Dos capítulos… dos capítulos en una sola noche y ya me estoy muriendo. Antes de iniciar este último capítulo, quisiera agradecer a todos los que dejaron reviews y marcaron como favorita mi historia. Si están leyendo esto tiempo después de su publicación por favor no tengan miedo de comentar, siempre aprecio los comentarios :)

Red Fox 1203: Sip, aquí estoy escribiendo dos capítulos en la misma noche porque ¿quién necesita dormir? Serena me gusta en los juegos porque en el animé… bueno no lo he visto mucho para serte franca. Y terminé la historia antes de Febrero, así que me felicito jaja estoy muy cansada… gracias por comentar.

Trainer Manuel Beaz: a ver si lo volví a hacer con este final… ¡qué bueno que te guste! No sé si haga todo Kalos, espero que este cap te deje satisfecho. Y sí, Cyrus se parece pero al mismo tiempo es diferente a Lysandre. Lysandre empezó siendo bueno y se convirtió malo al darse cuenta de la estupidez de la humanidad, Cyrus no se tardó en darse cuenta… como que lo hizo de niño a diferencia de Lysandre jajaja gracias por comentar.


La Creación Después de la Destrucción

Diantha seguía viviendo su vida sin saber la verdad atrás de su nueva mejor amiga, para ella Malva era una excelente compañera y estaba convencida que podría ayudarla a detener el Equipo Flare. Pero por alguna extraña razón, Malva se aisló del grupo y la actriz ignoró su extraño comportamiento al estar muy ocupada intentando averiguar los planes de la bizarra organización. Todo lo que sabía de ellos, gracias a Sycamore y sus adorables ayudantes, era que ellos eran un grupo de bravucones. Eso era todo lo que sabía.

También se había dado cuenta que Lysandre ya no era el mismo, el amistoso y cariñoso amigo que jugaba póker con ella había desaparecido y no sabía si podría volver atrás. Notó ese cambio cuando se lo encontró en el Café Soleil en donde le comentó la idea de ser bella por toda la eternidad sin envejecer y por la forma que hablaba la asustó mucho. ¿Qué le había pasado a su queridísimo amigo pecoso que tanto bromeaba? Al salir notó que Lysandre se detuvo para hablar con dos niños y se dio cuenta que puso una especial atención a una niña.

Sin embargo esa mala experiencia también le trajo una buena; tuvo la oportunidad de conocer a la famosa Serena Saki, Calem ya lo conocía por todo lo que le contaba Augustine, pero la niña era algo nuevo para ella. Tenía que admitir que no era tan pequeña como esperaba y al enterarse que tenía diecinueve años se apenó de haberla llamado así en primer lugar.

-N-no se preocupe —dijo sonrojada la joven— muchos me dicen que tengo cara de niña… aunque mi mama me diga que es culpa mía por no querer usar maquillaje.

-Si yo tuviera una cara tan linda como la tuya jamás me pasaría la idea de usar maquillaje —comentó Diantha con una sonrisa— tienes una belleza natural y debes de sentirte orgullosa de ello.

-Muchas gracias —respondió la joven mientras se peinaba un poco su pelo castaño claro, por un momento mordió su labio pero después, justo cuando estaba la actriz a punto de salir del café, la joven la detuvo por un momento— quería… quería preguntarle algo… es sobre Lysandre.

-¿Qué pasó con él? —Diantha se preguntó si su teoría sobre Lysandre se haría cierta con esta joven, prefirió no saltar a conclusiones hasta escucharla.

-Es solo que él… él parece ser alguien raro… —su honestidad le resultó adorable, si fuera menos tímida sería más parecida a ella cuando tenía su edad— pero él es una buena persona, ¿verdad?

La actriz odió que se tardara tanto en responder, pero esa extraña experiencia que había tenido atrás con su viejo amigo la dejó perpleja y confundida así que no estaba segura cuál sería la respuesta correcta. Supo entonces que la única verdad era que necesitaba ser tan honesta como esta joven estaba siendo con ella así que tomó su hombro y dijo:

-Solo sé que él es alguien difícil de comprender, fuimos amigos de pequeños y hasta cuando era un niño tenía ideas locas…

Con una sonrisa se despidió y con mucha elegancia se retiró del Café Soleil para correr hacia el laboratorio del Profesor Sycamore. Pensó que tal vez hablando con él podría relajarse un poco porque en verdad algo se sentía fuera de lugar y no estaba segura qué podía ser.

Pero su queridísimo amigo Tin-Tin continuaba actuando de una manera extraña desde el otro día. Ya no la miraba con la misma felicidad, tampoco la buscaba tanto como antes y parecía quererla evadir desde la tarde que vino a dejarle su suéter. No estaba segura a qué se debía su depresión repentina, pero dejó a un lado sus inseguridades para abrazarlo y recordarle lo importante que era él para ella. Esa tarde sentía que había perdido a Lysandre como amigo y no quería perder tampoco a Augustine. y en el momento que la campeona se fue su ayudante apareció en su oficina para decirle:

-¿Por qué no le confiesas sus sentimientos Profesor?

-¿Terminaste con el análisis que te pedí? Trevor envió información desde su Pokedex —el profesor buscó evadir el tema y tomando su taza se sirvió más café, había tenido mucho insomnio en los últimos días.

-No me cambie el tema, desde que me contrató noté lo enamorado que está de ella y es obvio que usted es muy importante para Diantha también… —la asistente apretó con furia la tableta que cargaba entre sus brazos— ¡no deje que esa arpía reportera le gane! ¡Ella no merece a alguien como Diantha y usted sí!

Sycamore se sentó para ocultar su rostro entre sus manos, en verdad se sentía patético y saber que alguien más escuchó los insultos que recibió el otro día lo hacía sentir peor. Malva tenía razón en cada palabra que dijo: no solo la quería, la amaba con todo su corazón. La amó desde el primer día que la miró a través de la cerca de su jardín cuando eran vecinos, verla crecer, cada momento de su vida era feliz por tener a la actriz a su lado.

