Tras pensarlo detenidamente he decidido que aunque los nombres de los ataques de los Pokémon se mantengan en castellano, los nombres de los personajes humanos serán los de la versión inglesa. ¿Por qué? Tengo dos motivos:

Para evitar confusiones innecesarias. Entre mis lectores siempre hay latinoamericanos , y tengo entendido que por allí se usan los nombres de la versión inglesa del juego.

Rondo tanto por páginas de habla inglesa que hasta a mi me cuesta llamar a algunos personajes por su nombre castellano. Zinnia (Tristana en España), Steven Stone (Máximo Peñas, que suena a nombre de telenovela mala) y Archie (Aquiles) son mis mayores problemas en este aspecto.

Por cierto, el universo Pokémon en el que se desarrolla esta historia es el de los videojuegos (aunque con algunos elementos del anime para darle más dinamismo a los combates). No esperéis ver a Ash y a su pandilla por aquí.


Capítulo 2: problemas en el horizonte

No importa cuántas veces lo hiciera: sobrevolar la región de Hoenn a lomos de un Pokémon legendario mega-evolucionado era una siempre sensación única. Saphire no podía sentirse más afortunada de tener a Latias como compañera de aventuras. Había sido parte de su equipo desde que la había rescatado de un par de miembros del equipo Aqua y le había ayudado a conquistar el título de campeona de la liga Pokémon dos años atrás.

Aquella vez, sin embargo, no tenía tiempo para disfrutar del vuelo. Una llamada urgente de Steven Stone (el antiguo campeón de la región y un viejo amigo), había puesto fin a lo que habría sido una tarde de relajación junto a sus Pokémon.

-Venga, ya casi estamos allí- animó Saphire a Latias señalando a su destino: la sede de la corporación Devon.

Latias dio un acelerón para esquivar una bandada de Swablu y comenzó a bajar la altitud de su vuelo. Un par de minutos más tarde se encontraban ante la puerta del edifico.

-Muchas gracias. Ya puedes tomarte un descanso- le dijo la campeona su Pokémon, antes de guardarla en su Pokeball. Acto seguido Saphire entró en el edificio con paso decidido, saludó a la recepcionista con amabilidad y se dirigió al despacho del director, donde Steven le había citado.

Le sorprendió encontrar el despacho casi lleno de gente. Parecía que todo el mundo había llegado antes que ella. Menuda vergüenza...

Reconoció a la mayoría de las caras, aunque algunas sólo las había visto en televisión. Su amigo Brendan charlaba animadamente con el recién proclamado campeón de la región de Kalos, un chaval un par de años más joven que ella y cuya fiesta de la victoria había sido retransmitida en directo en las televisiones de varias regiones. Al lado del campeón de Kalos estaba sentada en una silla una chica rubia de ojos azules bastante bonita que estaba ocupada hablando con quien parecía ser el profesor Sycamore (a quien Saphire también reconoció gracias a la televisión) a través de un holomisor (lo último en tecnología de comunicación). Maxxie del equipo Magma discutía con Archie del equipo Aqua pese a que ahora ambos equipos estaban aliados, y, honestamente, Saphire no podría creerse que Steven les hubiera llamado. Cualquiera que fuese la situación, ¿ tan mal estaba?

Steven, por su parte, estaba hablando con su padre y una hermosa mujer rubia vestida de negro. Los tres parecían muy serios y preocupados.

Nadie parecía haber reparado en su presencia, por lo que se dispuso a saludar. Sin embargo, algo la interrumpió.

-¡Siento el retraso!- gritó una voz tras ella.

Wally entró precipitadamente en la habitación, chocando contra Saphire. Las miraras de los presentes se giraron hacia ellos

-Auch...lo siento, Saphire- se disculpó Wally.

-No pasa nada- dijo esta, quitándole importancia.

Steven se acercó a ellos y les saludó amablemente.

-No os había visto llegar. ¿Habéis venido juntos?- les preguntó.

-No. Saphire ya estaba aquí cuando yo entré- explicó Wally.

-Yo acabo de llegar- dijo Saphire.

-Bueno, poneos cómodos. Tenemos mucho de que hablar- les informó Steven.

Saphire y Wally se acercaron al resto de entrenadores. Archie se acercó a saludar a Saphire y le dio una palmada en el hombro tan fuerte que casi le disloca el omóplato. El señor Stone echó una rápida mirada a la habitación y comenzó a hablar.

