UNDER TWILIGHT RAIN.

Comienzo.

Habían pasado cuatro largos años, iba a casarse, pero jamás se imaginó que al volverla a ver un escalofrío le recorriera la espalda.

La ya coronada reina Zelda había llegado a Ordon, acompañada de la guardia real y unos cuantos miembros de la alianza rebelde: Reconoció a Shad, a Salma y a Perícleo.

El carruaje había parado justo delante de la casa del alcalde mientras jugaba cerca del río con el ya crecido Iván y su hermana pequeña, captando su atención al ver bajar a los rebeldes. Y allí estaba ella, envuelta en una capa con motivos Sheikah de terciopelo color cárdeno oscuro, ataviada de una simple tiara, Saludando con una elegante reverencia al alcalde Bono y a su prometida Ilia.

Link tragó saliva.

La reina Zelda había venido a Ordon, se temió lo peor.

Link se acercó con cautela.

Shad lo abrazó con fuerza, haciendo algo de escándalo para el gusto de Link.

-¡Pero cuánto has crecido, muchacho!

Salma le palmeó un hombro

-¿Qué tal Link?

Link sólo asintió.

Perícleo le tendió una mano, siendo más silencioso, se la estrechó con fuerza.

Entonces la princesa clavó sus ojos azules en él, inclinándose ante él.

-Héroe elegido-. Saludó casi arrodillándose grácilmente ante él.

Link la tomó por los hombros, levantándola.

-Por favor alteza, no se incline ante un simple campesino-, dijo él, sonriéndole amablemente.

Le tomó una mano enguantada y fina y la besó, inclinándose levemente.

Zelda desvió la mirada y pudo ver como la hija del alcalde fruncía ligeramente el ceño.

Link entonces cambió de postura, separándose de la regente.

-Alteza, ¿A qué se debe esta visita?- Preguntó el alcalde, la reina volteó la mirada hacia él.

-Es una simple visita, los rebeldes querían reunirse y yo he aprovechado el carruaje. Me gustaría hablar con el héroe si no es mucha molestia.

Ilia se cruzó de brazos

-La verdad es que Link ahora mismo estaba algo ocupado, ya sabéis alteza, los preparativos para la ceremonia…-Dijo el alcalde.

Zelda se giró abruptamente para mirar a Link a los ojos.

-Oh, acaso… ¿Os casáis, héroe?- Fingió una sonrisa, era ya toda una experta en aquello, Link asintió en respuesta-. ¿Puedo saber quién es la afortunada?

-Yo-. Soltó la joven rubia de ojos verdes, dando un paso adelante con los ojos entrecerrados.

-Vaya, qué sorpresa tan agradable-, dijo la regente, mirando a Ilia sonriente.

La chica, algo sucia, con los pies descalzos y ropas de algodón, observaba a la regente con superioridad. Denotaba mala actitud como jamás había denotado. Ilia, por muy inmadura que pareciera, no solía ser así.

La regente entonces miró a Link.

-Enhorabuena, héroe, es usted muy afortunado por haber encontrado a una muchacha tan hermosa-. Denotaba educación y saber estar en su tono de voz-. Pero insisto, es un tema importante, tan solo tomará unos minutos.

Link se rascó la cabeza, sonriendo nervioso y mirando a Ilia.

-Tan solo serán unos minutos-, dijo él-. Además ahora no estaba haciendo mucho más que jugar con los niños.

Zelda asintió.

Entonces Link se dio la vuelta, guiando a la regente a su humilde casa, todo estaba adornado con flores primaverales y las calabazas comenzaban a crecer cerca del río.

Zelda pensó en lo encantador que se veía aquel paraje, rústico, sureño y amable. Deseó poder vivir en un lugar como aquel.

Llegaron a la puerta del pueblo, y pasándola, en un gran árbol pudo vislumbrar una bonita casa.

-Lo siento alteza, pero tendrá que ascender escaleras-. Dijo el joven educadamente, volteándose con una sonrisa.

Zelda se echó la capa hacia atrás, mostrando al héroe su porte, elegante y a la vez deportivo.

