Esta historia es una adaptación del libro "Me before you" de la escritora Jojo Moyes. Por ende los personajes no me pertenecen, ya que son propiedad de Jojo Moyes.

Capítulo 1

"Us before Us"

Me encontraba parada frente a uno de los edificios más importantes de la industria de la moda en Londres. La calle principal por lo regular siempre estaba habitada por personas que sin duda alguna tenían muy claro y definido lo que era estar a la "moda" en ese momento.

Por lo regular siempre vestía lo que consideraba "cómodo". Bueno, en realidad vestía lo que se me diera la gana. Mi padre siempre criticaba mi forma de vestir, decía que con mis 27 años de edad ya era momento de hacer un cambio de "look" y vestir formalmente (la verdad ese concepto de "formalidad" era distinto en cada persona). Sin embargo en ese momento estaba encantada con mi vestimenta.

Por un momento dude cruzar la calle para acercarme más a la entrada principal del edificio. Aún no estaba muy segura de poder conseguir ese puesto de asistente, pero de lo que sí estaba segura era de que daría lo mejor de mí en esa entrevista para no sentirme fatal y derrotada por no lograr obtener el puesto.

Después de estar meditando un momento y tomar el valor para cruzar ese enorme portal que sin duda me dirigiría a la recepción principal del edifico, pude llegar a mi destino final.

—Buenos días, señorita—me atreví a decir con mi voz entre pausas por los nervios que invadían mi cuerpo en ese preciso momento.

La mujer que se encontraba detrás del mueble de recepción me miró de arriba abajo y mostró una leve sonrisa entre sus labios en señal de estar disfrutando de mi nerviosismo.

—¿Sería tan amable de proporcionarme la ubicación para la entrevista de puesto asistente, por favor?—continué tragando un poco de saliva.

—Buenos días, bienvenida a Traynor's High Fashion—habló mientras captaba mi atención.

Observé por un momento su perfecto maquillaje.

—La entrevista para la vacante disponible se lleva a cabo en estos momentos en el piso principal número 14—terminó de responder mientras me entregaba una solicitud de empleo y me mostraba sus perfectos dientes blancos a través de una sonrisa en excelente combinación de un rojo carmín sobre sus labios.

—Gracias—fue lo único decente que salió de mis labios en ese momento mientras tomaba la solicitud entre mis sudorosas manos.

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Mi seguridad total se vino abajo cuando las puertas del ascensor se abrieron ante mí y pude observar la cantidad de mujeres (inclusive hombres) que se encontraban esperando para ser entrevistados. Sus códigos de vestir eran totalmente diferentes a los míos, y eso era obvio, ya que el puesto era trabajar con una de las mujeres más importante en la industria y alta costura de la moda: Camilla Traynor. Salí del elevador hacia una silla disponible que se encontraba a unos pasos de mí. Me senté, entrelace los dedos de mis manos colocándolas a la altura de mi regazo mientras movía la rodilla derecha en señal de pánico total. Después de unos 45 minutos de espera (supe que habían pasado 45, ya que cada 5 minutos salía una persona distinta de la oficina y en total fueron 9), por fin había salido la última persona de la oficina de Camilla Traynor.

—Louisa Clark—se escuchó la voz de una mujer.

El pánico invadió mi cuerpo por unos segundos y volteé hacia la dirección de dónde provino la voz.

—Sí, soy yo—me levanté inmediatamente y me dirigí a la oficina, no sin antes doblarme un tobillo por culpa de las zapatilla de tacón que vestía.

—Lo siento, son nuevas—expliqué con una torpe sonrisa en los labios, lo cual provocó que mis nervios salieran mucho más a flote.

La señora Traynor me miraba con rostro de "No es coherente lo que dices, pero fingiré no ser una maldita".

—Sí, entiendo… sígame por favor.

Cuando llegamos a su escritorio principal, no puede fingir no estar nerviosa, ya que me volví a doblar el talón por un segundo, pero gracias a Dios Camilla Traynor no se percató del incidente, pero sí de mi rostro maldiciendo a todas las zapatilla del mundo.

—Bien, Señorita Clark. Tome asiento.

Arrastré la silla ante mí y tomé asiento tal y como la señora Traynor me lo había indicado.

—Veo que tiene excelentes referencias…—pausó por un momento mientras ojeaba mi currículo—… pero no tiene experiencia en un puesto similar… ni estilo —dijo quitando sus lentes para poder mirarme fijamente.

