IV- Cacería


1. Presa

Bajé mi nivel de Ki lo más que pude mientras me recostaba fuertemente contra la pared. Podía oír sus pasos – sabía que estaba cerca, y que yo era su objetivo. Aunque tenía frío y la oscuridad me causara un miedo enorme, me asomé un poco por el marco de la puerta y observé los interminables pasillos con la esperanza de que no hubiese descubierto mi escondite. De repente, las pisadas se detuvieron, y pude ver su sombra al final de uno de los corredores; ojos destellantes recorrían las paredes con malicia y, con temor de ser encontrada, retrocedí hacia una esquina y me encogí, rogándole a Dende para que no me encontrara. No podía terminar así.

~O~

2. Cazador

Caminé con cuidado por los corredores, buscándola. Su Ki era demasiado bajo como para rastrearlo – lo había ocultado intencionalmente, pensé con diversión – y no pude encontrar ningún indicio de su presencia; sin embargo, de algún modo, la situación me causaba placer. Un extraño placer.

Doblé por una esquina y mi sensible nariz captó un ligero rastro de su olor. No pude evitar esbozar una sonrisa torcida. Bingo.

Seguí el rastro, el cual se hacía cada vez más fuerte y se combinaba con otro aroma, el cual reconocí como ansiedad. Mis sentidos se agudizaron y mi satisfacción aumentó. Observé los abundantes portales con inquietud, y hallé un par de ojos cerúleos espiándome, los cuales desaparecieron casi inmediatamente. Mi sonrisa aumentó mientras la adrenalina corría por mis venas. Salvé la distancia entre el pórtico y yo con ligereza y, saboreando el miedo que inundaba el ambiente, eché un vistazo a sus adentros.

~O~

3. Remate

La pequeña niña que yacía resguardada en la esquina de la habitación observó con horror al individuo que irrumpió en ella de repente. El sujeto volteó la mirada hacia ella, sonriente, dejando al descubierto largos y afilados colmillos de un color blanco intenso. La pequeña miró hacia ambos lados buscando una salida, pero sus esfuerzos fueron en vano, pues se encontraba acorralada.

"Te tengo," dijo él con voz ronca. Ella, dejándose llevar por el instinto, le mostró sus caninos en un intento por intimidarlo, lo cual sólo causó que el hombre riera con sadismo. La niña se apoyó más contra la pared en un intento por protegerse, pero ya era demasiado tarde. No tuvo más remedio que cerrar los ojos y reprimir un grito mientras era atacada.

"¡Estás acabada!" Dijo el asaltante mientras le hacía cosquillas a la pequeña, quién reía con impotencia.

"¡Detente, Trunks!" Exclamó ella.

"¡Jamás! ¡Nunca te dejaré ir, Bra! ¡Eres mi presa!" Respondió cierto semi-Saiyajin de cabello lavanda con humor.

"¡Vamos! Jajaja… ¡Déjame en…! ja… ¡Paz! ¡Jajajaja!" replicó Bra, quien trataba de escapar de las garras de su hermano mayor.

"¡En tus sueños!" Dijo Trunks, pasando a hacerle cosquillas en el estómago a su hermana.

"¡Está bien! ¡Ajaja! ¡Me… Me rindo!" Anunció Bra, sacando la lengua para hacerse la muerta. El hijo de Vegeta se rio y, acto seguido, tomó a Bra, echándosela al hombro.

"Ahora es tu turno," dijo suavemente. Ahora era Bra la que sonreía con perversión.

"No escaparás de mí," Dijo la niña de cabellos cerúleos mientras planeaba su revancha.