Los personajes de Vampire Academy pertenecen a Richelle Mead

De las canciones que he nombrado en este epílogo al final del mismo encontraran las letras en español.


Cuatro años y medio habían pasado. Muchas cosas sucedieron desde entonces…

Christian y Viktoria luego de dos largos años dejaron de pelear y fingir que se odiaban y ahora viven juntos en Alemania. Nos vemos dos o tres veces al año pero hablamos mucho por videollamadas Por otro lado Adrian y Mia hace tres meses que están en la dulce espera, siguen viviendo en Nueva York, ambos abrieron su propia marca de ropa y debo decir que no les va nada mal. En cuanto a Eddie vive en el mismo edificio con Adrian y Mia, es su guardián, y por las últimas noticias que obtuve de Mia, ya ha encontrado una mujer que le robe el corazón y no es nada más ni nada menos que la pequeña Jill. Las mujeres Belikov siguen en Rusia pero es inevitable no ir de visita cada vez que podemos y viceversa. En cuanto a Lissa… Ella despertó al mismo tiempo que yo, había sido aquella la noticia que Christian había venido a informar a la habitación del hospital cuando entro en "shock" de verme despierta. Pero la suerte de Lissa no fue la misma que la mía, mientras yo tuve el incondicional apoyo de Dimitri ella no tuvo a nadie, excepto, tal vez, la Reina Tatiana. La reina se encargó de pagarle los mejores especialistas para una rápida y saludable rehabilitación, pero por lo que supe de Adrian, Lissa no hacía ningún esfuerzo por mejorar y la oscuridad en su ser era tan grande que ella nunca logró salir. No hablaba y debían hacer todo por ella, era como el envase vacío de la persona que solía ser, y lo sé con seguridad porque luego de que sane por completo decidí visitarla, fue difícil pero no tanto como convencer a Dimitri…

Estaba preparando pasta pensando en cómo debía afrontar a Dimitri cuando llegara… Había llegado el momento de darle una pequeña visita a quien alguna vez fue mi hermana. Había pasado mucho tiempo y mi vida continuo pero esto es algo que tengo pendiente desde hace mucho tiempo y creo que es hora… Es hora, necesito hacer esto para sanar por completo y seguir adelante. Estaba muy absorta en mis pensamientos cuando Alana comenzó a llorar, le baje al fuego y me acerqué a ella que se encontraba sentada en el suelo del living dibujando. –"Hey pequeña ¿Qué sucede?"- Ella sostenía algo en su mano. –"¿Qué tienes ahí Alana?"- Pregunte dulcemente arrodillándome para estar más a su altura. Ella comenzó a sollozar más fuerte y le tome en mis brazos, me senté en el sofá, sus pequeños brazos rodearon mi cuello mientras yo acariciaba su espalda. –"Sh pequeña, respira ¿Si? Adentro, afuera."- Inhale y exhale un par de veces para que ella siguiera mi ejemplo. -"Así es, todo está bien ¿Ok?"- Acaricie un poco más su espalda y luego de unos minutos aleje de mí su diminuto cuerpo para poder verla a los ojos. Limpie con mis pulgares sus lágrimas y ella, que continuó llorando, pero ya más tranquila, trato de volver a lanzar sus brazos alrededor de mi cuello pero yo no la deje. –"Dime que su sucede princesa…"-

-"Papi."- Ella comenzó a llorar más fuerte y esta vez permití que sus brazos sujetaran mi cuello con fuerza. Me puse de pie, con un brazo sostenía su cuerpo y con el otro continuaba acariciándole la espalda mientras dejaba algunos besos en su cabello. Dimitri se había ido muy temprano al trabajo porque tenía que encontrarse con unos proveedores y cuando eso paso Alana aún seguía durmiendo asique hoy no se habían visto en todo el día ¿Qué puedo decir? Mi hija es una nena de papá. –"Papi llegara pronto Ali… Ya sé que hoy no tuviste oportunidad de verlo pero está en el trabajo ¿Si? Ya hablamos esto y te explique porqué es necesario que él vaya a trabajar… Falta muy poco para que llegue."- Alana pareció darle cero importancia a lo que le estaba diciendo y siguió llorando y llamando por su papi, y como si él la hubiera sentido escuché la llave girar en la cerradura, aunque nuestra pequeña no pareció notarlo. –"Mira pequeña, mira quien llego."- Le dije sonriéndole a mi hombre que se acercaba rápidamente para tomar a nuestra hija en brazos. Ni bien las palabras salieron de mi boca ella rápidamente giro su cabeza y cuando lo vio allí, viniendo hacia nosotras, gritó "papi" mientras trataba de bajarse de mis brazos e ir a donde él. Dimitri la tomó en sus brazos y Alana se sujetó a él como si su vida dependiera de ello. Con su brazo libre Dimitri acarició mi mejilla y me dio un dulce beso en los labios. –"Hola Roza."- Sonreí. –"Hola Camarada… Voy a continuar cocinando."- Le di un rápido beso y me dirigí a la cocina, teníamos un concepto de espacio abierto asique desde allí podía escuchar a Dimitri calmar a Alana y no pude evitar la sonrisa que se dibujaba en mi rostro. –"Hey… ¿Por qué lloras?"- Dijo con la voz más dulce y calmada del mundo, ella se alejó para ver a su papá a los ojos y puso sus manos en las mejillas de él. Podía ver desde aquí la completa adoración brillar en los ojos de Dimitri. Él levantó su mano y suavemente con su pulgar quitó las lágrimas que poco a poco dejaban de caer de los ojos de nuestra hija. –"Te extrañe."- Una sonrisa se dibujó en su rostro, una que solo guardaba para ella, una sonrisa de padre, de esas cuando tu pequeño/a hace algo tan tierno que es una caricia al alma. Dimitri se sentó en el sofá con ella en su regazo. –"Lo sé hija, yo a ti… Pero sabes que debo ir a trabajar."-

-"No quiero."- Dijo al mejor estilo cabeza dura Hathaway.