-Muy bien, ahora que ya estamos todos, podemos comenzar la reunión. En primer lugar, permitidme presentaros los unos a los otros. Esta Cynthia, actual campeona de Shinnoh- dijo presentando a la mujer que estaba a su lado, quien dijo "mucho gusto".- Calem, actual campeón de Kalos y su compañera Serena, Maxxie y Archie de los equipos Magma y Aqua, Brendan hijo del profesor Birch, Wally, un entrenador de excelentes cualidades, y Saphire, nuestra actual campeona.

-Vaya, todos somos entrenadores poderosos- dijo Brendan admirado.

-Habíamos contactado a más personas, pero tenían otros asuntos que atender- informó Steven.

-¿Tan grave es el asunto?- quiso saber Calem, preocupado.

-Es relativamente grave- respondió el señor Stone.- Nunca antes en la historia de nuestro mundo había ocurrido algo así.

-Saphire, ¿recuerdas como me contaste que poco después de que ganaras la liga comenzaron a abrirse extraños portales de los cuales salían Pokémon legendarios de otras regiones y eras?- preguntó Steven a la aludida.

Saphire asintió. Algo así era difícil de olvidar. En aquellos días, Saphire se había encontrado cara a cara con legendarios como Lugia, Dialga y Cresselia.

- Fue una cosa extraña- dijo finalmente.- Se abrían determinados días o en función a que Pokémon llevase en mi equipo, y desaparecieron totalmente a las pocas semanas. ¿Tiene algo que ver?

-Tiene mucho que ver- confirmó el señor Stone.- En el último mes se han ido avistado portales semejantes a los que describiste, y la frecuencia va en aumento con el transcurrir de las semanas. Pero hay una diferencia: los portales se están abriendo a una dimensión totalmente distinta a la nuestra.

El señor Stone pulsó un botón de su escritorio y una pantalla holográfica apareció ante ellos. En ella aparecían datos de diverso tipo: la forma de los portales, la localización en un mapamundi dónde se había hallado, y un par de imágenes de esa otra dimensión, que habían sido captadas por máquinas enviadas a control remoto a través de algunos portales. La sala se llenó de murmullos de sorpresa.

-Fascinante- comentó Maxxie.-¿Ha ocurrido algún incidente relacionado esos portales?

-Por ahora, salvo un par de supuestas desapariciones, no ha habido muchos problemas- respondió Steven.

-¿Desapariciones?- cuestionó Wally.

- Hace un mes una panda de chicos malos de mi región, se pudo en contacto conmigo. Me dijeron que su líder había desaparecido por un portal mientras trataba de atrapar un Eevee variocolor- informó Calem.- Me acerqué al lugar dónde me dijeron que había aparecido el portal, que resultó ser una especie de refugio de Pokémon salvajes. Cuando llegué no había portal alguno, así que pensé que se trataba de una broma. Pero ahora veo que me equivocaba.

-¿Saltar por un portal a lo desconocido para perseguir a un Eevee? No lo creía posible pero hay gente con menos sentido común que Archie- comentó Maxxie con sarna.

-Al menos yo no parezco que tengo un palo metido en el culo, estirado- le insultó Archie.

-No empecéis a discutir- les detuvo Saphire antes de que la cosa se descontrolara.- Parecéis dos críos cuando os ponéis así...- les echó en cara.

-Hace un par de semanas se produjo otra desaparición: un entrenador que iba camino a enfrentarse al ato mando de Unova- informó Cynthia, reclamando así la atención de los presentes.- Sus dos acompañantes dijeron que intentaron seguirle, pero el portal se cerró justo un segundo después de que pasara el desaparecido.

-¿Y ha entrenado algo por esos portales?- quiso saber Aquiles.

-Nada. Pero sabemos que hay seres vivos allí. Esta foto captada por una de las máquinas lo demuestra.

La imagen de la pantalla pasó a ser una fotografía de un océano azul. La imagen sería preciosa de no ser porque podía distinguirse la figura de una enorme bestia con tentáculos, cinco veces más grande que cualquier Tentacruel.

-¿Es peligroso?- quiso saber Serena.

-No hay forma de saberlo- admitió el señor Stone.-Varias de nuestras máquinas han dejado de emitir información, por lo que sospechamos que han sido destruidas, así que todo apunta a que lo son.

-¿Y qué podemos hacer nosotros?- preguntó Brendan.

