[La Tutora]

.

.

.

.

.

.

.

.

Adrien odiaría tener que quitar aquella expresión de ilusión del rostro de Marinette, pero tenía que hacerlo, no había otra opción.

— No creo que sea buena idea que nos encontremos en la biblioteca para todo el asunto de la tutoría— dijo Adrien. Justo cómo él había pronosticado, la emoción de Marinette bajó como si se tratara de un gran globo de aire que hubiera acabado de desinflarse.

Marinette lo había abordado al finalizar la jornada mientras él se encontraba sentado en una de las bancas del patio de recreo. Nino y Alya se fueron, por lo que Adrien se sintió agradecido con ellos por brindarle esta oportunidad de hablar con ella a solas.

— ¿Por qué? — preguntó Marinette contrariada — en la biblioteca hay toda clase de herramientas útiles. Está el laboratorio, hay fichas con vocabulario, grabaciones, es el sitio perfecto para estudiar— dijo. Adrien no quería admitirlo, pero él no necesitaba ningún tipo de ayuda académica, y la biblioteca no era el lugar adecuado para lo que él realmente deseaba.

— Sí, pero también están mis fans, y un montón de personas haciendo ruido— dijo Adrien tratando de que ella comprendiera su punto.

— ¡Oh! — exclamó Marinette haciéndole entender que lo hacía, que ella entendía.

— ¿Qué tal si estudiamos en tu casa? — preguntó Adrien.

— No creo que sea buena idea — negó Marinette — ¿Acaso no recuerdas lo que pasó la última vez que tratamos de hacer algo en mi casa?

— ¡Sí! — exclamó Adrien emocionado — fue genial, tu mamá y tu papá fueron muy amables, me dieron croissants y quiche…

— No — lo interrumpió Marinette — ¿Acaso no recuerdas que no nos dejaron trabajar? — preguntó la chica.

— Oh, te refieres a eso — dijo Adrien — entonces, ¿qué te parece si vienes a mi casa?

— ¿Estás seguro de que tu papá estará de acuerdo? — preguntó Marinette.

— Sí, yo ya le pregunté— dijo Adrien alegremente — además, si nos reunimos el sábado podremos hacer otra cosa como salir, jugar videojuegos, lo que tu quieras — dijo Adrien quien se atrevió a hacer aquella sugerencia a riesgo de que ella lo considerara atrevido.

— ¿Realmente quieres reunirte un sábado? — preguntó Marinette mientras se sonrojaba de una forma increíble.

— Sí, así no tendrás que regresar a tu casa tarde, y podremos hacer algo divertido, juntos— dijo Adrien mientras se levantaba de la silla. Adrien sabía que su altura estaba intimidando ligeramente a Marinette, pero no le importó, pues era la primera vez que él lograba hablarle con la misma familiaridad y descaro que Chat Noir.

— ¿Divertirnos, juntos? — preguntó Marinette cada vez más ruborizada y con la voz temblorosa.

— Sí — asintió Adrien, quien decidió que la pobre Marinette ya había tenido suficiente, si seguía así, comenzaría a echar humo por las orejas. — ¿te parece bien si nos vemos el sábado a las diez treinta, en mi casa? — preguntó el muchacho.

Mientras tomaba el tirante de su maleta y la colgaba sobre su hombro.

— S-si — tartamudeó la chica.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Adrien estaba frenético. Aquel era el día que había esperado durante semanas, hoy lo visitaría Marinette. Adrien la veía todos los días, pero aquello era diferente, por fin tenía la oportunidad de traer a un amigo a su casa, sin que hubiera una situación de peligro extremo de por medio. Marinette no era cualquiera, ella era Ladybug.

— Todo tiene que estar perfecto — dijo Adrien mientras que revisaba por quinta vez su escritorio.

— No entiendo porqué haces tanto escándalo — dijo Plagg mientras flotaba junto a la cabeza de Adrien. — Ladybug ya ha estado varias veces en este cuarto.

— Eso es verdad — declaró Adrien— pero no es lo mismo, finalmente podré decirle a Marinette lo que siento por ella, finalmente todo saldrá como lo planeé — dijo el muchacho tan emocionado que ni siquiera era consiente de lo tonto que se escuchaba.

— Eres bastante patético — opinó Plagg mientras volaba al sofá frente al televisor y comenzaba devorar un gigantesco trozo de camembert. Adrien se hubiera ofendido, de no haber sido porque aquel insulto se lo dedicó un espíritu milenario, que no tenía nada mejor que hacer que pasar todo el día comiendo queso, y que además apestaba a medias sucias.

— Puedes burlarte todo lo que quieras — dijo el muchacho. De repente, el sonido del timbre de la puerta principal lo alertó. Adrien echo a correr por los pasillos hasta que llegó a la entrada, en donde encontró a Natalie guiando a Marinette dentro de la casa.

— Hola — dijo ella dirigiéndole una sonrisa.

— Hola — respondió Adrien. Ella llevaba un vaporoso vestido azul de cuadros blancos, manga corta y que dejaba al descubierto su cuello. Marinette nunca se arreglaba mucho para ir a clases, pero estaba claro que su diseñadora de modas interna salía a pasear los fines de semana, porque se veía absolutamente preciosa.

— Ese es un bonito vestido.

— ¿De verdad lo crees? — preguntó Marinette sonriente — yo lo hice.

— Sí, es verdaderamente bonito.

Adrien no se dio cuenta de que mientras él hablaba Gabriel Agreste salía de su estudio privado, con la camisa completamente descompuesta, la corbata desanudada y una expresión de cansancio y de mal humor. Gabriel se quedó observando la interacción de su hijo con aquella muchacha a quien recordaba por haber ganado un concurso de diseño escolar. Definitivamente, era hora de dedicarle algo de atención al muchacho.

— Adrien — llamó Gabriel. Adrien y la chica alzaron su mirada hacía él. Ella era una pequeña dulce y de grandes ojos azules, completamente preciosa para su edad. "Esto tiene que ser una broma Adrien Agreste" pensó Gabriel con sarcasmo.

— ¿No nos presentas? — preguntó mientras se acercaba a los dos muchachos.

— Papá— dijo Adrien con la voz desentonada. "él sabe que está en problemas" pensó Gabriel casi divertido por la reacción de su hijo — ella es Marinette, no sé si la recuerdas. Ella ganó el último concurso de diseño — explicó el muchacho quien se veía cada vez más y más nervioso.

— Hola Marinette, por su puesto que te recuerdo— dijo Gabriel quien por primera vez en mucho tiempo quería verse como aquel padre "simpático" que simpatiza con los amigos de su hijo. "por lo menos esta pequeña no parece recién salida del manicomio como el otro" pensó Gabriel sintiéndose casi agradecido.

— Buenos días — dijo ella con voz suave y ligeramente nerviosa.

— ¿Así que tu eres la famosa tutora? — preguntó Gabriel.

— Sí señor — contestó ella con la misma voz suave. Gabriel sabía que había algo muy extraño aquí. Adrien nunca fallaba en sus clases y ahora tenía el ligero presentimiento de que entendía porqué.

— La biblioteca del segundo piso está a completamente a disposición tuya, si quieres, puedes seguir, es la segunda puerta a la izquierda, si me disculpas, necesito hablar con Adrien por un momento— dijo Gabriel Agreste con un tono peculiarmente gentil, considerando su temperamento. Marinette le agradeció y le dedicó una última mirada a Adrien antes de subir las escaleras y seguir sus instrucciones.