-"Yo tampoco te quiero dejar aquí pero tengo que ir a trabajar, para poder comprar comida, tener una casa para nosotros, comprarte ropita, juguetes, ir a visitar a los abuelos y para hacerle lindos regalos a mami ¿Verdad?"- Había algo sospechoso en el tono de su voz pero decidí no darle importancia. Deje a ellos hacer sus cosas mientras terminaba de hacer la cena y pensaba cual sería el momento adecuado para confrontar a Dimitri… -"Mmm esto está bueno."- Dijo a mi oído mientras comía un pedazo de pan que había mojado en la salsa que estaba preparando y lo estaba haciendo de nuevo pero esta vez acercándolo a mi boca para que yo lo probara. Cuando lo hice sus brazos rodearon mi cintura por detrás. Él comenzó a depositar suaves besos en mi cuello pero yo estaba pensando que dentro de un rato él no va a querer ser tan cariñoso… No es que le tenga miedo pero sé que su enojo estará basado en miedo, el miedo de que algo malo me vuelva a suceder al estar cerca de Lissa. –"¿En qué piensas?"- Preguntó estudiando mi rostro.

-"En..."- Suspire. –"En nada ¿Por qué preguntas?"- Seguí cocinando pero podía ver por el rabillo de mi ojo como había enarcado una ceja. –"¿Puedes poner la mesa por favor?"- Sonreí dulcemente pero podía notar la frustración en su rostro mientras se iba a cumplir con lo que le había pedido, en el camino vi cómo se frotaba su cabello… Sabía que estaba frustrado con mis vagas respuestas, había pasado una semana desde que decidí ver a Lissa pero no encontraba la manera de decirle a Dimitri, y él siendo él, sabía que algo sucedía y el hecho de que yo no lo hablara lo molestaba horrores.

Lleve la comida a la mesa. La sillita alta de Alana se encontraba junto a Dimitri que se encargaría de ayudarla a comer. No hablamos en toda la cena y sentía su enojo irradiar de su cuerpo. Cuando terminamos él junto la mesa y lavó los platos. –"¿Le diste un baño hoy?"- Pregunto cortante. –"No… Iba a hacerlo ahora."- Dije acercándonos a nuestra hija que se encontraba jugando con un pequeño dinosaurio. –"Yo lo hago."- Respondió de la misma manera. Tomo a Alana en sus brazos y se dirigió al baño, esta era su manera de calmarse. No podía enojarme, entendía porque estaba molesto, él sabía que algo estaba pasando y espero toda una semana para que yo le diga, me dio tiempo y espacio pero su paciencia estaba llegando al límite. –"Gracias."- Murmuré soltando un suspiro.

Termine de limpiar la mesa y subí las escaleras a nuestro cuarto, en la pasada vi a Dimitri poniendo a Alana a dormir. Me quite la ropa, me coloque mi camisón de verano y me metí en la cama a esperar a Dimitri. Cuando él entró, sin decir una palabra, se quitó su ropa quedándose en bóxer y se metió a la cama, me dio un beso rápido y se acostó sobre su costado dándome la espalda. –"Buenas noches."- Dijo y apagó la lámpara de su mesita de noche. No importa cuán enojado este él siempre me daba un beso de buenas noches. –"Dimitri…"-

-"Estoy cansado Rose."- Su voz sonaba cansada, pero no era cansancio físico…

-"Dimitri yo…"- El predio su lámpara y se sentó en la cama junto a mí.

-"¿Me dirás que sucede?"- Mordí mi labio inferior y él suspiró, estaba por acostarse de nuevo cuando las palabras que salieron de mi boca lo detuvieron completamente.

-"Iré a ver a Lissa."- Vi como tensaba su mandíbula.

-"No."-

-"Si Dimitri, ya tengo los pasajes."-

-"No irás, no lo permitiré."- Me miró con fiereza.

-"Tú no puedes permitirme o no las cosas Dimitri, soy una mujer adulta."- Dije algo molesta.

-"No vas a acercarte a esa mujer ¿Es eso lo que me ocultaste toda la semana? ¿Por qué diablos quieres verla?"- Él ya no se encontraba sentado en la cama, estaba de pie mirándome enojado como nunca y aunque su voz era baja, para no despertar a nuestra hija, podía oír el grito escondido en ella.

-"Nada va a pasarme."- Dije tranquilamente mientras me sentaba en el borde de la cama frente a él y tomaba su mano, pero él rápidamente la quitó y comenzó a caminar de un lado al otro.