-Cynthia os lo explicará- respondió Steven.- Es gracias a ella por lo que hemos podido dar con una manera de arreglar el asunto antes de que se nos vaya de las manos.

-En Shinnoh tenemos tres Pokémon Ancestrales: Dialga, quien controla el tiempo, Giratina, quien controla la anti materia, y Palkia, quien controla el espacio- explicó Cynthia.- Tras arduos esfuerzos, conseguí que Palkia me cediera una parte de su poder, el cual está contenido aquí.

La campeona de Shinnoh mostró una esfera de color rosa pálido, semejante a una perla.

-Gracias al poder de Palkia, los científicos de Devon ha conseguido crear un dispositivo no sólo capaz de predecir las coordenadas y el momento donde se abrirá un portal, si no también capaz de neutralizarlos- continuó su exposición.- Pero no podemos dejar la responsabilidad de esta tecnología en las manos de cualquiera.

-Es por eso que os hemos llamado- continuó Steven.- Tenemos un total de diez dispositivos neutralizadores. Vuestro trabajo es buscar y cerrar los portales ha medida que se vayan abriendo. Eso evitaremos que algo contra lo que no podamos defendernos salga de esa otra dimensión y Quizás así demos con lo que esta causando esto.

Aquella solución no parecía convencer del todo a Saphire, quien miró a Steven con recelo. El antiguo campeón notó la desconfianza de la joven, y le preguntó que era lo que le preocupaba. Saphire iba a responder, pero otra voz habló por ella.

-Oh sí: cerremos los portales en cuanto se abran. ¿Y qué pasará con la gente del otro lado?

Los presentes se giraron hacia la puerta. Allí, apoyada en el marco estaba una cara conocida por la mayor parte de los presentes salvo por los extranjeros: Zinnia, acompañada por su fiel Whismur.

A Saphire le sorprendió encontrar a la cronista. Dos años atrás, la mujer que había invocado a Rayquaza había abandonado la región de Hoenn en busca de un nuevo propósito y Saphire no había vuelto a saber nada más de ella.

-¡Zinnia! ¿Qué haces aquí?- exclamó Steven, sorprendido.

-Le diste un mensaje a mi abuela hace un par de semanas diciendo que necesitabas consultarme algo- le recordó Zinnia.

-Sí. Pero pensé que no llegarías a recibirlo- admitió el antiguo campeón.

-Mi abuela siempre sabe cómo encontrarme- rió la mujer.- En fin, me alegro de que al menos esta vez pensaste en mí antes de lanzar tu idea. Y de nuevo no puede ser más desconsiderada.

-¿Qué te refieres a que qué pasará con la gente del otro lado?- quiso saber Serena.

-Hablo del sitio al que llevan a esos portales- respondió la cronista.- Como habéis dicho, hay gente que ha desaparecido, y seguramente más de un Pokémon salvaje también se ha colado en ese "otro lugar". Si nos limitamos a cerrar los portales, se quedarán atrapados allí.

La campeona miró a Zinnia sorprendida. Aquello mismo era lo que había hecho que Saphire recelara de la decisión de simplemente cerrar los portales.

-Por otro lado, sabemos poco o nada de esa otra dimensión a la que se abren los portales- prosiguió Zinnia.-Vosotros teméis a lo que pueda salir de allí y es lógico: no tenemos ni idea de cómo es ese lugar. Pero ¿os dais cuenta de lo que está saliendo de aquí?

La cronista detuvo su charla y comprobó que todos estaban prestando atención a sus palabras antes de continuar su exposición.

-Imaginaos un segundo un mundo similar al nuestro pero sin Pokémon. Nosotros podemos defendernos de la furia de un Tyranitar destrozando montañas, sabemos evitar a los Pokémon fantasma salvajes, como Chandelure y Shedinja, que podrían acabar con nuestras vidas de maneras horribles, sabemos como proteger nuestros barcos de un Dragalge u otros Pokémon similares que podrían hundirlos. Todo esto y mucho más es gracias a que hemos aprendido a sobrevivir, convivir e interactuar con los Pokémon. Pero en ese mundo, no hay Pokémon. Sus gentes no saben a lo que se enfrentan. Dejarlos solos con estos seres de increíble poder podría llevarlos a la extinción.

-No sólo los Pokémon salvajes son un peligro para ese mundo- dijo Calem con urgencia.- Alguna organización criminal podría descubrir esto y aprovecharse de la situación para hacerse con el control de ese lugar.