— Oye papá, ella y yo habíamos pensado…

— ¿Estudiar solos en tu cuarto? — preguntó burlonamente Gabriel — buen intento, sé que no parece, pero yo también tuve quince años.

— Tengo dieciséis.

— Sabes perfectamente cual es el punto, Adrien Agreste— continuó Gabriel.

— No, no lo sé — mintió Adrien.

— Por favor— exclamó Gabriel completamente exasperado. —sé que no soy el mejor padre, pero sería completamente estúpido dejarte con esa niñita sin supervisión alguna.

— Marinette y yo ya hemos estudiado juntos muchas veces — se defendió Adrien — además, no pensábamos hacer nada malo. — dijo Adrien, quien si bien había contemplado la posibilidad de llegar a lo que su padre se imaginaba que quería hacer con Marinette , sabía que no sucedería en aquella primera cita.

— Papá no creo que sea necesario…

— Es mi última palabra, Adrien.

— No es necesario…

— ¿Acaso hable en un idioma desconocido? — preguntó Gabriel sarcásticamente — he dicho que no.

— Pero no es la gran cosa…

— Oh, vaya, debo estar hablando en inglés, porqué hasta donde sé, eres bastante malo para el inglés, por eso es que esa niña está aquí — dijo Gabriel con puro y recalcitrante sarcasmo.

— Iré a la biblioteca— aceptó Adrien al darse cuenta de que no tenía mucho caso insistir.

— Deja la puerta abierta, Adrien — gritó Gabriel antes de volver a sumergirse en sus documentos nuevamente.

— Sí papá — dijo Adrien cansadamente.

Adrien subió las escaleras hasta la segunda planta. Se sentía algo molesto por la falta de confianza de Gabriel, pero tras recordar la forma en que Marinette se veía en su vaporoso vestido azul, se dio cuenta de que probablemente su padre podía tener algo de razón en desconfiar de él .

— Hola — dijo Marinette alegremente mientras terminaba de preparar la mesa para su sesión de estudio. Adrien miró el escritorio y encontró un par de libros, láminas, y fichas bibliográficas llenas de información. Él se sintió algo avergonzado, pues se notaba que ella había pasado bastante tiempo preparando la clase que le dictaría, cuando él ni siquiera necesitaba verdaderamente de su ayuda.

— No me digas — dijo Marinette al verlo revisar todo el material — ¿Crees que me excedí? Lo lamento, lo lamento, no quería…

— No, está muy bien Marinette — dijo el muchacho quien trataba de calmarla— solo me preguntaba como voy a hacer para entender todo esto — comentó. Adrien volvió a acercarse a ella como lo hizo en el patio de descanso, cuando se puso frente a ella, peligrosamente cerca e intimidándola ligeramente con su altura.

— N-No t-te será di- difícil— tartamudeó Marinette quien cada vez se sonrojaba más y más. De repente, el sonido de unas pisadas extrañas rompió el equilibrio que se había dado entre los dos. Adrien volteó su mirada hacía la puerta en la que encontró a su padre entrando en la habitación mientras revisaba un par de documentos.

— Finjan que no me encuentro aquí— dijo Gabriel en un peculiar tono amable, que no se parecía en absoluto al que siempre utilizaba. Adrien no tuvo que hacer contacto visual con su padre para saber porque se encontraba en la habitación. Personalmente, él encontraba aquella preocupación por su bienestar tan fuera de lo común casi halagadora.

— Bien — dijo Marinette sentándose en el escritorio y esperando que Adrien hiciera lo mismo. — debemos comenzar— dijo. Adrien no pudo evitar desviar su mirada mientras ella alisaba su falda sobre sus muslos.

— Preparé estas fichas con información acerca de gramática — dijo Marinette mientras le pasaba las fichas. Adrien estudió con ella por un rato hasta que se acostumbraron a las constantes idas y venidas de su padre, Natalie, el gorila, incluso el chef quien jamás dejaba la cocina tuvo que pasar por la biblioteca.

— Esta es una casa con bastante movimiento — comentó Marinette al ver que la mucama entraba por segunda vez a desempolvar las estanterías.

— Sí, claro — respondió Adrien en el mismo tono animado que utilizó Marinette.

Adrien no sabía como apartarse del tema del estudio siquiera por un momento. Marinette era de ese tipo de personas que una vez comenzaban a trabajar, no dejaba que se las distrajese tan fácilmente. Adrien estaba tan desesperado que llevó su cuerpo cada vez más y más cerca de ella, al punto que sus rodillas rozaban, suavemente. Él prácticamente podía sentir el cálido aliento de Marinette.

— Adrien — dijo ella — ¿Podrías apartarte un poco? — preguntó ella alegremente — mi cuaderno es demasiado grande, necesito espacio para escribir.

— Si, lo siento — dijo él retirándose. Para esa altura, Adrien ya se había resignado a que ella tan solo tenía en su cabeza la sesión de estudios.

— ¿Entiendes el ejercicio? — preguntó ella después de haberle explicado un complejo texto.

— Sí— mintió Adrien quien en realidad no había prestado la menor atención a las palabras de la chica.

— ¿Podrías hacer el siguiente? — preguntó la chica mientras que sentía pisadas detrás de ellos. Él conocía aquella forma de andar, pertenecía a su padre quien seguramente había vuelto a la biblioteca con alguna falsa excusa. Marinette parecía haberse acostumbrado a las interrupciones de todo el personal de la casa, ya que ni siquiera le importó.

— ¿Adrien? — preguntó Marinette — ¿Podrías hacer el siguiente? — repitió mirándolo con sus adorables ojos azules llenos de expectativa. Adrien pasó su mirada de los ojos de Marinette al papel, una y otra vez, preguntándose que iba a hacer, ya que no había prestado atención a una sola palabra de la chica, ni siquiera sabía cual era el ejercicio.

— ¿Qué es lo que debo hacer? — preguntó Adrien muy nervioso quien sentía la mirada de Gabriel en la nuca.

— Debes resolver estos ejercicios, y cambiar los tiempos gramaticales — respondió ella algo confundida, pues Adrien le dijo que lo había entendido todo.

El muchacho tomó el lápiz con las manos temblorosas. Las palabras sobre las hojas del cuaderno bailaron frente a sus ojos, entendía algunas de ellas, pero no todas en su conjunto. Él ya no tenía la menor idea de cuanto tiempo había pasado viendo aquel ejercicio. De repente, fue obvio que Marinette estaba comenzando a impacientarse.

— ¿Necesitas una nueva explicación? — preguntó ella emocionada y bastante dispuesta a dársela, mientras que Adrien se sentía avergonzado como nunca pues él mismo le había dicho unos minutos antes que no la necesitaba.

— No— respondió Adrien muy seguro. — lo lamentó, es que no te puse atención. — dijo el muchacho, quien de inmediato intuyó que hubiera sido más conveniente decir que no había entendido, pues Marinette no parecía complacida con su falta de atención.

— Puedo explicarte nuevamente — propuso Marinette — pero sería mejor que trataras de escucharme.

— Lo lamento — se disculpó Adrien. Marinette le sonrió, pero él pudo entender el mensaje de aquel gesto fuerte y claro: ¡Préstame atención! Le dijo Marinette casi indirectamente.

— No hay problema — mintió Marinette — te explicaré nuevamente — la chica volvió a hablar del ejercicio, y Adrien aún sentía la mirada de su padre sobre su nuca, por lo que la tensión no lo dejó poner atención libremente.

— ¿Ahora si puedes hacer el ejercicio? — preguntó Marinette.

— Lo siento, creo que me distraje.