-"Estas loca si piensas que te dejaré acercarte a ella, no voy a cometer ese error otra vez ¿Cómo puedes siquiera pensar en verla después de todo lo que te ha hecho?"-

-"Lo que sucedió no fue tu culpa, ni de ella."- Iba a decir algo pero lo calle con la mirada. –"Necesito verla…" Hable con calma, cansada.

-"¿Por qué?"- Dijo ya más calmado, arrodillándose frente a mí y tomando mis manos en las suyas, su mirada penetrando en la mía. –"¿Por qué quieres verla después de todo lo que hizo?"- Acaricie su mejilla y pude sentir las lágrimas detrás de mis ojos.

-"Yo… No lo sé. La idea ha estado en mi cabeza desde hace un tiempo. Siento que… Siento que es el último paso para sanar por completo, dejar todo atrás Dimitri. No lo hago por ella, lo hago por mí."- Para este punto silenciosas lágrimas rodaban por mis mejillas, Dimitri tenía una mirada angustiosa mientras secaba mis lágrimas.

-"No quiero que nada te pase, no puedo dejar que nada te pase. Si algo te sucediera yo…"-

-"Tu seguirás adelante porque tenemos una hija a quien cuidar. De todas maneras, nada va a pasarme… Ya no tengo el vínculo, no hay oscuridad que pueda absorber y no hay nada que ella pueda hacerme. Por St. Vlad Dimitri, ella está tirada en una cama, no habla, no hace nada, es inofensiva. Pero necesito decirle cosas para seguir adelante."- Él asintió.

-"¿Cuándo iras?"- Pregunto acariciando mi mejilla.

-"Pasado mañana…"- Él asintió otra vez y se abrazó a mi cintura, enterrando su rostro en mi torso.

-"Prométeme que volverás a mí, a nosotros; que tendrás cuidado."- Podía oír el miedo en su voz, tomé su barbilla entre mis dedos y levante su rostro.

-"Siempre lo hice, siempre lo hare."-

Me encontraba en la corte, caminando por los pasillos del palacio guiada por un guardia rumbo al cuarto de Lissa. Decir que estaba nerviosa ni siquiera cubría media parte de lo que sentía, y debo admitir que tenía algo de miedo… Cuando entré no pude evitar la tristeza invadirme. La escena ante mí era horrorosa. Lissa se encontraba recostada en una cama, mirando a la nada misma. Estaba más pálida de lo que jamás la había visto, mucho más flaca de lo que ya era, su cabello enmarañado y sin brillo, tenía ojeras bajo sus ojos que eran difícil de ignorar ya que el contraste que hacían con su piel era intenso. Sus ojos vacíos, perdidos y sin el brillo de quien alguna vez había sido una hermosa mujer llena de sueños, metas y esperanzas…

Me acerque a ella lentamente he hice un leve asentimiento a la enfermera que se encontraba en la habitación. – ¿Podría darnos un momento?"- Le pregunté. -"Claro, estaré fuera de la habitación si necesita algo."- Le agradecí y la enfermera salió, acto seguido me senté sobre el borde de la cama de Lissa. –"Hey Liss… Es Rose."- Dije nerviosa mientras tomaba su mano. Ella ante el contacto giró su rostro para verme. Podía decir que notaba la presencia de alguien pero no estaba segura de sí comprendía algo de lo que estaba diciendo o si sabía quién estaba a su lado, porque su mirada no había cambiado de aquella vacía con la que estaba desde que llegue. –"Hay muchas cosas que quiero decirte, muchas que me gustaría preguntarte pero sobre todo vine para decirte que… Que te perdono."- Apreté levemente su mano, por un segundo creí ver un destello en sus ojos pero no estaba segura. –"Te perdono por todo y te pido disculpas. Ojala las cosas hubieran salido mejor… Siempre te recordaré Lissa y no como esto o como la persona que fuiste las últimas veces que no vimos… Sino como la mejor amiga, como la hermana que nunca tuve. Espero puedas encontrar tu paz, porque a pesar de todo, lo que siempre quise fue tu felicidad, aun lo deseo."- Estuve sentada allí por unos minutos más. –"Siempre tendrás un lugar especial en mi corazón."- Le dije mientras dejaba un colgante en su mano. Era la mitad de una moneda, su mitad. Una vez cuando éramos pequeñas estábamos caminando con sus padres, en una de esas vacaciones que ocasionalmente me llevaban, fue cuando vimos a un hombre, él tenía esta lona en el suelo y sobre ella muchos colgantes, algunos con piedras de colores, otros simples y estas monedas. Monedas partidas a la mitad, monedas de mejores amigas. Lissa y yo les pedimos a sus padres que nos compraran una, no recuerdo qué fue de ellas pero cuando el otro día caminando las vi, fue lo que me hizo tomar el coraje de decidirme a venir. Salí de la habitación con un sentimiento de paz. Solo tenía unas horas libres antes de tomar mi vuelo de vuelta a casa.