-Eso es correcto- confirmó Zinnia.-Tú debes de ser el joven que salvó la región de Kalos y tiene en su poder a Xerneas...- inquirió la cronista. Calem asintió.- Tienes buena intuición- le alagó.

-Pero, ¿y si en verdead pueden defenderse?¿ Y si son más poderosos que nosotros y tratan de invadirnos?- debatió el señor Stone.

- Los portales llevan abriéndose un mes... ¿de verdad cree usted que si tuvieran interés en invadirnos no habrían actuado ya?- cuestionó Zinnia.

-Quizás no se han dado cuenta aún- replicó Steven.

-Puede, pero eso significaría que ni si quieran tienen los medios para detectar que algo anda mal- puntualizó la cronista. Luego miró fijamente al señor Stone.- Dígame, ¿de verdad quiere cargar con la muerte de un mundo sobre su consciencia?

Al señor Stone no le gustó nada aquella pregunta, pues insinuaba una crueldad que él no consideraba que tuviese. El presidente de Devon iba a responder a la acusación de Zinnia, pero las palabras que pronunció Cynthia a continuación le detuvieron:

-Señor Stone, aunque el argumento de Zinnia sea una conjetura en parte, también tiene parte de verdad. No podemos dejar a esos entrenadores allí. Y personalmente, me avergüenzo de no haber pensado en eso antes.

-¿Se te ocurre una idea mejor que cerrar los portales?- preguntó Steven a Zinnia.

La cronista soltó una risilla antes de responder:

-Mira a tu alrededor: todos los aquí presentes somos entrenadores poderosos. Cynthia está actualmente invicta, Calem tiene a Xerneas de su parte y Saphire tiene un lazo con Rayquaza y Latias. ¡Incluso tenéis la tecnología para predecir dónde y cuando se abrirá un portal! ¿De verdad no es obvio lo que deberíamos hacer?

Al no obtener respuesta, Zinnia decidió exponer su plan.

-Mi idea es esta: iremos a ese mundo. De esta manera podremos ayudar a quienes hayan atravesado los portales y también a los habitantes de aquel lugar. En caso de que los seres de ese otro mundo sean peligrosos, no deberíamos tener problemas para defendernos.

-¡Es una locura! - exclamó el señor Devon.-¿Quién va arriesgar su vida una mera conjetura?

-No suena mal- opinó Cynthia, contradiciendo las palabras del presidente.- Pero viendo que nos acercamos a lo desconocido, no creo que debamos ir todos. De hecho, considero que sólo los campeones deberíamos ir.

Se produjeron quejas en la sala al oír aquello. Por un lado estaban Archie y Brendan, quienes querían quedarse a un lado y perderse semejante aventura. Por otro lado estaba el señor Stone, quien consideraba que los campeones eran demasiado importantes para poner en riesgo sus vidas. Aquellas provocaron a Cynthia.

-¿Demasiado importantes para arriesgar sus vidas? Señor Stone, un campeón no es sólo quien triunfa, es tan bien el que defiende una causa. Y honestamente, no hay mayor causa que proteger a Pokémon y humanos aunque en ocasiones tengamos que arriesgar la vida por ello- dijo la campeona de Shinnoh con solemnidad.- Y ahora bien, ¿qué decís vosotros? ¿Vais a venir conmigo?- preguntó a Calem y Saphire, extendiendo su mano hacia ellos.

-Eso ni se pregunta- respondió Calem, estrechando la mano de Cynthia con determinación.

-Haré lo que esté en mi poder para proteger a todos- afirmó Saphire, estrechando también la mano de Cynthia.

Zinnia sonrió a los tres campeones. Incluso si nadie hubiese escuchado su sugerencia, ella habría ido a ese otro mundo igualmente. No obstante, saber que aquellos tres maravillosos entrenadores estaban de su lado, la llenó de alivio.

-¿Y bien señor Stone? ¿Qué piensa ahora?- le preguntó Zinnia a su gran detractor.

-Está bien- accedió finalmente el señor Stone.-Id a ese mundo. Pero cuando os encontréis ante las fauces de un enemigo despiadado, no digáis que no os lo advertí.

-¡Por favor, parad!- rogaba Toriel, desesperada.

Tratar de darle un baño a los trillizos Zorua estaba resultando ser una odisea. Los tres Pokémon habían salido a jugar y habían acabado llenos de barro. Al verles tan sucios y con el suelo recién fregado, Toriel decidió tomar cartas en el asunto y limpiarlos. No obstante, el alboroto y caos que los tres Pokémon estaban causando mientras Toriel trataba de meterlos en la bañera era que si los hubiera dejado corretear por la casa. El cuarto de baño estaba lleno de jabón y salpicones agua sucia y objetos de aseo de todo tipo estaban desperdigados por los rincones.

