Aclaración: se me ocurrió este fanfic porque me pareció que el final de Stardust Crusaders fue algo abrupto. Acá muestro una especie de epílogo de la historia, principalmente haciendo hincapié en la relación abuelo- nieto de Joseph y Jotaro.

Capitulo 1

El viaje de regreso fue agridulce. Jotaro y Joseph estaban contentos de haber cumplido su misión y salvar la vida de Holly, pero también estaban entristecidos por las muertes de Avdol, Kakyoin e Iggy, quienes sacrificaron sus vidas para poder derrotar a DIO. También fue difícil despedirse de Polnareff, con quien pasaron muy buenos momentos. Además de tener una fuerte personalidad, tenía esa chispa de volver más divertidos los pasajes más serios, aburridos o incluso dramáticos. Sin duda, una increíble persona que ellos nunca olvidaran.

Joseph se sentía muy culpable. Ustedes pensaran que no debía estar tan destruido por dentro, que él debería estar acostumbrado a este tipo de tragedias, puesto que sufrió en el pasado la perdida de Caesar, pero Joseph no era tan inconsciente. Después de la muerte de su mejor amigo, juro no permitir que ningún ser querido, sea familiar o amigo, muriera. Por eso hizo todo lo posible, recorrió medio mundo, para salvar a su hija. Pero el hecho de no poder evitar la muerte de sus compañeros de viaje lo ponía mal. Lo que más le dolía pensar era que fue incapaz de salvar a hombres mucho más jóvenes que él. Hubiera preferido que DIO lo matara en lugar de ellos. Es aquí cuando más recuerda la frase "La paz es cuando los hijos entierran a sus padres. La guerra es cuando los padres entierran a sus hijos".

Jotaro no era la excepción. A pesar de su apariencia fría e inexpresiva, tenia sentimientos. No es una persona que le guste expresar sus emociones, pero no significa que no sienta la pérdida de sus amigos. Sobre todo teniendo en cuenta que fueron sus únicos amigos hasta ese momento. Antes, le costaba socializar con la gente desde pequeño. Siempre fue un muchacho solitario, propenso a las peleas por las burlas de sus pares. Por eso se volvió un muchacho conflictivo, casi un delincuente juvenil. Pero durante estos 50 días tan locos, aprendió el valor de la amistad, conoció tres personas increíbles (y una criatura increíble como Iggy), con mucho carácter y valentía para hacer frente a los sucesos más terribles, los enemigos más crueles, pero también con las que podía compartir momentos de diversión y tranquilidad. Incluso mejoro su relación con abuelo Joseph, quien tiene una personalidad opuesta a la suya, picara y audaz, razón por la que les costaba llevarse bien. Pero ahora, dos de sus amigos ya no estaban, y el restante estaba en un país lejano y no sabía cuando lo volvería a ver.

Ambos estaban muy cansados y durmieron gran parte del viaje, hasta que el piloto informó que estaban por aterrizar en el aeropuerto de Narita.