Hola! Una idea rara cruzo por mi mente (?) Tengo la mente muy jodida.

Disclaimer: los personajes no son de mi propiedad.

Advertencias: contenido yaoi [chico x chico] Self-cest.

Aclaraciones: Karamatsu tiene los ojos negros y cabello negro, Kara tiene los ojos azules, cabello negro azulado y es mafioso.

[MafiaKaraxKaramatsu]

Disfruten~


Karamatsu está en el mismo puente de siempre, ha intentado acercarse a una chica que le terminó por dar una cachetada cerrada en la mejilla. El dolor en su mejilla persiste con fuerza y sabe que debe tener la zona afectada de un color rojo, pero no le importa mucho. Suspira levemente entrecerrando un poco los ojos de color negro, su vista se pierde en el cielo que va ganando cierto tono rojizo anunciando un atardecer, la brisa corre y le obliga a meter sus manos dentro de su sudadera azul.

―Amigo, eso sin duda debe doler―la voz profunda a su lado izquierdo lo obliga a girar la vista. Es un hombre, tal vez unos años mayor que él, con el cabello negro azulado peinado hacia atrás y unos cuantos mechones desordenados cerca de las orejas. Tiene unos muy profundos ojos azules, un chaleco y pantalones negros y una camisa azul con las mangas remangadas, luce elegante; además lleva unas muñequeras negras y unas perforación azul, también, en sus orejas.

―¿Ah?―es lo único inteligente que abandona sus labios, normalmente nunca se le acercan a hablar.

El hombre suelta una especie de risa, tiene una sonrisa algo seductora y sus ojos tienen cierto brillo profundo que obliga a Matsuno a tragar algo de saliva―. La mejilla―el hombre se señala la propia para dar énfasis.

A todo esto Karamatsu ha olvidado lo que sucedió y colocó su mano en la zona acariciando―.No problem―contesta con una sonrisa amable, de alguna forma es algo dulce, nunca le habían preguntado por alguna herida.

El hombre solo asiente y se apoya en el barandal adoptando la misma postura que hace unos minutos tenía el de ojos negros. Sus ojos azules se pierden en el cielo oscuro, la noche por fin había caído en la ciudad y sabe que es peligroso que siga tan visible a esas horas, pero no importa, después de todo es su sector y sabe que lo están vigilando―. Deberías volver, las noches son algo peligrosas―el mayor se deja de apoyar en el puente y da unos pasos metiendo sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón de vestir.

Karamatsu alza una ceja, aunque cierta parte dentro de él también se remueve algo feliz porque alguien se preocupe por su seguridad.

―Ya soy un adulto―dice el de la sudadera azul y se da cuenta que pudo haber sonado algo brusco―. Es decir, puedo cuidarme―añade con una mueca algo nerviosa.

El de mayor estatura le regresa la sonrisa―. Está ciudad es peligrosa aunque no lo creas y yo también soy un adulto, pero no quita que alguien me pueda meter un tiro en cualquier momento―dice con seriedad y desvía la mirada un poco hacia los lados. Sus "guardaespaldas" siguen por ahí fingiendo.

Karamatsu traga algo de saliva y asiente un poco entendiendo el punto del otro―. Yes, tiene la razón―acepta sonriendo un poco pasando una mano por su cabello―. Supongo que debería volver.

El mayor asiente con suavidad, es algo sorprendente como el chico de cabello negro puede ser tan ingenuo, es algo nostálgico―. Kara―dice antes de que el más joven se vaya.

El ojinegro parece sorprenderse y gira a verlo algo confundido, por su parte el de ojos azules entrecierra un poco la mira, ¿lo habrá reconocido?―¿Qué?―cuestiona el menor.

―Ese es mi nombre―dice con suavidad el mayor esperando no tener que usar las navajas que lleva ocultas dentro del chaleco.

Matsuno le da una sonrisa tan cálida, que lo aterra, después de reír un poco―. Es gracioso, el mío es Karamatsu.

El hombre de ojos azules sonríe levemente y se destensa un poco―. Ya veo, supongo que nos veremos después Karamatsu.

Sure―dice de buena gana el segundo hermano mayor de los Matsuno mientras se gira y se despide con la mano.


