¡Hola! Vuelvo con mi segundo fanfic. Aún no he terminado el primero "Un fin de semana muy largo" pero tenía este también empezado y me he animado a subir el primer capítulo. En este caso es una historia distinta a la de Ranma y Akane del Manga y Anime, aunque los personajes son los mismos, habrá diminutos cambios en sus personalidades, pero a medida que avanza la historia, podréis reconocer a los dos prometidos de siempre. Empieza siendo un poco triste, pero tranquilos, el humor siempre regresa a esta pareja. Espero que os guste y que os animéis a dejar reviews, siempre es bueno saber si el trabajo que uno hace está bien hecho o no :) ¡Un abrazo!

Akane Tendo era una joven de casi 18 años con una vida normal y tranquila, vivía con sus padres y sus dos hermanas, Kasumi la mayor y Nabiki la mediana. Tenía muchos amigos ya que era una persona muy agradable a quien le preocupaba el bienestar de todo el mundo, pero por encima de todos estaba muy unida a Yuka una chica de su clase y a Ryoga, un muchacho de su barrio al que veía siempre que podía si él no estaba viajando o entrenando. Estudiaba en el instituto Furinkan de Nerima, donde sacaba excelentes notas y donde tenía que luchar casi a diario contra Tatewaki Kuno, un obstinado joven enamorado de ella. Cada tarde después de clase iba a entrenar a su dojo, las artes marciales eran su gran pasión y disfrutaba practicándolas. Era algo que le venía de familia, su padre Soun Tendo era un experto de la Escuela de combate de estilo libre y ella desde pequeña se sintió muy atraída hacia ésta.

Cada día tras un buen entrenamiento intentaba estudiar un poco y luego cenaba con su familia, aunque algunas tardes también las dedicaba a salir por ahí con sus amigas. Se podía decir que era una chica feliz, no tenía una vida apasionante, pero sonreía a diario. Sin embargo, un día todo cambió.

-"Ya he vuelto" gritó Akane al llegar a casa después de un intenso día en el instituto mientras se descalzaba en la entrada del dojo.

-"Akane-chan, siéntate por favor" le dijo con una triste mirada su hermana mayor mientras le tendía una mano a la peliazul para que se sentara en la mesa frente a ella y así poder hablarle con calma.

-"¿Qué pasa onee-chan? ¿Dónde están todos?"

-"Mamá está en el hospital. Papá y ella han ido a recoger los resultados de sus pruebas y no son buenos, por ahora se quedará ingresada. No sé mucho más ya que es lo que me han dicho por teléfono, estaba esperando a que llegaras para que las dos fuéramos para allá".

Akane no pudo evitarlo y su corazón empezó a palpitar rápidamente. Su madre estaba enferma, todas las dudas que tenía se disiparon rápidamente, ella estaba segura de que si mantenía una actitud positiva los resultados de su madre saldrían bien, sin embargo no fue así. Empezó a llorar y su hermana se acercó a ella y la abrazó protectoramente. Ella también lloró. Después se separó de la menor de las Tendo y le colocó las manos sobre los hombros.

-"Tenemos que ser fuertes por mamá Akane-chan, no todo está perdido, vayamos al hospital y mostrémosle que estaremos con ella pase lo que pase, ¿si?" intentó sonreírle Kasumi. Akane simplemente asintió con la cabeza, fue a su habitación a cambiarse el uniforme escolar y salió con su hermana hacia el hospital.

Al llegar allí se encontraron con su padre en un pasillo delante de la habitación 302 del tercer piso, estaba nervioso y tenía los ojos rojos, fuera lo que fuera lo que los médicos le habían contado no eran buenas noticias.

-"Mamá va estar un tiempo aquí ingresada, no nos han dicho exactamente cuánto, pero necesitan hacerle más pruebas, por ahora parece que su estado es grave, pero no descartan una mejora si encuentran un buen tratamiento".

Akane sintió cierto alivio al escuchar que aún había esperanza, si los médicos encontraban la cura necesaria podrían salvar a su madre, sin embargo sintió un gran peso sobre su pecho, su rutinaria vida daría un giro de 180 grados a partir de ese momento. ¿De qué le servía ser de las mejores estudiantes o la mejor artista marcial si no podía ni ayudar a su madre? Para qué tanto esfuerzo en cosas tan simples como cocinar bien si luego de un día para otro todo podía cambiar para mal.

