Declaración: Ningún personaje me pertenece. Los créditos van para Kishimoto. Yo solo juego con sus personajes.

Advertencia: Implícito maltrato infantil.

Anotación: Esto sucede en una línea de tiempo donde Sakura aún no ha cumplido con Ino. Ella tiene unos entre seis y siete años así que aún no ha sucedido la masacre Uchiha.

Ah, he estado leyendo algunos buenos AU por ahí así que no se sorprendan si cambio algo canon. Les advertiré, por supuesto, pero mantengan los ojos atentos por si hay algo entre líneas, ¿bien? ;)

Rojo y oro

I

A veces, a veces Sakura miraría sus manos y las compararía con las de alguien como Ino Yamanaka, el tipo de chica que se suponía querría ser.

Madre habría insistido en que la emulara, a "salir de su caparazón" y convertirse en la mariposa social que estaba segura que guardaba dentro. Porque Ino era popular, era bonita y llena de tanta confianza que te hacía dudar de ti mismo simplemente al verla desde lejos. Era fuerte también, talentosa en el tipo que su clan estaba hecho, que era la observación y la manipulación de los demás.

Pero su madre ya no estaba allí y Sakura ya no veía ninguna cualidad de las que ella podría haber gustado como amiga de su hija. Sakura solo veía sus manos, así suaves y limpias, las uñas sin astillar y la piel sin un solo rasguño. Manos que no eran como las de ella, no, porque sus dedos tenían cortes y sus palmas cicatrices por todo el entrenamiento que estaba sufriendo a través.

Sakura no quería ser popular, después de todo, solo quería sobrevivir. Y aunque ser bonita y segura de sí misma habría parecido una excelente meta unos meses atrás ahora todo lo que le quedaba era el deseo por seguir adelante sin tener que mirar hacia los costados, con la seguridad en que podría vivir tranquilamente.

De estar viva, su madre no habría aprobado su cambio, no que su "pequeña princesa" hubiese dejado de usar los bonitos vestidos y faldas tan preciosas a cambio de los pantalones y remeras más grandes; no que hubiese reemplazado sus muñecas y juegos de té por kunai y shuriken, sus libros de cuentos por pergaminos sobre control de chakra.

De estar viva, ella la habría mirado tan tristemente…

Pero entonces, de estar viva, Sakura jamás habría tenido que seguir ese camino porque Padre nunca se hubiese refugiado en la bebida por el dolor de la pérdida. Él no la habría empujado hacia un costado como si no valiese nada, él no habría cambiado tan radicalmente.

No.

Madre estaba muerta y su padre ya no la veía más como su hija, así que Sakura no podía darse el lujo de tener manos tan bonitas.

Ella tenía que volverse fuerte.

Para vivir.


Lo primero que hay que hacer si quieres ser fuerte es ser honesta contigo misma acerca de tus fortalezas y debilidades. Sakura entendió esto rápidamente y bajo un árbol en una tarde cálida después de la Academia se dispuso a hacer la evaluación.

Su cuerpo no era adecuado para el ninjutsu, fue el primer pensamiento que apareció, no con sus escasas cantidades de chakra. Niños como Sasuke Uchiha les iría bien en esa área fundamentalmente porque sus propios genes –y género- ya le daban ventaja frente a niñas civiles como ella. Era injusto, sí, pero así era la vida, y Sakura podía vivir sin un repertorio de ellos de todas formas.

Su control de chakra era excelente. Innato. Trucos como sostener una hoja en la nariz o girarla en la punta de los dedos solo con su chakra eran muy fáciles más con tan escasa cantidad no podía hacer nada por el momento. A excepción de incrementarlos con los mismos ejercicios aburridos que le habían salido en la primera vez.

Por otra parte su puntería no era mala si no promedio. De diez tiros podía embocar entre cinco y seis, que no era necesariamente bajo pero tampoco alentadora y necesitaría más práctica para mejorarla a lo que consideraría decente, que sería entre ocho y nueve, si no diez de diez.

(¿Qué podía decir? El perfeccionismo estaba en su sangre.)

Y finalmente… su taijutsu apestaba. Mal. De toda la clase ella era quien tenía uno de los peores problemas en los mástiles ya que solo había podido ganar uno –y para ser francos, había sido más bien gracias al descuido de su oponente que fuerza propia-. Probablemente era una combinación de falta de práctica constante –que estaba dejando atrás, un buen paso-, un organismo naturalmente débil y su pobre autoestima que no creía que podía mejorar.