Intentó invitarla a salir, pero su invitación de alguna forma llegó a la asistente y no a ella y terminó siendo la penosa situación que tanto bromeaba Diantha con él. Al principio podía soportarlo, pero ahora con lo que le había dicho Malva cada segundo que pasaba con ella era como un alfiler más en su corazón.

-Yo no la merezco… —respondió finalmente el profesor a su asistente— jamás me sentí merecedor de ella y cada logro que he cumplido en mi carrera lo he hecho pensando que tal vez estaría más cerca de sus expectativas. ¿Quieres saber por qué no le confieso mis sentimientos? Prefiero pasar toda una vida en silencio en lugar de perderla…

La ayudante, insatisfecha con su respuesta, se retiró para continuar con su trabajo. Ver a su jefe así le rompía el corazón ya que había sido testigo de cada esfuerzo que hacía le hombre para enamorar a la campeona. Pero era tan disimulado y discreto que no se hacía notar, tristemente entendía que si el Profesor Sycamore no hacía algo perdería al amor de su vida ante una arpía como Malva.

Las metas del Equipo Flare no le preocuparon a Malva hasta que apareció un imprevisto: una niñita de Vaniville Town llamada Serena Saki. Esa mocosa estaba haciendo algo raro, algo que estaba cambiando la actitud de su jefe. El plan de destruir al mundo tardaría por lo menos cinco años más y tenía la esperanza que para ese tiempo ya habría logrado convencer a Diantha a unirse a su equipo para compartir sus ambiciones. Pero ahora con esta mocosa, el plan se había adelantado para unos meses en el futuro y la idea de perder a Diantha le aterraba… no podía vivir sin ella y esa realización la espantó por completo.

Continuó con su misión de mantenerla alejada de toda actividad del Equipo Flare pero llegó a un punto en donde la actriz se enteró de la existencia de dicha organización. Su identidad como miembro del Equipo Flare se mantenía en secreto, pero se concentró más en ocultar su identidad que lidiar con la mocosa que amenazaba sus planes. No podía dejar que su musa se enterara de su verdadera identidad, si llegara a pasar la perdería…

Cuando su jefe le ordenó a Malva alejara a Diantha del Power Plant lo cumplió sin problemas, la convenció que la acompañara a un sauna para relajar sus tensiones. Durante el apagón de Lumiose la engañó para que investigara lugares incorrectos, cualquier cosa que la alejara de la verdad pero con el tiempo Malva se dio cuenta que había algo peor esperándola en el horizonte.

¿Y si llegaba el momento de activar el arma mortal? Sabía que todos morirían si no estaban en las bases del Equipo Flare y quería asegurarse que Diantha no muriera entre los miles condenados. Por un momento, solo por un pequeño instante, esperó que esta Serena Saki fuera capaz de detener a su jefe. Prefirió por un segundo el fracaso de todo el trabajo de su vida antes de perder a Diantha…

Malva jamás había visto a la mocosa antes y aunque no la creyera capaz de vencer a su jefe debía de admitir que había despertado cierto interés en él. Se dio cuenta como el hombre monitoreaba su progreso a través de su viaje y siempre le comentaba lo misteriosa que era ella para él.

-La miro como una flor de campo Malva —le comentó Lysandre— de aquellas florecitas que no puedes identificar. Solo las ves ahí, descansando en el hermoso campo sin saber nada sobre ella… solo que es… bella y misteriosa.

Malva solamente suspiró, no sentía celos hacia esa niña pero tenía que admitir que con esa actitud tal vez lograría salvar a Diantha. Tal vez sería capaz de hacerlo cambiar de parecer y que se olvidara de matar a todo el mundo…

Se enteró por una de las administradoras del Equipo Flare que su jefe estaba pensando en compartirle información clasificada con ella y no a través de una conversación casual… no… Lysandre quería invitar a la niña después de ganar su quinta medalla a almorzar al mismo restaurante donde trabajaba Siebold. ¡Malva sabía que ese lugar era caro! ¿Quién era esa niñita?

En el restaurante Le Wow, Siebold estaba demasiado ocupado cocinando dos platillos especiales y al terminarlos los dejó en la barra para permitirle al camarero recoger su próximo plato. Apareció el hombre para tomar los platillos y los llevó a una mesa en donde se encontraba una jovencita de pelo castaño con un hombre barbudo pelirrojo.

Serena agradeció al camarero por traer el plato y miró a Lysandre sin estar segura el qué hacer. Obviamente necesitaba comer en aquel momento, pero se sentía un poco incómoda al haberse dejado invitar a un lugar tan caro. No conocía la ciudad y jamás imaginó que el amigo del Profesor Sycamore y Diantha fuera capaz de invitarla aquí.

-¿Ocurre algo para que no quieras comer? —la pregunta de Lysandre casi la mató del susto y se dio cuenta que él ya estaba cortando su carne.

-Perdón es solo que no pensé que este lugar fuera tan… fino —confesó Serena poniendo la servilleta en sus piernas.

-¿Y qué pensaste que era? —Lysandre notó que la joven empezó a sonrojarse, era obvio que le daba vergüenza responder y la curiosidad lo estaba matando— por favor, dime.

-Solo si prometes no reírte.

Lysandre respondió cruzando su dedo a través de su corazón y levantando su otra mano, ver a alguien tan grande como él hacer algo como eso logró sacarle una sonrisa. Serena decidió confiar en él y respiró profundo, rezó que su respuesta no fuera tan vergonzosa.

