Notas de autor: Lo siento. He estado muy ocupada. Perdí todo los datos de mi computadora, mi hermana regreso a casa. Y se volverá a ir. Un examen importante esta en camino. Ah en fin, muchos problemas que no había podido resolver. Espero que disfruten este capitulo.

Sol y la luna.


Esa noche Helga no pudo dormir, era imposible. ¿Cómo iba a poder hacerlo?, Cómo pegar los ojos cuando Arnold prácticamente le había dicho que era el elegido de un dios y que ella en realidad nunca había tenido un gato en su alcoba si no a un Arnold encubierto en la piel de lo que creía era su gato.

Pasaron varios días, recibió varias visitas entre ellas a Lila, Gerald que la visitaba diario al igual que Mickey pero ni una visita más del chico de la jungla con misterioso pasado.

Por fin fue dada de alta y pudo regresar a clases. Cuando entro al salón lo primero que se percato es que Arnold se encontraba en un rincón, esta vez sin ninguna clase de séquito o nada por el estilo. Al parecer todos lo estaban ignorando o talvez él les había puesto un alto después de todo.

Quién sabe. No era su asunto, ni le importaba.

"¡Pataki!" Gerald gritó y corrió a abrazarla. Ella respondió empujándolo pero no con mucha fuerza en realidad, más por instinto que por rechazo real.

"Quien te dio permiso de tocarme zopenco"

"Lo que digas Pataki, no te preocupes no me volveré cariñoso ni nada, es una ocasión única en la vida"

"Tarado" dijo juguetona y dándole un pequeño golpe en el hombro. "Eso espero o ya sabes cómo te ira con betsy y los cinco vengadores"

"Sigo creyendo que es sociópata ponerle nombre a tu puño"

"Sigo creyendo que te ahogaste de chiquito y por eso quedaste así"

"Tonta." Respondió sonriente. "Te extrañe"

"Ugh…. ¿Se supone que deba decir que yo también?, porque comienzo a sentirme nauseosa" Gerald rodó los ojos.

Helga sabía que Arnold la estaba mirando, en ningún momento apartaba su vista de ella. Si se hubiera tratado de cualquier otra persona le habría sido exageradamente molesto, pero al ser Arnold lo único que podía atinar a hacer era sentirse nerviosa, con una creciente sensación en su abdomen como si algo revoloteara dentro. Quería culpar a la pizza con peperoni de la mañana, pero sabía que esto no tenía nada que ver con su acelerado intestino.

Esto era lo que el rubio le estaba ocasionando. Y le irritaba de sobremanera, ¿Desde cuándo tenía tanto poder sobre ella? No podía saberlo.

Esa era la razón principal por la que lo estaba evitando, de acuerdo la revelación de que podía convertirse en casi cualquier animal del planeta era un factor importante, pero sorprendentemente para ella no le era molesta la idea.

Pero si le era el saber que quisiera o no, lo admitiera o no. Tenía enormes sentimientos hacia el chico de la jungla. La sola idea la asustaba, nunca, nunca pensó que ella Helga G Pataki se enamoraría. Tanto que había aclamado que ella no podía enamorarse, que era lo suficientemente inteligente para no sentirse así y se había fallado a sí misma.

Si pudiera viajar en el tiempo de regreso al pasado, le pediría a su otro yo que nunca recogiera a ese inútil gato, que jamás se acercará a ese estúpido chico de la jungla, que jamás … ahí detuvo sus pensamientos. No, no podía mentir. Aún si regresará al pasado, habría hecho lo mismo.

Helga era curiosa, dinámica, era después de todo una artista y era precisamente esa espontaneidad, esa incertidumbre latente en ella, que la convertía en su versión actual.

El receso llego y con él la oportunidad de que el rubio se acercará a ella, pero antes de que eso pasará tomo de la manga al pelinegro y lo obligó a caminar a su lado. Haciendo algo que pensó que nunca haría y tomándolo del brazo. Gerald le miro extrañado. "¿Pataki?"

