Two-Shot que participó en un reto de facebook, así que es posible que ya lo hayàis leído por ahí, pero no os alarméis, no es un plagio. Unicamente me apetecía tenerlo tamién en mi cuenta.
Los personajes, lugares y hechizos pertenecientes a la saga Harry Potter, son de exclusiva propiedad de su autora, J.K. Rowling. Esta historia está hecha sin ánimo de lucro.
En esta historia se va a obviar que "El Refugio" estaba bajo el encantamiento Fidelio. Tal y como debería haberse obviado en la obra original, porque si de verdad hubiese estado bajo ese encantamiento, Dobby no habría podido aparecer allí a Luna, Harry, Ron y compañía… Pero qué demonios, si Rowling puede saltarse las reglas del fidelio, ¿por qué yo no?
CAPÍTULO I
Hecha un ovillo en mi cama busco un poco de consuelo en mi propio cuerpo. Me había prometido no llorar esa noche, pero no he podido evitar hacerlo en cuanto Harry se ha dormido.
Mi mente no puede dejar de trabajar, dándole vueltas y vueltas a los nefandos pensamientos que llevan asediándome los últimos días. Son como un ariete, golpeándome la cabeza, una y otra vez, hasta que el llanto o el sueño me vencen.
Tras un rato, una idea nueva pasa por mi mente: podría morir y no volver a verle. Un nudo se me forma en la boca del estómago y va subiendo hasta mi garganta, mientras una sucesión de implicaciones se proyectan en mi cabeza como una película de 8 milímetros; si fracasamos, moriré; si nos encuentran, me matarán; me torturarán; me violarán; y a Harry… a él le…le…
Un sollozo rompe en mi pecho. Se ha ido… Ron se ha ido pensando que vamos a fracasar, pensado que todo es inútil… Ron se ha ido y nos ha dejado a nuestra suerte, para morir... me abrazo todavía más fuerte y comienzo a llorar sin control, histérica.
Esto no puede ser amor, Ron no me ama. No puede quererme y habernos dejado sabiendo lo que podía pasar. ¿O sí? Quizás ni siquiera se ha parado a pensarlo. Realmente, no sé qué es peor.
¿Va a ser siempre así? Dejada de lado cada vez que no esté de acuerdo con él, cada vez que decida hacer lo que crea correcto en lugar de lo que a Ron se le antoje. Lágrimas de frustración corren ahora por mis mejillas. ¿Por qué tengo que amarle?
Antes de poder seguir esta línea de pensamiento, noto como el colchón se inclina bajo el peso de alguien que se sienta a mi lado. Me vuelvo y enseguida reconozco la silueta a pesar de que casi no hay luz… Harry.
Me da la espalda y mira al infinito, las manos reposando en su regazo. ¿En qué momento le he despertado? Quizás cuando he empezado a llorar como una desquiciada hace unos minutos.
Sin embargo, Harry no parece alguien recién levantado. Todo lo contrario, noto por la tensión en sus hombros que quiere decirme algo. Me preparo mentalmente porque, sea lo que sea, no me va a gustar oírlo. Soltando un suspiro, empieza a hablar:
-¿Sabes? – dice -. Puedes irte con él si lo necesitas, yo no… - duda un momento -… no te lo tendría en cuenta.
Se me corta el llanto y me incorporo como un resorte en la cama. ¿Qué demonios ha sido eso? ¿En qué está pensando Harry para creer que yo haría algo así? Tomando mi silencio como una concesión, continúa hablando:
-Loentiendodeverdad – dice a la carrera -. Sé lo que te gustaría hacer tus E.X.T.A.S.I.S., yestarconRon. Yo… - baja una octava su tono -… no soporto verte así.
-Harry… - comienzo, conmovida.
-…en serio Hermione – me corta -. El curso apenas ha comenzado, seguro que puedes ponerte al día…
-¡Pero qué dices! – gimo. No puedo creer que él quiera que yo me vaya. Agarro su hombro y le giró bruscamente para que quedemos frente a frente -. Yo nunca, nunca te voy a dejar – le digo mirándole a los ojos -. ¿Entiendes? Nunca.
-Está bien… - me contesta -. Pero tampoco puedes seguir así, sé que le necesitas – dice con la mandíbula apretada -. Iremos a buscarle y… le pediré que vuelva.
-¿En serio…? – exclamo, sonando más esperanzada de lo que habría querido.