-Cuando dijiste Le Wow pensé que sería algún café humilde de ese Pokemón perro que adoran arreglar aquí —dijo Serena, Lysandre torció un poco su cabeza ante su respuesta al no entenderle—. Ya sabes… Le Wow y… bueno… Farfrou es un Pokemón que hace wow al hablar y…

Una fuerte carcajada invadió todo el restaurante, Lysandre se reía tanto que Serena intentó ocultar su rostro con el menú pero al darse cuenta que ya no lo tenía, se conformó con su mano tratando de ocultar lo sonrojada que estaba. Cuando el hombre finalmente se paró de reír, sujetó su estómago y se limpió una lágrima.

-Gracias por mantener tu promesa… —respondió enojada Serena cortando sin pena su carne, tratando de descargar toda su furia con su comida.

-Lo lamento, en verdad perdón, pero eres adorable —Lysandre continuó comiendo con una sonrisa descubriendo el lado menos tímido de Serena— no es que piense que eres tonta o algo, es solo que yo soy una mala persona.

-¡No digas eso! —respondió enojada Serena sorprendiendo al hombre por la rapidez de su respuesta— ¡alguien malo no invitaría a alguien como yo aquí! ¡La comida es riquísima! Deberíamos de felicitar al chef…

-¿Alguna vez escuchaste la leyenda del Rey de Kalos? El Rey que detuvo una guerra devastadora hace 3000 años…

La primera vez que Malva miró a Serena en acción fue en el PokeBall Factory, desde la cabina del director estaba ella acompañada con los demás administradoras del Equipo Flare mientras la observaba de lejos. Sus compañeras se habían asegurado de cubrirle la cara al director con una bolsa así que sabía que su identidad seguía oculta. Todavía tenía las esperanzas que esa mocosa fuera capaz de detener a Lysandre y por la manera que luchaba con sus Pokemons pensó que lograría hacerlo… pensó así hasta que miró cómo la tarada dejó pasar una gran oportunidad para vencer a su oponente y se retiró dejándolo atrás. ¿Había mostrado piedad ante el enemigo? ¿En serio? ¿Así de débil era?

Ese momento decidió hacer a un lado esa boba idea, alguien tan inocente y tonta como esa mocosa no sería capaz de detener a alguien tan realista como Lysandre. Se retiró de la fábrica y una mejor idea apareció en su mente: ¿y si compartía ese mundo perfecto con ella? Sabía que no lograría convencerla a unirse a ellos para la fecha prevista, pero si podría idear alguna manera para asegurarse que estuviera en alguna base para estar protegida al momento del disparo.


Los meses pasaron y las cosas iban de mal a peor: Lysandre reveló su identidad y ahora sabía que la fecha del disparo se adelantaría. Necesitaba salvar a Diantha a como de lugar. Para lograrlo la reportera decidió hablar con Xerosic ya que sabía que el hombre era un doctor graduado y conocía la anatomía humana de memoria. El científico no le cuestionó las razones atrás de su extraña solicitud, no le agradaba Malva y si ella quería jugar con drogas antes del día del disparo no era su problema. Mejor para él si terminaba matándose con el resto de condenados.

Finalmente la mañana del disparo llegó y Malva esperó a Diantha en la sala de estar en los dormitorios de la Liga. Frente a ella descansaba una cafetera casi vacía y era lo suficiente como para llenar un tercio de taza. Preparó la leche y otros ingredientes esperándola en la sala, revolviendo cuidadosamente el contenido con una cuchara.

-Malva, —la voz de Diantha la asustó— necesitamos hablar.

Sujetando la taza entre sus manos, Malva puso todo el contenido en un termo y el momento que se dio la vuelta se encontró con la actriz sumamente preocupada. Por un momento se asustó pensando que tal vez habría descubierto su verdadera identidad, pero actuó tranquila pensando que no podía dar marcha atrás.

-¿Qué pasó?

-Sabes que Lysandre es el jefe del Equipo Flare, ¿verdad?

-Sí… —Malva intentó actuar lo más lastimada posible— el otro día mandó un mensaje a todos los Holo Casters de Kalos… no puedo creerlo.

-Júralo —el cambio de tono de Diantha la asustó, levantó su mriada para encontrarla parada frente a ella mirándola directo a los ojos— júrame que en verdad no sabías nada al respecto…

Malva decidió dejar el termo en la pequeña mesa en la sala de estar, respiró profundo y se sentó en el sillón. Sabía que la actriz estaría parada frente a ella analizando cada movimiento que hiciera, necesitaba convencerla, no les quedaba mucho tiempo antes de que el arma fuera disparada. Respiró profundo y sujetó sus propias manos mirando al suelo.

-Tenía sospechas… siempre me hacía ocultar las noticias que tenían que ver con el Equipo Flare —mintió Malva, su tono sonaba triste y dolido— pero jamás pensé que estaría tan involucrado ni tampoco pensé que sería un grupo de locos queriendo destruir el mundo.

-Gracias a Arceus —Diantha se sentó a su lado para abrazarla, la abrazó tanto que Malva decidió abrazarla también de regreso, al separarse tomó ambas manos de su amiga con una sonrisa— por un momento pensé que estarías involucrada con ellos y en verdad tuve miedo… no sabría qué hacer si me mintieras. Tú y yo los detendremos, estoy segura que lo vamos a lograr y salvaremos este hermoso mundo… juntas.

Malva apretó las manos de la campeona entre las suyas y con una sonrisa respondió:

-Juntas…

Diantha se sentía más determinada que nunca para detener a Lysandre y ahora que sabía que tenía el apoyo de la reportera se sentía más segura todavía. Malva le comentó que podrían investigar el café restaurante de Lysandre para buscar pistas y aunque no le gustara la idea de regresar a ese horrendo lugar con tanto rojo, admitió que tenía sentido investigar ahí. Partieron rápido y llegaron a Lumiose, en el camino su amiga le mostró el termo que le había preparado con café.