— ¡Adrien! — exclamó Marinette quien se cruzó de brazos y se dejó caer sobre el espaldar de su silla — tienes que poner atención, no me importaría si no me entendieras, te explicaría cuantas veces fuera necesario, pero es frustrante que no quieras oír lo que tengo que decir.

Las alarmas de Adrien se encendieron. Estaba cien por ciento seguro de que se estaba conduciendo a sí mismo a una situación de peligro, y para completar, su padre estaba allí parado viendo toda la escena.

— Lo siento — fue lo único que logró decir Adrien mientras le dedicaba una incómoda sonrisa. Marinette suspiró y se puso de pie.

— ¿Te molesta si uso tu baño? — preguntó ella.

— Por su puesto que no— negó Adrien — es la puerta al final del pasillo — indicó. Marinette le dedicó una última mirada tras lo que asintió en dirección a Gabriel Agreste quien le respondió el gesto.

— Las mujeres no aprecian que no les prestes atención — dijo Gabriel quien dejó salir una ligera risa.

— ¿Y tu que sabes acerca de mujeres? — le preguntó Adrien molesto. Normalmente, no se hubiera atrevido a responderle a su padre de aquella manera, pero se sentía demasiado frustrado como para desaprovechar aquella oportunidad. Gabriel caminó hasta su silla y lo miró con una sonrisa casi sarcástica en sus labios.

— Lo suficiente para haberle gustado a una sola, y si no hubiera sido así, tu no estarías aquí — dijo Gabriel. Adrien quedó desarmado, no tenía forma de defenderse en contra de aquello.

— Soy un estúpido — dijo Adrien mientras que recostaba su cabeza contra el escritorio.

— Te ayudaría mucho si le prestaras atención — respondió Gabriel quien parecía compadecerse de su hijo. — te propongo algo — comenzó.

— ¿Qué? — preguntó Adrien emocionado mientras se paraba de golpe.

— Le diré al chef que les prepare jugo, emparedados o cualquier otro pasa bocas. Así tendrán una oportunidad de hablar sin el estudio de por medio. — propuso Gabriel. Adrien no podía creer lo que escuchaba, ¿su papá lo estaba ayudando? Eso nunca ocurría , a él parecía interesarle un comino lo que le pasara.

— Solo tengo una condición— dijo Gabriel. Adrien sabía que era demasiado bueno para ser verdad.

— ¿Cuál? — preguntó el muchacho.

— Tienes que pasar esa materia con la mejor nota, de lo contrario, te prometo que no podrás salir en un mes — dijo Gabriel apuntando a su pecho.

— Hecho— dijo Adrien dedicándole una sonrisa a su padre.

Marinette volvió después de que Gabriel hubiera dejado la habitación. Ella parecía alegre nuevamente, y dispuesta a explicarle cuantas veces fuera necesario. Adrien apenas si logró ponerle la suficiente atención para completar el ejercicio, a pesar de que le seguía repitiendo una y otra vez que entendía.

— No hay ninguna vergüenza en admitir que no entiendes, Adrien— dijo Marinette amablemente.

— Claro que entiendo, realmente lo hago — dijo Adrien casi desesperado — cualquier idiota podría entenderlo, incluso tú eres capaz de hacerlo — comentó. Al ver la expresión de Marinette, él se dio cuenta de que su elección de palabras había sido la peor.

— Quiero decir…

— No importa, Adrien — lo interrumpió Marinette quien estaba comenzando a molestarse verdaderamente — vamos a continuar.

— Oye, realmente no quería… — trató de insistir Adrien al ver lo pálido que se puso su rostro.

— El señor Agreste pensó que querrían algo de comer — sugirió una empleada que entró con una bandeja y la dejó en la mesa frente a ellos. Adrien lamentó que su disculpa hubiera sido interrumpida, pero agradeció la oportunidad que su papá le brindaba.

Marinette aún no parecía perdonarle su último descalabro, por lo que tomó su emparedado con la mirada baja y los labios apretados, mientras que Adrien hallaba palabras para volver a restablecer la paz entre los dos. Muy lentamente, el muchacho dejó su vaso de jugo y se preparó para tomar el segundo bocadillo.

— Marinette… — empezó Adrien quien no pudo terminar la frase ya que accidentalmente golpeó el jugo que acababa de dejar en la mesa y lo volcó sobre el regazo de Marinette. Ella tan solo logró gritar, pero no pudo moverse al tiempo que el liquido la manchaba.

— Oh no — dijo ella.

— Lo siento, lo siento, soy tan torpe — se disculpó Adrien mientras tomaba unas servilletas y trataba de limpiar la falda de Marinette.

— ¿Qué estás haciendo? — preguntó Marinette completamente alarmada al ver que él le levantaba la falda y tocaba sus piernas en su fallido intento por limpiarla. La chica retiró las manos de Adrien de sus muslos, al tiempo que el se sonrojaba, no podía creer que hubiera quedado como una especie de pervertido frente a ella. Aquel plan no pudo haber salido peor.

— Lo lamento, realmente lo lamento, no quería…

— No importa — dijo Marinette levantándose de repente de la mesa. Adrien quiso que un rayo lo partiera allí mismo al ver la tela del vestido completamente arruinada. — creo que hoy no vas a lograr concentrarte, lo mejor es que nos vemos otro día.

— Pero, creí que podríamos salir y… — empezó nuevamente Adrien pero la frase murió en sus labios al darse cuenta de que ella no estaba de humor. Marinette recogió sus cosas en menos de un par de minutos y dejó su casa rápidamente.

— Sinceramente, no puedo creer que lo hubieras arruinado, Adrien Agreste — se burló su padre al encontrarlo ahogando sus penas en un tazón de cereal mientras veía películas de acción en su habitación. Adrien no le respondió nada, tan solo lo ignoró mientras veía al héroe de turno destrozarle la mandíbula a uno de los tantos extras de la película.

.

.

.

.

.

.

.

Marinette y Adrien apenas hablaron durante la semana siguiente. Era una suerte que no hubieran ocurrido ataques de akumas, de lo contrario, él no habría podido siquiera enfrentar a su compañera de equipo. Adrien jamás se había sentido tan humillado como en aquel tiempo, todos sus planes se habían venido abajo y no podía hallar más culpables que él mismo.

Adrien pensó en muchas cosas durante aquella semana, como en la posibilidad de decirle a Marinette toda la verdad acerca de su identidad secreta. Lo cierto era que Adrien no quería hacerlo, pues había pasado tanto tiempo escondiendo aquello de Ladybug que le era completamente inconcebible revelarle la verdad como si nada. Sin embargo, él sabía que si seguía tratando de hacer que Marinette se enamorara de él, eventualmente llegaría a un punto en el que tendría que decirle la verdad, y no quería ni siquiera imaginar lo furiosa que ella se pondría cuando se enterara de que todo aquel tiempo estuvo aprovechándose de su conocimiento sin decirle una sola palabra.

— Adrien — lo llamó Marinette mientras le tocaba suavemente el hombro. Adrien se dio media vuelta en su puesto y la miró a los ojos. Adrien se sonrojó al verla dedicarle una sonrisa.

— Aún no hemos planeado la próxima sesión de estudios, y me preocupa mucho que tu no has sido capaz de resolver ni uno solo de los ejercicios — comentó Marinette contrariada.

— ¿Podríamos volver a estudiar en mi casa? — propuso tímidamente Adrien quien pensaba que su sugerencia sería descartada inmediatamente.

— ¿El sábado? — preguntó Marinette casi asustada.

— Sí, el sábado — confirmó Adrien.