Yo vestía una falda negra que formaban mis curvas en combinación con un saco a cuadros en blanco y negro. Por una extraña razón siempre las había odiado, ya que desde que me interesé en la moda deseé ser más esbelta, como las chicas de las revistas de moda en Vogue.

—¿Por qué solicitar el puesto?—la voz de Camilla Traynor me rescató del mundo de las chicas perfección y me trajó de vuelta al mundo real.

—Es una excelente oportunidad de crecer en la industria de la moda… y sería de mucha ayuda para solicitar una beca en el extranjero y así poder realizar un curso de alta costura en Nueva York—terminé de explicar mostrando mi torpe rostro y sonrisa ante la señora Traynor.

Ella por su lado me miro por unos segundos y volvió a ponerse sus lentes de lectura para volver a ver mi currículo.

—¿New York Times?

—Sí, he trabajado de escritora fantasma en la columna de modas por los últimos ocho meses… es cuando… —interrumpió Camilla.

—Sé perfectamente de lo que se trata señorita Clark.

Casi me decía a través de la expresión de su rostro "no soy estúpida, ¿Con quién crees que estás tratando, chiquilla?". Bajé la miraba y callé por un momento.

—El puesto disponible es sólo por seis meses. Si necesita un trabajo permanente, le recomiendo busque en otro lugar.

Alcé la vista nuevamente ante el llamado de Camilla Traynor.

—¿Seis meses? No es problema para mí. Como lo mencioné anterio….

Pause por un momento cuando Camilla me miró nuevamente fijamente por unos segundos, los cuales para mí fueron años.

—¿Cuándo puede empezar a trabajar?

—Inmediatamente—dije un poco extasiada por la nueva oportunidad de trabajar en Traynor's High Fashion, lo cual provocó que me despegará un poco del respaldo de mi silla.

—Espero su presencia el próximo lunes a las 8 am.

Salté de mi asiento y alcé mis brazos en señal de triunfo mientras daba unos pequeños saltos de alegría en mi lugar, lo cual provocó que me doblara nuevamente uno de mis tobillos, lo cual me importó una mierda en ese momento.

—Sólo una aclaración…—habló la mujer de cabello canoso interrumpiendo mi baile del triunfo— No trabajarás para mí… trabajarás para mi hijo Will Traynor—terminó de mencionar.

—No hay ningún problema. Yo haré todo lo que el señor Traynor me diga—dije sin pensar en mis palabras las cuales se podrían utilizar en doble sentido.

La señora Traynor sólo se limitó a arquear una ceja y sonrió por un leve segundo.

—Espero que no todo—enfatizó la última palabra.

Miré que bajo su vista nuevamente e hizo una pequeña nota en mi expediente.

—El día que te presentes a trabajar mi asistente, Mary Ann, te dará toda la información acerca de tus obligaciones.

—Claro, no se preocupe por ello. Seguiré todas las indicaciones al pie de la letra. No la defraudaré—Sonreí sin poder ocultar mi cara de felicidad.

—Bueno… Bienvenida Louisa Clark, mi nombre es Camilla Traynor.

—El placer es mío, Camilla Traynor.

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Atravesé la puerta de mi casa (más bien la casa de mis padre), con la edad que tengo a otras personas les daría pena ajena que, inclusive con un trabajo muy bien pagado y reconocido, aún siguiera viviendo en el techo de mis padres. Mi madre Josephine Clark se encontraba terminando de arreglar la mesa para poder cenar en familia.

—Louisa… ¿Cómo te fue?—me preguntó mi madre con una expresión neutra en su rostro.

—Se los diré a la hora de la cena…—pausé por un momento para ver la expresión de desilusión en su rostro—Tengo el trabajo. Empiezo el lunes por la mañana—le di la noticia, ella saltó junto a mí festejando mi triunfo temporal.

Mi padre salió de la sala con una cara de fastidio.

—¿Qué sucede? casi me matan de un infarto por esos berridos—interrumpió nuestro baile.

—Lo consigo, Bernard… Louisa tiene el empleo.

Noté la expresión de alivio y alegría que poseía después de que mi madre le diera la noticia.

—¿En serio? ¿A caso si necesitaban un payaso?—dijo mi padre con burla al ver mi vestimenta "formal" para la entrevista.

Hice una mueca de "Que gracioso, papá", y después le sonreí.

—Me alegra mucho, hija. Enhorabuena.

—Gracias mamá, les prometo que daré todo de mi parte. No puedo esperar a decírselo a Treena.

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Nos encontrábamos en el comedor a punto de empezar a cenar cuando Treena interrumpió nuestro silencio por un momento.

—¿Entonces conociste a Camilla Traynor?