-No te preocupes —bromeó Malva— te juro que no es negro, no será como la última vez…

-Nada será como antes —respondió Diantha con una sonrisa caminando a toda velocidad y tomando el termo entre sus manos— justo hoy no tomé mi café mañanero.

Al haber esperado tanto, el café no estaba muy caliente así que Diantha decidió tomarlo todo de un solo trago. Aunque supiera que no era sano tomar dicho líquido tan rápido en ese momento se concentró más en detener al Equipo Flare, entraron al restaurante para encontrarlo completamente vacío.

-Extraño —comentó Diantha— siempre hay clientes a esta hora.

-¿Qué es esto de aquí? —preguntó Malva mientras revisaba una librera, la cual ahora estaba vacía sin ningún plato que lo decorara.

Cuando Diantha intentó acercarse para examinar, un extraño sentimiento la invadió. Por un momento perdió el equilibrio y Malva la sujetó muy asustada preguntándole qué le ocurría. Pero la pregunta no fue respondida ya que todo se tornó negro en los ojos de Diantha y cayó desmayada. La miembro de la Elite Four respiró aliviada, había funcionado las drogas que había puesto en el café de la actriz y ahora necesitaba buscar refugio en la base.

Activando el pasadizo secreto con la contraseña, Malva cargó con dificultad a Diantha entre sus brazos para entrar a la base secreta de la organización maligna. Ahora con la actriz drogada sabía que no despertaría dentro de unos días y lo prefería así, podría salvarla y al mismo tiempo cumplir con su rol de miembro honorífico del Equipo Flare. Una vez que pasara todo le explicaría las cosas a la campeona, en un mundo sin nadie no tendría más opción que aceptarla y finalmente serían ellas dos juntas… juntas en un mundo hermoso sin nadie quien la criticara, sin nadie que la tratara mal y solamente ella para recordarle todos los días lo linda, bondadosa, juguetona y honesta que era. Después de todo, era suya. Cerrando la gran puerta del pasadizo, Malva se aisló de la región para esperar su destino inevitable.

Pasaron horas y Malva se extrañó de no escuchar el ruido explosivo cayendo sobre Lumiose. Estaba en las partes más profundas de la base y sabía que la única persona que se encontraba ahí era un prisionero y al no verlo moverse supuso que había muerto, pues sabía que era una persona extremadamente vieja. Diantha continuaba noqueada a su lado, descansando su cabeza bajo una almohada que improvisó con su abrigo, Malva decidió salir del café para revisar si ya había pasado el disparo.

Al hacerlo se asustó de encontrarse con las personas recorriendo las calles tranquilamente, actuaban como si nada hubiera ocurrido pero notó que la mayoría estaban acorralados afuera de una tienda. Malva se acercó para ver la televisión y anunciaban la misteriosa explosión que había ocurrido en Geosenge Town, miró mejor la pantalla y se dio cuenta que el arma mortal estaba destruido… ¿acaso la mocosa había tenido éxito? ¿Cómo era posible?

Rápidamente tomó su Holo Caster e intentó llamar a Xerosic pero su llamada se vio interrumpdia cuando un par de manos la jalaron lejos del grupo de personas. Al darse la vuelta se encontró con Siebold que se miraba preocupado:

-Malva, algo horrible pasó en Geosenge Town, —le explicó el chef— la parecer, ese loco de Lysandre trató de matarnos a todos con un arma… Sycamore me sigue informando todo lo que puede pero está asegurado que el loco falló, esos niños de Sycamore nos salvaron y estamos a salvo. Creo que ese loco murió. ¿Has visto a Diantha?

-Santo Arceus, —respondió Malva poniendo una mano en su pecho.

No… no podía ser posible… el plan era perfecto, el mundo moriría en pocas décadas en este camino y Lysandre… su amigo, su hermano, su amado Lysandre… él… él no podía…

-¡Malva! —gritó asustado Siebold al ver que su compañera cayó desmayada al suelo.

Siebold la llevó al instante al hospital y Malva no se despertó hasta el día siguiente en una cama de hospital, miró sus alrededores para encontrarse con paredes blancas y techo blanco… todavía no podía creer que Lysandre hubiera muerto y rompió a llorar desconsoladamente en su cama. Aunque el suero en su mano doliera por moverla tanto, la Maestra de Pokemons tipo fuego no le importó, cuando deseó la derrota de su jefe jamás se imaginó que involucraría su muerte y ahora que lo había perdido, se sentía igual de perdida.

La puerta de su habitación se abrió y al darse la vuelta el corazón de Malva casi cae en el fondo de su cuerpo al mirar que el Profesor Sycamore se encontraba parado frente a ella. Serio, con una mirada asesina la acechó desde arriba. Instintivamente buscó sus Pokeballs en su cincho, pero se dio cuenta que en ese momento estaba sola. El hombre la contempló así por un buen rato, era obvio que quería intimidarla y lo estaba logrando. Finalmente tomó una silla y se sentó frente a ella, con una voz furiosa preguntó:

-¿En dónde está?

Malva no respondió al no estar segura a quién se refería, se quedó en silencio para observar confundida al profesor. Pero él no se detuvo y la tomó del cuello de su ropa de hospital y con un grito le preguntó:

-¿¡En dónde está Diantha!? ¡Sé quien eres! ¡¿En dónde está maldita arpía?!

Su interrogación fue interrumpida cuando Wikstrom apareció en el cuarto y muy apurado se lanzó sobre el profesor para que soltara a la reportera. Cayó sobre su cama otra vez temblando del miedo, jamás había visto a alguien tan enojado y que él supiera la verdad le aterraba más. Siebold apareció después para detener al profesor, ya que no paraba de gritar exigiéndole respuestas. Malva solo lo observó horrorizada, en ese momento tampoco estaba segura y no sabía cómo decirles la verdad.

