Dedicado a J.G.C.C

Otra oportunidad

Gusto en conocerte

El sonido de las manecillas del reloj y el fugaz sonido que ocasionaba el lápiz sobre el papel era lo único que se escuchaba en el salón. Sonidos banales que no parecían importarles a las personas ahí reunidas a excepción de una joven. La susodicha miraba nerviosa la hoja de papel que yacía enfrente de ella. No se había atrevido a tocarla. Sus orbes verdes miraban la primera pregunta con la confusión impregnada en ellos.

No sabía nada.

Pese a que la noche anterior y desde hace dos semanas el examen de fisiología se volvió su prioridad, parecía que su cerebro había borrado toda la información recopilada por simple capricho. Se recargo sobre su butaca inclinándose sobre esta como una pantera esperando atacar. Acomodo su rosado cabello detrás de su oreja para eliminar cualquier obstáculo de su campo visual.

1.- Sustancia química utilizada por los bastones como producto fotosensible para la captación de imágenes:
a).- Radopsina
b).- Caroteno
c).- Retinal
d).- Tras-retinol
e).- Trasducina

Primera pregunta. No parecía tan difícil. Volvió a leer la pregunta… Nada.

Mordió su labio ligeramente. ¡Cómo podía ser posible que se le olvidara algo tan básico! Suspiro. Si reprobaba ese examen sus padres seguro la matarían.

Leyó la segunda pregunta. Miro a su alrededor. Todos sus compañeros estaban concentrados en el examen. Unos escribiendo, otros intentando entablar una conversación clandestina con el compañero de a lado, expectantes, por si el doctor volteaba en su dirección.

Sakura miró el reloj que se encontraba al frente, sobre el pizarrón.

-Una con treinta-bisbisó. Hacía treinta minutos que le habían entregado el examen y ella no había contestado absolutamente nada.

Definitivamente estaba perdida.

Horas más tarde, con varios libros en los brazos, se dejó caer pesadamente en una banca del jardín de su facultad.

Tenía muchas ganas de llorar.

Había salido de su examen, el cual, entrego en blanco. Cuando el doctor lo vio no pudo evitar abrir mucho los ojos haciendo que su rostro adquiriera un mohín de sorpresa particularmente molesto. Ella le sonrío a modo de disculpa y se fue antes de que pudiese decir algo al respecto.

Estaba en extra. Lo sabía, tendría que presentar un examen extraordinario si deseaba aprobar la materia. Si sus padres se enteraban… Sakura negó con la cabeza ante esa posibilidad. Ni soñarlo ¡Jamás se los diría! Suficiente ya era con tenerlos sobre ella día y noche exigiéndole una disciplina casi perfecta.

Estaba harta.

Toda su vida Sakura estuvo bajo la opresora voluntad de sus padres. Una voluntad que distaba mucho de aquella que los padres "normales" ejercen sobre sus hijos.

Es normal hasta cierto punto ordenar que los hijos hagan lo que los padres piden. Porqué se considera que ellos solo quieren el bienestar de sus vástagos. Ordenar que se pongan un sueter o coman sus verduras es algo común, y si se piensa, bastante bueno.

El querer que sus hijos estudien, que sean exitosos, es un sentimiento ordinario. Típico en todo buen padre. Todos los padres quieren hijos perfectos… los buscan. Unos renunciar al darse cuenta que, al menos a sus ojos, los suyos son perfectos. Otros más los aceptan sin más, al fin y al cabo; son sus hijos. Pero hay unos más, que sin importarles nada, hacen que sus hijos sean perfectos. De ese tipo eran los padres de Sakura.

"-Primer lugar en el concurso de ballet-" recordaba a su madre decirles a sus amigas. "-Debieron haberla visto, parecía una muñequita de caja musical".

"-La única en su clase. ¡La única! ¿Pueden creerlo? Mi Sakura ya maneja a la perfección toda operación aritmética. No se sorprendan que pronto empiece con algebra. ¡Y a los nueve años!-", decía su padre. Sakura sintió un ligero escalofrío. Ella no era un genio, pero sus padres se empeñaban que fuese así

Sakura se quitó la bata. El día estaba esplendido. Dulce día de primavera. Cielo azul, claro y limpio. Brisa suave y refrescante que hacía que su largo cabello rosa ondeara.

