Prólogo: VIDA

La mayoría de las personas piensan que planear su futuro es tan fácil como apuntar todo lo que quieren en una libreta en una simple lista, y lo es, pero no se dan cuenta de que, el futuro que llega no siempre es ese que escriben, pues nadie tiene plena capacidad para mirar más allá del presente en el que vive, dejando ese futuro rodeado por una niebla incierta por desvelar. Para cuando saben que lo que soñaban tener no lo tendrán, la idea de que ya no serán felices aparece y sin darse cuenta deciden cargar con ese pesar el resto de su camino, en lugar de plantarle cara y esforzarse en hacer lo mejor por conseguir llegar lo más cerca posible a lo que querían, a sus sueños, quién sabe, quizá sí que los consigan, con perseverancia podrían abrir un futuro diferente y mejor que el que idearon, vivirían. Esta es la verdadera fortaleza, tu convicción y voluntad, cualesquiera que sean, te llevarán hasta los límites que tú desees llegar, siempre, hay una forma.

Una persona fuerte tiene esto en cuenta, siempre da lo mejor de sí mismo en cada pelea, siempre se levanta del piso cada vez que lo encuentra frente a su rostro, nunca renuncia a lo que decide hasta que lo consigue. A si el tiempo empeore y la lluvia de la malicia se cierna sobre él, solo le bastará abrir el paraguas de la bondad y hacer oídos sordos a los truenos de la desesperación, de la tormenta tomará los destellos que tratan de dañarlo para iluminar su camino y seguir caminando.

Pues el tiempo avanza y sus engranajes mueven a la VIDA, haciendo que ruede y avance siempre hacia adelante, de forma continua. Como una amplia alfombra entonces se desenvuelve su libre pliegue frente a tí, sobre el cual debes decidir hacia dónde ir. Nunca habrá camino por el que transitar, el camino lo haces tú, y conforme avances encontrarás todo tipo de obstáculos. Habrán tiempos de tormenta y frías noches en las que estarás desesperado por ver la luz de nuevo, mas nuevamente dependerá de tu convicción y fortaleza interior si las superas o no.


El chico cierra los ojos, no era la abarcadora luz que caía sobre él desde todas las direcciones lo que le molestaba, sino lo que su mente le dictaba, como si fuera una cuentacuentos cómodamente sentada en un sofá cerca de una chimenea encendida, en una de esas tarde-noches nevadas ideales para pasarselas en casa, ella comenzaba a contarle y a recordarle cuentos sobre su vida.

Ahora lo recuerdo todo desde el principio, a diferencia de otros yo no quería nada más en mi vida, me conformaba solo con mantener lo que tenía... a mis amigos, a mi preciada familia, pero este tiempo seguía avanzando y me obligaba a marchar junto a él, como una máquina que le hace caso a sus ligas y mecanismos.

Y cuando pienso en el pasado no me recuerdo, ya no soy quien era antes. ¿Ese que solía tener siempre la mirada alta? Era mi yo del pasado, a quien nada le detenía cuando se proponía algo, quien corría sin parar con una sonrisa en su rostro. Mirando a su alrededor estaban sus amigos.

Ahora sé que no era fuerte realmente, ellos eran el sustento de su sonrisa, ellos mantenían su cabeza arriba en todo momento, ellos le daban energía para seguir corriendo y fuerza para superar los obstáculos, ellos, su familia. Ese apoyo fue diezmando de poco en poco, los tropezones en el camino eran más frecuentes y fue dejando por el camino todo lo que cargaba consigo, de ellos fueron quedando en cada vez solo recuerdos de caras familiares; el sustento, la energía y la fuerza que tenía le abandonaron junto con ellos para no volver jamás.

Y es que fue un ingenuo ese pobre chico, que creía que todo podía ir perfecto en su vida, hasta el día en que abrió los ojos y escuchó la realidad, no todo era como se imaginaba, las mentiras, las traiciones, el odio y la venganza solo eran parte del veneno de la sociedad que descubrió entonces. Mientras que ese veneno lo consumía, solo pudo agonizar de dolor y pedir casi a gritos una cura... nunca la encontró. Tanto dolor terminó por matarlo y de este dolor nació un ser de un corazón frío como hielo en la estratósfera y una voluntad inquebrantable como la ceniza, con veneno como sangre en sus venas, alguien incapaz ya de amar ni odiar, sin objetivos ni razón para respirar, alguien... vacío.

Un hombre llama su atención y lo saca de sus recuerdos. El chico, sentado desde su silla, abre sus ojos, callendo la inmensidad de sus tonos morados sobre los verdes del hombre, que se retracta de llamar su atención. Examina el resto de la habitación, las luces que apuntaban hacia él le impedían reparar en la totalidad de rostros que le miraban, pero podía dar una cosa por sentada, ninguno de ellos era amistoso.

El vip como sonido proveniente de la camara que le miraba y la leve seña del hombre atrajeron su vista al frente.

– ¿Así que quieren que les cuente lo que pasó porque creen que soy peligroso?-. Pregunta sintiendo el claro miedo a su alrededor y la pesadéz de su mirada atravezar las luces. – Esta bien, les contaré, aunque sé que sus pequeñas mentes no podrán entenderlo, así que hablaré, no para ustedes, sino para 'usted'.

En un cuarto oscuro, se encontraba mirando a travéz de la pantalla, lo que la camara veía, un sujeto que no parece sorprenderse al notar que el chico hablaba de él, en respuesta solo entrecierra sus ojos, atento a lo que diría a continuación.

Entonces el chico comienza a contar sobre esa VIDA que fue, pero no es, sobre ese Futuro Pasado que tanto lo atormentó.

– Mi nombre es Starlock, esta... es mi historia...