-¡Encontraron a Diantha! —gritó Drasna entrando a la habitación, al oír dicha noticia soltaron al profesor y corrieron junto a la miembro de la Elite Four afuera del hospital, el profesor se levantó para correr también dejando a Malva sola atrás.

Respiró profundo, Malva necesitaba respirar profundo para tranquilizarse. Todo había salido mal, la única persona que en verdad la cuidó por años había muerto y ahora no podía perder lo último que le quedaba en el mundo: Diantha. Con mucha debilidad se levantó y recorrió los pasillos muy mareada, sentía náuseas y en varias ocasiones se detuvo en la pared para recuperar su equilibrio. Continuó caminando descalza y pudo ver en la entrada a varios paramédicos corriendo con una camilla, en ella estaba la campeona y siguieron de largo antes de poder saber cómo la habían encontrado.

Fue a la sala de espera y se encontró con sus compañeros; Siebold, Wikstrom y Drasna se encontraban defendiéndola ante el profesor que la culpaba por la desaparición de su amiga y entre los espectadores pudo ver a la famosa Serena. Era la primera vez que la miraba en persona y al verla, se acercó a la reportera con un abrigo en su mano.

-Az me pidió que te regresara esto —dijo la jovencita, por el tono que usaba era obvio que estaba triste, al extender sus manos notó que era el abrigo que había usado para acomodar a Diantha.

Malva se quedó sin aire una vez más, pero Serena ignoró su fatiga. La joven entrenadora dejó atrás a la reportera y caminó triste afuera del hospital para ser bienvenida por una fuerte lluvia que caía del cielo, comenzó a correr entre el horrendo clima y no se asustó por los múltiples truenos. Todo lo que había pasado le afectó mucho, dejar su casa atrás, la mudanza, la traición de su primer amor y ahora su muerte la habían destruido por dentro. Gritó desesperada en las calles vacías de Lumiose, desesperada de todo continuó corriendo hasta salir de la ciudad… ya nada le importaba, el mundo era horrible.

Diantha se mantuvo en coma durante unos tres días más. Los doctores confirmaron una fuerte sobredosis de anestesia y comentaron lo sorprendidos que estaban, un miligramo más y hubiera muerto. Aunque Augustine fuera tachado como un maldito loco por los miembros de la Elite Four y por su forma de haber tratado a su compañera, el profesor se mantuvo a lado de la campeona todo el tiempo que pudo. Malva también se quedó cerca pero afuera de la habitación, con el miedo de encontrarse con el hombre que seguramente ya sabía la verdad.

Sus ojos empezaron a abrirse y le tomó un momento a la campeona para recuperar sus sentidos. Se levantó lentamente para encontrarse en el cuarto del hospital, muy asustada se preguntó qué había ocurrido pero notó que no estaba sola. En su cama estaba apoyada la cabeza de Augustine, quien descansaba en reposo sentado en una silla frente a ella. Notó que la puerta estaba abierta y se encontró con un joven familiar con suéter azul. Reconoció a Calem parado en la entrada y antes de que pudiera hablar, el joven puso un dedo frente a sus labios pidiéndole que mantuviera silencio.

Entendiendo su mensaje, Diantha se levantó lentamente para salir de su cuarto en el hospital dejando a Augustine durmiendo atrás. Calem la guió silenciosamente por los pasillos del lugar y se sorprendió de encontrarse con todos los miembros de la Elite Four durmiendo afuera, en verdad se miraban preocupados. Salieron del hospital y en la calle, Calem finalmente habló diciendo:

-Pasaron muchas cosas, estuviste sedada durante aproximadamente cuatro días así que por favor… no te asustes…

Diantha asintió tratando de actuar lo más tranquila posible, el joven respiró profundo y empezó su relato:

-Hace cuatro días Lysandre decidió activar un arma mortal que mataría a todos los seres vivos, Serena y yo lo detuvimos pero el arma terminó disparándose hacia la misma base donde nos encontrábamos. No sé como pero logramos salir y poco después se reportó tu desaparición. Sycamore estaba como loco buscándote y la miembro de la Elite Four, Malva, estaba en el hospital por algo… no sabemos por qué pero el punto era que habías desaparecido. Te buscamos Serena y yo y te encontramos cuando fuimos a buscar a un amigo en la base del Equipo Flare en el Café Lysandre. Su nombre es Az y me pidió que te dejara el siguiente mensaje: "al despertarte, búscame en el lugar donde nos conocimos, tengo algo que decirte".

Diantha respiró profundo y todavía con su ropa de hospital se sentó en el asfalto de la calle. Era demasiada información para absorber y por un pequeño instante casi llora. Pero tener al joven frente a ella le dio suficiente determinación para seguir adelante y actuar fuerte, el joven fue amable en prestarle ropa suya para recorrer la ciudad ya que no podía hacerlo con lo que traía puesto.

Al parecer esperaba su despertar, pues confesó haberle quitado ropa al profesor al no haber encontrado suya. Conocía el laboratorio del hombre y sabía en donde guardaba sus cosas, vistiéndose con un suéter suyo y unos pantalones negros, Diantha recorrió las oscuras calles de Lumiose junto a Calem. El joven le comentó que su amiga Serena había escapado y que después de ayudarla a encontrar a Az partiría para buscarla. La campeona admitió estar preocupada por ella pero tenía que hacer todo a su orden: ahora necesitaba encontrar a este famoso hombre y después ya ayudaría al joven a encontrar a Serena. Ya había perdido a un amigo querido en los últimos días y no quería que otra vida se perdiera, mucho menos la vida de una jovencita con tanto potencial

Preguntó por la descripción del hombre y cuando Calme le contó su extraña apariencia, Diantha lo reconoció sujetando fuertemente el collar en su pecho. Corrieron por al avenida sur de Lumiose y entró en el sombrío callejón de la ciudad, había un olor a mojado a su alrededor y era por las múltiples lluvias que habían azotado la región en los últimos días. Eran las tres de la madrugada y el sol todavía no salía, lo único que les iluminaba el camino era las luces de los faroles.

