de lágrimas, un pequeño rubor surgió en sus mejillas y apartó la mirada un poco apenada. Aquello no pasó por alto para la deidad.

-Sígueme, hay algo que quiero enseñarte.

La joven la miro unos segundos con expresión confusa, pero pronto asintió y comenzaron a caminar juntas.

Era un paseo tranquilo y silencioso en compañía de la Diosa, pero aquello no alejaba la confusión que reinaba dentro de la peli verde, muchas preguntas surgían en su cabeza.

Por alguna extraña razón no se animaba a preguntar, con solo mirarla, saber que estaba frente a una figura importante, majestuosa e ilustre, se sentía intimidada. Solo caminaba cabizbaja, a la par de la deidad.

Estaban caminando por un hermoso edén lleno de flores color durazno, rojo, violeta y rosa mientras soplaba suavemente el viento meciéndose en un vaivén entre las hojas de las copas más altas de los árboles.

-Esto si que es extraño.- soltó de repente la mujer de cabellos blancos, después de un rato de silencio.

-¿Por qué lo dice?- le preguntó alzando la vista, entre extrañada y un poco sorprendida

Ésta sonrió como si la respuesta fuera obvia, confundiéndola aun más.

-Como sabrás, aquellos que han utilizado este poder antes han muerto sin dejar rastro pero...-la miró de reojo- esta es la primera vez que La llama me permite comunicarme contigo en varias ocasiones... Y que no ha tomado una decisión definitiva.

-¿Decisión?- repitió confusa, ella solo asintió con la cabeza.- Perdóneme pero no la comprendo, ¿A qué se refiere?

-Ya lo sabrás...- le dijo por ultimo y mirando hacia al frente, se detuvo- Llegamos.

La joven frunció un poco el ceño sin comprender pero al fijar su mirada al frente, sus orbes azules se abrieron un poco mas de lo habitual.

Se detuvieron a mirar como las pequeñas criaturas corrían entre los arbustos y árboles.

Al poco tiempo sintieron unas presencias mágicas en su alrededor, unas pequeñas luces de colores empezaron a salir entre las plantas y, al desplazarse por el lugar, iluminaron a ambas mujeres y al terreno. Rozaban el agua del lago, jugando y bailando entre los nenúfares, eran hadas.

-Es hermoso...- murmuró Kalula, con una sonrisa cálida

Caminó unos pasos más deteniéndose en la orilla del lago para tener un mejor panorama y ahí estaban, alegres y llenas de vida mientras jugaban entre ellas... Contemplaba la escena admirada sonriendo y deleitándose del momento a lo que la deidad sonrió para sí con diversión, parecía una niña pequeña en un parque de atracciones.

-Mi valiente guerrera...- ésta se volteó a verla, aún arrodillada. Su voz sonaba seria, por lo que se levantó y la miró atentamente―. Sabía que necesitarías mi ayuda otra vez, por lo que te he traído a este lugar para hablarte de algo importante pero antes, me he enterado de noticias realmente extraordinarias.- una débil pero dulce sonrisa se dibujo en su rostro y dijo- Tengo que felicitarte por haber conseguido vencer a Akuma de una vez y para siempre. Has logrado traer la paz a este mundo y que la Tierra vuelva a ser un lugar seguro para todos sus habitantes.

-Se lo agradezco mucho pero- bajó la mirada, llevando una mano a su pecho- sólo cumplí con mi deber y con mi promesa. No podía permitir que otros pagaran por mis errores, condenar un planeta a ser destruido y que se volviera a repetir la historia. No una vez más...

Sin embargo Kula no parecía muy convencida de su argumento, por lo que dijo...

-Asi es, cumpliste con tu deber y con tu promesa pero tu cara no miente.- observó, la joven alzó la mirada- ¿Qué es lo que te aqueja en estos momentos?

Ella suspiró, cerrando sus ojos.

-Si algo he aprendido en todos estos años, es no dejar ningún asunto pendiente...- y abriendo sus ojos, añadió con seriedad- lo que te has propuesto, debe hacerse en su momento y no una vez que estas del otro lado.

-Has dejado algo pendiente en la Tierra ¿No es así?- entrecerró sus ojos, su mirada era inquisidora

-Si- asintió con la cabeza- tal como se le había dicho a Zira en ese entonces: Deseo ser feliz con la persona que es dueña de este sentimiento y estar a su lado.- su mirada se dulcificó, dibujándole una dulce sonrisa en su rostro y llevando ambas manos a su pecho

Kula frunció un poco el ceño, mirándola con seriedad.