Había llegado y todo estaba a oscuras y en silencio. Podía ver a Dimitri sentado en el sofá, alumbrado por la luz que venía del pasillo del piso de arriba, la única luz prendida. –"¿Dimitri?"- Susurré. –"¿Por qué esta todo oscuro? ¿Dónde está Alana?"-

-"Está durmiendo… Ven aquí Roza."- Su voz era suave pero estaba cargada de angustia. Me acerque a él, no me miraba. Sus antebrazos descansaban en sus rodillas y su rostro estaba clavado en el piso, siendo escondido por su cabello. –"¿Qué – qué sucede? Me estas asustando."- Levantó su rostro para encontrarse con el mío y pude ver el dolor escrito en todo su rostro. –"Dimitri ¿Qué pasa? ¿Le sucedió algo a Alana?"- Comencé a desesperarme y me dispuse a ir al cuarto de nuestra hija pero él tomó mi mano.

-"Ella está bien, siéntate Roza."- Dijo suavemente, me senté a su lado y él giró su cuerpo para estar frente a mí y tomo mis manos en las suyas. Luego de unos intensos minutos de silencio que parecieron horas, Dimitri soltó un suspiro.

-"Recibí una llamada mientras estabas en el avión…"-

-"¿De quién?"- Esta situación me estaba asustando y tenía todos mi sentidos alertas. –"Dimitri dime que sucede por favor."- Rogué.

-"Era la Reina Tatiana… Lissa, ella… Ella no pasó la noche."- Me quedé en completo shock, quise decir tantas cosas pero nada lograba salir.

-"¿De qué hablas? Eso no… No puede ser, yo la vi hace horas, ella estaba… Ella no…"-

-"Lo siento Roza."- Seguí murmurando incoherencias, no entendía nada. No recuerdo cuanto tiempo estuve entre los brazos de Dimitri llorando. Él me aseguró que ella se fue en paz, durmiendo, me dijo que tenía una sonrisa pacífica y junto a su corazón sostenía el collar que yo le había dejado.

Decir que fue fácil sería una de las más grandes mentiras. Me pasé días y noches llorando la pérdida de Lissa, tratando de entender… Tratando de seguir adelante, había sido mi mejor amiga, mi hermana y mi única familia por mucho tiempo, me salvó la vida, salvo a Dimitri y a pesar de todas las cosas malas que había hecho y de sus malas decisiones jamás podría odiarla. Ella siempre será mi mejor amiga.

Paso mucho tiempo hasta que hice las paces con su muerte, mucho tiempo en el que casi volví a ser yo misma y digo casi porque jamás lo sería, la vida nos da golpes que nos marcan para siempre, que nos hacen cambiar, crecer y madurar… Pero hay que seguir adelante y tenía dos razones para hacerlo.

Después de un tiempo el gimnasio que Dimitri y yo habíamos abierto había crecido. Nuestra hija había comenzado el jardín de infantes y cuando no estaba allí estaba siempre con nosotros en el gimnasio. Brindábamos muchas clases, algunas que dictaban Dimitri y otras yo. Teníamos empleados, vendíamos ropa de gimnasia y todo estaba saliendo bien en nuestras vidas. Nuestro gimnasio era el equilibrio perfecto entre una vida normal y nuestra sed de actividad física, además nos dejaba pasar tiempo con nuestra hija, que era lo más importante para nosotros.

Alana ya tenía 5 años y es una niña hermosa e inteligente. Le gusta jugar al aire libre, leer, cosa que aprendió a temprana edad gracias a su padre, aunque lee libros de niños, adora dibujar y es super sociable sin contar cariñosa.

Era sábado y nuestro día libre. Dimitri sugirió ir al comer afuera y luego al parque. Asique luego de unas ricas hamburguesa nos encontrábamos en el parque, Alana jugaba en las hamacas, el tobogán y hablaba con todos los niños que se encontraban ahí. Dimitri y yo estábamos sentados en una banca, sus pies a cada lado, yo estaba recostada, mi espalda descansaba en su pecho y sus brazos rodeando mi cintura. –"Deberías prepararte camarada porque si es así de sociable de pequeña imagínate la cantidad de amigos que tendrá… Uno de ellos tal vez algo más."- Oí un gruñido escapar de su boca y reí.

-"Eso no pasará hasta que cumpla 30."-

-"¿30? No hablas en serio…"- Amaba molestar a Dimitri con la atención masculina que tendrá nuestra pequeña niña.

-"Si 30. Ahora dejemos de hablar de eso no quiero ni imaginar que eso va a suceder… Quiere que se quede así para siempre y ser el único hombre en su vida."- Note el tono de melancolía que se escondía en su voz.

-"Está creciendo rápido…"- Sonreí levemente. –"Aun recuerdo cuando era solo un bebé como si fuera ayer."-

-"Lo sé… A veces desearía que se detuviera el tiempo."- Dijo besando mi cabello. Nos quedamos en silencio por un rato, él se acomodó y yo tome una posición más sentada. –"Gracias Roza."-

-"¿Por qué?"- Pregunté frunciendo el ceño y girando mi rostro para observarlo.

-"Por salvarme, por darme otra oportunidad, por hacerme el padre de la niña más increíble… Simplemente por hacerme feliz."-

-"Siempre haré todo por hacerte sentir el hombre más feliz que camine por la tierra."- Sonreí enamorada, estudiando cada detalle de su hermoso rostro. No había un día en el que dudara de mi amor por Dimitri, incluso cuando peleábamos o teníamos desacuerdos, jamás podría dejar de amarlo y hable muy enserio cuando dije que haría todo por hacerlo feliz.