Sé que lo hace por mí, y también sé lo que le cuesta hacerlo. Ron no se lo merece y Harry va a dejar de lado su orgullo solo por mí. Sin poder contenerme más me abalanzo sobre él y refugiándome en su pecho suelto toda la tensión que he estado acumulando durante los últimos tres días.
Mañana veré a Ron. Un suave calorcito se extiende desde mi pecho ante esa idea. Mañana le veré y podré hablar con él; sabré si nos ha estado buscando, si se ha arrepentido… si me quiere…
Noto como Harry me rodea tentativamente con un brazo y con el otro me da suaves palmaditas en la espalda. Todo va a ser gracias a él. No puedo contenerme y le estrecho más contra mí.
-…gracias, gracias, gracias… - murmuro en una letanía, y él comienza a deslizar su mano por mi pelo -. Gracias, Harry…
Lágrimas de rabia recorren mis mejillas mientras agarro un puñado de arena y lo aprieto hasta que me duelen los dedos. Esta es la última vez que lloro por Ron, lo juro. Escucho un sollozo y me giro para ver como Fleur, a unos quince pasos de mí, comienza a llorar.
La veo romperse y la compadezco, porque la entiendo. Entiendo lo que es no saber si vas a volver a ver a tus padres. Yo no puedo hacerlo por necesidad, pero ella... ella no puede verlos por culpa de él… se me escapa un bufido y Fleur gira su rostro en mi dirección. Me reprendo mentalmente, aunque llevo la capa invisible y no puede verme, todavía puede oírme.
Me seco la cara con la manga del jersey que llevo y fijo mi vista en el horizonte, observando el vaivén del mar. Tengo que volver pronto porque si no Harry se va a preocupar. Ayer, al final, nos quedamos dormidos en mi cama. Supongo que la primera en dormirme fui yo, después de llorar, y él no quiso moverse para no despertarme.
¡Qué ilusionada estaba esta mañana con volver a ver a Ron! ¡Qué tonta, qué ingenua! Como he corrido a hacer el desayuno… cómo he metido prisa a Harry para preparar todo. Él no ha dejado de mirarme todo el rato con una sonrisa en la cara, al verme de nuevo tan activa.
Y luego, el pobre no podía quitarse la preocupación de encima cuando no hemos encontrado a Ron en La Madriguera. ¿Cómo puede haber alguien tan bueno como él?... ¿tan noble? No como la pobre excusa de amigo que tenemos y que no piensa más que en él mismo. Se me crispan los puños solo de pensarlo.
Claro, que tanta dosis de nobleza viene con su buena taza de ingenuidad… y de no saber leer entre líneas. Al volver a la tienda Harry estaba loco pensando que si Ron no había llegado a su casa, era porque le había pasado algo. Hablaba de salir en su busca, de intentar rastrearle… y yo solo podía pensar en la conversación que había tenido Molly con su marido:
"Arthur, ha llegado una lechuza de Bill desde El Refugio. Fleur y él quieren pasar las Navidades solos en Tinworth, así que no vendrán. Manda una carta a los DeLacour en cuanto llegues al ministerio. No tiene sentido que se arriesguen al viaje si su hija no va a estar aquí."
Así que le he dicho que tenía que hacer algo, le he cogido la capa, y me he aparecido aquí a confirmar mis sospechas. Ojala no lo hubiese hecho… todavía tengo la imagen grabada en mi retina: Ron comiendo como un cerdo en la cocina de la casa, mientras Bill y Fleur discutían fuera.
Solo de pensar lo poco que hemos comido Harry y yo estos días, mientras Ron se hartaba y… y… ¡todavía quedan semanas para Navidades! No tiene ninguna intención de salir a buscarnos. Y encima es un maldito egoísta; le da igual que su familia esté separada solo por no enfrentarse a ellos y decirles que nos ha abandonado… ¡cobarde!
Se me revuelven las tripas al volver a evocar la imagen de Ron comiendo, ¡jodido hedonista! Y aunque había jurado no volver a hacerlo, empiezo a llorar de puro coraje. ¿Por qué tuve que enamorarme de él y no de Harry?
El pensamiento me ha venido de manera tan natural a la mente que tardo unos instantes en darme cuenta de lo que realmente significa. Y me quedo helada.
Como no tiene sentido reflexionar sobre algo que no ha sucedido, y que nunca sucederá, me pongo de pie con cuidado de no hacer ruido y comienzo a alejarme de la casa. No puedo dejar que me oigan al desaparecerme de vuelta.