Los encuentros entre Karamatsu y el de ojos azules se vuelven frecuentes, los días y el tiempo compartido juntos es algo habitual, lo único que parece traer algo de luz al hombre mayor. Pero este día es diferente… Karamatsu llega al lugar habitual de siempre, pero está lleno de heridas, tiene un yeso en el brazo izquierdo, una venda en la cabeza y trae unas muletas. El instinto asesino del segundo hijo de la mafia se enciende.

―¿Qué sucedió?―su voz tiene un tinte que no auguraba nada bueno.

Karamatsu intenta sonreír―. Mis hermanos…―intenta explicar aparentando alegría, pero la voz se le corta en un punto y las lágrimas ya está saliendo con algo de fuerza y parece tan roto y herido que el mayor solo quiere cuidarlo.

El mafioso se acerca y lo abraza siendo un apoyo, las muletas caen al suelo y Karamatsu se aferra con algo de fuerza a su cuerpo, el menor está llorando contra su hombro y Kara decide mandarlo todo a la mierda. Cuando Karamatsu se ha calmado, el mayor acaricia su cabello con cuidado y sin avisar lo alza con relativa facilidad.

―Vas a irte a vivir conmigo―no es ni siquiera una pregunta porque ya lo está cargando y lo mete a un auto sentando al menor en sus piernas.

―¡E-espera! ¿Qué?―chilla Karamatsu también algo sonrojado de estar en las piernas del hombre.

―¿A dónde, jefe?―Karamatsu se distrae unos segundos al escuchar una voz seria.

―A la mansión―dice con seriedad el de ojosa azules―. No te muevas tanto, Karamatsu, vas a incrementar tus heridas―le riñe haciendo que el segundo de los Matsuno se quede quieto intentando no pensar que está sentado en las piernas del hombre.

―Pero…―murmura sintiendo el aroma del de ojos azules, sabía que Kara era millonario o algo así, pero nunca había ahondado en el tema, sabía que al hombre no le gustaba hablar de eso o sobre su trabajo.

Karamatsu intenta no soltar un gritito cuando siente un brazo aferrándose a su cintura y después la nariz del otro rozando su cuello olfateando, una especie de quejido abandona los labios del menor.

―Me voy a encargar de que nadie vuelva a hacerte daño, incluso tu familia―dice con seriedad tomándolo de la barbilla con suavidad para que unos segundos después acorte la distancia y bese con relativa tranquilidad los labios entreabiertos.

El mafioso disfruta ver como la cara de Karamatsu se sonroja de esa forma tan adorable, ese cuerpo temblando. El de ojos azules sonríe levemente al ver como el otro cierra los ojos intentando devolverle el beso. Se separa de él cuando sabe que han llegado a la mansión Matsu, el hogar de la mafia, Se prepara mentalmente para lidiar con sus hermanos "de sangre". La puerta del automóvil es abierta por su hombre y baja del auto teniendo cuidado de bajar sin lastimar a Karamatsu que está algo rojo.

Camina los escalones para llegar a la puerta principal que se le es abierta cuando está en frente de ella. Empieza a moverse con Karamatsu todavía en sus brazos, procura que este se encuentre lo más cerca posible de él.

―¡Kara! ¿Qué llevas ahí? O ¿A quién?―la voz juguetona es de un hombre, Karamatsu apenas y puede verlo porque el de ojos azules lo apretó más contra él. El otro tiene el cabello negro peinado hacia la derecha, con ojos rojizos y un traje negro.

―No es de tu incumbencia, Oso―dice con tranquilidad abriéndose paso por el salón, pero es detenido por el otro que un ágil movimiento provoca que suelte a Karamatsu por unos segundos. Apenas y puede atraparlo por la cintura para que no se golpee con el suelo.

Karamatsu siente una mano alzándole el rostro y sabe que no fue el de ojos azules. Se siente algo intimidado al ver esos ojos rojos con un tinte algo juguetón brillar―¡Oh! Es lindo, ¿me lo prestas?―dice relamiéndose los labios.

―Ni se te ocurra―Kara saca una cuchilla de su muñequera y se la muestra desafiante al mayor.

El de ojos rojos entrecierra los ojos y ríe―. Que aburrido, hermanito―casi parece cantar la última parte.

―¿Pueden comportarse? Deben comportarse como lo que son, además parece que tenemos un invitado―dice una voz extremadamente seria y con cierto tono aburrido. Tiene el cabello negro peinado un poco hacia la izquierda, ojos verdes detrás de unos lentes de marco negro, ojos verdes y un traje negro con una camisa verde.