-Sé que los namekusei no pueden sentir algo especial por las mujeres debido a que no existen en su raza pero...- adquiriendo una expresión más seria y firme, dijo- Piccolo es la excepción, resultó ser diferente a todos ellos. Me atrevo a decir que ha puesto el ejemplo que todos deberíamos seguir: Sin importar lo que eres, como eres, de donde eres o incluso tu creencia y posición, todos tenemos sentimientos y capacidad para sentir lo que él siente en estos momentos... Es difícil, lleva su tiempo y suena loco también pero no imposible.

La Diosa le dio la razón en silencio, sin inmutarse pero una duda asaltó su mente y preguntó...

-Se que aún tienes dudas respecto a que si Piccolo corresponderá a tus sentimientos después de haber atravesado momentos de alta tensión y angustia juntos, lo que significa que tu temor no ha desaparecido por completo- ella desvío la mirada, un poco apenada

-Es verdad, no puedo mentirle. Es muy observadora Alteza...

-¿Aun así estas dispuesta a arriesgarte y aceptar su respuesta?- en gran medida dijo aquello para tantear su reacción.

-Nada es seguro en este mundo, muchas cosas inesperadas suceden que van mas allá de nuestro control- murmuró y volviendo a mirarla dijo- pero tengo que intentarlo, ya no puedo negar lo que siento por él. Es por eso que tengo que regresar, sino lo hago yo...

-Lo siento, pero no puedo hacer eso- le interrumpió en seco

-¿Qué? ¿Pero por qué?- se alteró un poco- ¡Usted posee el poder!

Ella negó con suavidad, cerrando sus ojos

-Yo solo soy la guardiana, formo parte de su conciencia pero no controlo sus decisiones.

-¿Qué quiere decir...?- temía lo peor.

-Que te quedarás aquí en el Santuario para siempre...- sentenció

Abrió los ojos horrorizada entreabriendo su boca y sus orbes azules, comenzaron a humedecerse formando grandes perlas de agua salada.

-Lo siento mucho...- se disculpó sinceramente, curvando las cejas con pena.

-No... No...- su voz quebró cayendo de rodillas al césped, sus lagrimas caían sobre sus mejillas y tratando de controlar el temblor de su voz, suplicó- Por favor alteza... Dígame que puede hacer algo... Por favor...- le miraba con ojos suplicantes, buscando alguna señal en su rostro que le diera esperanza.

La mujer de cabellos blancos volvió a negar con la cabeza como respuesta, lo que provocó que el llanto de la joven se intensificara aún más abrazándose a sí misma y bajando la mirada. Sentía el cuerpo destrozado a pesar de no tener ni un solo rasguño y que no podía controlar sus lágrimas que caían en el césped como balas. Sus manos temblaban agarrando sus ropas, . Entonces... ¿Se terminó? ¿Todo había acabado para ella?

-Yo no puedo hacer nada.- se acercó a la joven, quien aún estaba llorando reacia a mirarla. Con una mano, acarició su cabeza enredando un poco sus dedos en sus cabellos y con una voz queda, le dijo- pero alguien que esta del otro lado, si puede...

-¿Eh?- levantó la vista parpadeando, temiendo haber interpretado mal su lectura entre lineas.

-Ponte de pie.- le pidió tomándola de su mano- las lágrimas nunca han solucionado los problemas.

-Es verdad... Lo siento...- dijo mientras se levantaba en tono bajo, ya un poco mas calmada.

-Ven conmigo.- le dio la espalda y comenzó a volar. Esta la siguió por detrás.

Durante la trayectoria, la peli verde aún se encontraba un poco conmocionada por lo sucedido, no podía absorber por completo aquella noticia y el impacto que le había causado, le costaba trabajo creer que si no hacía algo al respecto se quedará en este lugar para siempre. Saber que no volvería a ver a sus seres queridos, le aterraba. No sabía hacia dónde se dirigían, por lo que el recorrido fue silencio y un poco tenso.

Minutos después, a lo lejos lograron divisar una construcción:

Un círculo de rocas formado por grandes bloques de rocas metamórficas distribuidos en cuatro circunferencias concéntricas. El exterior, por lo menos de unos treinta metros de diámetro, estaba formado por grandes piedras rectangulares de arenisca que estaban coronadas por dinteles, también de piedra.