Por desgracia, intentar no pensar en algo suele tener el efecto contrario. Y cuando estoy girando sobre mi misma y concentrándome en la ladera donde tenemos la tienda, solo una pregunta se repite en mi mente: ¿por qué, por qué, por qué…?
Ni siquiera me doy cuenta de que estoy llorando cuando pego mis labios al brazo de Harry y empiezo a succionar. El sabor metálico de la sangre inunda mi boca, hasta que noto algo amargo. Escupo en el suelo y dirijo mi boca a la siguiente mordedura, pero Harry comienza a convulsionar y me golpea en la cara con el brazo, tirándome al suelo.
Los espasmos son tan exagerados que me da miedo que se haga daño. Me levanto corriendo y me tiro encima de él para inmovilizarle con el peso de mi cuerpo. Lamentablemente peso muy poco, y Harry es más fuerte de lo que parece, así que acabo de nuevo en el suelo.
No es hasta el tercer intento que consigo mantenerle quieto y, sentada a horcajadas encima de él, agarro su antebrazo con las dos manos y aplico mi boca a la mordedura que tiene en la muñeca, pero está coagulada. No lo pienso mucho y de un mordisco arranco la postilla y comienzo a succionar.
Vuelvo a escupir y procedo a levantarle el jersey para descubrir su abdomen. En el camino agarro el guardapelo y se lo arranco de un tirón, arrojándolo a un lado. Me inclino y extraigo también el veneno de su costado. Para cuando acabo Harry ha dejado de tener espasmos.
Sé que algo del veneno le habrá entrado en el torrente sanguíneo, pero espero que no haya sido mucho. Me sitúo de rodillas a un lado de la cama y le toco la frente, está ardiendo… por favor, por favor, por favor Harry… no te mueras.
Le termino de quitar el jersey y me levanto a por un cubo de agua fría y un paño. Cuando ya el pedazo de tela está refrescando su frente, me permito cogerle la mano y llorar libremente. Todo esto es por mi culpa, ¡nunca debí dejar que subiese solo!
Pero he estado distraída como una tonta. Semanas con la misma pregunta en la cabeza: ¿por qué? Y ahora, por estar pensando en cosas que no debía y no prestar atención a los detalles, Harry puede morir. Tenía que haberme fijado en el olor, tenía que haber visto antes la sangre en el techo…
Retiro el paño de su frente para hundirlo en el agua fría y volverlo a poner en su lugar. Por favor, por favor, por favor Harry… no te mueras.
Y todo ¿para qué? Llevo semanas buscando excusas cuando ya sabía la respuesta desde el mismo momento que me hice la pregunta: porque sé que la única razón para que alguien se fije en mí es que me necesite, y la triste realidad es que por eso me interesé en Ron. Por eso y porque creí en él, porque creí ver la maravillosa persona en la que se iba a convertir…
…cuando ya tenía a esa persona justo delante de mis narices. ¡Qué ciega! Claro, que es evidente que ha sido mejor así. Harry jamás se ha fijado en mí, y si me hubiese enamorado de él, hubiese sido solo para sufrir.
Así que eso estaba haciendo en la planta baja de la casa de Bathilda Bagshot. Intentando aclararme y desarrollando un sentimiento de posesión por mi mejor amigo que solo puedo tildar de enfermizo, cuando debería haber estado pendiente de la espada de Damocles que pendía sobre nuestras cabezas desde que habíamos pisado Godric's Hollow… ¡estúpida!
Por favor, por favor, por favor Harry… no te mueras. Repitiendo esas palabras me quedo dormida con la frente apoyada en una de las manos de Harry.
Harry grita y me despierto, debe haber pasado menos de una hora. Me maldigo internamente por ser tan inútil. ¿Cómo he podido dejarme ir con Harry en este estado? Le vuelvo a tocar la frente y ahora está mortalmente fría. Le retiro el paño y me levanto a buscar una de sus camisas que esté seca y limpia.
En el camino veo el guardapelo en el suelo, lo recojo para meterlo en el bolso y veo que tiene un pedazo de piel pegado. Corro al lado de Harry y noto la herida en su pecho. Voy a por el bolso, guardo el Horrocrux y busco el díctamo y una esponja.
Cuando vuelvo donde Harry, está gimiendo y llorando como un niño pequeño. Yo también empiezo a llorar de nuevo. Procuro limpiar bien con la esponja y agua todas sus heridas, y luego les aplico el díctamo. Al final, como puedo, le pongo la camisa y le tapo con un par de mantas.