—Claro, ella personalmente me entrevistó.

—¡Emocionante! Camilla Traynor es una de las mujeres más influyentes en el mundo de la moda. Con la ayuda de su esposo, Steve Traynor han construido un imperio.

—Aunque el empleo sea temporal. Sé que será una experiencia maravillosa… a pesar de que no trabaje para ella directamente.

—¿Cómo dices?—preguntó mi madre con cara de intriga.

—Olvidé mencionarlo, pero en realidad trabajaré para su hijo mayor, Will Traynor.

Treena dio un pequeño salto en su silla para después empezar a toser un poco por el bocado que masticaba en ese momento. Mi padre le dio unos golpecitos en la espalda para que racionara y no muriera en ese momento por culpa de un trozo de zanahoria. Gracias a Dios no murió.

—¡No inventes! … ¡¿Will Traynor!?

—¿Qué te sucede Treena?—mencionó mi madre entre dientes.

—Will Traynor volvió a ser uno de los solteros más cotizados en la industria de la moda y de la familia más importante en Londres.

Katrina pausó por el momento, ya que vio en mi rostro una total expresión de "¿Quién demonios es Will Traynor?".

—¡Ay, Louisa! Siempre tan distraída y encerrada en tu mundo de colores—Lo dijo mientras daba un vistazo leve a mis medias de flores que vestía en ese momento.

—Déjame en paz, Treena.

La cena siguió con un cambio drástico de conversación, ya que mis padres empezaron hablar de la tía Lily. Por un momento me desconecté de la conversación, ya que me sentía intrigada por conocer y saber un poco más sobre mi futuro jefe: Will Traynor.

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Camilla Traynor

Había llegado a mi hogar después de un largo día de trabajo en la oficina. Por un momento me recosté en el largo sofá de la sala principal, me dí la vuelta para quedar cara al techo, cerré mis ojos por un instante para relajarme, pero mi estado de descanso no duró mucho.

—¿Dónde está?—preguntó la voz de Georgina, mi hija menor, mientras arrojaba su bolso al sillón que se encontraba a su izquierda.

Dirigí mi mirada a mi hija por unos instantes y volví a mi estado original.

—Está durmiendo. Llego a las 3 de la madrugada.

—Son las 8 de la noche, madre. Es momento que reaccione—entrelazó sus brazos a la altura de su pecho mirándome fijamente.

Tardé unos breves segundo en volver a contestar.

—Ya mañana será otro día, Georgina. Lo importante es que esta aquí, con nosotros, y que se hará responsable de lo que le corresponde.

Georgina sé mostró un poco más relajada ante mi respuesta. Tomó asiento en el sillón que se encontraba a su lado, recargó su espalda y estiró sus brazos.

—Es lo menos que puede hacer después de viajar por todo el mundo los últimos 2 años —dijo Georgina esquivando mi futura mirada de "ya basta".

Me levanté del sofá en el cual me encontraba recostada y tomé asiento mirando fijamente a mí hija menor.

—Sabes que el dinero nunca ha sido problema ¿Verdad?

—Tampoco es excusa huir sólo por culpa de Alicia—respondió Georgina posando sus ojos en los míos, desafiante.

—¡Ya basta, Georgina! No voy a discutir ese tema contigo—elevé un poco la voz provocando enojo en mí única hija.

—¡¿Por qué no?!—respondió molesta—¿Acaso no recuerdas que por culpa de esa mujer tu hijo casi muere?

Quedé atónita al recordar ese momento en el cual recibí la llamada a la oficina para hacerme saber que mi único hijo había sufrido un accidente en motocicleta.

—Fue un accidente.

—Por culpa de ella—reafirmó Georgina furiosa al mencionar el nombre de esa mujer.

—Basta. Gracias a Dios Will pudo recuperarse perfectamente de su accidente—dije tomando mi cadena entre mis largos dedos dando unos leves toquecitos de arriba abajo.

—Se recuperó físicamente madre… te puedes romper una costilla y te recuperas fácilmente pero…—pausó Georgina por unos segundos a causa de su voz quebrantada —… te rompen el corazón y no sanas tan de repente—finalizó mi hija agachando la mirada.

Di la media vuelta en silencio por unos momentos al escuchar las palabras que provenían de sus labios. Mi hija tenía toda la razón, se puede sanar físicamente gracias a terapia físicas, reposo, medicamento, pero cuando te hieren en el corazón es mucho más complicado superar ese tipo de situaciones, a veces no logras sanar totalmente.

—Tienes toda la razón, hija. Pero ahorita lo único que necesito es que Will esté bien.