-Llegaste, es un gusto ver que estés bien —dijo el hombre enigmático, lo reconoció al acercarse y escuchar su voz— la última vez no me pude presentar, pero mi nombre es Az y tengo un mensaje para ti… ¿estás lista para escucharlo?

-Estoy lista —respondió Diantha, quería saber qué estaba ocurriendo y pensó que este hombre lograría ubicarla mejor, apretó sus manos alrededor de su collar y supo que podía confiar en él.

-Fui prisionero del Equipo Flare, me llevaron a su base secreta en el Café Lysandre en donde fui encerrado —relató el hombre— cuando la joven heroína de Kalos apareció para enfrentarse ante Lysandre, el hombre escapó diciéndole que la estaría esperando en Geosenge Town. Antes de irse, la joven intentó liberarme, pero le insistí que fuera tras él antes de que fuera muy tarde, pues quería activar el arma y destruirlo todo. Se fue entendiendo que podía regresar por mi después y quedé en el calabozo de los lugares más profundos de esa base secreta. Pero de repente, una hora después de que todos se fueran de ahí, apareció esta mujer de pelo rosado y anteojos oscuros, traía cargada sobre su hombro otra mujer y después de que la puso en el suelo te reconocí. Eras tú, mi bondadosa dama, tú estabas siendo cuidada por esta otra mujer de pelo rosado que con mucho cuidado te preparó una almohada con su propio abrigo y te vigiló durante horas a su lado. Con mucho cariño se aseguró que estuvieras bien tapada y horas después se retiró para no volver, fuimos encontrados cuando la heroína y este joven regresaron por mí un día después de esos eventos… espero que con esto logre resolver algunas preguntas…

-M-me temo que solamente levantaste más —confesó Diantha— ¿qué hacía en la base del Equipo Flare? ¿Malva me llevó ahí? ¿Cómo entró a ese lugar? ¿Por qué me llevó ahí?

-Señorita Diantha —interrumpió Calem asustándola— me temo que ahí sí no la puedo ayudar, pero tengo dos amigos que estuvieron investigando los centros de información del Equipo Flare, ellos están ahora en el Café Lysandre buscando más información, si va ahora tal vez los encuentre… me retiro, necesito encontrar a Serena.

Sin decir una palabra más, el joven se retiró del lugar para volar por los cielos nublados con su Pokemón. Diantha se inclinó ante el hombre gigante, con mucha gratitud le agradeció la información y rápidamente empezó a correr hacia el Café Lysandre en busca de respuestas. Se dio cuenta que había una apertura en la pared que parecía conducir a unas clases de escaleras, sin Pokemons, Diantha tuvo el valor de bajarlas entrando al laboratorio del Equipo Flare.

Todo estaba vacío, las luces se encontraban apagadas y todo se miraba oscuro y sombrío. Diantha encontró un interruptor y se dio cuenta que a lo lejos habían dos niños observando sus alrededores alterados, seguramente prender las luces así los habían asustado.

-Yo los conozco —dijo Diantha observándolos mejor— ustedes trabajan para Augustine…

-¡Es la señorita Diantha! —comentó el muchacho asustado.

-¡Pensé que estaría en el hospital! —dijo la muchachita a su lado— me presento, soy Sina y él es Dexio.

-¡Es un gusto encontrarla! ¡Hay información que necesitamos enseñarle! —sin decir una palabra más, Dexio guió a la campeona por los pasillos del misterioso laboratorio hasta llegar a una sala de computación.

Este dúo de jóvenes mostraron ser en verdad niños dotados, manejaron la computadora con una habilidad superlativa y al abrir unos documentos, Diantha los observó uno por uno analíticamente. Lo que encontró la aterró tanto que por un momento se le fue el aire, pero mantuvo su cordura frente a los jóvenes y poco a poco la furia adentro de ella empezó a formarse.

Cuando Augustine se levantó, se dio cuenta que la campeona no estaba en su cama y muy asustado salió esperando encontrársela. Lo único que pudo ver fue a Wikstrom, Siebold y Darsna que lo miraban furioso, todavía enojados con él por la forma que había tratado a su compañera pero él los ignoró. Miró a Malva quien ocultó su cara atrás de sus compañeros, él sabía la verdad acerca de esa maldita cobarde y antes de revelarlo, esperaba que Dexio y Sina aparecieran con la evidencia necesaria para acusarla.

Levantó su vista y encontró a su querida amiga caminando furiosa hacia su dirección, estaba tan feliz de verla que ignoró su enojo y la abrazó con toda el cariño del mundo. Ella no respondió el abrazo y con un simple beso en la mejilla, ella le dijo:

-Dame un momento.

Wikstrom, Siebold y Darsna se levantaron para recibirla también, pero ella les pidió que se detuvieran. Miró a Malva y dijo:

-Entra al cuarto, ahora.

Todos estaban algo asustados por el tono que había usado, jamás la habían escuchado tan enojada pero la reportera temió desobedecerla. Entró al cuarto en donde Diantha cerró la puerta, no se había dado cuenta que la ventanilla de la misma estaba abierta dándole la oportunidad al profesor y a los demás miembros escucharlo todo.

Malva no supo qué hacer, todavía seguía asustada de todos los eventos que habían ocurrido y Diantha solamente estaba ahí parada en la entrada, ni una sola emoción siendo emitida por ella. No era la Diantha risueño, la misma que le dedicó una canción, solo estaba ahí parada con una carpeta en su mano.