Desde ese día Akane iba a clase sin ganas, y al salir corría hacia el hospital para ver a su madre, se estaba allí con ella hasta que la hora de las visitas terminaba, luego iba a casa, cenaba, se duchaba y se iba a dormir. Su rutina ahora era otra.

Un par de semanas después de la triste noticia Akane ya no era la misma, estaba desanimada y triste y nadie la había visto sonreír desde ese día. Una de las tardes que se encontraba en el hospital tuvo que salir de la habitación de su madre y se dirigió hacia la sala de espera mientras le hacían otra prueba. Se sentó al lado de la máquina de refrescos y empezó a jugar con un papel que tenía entre los dedos nerviosa haciendo pedacitos los bordes del mismo.

-"Si sigues así lo vas a romper" le dijo una voz en un tono desafiante pero amigable, ella alzó la mirada y vio a un joven alto, debería tener su misma edad, con el pelo largo y negro recogido en una trenza y con unos ojos azules tan intensos como el mar. Vestía una camisa roja china y un pantalón marino un pelín ancho. Se le veía algo decaído pero al mirar su cara ella pudo ver como le sonreía.

-"Qué más te da si lo rompo…" le contestó desganada.

-"No tienes por qué ser así de grosera, ni siquiera me conoces" le dijo él un poco altivo sin perder la sonrisa.

-"Tú a mí tampoco, qué te importa si rompo este estúpido papel"

-"Me importa"

-"¿Por qué?"

-"Porque es mío. Me lo dejé antes cuando estaba aquí sentado"

-"¡Ah! Perdona, no sabía, dis-disculpa, ¿es importante?" le dijo ella arrepentida desarrugando el trozo de papel y estirándolo para que quedara liso"

-"¡Mucho!" Dijo él alzando la mano como si fuera lo más importante del mundo. Ella miró el papel y solo vio algunos garabatos pintados en él.

-"¿Qué es?" Preguntó con curiosidad.

-"No lo sé, es la primera vez que lo veo" dijo él sacándole la lengua en tono de burla pero de forma amigable. Ella soltó una leve y casi imperceptible carcajada.

-"No es divertido"

-"Pero te has reído"

-"No está bien reírse de los demás ¿sabes?"

-"Perdona, te vi algo triste y quise alegrarte… no se me da muy bien como puedes ver"

-"Se te da muy mal la verdad"

-"Psé, esto es lo que consigo por intentar ser agradable. Qué chica tan poco femenina ¡Nos vemos!" dijo él dando media vuelta.

-"Espera, ¿cómo te llamas?"

-"Saotome, Ranma ¿tu?"

-"Tendo, Akane. Gracias por intentar alegrarme" Le dijo ella sincera sonriéndole, él se quedó embobado mirando sus ojos, a pesar de su sonrisa sus ojos se veían apagados, vacíos. "Tengo que irme, encantada Saotome-kun".

-"Lo mismo digo Akane. Por cierto, puedes llamarme Ranma". Ella asintió, se levantó y se fue a la habitación de su madre. Él cogió el refresco a por el que había ido y se dispuso a bajar las escaleras.

A las 21h Akane se dirigió para su casa para cenar con sus hermanas, su padre iría a dormir al hospital y las tres se quedarían en su hogar. Cuando la peliazul se estiró en su cama no pudo evitar pensar en el chico de la trenza y en como de una manera absurda había conseguido hacerla sonreír, nadie en el instituto lo había intentado, sabían que estaba triste y entendían los motivos así que todos allí se limitaban a preguntarle cómo estaba y a darle ánimos. Recordó la mirada del chico, se veía también algo triste, y sin embargo se preocupó por ella y ella ni li preguntó, no podía ser tan egoísta, aunque ella estaba pasando por un mal momento era posible que él también, al fin y al cabo estaba en un hospital. Se preguntaba a quien estaría visitando, igual alguno de sus parientes estaba enfermo, o su novia… frunció el ceño al pensar en eso. ¿Cómo podía pensar en estas cosas? Los chicos nunca le habían interesado de este modo, la gran mayoría del Furinkan peleaban para conseguir una cita con ella, pero nunca accedió y pese a los millones de ramos de rosas que Kuno le mandó, tampoco tenía intención alguna de salir con él. ¿Por qué se enfadó ante la idea de que Ranma, un chico con el que sólo había hablado 5 minutos, tuviera novia? No tenía tiempo para estas cosas, debía concentrarse en su madre y en ayudar a sus hermanas en casa.