No quería llegar a casa.

-¡Frentona!-alguien le gritó. Sakura supo de inmediato de quien se trataba. Una joven rubia se acercaba a ella sonriendo espléndidamente. Su nombre era Ino. La conoció cuando llego a esa facultad. La universidad donde estudiaba reunía en un campus a todas las carreras relacionadas con las ciencias biológicas por lo que no solo convivía con estudiantes de medicina.

Ino estudiaba psicología. La primera vez que hablaron fue en la biblioteca. Pese a que las cosas fueron desastrosas en un principio (Sakura solía desprestigiar la carrera de Ino) pronto se convirtieron en muy buenas e inseparables amigas.

Ino era más bien… tranquila, todo lo contrario a Sakura. Ella no tenía el mínimo interés en destacar académicamente. Ino era de la idea de que si algo te gusta, las calificaciones eran lo de menos. Ella amaba su carrera, por lo que, sin mucho esfuerzo, al menos eso consideraba Sakura, Ino se posicionaba en los mejores promedios de su generación.

-¿Cómo te fue en tu examen?-preguntó sentándose a su lado-Para que preguntar ¿No? ¡Diez perfecto! Como de costumbre -Sakura no dijo nada, se limitó a morder su labio inferior. Sus ojos comenzaron a humedecerse. -¿Qué paso?-preguntó su amiga, preocupada.

-No conteste nada-Sakura bajo el rostro.

-¿Cómo que nada?-pregunto Ino, desconcertada.

-¡Como lo oyes! Vi el examen, no sabía nada y no conteste nada.

-¿Estas bien?

-¡¿Cómo quieres que este Ino?!-explotó, provocando que todo el mundo volteara a verlas.

-Cálmate, no queremos llamar la atención-susurro Ino, nerviosa, al ver como los rostros de los estudiantes que se encontraban en aquel lugar giraban hacía ellas.- Vamos a mi casa -Sakura asintió, tomando los pesados libros de la banca.

Ino vivía sola. Tuvo que mudarse a la ciudad para continuar sus estudios. Antes de eso solía vivir en un agradable y tranquilo pueblo alejado del bullicio citadino.

El departamento que rentaba era bastante pequeño. Contaba con una pequeña sala, donde solo cabía un sillón para dos personas, una mesa con una silla y una cómoda pequeña donde guardaba libros de la escuela y adornaba con fotos de su familia y amigos. Dentro de esa misma habitación, con solo divisiones, se encontraba su cocina y justo en frente, el baño, que era la única habitación con puerta. Tenía un segundo piso, sin embargo este estaba incompleto, ya que solo cabía el colchón de una cama individual pequeña y una mesita de noche que siempre estaba adornada con flores.

–Prepararé un poco de té. ¿Quieres? –preguntó Ino al llegar a su casa. Sakura asintió. Tomo asiento en el mullido sofá, abrazando una almohada que se encontraba en el. Sabía que era grosero de su parte no ofrecerse a ayudar con el té, sin embargo se sentía tan desanimada que prefirió tragarse su vergüenza y ver hacia la ventana que abarcaba una pared completa frente a ella. –Aquí tienes –le ofreció Ino una taza humeante que Sakura recibió con una triste sonrisa. Ino jalo la silla de la mesa y se sentó frente a ella. –Te ofrecería galletas pero no tengo– Ino saco la lengua, tratando de animarla. Sakura suspiro, dándole un sorbo al té. – ¡Vamos! ¿No me dirás ni una sola palabra?

–Ino, no quiero hablar sobre ello –Sakura trataba de zanjar el tema.

–Yo creo que debería hablar sobre ello, ignorar las cosas solo lo complicara más.

–No trates de psicoterapearme –dijo Sakura con tranquilidad, levantándose.

–No es eso lo que trato –Continuo Ino. Sakura hizo un mohín molesto. No le había contado a Ino acerca del yugo que sus padres imponían sobre ella.

–No es… tan fácil –dijo Sakura, caminando de un lado a otro de la habitación.

