Harry Potter no me pertenece, sino no estaría escribiendo aquí.

Ok, este es el último capítulo… gracias por todo su apoyo, por sus comentarios, por seguir mi historia y ponerla entre sus favoritos. Sé que no esperaban que acabara tan rápido, pero es que simplemente llegó a mí cerebro este capítulo y no se quiso marchar. Espero que les guste, y muy pronto regresaré con una nueva historia para ustedes (es una obligación porque me metí a un reto). ¡Disfruten!

Estoy afuera de la oficina del jefe de recursos humanos de la Organización de los Gobiernos Mágicos Europeos Unidos, una organización creada después de la última guerra en Gran Bretaña cuyo fin es mantener la paz y la armonía en los gobiernos que la conforman. Fue creada para que los gobiernos mágicos pudieran apoyar e intervenir libremente en los conflictos de otros gobiernos, y así poder evitar situaciones como un nuevo lord malvado en Inglaterra, una revolución de duendes en Austria, un golpe de estado en España, entre otras cosas. América, Asia, África y Oceanía no están invitados porque ellos tienen su propia organización, en la cual Europa no está incluida porque aún tienen resentimiento de que los haya invadido, colonizado y esclavizado. Además, ellos tienen problemas diferentes y más modernos. Básicamente, a ellos les va de lo lindo, y por alguna extraña razón, sus gobiernos mágicos son extremadamente avanzados, incluso superan a los muggles de aquí, con gobiernos y sistemas de mucha calidad…

Su sede es en Versalles, donde me encuentro actualmente, sentada en una silla roja acolchada a lado de Fleur. Estoy esperando mi turno para pasar a mi entrevista de trabajo. Así es, estoy a un paso de convertirme en delegada de una organización internacional como la ONU.

Seguro se preguntarán cómo llegué aquí.

Han pasado nueve meses desde que Luna me reveló el inicio de mi historia y decidí seguir adelante. Desde ese día, me puse a trabajar como loca. El primer paso era recuperar mis estudios. Hablé con Fleur, y ella me ofreció su apoyo incondicional. Me presentó a la directora de su escuela, Madame Maxime, quien al parecer había escuchado mucho sobre mí e incluso me conocía –pero sólo de vista- y ésta me ofreció darme tutorías para que recordara mis estudios y aprendiera aún más. Me quedé en su escuela fácil, seis meses, durante los cuales recuperé el nivel académico que solía tener. Fue muy rápido porque ya tenía el conocimiento, sólo necesitaba recordarlo. Además, me encantó estar ahí, el trato que recibí fue increíble, Madame Maxime se encargó personalmente de mí, conocí a muchos profesores más que capaces e hice algunas amistades con varios alumnos ahí, y la biblioteca se volvió un santuario para mí. Fue una gran experiencia para mí.

Después tuve que regresar a Inglaterra, donde Luna me ofreció su casa para quedarme. Jamás dejé de enviarle cartas contándole todas las experiencias que viví en Francia, por lo que ella sabía todo sobre mí. Cuando regresé era Abril, y Luna estaba en mi antigua escuela que habían reparado en un santiamén, así que me tuve que quedar con su padre. Él era muy cauteloso conmigo, casi como si me tuviera miedo, pero pronto me gané su confianza y nos llevamos muy bien. Al fin aprendí de dónde había sacado Luna sus ideas raras.

Hice los trámites necesarios para presentar mis EXTASIS en el Ministerio de Magia, y me dieron fecha para inicios de mayo, igual que a todos los estudiantes que estaban cursando el último año en mi antigua escuela. Hice mis exámenes, y para finales del mismo mes ya tenían mis resultados. Eran excelentes, había salido bien en todo y ahora podía empezar a buscar trabajo. Podía hacer lo que quisiera, en cualquier lugar me contratarían, pero yo aún no sabía que quería hacer. Afortunadamente, Madame Maxime tenía muchos contactos, y como nos habíamos llevado muy bien, le mandé mis resultados y ella se los pasó a muchas personas importantes. Las ofertas empezaron a caer sobre mí como gotas de lluvia. He ido a varias entrevistas, pero ésta es la que más me llama la atención. En serio me veo trabajando aquí en la OGMEU, debatiendo y haciendo propuestas para mejorar al continente. Es algo muy ambicioso, así que me encanta la idea.

¿Y que pasó con Harry?, se preguntarán.

Él no regresó a la escuela, diciendo que necesitaba un descanso después de todo lo que pasó en la guerra. Tampoco consiguió trabajo, pero no es como que lo necesite, al fin que tiene una gran herencia. Su novia tampoco regresó a la escuela, y los dos se mudaron a una casa que él compró, cerca de donde viven los padres de ella. Hace poco se comprometieron, y su boda está programada para finales de julio. Sin embargo, él sigue mandándome cartas para que regrese, o pidiéndome que simplemente les vuelva a hablar. Al inicio sentía un poco de lástima, pero ahora sólo me irrita. Quiere verme, no quiere que salga de sus vidas, ya que él aún me considera su mejor amiga. Dice que me necesita, lo cual es curioso, porque ya me comprobó que no es cierto y que puede olvidarse fácilmente de mí. No me molesta que se vaya a casar con la pelirroja odiosa, yo ya decidí dejar eso atrás. Además, si eso lo hace feliz, está bien, no soy yo la que va a estar atada de por vida a una mocosa malcriada de todos modos.

Ese día en la playa decidí dejar todo el pasado atrás y ver hacia el futuro. No voy a volver, tengo que madurar y eso implica para mí dejarlo todo atrás. No puedo seguir cargando con todo eso. Me dí cuenta de que mi vida giraba alrededor de él, de ellos, pero ya no más. Ya he tenido suficiente, necesito empezar a hacer las cosas por mí, no dejar que nadie controle mi vida y mis decisiones. Tengo que seguir adelante, no quiero volver a ser una adolescente con problemas de autoestima que sólo vive como personaje secundario, tengo que crear mi propia historia.

Me dí cuenta de que dejarme llevar por mis emociones no es bueno, ya que sólo nublan la razón y no me dejan pensar claramente. Los sentimientos son un arma de doble filo, y si te dejas llevar por ellos cometes locuras, cuyos resultados no son siempre buenos. Es irónico, que una acción que cometí dejándome llevar por las emociones me hiciera tanto bien, y me dejara como aprendizaje que la mejor forma de tomar decisiones es pensando fría y calculadoramente, y que debo desechar todo sentimiento para poder actuar de manera favorable.

Estas reflexiones ajenas me han hecho ver el mundo de manera diferente. Ya no soy la misma persona de antes, y no creo volver a serlo de nuevo. Como en el ensayo "Deshumanización del arte" de José Ortega y Gasset, pasé de ser la esposa del moribundo, a ser el pintor que retrata la escena. Ahora soy más objetiva, ajena a los sentimientos, mejor para tomar decisiones.

Al fin encontré mi camino, y vaya que lo he encontrado…