"Solo muévete Johanssen" replicó sin querer dar explicaciones y observando de reojo la cara de desilusión del cabeza de balón.

"¿Ocurrió algo con Arnold?" Preguntó ante la obviedad.

"Nada. Simplemente no tengo ganas de soportar su mojigatería. ¿Entiendes?" Gerald le dio una mirada a su amigo, pero este negó con la cabeza. No era el momento para hablar con ella. Así que al final simplemente se dejó llevar.

Arnold ya no volvió a tratar de hablar con ella por el resto del día. Ni dos días después. Todo transcurrió aburridamente normal. Ella tratando de evitar al cabeza de balón poniendo en medio a un incómodo Gerald que trataba de excusar la actitud de su amiga y fallando terriblemente en el proceso.

No fue hasta una semana después que las cosas cambiaron.

Mickey y Helga estaban sentados en clase de aritmética, la maestra venía retrasada y el castaño le enseñaba el nuevo sencillo de dino spumoni a la rubia, compartiendo con ella el audífono y manteniendo una distancia demasiado -cercana-.

Para ser honestos ella no se había percatado de ello, ni siquiera cuando accidentalmente sus brazos se habían rozado. Mickey sin embargo claro que había sentido ese roce, así como la cercanía de la rubia, algunos mechones de su cabello le daban cosquillas al menearse sobre su antebrazo.

Se giró a mirarla y agradeció intensamente que le chica tuviese sus ojos cerrados, ya que podía acercarse -traidoramente- hacia ella y apreciar de cerca las delicadas facciones de su rostro. Sus largas y rizadas pestañas, sus pómulos rosados y sobre todo esos labios color cereza que le estaban volviendo loco. Sin embargo, y para su mala suerte, no fue el único en darse cuenta de esa proximidad, Arnold que veía todo desde atrás percibió sus intenciones y cuando Mickey se acercó con la intención de besarla, un movimiento brusco logro que callera.

"¿Pero qué?" se quejó al darse cuenta que su silla se había roto.

"¿Mickey?" pregunto confundida al verlo en el suelo. Antes que pudieran hablar Gerald se acercó a ellos.

"¡Hey viejo!, ¿Que fue eso? jajaja" El castaño lo miro indignado ante la burla de su amigo.

"Jajaja que estúpido Mickey" El aludido tan solo hizo un puchero. La rubia de sus sueños se estaba burlando de él.

"Eso fue muy inesperado"

"Y muy gracioso, ¿pero en serio que ocurrió?" pregunto ayudándole a ponerse de pie. El chico se sacó el polvo de encima y le hecho una mirada a la banca rota. Como si la culpará de su fallido y frustrado plan.

"¿Y cómo voy a saberlo?, estaba sentado con Helga y estaba a punto de .." se detuvo casi de inmediato.

"¿A punto de que?" pregunto Gerald arqueando una ceja.

"Ahm . . . de cambiar la canción …"Respondió nervioso. Diablos por poco confesaba que iba a besarla. Gerald le miró con clara muestra de que no le creía, Helga por su lado se encogió de hombros y continuo escuchando el cd. Ignorando el mundo a su alrededor.

E ignorando el que alguien había evitado que robaran sus labios.


Los celos nunca pero nunca son la mejor ayuda del mundo. Y eso que estaba sintiendo en ese preciso momento Helga, estaba segura de que DEFINITIVAMENTE no eran celos.

Una mina tonta recargaba su trasero asqueroso en el pupitre de Arnold, charloteando acerca de lo divertido que iba a ser una fiesta a la que iba a acudir el fin de semana; Pero que desafortunadamente no tenía una cita con quien ir. Helga estaba segura de que Arnold la rechazaría, casi estaba esperando las palabras que le diría para negarse, pero cuál fue su sorpresa cuando el rubio acepto la invitación y hasta la había invitado a cenar.