–Quizá, lo que tú necesitas es distraerte un poco. Salir más. –sugirió Ino. Sakura la miro un tanto confundida.

– ¿Tú crees? –preguntó. Ino se levantó, tomó, de sus manos, la taza vacía de Sakura y se digirió a la cocina.

–Me invitaron a una fiesta en la tarde–Ino abrió la llave del agua y comenzó a lavar los trastes. -¿Por qué no vienes?

–Mmm–Sakura estaba algo insegura. Quería ir pero el problema que representaba salir de su casa era enorme–No creo que mis padres me dejen.

–Pues no les digas

– ¿Qué insinúas?

– ¿Qué acaso nunca te has escapado de casa? –Ino la miró traviesa. Sakura negó con la cabeza apenada. Ino dejo los trastes recién lavados en la canastilla que se hallaba a su lado, usada exclusivamente para eso. Se secó las manos con una toalla que encontró encima de su alacena y camino hacia Sakura. –Pues, digamos que se mucho de ello –Le guiño un ojo. Sakura trago saliva, aquello le aterraba y emocionaba sobremanera.

–Ino –Chilló Sakura – ¿Realmente crees que esto funcionará?

–He analizado la situación a fondo. Confía en mí –Sakura observaba a Ino. Esta tecleaba tan rápido que antes de verla Sakura hubiese creído imposible adquirir esa velocidad– ¿Tus padres confían en ti?

–Si

–Tenemos todo eso a nuestro favor. Ahora solo falta imprimir… y ¡Listo! –El sonido de la impresora hizo que las chicas giraran el rostro hacia ella. Ino tomo la hoja que había salido y realizo una firma simple en ella –Bien, aquí la tienes –Le entrego una hoja membretada.

Sakura la tomo algo dudosa – ¿Cómo es que tienes esa hoja? –Preguntó, observándola detenidamente. Era una hoja con el logo y sello oficial de su facultad –No se… Creo que no es buena idea. –Dijo, regresándole la hoja a Ino.

–Te aseguro que funcionara. Mañana estaremos riéndonos de esto, tomándonos un cappuccino vainilla con una rebanada grande pastel de queso con zarzamora –Decía, metiendo la hoja entre los libros de Sakura. –Y lo invitaras tú –le golpeo débilmente la frente, ofreciéndole sus libros. Sakura la miro enojada.

–Bien, bien. Como sea. En cuanto la entregue te mando un mensaje –Sakura los tomo y se dirigió a la entrada –Nos vemos Ino –se despidió con la mano. Ino le correspondió el gesto.

El plan era sencillo. Sakura les entregaría la nota a sus padres donde decía que tenía que realizar una guardia de 24 horas en el hospital general de Konoha, que contaría como calificación y derecho a examen práctico.

Mientras caminaba veía la hoja. Trago saliva. Esperaba con todo su corazón que funcionara.

– ¿Ah? –dijo su madre al entregarle la nota. La tomo curiosa y mientras la leía Sakura no dejaba de apretar las manos. "Luce relajada" se decía "O si no descubrirán todo" –. ¿Una guardia? –le regresó la hoja a Sakura. No era la primera vez que lo hacía. En diversas ocasiones, desde que había entrado, Sakura iba a, por lo menos, una o dos guardias cada quince días –. Y yo que pensé que podrías retomar hoy las clases de violín. Pero la facultad es prioridad.

– ¿Enserio? –Sakura la miro sorprendida. No podía creerlo. A penas si se daba abasto para atender la facultad, las clases de natación y de ballet que su madre la obligaba a tomar. No dijo nada, bajo la cabeza y tomo sus libros con fuerza.

Su madre firmó la hoja entregándosela. Sakura la tomo y subió a su habitación. Al menos no le había preguntado cómo le había ido en su examen. Eso ya era algo bueno.

Mientras esperaba a que diera las 5:30, Sakura arreglo su equipaje. Empacó ropa de calle, dinero y su neceser. Se sentía muy nerviosa.

Miro a través de su ventana la avenida, en ella no había rastros del carro azul metálico de su padre, lo que significaba que no había llegado del trabajo así que tendría que irse en autobús. El plan estaba saliendo a la perfección. Una perfección que casi le daba miedo.

