Disclaimer: Los personajes del manga de Inuyasha no me pertenecen, pertenecen a la admirable Rumiko Takahashi, a quien agradezco por crear tan magnifica historia. Este fic por lo contrario, es totalmente de mi autoría.

Blue Bird.

Capítulo 6: "La Bruja tiene una oferta".

Recordaba que grité, también las bebidas y obviamente el dolor que fue combinado con pequeñas risitas. No sabía cómo tres chicas totalmente borrachas llegaron a un local de tatuajes, tan ebria como estaba tampoco me preocupé porque el lugar cumpliera con la normativa de higiene, aplasté mi cansado trasero en un taburete de piel roída y ordené un ave en mi cuello. En ese entonces el significado fue simple, yo solo quería ser libre.

Kagome

Se rió de mí.

Cada centímetro de mi cuerpo aún pulsaba por ese alucinante polvo mientras su estúpida risa se envolvía alrededor de nosotros. Luego con la desfachatez que lo caracterizaba, se quitó el condón y se subió los pantalones cortos, luciendo más presentable que yo. Sus ojos azules me miraron con burla. No iba a mentir acerca de que estaba nerviosa, pero había juntado el coraje suficiente y fui hacia él. Me aproveché de su furia, pero no lo lamentaba, porque él era caliente cuando empujaba dentro sin pensamientos; había odiado su palma contra mi trasero, pero amaba este tipo de dominación en mi cuerpo. Todo sabía mejor cuando su mano se envolvía en mi cuello y él gemía corriéndose dentro.

Ingenuamente creí que aceptaría cualquier cosa mientras jadeaba contra mi oído. No fue así.

—¿Tu qué? — pidió mirándome como si de pronto no tuviera cabeza.

Suspiré llena de frustración. Ahí, con su rostro altivo, el azul lleno de arrogancia y su torso desnudo, casi desee golpearlo. Se rascó la punta de su nariz, como si con ello la comprensión llegara a su mente.

Solté un bufido como la primera muestra de mi fastidio. Había un sentimiento hirviendo debajo de mi piel, tan ardiente como la lava, y no sabría si era deseo o furia.

—¿Sexo, aventura, amigos con derecho a roce? — él arqueó una ceja —O como carajos se llame al sexo casual— expliqué.

—No estoy interesado— dijo, se agachó en busca de su camiseta, flexionando aquellos músculos. —No voy a ser tu novio.

—Yo no te ofrecí ese puesto.

—Oh perdón— dijo ya vestido, levantando ambas manos —Las palabras correctas entonces serían, no voy a ser tu mascota. Además, se llama 'sexo casual' porque no va a volver a suceder.

Me lanzó aquella maldita sonrisa de nuevo. Mi temperamento y vergüenza haciendo ebullición.

—Y esto no va a ser casual si planeas hacerlo siempre conmigo.

—¿Alguien alguna vez te dijo que eres un total idiota?

Volví a ser premiada con su risa.

—Okay chica bonita— se acercó a mí y yo elevé la mirada más allá de su hombro, evitando el contacto visual con él. Desde un principio esto pareció una mala idea. —No entiendo que sucede a esa cabecita tuya, pero no planeó ser parte de tu perfecto plan. Yo no hago tratos para follar a una sola mujer.

Luego regresó la distancia entre ambos.

—Pero es conveniente.

Si alguien giraba en esta dirección, pensé, encontrarían a Bankotsu vestido y sudado; pero a mí con solo el conjunto de lencería blanca y el cabello desarreglado. Toda yo gritaba recién follada.

—¿Ah sí? — interrogó mientras se colgaba la maleta al hombro —¿Para quién?

—Para ambos— busque entonces el resto de mi ropa —Algo así como un escape— continúe, odiando como mi voz perdía fuerza —Cada que la necesidad surja buscamos un polvo fácil en el otro. Sin citas o coqueteo previo.

Hubo un ruido, atrajo mi atención sobre Bankotsu, su ceño fruncido en algún pensamiento indescifrable.

—Entonces— alargó el tono, causando expectativa —¿Debo llamarte a ti cada que quiera follar y no tendré la necesidad de buscar a otra mujer por mi cuenta? — rodó los ojos —Eso suena estupendo.

Luego se rió de nuevo, solo que esta vez fue un sonido amargo.

—Sigo sin estar interesado, no me llevo bien con el sexo exclusivo.

—Bueno señor sabelotodo, no quiero follar a un tipo que se folló a media ciudad.

—Bien, entonces tenemos un punto en común— el descarado rostro cambio a un gesto lleno de fastidio. —No tienes la vagina pulida en oro, solo eres una chica a la que todos los imbéciles de esta escuela le quieren dar. No eres superior y no eres la única, Kagome Taisho.

Odiaba como ronroneaba mi nombre y el apellido de Sesshomaru; en silencio lo maldecía una y otra vez.

—No me tomes como el idiota que salta solo por obtener sexo fácil, me encantó follarte, pero se necesita ser imbécil para aceptar un trato así cuando tú eres novia de Sesshomaru Taisho. Si él no es capaz de rascar esa comezón, ve y encuentra a otro tonto.