―Tú también} eres un amargado, Choro―dijo el tal Oso y Karamatsu siente algo de incomodidad al pensar en lo parecido de los nombres.

―Es mío, se queda conmigo, así que ni se le ocurras meterse con él―corta todo el de ojos azules llevándose a Karamatsu a su habitación.

―¡Nos vemos lindura!―grita el de ojos rojos guiñándole un ojo.

Choro solo suspira ajustándose los lentes.

Karamatsu no tiene la menor idea de qué sucede, la habitación es enorme y lujosa. Es puesto sobre la inmensa cama con cuidado y realmente deja de importarle lo demás cuando siente los labios de nuevo sobre los suyos. La ropa va desapareciendo entre pedazos rotos de tela, el segundo de los Matsuno ni siquiera sabe cómo rayos puede sentirse todo eso tan endemoniadamente bien. El brazo rojo deja de importarle cuando el de ojos azules empieza a masturbarlo con maestría.

No puede negar que duele cuando es penetrado, pero todo queda en el olvido. Su brazo sano araña con fuerza la espalda del otro y se encuentra gimiendo contra las sábanas blancas. Sus ojos están entrecerrados y algo llorosos, pero todo es tan caliente. Se siente bien, demasiado bien. No lo aguanta, siente la conocida sensación del orgasmo extendiéndose por su cuerpo. Se corre como nunca lo ha logrado masturbándose.

Kara dura un rato más embistiéndole hasta que se corre en una especie de gruñido mientras devora sus labios. Se separa del más y saca su pene de la entrada que lo acogió hace un rato. Observa al más joven y se relame los labios al ver ese semen entre las piernas del otro, su semen. Matsuno se siente algo intimidado por esa mirada, el mafioso sonríe.

―Me encanta como te ves después de un orgasmo, es bastante excitante, ¿sabes?―dice como si nada acostándose a su lado atrayendo el cuerpo contra el suyo en un abrazo relajado.

―Oh―es lo único que alcanza a decir el de ojos negros.

Kara acaricia con cuidado la cabeza sin venda y alza el rostro de este para besarlo con suavidad. Degusta con tranquilidad y se separa de él poniendo unos ojos serios―. Hablo en serio con lo de quedarte aquí, me encargaré de cuidarte―dice determinado.

Karamatsu parece quedarse sin habla por unos momentos― ¿Me amas?―pregunta tentativamente.

El de ojos azules sonríe de medio lado―. No me preocuparía tanto si no lo hiciera.

Y solo eso basta para que Karamatsu tome su decisión.


Llevan dos semanas sin ver a uno de sus hermanos mayores, sus padres están preocupados y todos están empezando a sentirse culpables. Todos han ido a buscar a Chibita para pedir explicaciones, pero este les ha dicho que lo dejo en frente de su casa después que lo golpearan y todos saben que dice la verdad cuando ven la preocupación en los ojos del más pequeño, después de todo Karamatsu es con el que es más apegado.

Están sentados en la sala con una expresión algo sombría cuando la puerta de su casa es abierta. Nadie da crédito cuando por la entrada entra Karamatsu enfundado con ropa sumamente cara, Totty puede saberlo con solo verlo, además la ropa es de buen gusto. Al lado de este hay un tipo un poco más alto de ojos azules, tiene una mirada algo aterradora.

Brothers, vengo a despedirme―dice con una sonrisa en el rostro aunque le duele decirlo.

―¡¿A qué te refieres, Karamatsu-niisan?!―grita Todomatsu algo alterado, todos se habían preocupado por nada.

―¡No vengas con esas mierdas, Cacamatsu!―grita colérico Ichimatsu.

El mayor en la habitación frunce el ceño y Karamatsu se ve en la necesidad de tomarlo del brazo. Ya es consciente de todo, Kara es uno de los hijos de la mafia; Oso era el mayor, un año más joven le seguía Kara y por último Choro que eran dos años menor que Kara. Ellos eran los hermanos de sangre como les decían, ya que los Matsu estaban divididos en dos ramas; la mafia regida por los hijos de la esposa original del fundador de todo y los yakuza, hijas de la amante del fundador. Karamatsu ya había conocido a Ichiko, Jyushiko y Todoko, hermosas, pero letales según le había dicho el de ojos azules. A decir verdad se había llevado bastante bien con todos y eso parecía irritar un poco a su ahora pareja. Las mujeres de la familia parecían tener un gusto por comprarle ropa cara y hacerle outfits, por su parte Oso parecía disfrutar molestando a Kara por lo que algunas veces lo toqueteaba un poco.