Se sentó en el borde de la cama, esperando. Sin ganas de hacer alguna cosa para matar el tiempo. Miro el reloj de su mesa de noche. Faltaban solo 15 minutos. Se levantó de la cama, camino alrededor de su habitación. Acomodaba cosas que estuviesen fuera de su lugar, se miraba en el espejo, una y otra vez para revisar su aspecto.

La verdad es que no había cambiado nada en 15 minutos que hacía que se había cepillado el pelo. Tomo su pelo entre sus manos, observo el largo. Se dio media vuelta para mirar su espalda. Estaba muy largo ya, sería mucho más útil cortarse, para sus clases, el cabello, ya que le estorbaba, pero su madre se lo impedía.

Miro nuevamente el reloj. Ya era hora.

Se despidió de su madre, quien, no le hizo mucho caso al irse ya que se encontraba absorta en varios libros sobre violines. Sakura no pudo evitar girar los ojos.

Se había quedado de ver en casa de Ino para dejar sus cosas y arreglarse. La distancia que las separaba era de veinte minutos. Minutos que se hicieron eternos.

–Demonios Sakura, tu mochila es enorme. Vas a una fiesta no a mudarte. ¿Por qué sigues vestida de blanco? –La interrogo Ino cuando llego a su casa. Sakura puso los ojos en blanco, entrando sin saludar.

–Tenía que traer todo lo que generalmente llevo a una guardia. Ya sabes, traje quirúrgico, estetoscopio… además de la ropa para ir a ese lugar y cosas para bañarme. ¿Y por qué voy vestida de blanco? Voy a un hospital, no ha tu casa–Sakura se dejó caer en el sofá sin quitarse la mochila–. ¿A qué hora nos vamos?

–Como a las ocho o nueve pasaran por nosotras.

– ¡¿Ocho o nueve?! –Sakura gritó – ¿Por qué tan tarde? –Se quitó la mochila y la bata poniéndolas a un lado.

–Porqué a esa hora se pone lo bueno –Ino se sentó a su lado, bostezando.

– ¿Quién vendrá?

–Un amigo de la infancia. Se llama Shikamaru. Es bastante agradable. La fiesta es del primo de su novia. Bueno, tengo que comenzar a arreglarme –Ino se levantó sorpresivamente contenta –Shikamaru dijo que iba a presentarme a alguien –Sonrió. Corrió hacia su alcoba, tarareando una canción.

Ino miraba el reloj de su muñeca. Estaba sentada con las piernas cruzadas, tamborileando con sus dedos sobre la mesa, impaciente. Ambas habían terminado de arreglarse.

–Ino –Sakura estaba sentada en el sillón, con su brazo derecho apoyado en los brazos de este –me pones mas nerviosa.

– ¡Shikamaru es un maldito vago! –gritó.

Sakura suspiro. Apoyo la mejilla en su mano y miro su teléfono. Ya eran las nueve y media de la noche. El mejor amigo de Ino no había llamado o enviado mensaje como le había prometido. Ino estaba realmente enojada.

–Con esa actitud no ayudas en nada – le reprocho Sakura. Ino torció la boca molesta. De repente el sonido de algo vibrando las distrajo. Era el celular de Ino que se encontraba sobre la mesa.

– ¡¿Pero qué demonios te pasa?! –Le grito a su interlocutor –Te estamos esperando desde hace una hora –mintió. Quería hacerlo sentir lo más culpable que pudiera. Ino era una de esas personas a las que no les gustaba esperar, y Shikamaru era, para mala suerte de Ino, una de las personas más vagas que podría conocer.

–Hay mucho tráfico. No es culpa mía. –se excusó el chico. Sakura podía escuchar la conversación a un a pesar de que estuviese alejada del auricular.

–Pues más te vale que traigas tu flojo trasero hasta acá en menos de diez minutos o ¡te cortaré la cabeza! –le gritó colgando el teléfono con fuerza.

–Ino –Trato de clamarla Sakura, poniendo las manos enfrente, sonriendo –Creo que tal vez deberías de calmarte un poco. ¿No crees? No es tan malo que llegue tarde –Ino le dirigió una mirada asesina, sin decir ninguna palabra.

