Aquí os dejo el capítulo 8 de "Quédate conmigo", es un poco más corto, pero os quería dejar con la miel en los labios para el siguiente…Prometo que valdrá la pena!
Muchísimas Gracias a todos por leerla y estar ahí cada semana! Leo todos los comentarios y estoy súper agradecida!
- Regina, sal por favor… ¡ya los he echado a todos!
- ¡No!
- Venga… ¿qué vas a hacer? ¿Quedarte toda la cena en el baño? Ábreme por favor, llevamos así más de diez minutos…
La morena abrió finalmente la puerta despacio, y se escondió detrás, la rubia pasó rápido por la pequeña rendija temiendo que Regina cambiara de opinión.
- Qué vergüenza Emma… Qué vergüenza… - repitió con las manos tapándose el rostro.
- ¿Vergüenza de qué? ¡No ha pasado nada! – Quiso quitarle importancia Emma.
- Tus hermanos y tu, me habéis visto prácticamente desnuda
- ¡Anda ya! Ya nos gustaría… - respondió riendo Emma.
Regina golpeó en el hombro a Emma ante el comentario
- Habría que verte en mi situación! No puedo bajar a cenar fingiendo que no ha pasado nada
- Claro que lo harás, mis hermano no van a decir nada y del pequeño ya me encargo yo, somos adultos no pasa nada, venga… Si quieres puedo bajar yo desnuda a cenar
- Muy graciosa...
La morena resopló sabía que tenía razón.
- Está bien, pero espero que me acabe de arreglar y bajamos juntas
- ¡Trato hecho! Te espero fuera – Emma le robó un beso y se marchó mientras Regina se secaba el pelo.
Con el ruido, no escuchó lo que ocurría fuera.
- ¿Sigue ahí dentro la mujer desnuda? – Se acercó su sobrino a Emma con cara de pillo, señalando la puerta del baño.
- La mujer desnuda se llama Regina, y así es como tienes que llamarla, ¿de acuerdo?
- ¿Quién es?
- Es una amiga de la universidad, es súper divertida
- Pues no lo parecía antes…
- Porque la has asustado enano! No puedes señalar y gritar así a la gente – Le dijo Emma al pequeño mientras le acariciaba el pelo, el niño era igual a su padre.
- Es que estaba desnuda – Dijo soltando una risita maliciosa mientras se tapaba la boca con las manos.
- Haremos un trato, tu no le cuentas a nadie lo que ha pasado y yo te dejo repetir postre
- ¿En serio? – Dijo el niño desconfiado – Mamá no me dejará
- Si te dejará, ahora quédate aquí y cuando Regina abra la puerta le vas a pedir perdón por lo que ha pasado antes
- ¿Pedir perdón? Eso son tres postres
- Pequeño granuja… ¿Vas a chantajear a tu tía?
- Chanta…que? – se hizo el despistado el pequeño.
- Venga va dame la mano, vamos a esperar aquí a Regina, mientras vamos a practicar nuestra mejor cara de perdón
La morena salió quince minutos después, perfectamente arreglada con un vestido de invierno sencillo, se encontró a Emma sentada en el suelo, pasándose una pelota con su sobrino, rápidamente la rubia y el niño se levantaron y pusieron delante de Regina, con su mejor cara de cachorrito.
- ¡Venga chico! Cómo hemos ensayado – susurró mientras le daba un codazo a su sobrino.
- Lo siento mucho Regina, he sido un in… in.. insconsciente
- Inconsciente – Repitió la rubia por detrás.
- Y no lo haré nunca más, no quiero que te sientas incomoda, ¿me perdonas? – acabó el niño con una sonrisa resplandeciente.
Regina no pudo más que sonreír ante la actuación de tía y sobrino.
- Claro que te perdono pequeño, no pasa nada
El niño se acercó a la morena y le tiró un poco del vestido, Regina se agachó y el pequeño le dio un beso en la mejilla, Emma tenía que reconocerlo, su sobrino sabía ganarse a la gente.
El pequeño cogió de la mano a Regina y Emma, y los tres bajaron las escaleras hasta el comedor, sentados ya estaban los hermanos de Emma y la pequeña Zelena.
-Aquí estas granujilla, la abuela ya tiene lista tu comida, ves a lavarte las manos cariño – el niño corrió al baño.
- Hola Regina, encantado de conocerte, yo soy David, Emma nos ha hablado mucho de ti
- Mucho gusto– se saludaron con la vergüenza en los ojos.
- Ey David, ¿no vas a presentarme? Yo soy Ashley su mujer – dijo una mujer alta, rubia de ojos claros que acababa de salir de la cocina.
- Encantada, yo soy Regina
Después de las presentaciones de rigor se sentaron a la mesa, y comenzaron a cenar. La madre de Emma preparó un suculento pavo relleno de ciruelas y pasas, todo acompañado de unas buenas botellas de vino. La cena fue amenizada por las historias del hermano mayor de Emma, las repetidas ocasiones en que Mary Margaret te volvía a llenar el plato por si te quedas con hambre y las risas del pequeño David, al que llaman Junior, ya que le habían puesto el mismo nombre que al padre de Emma y a su hermano, por seguir las tradiciones.
Los más jóvenes acabaron antes y cansados de estar sentados, se fueron a la habitación de Neal a jugar, Regina disfrutó viendo a su hermana tan integrada, jugando con el más pequeño, todos elogiaron los postres de las dos hermanas que no cabían en sí de dicha, se sentían realmente a gusto en esa familia, incluso el abuelo de Emma las trataba como a sus nietos. Ya en el café llamaron a la puerta, Mary corrió a abrir la puerta.
- Mirad quien ha venido a tomar el postre con nosotros – Llegó Mary.
De repente el ambiente se enrareció y todos se pusieron tensos.