Otra semana pasó y al ver que la señora Tendo seguía ingresada decidieron turnarse para ir a visitarla. Akane iría las tardes de los lunes, miércoles y viernes, Kasumi por las mañanas y Nabiki martes y jueves tarde, Soun iría por las noches, exceptuando la del sábado cuando sería Akane la que dormiría allí.

Ese era el primer sábado que la joven tenía que pasar en el hospital. Su madre se había quedado dormida y ella se encontraba sentada a su lado en una silla dándole la mano. Pasadas dos horas, no podía conciliar el sueño y decidió ir a dar un paseo por el hospital, su madre se veía tranquila y ella necesitaba estirar las piernas un poco. Decidió bajar un par de pisos ya que en la primera planta había un pequeño jardín con una fuente que la ayudaría a relajarse. Al salir por la puerta vio que no estaba sola, en uno de los bancos reposaba un muchacho que tenía una pequeña videoconsola en las manos. Enfadado porque no conseguía pasarse una pantalla, empezó a apretar con fuerza los botones mientras gruñía casi susurrando.

-"Si sigues así lo vas a romper" dijo Akane sentándose al lado del chico. Él se giró con los ojos entrecerrados y cuando vio a la chica no pudo evitar sonreír.

-"Qué más te da si lo rompo…" contestó él divertido. Ella lo miró y sonrió.

-"Hola Ranma ¿Qué haces aquí?"

-"No podía dormir, ¿tu?"

-"Tampoco ¿estás… con alguien?"

-"Vaya, qué directa Akane, desde luego eres toda una marimacho, pues no, ahora no estoy con ninguna chica, ¿tu?" dijo él sonrojado aunque sintiéndose muy confiado y orgulloso al ver que la joven le preguntaba por su soltería… el irresistible encanto Saotome, pensó él.

-"¡No me refería a eso idiota! Quería decir si estás aquí por alguien, si acompañas a algún familiar en el hospital" contestó ella también roja y algo molesta por haberla incomodado, aunque en realidad se sintió algo mejor cuando procesó la información y descubrió que él le acababa de confesar que no tenía novia.

-"Ah jajaja, nop, estoy aquí solo".

-"¿Quieres decir que estás ingresado"?

-"Sip, hará ya unos 4 meses"

-"Ahm, vaya lo siento… eso es mucho." Ella dudó si preguntarle el motivo por el cual estaba ingresado, pero le pareció que si él quería ya se lo contaría. "Yo estoy aquí con mi madre, hará unas tres semanas que entró y no sabemos cuándo saldrá. Mis hermanas mi padre y yo nos turnamos para estar con ella"

-"Lo siento, ¿es grave entonces?"

-"No lo saben al cien por cien, tiene una enfermedad rara de la que aún no conocen cura… Tiene síntomas que no encajan con ninguna enfermedad conocida, hace meses empezó a encontrarse mal y hace poco más de seis semanas le hicieron unas pruebas, los resultados parece que están mal, pero nunca nos dan mucha información exacta. Los médicos dicen que aún hay esperanzas, pero yo empiezo a pensar que todo irá mal"

-"No pienses en eso Akane, debes ser positiva y mostrar lo mejor de ti para que tu madre no vea que te preocupas, los hospitales son muy tristes y a ella le gustara verte alegre y sonriendo, seguro que eso la anima. Tienes una sonrisa muy bonita" de golpe se ruborizó, lo dijo sin pensar, así que giró su cara hacia el lado opuesto a Akane.

-"Gra-gracias Ranma, eres muy amable. ¿Tus padres vienen a verte a menudo?"