Se paró de la silla y se dirigió hacia su dormitorio. Cuando regresó traía consigo una bolsa de cuero negro.

Suspiró.

–Bueno. –dijo sonriendo radiantemente. Sakura se sorprendió por la facilidad que poseía Ino para ir de un estado de humor a otro. –Si todo va bien… ¡Hoy toca! –exclamó riendo traviesamente.

– ¿De que estas hablando?

– ¡Por dios Sakura! Deja de ser tan inocente –dijo, lanzándole algo a su mejor amiga. Sakura, quien no esperaba tal acción, no pudo tomar aquel objeto que cayó a sus pies.

Sakura abrió los ojos como platos al darse cuenta de que era aquello.

– ¡¿Pero qué demonios te pasa?! –dijo, al recoger el preservativo. Lo sostenía con la punta de sus dedos como si fuese algo podrido –No voy con esa intención -declaro Sakura, aventándole el condón a Ino quien lo atrapo con un movimiento ágil.

–Bueno, allá tú, que conste que yo te lo ofrecía –dijo, guiñándole un ojo. El sonido de claxon anunciaba que la tan ansiada visita había llegado.

– ¡Es el Sakura! –brincoteo Ino –¡Tenemos que irnos! –Ino la tomó de la mano y salieron precipitadamente del departamento.

Sakura estaba realmente nerviosa. En ella había un sin fin de sentimientos. Se sentía muy divertida, jamás había visto a Ino actuar así. Se sentía aterrada, pensaba que en cualquier momento sus padres le llamarían para saber dónde estaba. Pero nada de ello se comparaba con la creciente emoción que embriagaba su ser. Aquella situación le provocaba una oleada de euforia que jamás había sentido. Era la sensación de estar haciendo algo "prohibido".

Llegaron hasta el auto. Una chica rubia dentro de este las miraba curiosa. Afuera, un chico alto, desgarbado y de apariencia seria con un extraño peinado se encontraba recargado en el cofre.

Ino lo fulminó con la mirada, aquel le regresó una sonrisa a modo de disculpa. Por la forma en la que se dirigían, Sakura tuvo la impresión de que llevaban años de conocerse

– ¡Temari! ¿Cuánto tiempo sin verte? –exclamó Ino corriendo hacia la aludida, quien le sonrió ampliamente. Sakura dirigió un leve "Hola" a aquellas dos personas. Temari era una muy atractiva rubia que llevaba su cabello en cuatro coletas. Lo poco que miraba Sakura de ella era un exquisito escote enmarcando una piel bronceada que hacía juego con el par de orbes esmeralda que coronaban su rostro. Para sorpresa de Sakura, ella era una mujer mayor. Pudo notarlo en la fiereza de su mirada que ya no poseía la ingenuidad que caracterizaban a sus contemporáneas. Sakura tuvo la sensación que ella era una mujer de esas pocas que sabían que era lo que querían y también como conseguirlo. – ¡Oh! - Exclamo Ino como quien recuerda algo de repente. –Les presento a Sakura. Es mi mejor amiga de la universidad. Estudia medicina.

–Encantada en conocerlos, Haruno Sakura – saludo, sonriendo amablemente, inclinándose un poco.

–Mucho gusto, soy Nara Shikamaru. –el chico le respondió el gesto. –Y ella es mi novia, Temari –añadió señalando a la joven, quien inclino levemente la cabeza –Bien, vámonos –anunció el chico dándole media vuelta al auto para posicionarse en el asiento del piloto. Sakura e Ino lo imitaron.

Durante todo el trayecto Ino y Temari se la pasaron hablando. Pese a que Sakura e Ino eran amigas desde hacía dos años, no se conocían muy bien del todo. La realidad era que Sakura estaba demasiado ocupada como para atender a Ino como se merecía, sintiéndose muy culpable por ello.

Enfrente del camino que el auto seguía, una casa estilo occidental con aire campestre surgió entre el montón de árboles que adornaban el terreno. El ruido de la música iba in crescendo indicando que ese era el sitio al que se dirigían.