— Bien, estaré allí a las diez y media — respondió Marinette.

Adrien contuvo el aliento al escucharla decir aquellas palabras. Él tenía una segunda oportunidad, algo que no se le presentaba a todo el mundo, por lo que tenía que aprovecharla de la mejor manera. Adrien pasó la noche del viernes revisando los ejercicios de Marinette y haciendo otros diferentes. Él no quería volver a hacer el ridículo frente a ella, y decidió que no importaba lo que pasase, él estaría atento a todo lo que la chica le explicara, y sobre todo, evitaría parecer un pervertido que solo quería usar cualquier excusa para meterse debajo de su falda.

Marinette apareció en su puerta a la hora acordada, pero el vestido azul fue remplazado por uno blanco de tirantes delgados con una sencilla chaqueta de jean.

— Hola Marinette — la saludó Adrien casi sin aliento.

— Hola — respondió ella nuevamente.

— Señorita Dupain— llamó Gabriel Agreste desde la puerta de su estudio privado. — pensé que no la volveríamos a ver, considerando lo que ocurrió hace una semana. Si yo fuera usted, no habría usado el color blanco. Adrien podría arruinarlo una vez más.

— ¡Papá! — se defendió Adrien quien sentía sus mejillas enrojecer.

— Buenos días, señor Agreste— saludó Marinette con una sonrisa — No lo arruinó, la lavadora retiró la mancha — dijo la chica.

— Aún así, me siento en deuda con usted. Espere aquí un momento — dijo Gabriel Agreste quien se retiró nuevamente y regresó con una pieza de papel en las manos.

— Esta es una entrada para una gala promocional que daremos el próximo sábado— dijo entregándole a Marinette una boleta. La chica le dirigió una enorme sonrisa, mientras que Adrien le agradecía silenciosamente a su padre, puede que él fuera frio y grosero la mayoría del tiempo, pero si se tenía la suficiente suerte, podía verse la cara amable de aquel hombre. En aquellos breves momentos, Adrien sentía que a él verdaderamente le importaba.

— Adrien podría ser su pareja — comentó Gabriel — estoy seguro de que él desea pedírselo, pero si dejo que él lo haga, probablemente lo único que logrará es volver a regarle un vaso de jugo encima.

— ¡Papá! — dijo Adrien quien sintió que el cariño renovado que sentía por Gabriel moría tan rápido como había aparecido. Marinette no pareció molestarse, solo rió por lo bajo y le dedicó una tímida sonrisa.

Los dos subieron a la biblioteca mientras que ella no dejaba de mirar la boleta de entrada para el evento. Marinette parecía completamente ilusionada ante la perspectiva de asistir a una fiesta como aquella.

— Si necesitas un vestido, yo podría conseguir uno para ti — propuso Adrien.

— Te sorprenderá lo que voy a decir, pero he estado trabajando en vestidos de esa clase, puedo adaptar alguno, lo cual sería maravilloso — dijo Marinette ilusionada y dedicándole una gran sonrisa — un evento como ese sería la plataforma perfecta para mostrar algunos de mis diseños — comentó la chica.

— Tienes razón— asintió Adrien — pero, ¿lograrás terminarlo a tiempo?

— Lo haré si me esfuerzo mucho — dijo Marinette.

— En ese caso, te deseo la mejor de las suertes — respondió Adrien.

La biblioteca del segundo piso se hallaba completamente bañada por la luz del sol. Adrien prefería el diseño clásico de aquel lugar, muy diferente al frio estudio de su padre. Marinette no perdió el tiempo y dispuso sus libros sobre la misma mesa. Adrien también sacó sus cuadernos de su mochila, quería mostrarle cuanto se había esforzado.

— ¿Qué es esto? — preguntó Marinette mientras se sentaba a la mesa y abría el cuaderno de Adrien.

— Son los ejercicios del otro día — respondió el muchacho — los resolví todos.

— Vaya, realmente entendiste, no hay ni un solo error — comentó la chica dirigiéndole una sonrisa.

— Te dije que entendía.

— Pero no podías resolver ninguno de estos ejercicios— dijo Marinette.

— Eso se debía a que estaba distraído — comentó Adrien.

— ¿Por qué estabas distraído? — preguntó la chica.

— Por ti — respondió Adrien mirándola a los ojos. Él tomó una gran bocanada de aire y usó el golpe de adrenalina que creó la suave sonrisa de Marinette. — tu me distraes, creo que me gustas, y mucho.

— ¿T-Tu C-crees? — preguntó Marinette quien tartamudeó cada palabra, al tiempo que lo miraba con sus enormes ojos abiertos de par en par por la sorpresa.

— No lo creo — negó Adrien — estoy seguro.

— Yo…

— Pero eso no es todo— dijo Adrien quien sintió pánico al darse cuenta de lo que sus labios se hallaban dispuestos a decir.

— Yo soy Chat Noir.

Aquellas palabras brotaron con tanta naturalidad que él apenas pudo creer que salieron de su boca. Marinette estaba estupefacta, tanto, que se levantó de su silla y dio unos cuantos pasos hacía atrás. Adrien la imitó, y se aproximó a ella temiendo que tratara de escapar.

— Mi Lady… — comenzó Adrien, por lo que Marinette pareció asustarse más. — mi Lady — repitió.

— Marinette, solo quiero una oportunidad, sé que tu dijiste que no deseabas estar conmigo, pero te juro que lo que siento por ti es real — pidió Adrien completamente desesperado. Marinette se tapó la boca con las manos, era evidente que aún estaba sorprendida.

— ¿Estás molesta conmigo, mi Lady? — preguntó Adrien preocupado de que sus cálculos hubieran podido llevarlo a un punto peor que en el que había comenzado.

— No — dijo Marinette apartando las manos de su boca — no estoy molesta, estoy sorprendida.

— ¿Te sientes desilusionada porque yo sea Chat Noir? — preguntó Adrien. A decir verdad, él temía que Marinette le dijera que no tenía la más mínima de oportunidad de gustarle después de decirle que él era Chat Noir.

— Sí — respondió Marinette mientras que Adrien sentía que su corazón se rompía en mil pedazos — pero no es por la razón que tu crees.

— ¿A qué te refieres? — preguntó Adrien algo sorprendido. Marinette le dedicó una sonrisa algo vidriosa, y se preparó a responder.

— Porqué ahora no tengo ninguna posibilidad de que te enamores de mi — dijo ella.

— Marinette… — comenzó Adrien completamente frustrado — pero si estoy loco por ti, y eso tu lo sabes — dijo el muchacho quien ya no sabía como hacerle a entender a aquella terca chica que amaba todas sus facetas, no solo a la valiente Ladybug, sino a Marinette también.

— A ti te gusta Ladybug, tu…

— Tu me gustas, no solo la heroína. Yo también estoy loco por Marinette — confesó Adrien, quien si bien no había sido rechazado, se sentía en una posición mucho más delicada.

— No es cierto.

— ¿Cómo estas tan segura de que es así? — preguntó Adrien retándola — ¿cómo puedes estar tan segura de que no me sentía como un traidor después de haber pasado un día especialmente encantador con Marinette? ¿o de que no me preguntaba una y otra vez a quien debía elegir, sin saber si alguna de las dos me quería o si tan solo me rechazarían como una mosca? — preguntó Adrien.

— Adrien… — suspiró Marinette. Adrien hubiera querido adivinarle el pensamiento, pero no existía manera saber.

— Por favor, Marinette — pidió Adrien.