-"No saben que estoy aquí, nadie lo sabe"

-"¿Por qué? ¡Te debes sentir muy solo!" Preguntó ella sorprendida y algo enojada, no entendía cómo podía estar ingresado y que nadie se preocupara por él.

-"Yo no se lo he contado, no quiero que lo sepan… es una larga historia... la verdad es que eres la primera persona con quien hablo desde que entré aquí" dijo él colocando los brazos detrás de su nuca mirando hacia el cielo estrellado. "Es tarde Akane, deberíamos entrar o te resfriarás" dijo él levantándose.

-"Me quedaré un poco más Ranma, me agobia estar dentro encerrada"

-"Te entiendo, bueno, nos vemos"

-"Ranma, yo vendré todos los lunes, miércoles y viernes por las tardes y los sábados me quedaré a dormir para hacer compañía a mi madre, si quieres volver a hablar… o algo, estaré en la habitación 302" comentó algo sonrojada.

-"Gracias Akane, te lo agradezco. Por cierto al final no me has contestado" le sonrió tan dulcemente que ella tardó en reaccionar.

-"¿A qué?" Dijo ella con cara pensativa intentando recordar la pregunta a la que Ranma se refería.

-"Nada, déjalo, era una broma. Buenas noches".

Desde esa noche Akane decidió cambiar de actitud y mostrarse más optimista. Ranma le había abierto los ojos y ella entendió que no conseguiría nada sintiéndose triste y que eso solo haría sentir peor a su madre. Empezó a leer libros de medicina para conocer mejor el estado de su enfermedad y en el instituto volvió a hablar con normalidad con sus compañeros y amigas. El lunes regresó al hospital pero no vio a Ranma, esperó que él fuera a buscarla ya que ella no sabía el número de su habitación, pero no fue así. Salió a dar una vuelta y se dirigió al jardín donde habían estado hablando el sábado, pero no había ni rastro de él y en la sala de espera donde lo conoció tampoco estaba. "Igual ya le han dado el alta" pensó ella, y en ese momento dos sentimientos opuestos se encontraron; estaba contenta por él si ese era el caso, pero también sintió mucha tristeza, ¿implicaría esto que no volvería a verlo nunca más? Sabía que no lo conocía demasiado, pero deseaba poder despedirse de él y agradecerle lo que había hecho por ella.

Los días pasaron rápido y sin darse cuenta ya era viernes de nuevo. Akane acabó pensando realmente que Ranma ya no se encontraba en el hospital, o que si lo hacía no quería verla. Ella le había dicho dónde encontrarla pero él nunca la buscó. "Más le vale tener el alta, ese idiota, si no quería hablarme no tenía por qué ser tan amable conmigo, podría haberme dicho que no quería volver a verme… ¿pero qué dices Akane? Apenas te conoce, ni tú a él… ¿por qué sigues pensando en Ranma…?" se preguntaba ella sin saber la respuesta, cómo podía ser que alguien de quien no sabía casi nada le hubiera impactado tanto. Y entonces fue cuando vio que ella quería saber más cosas de él.

Ese día se despidió de su madre y al salir se sorprendió al ver a Ranma recostado en la pared de enfrente mirando al suelo. Ella lo miró extrañada, él se veía más pálido que la última vez y un poco más delgado, corrió hacia él sin pensar.

-"Hola Ranma" le dijo sonriéndole "creí que ya no te vería más".

-"Lo siento, no pude venir antes… intenté venir el lunes, y el miércoles, pero… no me dejaron. El domingo empeoré y me han tenido en la cama. Podría haberme escapado, pero me obligaron a ponerme la estúpida ropa del hospital y no quería que me vieras así"

-"Veo que has recuperado tu camisa"

-"Sí, la escondieron pero la he encontrado, nadie puede contra el gran Ranma Saotome"

-"Jaja, veo que ya estás mejor. Tengo que irme ya Ranma, mis hermanas me esperan para cenar"

-"Ok, ¿te veré mañana entonces?"

-"Claro, llegaré sobre las 21h"

-"Genial, hasta mañana Akane"

-"Hasta mañana Ranma"

...

Continuará...