Esto era lo primera que quería mejorar, principalmente en la evasión. No iba a ver dolor si no estaba allí, se dijo. Pero para esquivar bien tenía que tener velocidad, para ser rápida -duh-, y la resistencia, porque no serviría de nada evitar tres golpes para empezar a sudor y acabar cansada. Eso sería feo, muy feo. Las personas tendían a enojarse cuando no daban a su objetivo, lo sabía bien.

(Alcoholizados o no.)

Ahora… tal vez sería lo mejor encontrar a alguien. Preferiblemente que la obligase a esquivar, alguien que viese todos sus puntos débiles y no tuviese piedad. ¿Pero quién? Mayoría de sus compañeros eran molestos pero no agresivos –excepto Kiba cuando estaba enojado pero él no atacaría a las niñas aunque se lo pidiesen-, y la única persona que se le ocurría que podría ayudarle perfectamente tenía un defecto demasiado enorme: no le gustaba luchar.

Pero Hinata-san no es la única con esos ojos, Hyuga son todo un clan, recostándose contra la madera del árbol Sakura reflexionó unos largos minutos antes de recordar un pequeño detalle, la chispa de la esperanza asaltándola repentinamente. ¡Su primo! Él vino a buscarla un par de veces, su memoria eidética le dio la imagen de un niño un poco mayor, agrio, el matiz de rabia en su mirada que había aprendido a encontrar tan bien.

Intentó recordar su nombre pero no había prestado más que un vistazo al chico, jamás acercándose a ellos como para oír la conversación o al menos el llamado. Yo tendría que estar muy cerca, se confortó, poniéndose de pie, Hinata-san no es conocida por hablar en voz muy alta. Con una sonrisa pequeña se dirigió hacia el mercado, la intención de hacer las compras, la cena y encerrarse en su habitación antes de que él llegase.

Mañana podría preguntarle a la heredera Hyuuga por su primo. ¡Tenía tantas ganas de conocerlo ya!


Hinata parpadeó, la sorpresa –y algo de incredulidad- filtrándose en sus ojos blancos. Más bien lilas, Sakura juzgó, esperando pacientemente su respuesta.

— Mmm, etto…—jugueteando con sus dedos nerviosamente, se animó a preguntar, tartamudeando lo que la otra niña entendió como— ¿Por qué quieres saber sobre Neji-nii-san?

Neji es, entonces— No mucho. Gracias, Hinata-san—dándole una sonrisa radiante, Sakura salió de su camino feliz hacia la clase. El timbre tocaría en pocos segundos, después de todo, y ella tenía que agarrar el asiento más cercano a la ventana –y lejano de Uchiha Sasuke y sus fans- que podría conseguir.


La cosa es, Sakura murmuró para sí, que no tengo idea donde puedo encontrarlo. Suspirando, se dejó caer en un montón indigno sobre la hierba del pequeño patio de la Academia, distraídamente viendo a los padres llevándose a sus hijos. Empujó la tristeza hacia abajo, más preocupada por qué iba a hacer ahora. Neji Hyuga probablemente entrenaba en los terrenos de su clan, y no podía presentarse simplemente así y exigirle atacarla con sus ojitos.

¿Qué es lo que voy a hacer? Preguntó a nadie en particular, mirando hacia arriba del árbol cuya raíz estaba hincándole el trasero. No consideraba cambiar de opción ya que no tenía a nadie que pudiese hacer el truco. Neji Hyuga tenía la capacidad, no solo físicamente sino mentalmente de poder herirla, y con eso aumentar considerablemente su capacidad de esquivar.

Su Puño Suave no era un juego.

Fue justo en ese momento que algún kami pasajero debió de apiadarse de su situación ya que solo el mismo chico que estaba buscando se presentó en ese momento, buscando todo frío como hielo –y femenino, sobre todo con ese pelo largo, pero Sakura no iba a juzgarle por eso-, y en su dirección. Bueno, no en la suya, más bien en la de Hinata, pero Sakura se movió rápidamente hacia arriba para cambiar la situación.

Hinata estaba adentro en una charla con el sensei así que ella pensó que no le molestaría esperar un poco más.

Colocándose deliberadamente en su camino –que sí, era un poco grosero podría admitir- Sakura envió al niño su sonrisa más amplia. Él ni siquiera parpadeó, sus antinaturales ojos mirándole con la más leve molestia— Discúlpeme, ¿pero eres Neji Hyuga?

— Yo soy—reconoció—, ¿qué es lo quieres?