-Malva, quiero que me digas algo y quiero que me respondas con la verdad —Diantha miró a los ojos a la reportera— ¿fuiste miembro del Equipo Flare?

Podría decirle la verdad, podría explicarle todo y por un pequeño momento tuvo las esperanzas que tal vez ella la entendiera. Era su Diantha, la linda, bondadosa, honesta y juguetona mujer que logró robarle el corazón y ahora era lo único que tenía en su vida que valía la pena. Pensó en decirle la verdad, pero tuvo miedo y se dejó llevar por esa inseguridad diciendo:

-No.

Diantha respiró profundo, miró al suelo y empezó a llorar, Malva intentó acercarse pero antes de hacerlo, la campeona le lanzó la carpeta. Recibiendo el impacto en su pecho, la reportera revisó confundida los papeles y su corazón se congeló: eran registros de sus conversaciones con Lysandre y estaba grabado cada mensaje con cada llamada.

-Me mentiste —dijo furiosa Diantha mientras lloraba al mismo tiempo, se secaba sus lágrimas al mismo tiempo que contenía todo el enojo que se acumulaba en cada vena de su cuerpo— jamás quisiste ser mi amiga, eras miembro honorífico del Equipo Flare y Lysandre te dio instrucciones para que me agradaras, todo lo que me dijiste era una mentira tú… tú me engañaste.

-¡No! ¡No por favor escúchame! —Malva dejó la carpeta en la cama y se acercó a la campeona— es cierto que al principio no quería serlo, pero poco a poco te fui conociendo y me agradaste mucho. En verdad eres alguien maravillosa Diantha, escúchame cuando te digo que eres muy importante para mi, quise salvarte de esa arma y por eso te llevé a la base, no quería que murieras porque yo… yo te am—

Un fuerte bofetazo cruzó la habitación y Malva sintió un dolor tremendo en su mejilla, Diantha no le permitió terminar su oración porque se negaba a escuchar el resto. La reportera quedó paralizada y sujetó su rostro asustada, miró a Diantha quien le gritó:

-¡Eres una maldita desquiciada traidora! ¡Cuántas veces te di la oportunidad para que fueras honesta conmigo! ¡Cuántas veces tuviste la oportunidad de cambiarlo todo y ayudar a salvar al mundo! Pero en lugar de eso… ¿Me drogaste para involucrarme en tu porquería? ¡Preferiría morir antes de sobrevivir a tu lado!

Diantha salió de la habitación abriendo bruscamente la puerta, todos sus demás compañeros estaban ahí así que fueron empujados por ella. Todavía usando la ropa del profesor, la campeona empezó a correr también buscando alejarse de ahí. Sus amigos la llamaron de regreso, pero en ese momento Diantha se sintió sin amigos. No sabía en quién confiar y la traición de Malva le había afectado muchísimo.

Pensó en todos los secretos que compartió con ella, toda la amabilidad que le mostró, el cariño que le compartió y simplemente no sabía en quién más creer en este horrendo mundo. Finalmente se detuvo cuando sus pulmones no podían más y se encontró en una calle solitaria rodeada de niebla. Se sentó en el suelo para llorar sintiéndose estúpida, vulnerable y débil. El mundo casi fue destruido y siempre estuvo frente a sus narices una de las responsables. Siempre sospechó de Malva pero dejó que el cariño que sentía hacia ella la cegara y casi le termina costando la vida de todos sus seres amados. Sus padres estarían muertos, sus amigos de la Elite four, los líderes del gimnasio, Augustine, todos… y ella seguiría ahí pasando el resto de su vida con la compañía de la maldita mentirosa.

Continuó llorando perdida entre la niebla hasta que un resplandor llamó su atención, miró a su pecho para encontrar su collar brillando y se levantó asustada sin saber lo que significaba. Miró a sus alrededores para encontrar una figura brillante flotando y al acercarse se dio cuenta que era su Gardevoir. Su collar brillaba también y notó que ella también lloraba, su Pokemón entendía sus sentimientos y la abrazó para consolarla. Gardevoir conocía muy bien a su queridísima amiga, desde que se conocieron de niñas hasta hoy, el Pokemón Psíquico sabía que su entrenadora ocultaba sus sentimientos ante el mundo y cuando explotaba, en verdad dejaba que todo saliera.

Wikstrom, Siebold y Sycamore estaban pensando seriamente en llamar a la policía y arrestar a Malva. Querían que ella pagara por sus acciones y la culpaban por la gran depresión que cayó sobre Diantha después de esos eventos. Pero Drasna los convenció que dejaran que la campeona decidiera su futuro y Malva aceptó la propuesta, si quería que su futuro fuera decidido por alguien prefería que fuera por alguien como Diantha.

-Soy la campeona de Kalos —declaró la actriz— no puedo mezclar mi vida personal con la profesional… si decides quedarte o si prefieres tirarte de un puente, haz lo que quieras… es tú decisión.

Respetando su decisión, los demás miembros de la Elite four le permitieron a Malva quedarse con ellos, pues sabían que ahora sin Lysandre no tenía trabajo ni futuro y dejarla morir de hambre solo deprimiría a Diantha más. Malva aceptó su destino y juró que volvería a ganarse el respeto de sus compañeros cumpliendo su rol, pero todos la vieron de reojo sabiendo que aunque hablara con sinceridad, nada cambiaría sus acciones del pasado.

Diantha se comunicaba con Calem casi todos los días, el Profesor le había pasado su número y siempre estaba pendiente para saber si había encontrado a Selena ya. Pero después de no encontrarla durante unas semanas, la campeona decidió ir a buscarla ella misma.

Terminó encontrándola entre los restos de Geosenge Town, parada frente a los escombros del arma mortal Diantha se acercó a ella sabiendo sus sentimientos. Si a ella le había afectado la muerte de su amigo de la infancia, estaba convencida que Serena estaría peor.