— Déjame pensarlo — dijo Marinette en voz baja. Adrien no esperaba aquella respuesta. A decir verdad, su mente se había preparado para recibir un rechazo sin ninguna consideración, pero no estaba listo como aquello.

— ¿Lo pensarás? — preguntó Adrien maravillado.

— Sí — asintió Marinette muy lentamente. Adrien actuó por instinto, tomó la mano de Marinette entre las suyas y la llevó a sus labios. Era la primera vez que ella no la retiraba cuando deseaba besarla.

— Gracias, eso es todo lo que necesito — asintió Adrien. — ¿Irás a la gala de papá?

— Sí — asintió Marinette quien se mordió el labio y pareció meditarlo un poco — te prometo que te daré una respuesta esa noche.

— ¿Por qué? — preguntó Adrien sorprendido — te daré todo el tiempo que necesites para pensar, no es necesario que…

— Sí es necesario— lo interrumpió Marinette — no puedo dejarte esperando por siempre, no sería justo. — dijo la chica. Adrien se sintió agradecido, pues aún en momentos como aquellos, él podía ver el carácter generoso de Marinette.

— Esperaré tu respuesta con ansias, mi Lady — dijo Adrien dedicándole una sonrisa gatuna.

.

.

.

.

.

.

.

.

Adrien trató de anudarse la corbata tres veces, hasta que finalmente se dio por vencido, y decidió dejar que el mismísimo Gabriel Agreste lo hiciere por él, no era que planeara pedírselo, por supuesto que no, su padre no era precisamente del tipo cariñoso, pero se la dejaría suelta hasta que la viera, y decidiera anudársela él mismo.

— Por dios, Adrien — dijo Gabriel al verlo entrar en el recibidor. Él se encontraba con Natalie, repasando el itinerario para aquella noche. — ¿Cómo se te ocurre dejarte la corbata suelta? ¿es qué acaso tienes tres años? ¿tengo que enseñarte a vestirte nuevamente? — preguntó el diseñador quien caminó hacía el muchacho y anudó la corbata sin mucha delicadeza. Lo dicho, Gabriel no era un hombre cariñoso.

— Gracias papá — respondió Adrien.

— No me hagas repetirlo — dijo Gabriel seriamente.

— No, en serio, gracias por tu ayuda, no solo por lo de la corbata — repitió Adrien quien trató de buscar la mirada de su papá. Gabriel le dirigió una muy suave sonrisa. Aquella era una de aquellas raras ocasiones en las que los dos parecían entenderse, aún sin necesidad de palabras. Cuando Adrien era niño, él trataba de atrapar cada uno de aquellos momentos y guardarlos como preciosos recuerdos en su memoria, pero conforme se hacía mayor, parecía que aquellos escasos instantes no eran suficientes, él necesitaba verdadero cariño, y no estaba dispuesto a conformarse con las sobras de su padre.

Sin embargo, ni siquiera Adrien con todo su escepticismo podría dejar de agradecer y sentir un cariño renovado por Gabriel. Él estaba seguro de que si llegaba a tener una novia como Marinette, su papá lo arruinaría todo, pero, en cambio, él parecía casi divertido ante la idea de que su hijo fuera completamente inepto a la hora de "conquistar" una mujer, por lo que había tomado la tarea de ayudarlo como su pequeño proyecto personal.

Adrien subió en el auto hasta el viejo castillo del siglo XVII en el que se llevaría a cabo la gala de aquella noche. Él se sentía agradecido de que su padre no hubiera decidido hacer el evento en el Hotel de Ville, pues este era propiedad de la familia de Chloe y lo último que necesitaba era encontrarla en una noche como aquella, en la que todas sus oportunidades con Marinette pendían de un hilo.

Lentamente, él entró al recibidor del palacio. Él lugar era sencillamente sublime, decorado con rosas tornasoladas, candelabros y demás adornos que daban un aura completamente mágica. Adrien tuvo un muy buen presentimiento, como si todo estuviera a punto de dar un buen y maravilloso vuelco.

— ¡Adri- cho!.

Al parecer, estaba completamente equivocado.

— Chloe— dijo Adrien dirigiéndole una sonrisa nerviosa.

Adrien sabía que aquella velada no pasaría de una forma sencilla, ahora que Chloe se encontraba allí con ellos. La hija del alcalde habría podido ser su única amiga desde la infancia, pero era una persona sumamente difícil, por no decir nada más desagradable de ella. Sin embargo, lo más preocupante de todo el asunto era que ella tenía una especie de fijación especial por Marinette, por alguna misteriosa razón, ella parecía ser su víctima predilecta, a pesar de que la chica muchas veces la ponía en su lugar. Él no se quería ni imaginar cómo reaccionaría Chloe cuando se enterara de que ella era su pareja.

— ¿Qué está haciendo ella aquí? — dijo Chloe mientras que miraba hacía la puerta del recibidor con una expresión que rayaba en el asco. La hija del alcalde se soltó de su brazo y se dirigió hacía la entrada, por donde pasaba Marinette. Adrien se quedó algo aturdido al ver a su pareja, ella se veía especialmente hermosa aquella noche, pero el encanto se rompió al darse cuenta de qué Chloe ya la había alcanzado y se disponía a enfrentarla.

— ¿Qué se supone qué estás haciendo aquí? — le preguntó Chloe a Marinette mientras se encontraba parada frente a ella con los brazos cruzados y un profundo gesto de desprecio.

— Chloe, espera, Chloe — dijo Adrien casi desesperado mientras se apresuraba para alcanzarla.

— Fui invitada — respondió Marinette altivamente. Adrien siempre se sorprendía al ver como se le enfrentaba a la hija del alcalde. Desde el principio, Adrien entendió que Marinette Dupain no era una persona que dejaría que la pisotearan.

— ¿A sí? — preguntó Chloe incrédula— ¿Por quién?

— Por mi, yo lo hice, yo la invité — dijo Adrien quien a pesar de no querer intervenir, sintió la necesidad de hacerlo, y aclarar las cosas de una sola vez. Chloe abrió los ojos de par en par. En aquel aterrador momento, Adrien supo que la hija del alcalde lo había comprendido todo, ella ya sabía que los dos se encontraban en una cita.

— Tiene que ser una broma — exhaló Chloe.

— No, no lo es. Marinette es mi "pareja" — dijo Adrien sin dejar de sonreírle a Marinette. Ella se ruborizó al escuchar aquello, se notaba que estaba complacida.

— ¿Seguimos al salón? — le preguntó Marinette a Adrien, quienes aprovecharon la sorpresa de Chloe para dejarla allí e impedir un escándalo.

— Se lo tomó mejor de lo que esperaba— comentó Marinette mientras los dos se acercaban al salón.

— ¿En serio lo crees? — preguntó Adrien incrédulo, ya que por la expresión de la hija del alcalde, bien parecía que ella hubiera estado cerca de golpear a Marinette.

— Sí, lo creo — asintió Marinette— es Chloe de quien hablamos, ella no es una persona paciente. Pensé que tendríamos una pataleta mucho peor, que trataría de tirarme un vaso de agua encima o algo parecido.

— Oh, no seas exagerada — rió Adrien, pero Marinette permaneció seria — Por favor dime que estás bromeando — dijo el muchacho algo preocupado.

— No, no bromeo, lo hizo una vez, cuando estábamos en séptimo grado, me tiró refresco encima — le explicó Marinette. Adrien frunció el entrecejo al escuchar aquello. Definitivamente, él debía mantener a Marinette alejada de Chloe, sino querían pasar un rato desagradable y arruinar aquella cita que él había preparado con tanto esmero.