Una persona menor podría haberse enojado con el tono de sus palabras, ser tratado como una mosca particularmente fastidiosa no podría caerle bien a nadie. Pero ella no era "nadie", era "Sakura", y Sakura había pasado por cosas mucho peor así que simplemente dijo— Quiero entrenar contigo.

Eso le hizo parpadear, y luego sonreír en una especie de no buen camino— ¿Tú…?—miró el pelo rosa, los ojos verdes y el cuerpo pequeño— ¿entrenar conmigo? Debes estar bromeando. Perderías sin que siquiera lo intentase. No me interesa perder tiempo en un perdedor, no traería ganancia ni para mí ni para ti.

Sakura asintió, guardando para sí la información que "verlo todo" no quería decir literalmente todo— Lo sé. Eres fuerte, Hyuga-san, pero yo solo quiero aprender a esquivar. Nada más. Puede ser una media hora, tal vez menos. Solo te pido eso.

Las cejas del niño se alzaron hacia arriba, evaluándola. Ella sintió como si estuviese viendo su alma, como si estuviese revolviendo su mente y todos sus secretos. Pero no es así, susurró con fuerza, Byakugan solo ve a través de objetos, no puede entrar en las cabezas de la gente como el Sharingan. Al menos el libro de la biblioteca lo había afirmado así.

Por su bien, esperaba que no se equivocase.

Él se burló al final— Mañana. Una hora después de la Academia, aquí. Te daré diez minutos para mostrarme que no voy a perder completamente mí tiempo contigo.

Sakura esbozó una sonrisa brillante— ¡Bien, muchas gracias, Hyuga-san!

Con un simple "hn" el niño se deslizó hacia el interior de la Academia, en una presumible búsqueda de su prima.

Con un ánimo feliz Sakura volvió a lo que debería de considerar "casa", un nuevo candado en su bolsillo que pronto añadiría a su puerta.


Sakura apareció veinte minutos antes de la hora señalada, la intención de calentar para la futura batalla. Sabía que su taijutsu de mala calidad no agradaría al Hyuga pero esperaba que los malos sentimientos –y la necesidad de un compañero de prácticas que no supiese de sus técnicas con antelación o se viese mal dañar- fuesen suficiente para retenerle por un par de días al menos. Principalmente la última razón.

Ella era un aprendiz rápido, y un buen observador, por lo que estaría sacándole el jugo a cada encuentro posible, así que sí, con unas pocas veces estaría de perlas. La mención de la joya le recordó una diferencia curiosa que había notado, ¿por qué los ojos de Hinata eran más bien lilas y los de su primo blancos como la nieve? ¿Qué podría ser?

(Sakura era una persona curiosa por naturaleza. Siempre lo había sido.)

Con cinco minutos a la izquierda el cabello largo y castaño de Neji se ondeó como una bandera a pocos metros de distancia.

La niña sonrió— ¡Viniste! —una pequeña partecita había temido que no lo haría. No es como si se hubiese atrevido a culparlo— Buenas tardes, Hyuga-san—recordó sus modales un poco tarde, la sonrisa no vacilar a pesar de la expresión fría del rostro masculino.

Deslizándose en una postura que había visto utilizar a la heredera Hyuga en sus mástiles, Sakura señaló que a diferencia de ella Neji parecía tener más firmeza, ninguna duda en su mirada— Vamos a empezar—dijo, directamente, venas apareciendo alrededor de sus ojos.

Así que esto es el Byakugan— Muy bien, Hyuga-san.

Y comenzaron.

Quince minutos después –que solo se había extendido a eso porque a Sakura no parecía haberle importado perder el funcionamiento del brazo derecho y la mitad de la pierna izquierda- el Hyuga se situó a escasos metros de ella, los brazos cruzados y ni un solo pelo lejos de su lugar.

A diferencia de ella.

— ¡Wow! —Sakura se rió, sentándose con algo de dificultad, su respiración rápida y la ropa pegada a su piel por el sudor— ¡Hyuga-san es muy rápido! Ni siquiera tuve una oportunidad—quitando unos mechones salvajes de su rostro, ella frunció el ceño ligeramente—, pero, Hyuga-san, ¿estabas herido de tu pierna derecha?—inquirió, levemente preocupada.

La ceja del de cabello marrón se alzó, tensándose imperceptiblemente –según él— No fue una dificultad—respondió—, como lo suponía eres demasiado débil para mí. El destino ha sido bueno contigo al hacerte débil. No hay nada que pueda cambiarse así que no deberías esforzarte.

