Akatsuki no Yona no me pertenece, es de Mizuho Kusanagi.


Runaways.

Él había imaginado estar con ella de este modo antes.

Los dos juntos en un auto con todo lo que les pertenecía en la cajuela, conduciendo kilómetro tras kilómetro sin un destino fijo. Con bolsas llenas de comida y golosinas rodeándolos, algunos envoltorios ya vacíos. Ella estaría en el asiento del copiloto, con las ventanas abajo y el sol persiguiéndolos, convirtiendo su largo cabello rojo en fuego que se mecería con el viento.

Sin embargo, no había esperado que todo lo que les pertenecía fuera ropa sucia y rota, ni que tuvieran que conducir sin destino fijo porque no tenían un lugar a donde ir.

Tampoco esperó que la mayoría de la comida hubiese sido devorada por él mismo y que ella se hubiera negado a comer bocado alguno… o a hablar, o a hacer cualquier cosa además de mirar por la ventana.

Nunca pensó ver a la princesa vestir ropa de segunda mano que él le consiguió, tampoco creyó que ella se la pondría sin quejarse ni una sola vez.

Jamás pensó que algún día la vería llorar tanto.

En su mente aún podía imaginarlo, su sonrisa, sus ojos violetas llenándose de emoción por vivir esa aventura con él. Su cajuela llena de maletas porque ella no podía decidir qué llevar y qué no. Sus bromas pesadas durante todo el camino y sus peleas por quién decidía qué escuchar en la radio.

Él había imaginado estar con ella de este modo antes, sí, pero si verla cubierta de la sangre de su padre había sido el precio, Hak estaba más que dispuesto a dejar de imaginar para siempre.