En aquel momento, Adrien recordó todos los planes que hizo durante la semana, y se atrevió a llevar el primero a cabo, por lo que estiró temblorosamente su mano y tomó la de Marinette entre la suya. Ella pareció Alarmada, pero no se soltó de su agarre, todo lo contrario, respondió el gesto mientras que ambos avanzaban a través de la multitud de invitados hacía la mesa de Gabriel Agreste.

Muchas miradas curiosas se fijaron en ellos. Adrien sabía que aquello no era extraño, después de todo, él era un modelo de alta costura, muy reconocido en la industria, y jamás había tenido una novia para presumir.

— Buenas noches, señor Agreste— saludó Marinette.

Adrien, su padre, Marinette y Natalie intercambiaron saludos mientras que el muchacho sentía que sus niveles de estrés aumentaban cada vez más con el paso del tiempo. La cena fue un momento de horror. Adrien no hacía más que pensar en el momento en el que estiraría su mano de una manera torpe y vaciaría la sopa en el vestido de Marinette, o en cualquier otro imprevisto imaginario que arruinaría su cita.

Él no probó la sopa, apenas se movió, y ni siquiera podía plantearse la posibilidad de hablar, ya que temía que si abría la boca vaciaría todo el contenido de su estomago.

— ¿Te encuentras bien? — preguntó Marinette quien parecía mucho más relajada que él. Adrien consideró que aquello era una interesante reversión de roles. Normalmente, él era quien llevaba la relación con soltura y naturalidad, mientras que Marinette parecía cerca de desmayarse.

— Sí — balbuceó Adrien.

— No has tocado tu comida, y te ves algo pálido — comentó Marinette preocupada mientras le tocaba la frente para medir su temperatura. Adrien sabía que lo último que necesitaba era que ella creyera que estaba enfermo, pues eso sí que arruinaría la cita. Adrien no se calmó por lo que quedó de cena, y al paso que iban, aquello terminaría ser un desastre parecido al de su primera sesión de estudio.

Los invitados comenzaron a ubicarse alrededor de la pista de baile. Como era habitual, Gabriel Agreste se marchó acompañado de su asistente a entretener a sus inversionistas y compradores. Adrien no lo detuvo, y aunque se preparó para negarse en caso de que le pidiera que lo acompañara, Gabriel no le pidió nada. Adrien hubiera querido creer que su papá valoraba más su felicidad que el hecho de que tuviera que entretener a un montón de personas con las que no tenía nada en común, pero la verdad era que los invitados ya parecían lo suficientemente "entretenidos" viendo la nueva novia de su hijo.

— Van a comenzar a bailar — murmuró Marinette mientras miraba la pista de baile con ilusión. Adrien sudó frío. Él no sería un experto en mujeres, pero las conocía lo suficiente para saber que debía sacarla a bailar en aquel momento, ya que ella se moría por hacerlo. Marinette comenzó a alisar la tela de la falda de su vestido mientras parecía rehuir su mirada. Él sabía que si no encontraba una solución rápidamente iba a enloquecer y a arruinarlo todo.

— Adrien — dijo Marinette — yo… este… ¿No quieres bailar conmigo? — preguntó ella tartamudeando ligeramente. Adrien quiso morderse la lengua, golpearse a sí mismo a hacer algo, lo que sea para forzarse a reaccionar. Él actuaba tan seguro como Chat Noir en frente de ella, que le era increíble pensar que ahora que tenía una verdadera oportunidad estaba completamente en pánico.

— S-s-si — respondió Adrien finalmente— pero, ¿no temes que lo arruine? — preguntó Adrien preocupado.

— ¿A qué te refieres?

— A qué he arruinado todas mis oportunidades de pasar un buen rato contigo. Las sesiones de estudio fueron un desastre, y fue mi culpa, ahora tengo esta noche para demostrarte que todo lo que siento por ti es real, pero sé que alguna forma u otra lo arruinaré, como siempre lo hago, te haré tropezar, o regaré la sopa en tu vestido, no lo sé, cualquier cosa, estoy seguro de qué lo haré un desastre y tu terminarás odiándome. — dijo Adrien. Marinette le sonrió suavemente, y puso su mano sobre la suya.

— No podría odiarte ni aunque tratara — le respondió Marinette quien se mordió el labio mientras se sonrojaba levemente — tu ya sabes lo que siento por ti.

Adrien sonrió, él sentía sus esperanzas renovadas, él sabía que las cosas entre los dos estaban lejos de ser perfectas, pero tenía la plena seguridad de que Marinette estaba comenzando a confiar en él. Probablemente, ella había apreciado su honestidad, el hecho de que reconociera sus miedos de la misma manera abierta en la que ella lo hizo unas semanas antes.

— Mi lady, he decidido que tenemos que bailar— dijo Adrien poniéndose de pie y estirando su mano para que ella la tomara, de la misma dramática manera en la que lo habría hecho Chat Noir. Marinette rió y tomó su mano, por lo que juntos fueron hacía la pista de baile.

El cadencioso ritmo de la música marcó sus pasos, los dos bailaron lentamente mientras que Adrien se sentía cada vez más perdido en aquel suave aroma de flores que inundaba el ambiente. Él sabía que corría el riesgo de ganarse una bofetada, pero dejó que su mejilla rozara levemente con la de Marinette, mientras que los delicados cabellos sueltos de sus sienes le acariciaban.

— Pensé que arruinaría esta oportunidad, mi Lady.

— No, Chat, no lo arruinaste, créeme, estas muy lejos de hacerlo— respondió Marinette quien tomó sus hombros y alejó ligeramente su rostro de Adrien, sin dejar de mirarlo a los ojos.

Adrien sintió las manos de Marinette sobre sus hombros como si le quemaran por encima de la ropa. Él no podía creer que aún tras todos los enredos y mal entendidos, estuvieran los dos mirándose a la cara, sin secretos ni mascarás que los protegieran. Ellos no eran más que Marinette y Adrien, y ahora estaba más que claro que los dos apreciaban cada uno de los aspectos de la personalidad del otro.

— Adrien… — murmuró Marinette como si buscara una forma de iniciar una conversación.

Adrien no fue capaz de pensar en aquel momento, ni siquiera le importó que hubieran una gran cantidad de personas observándolos, solo se dejó abalanzar hacía adelante y besó los labios de Marinette. Ella era lo más dulce y suave que hubiera probado alguna vez, era incluso mejor de lo que se imaginaba. Adrien jamás lo admitiría, pero al mismo tiempo que él se sentía atraído por Ladybug, una especie de fuerza magnética seguía llevándolo hacía Marinette, la chica que se sentaba atrás de él, quien podía ser tan carismática y temperamental como dulce y tímida. Adrien por primera vez se sintió bendecido al enterarse de que se trataba de la misma persona.

— Oh Marinette — suspiró Adrien mientras recostaba su frente sobre la de la chica.

— Tu papá podría vernos — dijo Marinette — no quisiera que te metieras en problemas.

— Él no está en el salón — respondió Adrien — y aunque estuviera, no me importaría— confesó el muchacho sin dejar de sostener el pequeño cuerpo de Marinette contra el suyo.

— Eres incorregible Chat.

— Claro que lo soy— respondió él dedicándole una sonrisa gatuna, al tiempo que se inclinaba para besarla nuevamente.

— ¡Es imposible que seas tan estúpida! — gritó Chloe al tiempo que un gran estruendo llamaba la atención de Marinette y Adrien hacía un lado de la pista. — ¡dije que la quería sin hielo!