Sigue gimiendo y gritando de vez en cuando, pero ya parece estar mejor. Casi lo pierdo esta noche y ahora mismo me importa una mierda si lo que empiezo a sentir por él es enfermizo o no, solo quiero tenerlo cerca, así que me recuesto a su lado y apoyo mi cabeza en su hombro y le abrazo.
No puedo evitar esbozar una sonrisa cuando noto que su respiración se normaliza y se relaja en mis brazos.
Me hierve la sangre.
Harry había estado muy distante estos últimos días. No sé si porque no le hizo gracia que durmiese abrazada a él, porque le rompí su varita, o por las dos cosas. Harry ha estado muy distante… y yo me he convertido en una acosadora profesional, vigilando cada paso que da, cada músculo que mueve.
Y así es como he acabado esta noche, escondida detrás de un árbol a orillas de una laguna helada, viendo como Ron, al que sinceramente esperaba no tener el placer de ver hasta por lo menos el final de la guerra, se horroriza ante la imagen que proyecta el Horrocrux de Harry y yo besándonos.
Ha tenido que ver las heridas de Harry en el torso, el abdomen y los brazos, cuando le ha sacado del agua. No sabe cómo estoy, ni siquiera si estoy viva. ¿Y se preocupa de haber perdido una especie de "derecho de pernada" sobre mí por habernos abandonado? Los recuerdos me golpean como bofetadas en plena cara: Bill y Fleur discutiendo, ella llorando, Ron comiendo…
Me hierve la sangre.
Salgo corriendo de donde estoy y, quitándole la espada a Ron, le hago a un lado y la hundo en el guardapelo, justo cuando un muy desnudo Harry me sujeta contra él a la vez que me devora la boca.
Me doy la vuelta y nos quedamos mirando los tres. La incomodidad y el silencio se extienden entre nosotros durante unos minutos que parecen eternos. Al final es Ron el primero que habla:
-He vuelto – dice, a la vez que esboza media sonrisa en mi dirección.
-Vete – suelto a bocajarro -. Vete y no vuelvas.
Ron me mira horrorizado.
-Hermione – empieza Harry-, esp…
-¡Cállate Harry! – digo, fulminándole con la mirada -. He dicho que te vayas.
-Pero…
-¡Pero nada! – chillo -. ¿No me has oído? ¡Vete! ¡No quiero ni verte!
-Hermione, acaba de salvarme la vida – oigo a Harry detrás de mí.
-He vuelto por ti – me dice Ron, mirándome a los ojos.
Noto a Harry tensarse a mi lado y es lo que me faltaba para estallar. Dejo caer la espada en el suelo y, dando dos pasos hacia él le empujo.
¡Pero qué haces! – me grita, sujetándome del brazo -. ¿Estás loca?
-No me toques.
Me aparto de él de un tirón y, pensando en algo que le haga desaparecer de mi vista, agarro a Harry por las solapas del jersey y le beso en los labios. No es más que un choque doloroso de dientes que dura un instante, pero cuando le suelto, Harry se cae de culo al suelo y Ron nos mira con asco a los dos.
-¡Lo sabía!, ¡serás zorra! – escupe -. ¿Cuántos días esperaste desde que me fui antes de follártelo?
Es triste decir que no me sorprende en absoluto lo que ha dicho, aunque sí me duele un poco; sin embargo oigo a Harry ahogar una exclamación desde el suelo.
-No sé ni por qué me he molestado en volver – prosigue -. No merecéis la pena ninguno de los dos – no puedo evitar carcajearme en su cara de lo último que ha dicho. Ron arruga la nariz como si le diésemos náuseas – Me voy – concluye, dándonos la espalda.
-¿Cómo nos has encontrado? – le pregunto antes de que desaparezca.
-Con el jodido desiluminador de Dumbledore – contesta con desdén.
-Déjalo aquí antes de irte – le exijo.
Se mete la mano en el bolsillo y lo deja caer al suelo. Sin volver a mirarnos desaparece.
Esto era algo que yo quería evitar. Esperaba no tener que ver a Ron hasta el final de todo, si es que llegábamos vivos, para poder salvar a Harry de saber lo que yo sé de nuestro querido amigo. Me giro hacia él enfrentando su mirada inquisitiva.
-Nunca me preguntaste a donde fui después de dejar La Madriguera – le explico -. Ya sabes, el día que intentamos volver con Ron.
-Pensé que solo necesitabas estar sola.
Suspirando, me siento a su lado en el hielo y empiezo a contarle. Al final acabo llorando, otra vez, a mitad de la historia. ¿Por qué todavía me duele tanto?
