Gracias por sus reviews!. Los demás no sean tímidos que andan navegando por ahí xD, dejen sus opiniones jeje. Ya vieron la ova de Ajin?, que les pareció?. Por mi lado, fue una buena historia que complementa a la serie.

Para cualquier mensajito que quieran mandarme, el buzón (inbox), está abierto. Y les dejó mi corazón :3


En el sacramento de la honrada noche, a altas horas de la madrugada, que se devora en historias que encierran la devastación y el conjuro de la vida transgresora. En muros escabrosos de troncos inusualmente secos, la maraña de hojas, los hierbajos y en los altísimos árboles, había un eco respetivo de respiraciones calmadas.

Los recuerdos de aquella noche trágica, donde Kei había sido capturado por aquella organización del gobierno, aún estaban frescos en su memoria. Todavía podía sentir el aire frío y cargado de aromas pestilentes en esa solitaria habitación, la lacerante punzada de los instrumentos quirúrgicos sobre su cuerpo en arenas incandescentes, junto con el coro de las lamentaciones impregnándose en melodías rebosantes de desesperación, de anhelar escapar de los inhumanos experimentos, a los que él fue expuesto por un largo tiempo.

Fueron unos días desagradablemente oscuros y miserables, porque no había bastado verter tanta sangre sobre las brasas de gente empeñada en capturar a los Ajins, para terminar revelando la imagen desconsolada y temerosa de los que siempre están huyendo, por revivir continuamente en su desquiciado regalo divino que nadie pidió. Los demás individuos comunes tan malogrados que les profesan su odio a los que cargan con el endémico y penitencia de ser diferentes.

La lucífera mirada oscura de Kei, siguió entornada con inefable reflexión sobre la efigie cetrina del techo de aquel viejo cuarto. El joven de cabellos de un matiz lóbrego, estaba escondido con su amigo Kai, en la esquina de un rincón oscuro hasta al fondo, perteneciente a una olvidaba y decadente bodega; por la misma razón, de los palpables agujeros en las paredes de la húmeda madera, a la vez que el techo del almacenamiento estaba con un desnivel hacia abajo. Ambos adolescentes volvieron a huir otra vez, llegando hasta el límite de un nuevo sendero colindante del frondoso bosque, alejándose de la ciudad vecina y del barullo del ruido de sus ignorantes habitantes.

Kei entrecerró sus ojos, con el brío nocturno que parecía envolverlo mimetizándole con la contemplación que se había estacionado en su mente. A veces, el adolescente Ajin mentía, a través de sus ojos existía una amplia tonalidad de claroscuros que saturaban la realidad y el mundo. Entonces dejó de pensar, con su último recuerdo palpable vinculado a esos lapsos de tortura de los cuales, él sobrevivió. Y fue latente, el peso de su amigo rubio a un lado suyo. Enseguida, la cognición se cohesionaba con la agradable compañía de otra persona en esa solitaria bodega, y se fue a bailotear con la inconciencia al ritmo del arrebato de las miradas y las pródigas palabras entre ellos.

La mirada malva con toques de seriedad y con los matices cárdenos que sólo resaltan el egoísmo del Ajin, no dejo pasar el movimiento de su colaborador Kai. El rubio intentaba acortar la distancia entre ambos, con una impresionante lentitud, pegándose a su cuerpo, rodeándolo con sus brazos, para proporcionarle un definido abrazo. Incluso para Kei, que pensaba que el aroma del otro muchacho que seguía despidiendo de sus transpiradas ropas y de sus poros, era una mezcla inverosímil, que oscila entre lo maduro de su carácter y lo valeroso de sus atenciones.

Una pequeña curvatura en la comisura de los labios de Kai se alcanzó a ver, con sus cejas agotadas en un suave arco bajo los mechones de las hilazas doradas de su cabellera, sumándole su regio porte. Y le expresó inesperadamente a su amigo: "Por ahora, no hay una forma práctica y definitiva para sobrevivir. Echó mucho de menos, los viejos tiempos, ¿tú no?". El susurro en un modo más quedo, casi punzante al final de cada sílaba, en ese timbre de voz sumamente delicioso que le pertenecía al intrépido joven.

El brillo de la simulada corona oscura que se derivaba en la cabeza de Kei, de la cual pendían las finas telarañas negras hechas de su enteramente corta melena, extendiéndose hasta detrás de sus orejas. Sin poder evitarlo, él levantó su mano derecha para acercarse al despeinado e insistente flequillo de Kai, en un ademán sumamente tranquilo, peinando las hebras de un mechón color dorado que estaba más cercanas entre sus pálidos dedos, casi con un extraño quietismo, sin soltar aún esa parte de ese cabello. Le contestó en un murmullo brotando de los recovecos de su boca, ladeando aún más su cabeza y rodando los ojos en una faceta contrariada: "Sí, también los extraño. Estaremos juntos, un tiempo más. Te lo puedo asegurar, Kai. Por otro lado, este lugar es un poco incómodo para descansar. Mañana seguiremos de lejos, la orilla de la autopista para llegar al próximo pueblo".

Los conceptos de seguir existiendo y de subsistir, giraron en la mente con una velocidad vertiginosa en ambos adolescentes, sobre el páramo infértil y desconfiado del mundo. No hay absoluta maldad, ni la afable bondad, solamente es una urdimbre que da origen a la nefasta búsqueda de poder por los contrarios. Naufragando por un instante, en una naturaleza incapaz de curar, que terminaba por corromper todo a su paso. La verdad no la consideraban pacífica ni dulce, pero era la verdad.