Vestía unos pantalones color gris de terciopelo con bordados Hylianos en dorado, un ceñidor de color oro que solo cubría su vientre, muy similar al que Salma solía portar con una fina blusa de lino ceñida al cuerpo color malva y un camafeo adornándole el cuello, finas mangas abullonadas de encaje y más bien cortas y un ligero adorno de chorreras que caía como una cascada sobre su pecho desde el adorno color oro del cuello, portaba sus fieles botas marrones de cuero también.

-He venido preparada, héroe-. Dijo con suficiencia.

Link se colgó entonces de las escaleras, subiendo con agilidad, siendo seguido por la regente.

Cuando abrió la puerta, La invitó a pasar.

Zelda reparó en lo ordenada y acogedora que era la casa de Link,

Soleada, amable y con olor a madera.

La invitó a sentarse en una de las sillas, acompañada de una mesa redonda para cuatro, logró adivinar.

-Siento no tener los lujos del palacio, alteza.

Zelda negó con la cabeza.

-Por favor, héroe, su hogar es más de lo que podría pedir, además, créame, es encantador.

-Sólo Link-, dijo mirándola.

-¿Eh?- Zelda lo miró, sin entender muy bien.

-Que me llame Link si usted gusta-, aclaró él.

-Por supuesto, Link-. Repitió ella.

Un silencio y una mirada que, lejos de ser incómodo, era natural, como una vieja costumbre.

-Oh, siento mis modales-, dijo el joven de pronto-. ¿Le apetece una infusión? Tengo de jengibre ordoniano y frutal, la de cerezas es la más deliciosa.

-Oh, pues me decanto por la de cerezas entonces-, contestó la castaña.

Link puso agua a hervir en un puchero colgando del hogar.

Entonces preparó la infusión en la porcelana más fina que tenía en casa.

Zelda se dejó caer en sus reales pensamientos.

Link se iba a casar, y sabía que lo que iba a decirle era un golpe bastante fuerte en aquel momento.

Buscó en el interior de su capa un bolsillo oculto y sacó un libro ajado, viejo y con las hojas destrozadas, llenas de tinta, lectura y a veces lágrimas.

Link entonces llevó la tetera a la mesa, con una jarra de leche fresca, dulces de calabaza seca, dos finas tazas y un azucarero lleno de terrones caseros.

-¿Cómo prefiere la infusión, alteza?

Zelda se recompuso antes de mirarlo a los ojos y sonreír.

-Con leche y dos terrones, por favor.

El chico le sirvió la infusión y le acercó el plato de los dulces.

-Por favor, pruébelos, Los ha hecho Ilia.

Zelda asintió.

-Gracias, Link.

Se sentó entonces frente a ella.

-Bien, ¿De qué quería hablarme?

Zelda se tomó su tiempo y disfrutó de un trago de la deliciosa infusión, tratando de calmar el dragón interior que sentía.

-¿En cuánto tiempo se casa, Link?

-Link la miró con sus ojos color ópalo, nervioso de pronto por la presencia de la chica castaña.

-Una semana, señora.

Suspiró, sacando el libro entonces.

-Espero entonces que me disculpe por mi parte, por no haber venido antes, Link.

Link puso atención al libro antiguo entre las manos de la regente, preguntándose porqué algo se le hacía familiar en ese libro.

-Eso es…

-Un diario, Link, es un diario de una antepasada, algo lejana.

Agobiada suspiró.

-Pero… se me hace familiar.

Zelda lo miró a los ojos.

-Es importante que lo leas, sé que he llegado en el momento menos oportuno, pero, además, es urgente.

-Pero alteza, ¿Qué es esto?

-He estado investigando, Link-. Comenzó ella-, tal vez creas que es una locura pero, al parecer hace mucho mucho tiempo, antepasados nuestros tuvieron un hijo en común.

-¡¿Qué?!

Zelda trató de calmarse, bebiendo un poco más de la infusión, desganada.

-Link, hay sangre real en ti.

-Pero usted y yo… entonces… ¿Somos familiares?