Cuando acabo, caminamos en silencio de vuelta a la tienda y decidimos no seguir montando guardia por esta noche. Las emociones están a flor de piel y los dos estamos muy cansados. Mientras Harry se ducha, me cambio y me acuesto en mi cama. Pasado un rato le oigo salir, apagar la luz, y acostarse también.
-Espero que no haya sido tu primer beso –suelta Harry de repente cuando estaba a punto de dormirme-. Ha sido horrible.
-Me besé unas cuantas veces con Viktor – murmuro adormilada -. Y no pude evitar que McLaggen me metiese la lengua hasta la campanilla antes de huir de él.
-¡Arg! – exclama Harry con disgusto -. No necesitaba saber eso… ¿cómo se te ocurrió?
-¡Yo no quería! – contesto a la defensiva -. Me pilló por sorpresa. Además… ¡suelta más babas que un aspersor!
Oigo un golpe y me incorporo solo para ver que Harry se ha caído de la litera.
-¡Arg!, ¡Merlin! – exclama desde el suelo, con la sábana y la manta enrolladas en las piernas – De verdad, de verdad, no necesitaba saber eso.
No puedo evitar troncharme de risa y acabo cayéndome también. Al final terminamos los dos en el suelo riéndonos, y me parece increíble lo maravilloso que es poder estar así con él después de lo que ha pasado esta noche.
-Muy bien. Pues quiero que cojas a Luna, Dean y el señor Ollivander y los lleves a… a… Privet Drive – digo – Donde vivía con mis tíos, ¿recuerdas Dobby?
Otro alarido espeluznante se escucha escaleras arriba. Están torturando otra vez a Hermione.
-Si señor Harry Potter señor – dice Dobby con un hilo de voz -, Dobby recuerda.
-Y luego quiero que vuelvas aquí – añado -. ¿Podrás hacerlo, Dobby?
-Claro, Harry Potter – susurra el pequeño elfo.
Mientras hablo, cada vez me duele más la cicatriz. Entre neblina veo a Dobby llevarse a los otros tres prisioneros y a la vez, a mis pies, a un individuo anciano que ríe con sorna:
-¡Mátame, Voldemort! ¡No me importa morir! Pero con mi muerte no conseguirás lo que buscas. Hay tantas cosas que no entiendes…
Siento la furia de Voldemort en mi interior y vuelvo a oír gritar a Hermione. Se me estremece el corazón, no puedo perderla. No después de lo que hemos vivido desde que me dio ese ´beso´. No cuando todavía no me he parado a analizar lo que empiezo a sentir cuando estoy con ella.
Sacudo mi cabeza ahuyentando de mi mente toda emoción ajena y me concentro en el sótano en el que estoy encerrado y en salir de él para ayudar a mi amiga.
No puedo perderla… no ahora…
Despierto sintiendo la fría mordedura del metal en mi garganta, solo para ver a Harry delante de mí con la varita en alto. El alivio que me recorre es tan avasallador que me tiemblan las piernas.
Al final ha servido para algo, callar, gritar, sufrir… darle tiempo. Harry va a escapar, va a vivir. Y yo voy a morir, pero no me importa. Sonrío mientras una lágrima resbala por mi mejilla, y le deletreo la palabra: "vete".
Pero no se va. Le veo decir algo que no logro escuchar, y tira la varita al suelo. Noto a quien me sostiene reír a mi lado, pero casi al instante me sueltan y algo me golpea la cabeza. Todo se vuelve negro otra vez.
Un dolor punzante en la nuca me devuelve a la consciencia. Estoy recostada en los brazos de alguien. Y, cuando consigo enfocar la vista, veo lo que más amo en este mundo, los ojos de Harry que me miran angustiados.
-Harry – murmuro. Me duele todo.
No dice nada, pero me estrecha contra sí. El movimiento brusco me arranca un gemido de dolor.
-Lo siento, lo siento – me dice, apartándome un poco y volviéndome a mirar con esos increíbles ojos que tiene - ¿Estas bien?
-¿Estas vivo? – me arranco en un ronco susurro. Él sonríe ante la evidente respuesta a mi pregunta-. Entonces, estoy bien.
Y no dice nada, pero se inclina y me besa. Es solo un roce, pero hace que todo empiece a dar tantas vueltas que me mareo. Necesito aferrarme a algo, y lo hago… a su nuca… y lo atraigo más hacia mí.
Y a pesar de que me duele todo, a pesar de que casi muero hace un rato, solo puedo pensar en una cosa: quiero más de esto.
continuará...