Karamatsu sabía que el de rojo aun así no podría herir nunca a sus hermanos, algo en su mirada le recordaba un poco a Osomatsu, solo que la personalidad de este era más juguetona y algo retorcida, Choro era normalmente el más serio aunque era una buena compañía. Nunca se hubiera imaginado que una mafia fuera de esa forma, aunque sabía que él no había nada de la realidad.

―Él es mío―dice con serenidad el de ojos azules, sus ojos brillan con seriedad poniéndose enfrente del más pequeño―. Es mi pareja y va a vivir conmigo donde ustedes no puedan lastimarlo de nuevo―casi escupe el ustedes―. Solo vino a despedirse―quiere decir que está seguro que no les importa eso, pero no quiere lastimar a Karamatsu.

Todos los hermanos giran a ver interrogante a Karamatsu, cada uno algo shockeado, el segundo no está seguro acerca del por qué, tal vez por estar con alguien con su mismo sexo, no cree mucho que sea porque se va a ir. Sonríe con algo de pena―. Adiós, hermanos, gracias por todo. Díganles a mis padres que los amo y que lamento no poder despedirme de ellos―se da la vuelta para no verlos más y no hay frases ridículas en inglés. Nadie dice nada al ver la mirada asesina del tipo de ojos azules.

Antes de que alguno de los Matsuno pueda decir algo, otro grupo de personas entra por la puerta. Dos hombres en trajes y tres mujeres con kimonos.

―Solo venimos a advertirles que no intenten buscar a Karamatsu, mi hermano mayor no es precisamente la persona más paciente del mundo―dice el de ojos verdes ajustándose los lentes.

―No quieren ver a Kara-niisan enojado―dice alegremente la rubia de ojos miel.

―No creo que sea indulgente si se meten con Karamatsu―la voz algo plana de la chica de ojos purpura los hiela un poco.

El de ojos rojos asiente divertido moviendo un poco su saco, la pistola queda a la vista de todos―¡No lo culpo! ¿Han visto el trasero de la lindura? Hasta a mí me gustaría poder meter…

―¡Oso-niisan!―grita la castaña.

―Lo siento, Todoko, divague―dice haciendo un gesto desdeñoso con la mano girándose a ver al puñado de hermanos que se habían arrinconado un poco al ver la pistola―. La cosa es que… Karamatsu es ahora parte de la familia y pues entre la familia nos cuidamos―el de ojos rojos sonríe de una forma algo escalofriante.

El sonido de algo cayendo al suelo sobresalta a los Matsuno, es una maleta―. Está llena de dinero, el suficiente para que puedan vivir bien su vida―explica el de ojos verdes.

―No pueden comprar a Karamatsu―dice con cuidado Osomatsu.

―No lo estamos comprando―dice Ichiko pasando una mano por su cabello negro―. Él está por voluntad propia con nosotros, solo es algo para que se queden callados y evitar alguno que otro… percance―casi saborea la palabra.

Oso se estira con algo de pereza―. Como sea, hora de irnos, disfruten del dinero, siempre pueden pedir más si quieren―añade casi con burla guiñando un ojo en la dirección de los Matsuno al ver la impotencia en su mirada, en verdad, ¿hasta ahora importaba? Absurdo.

Las personas se van y ninguno de los sextillizos da crédito a lo que pasó. Pero saben que es verdad cuando Karamatsu no regresa en los siguientes días, por su parte el dinero se pudre en algún lugar de la casa. Todos lo saben, Karamatsu forma parte de una familia, pero ya no de la suya.


Gracias por leer, ¿qué les puedo decir? Tengo la mente jodida y eso es algo que me andaba rondando la mente -3-U además no quiero estudiar cálculo :'v Otra cosa, como les gustó Mirror probablemente haga una segunda parte, pero solo eso. Lamento no poder actualizar mis otros historias, me gustaría saber de cual quieren conti para ir en orden de prioridades (?) Gracias por todo!

Nanami off~