Zelda negó con la cabeza.

-No. Por desgracia yo pertenezco a otra casta, Soy fruto de un matrimonio indeseado y apresurado, según este libro, no por parte de la princesa, directamente, yo apenas comparto su sangre.

-¿Entonces?

-Link, este libro te hace a ti, heredero principal de la corona, no a mí.

Fue como un jarro de agua fría.

-¿Pero cómo?

-Link, eres el único hombre cercano a la línea de sangre real. Estoy dispuesta a abdicar si es necesario, pero el consejo me ha enviado a solicitar de ti para vivir en la corte, llegar a un acuerdo. Si esto se hace público podría resultar en una locura.

Zelda apoyó un codo sobre la mesa y la frente sobre los dedos, angustiada, al borde de las lágrimas.

-No quiero complicar su situación, Link-. Dijo ella con la voz quebrada y temblando.

-¿Los chicos lo saben?

-Sí, ellos fueron a los primeros a los que mandé llamar.

-Entonces, fue una excusa para venir.

-Sí.

-¿Qué vamos a hacer?

-El consejo ha amenazado con sacar a la luz todo si no ponemos solución entre usted y yo.

-¿Solución? Alteza, yo no puedo irme, no ahora, no puedo gobernar, no sé cómo hacerlo.

Zelda se encogió de hombros.

-No sé qué hacer, Link, lo juro-, dijo la chica-. Si lo supiera, pondría cualquier solución, pero no puedo, Link. No puedes contárselo a nadie, y mucho menos a tu prometida… Diosas, Link, qué gran vergüenza es la que siento ahora mismo. Pero el consejo jamás permitirá que te cases con una humana, y mucho menos siendo parte de la nobleza.

-¿Y si adelanto mi enlace?

Zelda lo miró, tal vez con disgusto en los ojos.

-Poco lograrías, Link, pero prueba. Pero… ¿Ilia estaría dispuesta a gobernar Hyrule?

Link tragó saliva, podría amar a Ilia, pero la chica era demasiado infantil y joven para comprender la importancia de aquello.

-No lo sé-, mintió él.

Zelda le tendió entonces el libro.

-Igualmente, te dejo que lo compruebes por ti mismo. Dentro del libro se haya toda la información que corrobora la verdad en ese diario y mi investigación. Ah, y una carta de tu bisabuelo.

Link se alarmó…

-¿Mi bisabuelo?

-El héroe del tiempo y de Termina.

Link miró el libro ajado en silencio mientras Zelda, con la mirada triste se terminó la infusión y se levantó.

-Los rebeldes y yo nos quedaremos cinco días cerca de Ordon, en una casa al cruzar el puente, hasta poder llegar a un acuerdo. Sugiero que mañana, si tienes oportunidad de leer el diario, te presentes allí para poder hablar cuanto antes.

Link asintió, ella se dio la vuelta y se marchó, agradeciendo la infusión.

-Hasta mañana, alteza.

BUENO, HASTA AHÍ.

ÚLTIMAMENTE NO DEJO DE COMENZAR PROYECTOS Y, LA VERDAD, ESTE NO ES DISTINTO, NO SÉ COMO CATEGORIZARLO, SIN DUDA, ME AGRADARÍA SABER SI QUEREIS QUE LO CONTINUE O LO DEJE TAL Y COMO ESTÁ, CON EL FINAL ABIERTO Y A VUESTRO CARGO. SI ALGUIEN DESEA CONTINUAR ESTA IDEA Y AYUDARME CON ESTE FIC, QUE NO DUDE EN PONERSE EN CONTACTO CONMIGO POR PM, EN SÍ, SI QUERÉIS QUE YO LO CONTINÚE POR FAVOR, DEJARME EN LOS COMENTARIOS VUESTRAS OPINIONES.

ESPERO DE CORAZÓN QUE OS HAYA AGRADADO. AUNQUE LO ACABE DEJANDO ASÍ O LO QUE ACABE OCURRIENDO CON ESTA PEQUEÑA IDEA.

SALUDOS Y MUCHO AMOR:

YUMIVIGO.