Dentro de la hilera exterior se encontraba otro círculo de bloques más pequeños de arenisca azulada. Éste encerraba una estructura con forma de herradura construida con piedras de arenisca del mismo color y en su interior, había una losa de arenisca micácea que parecía ser el Altar.

-Aquí es.- ambas aterrizaron al mismo tiempo.

-¡Vaya...!- estaba impresionada, jamás había visto algo semejante

-Esta construcción ha estado aquí por más de 2.000 años.- le explicaba mientras que la joven echaba un vistazo a las rocas, algunas estabas desgastadas y otras cubiertas de musgos.

-Si, he oído hablar de él pero nunca creí que era real- volteó a verla- Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo, los antiguos guerreros usaban este lugar como única fuente de conexión hacia el mundo exterior, ya que no tenían permitido salir. También se dice que se podía escuchar las voces de los caídos tras recibir un castigo al no haber cumplido con el deber que les asignaba la Llama del Dragón.

-Asi es, estas muy bien informada.- ella solo parpadeó un poco confundida- Ponte en el centro por favor.

-S-si, como usted diga...- la verdad no comprendía pero igualmente obedeció. Caminó unos cuantos pasos hasta quedar en el centro, muy cerca de la losa- ¿Qué es... Lo que debo hacer ahora?

-Esperar...- respondió con voz queda. Su cuerpo comenzó a ser rodeado por un aura blanca plateada.

-¿Esperar?- repitió ligeramente incrédula, la deidad solo asintió.

No comprendía nada de lo que estaba pasando, solo se quedó ahí en el centro como una estatua aguardando hasta que escuchó algo que llamó su atención. Sorprendida, comenzó a mirar por todos lados.

-¿Qué fue eso? ¿De dónde vino?- dudaba mucho que fuera la deidad pero podía jurar que escuchaba voces repitiendo su nombre... ¿O sólo eran alucinaciones suyas?

-Sólo la fuerza más poderosa del mundo, traerá la vida a aquello extinguido...

Aquello había causado una sensación extraña en el pecho. Quería preguntarle, pero las palabras se quedaron atoradas en su garganta cuando observó como sus manos comenzaban a desintegrarse rápidamente.

-Aún no ha llegado tu hora, pequeña...- sonrió Kula, cerrando los ojos.

Ella apenas tuvo tiempo para para responder, cuando la mujer le dijo:

-Al parecer, mas de una persona quería que regresaras con ellos y ese ser querido que significa mucho para ti, ha dado la muestra necesaria para que puedas volver...

-¿Era una prueba?

-Los sentimientos son tan fuertes que pueden atravesar cualquier obstáculo, jamas dudes de esas palabras y...- hizo una breve pausa, con una sonrisa poco común para el caso- probablemente en estos momentos, recibirán a alguien que será muy cercano a ustedes en el futuro...- haciendo una reverencia, dijo- Nos veremos del otro lado...

Quería agradecerle por su ayuda, por la lección que le había enseñado y también que le había gustado conocer un lugar ancestral, pero no pudo. Todo se tornó oscuro...

Comenzó a mover sus párpados hasta abrir poco a poco sus orbes azules, grande fue su sorpresa al percatarse de que estaba en su habitación y aún más al ver que era de noche, ni siquiera había amanecido.

Se reincorporó hasta quedar sentada aún cubierta por las sábanas sin la necesidad de estirarse y observó el reloj de su mesa de noche, eran las 3:30 am.

No había descansado lo suficiente pero no estaba cansada, al contrario, tenía muchas emociones mezcladas.

Se levantó de su cama quitándose el cobertor de encima, se dirigió a abrir la ventana dejando entrar la tenue luz de la luna iluminar su alcoba y cuerpo y su cabello bailar con el suave viento.

-Gracias Alteza...- comenzó a decir con una pequeña sonrisa, observando la luna- jamás olvidaré todas las lecciones que me enseñaste pero...- bajo la mirada dubitativa, su sonrisa se borró

Había algo en ese sueño que no la dejaba en paz, le causaba una sensación extraña en el pecho...

-"Probablemente en estos momentos, recibirán a alguien que será muy cercano a ustedes en el futuro..."

-¿Qué quiso decir con eso...?- alzó la vista volviendo a mirar la luna, no comprendía. Las hojas caían y bailaban al compas de la brisa nocturna.

Quién sabe cual era el significado de sus palabras, la mayoría de las veces siempre tenían un mensaje oculto pero... Si quería averiguarlo, no debía hacerlo sola y no se lo permitiría.

-Piccolo...- murmuró en tono bajo.