—Él ya no es mi novio— repliqué molesta —Además, usa mi nombre correctamente, no le pertenezco a la familia Taisho.

Se enderezó sorprendido, los ojos azules me mirando con cautela.

—¿No lo es? — interrogó haciendo una larga pausa. —Buscas un compañero sexual y no un nuevo novio. ¿Las chicas como tú no prefieren al príncipe perfecto? ¿Por qué jugar a esto?

—¿Por qué? — repetí frunciendo el ceño, él parecía sinceramente curioso —Es simple, solo diversión.

—Si es solo diversión, hay una buena cantidad de hombres en esta escuela para elegir.

—No lo entiendes— comencé a vestirme con demasiada calma. —Entre los alumnos de esta universidad, la mayoría me tendría arreglando otro matrimonio por conveniencia. Tú eres el único que no está interesado en ser perfecto para nadie, no soy de tu agrado ni tu del mío, pero me gusta el sexo contigo. Sé que cuando acabe este acuerdo ninguno de los dos sentirá que nos debemos algo.

Su expresión se volvió pensativa.

—¿Por qué confiaría en ti? — indagó —Dices muchas cosas, pero yo creo que simplemente no va a funcionar; las mujeres son muy emotivas y posesivas. Vas a querer que me acurruque contigo y todos tus sentimientos te pedirán que te aferres a mí, porque eso es lo que ustedes hacen.

—No va a ser así.

—¿Por qué estás tan segura?

—Soy la hija de una familia poderosa y acepté un compromiso con el hijo de otra familia igual a la de nosotros. Voy a ser la esposa de Sesshomaru Taisho incluso aunque ahora no estemos juntos, porque así funciona esto. Los hombres como tú, son como un delicioso whiskey, barato y servido en un vaso cualquiera; no eres la opción correcta a elegir como el padre de mis hijos y en este mundo, al que pertenecemos; una copa fina es en donde un vino caro se sirve. Jamás voy a amarte.

Bankotsu soltó una risa amarga.

—Un whiskey barato— se mofó —Además, ¿quién carajos habló de amor? — su rostro giró a la derecha, de donde se escuchaba el bullicio de los demás estudiantes; a decir verdad, parecía demasiado molesto por mis palabras. Había tocado una fibra sensible. —Soy incluso más rico que tú.

—Sabes que no me refería a la cantidad de dinero— acomode mi largo cabello, arreglando el desastre que yo misma incite.

La ofensa quedó en el aire, el brillo de aquellos ojos se opacó por unos segundos antes de recuperar su usual arrogancia.

—Así que la princesa solo quiere un juguete— sonrió para sí mismo —La chica perfecta no busca un romance de cuento, solo un whiskey barato para emborracharse. Que efectivo.

Dejó la maleta sobre el suelo y se acercó, ambos brazos acorralándome contra el muro del gimnasio.

—Bueno, he cambiado de idea— su boca tan peligrosamente cerca de la mía —De pronto me interesa el puesto de "novio".

—Creí que lo tuyo no eran los arrumacos y el sexo exclusivo— debatí con suspicacia.

Aquellos ojos azules se burlaron de mí.

—He pensado que me encantaría follarte cuando yo quiera, frente a quien sea y cómo se me ocurra. Agarrar este bonito trasero y castigar esta boca pervertida. Voy a ser todo tuyo para explorar con la única condición de que seas mi chica.

Su mano bajo hasta mi trasero, los largos dedos apretando la suave carne.

—No.

—¿Tienes miedo?

—¿Cómo sé que no vas a aferrarte a mí? Yo no creo que vaya a funcionar, ustedes los hombres son demasiado posesivos y celosos, algún día vas a desear que nadie más toque lo que consideras tuyo.

Él sonrió de lado, aquél gesto lleno de rebeldía mientras escuchaba sus propias palabras salir de mis labios.

—No te preocupes, no va a pasar. Soy el heredero de una familia poderosa y no espero casarme con ninguna perra con aires de perfección. Esto es diversión, solo que ahora lleva un título—. Sus dedos estiraron un bucle negro de mi cabello al mismo tiempo que me imitaba —Sin citas, sin coqueteo previo y sin palabras melosas; voy a follarte cada maldito día de la semana y vas a aceptarme— la mirada de un azul profundo se clavó en la mía —Sé mi chica y el juego empieza.

Busqué alguna muestra de burla o una señal de que solo quería fastidiarme, y, sin embargo, solo encontré determinación y reto. Él hablaba en serio.

El aire estaba cargado de peligro y tensión sexual, la provocación era tan notable.

—Me parece bien.

Entonces, solo acepté, sus labios curvados en una sonrisa cruel antes de buscar los míos y doblegarme. Un beso demandante, Bankotsu irradiaba control y posesividad. Acababa de firmar un acuerdo con el demonio.

—¿A qué fuiste al gimnasio? — la pregunta me tomó por sorpresa, alcé la mirada de mi libro para encontrarme con los curiosos ojos de Sango.