La chica -Jenifer- vaya nombre original había salido corriendo encantada para contarle a sus amigas. Finalmente, el chico de la selva había aceptado la invitación a salir de una chica.

Helga no pudo más que hervir en su propia salsa. Le lanzo una mirada de furia, la cual pareció llamar su atención porque apenas alzo el rostro y ver aquel reclamo no hablado, tan sólo le devolvió una mirada llena de seriedad.

No sabía si era su orgullo o talvez su maldita sed de venganza que no parecía querer abandonarla nunca. Pero se levantó de su pupitre y asegurándose que Arnold le estuviera observando se acercó a Mickey y lo tomo de la camiseta casi obligándolo a pararse.

"¿P-pataki?"

"Tu, yo el viernes a las 8. En el chez Paris. " Y tras de eso le soltó. Dando una sonrisa triunfal al rubio que la miraba notablemente molesto. Ni siquiera presto atención a Mickey que había respondido animadamente a la invitación. /O lo que haya sido aquello. /


Si, talvez su subconsciente había planeado que la cita de Mickey fuera un día antes que el día que el tonto cabeza de balón había quedado con esa chica Jennifer. Seguramente para hacerlo sentir miserable y celoso

Afortunadamente había quedado con el torpe de Mickey en el lugar y no en su casa, ya que acababa de tener una riña con su padre y la caminata hasta el lugar le había servido para despejar su mente. Estaba ya a tan solo un par de cuadras, por lo menos ya no quería cortarle el cuello al primer samaritano que encontrara.

Doblo la calle a la derecha cuando sintió que su muñeca era aprisionada y su cuerpo era jalado por una fuerza ajena. Al siguiente instante unos labios la estaban invadiendo, fueron tan sólo unos segundos. Ella estaba demasiado atónita, pero cuando reconoció los fuertes brazos que la sostenían se empezó a dejar llevar apenas estaba regresando el beso cuando sintió que la soltaban.

Arnold sonreía engreídamente. Lleno de una autoconfianza que la rubia no creyó que tuviera. Y que probablemente él tampoco lo supiese hasta ese momento. "Ahora ve a fingir que te interesa un poco la cita con Mickey" Y sin decir más se alejó y desapareció. Helga solo alcanzo a ver como bola de pelos o mejor dicho Arnold en su forma de gato trepaba por un muro y se iba.

Sintiéndose aún muy agitada, se recargo en la pared. ¿Qué diablos había sido eso?.

-Ahora ve a fingir que te interesa un poco la cita con Mickey- Pronto la sorpresa fue remplazada por ira. ¡Se estaba burlando de ella! Si ese idiota creía que podía jugar con Helga G Pataki le demostraría lo contrario. Se mordió el labio inferior y se encamino a su cita.

Lo peor de todo es que tuvo razón, el bastardo tuvo razón. No pudo estar menos interesada en la cita con Mickey, por más que él chico trataba de mantener su atención no lo logro. Al momento de que terminaron la cena, pudo ver lo dolido que se sentía su amigo. Y se prometió nunca más hacerle algo como eso.

Mickey era su amigo de toda la vida. Había estado con ella mucho antes que Gerald, conocía sus lados buenos como los malos y ahí estaba ella utilizándolo para una tonta venganza con el chico gato. Se regañó mentalmente ya estando en la entrada de su casa. Y se giró para encarar a su amigo.

"Lo siento Mickey esto no debió ser. Eres mi amigo." Se disculpó, llevándose una mano tras su nuca. Las disculpas no eran algo que ella soliera hacer, y cuand tenía que hacerlo se sentía como en un universo paralelo. "No fui honesta contigo y solo te lastimé."

"Está bien Hell en el fondo sabía que no estabas siendo seria conmigo. Sólo que … creo que me emocione de más"

"De verdad lo lamento" Mickey le sonrió amablemente y negó nuevamente. Si definitivamente era una perra como había dicho Stefanie. Mira que hacerle eso a un chico como Mickey. ¿Qué era esto una tonta historia de shojo?.