-"¿Todo?"- Pregunto con una sonrisa pícara y levantando una ceja de esa manera seductora que encendía mil alarmas dentro de mí.

-"¿Hay algo que pueda hacer?"- Pregunté imitando su sonrisa.

-"Mm… Tal vez."- Dijo al tiempo que besaba mis labios. Ya estaba pensando en las cosas que haríamos esta noche, Olena y Viktoria había viajado a nuestra ciudad y estaban parando en la casa que Abe compro para cuando nuestros invitados vinieran de visita, y esta noche ellas cuidarían a Alana para darnos tiempo a solas… Podía sentir el deseo de que esta noche llegará pronto para disfrutar de Dimitri. Cuando el beso terminó nos quedamos mirándonos sin decir nada por un rato, luego volví a girarme para ver donde estaba Alana. –"¿Sabes? Hay algo que podrías hacer para hacerme el hombre más feliz no solo de la tierra sino del universo entero."- Dijo acariciando mi cuello con la punta de su nariz provocándome leves cosquillas. Mordí mi labio inferior.

-"¿Y que podría ser ello?"-

-"Cierra los ojos y te diré."- Dijo susurrándome al oído, me prepare para escucharlo, hacíamos esto muy de vez en cuando, él me contaba cuáles serían las cosas que haríamos una vez que estemos solos y debo decirlo es una de las cosas más sensuales del mundo. Esperé unos minutos con mis ojos cerrados mientras él besaba mi punto débil detrás de mi oreja. –"Cásate conmigo."- Definitivamente no estaba preparada para escuchar eso, abrí mis ojos rápidamente y frente a ellos encontré la mano de Dimitri, entre sus dedos había un anillo con un delicado y pequeño diamante. Sonreí, sabía que estaba nervioso porque no estaba diciendo nada y no podía ver la sonrisa en mi rostro. Sin decir una palabra extendí mi mano hacia él para que colocara el anillo. –"¿Es un sí?"-

-"Quería ver cómo me quedaba."- Dije al momento en que giraba para verlo y pude notar un pequeño brillo de decepción. –"¿Qué opinas? ¿Cómo me queda?"- Estaba jugando el papel de inocente.

-"Increíble."- Dijo en un suspiro de anhelo. No sé cómo estaba haciendo para aguantarme la risa, era increíble que Dimitri no haya notado mi juego hasta ahora.

-"Entonces sí, creo que me lo quedaré."- Sonreí y él entrecerró los ojos hacia mí.

-"Tu pequeña embustera."- Reí y no tardó mucho en soltar una rica y profunda carcajada. No lo aguante más y lancé mis brazos alrededor de su cuello besándolo en el camino y sorprendiéndolo a medio reír.

-"Por supuesto que me casaré contigo."- Dije una vez que nuestros labios se desconectaron. Antes de que pudiera sumergirme en otro beso Alana llegó corriendo junto a nosotros. –"Mami, papi ¿Podemos tomar un helado?"- Sonreí, ella tiene mi apetito. Me puse de pie y tomé su mano. –"Claro, vamos. Con papi tenemos que contarte algo."- Sonreí encontrándome con los ojos de Dimitri que estaban llenos de amor y adoración.

Alana fue todo el camino aguantándose las ganas de saber, tiene la paciencia de su padre, gracias a St. Vlad. Una vez que compramos nuestros helados volvimos caminando al parque. Nuestra hija nos contaba sobre los niños que había conocido y las cosas que habían jugado, para cuando llegamos todos fuimos a sentarnos a una banca frente a un pequeño lago que este tenía. Ella estaba sentada en el regazo de Dimitri frente a mí pero su rostro miraba al lago donde había algunos patos nadando. –"Hey pequeña ¿Recuerdas eso que te teníamos que decir algo?"- Su atención volvió a nosotros cuando oyó la voz de su padre, ella asintió. –"Bueno… Tu mami y yo nos vamos a casar."- Ella observó a ambos con el ceño fruncido. –"¿Qué pasa? ¿No te gusta la idea?"- Pregunte dedicándole una mirada desconcertada a Dimitri, no era la reacción que esperábamos de nuestra pequeña.

-"Creí que ya estaban casados."- Dijo aun luciendo confundida.

-"¿Por qué creíste eso?"- Dimitri pregunto.

-"Ustedes están juntos y los papás de mis amigos que lo están ya se casaron hace mucho. Pensé que se habían casado antes de que yo naciera."- Cada día me sorprendía más de su inteligencia. Desde pequeña Dimitri y yo le habíamos contestado cada una de sus preguntas con la verdad y de la manera más adulta posible, asique tenía ciertos conocimientos y una manera de razonar las cosas que a veces no es propia de un niño. Recuerdo una vez que le pregunto a Dimitri porque los aviones vuelan y este fue todo muy mecánico y preciso, la niña estaba fascinada y yo me dormí en el medio de la explicación. Seré más adulta pero aun la sigo siendo la misma Rose en algunos detalles.

-"Bueno no. No todas las parejas se casan… El casamiento para muchos es algo religioso o legal, porque tú te puedes casar de acuerdo a tu religión y firmas un papel donde para el mundo ustedes están unidos. Pero para nosotros va más allá de eso, es otra manera de celebrar nuestro amor."- Respondí tomando sus manos en las mías.