Adrien sintió vergüenza ajena al ver a una de las meseras completamente bañada en la bebida de Chloe, pues era físicamente imposible que alguien fuera así de malcriado e insoportable. ¿Acaso ella no tenía ningún sentido común? la pobre chica tomó la bandeja y caminó hacía la cocina, mientras que los demás invitados miraban a la hija del alcalde. Estaba claro que alguien había hecho el ridículo aquella noche, y esa no era la mesera.

Chloe pareció darse cuenta de que la gente no veía aquel espectáculo con buenos ojos, por lo que decidió marcharse, pero antes de hacerlo, le dedicó una mirada cargada de resentimiento a Marinette y Adrien. Él tuvo el feo presentimiento de que tendrían más de un problema gracias a aquello.

— ¿Quieres seguir bailando conmigo? — dijo Marinette. Adrien entendió que ella también se encontraba nerviosa, probablemente temía que ella fuera akumatizada o algo por el estilo, pero los dos hicieron la promesa silenciosa de mantenerse al margen de la situación hasta que fuera completamente necesario.

Y muy pronto, la situación lo hizo completamente necesario, ya que una enorme marejada reventó una de las ventanas del salón. Adrien abrazó a Marinette instintivamente, él miró a cada lado, pero no había señal alguna de su padre.

— Chloe Burgeois, quiero a Chloe Burgeois — bramó el akuma. Adrien supo en seguida que se trataba de la mesera a la que la chica había ofendido, y ahora los atacaba con gran cantidades de agua. La akuma era una especie de mujer con piel azul eléctrico y una expresión casi demoniaca.

— Tenemos que transformarnos, gatito — le ordenó Marinette. La chica dejó atrás toda su vergüenza, lo tomó de la mano y lo empujó hasta la cocina. Todos los empleados habían huido, por lo que ellos se transformaron sin pensarlo dos veces. Adrien por poco entra en pánico cuando sintió el agua subir por sus pantorrillas. La akuma pretendía inundar todo el recinto.

— Aún quedan personas en el salón de baile, tenemos que llevar a la Akuma al tejado, en donde no le hará daño a nadie — gritó la chica. Adrien nunca dejaba de admirarse de la inteligencia y astucia de Ladybug. Él asintió, y juntos corrieron de vuelta hacía el salón, en donde Marinette lanzó con su yoyo una pesada fuente de comida desde la mesa del buffet hasta la Akuma. La criatura fue lo suficientemente rápida para evadir el golpe, pero el plan de ha heroína había resultado, pues la criatura se hallaba dispuesta a atacarlos.

Marinette tomó la delantera, y guió a Adrien a través de la ventana rota hasta que llegaron al tejado, en donde la criatura los enfrentó. Varias corrientes de agua trataron de desestabilizarlos, y aunque no lograron hacerlos caer, mojaron el techo, haciéndolo resbaloso. Chat Noir luchaba por mantener el equilibrio, y se notaba que Ladybug también.

— ¡Chat, mira lo que tiene en la mano! — gritó Marinette, mientras que Adrien enfocaba toda su atención en el Akuma, aquello entre sus manos parecía ser una especie de jarra de agua, que era de donde ella sacaba las eternas corrientes que usaba para atacarlos. Adrien sabía que la mesera sostenía una similar cuando fue ofendida por Chloe, por lo que allí debía encontrarse la mariposa negra.

La Akuma siguió lanzando sus ataques y Marinette tuvo que invocar su amuleto de la suerte, se trataba de un globo de hule, de aquellos que los payasos usaban para hacer animales en las fiestas infantiles.

— Distráela, e inmovilízala — le ordenó Ladybug. Chat Noir odiaba hacer aquello, pero no tenía más opción, por lo que corrió hacía la Akuma mientras evitaba los ataques. Adrien apenas si se pudo acercar a poco más de un metro de la criatura. Él tenía un plan, pero sería muy arriesgado.

— Cathaclism— gritó Chat Noir mientras ponía la mano sobre su lado del tejado. Adrien sintió que el suelo se deshacía bajo sus pies, así como del lado de la Akuma. Marinette fue más rápida que cualquiera de los dos y estiró la cuerda de su yoyo mientras quitándole la jarra a la Akuma, mientras que Chat Noir veía como todo a su alrededor se oscurecía.

.

.

.

.

.

Adrien no supo que sucedió, ni cuanto tiempo permaneció inconsciente, pero despertó con uno de los peores dolores que había sufrido en su vida. Él había caído desde el tejado y ahora se encontraba con la espalda adolorida y la piel herida por miles de astillas y tejas rotas que cayeron con él desde el techo.

— ¡Chat! ¡Chat Noir! — gritó Marinette quien parecía acercarse a él. Adrien nunca la había escuchado tan asustada como en aquel momento.

— Lad- Ladybug— llamó Adrien con la voz carrasposa. Él no entendió como Marinette logró oírle, pero lo hizo, ya que corrió a toda velocidad hacía él.

— Oh, Adrien estaba tan preocupada — dijo Marinette quien parecía estar conteniendo las lagrimas. En ese momento, él se dio cuenta de que ella sostenía algo entre sus manos.

— Mira lo que tengo aquí— dijo Marinette abriendo lentamente sus manos y dejando salir una pequeña mariposa negra lista para ser purificada. Ladybug usó su yoyo para transformarla y lanzó el globo al aire al tiempo que una nube roja comenzaba a recomponer los estragos causados por la pelea.

Chat Noir se levantó lentamente del suelo, y se sorprendió al darse cuenta de que todo el dolor había desaparecido por completo. De repente, sintió un golpe en el pecho y un par de brazos rodearle el cuello firmemente, por lo que permaneció inmóvil mientras escuchaba a su compañera sollozar. Adrien le devolvió el abrazo y disfruto de su aroma y la calidez de aquel gesto, hasta que lo empujó bruscamente alejándolo de ella.

— Gato tonto, me has dado un susto de muerte — dijo Marinette.

— Lo lamento, pero era la única forma de distraerla para que pudieras quitarle la jarra de agua. — se explicó Adrien — ¿usaste tu amuleto? — preguntó.

— Sí, lo hice, usé mi amuleto— dijo Marinette— cerré la boca de la jarra con el globo, eso me dio algo de tiempo para romperla antes de que me disparara un cañón de agua— explicó la chica.

— Pero… — suspiró Marinette — no vuelvas a hacer algo como eso, no vuelvas a exponerte de esa manera, por favor — dijo ella abrazándolo nuevamente.

— Marinette— respondió Chat Noir. Aquel nombre se escuchó suave y dulce en sus labios, dos mundos que parecían irreconciliables se encontraron, y los limites entre uno y otro desaparecieron por completo. Marinette alzó su rostro y lo miró con emoción. Él entendió que ella se hallaba feliz por haber escuchado su nombre.

— Mi Marinette— repitió abrazándola con más fuerza y dejando caer su rostro en la curva de su cuello.

Adrien escucho el titilar de sus Miraculous, pero no le importó, y tuvo la impresión de que a ella tampoco le importaba demasiado. Él la besó, y su corazón saltó al sentir que ella le correspondía el gesto. Sus labios se sentían suaves contra los suyos, y su aroma inundó completamente sus sentidos, en tanto el poder de Plagg se evaporaba. Adrien no entendía como no había descubierto que la chica era Ladybug antes, pero lo aliviaba no tener que escoger entre las dos, ya que las facetas que cada una mostraban parecían dispares, pero en realidad no eran más que dos caras de una misma moneda.

— Tengo que confesarte algo, mi Lady — dijo Adrien mientras luchaba por recuperar el aliento.