"¿Podemos seguir siendo amigos?" pregunto esperanzado el chico.

"No lo sé. Creo que eso solo te lastimaría más-

"Porfavor" La rubia no pudo evitar soltar una sonrisa de lado y asintió.

"SI es lo que quieres bucko" Y al instante siguiente Mickey había robado un casto beso de sus labios.

"Lo siento. Puedes golpearme si quieres, pero quería obtener este beso platónico al menos" Helga se sonrojo. "Nos vemos en clase Hell" Y se fue dejando a la pobre y confundida chica.

Esa noche Helga por millonésima vez no pudo dormir.


.

.

La tarde siguiente fue un infierno para ella, sabía que Arnold el imbécil de Arnold se había quedado de ver con la tarada de Jennifer, había quedado de pasar por la estúpida a su casa y pronto se haría la hora que se dirigirían ambos a esa estúpida fiesta.

¿Y qué estaba haciendo ella?. ¿Acaso estaba siguiéndolos?, por supuesto que NO. Simplemente paseaba y mágicamente había dado con el lugar… O eso trataba de decirse mientras apreciaba como ambos entraban tomados de la mano a esa tonta fiesta.

Jeniffer como siempre viendose increiblemente guapa y perfecta con sus caderas anchas y sus pechos enormes atrayendo más de una mirada. Los puños de Helga se cerraron con ira y sus dientes rechinaron.

¿Qué diablos hacía ella ahí?, ¡Que ridícula se estaba comportando!, si el tonto cabeza de balón iba a caer por los pechos enormes de una hueca pues bien por él, pero no iba a estarlos persiguiendo.

Y sin embargo de alguna forma u otra termino dentro de la fiesta. De reojo pudo apreciar que Arnold bailaba coquetamente con la tal Jennifer. Y gruño para sus adentros. ¡Eso era todo!, se iría a casa. Ya era hora de dejar de ser una ridícula. Sin embargo, el destino le tenía un camino diferente.

"¿Helga?" La rubia miró incrédula al castaño que le había dado su primera cita.

"¿Mickey?, ¿Qué haces aquí?" pregunto confundida.

"¿Estas bromeando verdad?, es la fiesta de mi prima Kat"

"¿Esta fiesta es de Kat?" no pudo disimular su incredulidad.

"Ahm Helga estas de invitada así que deberías de saberlo" Le contesto con gracia.

"Ah si verdad… jejeje creo que lo olvide" Rio para disimular su error.

"¿Y viniste con alguien?" Pregunto el castaño sin poder obviar su interés.

Helga dirigí una mirada a la animada pareja y negó. "No. Vengo por mí misma pero ya estaba por irme"

"¿No te gustaría bailar una pieza conmigo?" Le dijo y le guiño un ojo, arrancándole un sonrojo.

"Bien, bien pero no te pongas meloso. ¿Escuchaste zopenco?" Mickey tomo su mano y la acercó hasta el, poso su mano en la cintura y la otra permaneció entrecruzada con la de ella.

La canción era lenta y romántica, Helga lo agradecía un poco a pesar de que no le gustaban las melodías. Pero no estaba muy de ánimos para seguir un ritmo muy animado. Casi de inmediato se arrepintió de su pensamiento al darse cuenta que su cuerpo estaba muy cerca con el de Mickey. No pudo evitar sentirse incomoda. Quería a Mickey pero no podía evitar verlo como solo un amigo.

"Creo que deberías invitar a salir a Lila" comentó ella con una sonrisa.

"¿A Lila?" pregunto confundido.

"Me corrijo, te pido que invites a salir a bailar a Lila" Le dijo y tomo su barbilla para girar su rostro y mostrarle la incomodidad de la pobre chica pelirroja que estaba rodeada de chicos que no dejaban de coquetear con ella.