-Nota número 210 : a los zorrunas no les gusta el baño- escribía Alphys en una libreta mientras estudiaba la situación.

-Alphys, por favor, deja de tomar apuntes un segundo y échame una mano- le pidió Toriel.

Alphys se disculpó, dejó la libreta a un lado y trató de a Toriel a acabar con aquel lío, pero no obtuvo resultado alguno.

-Si Sans y Papyrus estuvieran aquí- deseó Alphys tratando de agarrar a Dos, quien se había subido sobre un pequeño armario que estaba colgado de la pared.- Su ataque azul nos sería de gran ayuda. Incluso el poder verde de Undyne vendría bien...

-¡¿Queréis hacer el favor de callar a esas malditas cosas?! ¡Estoy tratando de hacer un gameplay!- se oyó gritar a Flowey desde el sótano.

Había pasado un mes desde el día en el que se había producido el encuentro entre humano, Pokémon y monstruos. Los monstruos y Frisk habían tenido que adaptar su rutina a los nuevos inquilinos de la casa de Toriel. Había aumentado considerablemente el gasto en fruta y en muchas ocasiones tenían que turnarse para cuidar y pasear a los Pokémon. Pero, quitando aquel problemilla en el baño, la familia de Frisk estaba encantada con los pequeños seres. Hasta Undyne se había acabado sobreponiendo a su primera mala impresión y parecía haberle cogido cariño a Venipede, cuyo carácter le recordaba al suyo propio.

El único que no se había tomado demasiado bien la presencia de los Pokémon en casa era Flowey. Los jóvenes Pokémon hacían mucho ruido con sus juegos y peleas (más los llantos de Cubone), cosa que le molestaba muchísimo a la hora de jugar online o grabar un vídeo para su nuevo canal de Overtube. Además, Gengar siempre le reía las los chistes a Sans por muy malas que fuesen y, siempre que podía, estaba gastando bromas. Aquello le sacaba de quicio. Para más inri, allá donde estuviera Frisk, estaba Eevee. La flor le había acabado cogiendo celos al Pokémon.

La noticia de que Frisk, Flowey y Monster Kid habían sido atacados por una extraña criatura y un humano que decía venir de otro mundo había corrido cómo la pólvora entre los habitantes de New New Home. El primer día de clase tras la excursión, ambos habían sido sometidos a un largo interrogatorio por sus compañeros de clase y Frisk había acabado por presentar a Eevee a su círculo de amigos más cercanos despertando la admiración de unos y la envidia de otros. Dos días más tarde, Mary había anunciado que sus padres le había regalado un caniche muy caro ya amaestrado y no hacía falta ser muy listo para darse cuenta de que aquel regalo se debía a alguna pataleta del tipo "Frisk tiene una mascota muy chula...¡yo quiero una también!".

Sans, por su parte, seguía intrigado por la existencia de aquellos portales. El esqueleto había notado la apertura de varios portales, pero o no había conseguido dar con ellos, porque se habían abierto demasiado lejos, o cuando llegaba ya estaban cerrados. El portal del bosque tampoco había vuelto a abrirse. El esqueleto había prestado atención a las noticias para saber si alguna clase de Pokémon peligroso había entrado por el portal, pero sólo habían ocurrido pequeños percances: unas pequeñas arañas amarillas, a las cuales Muffet no había tardado en acoger, que habían dejado a la ciudad vecina sin corriente eléctrica, una bandada de extraños pájaros azules con alas semejantes a nubes que había convertido las torres de una famosa Catedral de otro país en su nido , un joven de diez años que había aparecido en la playa y había empezado a tirarle esferas a varios monstruos y quien se identificó como un entrenador Pokémon, un lago en una región montañosa que de pronto se había visto invadido por extraños y agresivos peces, y una terrible tormenta que se había estacionado sobre una ciudad al este del país durante siete días y que había sido provocada por un extraño ser de color verde montado en una nube, siendo este último el incidente más grave hasta la fecha.