-"Pero… ¿Ustedes se aman, cierto?"- No entendía a qué iba su pregunta pero ambos le respondimos afirmativamente. –"¿Por qué no se casaron antes?"- Buena pregunta… Lo miré a Dimitri esperando que él respondiera.

-"Por supuesto que nos amamos pequeña, pero quería esperar al momento perfecto. Cuando tu naciste mami se estaba recuperando de un accidente ¿Recuerdas?"- Ella asintió y yo desvié mi mirada unos momentos, no me gustaba recordar esos momentos. Dimitri tomó mi mano y la apretó y yo asentí levemente para que continuara. –"Luego nos mudamos, abrimos el gimnasio, tú eras muy pequeña. Con mami lo habíamos hablado alguna vez y ella dijo que le gustaría que tú recordarás el día de nuestra boda, así que decidí esperar… Después recibimos una triste noticia y las cosas se fueron postergando."- Mientras él hablaba cerré mis ojos y en mi mente vi pasar todas las cosas que habíamos vivido en los últimos 5 años, desde que nos reencontramos… La tristeza que me consumía, mis adicciones, él, Dimitri siendo quien me ayudó en cada paso del camino. Saber de mi embarazo, el encuentro con Lissa, perderme el nacimiento de mi hija, mi dura rehabilitación, sostenerla por primera vez, verla reír, sus primeros pasos, su primera palabra, comprar nuestra casa que ahora es nuestro hogar, los viajes, mis amigos, el gimnasio que con esfuerzo construimos, la muerte de Lissa, los duros tiempos que vinieron después, volver a vivir, el primer día de jardín de Alana, verla crecer inteligente y hermosa como lo es hoy… Todo, todo eso junto al hombre que elegí, que me eligió y que amo con cada fibra de mí ser. Sentí un dulce beso en mi cabello y no pude evitar sonreír, abrí mis ojos lentamente para encontrarme con las dos personas que son dueñas de mi corazón, mi ser y mi alma. –"En fin, creo que es el momento justo en que mamá y yo celebremos nuestro amor con todos nuestros amigos presentes, nuestras familias y sobretodo contigo que eres la personita más importante de nuestras vidas."-

-"Okey…"- Dijo ella con una sonrisa y unos segundos había lanzado sus diminutos brazos alrededor de nosotros, como pudo, en un abrazo. Chillo de emoción y nos dijo lo feliz que estaba, que yo sería la novia más hermosa y que nos amaba. Mi corazón crece cada vez que escucho a mi dulce niña reír y ser feliz.

Dimitri y yo volvimos a casa dejando a Alana con Olena a la pasada.

Cuando llegamos comencé a abrir la puerta pero Dimitri tapo mis ojos con sus manos. –"¿Qué haces?"- Pregunté divertida, pero él no respondió. Me hizo caminar a ciegas unos pasos y oí la puerta cerrarse detrás de nosotros, supongo había usado su pie para realizar aquella acción. –"Esta noche se trata solo de nosotros."- Susurró en mi oído y al sentir su respiración tan cerca de mi piel mi cuerpo se estremeció en anticipación. Quitó las manos de mis ojos y pude observar que la casa estaba iluminada por tenues luces, la mesa estaba puesta de una manera elegante, con unas lindas flores en el centro y una vela a cada lado. –"Es hermoso, gracias."- Le dije al momento que le daba un dulce beso en los labios. –"Pero… ¿Cuándo hiciste todo esto?"-

-"Puse a trabajar a mis minions."- Dijo con total seriedad, tener una hija pequeña hacía que las referencias de películas animadas fueran frecuentes. Intente levantar una ceja, cosa que no funcionó. –"Vika se encargó de la decoración y Mama de la comida."- Corrí hacia la mesa a oler la deliciosa comida que Olena había preparado y debo decir que se me hizo agua la boca. Podía sentir a Dimitri girar sus ojos detrás de mí, él sabe de mi relación con la comida…

-"Esto huele delicioso."- Dije mientras giraba para encontrarme con sus ojos.

-"Entonces a comer mi hermosa prometida."- Dijo con una sonrisa que alcanzaba sus ojos. Apartó mi silla para que me sentara y luego él tomó asiento.

La cena estuvo deliciosa y agradable, hablamos de cosas triviales, recordamos momentos divertidos. –"¿Lista para el postre?"- Dimitri preguntó una vez que terminamos la cena. Asentí rápidamente y él rio. Una vez terminada esa deliciosa mousse de chocolate, me lamí los labios quitando por restos de mousse y dedicándole una mirada sensual a Dimitri. –"Ahora estoy lista para otra clase de postre."- No pude evitar la sonrisa seductora que se abría paso en mi rostro, Dimitri pareció pensarlo y pude ver el deseo quemar en sus ojos.