"Creo que ya tiene suficientes chicos invitándola, solo la incomodare más"

"No porque yo daré mi aprobación" Y diciendo esto tomo de su muñeca y se acercó hasta el grupo. "Señorita perfección, Mickey quiere pedirte una pieza para bailar. Anda ve" No espero respuesta alguna cuando tomo la muñeca de la chica, sacándola de su agobiante situación y juntando las manos de ambos chicos. "Ahora diviértanse". Y se desapareció.

"Ahm no tienes que bailar conmigo si no quieres Lila. Helga vió lo incomoda que estabas y quiso ayudarte" le dijo un poco avergonzado de admitirlo. La pelirroja se sonrojo un poco, pero negó.

"Creo que me encantaría bailar contigo Mickey" Y con eso ambos salieron a bailar.


.

Helga se dirigió a la salida sintiéndose un poco menos miserable. Por lo menos había enmendado su error con Mickey, estaba seguro de que le encantaría la señorita perfección y si todo resultaba bien, seguro que a Mary sunshine no le sería indiferente. Solo esperaba no le rompiera el corazón. O tendría que volver a odiarla.

Terminaba de salir de la fiesta cuando escucho una voz conocida y se giró. "Entonces no aguantaste la curiosidad y viniste a ver cómo me iba en mi cita con Jeniffer" Arnold se encontraba recargado sobre la pared con los brazos cruzados y una pierna doblada dándose soporte sólo con la pierna derecha.

"¿Perdón?, ¿Que dijiste?" Pregunto casi indignada. "Bucko creo que te equivocas, vine a esta fiesta con Mickey por si no te diste cuenta"

"Me encontré a Mickey antes que tú y me dijo que venía solo" Le dijo con una media sonrisa. Era mentira, pero no había forma que ella lo supiera.

"Me invito, pero no sabía si iba a venir. Lo sorprendí con mi aparición" Contesto. No pensaba dejarse ganar por el idiota niño de la jungla.

"Claro" Contesto él. Se reincorporo y paso a un lado de ella. "Repite eso hasta que te lo creas"

"¿Acaso eres idiota?" Grito y le sostuvo del brazo evitando que la dejara con la palabra en la boca. "Estas molesto simplemente porque mi cita con Mickey fue un éxito."

"¿Un éxito? Claro si llamas éxito a que te la pasaras pensando en mi entonces claro"

La rubia abrió la boca atónita. Entrecerró los ojos y gruño. Quería golpearlo, quería romperle esa maldita y perfecta sonrisa. Que sólo hacía más que recordarle que tenía razón, maldita sea, ¡Tenía razón! Pero no aceptaría la derrota. "¿También cuando nos besamos pensé en ti?"

Y se desato el león, es como si aquellas palabras hubiesen activado el switch del Arnold posesivo que nunca creyo que existiera.

Arnold le miro con furia y la cogió de los brazos. "¿Te beso?". La pregunta debería de ser ¿Se besaron?, pero al parecer Arnold estaba demasiado seguro de que ella no había iniciado ni correspondido el beso y sin embargo no podía evitar sentirse humear de los celos.

"Nos besamos. ¿Tienes algún problemhhhh…." Eso basto para que Arnold perdiera el poco auto control y atrapara los rosados labios de la furica rubia. Esta vez, sin embargo, Helga no tardo en corresponder la caricia, llevando sus brazos por detrás de su cuello para profundizar el beso.

La lengua de Helga fue la que esta vez se apodero de la de Arnold y sus manos acariciaban con sutileza sus dorados cabellos. No supieron cuánto tiempo paso hasta que se apartaron por la falta de oxígeno en sus pulmones, que les obligo a buscar aire.

"Realmente me vuelves loco" declaro Arnold sus manos en la cintura de Helga para mantenerla pegada a él.