En todos estos incidentes, los diferentes dirigentes de las ciudades afectadas habían acabado llamando a Frisk, dado que los humanos habían confundido a los extraños seres con monstruos. Explicarles a todos lo que eran en realidad, había sido largo y complicado. Al final, la solución siempre había sido la misma: trasladar a los Pokémon ( y humano desorientado) a New New Home. En cuanto al Pokémon que había provocado la tormenta, Undyne se había trasladado hasta el lugar de los hechos y se había enfrentado al Pokémon cara a cara, con la esperanza de vivir una batalla épica cómo las de sus animes favoritos. Se llevó una gran desilusión cuando el ser huyó tras su primera lluvia de lanzas. Al menos la tormenta se había ido con él, por lo que podía contarlo como victoria.

En cuanto a Rubén, había sido condenado a cuatrocientas horas de servicio comunitario y, mientras tanto, seguía viviendo en la comisaría. Sans iba a visitarle a menudo, en ocasiones acompañado por Frisk, a quien Rubén ya le había pedido disculpas. y Alphys, quienes querían saber más acerca de los Pokémon y como cuidarlos. Aquel día, Frisk y Sans fueron a visitarle por la mañana, y el chico malo les había hablado sobre los combates Pokémon y la relación Pokémon-Entrenador.

-Mi relación con mis Pokémon no es la mejor del mundo...- confesó Rubén.- Por eso por lo que mi Golbat nunca evoluciona: no tengo tiempo ni ganas para tratarle con el cariño y respeto que se merece.- El chico malo suspiró con tristeza.- Jo, Ahora le echo de menos... ¿no podéis dejarme volver a casa?

-nope: aún te quedan unas doscientas horas de servicio comunitario- le recordó Sans.-¿qué es eso de la evolución?

Rubén suspiró y procedió a explicarles todo lo que sabía sobre la evolución. Cuando un Pokémon cumple ciertas condiciones, su cuerpo se transforma. A veces este cambio es pequeño (alguna parte del cuerpo se desarrolla, crece en altura y peso, etc..) pero en otras ocasiones el cambio es una metamorfosis completa, a veces incluso afectando al tipo, o lo que los monstruos conocían como "magia elemental". Alphys había averiguado que el tipo (o tipos) de los Pokémon se reflejaba directamente en el alma de los mismos, tanto en el color cómo en los símbolos. Así pues, el alma de Eevee era gris, con una estrella, porque era un tipo "Normal" (magia básica), mientras que el alma de Gengar era una mitad morada oscura y la otra mirad morada clara (con una parte mostrando una calavera sobre dos huesos cruzados y la otra una especie de espíritu pequeño) porque era a la vez un tipo "Fantasma" y "Veneno" (diferentes tipos de magia elemental oscura). Según Rubén, había dieciocho tipos, pero hasta ahora Alphys sólo había podido estudiar seis: normal, fantasma, veneno, bicho, tierra y siniestro.

"¿Eevee puede evolucionar?" quiso saber Frisk.

Sans tradujo la pregunta de Frisk para que Rubén la entendiera.

-¿Qué si puede evolucionar? Tío: los Eevee son únicos en este aspecto- respondió Rubén.- Hay Pokémon cuya evolución puede tomar un camino diferente. Por ejemplo, un Kirlia normalmente Evoluciona a Gardevoir, pero si es macho y se utiliza una piedra evolutiva especial, evoluciona en un Gallade.

-voy a fingir que conozco esos pokémon- comentó Sans.

- La cosa es que Eevee se lleva el récord por ser el Pokémon con más evoluciones alternativas: tiene ocho.- continuó Rubén.-Y no sólo eso, si no que cada evolución sigue un método diferente. Además, tres de estos métodos implican que Eevee tenga un vínculo muy fuerte con su entrenador. Las "Eeveeluciones", como las llamamos coloquialmente, son además Pokémon bastante fuertes. Cualquiera sirve para rellenar un hueco en tu equipo.

"Ahí va" dijo Frisk con admiración.

-la verdad es que es sorprendente. por un casual, no sabrás cómo funcionan dichos métodos- le cuestionó Sans.

-No me acuerdo muy bien- admitió el chico malo, tratando de hacer memoria. Al cabo de unos instantes, pareció recordar algo.- Creo que tres de ellas necesitan una piedra evolutiva, una necesitan que Eevee entrene en un lugar muy frío, otra que se entrene en lo profundo de un bosque cerca de una piedra llena de musgo o algo así. Y las otras tres ya lo he dicho antes: dependen del vínculo con el entrenador. Una de esas tres tiene unos requisitos muy específicos. Pero ni idea de cuales son : nunca he sido muy fan de Sylveon, y eso que esa evolución se descubrió en mi región. Las otras dos, si no recuerdo mal, dependían del momento del día.