-"Em… Yo… Tenía pensado otra cosa antes del postre."- Sus palabras hicieron que mi curiosidad pícara, y espere a que continuara. Él solo se puso de pie y estiró su mano hacia mí. Caminamos en silencio y me estaba dirigiendo hacia el cuarto de baño que tenemos en nuestro cuarto, debo decir que amo nuestro baño, es grande y la tina es enorme, no como un jacuzzi, cosa que le insistí a Dimitri comprar pero se rehusó, pero si grande como para ambos cupiéramos acostados. –"¿El baño?"- Pregunté frunciendo el ceño pero no fue necesaria su explicación porque cuando abrió la puerta entendí. Había velas aromáticas, la tina ya estaba llena y con espuma y algunos pétalos de rosa. –"Creí que podíamos relajarnos un rato."- Sonreí. Sujete mi cabello en un moño mientras Dimitri ponía algo de música tranquila. Se paró frente a mí y acarició dulcemente mi mejilla, cerré mis ojos disfrutando de sus suaves dedos recorrer mi piel. Su mano bajó por mis brazos hasta llegar al borde de mi blusa, levantándola y dejándome en sostén. Ahora era mi turno, con mi pulgar acaricié sus deliciosos labios y deshice cada uno de los botones de su camisa, cuando está tarea estuvo completa posicione mis manos en sus hombros deslizando la camisa por su espalda hasta que cayó en el suelo. Dimitri me giro quedando parado detrás de mí. Frente a nosotros había un espejo y nuestras miradas estaban clavadas la una en la otra. Sus manos se deslizaron por mi cuerpo hasta alcanzar el botón de mis pantalones, lentamente lo deshizo y fue quitándolo. Antes de pudiera quitarle los suyos, él ya se había encargado de aquello, ahora ambos estábamos en ropa interior. Pude escuchar como sonaba de fondo "You're still the one" de Shania Twain, y era perfecta para nosotros, porque él siempre será mi único y verdadero amor. Lentamente comenzó a quitarme la poca ropa que nos quedaba, sin quitar su mirada de la mía. Una vez que termino hice lo mismo con la suya. Ambos estábamos desnudos, Dimitri tomó mi mano y me guió a la tina, nos metimos, el agua aún estaba caliente pero no demasiado, lo que hacía esto muy placentero. Él se encontraba detrás de mí, sus brazos rodeando mi cintura mientras mi espalda descansaba en mi pecho. –"Mm… Debemos hacer esto más seguido."- Lo sentí asentir detrás de mí. –"Definitivamente."- Respondió. Sus manos se deslizaron por mi espalda hasta llegar a mis hombros y comenzó a hacerme masajes, este hombre no podía ser más perfecto. Sonidos de placer salían de mis labios y podía sentir crecer el deseo de ambos.

Sin previo aviso gire, haciendo que un poco de agua cayera al piso, pero eso no importaba ahora. Pase mis piernas a cada lado de su cadera y tomé su rostro en mis manos mirándolo intensamente a los ojos. No eran necesarias las palabras, y como si la música acompañara nuestro momento comenzó a escucharse "When you say nothing at all" de Ronan Keating. Sonreí y él devolvió mi sonrisa, había algo en sus ojos que brillaba aparte de amor y me di cuenta que era felicidad, pura felicidad. Lentamente acerque mi rostro al suyo y unimos nuestros labios en un lento y dulce beso. A medida que pasaba el tiempo el beso comenzó a intensificarse y en un suave movimiento Dimitri se puso de pie sosteniéndome con sus brazos.

No me di cuenta en qué momento, o cuando tiempo había transcurrido cuando mi cuerpo cayó suavemente sobre nuestra cama. Dimitri se quedó mirándome unos segundos con tanto amor que hizo que mi corazón se acelerara. Se posiciono sobre mí, acarició mi mejilla y unió una vez más sus labios con los míos, sellando una promesa de amor eterno. Sus besos comenzaron a deslizarse por mi rostro, mi cuello, clavícula hasta llegar a mis pechos, lentamente subió una de sus manos acariciando un lado de mi cuerpo hasta llegar al mismo lugar en el que su boca se encontraba. Sabía que hoy sería una de esas noches donde todo sería dulce, lento y suave. Su boca y mano comenzaron a trabajar en aquel lugar, haciendo que suaves gemidos de placer salieran de mi boca. Sus labios comenzaron a descender con lentitud hasta llegar a mi punto dulce. Tomo mis piernas y las subió a sus hombros mientras me devoraba de manera lenta y tortuosamente placentera. A los minutos sentí mi primer orgasmo explotar en sus labios. Ahora era mi turno de darle amor a mi hombre.

Baja mis piernas lentamente, él levantó su rostro y nuestras miradas se encontraron una vez más. Dimitri me conocía demasiado como para saber que querría devolver el favor, por lo que no se resistió cuando invertí nuestras posiciones. Recorrí con la punta de mis dedos cada centímetro de su cuerpo hasta llegar a su miembro. Lo tomé en mis manos y lentamente comencé a acariciarlo mientras movía mi cuerpo hasta que mi boca pudiera alcanzar mi premio. Lamí su punta con sensualidad sin dejar de mirarlo a los ojos y pude ver deseo arder en ellos. Lo introduje en mi boca y lo con mi mano cubrí lo que no cabía. Los gemidos de Dimitri aumentaban y con ello mi ritmo. Él llevó una mano a mi rostro y esa era la señal de que debía parar porque tenía otras cosas en mente. Con una lentitud extrema lo quite de mi boca lamiendo mis labios una vez que estaban libres, dedicándole una mirada seductora a quien pronto sería mi esposo. Él se sentó y yo me acerque a su cuerpo, sentándome a horcajadas de él.