-Calem te ha estado buscando durante semanas —dijo Diantha llamando su atención, se paró a su lado frente al gran agujero y contempló la vista a su lado— ¿piensas regresar alguna vez?

-Sí, pero no con él… Calem merece a alguien que lo ame y yo simplemente no estoy enamorada de él —confesó Selena seriamente.

Hubo un momento de silencio y el ambiente era uno callado, después del intento fallido del disparo, todas las personas del pueblo fueron evacuadas y muchas de las casas se habían destruido con la destrucción del arma. Diantha respiró profundo, todavía se sentía culpable de no haber estado ahí para defender a su región y pensar que toda la responsabilidad había caído en los hombros de una jovencita como Serena le preocupaba todavía más. Era obvio que le había afectado muchísimo y su silencio fue interrumpido cuando escuchó:

-Señorita Diantha, no encontré un cuerpo en los escombros de la base… Lysandre sigue vivo.

-Si lo estuvieras, ¿serías capaz de perdonarlo? —preguntó Diantha seriamente pensando más en Malva que en Lysandre.

-El primer día que la conocí, le pregunté si Lysandre era alguien bueno —respondió Selena recordando esa tarde en Café Soleil— después de mi viaje me di cuenta que encontré esa respuesta: Lysandre es bueno, pero jamás tuvo a alguien quien lo guiara por el camino correcto. Yo intenté tomar ese rol pero… llegué muy tarde para ese entonces… Pero ahora estoy a tiempo de buscarlo y lo ayudaré, tal vez me cueste un poco perdonarlo pero estoy dispuesta a hacerlo.

-Creo que viste algo en Lysandre que yo jamás pude ver —respondió Diantha con una sonrisa, puso una mano en el hombro de Serena— en verdad tienes un corazón muy bondadoso, sé que lo encontrarás.

Asintiendo determinada, Serena se retiró del lugar sacando su Pokemón para iniciar su búsqueda. La campeona la vio volar por los cielos con una sonrisa y una chispa de esperanzas iluminó su lastimado corazón. Esa jovencita podría ser una buena campeona algún día… pero la actriz pensó que todavía era muy pronto para eso.

No estaba sola en ese pueblo y lo sabía, pues escuchó los pasos familiares atrás suyo y al darse la vuelta pudo ver al Profesor Sycamore acercarse con un suéter café de cuello de tortuga. Era la primera vez que lo miraba usándolo desde esa tarde incómoda con la traidora en en su laboratorio. Se paró frente suyo y la tomó de las manos preguntándole:

-¿Cómo te sientes?

-Con esperanzas —Diantha apretó las manos del profesor entre las suyas y apoyó su cabeza en su pecho— debería de aprender dos o tres cosas de Serena… en verdad es una jovencita especial.

-Lo es —Augustine le besó la frente y apoyó su cabeza sobre la suya— yo también debería de aprender de ella.

-Entonces hay que hacerlo juntos… —Diantha abrazó al profesor sintiéndose afortunada, después de todo todavía seguía contando con él y estaba segura que siempre lo haría.

-Sí… juntos…

Y así fue como ambos se abrazaron frente a los escombros de Geosenge Town, como la naturaleza dicta: en orden para que se de la creación algo debe de ser destruido. En ese momento se creó un vínculo más profundo entre el profesor Sycamore y la campeona Diantha Carnet, algo que con el tiempo solamente se fue haciendo más y más grande.

Cynthia escuchó de su amiga actriz que Malva poco a poco fue recuperando su lugar en la Liga, aunque no volvieran a confiar en ella mostró ser una buena trabajadora mientras buscaban un sustituto en un futuro cercano. Entre todos los miembros, Diantha admitió que su desgracia empezó cuando decidió conocer mejor a la indiferente reportera que siempre la había tratado mal.

Pero al final del día, Diantha tenía el apoyo de sus amigos. Tanto Siebold como Wikstrom y Drasna se aseguraron que la actriz jamás se sintiera sola pero con el profesor siempre estando pendiente de ella, la depresión de la campeona fue desapareciendo poco a poco… pero Malva estaba sola o por lo menos eso pensó...

Epílogo, Cinco Meses Después

Malva entró a su habitación después de haber pasado todo el día peleando contra retadores, sabía que necesitaba mantener buenos números si quería que la Liga la mantuviera contratada ya que estaban esperando cualquier excusa para despedirla. Pero Malva no estaba dispuesta a rendirse, quería recuperar su hermosa amistad con Diantha y aunque supiera que era una batalla perdida, no podía rendirse ante no tener a nadie más en el mundo.

El sonido de su Holo Caster la despertó esa noche y al atenderlo su corazón casi se detiene al ver el rostro de aquel quien la llamaba.

-Malva, es hora de irnos… perdón si me tardé pero no sé si pueda soportarlo más, ven conmigo y empecemos otra vez, tú y yo como cuando te encontré en la cuarta isla…

-Lo siento, pero no puedo irme, mañana tengo trabajo y ya tomé mi decisión… busca a Serena, al parecer ella te ha estado buscando…

Sin decir una palabra más, Malva colgó la llamada y apagó el Holo Caster. Con lágrimas en sus ojos se recostó una vez más en la cama y sonrió. Tenía una oportunidad para escapar de las crueles miradas de sus compañeros que una vez llamó amigos, podría alejarse de esa mujer que rompió su corazón con un fuerte bofetazo. Aunque no tuviera sentido quedarse en la Liga supo que al final del no podía abandonarla, en verdad llegarla a conocer fue su peor perdición. Sí… esa era una buena descripción: Diantha era linda, bondadosa, juguetona, honesta y jamás sería suya… pero había ahora una sexta palabra para describirla: perdición. Diantha se había vuelto en su perdición y Malva estaba dispuesta a vivir con eso.

El Fin…

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