— ¿Qué? — Preguntó Marinette. Adrien la miró, y jamás la vio tan hermosa como en aquel momento, con sus ojos nublados por la ilusión y sus mejillas sonrosadas. Al rededor de ellos, todo estaba oscuro, lo único que iluminaba el ambiente era la pálida luz de las lámparas externas que se colaba por los cristales de la ventana.

— Yo no necesitaba una tutora, tan solo perdí el examen para que tu tuvieras que venir a mi casa y poder tener una oportunidad para hablarte— dijo Adrien sin pensarlo. Marinette se separó de él mirándolo con los ojos abiertos de par en par.

— ¿Tú hiciste qué? — preguntó Marinette — Adrien, tardé horas haciendo las fichas de estudio, estaba muy asustada por tener que ir a tu casa, pasé casi una semana pensando en ello. ¿Cómo pudiste poner en peligro tus notas de esta manera? — preguntó la chica muy molesta. Adrien nunca la había visto molesta como Marinette, y mucho menos con él.

— Lo siento, ¿me perdonas? — preguntó Adrien asustado.

— ¿Por qué lo hiciste? — preguntó Marinette, mientras que se cruzaba de brazos.

— Quería invitarte a salir, pero tu me rechazaste, y cada vez que trataba de llegar a ti, yo lo arruinaba, así que debía encontrar una manera de acercarme, y tener un minuto a solas contigo— confesó Adrien. Marinette se frotó las sienes algo exasperada.

— No puedo creerlo… — murmuró la chica dejando la frase inconclusa. — ahora entiendo porqué no querías ir a la biblioteca.

— Por favor, lo lamento, no te molestes conmigo, mi Lady — dijo Adrien mientras tomaba la mano de Marinette. La expresión de la chica se calmó y él entendió que ella ya no se encontraba tan furiosa como antes.

— Tengo que reconocer que es lindo que te hubieras tomado tantas molestias solo para pasar tiempo conmigo— dijo Marinette sonriendo ligeramente— pero habrías obtenido exactamente el mismo resultado si me hubieras invitado a salir como una persona normal — continuó la chica en un tono más duro.

— Prométeme que nunca volverás a actuar tan impulsivamente — dijo Marinette mientras que él la acercaba nuevamente hacía él, tomándola por la cintura.

— Te lo prometo — asintió Adrien muy seguro de que no tendría que verse en una situación como aquella nuevamente.

Marinette se empinó y volvió a besarlo en los labios. Los dos acabaron la velada sentados junto a aquella ventana, mientras él se abrazaba al cuerpo de Marinette y veían las luces de la ciudad a los lejos. Adrien no tenía la menor idea de que les depararía el futuro, pero en aquel precioso momento, sentía una esperanza indescriptible, y la alegría de saber que junto a él estaba una persona de la que apreciaba cada faceta de su personalidad y que lo quería por completo.

— Adrien — dijo Marinette de repente.

— ¿Sí?

— Si me vuelves a engañar de esa manera, puedes considerarte hombre muerto.

— Entendido, mi lady — asintió Adrien con una sonrisa y los ojos cerrados, en tanto se dejaba hundir aún más en el cuello de Marinette. Por primera vez, la suerte le sonreía, y él le sonría de vuelta.


Hola a todos, lamento la demora, las últimas semanas no he tenido tiempo de escribir ni de entrar a esta página, ni de nada en realidad, he tenido mucho trabajo, y compromisos. Lo importante es que logré terminarlo, con mucho esfuerzo, espero también tener un capítulo de "un mundo diferente" para esta semana.

RESPUESTA DE LOS REVIEWS

Mitchan Akari: Hola, gracias por el review, y por las suscripciones. El comentario de final fue sobre todo por ti. La verdad es que el día en que publiqué aquello estaba algo sentida por un comentario que alguien me hizo, y después llegaste tú y te suscribiste a mis fics, deberás, me motivo mucho, y fue como : a alguien le gustan mis fics :D.

ElliontVanBureen: Gracias por el review, jejeje lees mis comentarios, cuando leo fics yo también los leo, pero hay veces que después me digo: por que escribir esas tonterías.

Sonrais777 : Hola, gracias por el review, aquí está la segunda parte, espero que te guste.

Angelsvanpire29: Hola, gracias por tu review, gracias por decir aquello, por supuesto que no estoy abandonando este fic.

.millon H : Hola, gracias por el comentario. A mí también me gustó esa escena, siempre me ha parecido que el pobre de Adrien se cree más "cool" cuando es Chat Noir, lo cual es bastante gracioso, espero que te gustara este capitulo.

Marigabi: A mí nadie me quita de la cabeza que Adrien sería la clase de nerd que hace ese tipo de cosas, espero que te agrade este capitulo, gracias por comentar.

The reviewer: Hola, nuevamente gracias por comentar, realmente espero que te guste como se desenvuelve la historia, y respecto a Adrien… el pobre seguirá sufriendo de mala suerte.

GwenMcbain: oh, gracias por el review, realmente me alegra que te hubiera gustado.

Neko 20101998: Hola gracias por tus comentarios, Cómo dije en otra respuesta, nadie, pero nadie me quita de la cabeza de que Adrien sería la clase de nerd que hace algo así de tonto, me da mucha risa este personaje, porque parece muy "cool" pero todos sabemos que en el fondo es un "nerd", por eso la mayoría lo adoramos. Para ser honesta, lo que pasa es que hace un par de años me emocioné mucho con una serie, y tuve muchas ideas, pero demasiadas, La serie entró en suspenso al finalizar la primera temporada, y duró casi dos años suspendida, hubiera podido publicar mucho, pero decidí no hacerlo, desafortunadamente, cuando la volvieron a estrenar bajó muchísimo la calidad y fui perdiendo el interés hasta el punto que para la tercera temporada ni me tomaba el trabajo de tratar de verla, la vi en un maratón como un mes después de finalizada porque no tenía nada más que hacer, el final fue ilógico y decepcionante, me quedé con mis ideas por no publicarlas en cuanto las tuve, por eso me dije: de ahora en adelante voy a publicar cuando quiera, y voy a aprovechar el impulso, porque después uno pierde el interés y no hay forma de continuar, físicamente, no la hay.

Elisa20da: gracias por el comentario, a mi también me gustó la idea de Natalie y Adrien, me gustó esa idea desde que vi "orígenes" cuando ella ayuda a Adrien a entrar al colegio, realmente gracias por comentar.

Sofitkm: Gracias por el comentario :D

AlbaSky: Hola, gracias por el review, lamento haberme demorado con este fic, es que el capítulo me salió increíblemente largo, no bromeo, 28 hojas, he batido mi propio record. Sí tienes razón, este fic nació por eso, porque quería algo más ligero, algo como "el beso", sin tanto drama, hasta Gabriel es súper buen padre en este fic. ¿Deberás todo el mundo está escribiendo drama? La verdad no he leído nada más últimamente, cuando estoy en un arrebato de escribir como el que he tenido el último mes, no tengo tiempo para leer fics, ni me gusta hacerlo, porqué yo tengo la costumbre de inspirarme en cosas que leo o pelis que veo así sea muuuuuuuuy indirectamente, y no quiero plagiar sin querer, a mí nunca me han plagiado tan de frente ( una vez hace tiempo pero fue algo más bien indirecto, no creo que fuera necesario reportar) pero creo que debe ser una experiencia indignante, así que mejor evitar problemas.

Pamela1921: Hola, gracias por el review, aquí está la siguiente parte, espero que te agrade.