Después de aquella parte de la conversación, Sans y Frisk habían tenido que marcharse, puesto que comenzaba el turno de trabajo de Rubén. Ambos cogieron un atajo al salir de comisaría y aparecieron la puerta de la casa de Toriel. Incluso desde ahí fuera, podía oírse el alboroto. Preocupados, llamaron a la puerta. Quién les abrió era Gengar, quien parecía estar riéndose por algo.

-¿qué pasa ahí dentro? ¿alguna broma tuya?- le preguntó Sans. El Gengar negó con la cabeza. Si pudiese entender a Gengar, este le habría contado que se reía porque toriel había tenido la absurda idea de intentar lo imposible: darle un baño a los trillizos.

El caos en el cuarto de baño llegó a su final cuando Sans utilizó su ataque azul para hacer que los trillizos flotaran en el aire. Toriel aprovechó para terminar de darles el baño rápidamente. Una vez todo hubo acabado, los tres Zorua miraron al esqueleto enfadados y salieron corriendo hacia el salón.

Con aquel problema resuelto, Toriel pudo por fin relajarse. Tras agradecer a Sans su ayuda y saludar a Frisk con cariño, la antigua reina procedió a sentarse en su butaca a leer un libro. Todos los Pokémon estaban en el salón.

[Vaya, mirad quienes huelen a flores por primera vez en su vida] se burló Venipede de los trillizos.

[Cállate] le cortó Tres, avergonzado.

[No deberíais darle tanta guerra a la señora: demasiado es que nos ha acogido aquí hasta que podamos volver a casa] regañó Gengar a los trillizos sin abandonar su tono jovial. [Otros nos habían abandonado a nuestra suerte]

Un mal recuerdo acudió a la mente de Gengar, pero lo apartó de su mente lo más rápido posible. No era momento de pensar en ella...

Eevee y Cubone estaban charlando animadamente mientras comían mandarinas. Cubone parecía estar agasajando a Eevee, quien tenía mejor aspecto que nunca: su piel relucía con luz propia y el lazo celeste que adornaba su cuello le hacía más adorable.

Frisk se acercó a Eevee y le acarició. El Pokémon soltó algo parecido a un ronroneo. La comunicación entre ambos era difícil, ya que Frisk no hablaba. Por suerte, su móvil siempre había contenido con una función "texto a voz", cosa que le resultó muy útil durante su viaje por el Underground.

Oye Eevee, ¿te apetece ir al parque después de comer? leyó el móvil de Frisk con una voz monótona. El Pokémon asintió encantado. Le encantaba hacer cualquier cosa con Frisk, desde pasear hasta ver la televisión. Genial. ¿Alguien más se apunta? preguntó al resto de Pokémon. Todos se mostraron entusiasmados.

-A ver si Papyrus vuelve pronto de hacer la compra- comentó Toriel, tras mirar el reloj y comprobar que ya casi era la hora de comer.- ¿Te quedas a comer, Alphys?

-Lo siento, tengo planes con Undyne- respondió la aludida.- Quizás otro día.

-Cuando quieras- le sonrió Toriel.

Pocos minutos después, Papyrus llegaba cargando con dos bolsas de comida y quejándose de lo lleno que había estado el supermercado. Toriel revisó que estaba todo lo que le había encargado y se dispuso a hacer la comida. Alphys no tardó en marcharse.

Tras el almuerzo, Frisk se preparó para ir al parque, cogiendo comida para la merienda y una pelota para jugar con Eevee. Toriel le pidió que llevara a Flowey consigo, dado que la planta había pasado toda la mañana encerrado en el sótano. Convencer a la flor fue difícil, pero tras prometerle que irían a la tienda de videojuegos antes de volver a casa, terminó por aceptar. Papyrus decidió ir con Frisk, mientras que Sans optó por volver a su casa. Aquello significaba que Toriel podría pasar una tarde en calma leyendo.

Así pues, planta, Pokémon, esqueleto y humano salieron de casa con la esperanza de pasar una tarde agradable. Siendo Sábado, el parque estaba a rebosar de niños tantos monstruo como humanos que jugaban sin parar. Varios de ellos se sorprendieron al ver a los Pokémon y se acercaron al grupo. A pesar de que todos en New New Home conocían ya la existencia de aquellas criaturas, pocos habían tenido contacto cercano con ellas. Comenzaron a hacerle muchas preguntas a Frisk, lo que llevó a Papyrus a intervenir y pedir educadamente que dejaran a Frisk y los Pokémon un poco de espacio, pues sabía que a Frisk le agobiaba tener demasiada gente a su alrededor.