—Yo también lo quiero madre. Pero mi hermano es "más" idiota desde su accidente.

Miré a Georgina un poco molesta por el comentario, pero dando toda mi aprobación a través de la expresión de mi rostro a su "adjetivo" para describir a su hermano mayor.

—No todo el tiempo.

Georgina se acerco a mí y me dio un abrazo por la espalda. Me sentí tan aliviada de saber que mis hijos, más Georgina, iban a tratar de llevarse bien mientras estuvieran viviendo bajo el mismo techo.

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"Me and the rhythm" de Selena Gómez se escuchaba en mi lista de reproducción de mi Ipod. A veces (o todo el tiempo), me relajaba escuchando música mientras trataba de reconciliar el sueño en mi cama. Tal vez la conversación sobre Will Traynor durante la cena había ayudado mucho más a mi insomnio a prevalecer durante mis intentos de dormir. El famoso refrán "la curiosidad mato al gato" era perfecto en ese momento para describir mis enormes ganas de conocer a mi futuro jefe. Busqué mi lapto, la encendí y tecleé en el navegador "Will Traynor".

La primera imagen que apareció automáticamente fue la portada de la revista de deportes "ESPN", en la cual se mostraba el rostro de Will Traynor nombrándolo el hombre del año. Quede un poco hipnotizada por la encantadora sonrisa que portaba en esa fotografía. Jamás imaginé que mi futuro jefe fuera un poco encantador y atractivo al mismo tiempo. Hice click sobre la imagen para leer un fragmento de la entrevista que se le realizó ese año. Lo primero que captó mi atención por completo fueron esos abdominales tan perfectos que poseía, los cuales eran imposibles ignorar, ya que no portaba playera en unas de las fotografías. De repente apareció una pestaña emergente, en la cual reprodujo un video automáticamente mostrando unos minutos de la entrevista.

"Cuéntanos Will ¿Cómo te sientes en ser unos de los primeros en escalar el monte Kilimanjaro dos veces consecutivas?"

"Bueno… se siente fantástico" lo dijo mientras mostraba sus perfectos dientes y cerraba los puños en señal de triunfo elevándolos a la altura de su pecho.

Pause el video por unos segundos para admirar esa encantadora sonrisa nuevamente, la cual hacía perfecta combinación con sus ojos de un tono gris. Dios mío, podría decir que él era perfecto, pero me detuve un momento, sacudí mi cabeza y reaccioné. Tanta perfección no podía estar junta, me dije a mi misma mientras cerraba el video para leer su mini biografía.

"Con sus 30 años de edad, el deportista extremo Will Traynor es uno de los primeros en escalar el monte Kilimanjaro dos veces consecutivas en menos de tres meses el mismo año. Actualmente se encuentra preparándose para escalar el monte Everest sometiéndose a un intenso entrenamiento de 6 días a la semana. A pesar de ser hijo de una de las parejas más importantes en el mundo de la moda y alta costura: Camilla y Steve Traynor, Will prefiere dedicarse a seguir llevando su vida al extremo y sin límites."

Y era verdad, el artículo tenía toda la razón. Will Traynor no era para nada un amante de la moda. Su estilo era muy relajado y sin tantos adornos. Lo reafirmaba en alguna de las pasarelas que asistía para apoyar a su madre. Él era tan simple que solía usar unos jeans en combinación con una simple playera y un saco de vestir, eso sí, no dejaba de ser un atractivo visualmente. Cerré la pestaña del navegador y me dispuse a seguir con mis intentos de dormir, ya que el reloj en mi laptop había indicado que era la una de la madrugada. Posé mi cabeza sobre la almohada y cerré mis ojos al ritmo de la canción que sonaba en mi reproductor.

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Georgina Traynor

Recorrí la cortina de un sólo movimiento dejando pasar la luz del día a través de la ventana. Di la media vuelta y me percaté de que mi hermano mayor no reaccionaba ante mi movimiento. Me acerqué un poco más quedando a unos centímetros de distancia de su cama.

—Levántate y sonríele al señor sol—lo dije al ritmo de la música.

Will abrió un ojo, me vio y tomó su manta entre sus manos y la depositó sobre su rostro haciendo una leve mueca de fastidio.

—Cinco minutos más.

—¡Will! Haz dormido más de 24 horas. Es momento de enfrentar al mundo.

Descubrió su rostro ante mi llamado, se levantó unos centímetros de la cama y recargó su espalda en el cabecero. Me miró fijamente y sonrió, como era típico de su encanto.