"Tenía que regresártela por hacerme pensar que necesitaba terapia y electroshocks" respondió con una media sonrisa.

"Lo siento".

"Deberíamos irnos yendo a mi casa?" Arnold arqueo una ceja.

"¿Me estas invitando como bola de pelos o como Arnold?" pregunto con una sonrisa engreida.

"Eso depende… ¿Cuál de los dos puede hacerme más feliz?" La falsa altanería de Arnold se esfumo al escuchar eso, el color se le subió hasta las orejas al entender el doble significado.

"Helga antes de eso quiero decirte algo … yo… La verdad es que nunca fue mi intención acercarme a ti de la forma en la que lo hice y puedo entender que te sintieras traicionada, después de todo confiabas mucho en mi forma de … gato. Pero me intrigo mucho tu forma de ser . . . al principio solo fue un poco de gracia por como hablabas conmigo en mi otra forma sin importarte que no podía contestarte nada, pero después cuando te conoc en pues esta apariencia y ver tu actitud tosca y agresiva, totalmente diferente a la chica solitaria que había ayudado a un gato mal herido. Me hizo querer acercarme más a ti y sin embargo tu no aceptabas a Arnold, pero si lo hacías con bola de pelos. Eso hizo que … una parte de mí se sintiera celoso de mi otro yo" confeso avergonzado. "Por eso desaparecí esa semana y cuando ese vagabundo te hirió por mi culpa yo-" Hizo una pausa "Decidí ser honesto contigo. Aunque para ese momento apenas me estaba dando cuenta de mis sentimientos hacía ti."

La rubia escuchaba todo, sin saber realmente que contestar.

"Entonces Mickey trato de acercarse a ti y … creo que me ganaron los celos. Cuando te ataqué y casi terminamos, bueno tu sabes… fue cuando tuve que admitir mis sentimientos y decirte la verdad. Estaba muy asustado, pero no quería seguir mintiéndote" Terminó de decir. El silencio se apodero del lugar, el único sonido que se escuchaba era el eco de la fiesta que se estaba llevando a cabo a sus espaldas.

"¿Que sentimientos cabeza de balón?"

"Te amo Helga. Y no puedes decir que no te conozco porque gracias a mi otra forma estoy seguro de que te conozco mejor que nadie, mejor que incluso Gerald o Mickey"

"Yo … no sé si esto que siento es amor Arnold. No voy a mentirte. Se que siento algo muy fuerte por ti... pero asegurarte que es amor sería mentirte. Pero si sé que yo… te quiero Arnold." Era la frase que más le había costad decir en toda su vida. Pero decía en serio cada palabra. Lo había estado pensando desde hacía tiempo, es por eso que actuaba más agresiva y ruda con él. Su amabilidad, caballerosidad y simpatía habían cautivado su corazón, aunque la mayoría de esos gestos no se los había dirigidó a ella. Después de todo era su forma de ser lo que le había conquistado no la galantería.

Arnold tomo la mano de la rubia y se encaminaron juntos sosteniendo con ello no solo sus manos si no también sus nuevos sentimientos. La rubia también lo amaba, Arnold estaba seguro de ello. Sólo era cuestión de tiempo para que ella lo aceptara. Mientras disfrutarían su nueva y creciente relación.


Bueno. Este es el ultimo capitulo. Espero lo hayan disfrutado. Le falta unicamente el epilogo. Que estare subiendo ... no lo sé xD. No les mentire. Ahora quiero escribir alguno de mis otros fanfics. Que no he podido actualizar. Quiero sobre todo un fic que le prometí a cierta amiga que me debe la bruja y el sapo cofcofmarimorantecofcof jajajaja pero ya veremos. :) Los amo. MUCHISIMAS GRACIAS POR LOS REVIEWS. De verdad todos son hermosos, se los agradesco. No es obligación de ustedes hacerlo, pero me animan mucho a seguir. De verdad gracias!

Hasta la proxima Kalun.