Sin dejarnos de mirar él tomó mis caderas, elevándolas para poder entrar en mí. Fue tan lento que tuve ganas de hacer el trabajo yo misma pero debía contenerme. Una vez que estaba completamente dentro de mí, nos quedamos unos segundos sin movernos, disfrutando el ser uno en cuerpo y alma. Pronto comenzamos a movernos. Dimitri abrazaba mi cuerpo como si su vida dependiera de ello, mis brazos estaba alrededor de su cuello y nuestros pechos estaban tan juntos que no cabía un alfiler entre ellos.

El ritmo comenzó a aumentar al mismo tiempo que nuestras respiraciones. La música que seguía sonando desde el cuarto del baño ahora se veía opacada por los sonidos que salían de nosotros y el choque de nuestros cuerpos.

Pronto comencé a sentir aquella presión que avisaba que estaba cerca de mi liberación, de la misma manera que sabía que él estaba cerca de la suya. Unas embestidas más y ambos gemimos en placer.

Nos quedamos de esa manera por varios minutos, hasta que suavemente me quite de encima, sintiendo la ausencia de él dentro de mí. Ambos nos acostamos sobre nuestros lados mirándonos a los ojos con una sonrisa en nuestros rostros. –"Te amo Roza."- Dije suavemente a la vez que acariciaba mi rostro. –"Yo a ti Dimitri."- Él pasó uno de sus brazos alrededor de mi cuerpo atrayéndome al suyo en un abrazo que podría quedarme para siempre.

Pensando en el pasado puedo decir que estoy completamente feliz de que Dimitri haya vuelto a mi vida. De que haya podido ver a través de aquellas máscaras que ocultaban mi espíritu roto…

Jamás creí en ese dicho de que 'El amor lo cura todo', pero después de todo lo vivido fue el amor de Dimitri el que me salvo de maneras en las que aun no comprendo. Fue el amor de él lo que me hizo seguir adelante cuando creí que no había nada más por lo que luchar y si bien fue él, quien por una tontería rompió mi espíritu, fue el único que pudo ponerlo en su lugar y por eso, estaré eterna y profundamente enamorada de Dimitri Belikov hasta la eternidad.

Fin.


Canciones:

You're still the one – Shania Twain.

Cuando te vi por primera vez, vi amor.

Y la primera vez que me tocaste, sentí amor.

Y después de todo este tiempo,

aún eres el único que amo.

Parece que lo logramos,

mira cuán lejos hemos llegado bebé.

Quizás tomamos el camino largo,

sabíamos que llegaríamos allí algún día.

Ellos decían: "apuesto que nunca lo lograrán".

Pero sólo mira cómo sobrevivimos,

aún estamos juntos, aún somos fuertes.

Aún eres el único por el que corro,

el único al que pertenezco,

Aún eres el único al que quiero de por vida.

Aún eres el único al que amo,

el único con el que sueño.

Aún eres el único al que le doy un beso de buenas noches.

No hay nada mejor,

juntos rompimos las probabilidades.

Me alegra que no hayas escuchado,

mira lo que nos estaríamos perdiendo.

Ellos decían: "apuesto que nunca lo lograrán".

Pero sólo mira cómo sobrevivimos,

aún estamos juntos, aún somos fuertes.

Aún eres el único por el que corro,

el único al que pertenezco,

Aún eres el único al que quiero de por vida.

Aún eres el único al que amo,

el único con el que sueño.

Aún eres el único al que le doy un beso de buenas noches.

Aún eres el único.

When you say nothing at all - Ronan Keating.

Es asombroso como tú puedes hablarle directamente a mi corazón.

Sin decir una palabra tú puedes iluminar la oscuridad.

Por mucho que lo intente, nunca podría explicar

lo que oigo cuando no dices nada.

La sonrisa de tu cara me dice que me necesitas.

Hay una verdad en tus ojos, que dice que nunca me dejaras.

El toque de tu mano dice que tú me atraparas cuando sea que caiga.

Dices lo mejor cuando no dices nada.

Durante todo el día puedo oír a la gente hablar alto,

pero cuando tú me abrazas, ahogas a la multitud.

La sonrisa de tu cara me dice que me necesitas.

Hay una verdad en tus ojos, que dice que nunca me dejaras.

El toque de tu mano dice que tú me atraparas cuando sea que caiga.

Dices lo mejor cuando no dices nada.


Hola! La historia a llegado a su fin. Le quiero dar las gracias a todos los que leyeron y formaron parte de esto. Un inmenso gracias a mi amiga y beta Vaana por ser eficiente rápida y escuchar mis locas ideas. Otro gracias especial a mi amiga y gran escritora Miuv.16

Espero hayan disfrutado este final. Dejenme saber que opinan en sus comentarios... Espero volver pronto, tengo muchas ideas pero estoy algo ocupada.

Por otra parte les quiero decir que vayan a leer "ROMITRI, Historias Cortas de Colección." de EscritorasVA, en donde con un grupo de fabulosas escritoras estamos subiendo un compilado de historias romitri :)

Sin más, les dejo muchos besos y otra vez gracias!