—También te extrañe, hermanita—me lo dijo en el tono más sarcástico posible.

Su cabello había crecido unos centímetros llegando un poco arriba a la altura de sus hombros. Su barba era tan horrible que se notaba los meses que no se rasuraba ni cuidaba el rostro. Tenía unas ojeras espantosas, pero eso era lógico ya que tenía casi dos días durmiendo como oso hibernando.

—Estás horrible—dije mientras hacia una mueca de asco ante su presencia.

Él simplemente se limitó a devolverme una sonrisa haciéndome saber que le importaba una mierda lo que yo opinará de su aspecto físico en ese momento. Y no lo culpo, él siempre era lo más sencillo posible. Jamás se preocupaba por su apariencia ante el mundo o verse impecable ante la cámara.

—Gracias… aunque no lo creas hay chicas que se vuelven locas por este tipo—replicó extendiendo sus brazos ante mí haciendo una reverencia acompañada con una leve inclinación de su cabeza.

—Las desesperadas.

Will dobló una rodilla para estar un poco más cómodo, pero nunca le vi intenciones de abandonar la cama.

—¿Y a qué se debe la visita de su majestad a mi humilde habitación?

—Basta de tonterías Will. Solo quería saber cómo estabas—le confesé mientras tomaba asiento a la orilla de la cama—Sabía que estabas aquí, pero nunca saliste de tu habitación.

Will sonrió ante mi confesión.

—He estado peor, he estado mejor… creo que estoy en medio—respondió dando un leve vistazo a la luz que atravesaba la ventana.

—¿Y tú?

Reaccioné ante su llamado y le mostré una leve sonrisa.

—Extrañándote—le respondí entre dientes.

—Me sorprende darme cuenta que tienes corazón y sentimientos buenos hacia mí después de tanto tiempo.

—No juegues… me preocupas, Will. A pesar de todo no dejaras de ser mi hermano.

—Ni tú mi hermanita.

Quedamos en silencio por un momento, pero no duro mucho, ya que posó la palma de su mano sobre su estomago dejando escapar un leve gemido de dolor.

—¿Qué tienes?—Salté un poco de mi lugar para posar mi mano sobre su hombro— ¿Dónde está tu medicamento?

—Creo que hace dos meses que se terminó.

—Eres un imbécil ¿No has tomado tu medicamento? Sabes que tu sistema inmunológico es mucho más débil... cualquier virus te ataca el doble de lo que ataca a una persona normal.

—No te preocupes… no moriré—lo dijo recostándose en la cama mirando fijamente hacia el techo.

Hurgué entre sus cajones con la esperanza de localizar las patillas que reducían su dolor abdominal. Logré localizarlos y coloqué una pastilla en sus labios. Will tragó en seco y se quedo quieto mientras su dolor disminuía poco a poco.

—Gracias, Geo.

Quedé un poco sorprendida, ya que hacía bastante tiempo que no me llamaba de esa forma. Me llamaba "Geo" solo cuando estaba muy relajado.

—No tienes que agradecerme nada—respondí tomando su mano entre las mías— Prométeme que tomarás tus medicamentos constantemente.

Will se dio el tiempo de mirarme fijamente a los ojos por un instante.

—Suspendí el medicamento hace tiempo.

—Muy mala decisión.

—Es que… soy más "imbécil" cuando las ingiero.

Solté una leve carcajada ante su confesión. Él solo se limitó a sonreír de lado a lado.

—No hay duda de ello. Sólo quiero de regreso a mi hermano mayor, el cual se arriesgaba a colgarse del poste más alto para desafiar y causarle un infarto a mamá.

Will agachó la mirada por un momento y apretó mí mano para hacerme saber que seguía en sintonía conmigo.

—Lamento decepcionarte…pero seguiré con mi tratamiento…tendrás hermano para mucho más tiempo.

—Eso espero. Iré a preparar el desayuno ¿Me acompañas?

—Dame 15 minutos y estaré contigo.

Me levanté de la cama y le di un beso en la frente para después dirigirme a la puerta de su habitación, pero el sonido de su voz me detuvo por un momento.

—Me alegra estar de vuelta en casa, Geo—salió de sus labios.

Me di la media vuelta antes de salir de su habitación y le sonreí de oreja a oreja mostrándole mis dientes.

—Te quiero—repliqué cerrando la puerta tras de mí dejando a Will completamente solo en su habitación.

Continuará…

Notas del autor ( LiLiCo): Espero y disfruten de esta pequeña adaptación que he realizado con mucho cariño para ustedes mis pequeñas y grandes lectoras. Saludos! (: