A: Duhkha 22/Marzo
Declaro: La saga de Harry Potter pertenece a J.K. Rowling, este escrito va sin ningún animo de lucro y yo no obtengo más que la satisfacción de escribirlo, y saber que algún valiente lo leerá dejando algún comentario de apoyo y correcciones.
Advertencia: Se ignora completamente el epilogo. No canon. La categoría recae en esa simple letrita por el único valor descriptivo de la historia, ya que por el momento no contienen escenas que insinúen relaciones sexuales, no hay seguridad que a futuro se narre alguna escena con dicho contenido. Entre otras cosas que se resaltarán con el avance de la historia.
Aclaración: Este fic participa en el Reto Anual "La Agenda del Señor Tenebroso" del forum "El Mapa del Mortífago".
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PRIMUM
Dumbledore observó con atención como una enorme esfera aparecía frente a él tras haber destruido el horrocrux, su mano con la que antes había tomado el anillo le ardía y temblaba bajo un insoportable dolor, y aun pese a eso se mantenía impasible, tratando de indagar que significaba aquello. No se atrevía a moverse. La esfera flotaba más allá de su estatura, era oscura y parecía de vidrio, sentía como la magia oscura crepitaba a su alrededor haciendo que el aire se sintiera pesado. Apretó su mano en un puño, su rostro inundado de sudor. Levantó su varita con la intención de exudar una intensa ola de magia y así apartar de él aquella maldición, más, antes de poder canalizar la propia, la esfera reventó desquebrajándose en miles de pequeñas piezas.
Dumbledore retrocedió antes de poder notar como un cuerpo caía como peso muerto sobre los escombros del suelo.
Un quejido y el sonido emitido por alguien que intentaba tomar todo el aire que pudiera le hizo mirar a Regulus Black sobre el suelo en toda su gloria bañado en sangre.
Sin parar a analizarlo levitó al joven que lo miró con el terror grabado en sus ojos grisáceos, lo vio temblar mientras aún trataba de respirar. Con un ligero movimiento ambos desaparecieron lejos de las ruinas de lo que alguna vez fue la Casa de los Gaunt.
Snape los recibió con un rostro estoico, acomodado en un sofá poco llamativo, su tobillo sobre su rodilla.
—Vaya... sorpresa, Albus—logró decir antes de ver caer ante sus ojos al mago más poderoso de sus tiempos.
Dejando su ligera lectura a un lado se acercó hasta el anciano hombre, observando al fin el cuerpo que retozaba a su lado. Respiraba con dificultad y parecía verlo desde el rabillo del ojo. —Regulus—atinó casi de inmediato.
El aludido solo lanzó una mirada de reconocimiento, cerró sus ojos y se dejó embargar por el cansancio
Severus gruñó antes de girarse a Albus y atenderlo debidamente, despues de todo él sabía tener en cuenta sus propias prioridades.
...
Había pasado ya cerca de una semana desde que Albus Dumbledore hubiera encontrado el anillo de los Gaunt y al chico Black, aquello con una maldición oscura como bono extra. Sus dedos estaban ligeramente ennegrecidos, el resultado de haberse rendido ante la tentación de poseer una de las reliquias de la muerte.
¡A Merlín gracias por dejar que Severus poseyera una mente tan brillante! De ser lo contrario no imaginaba como hubiera logrado seguir presente. El hombre logró parar (con incontables baños de pociones, y unos cuantos hechizos) el avance de la maldición que pesaba sobre él, aunque aquello no de forma permanente.
Dando un suspiro cerró sus manos sobre el escritorio, y ocultó sus ojos azules tras sus parpados. El joven Black se disputaba su vida contra la misma muerte, Severus le había asegurado que si lograba resistir la semana podría sobrevivir el resto del año, sin embargo nada era seguro. El joven pasaba las horas en un profundo y alarmante letargo, sus ojos se habrían por escasos segundos y sus labios -partidos por la resequedad- se mantenían cerrados. El ritmo que imponía su corazón era espantosamente lento, el aire que atrapaba al respirar era escaso, y el color de su blanca piel apenas se podía identificar, sobre ella destacaban cientos de heridas, cortes que parecían profundos arañazos de garras gruesas y constantes que lo habían mantenido sangrante en el interior de aquella esfera oscura. Dichas heridas lo recorrían desde la cabeza hasta la planta de los pies, prácticamente parecía un bulto de carne rosada sobre la cama de blancas sabanas.
Para Albus fue un poco aterrador pensar en el hecho de que el chico pasó dieciséis años de aquella forma, la edad del joven Black en la que se le había dado por muerto no parecía haber sido alterada con el tiempo, y la magia en la que fue apresado dictaba oscuridad. Por el momento dudaba que dicha arte hubiera sido empleada por Tom Riddle, de serlo el mago oscuro hubiera supuesto enseguida que aquella magia había funcionado.
Pero no era el caso.
Masajeó sus sienes con sus pulgares, suspiró de nueva cuenta. Algo le decía que este iba a ser un muy largo año.
El bullicio en el Número 12 de GrimmauldPlace le resultaba aterradoramente reconfortante en comparación con aquellos silenciosos amaneceres con los que solía despertar. El ruido, la cháchara de palabras, el sonido de las pisadas (o como retronaba la madera del suelo al ser pisada con fuerza al correr) le sabía a gloria y a una pizca de ligera libertad, la cual no gozaba estando encerrado en esa mansión.
Dando un resoplido se giró sobre su espalda hasta quedar de panza contra el colchón, cubierto de sabanas y cobijas gruñó y trató de no moverse demasiado. Harry aún no arribaba a Grimmauld Place, y para él eso suponía un problema muy enorme. Su adorado ahijado representaba un escape total a los sentimientos que comenzaban a aflorar en el interior de sus pantalones, y no es que fuera a descargar toda aquella "pasión contenida" (que llevaba acumulando por años) en Harry, ¡Merlín que no era un desviado total!
El problema era otro, con cuerpo y nombre de mujer, o al menos el de una pequeña dama... muy joven... muy tierna, y condenadamente curiosa.
Resopló nuevamente contra su almohada, mordiendo sus labios con fuerza trató de no pensar en ella con su pequeña carita y esos pequeños y rellenos labios que fruncía cuando no lograba comprender de todo algo o - en el caso de ambos- a alguien. Iba a morir por ello, y de eso estaba muy seguro. Estiró sus manos a sus costados, así como sus piernas a lo largo de su lecho, trató de respirar con calma... no, no podía parar de pensar en ella, ¡Dios, que lo intentaba! Podía jurarlo, lo intentaba de verdad, pero se le hacía medianamente difícil si cada tanto ella se le atravesaba en el camino con miles de dudas. Con esos ojos de chocolate brillando de curiosidad y esa melena ondeante, espesa y rebelde, como ella con su manía de siempre preguntar.
Acercando sus manos a su cabeza, tiró de sus largos y negros cabellos entre sus delgados dedos, y volvió a resoplar, tratando de no refunfuñar. Contuvo un grito frustrado, y cruzó sus manos bajo su dorso, apretado aun de cara contra el colchón. ¡Maldición, que deseaba enseñarle tantas cosas! ... y olvidar entre ellos otras tantas.
Miró de reojo hacia la puerta, conteniendo el grave deseo de que ella cruzara bajo el rellano y se le uniera en la cama. Era estúpido pensar que esa pequeña sintiera algún tipo de atracción por él. Muy estúpido, sí, pero no imposible.
Y se odiaba por eso, el solo pensar en una pequeña posibilidad de tenerla..., no, no, no, tenía que concentrarse y no pensar en esas posibilidades.
Se levantó como resorte de su cama y se encaminó al baño de la recamara. Una ducha, lavado de boca, acicalado hasta lo aceptable y una muda de ropa limpia despues, Sirius Black salió de su habitación rumbo a la cocina de la casona. Bajó las escaleras con medida prisa, y saludó a los gemelos pelirrojos que pasaron corriendo a su lado. La señora Weasley parecía comenzar a gritar con fuerza en cuanto él entró a la cocina.
— ¡Ese par! ¡Ya verán cuando los pille!— exclamó furiosa mientras con un movimiento de su varita comenzaba a lavar la vajilla.
— ¡Molly! ¡Encantadora mañana para ti tambien!— saludó, sentándose en una banca que había muy cerca del fogón.
La mujer le miró de soslayó, levantando una ceja y murmurando por lo bajo. Limpiando sus regordetas manos sobre su mandil de encaje atado sobre sus pronunciadas caderas giró hacia Sirius—. Para usted tambien, Sirius— respondió tratando de ser amable. Un gesto de furia cruzó su rostro en cuanto captó a los gemelos pasar corriendo frente a la puerta de la cocina. — ¡Fred, George!— gritó.
Una mañana muy movida, podía asegurar el último de los Black. Soltando una risotada se alejó de la estufa hacia la mesa dispuesta en el centro de la cocina. Sirvió en un plato unas cuantas salchichas y huevos revueltos. Un par de tostadas untadas con mantequilla y té. Masticó muy lentamente ayudado por un tenedor y comenzó a leer las 'noticias' del "Profeta".
Nada nuevo que valiera la pena resaltar.
— ¡Mamá!— se escuchó de pronto una voz chillona (que le hizo brincar por la intensidad del chirrido), seguido de unos pasos presurosos chocando contra la madera, el fuerte estallido de la puerta de la cocina estrellándose contra la pared le hizo mirar a la menor de los Weasley.
Cabello rojizo -o el intento de algo parecido- y alborotado en todas direcciones, mejillas repletas de pecas y rellenas de lo que muchas madres llamarían "amor", rojas por el esfuerzo de gritar y correr a la vez. Un vestido muy grande y largo, aunque bien podría ser una bata, con los pies embutidos en un par de pantuflas muy deterioradas, Ginebra Weasley no parecía ser el epitome de la belleza matutina..., aunque bien eso podía igual deberse a su corta edad y que a él no le iban mucho las chicas de jengibre que gritaban al primer rayo del sol o cuando uno menos se lo esperaba.
Observó como Molly corría a su encuentro, besando su frente y achuchandola, la pequeña parecía quejarse de algo. "Quizá ¿habría perdido sus pinzas para el cabello?... ¿otra vez?" intentó razonar consigo mismo mientras volvía su atención al desayuno. Tomó el resto de su tibio té y acabó de una mordida lo que quedaba de su tostada. Escuchó el jaleó de una silla moverse a su lado, pero no prestó más atención que eso. Agradeció a Molly por el delicioso desayuno y salió dispuesto a subir las escaleras y encerrarse en su habitación.
Albus lo miró tendido sobre la cama de la enfermería. Lentamente las heridas comenzaban a desaparecer bajo la atención constante de Poppy, y las fuertes pociones preparadas por Severus a las cuales era sometido. Su piel comenzaba a retomar su tono claro, aun eran visibles cientos de arañazos, que ahora parecían solo finos rasguños de un pequeño gato.
Se había puesto en labor de investigar, junto a Snape, lo que era o fue aquella oscura esfera de la que salió Regulus Black. Pocos fueron los resultados obtenidos, aunque no por eso insatisfactorios. Hasta donde podía explicarse aquella esfera de magia oscura oscilaba desde medio siglo atrás en la mansión de los Gaunt. Era inexplicable la razón por la cual Tom no fue engullido por dicha magia como fue el caso de Regulus. La teoría era que tal vez la magia no reconoció al joven Black como uno de los herederos de los Gaunt (contrario a Tom que poseía tal linaje) y por ende fue apresado de aquella forma hasta que algún heredero de la casa o un mago poderoso -como lo era él- lo liberara de allí. Solo una teoría y no más.
El cómo había sobrevivido por dieciséis años, y permanecido joven... bueno, igual había una teoría para ello. Debido a la infinidad de heridas que presentaba, y a toda la sangre en la que había estado cubierto, y que descubrió que era del propio Black, podría decirse que la magia oscura en la que fue encapsulado poseía conciencia (una muy oscura si se le permitía divagar en ello), la cual decidió mantener al joven con vida y en el estado en el que fue recluido hasta que algún heredero de la casa lo liberara, aquella conciencia parecía haber razonado que dicha acción no 'sucedería pronto', por lo cual indució un coma en el joven mago, muy extraño pero probable. Con el paso de los meses tal vez la magia con conciencia pudo llegar a la conclusión que "no muy pronto" se traduciría en años, por lo cuál comenzó a alimentarse de la propia magia del joven para mantenerlo con vida y ligeramente saludable.
Tal parecía que la magia oscura con conciencia poseía una retorcida definición de saludable.
¿La sangre? Otra teoría, esa conciencia razonó que "años" podían llegar a ser décadas, y el chico no podía sobrevivir décadas sin alimentos en un profundo coma inducido. Por lo que con la sangre del joven atraía a cuanto animal podía, destazandolos, absorbiendo su energía mágica de la sangre y dividiéndolo con el joven Black.
Cuando Severus y él llegaron a esa conclusión, ambos no pudieron evitar pensar en lo loco que sonaba todo aquello. Snape había rechazado la teoría con un ademan de manos que dejaba ver lo incomodo que le resultaba la idea. Así que investigaron mucho más, y todo llevaba a la misma vía: La puta magia oscura de la esfera realmente poseía conciencia, y ahora residía en el corazón de Regulus Black.
Dando un suspiro decidió que la única forma de saber lo que realmente había sucedido con el chico era recibiendo respuestas directas del mismo, cosa difícil, este no daba indicios de despertar pronto.
Ahora tenía que hacer los preparativos pertinentes para trasladar a Regulus Black a el Número 12 de GrimmauldPlace, y tener una amena charla con el dueño de la misma.
Sirius Black iba a tener una grata sorpresa.
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[PRIMUM]: Primero
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Notas D. Vie:
Ahora, bueno, saludos (?) voy con un mega retraso al publicar este cap., si bien dicho escrito estaba ya escrito en su totalidad (con todo y un horror de cosas que quería corregir) me vi (nuevamente) en incapacidad..., sí, valga mi suerte esta vez me cocí (literal) un pulgar... el más dominante de mis dos manos a la hora de teclear, no caeré en la escena descriptiva, basta con saber que en este punto ya soy capaz de retomar las correcciones, dejando de lado el hecho de que mi lap se averió y tarde en conseguir el valor monetario para mandarlo a arreglar y despues toda esa cosa de reparar los archivos dañados, incluyendo los escritos...
En este capitulo se tocan pocos puntos pedidos para la trama, pero están ahí (risa) ya es el caso de Sirius Black, y de la vaga idea que se ha dado a entender..., todo parece vago conmigo lo sé, escondan las piedras por favor que aun no es el momento de lanzarlas a mi cara (sonrisa fugaz). En fin, me ha sorprendido el hecho de que no solo la festejada del mes pasado haya comentado (Duhkha) si no tres personitas más, Artemisa Black; ; Anaid Rosero Belmont; muchas gracias por su apoyo, y sinceramente espero seguir recibiéndolo por medio de sus comentarios, no hay que olvidar que la historia es posible gracias a Duhkah (guiño).
*Severus sabe donde poner su interés, así que no le juzguen, de Albus a Regulus, quien más le convenía salvar era al director de Hogwarts.
*Para aquellos que se spoilearon, sabrán del leve vistazo de Sirius.
*La descripción de la maldición y la esfera oscura es muy burda, lo sé, incluso Albus (que es Albus) lo cree así. Pero eso con el tiempo se aclarará, ya que realmente no es necesario en la historia más que como la razón del por qué Regulus se mantuvo joven y vivo hasta ese año en particular.
*Como ya tengo camino libre, la cosa irá cambiando con el avance de la historia, pero, no por eso se apartará de la idea inicial, ya que el punto de marcha esta ahí y de alguna manera necesitaba la coherencia para llevar la historia a un desarrollo entendible.
Como aun no tengo la seguridad de manejar los cuestionarios aquí, estoy usando los puntos, no abarcan mucho pero son algo esclarecedores... creo (risas).
Bueno, supongo que nos estaremos leyendo más tarde que nunca, no duden en mi deseo de llegar a ponerle un final aceptable a la historia, cuídense, ánimos en sus propios proyectos, yo estoy saliendo a buscar trabajo (risas). ¡Nos leemos!
D. Vie Out-