Decidieron irse a un rincón apartado del parque, lejos de la zona de los columpios donde solían reunirse los niños. Allí comenzaron a jugar con la pelota. En un momento dado, Venipede golpeó la pelota demasiado fuerte y acabó dándole un buen golpe a Cubone, quien comenzó a llorar. Papyrus se acercó al Pokémon y comenzó a consolarle.

-NO TE PREOCUPES, PEQUE: EL GRAN PAPYRUS ESTÁ AQUÍ PARA CURARTE- le decía el esqueleto a Cubone mientras sacaba una tirita y se la ponía.

- Tampoco creo que haya sido para tanto el golpe. Menudo bicho más blandengue- comentó Flowey en tono de burla.

Venipede se acercó a la planta y le empezó a chillar algo . La flor no necesitaba entender el idioma Pokémon para saber que estaba diciendo "sólo yo tengo derecho a meterme con Cubone"o algo semejante.

-Frisk, el bicho este me está intimidando- llamó Flowey.

"Eso te pasa por borde" le replicó Frisk mediante señas.

Finalmente, Papyrus terminó de clamar a Cubone, quien estaba abrazado a él.

-VENGA: AHORA A JUGAR- le dijo el esqueleto al Pokémon volviéndolo a poner en el suelo.

De pronto, Sans apareció entre ellos, sobresaltando a los presentes. Su ojo izquierdo brillaba en un tono azul y parecía sobre saltado

-¡SANS! ¿QUÉ HACES AQUÍ? CREÍA QUE ESTABAS EN CASA ECHANDOTE LA SIESTA. ¿QUÉ LE PASA A TU OJO?

-se ha abierto un portal por aquí cerca, pero no es como las otras veces. creo que se aproxima al...

De pronto, un potente rugido resonó en el parque. Todos los que allí se encontraban sintieron como sus almas se llenaban de temor: ningún monstruo conocido tenía un rugido semejante. Era un rugido capaz de romper el propio tiempo.

-esto no me gusta- comentó Sans.- deberíamos volver a casa...

-Mira: por una vez estoy de acuerdo contigo, asqueroso saco de huesos- concordó Flowey sin desaprovechar la ocasión para insultar a Sans.

-¿Y DEJAR A LA COSA QUE HA SOLTADO ESE RUGIDO SUELTA?- le preguntó Papyrus con cierta indignación.

Sans iba a replicar a su hermano, pero el aire comenzó a vibrar a su alrededor. Entonces, justo a unos centímetros de dónde se encontraban caído del cielo, apareció una criatura que no se parecía a nada que hubiesen visto antes.

Era una especie de dragón de color azul. Su cuerpo estaba parcialmente cubierto por unas placas de acero, el cual formaba algo semejante a alas en su espalda. En su cuello llevaba un extraño aparato metálico semejante a un collar. Pero lo que más imponía del dragón eran sus ojos rojos, carentes de emoción.

El extraño dragón no estaba solo: montada en su lomo y agarrada a su largo cuello había una mujer humana de cabello morado y piel pálida. Llevaba unas gafas de sol negras e iba vestida con una especie de abrigo gris de diseño bastante simple, en cuyo hombro podía verse un extraño logotipo de una esfera negra en la que había dibujado en plateado algo que parecía ser una garra en forma de W, encima de la cual había escrito un R en color dorado.

-¿Frisk Dreemur?- preguntó la mujer con una voz fría y amenazante.

Frisk retrocedió al oír su nombre. ¿Quién era esa mujer y que quería? Al ver el temor de Frisk, Sans y Papyrus se pusieron ante la mujer.

-¿QUIÉN ERES? ¿QUÉ QUIERES DE FRISK?- exigió saber Papyrus.

La mujer hizo como si no hubiera visto a los esqueletos y volvió a dirigirse a Frisk.

- Frisk Dreemur. Vengo a proponerte algo en nombre del glorioso Team Rewrite.

Frisk la miró con incertidumbre.

-Ven conmigo o mataré a todos los presentes.


El primero que adivine que monstruo salía en la foto que el señor Stone muestra durante la reunión, se lleva una galleta virtual.