—Por nada— contesté, deseando simplemente borrar aquella decisión.

Ella frunció el ceño.

—¿Por nada? — repitió —Te quedaste todo el partido y luego desapareciste de la universidad. No fuiste ahí 'por nada'— enfatizó con los dedos.

Tomó asiento al final de mis pies, en el sofá de un horrible color gris, el cual se hundió bajo el peso de ella. Se abanicó bajo mi escrutinio, intentando borrar el sonrojo de su rostro.

—Fui a ver el partido.

Sango bufó molesta.

—Okay, ya entendí— rodó los ojos —hoy no estás muy comunicativa.

—¿Te encontraste con Miroku?

Ella me devolvió una mirada sorprendida y luego balbució una negativa, el sonrojo incrementando al doble.

—¿Qué cosas dices? — miró a todos lados menos a mi —No habría entrado si así fuera.

—Oh, claro que no. Probablemente ambos se arrastrarían a un lugar más privado para darle punto final a lo que empezaron hace tiempo.

Sonreí con malicia.

—¡Kagome! — exclamó asustada.

Y yo reí.

La mujer que en el pasado tuvo el novio perfecto, el idiota y apuesto príncipe; renunció a su cuento de hadas a cambio de un poco de perversión en su vida. Ella aseguraba no arrepentirse, pero quizá el perder a aquél joven representó un golpe demasiado fuerte en sus sentimientos; Sango jamás volvió a ir en serio con otro hombre y eso incluía a mi hermano.

—¿Estás mejor? — inquirió; su tono, de nuevo, llenó de preocupación. Era la misma pregunta que había escuchado desde mi ruptura, la misma angustia por mis sentimientos.

Mis ojos volvieron a las letras impresas en papel.

—No me ignores— ella arrebató el libro de mis manos, un bonito tomo de colección forrado en vinil e importado desde Europa; lo suficiente valioso porque perteneció a mi abuelo.

—Estoy bien— la respuesta salió sin humor.

—¿No voy a morir ahogada en sake por tu causa? ¿Eres consciente de que el periodo de exámenes aún no acaba?

—Lo sé 'mamá'— me burlé, Sango me golpeó con mi propio libro.

—¿Qué vas a hacer?

—Quizá nada, solo dejar que todo siga su ritmo.

—Ese es un excelente plan.

Yo asentí en acuerdo, luego le arrebaté el libro. Hizo un mohín y al final solo rió conmigo.

Él estaba esperándome fuera del aula, se suponía que era normal, que su beso y la mano en mi cadera no debería incomodarme y tampoco aquella sonrisa ladina que lucía, demostrando que todo iba de acuerdo con su plan. Hubo miles de miradas, algunos curiosos de la razón por la que mi mano estaba presa entre sus dedos, aunque no muchos parecieron hacerse demasiadas preguntas, como si fuera normal que estuviéramos juntos, que yo pertenecía a su lado.

Oficialmente, me había convertido en la chica de Bankotsu.

—¿Nerviosa? — preguntó, sonriendo como siempre; todo esto era solo diversión para él, y aunque me molestaba, ¿no había sido esa mi propuesta?

—¿Debería? — sus ojos azules se iluminaron con placer.

—Quizá— murmuró —Eres mi primera novia, después de todo.

Mi risa lo detuvo momentáneamente. Bankotsu arqueó una ceja.

—Como si fuera a creer eso.

Luego él solo se encogió de hombros.

—Eso no es lo que importa— me acorraló contra un muro del edificio, los ojos azules exigiendo mi sumisión. —Lo único que realmente me interesa, es ver este bonito rostro rogando por más. Voy a hacer que maldigas esta boca, la que exigió perversión.

Y antes de dar cualquier respuesta, hundió su lengua en mi boca, sus caderas presionando contra las mías y sus manos enroscándose alrededor de mis muñecas. La explosión de placer me atravesó al punto de gemir.

—Vamos— ordenó, dando un poco de espacio.

—¿A dónde?

—A meter este whiskey barato en tu copa fina.

—Sabes que yo…

—Lo sé, pero me encanta la insinuación sexual que conlleva.


N/A: Hola hermosas señoritas que leen lo que aún escribo; yo quería dar a entender que en realidad a Bankotsu no le interesa Kagome más allá del sexo, pero siguiendo la línea del cliché, si, va a terminar colgado por ella y si, va a querer algo más; eso era obvio, se resiste a no caer en ello. Por eso el tira y afloja, una disculpa si las confundí y otra si esto contó como spoiler, espero que no. Repitiéndolo de nuevo, mi propósito es tratar de no terminar el fic con el acostumbrado final, así que, si desean seguir leyendo a pesar de lo predecible que será en los siguientes capítulos, se los voy a agradecer con todo mi corazón. A cambio les daré escenas con mucho lemon, es una promesa.

¿Por qué se saltaron millones de pasos y ahora son novios? Es simple, me pareció perfecto. Lo sé, tonta excusa, pero partiré desde este punto donde nada va a ser tan prohibido.

¡Feliz año nuevo! Las adoro.

Besos con todo mi cariño:

Layla Ryu.