Parpadeando como un búho ella repitió— ¿El destino…?—miró sus manos, pequeñas y lastimadas, preguntándose si había sido realmente el destino quién había tomado su madre a distancia y condenado a crecer tan mal y rápidamente— Mmm. Yo no sé si existe el destino, Hyuga-san—ella dijo al final, su voz ya no tan alegre como antes— pero sé que en esta vida lo único que puedes hacer es adaptarte, porque sino lo único que vas a encontrar es la muerte—terminó, ocultando sus ojos debajo de su flequillo.

Eso era la lección que había aprendido, porque si ella se hubiese quedado en el pasado donde sus dos padres vivían y la amaban ya no estaría aquí. El destino no era parte de sus pensamientos, simplemente creía en aquello que sabía, que había reconocido. No le importaba si Hyuga Neji creía que su esfuerzo era en vano o que ya estaba así y así terminaría, porque Hyuga Neji no era la vida, tampoco la muerte que acechaba detrás de la puerta de su dormitorio.

Él sólo era un niño con los ojos llenos de rabia, tristeza y deseo de superación.

Y Sakura era solamente una niña con los dedos lastimados y el ansia de seguir viviendo para poder encontrar algo mejor.

Tal vez la diferencia entre ellos era que tenía la esperanza.

Él no.

Incorporándose lentamente, ella le sonrió como si nada había pasado, caminando cuidadosamente con su pierna mala hasta el árbol donde había dejado su pequeña mochila— Traje la merienda—anunció alegremente, sacando dos cajas de bento—, como agradecimiento por venir.

Neji contempló la idea por un momento antes de asentir, acercándose a la niña para recibir la caja. Su contenido era un poco básico pero el sabor era bueno, admitió para sí mismo después de comer uno de los pulpitos— Tendrás que ir al médico—señaló neutralmente, recogiendo el pescado con sus palillos con la gracia de un príncipe. Un Hyuga correcto.

— ¿Eh? ¡Claro!—la curvatura de sus labios se extendió otra vez hacia arriba, el brillo en su rostro en aumento.

Él resopló en su mente. Como… brillante, pensó con cierto fastidio. Probablemente no era más que una niña de papá que nunca había conocido la desgracia en la vida, por muchas palabras que pudiese decir –no es como si iba a aceptar que lo habían sorprendido-, lo que entonces le dejaba con la pregunta de porque quería aprender tanto a evadir.

Su ceño se frunció ligeramente. El concepto de "fans" no era desconocido para él –lamentablemente-, ¿es que podría tratarse de una especie extraña de plan para que lograse fijarse en ella? Se burló de la idea, evaluando sus movimientos en búsqueda de algún signo de lo que sea que pasase por esa cabeza.

Notando la mirada fija Sakura dejó de desordenar el arroz con su mano buena y resplandeció en él otra vez, causando el deseo incipiente por primera vez de tener puesta alguna clase de protección. Dudaba que incluso un Aburame estuviese a salvo de esos brillos tan molestos, ¿y eso no eran flores? ¿Genjutsu?

— Ne, Hyuga-san—ella llamó, gracias a los kami sin sonreír—, ¿vas a ayudarme?—preguntó, los ojos buscando ansiosamente los suyos.

Neji se permitió un momento para masticar a través de su último trozo de pescado antes de contestar—… La muestra fue insatisfactoria—una partecita de él se sintió culpable al ver su rostro caer, y en un súbito impulso agregó— pero voy a hacer una excepción.

Sakura esperó unos instantes para ver si se arrepentía antes de enviarle su expresión más luminosa de agradecimiento— ¡Muchas gracias, Hyuga-sensei!

— Senpai estará bien—murmuró, cediendo al impulso contenido durante todo ese tiempo.

Se frotó los ojos.

Y su lado, sin que la viese, ella sonrió muy tenuemente. Su primera sonrisa real en bastante tiempo.


¿Qué estoy haciendo? Son las dos de la mañana...

Dios. ¡Avísenme si ven algún error, por favor!

Y tampoco me opongo a la idea de contarme que les pareció ;)

¡Buenas noches a todos!

Edit: gracias a sugA u-u por la mención de los errrores. He corregido los más notorios -o sea, los que yo noté xD-, pero si ven alguno más son invitados a señalarmelo, ¡que no muerdo! ;P

Por cierto, ¿no les ha pasado que al subir el capítulo y publicarlo faltan palabras que sí estén en el archivo original? A mi sí .-.