–Wow –exclamó Ino –Tu primo sí que tiene estilo. Aunque un estilo un poco tétrico. La casa me da la impresión de ser una de esas que salen en las películas de terror. ¿De casualidad no hay un lago cerca? –Temari rió, negando aquello que Ino había dicho.

– ¿Es de tu familia? –preguntó Sakura. Temari asintió.

–Sí, la fiesta es de un primo mío. A decir verdad es mi tío pero como solo nos llevamos unos años nunca me acostumbré a llamarlo así. Lo han aceptado en una escuela de arte muy famosa en América –Temari mantenía la mirada hacía el frente.

– ¿Se irá solo? –A Sakura nunca le había llamado la atención la idea de irse al extranjero. Solía pensar que no podría adecuarse a una cultura diferente.

–No, un amigo suyo y su hermano irán también. Ellos estarán tres años como parte de un programa raro –Temari rió –La verdad no se bien.

Shikamaru estaciono el auto alejado de la entrada, cosa que a Ino no le hizo mucha gracia.

– ¿Es que piensas que es fácil caminar con esto? –le reprochó, enseñándole sus zapatillas con quince centímetros de tacón. Shikamaru puso los ojos en blanco y fue a ayudarle a su novia a bajar. Sakura rió por lo bajo. Le había dicho a Ino que no era buena idea vestirse así: Llevaba puesto un short negro de cuero que resaltaba sus piernas a juego con sus molestos zapatos hechos de lentejuelas del mismo color y una blusa hecha con tela de gasa transparente que resaltaba su coqueto sostén de encaje negro haciéndola lucir realmente sexy.

Sakura se miró. Su atuendo era demasiado normal. Portaba un suéter verde con botones al frente y un pantalón entallado color beige a juego con unas sandalias rosas. Se sentía un tanto fuera de lugar.

Caminaba justo detrás de Ino, quien renegaba por el dolor que sus tacones le causaban debido al suelo, que era de terracería. Mientras caminaba, Sakura arreglaba su pelo. Se había comenzado a esponjar aun a pesar de que se lo hubiese planchado.

Ino se detuvo en frente de ella, dándose la vuelta, le hizo una seña con la mano para que se acercara.

–Entremos juntas ¿Si? –Sakura sonrió, asintiendo. Miro cohibida la casa y a las personas que estaban en ella. Respiro hondo y avanzó hacia ella.

Al entrar, una ráfaga de humo de cigarro envuelta en sonidos estridentes golpeo de lleno contra el rostro de Sakura. Era la primera vez que veía algo así. La música estaba tan alta que hacía que las ventanas vibraran, y, como si eso no fuese suficiente, el ruido de las charlas que mantenían los jóvenes agregaban unos decibeles más.

Chicos y chicas que jamás había visto en su vida bailaban y reían en un ambiente sofocante para ella. Se pegó un poco más a Ino, definitivamente no quería perderse.

– ¡Sasori! –se oyó la voz de Temari llamando a alguien. De pronto, un chico pelirrojo increíblemente atractivo apareció frente a ellos.

–Temari… ¡Que gusto verte por aquí! Al ver que Gaara y Kankuro llegaron solos no creí que vinieras –Temari se rasco la cabeza un tanto apenada.

– ¡Felicidades! –Temari lo abrazo con fuerza. Sasori era un poco más bajo que Shikamaru. Sus ojos eran de color café, muy parecido al chocolate, enmarcados por unos caídos parpados que lo hacían parecer adormilado volviéndolo aún más atractivo. Saludó a Shikamaru con una inclinación de la cabeza –, Por cierto, hemos traído a dos amigas, espero que no te moleste –Temari se hizo a un lado –Ella es Yamanaka Ino, es amiga de Shikamaru –Ino saludó coquetamente. Sakura giró los ojos –Y ella es Haruno Sakura, amiga de Ino –Sakura se sonrojó un poco cuando Sasori posó sus ojos sobre ella.

El chico sonrió –Por supuesto que no. Sean bienvenidas. Soy Sasori, mucho gusto – el chico giro la cabeza hacia atrás, alguien lo llamaba –Lo siento, tengo que ver que es lo que sucede. Están en su casa –dijo precipitadamente, guiñándole un ojo a Sakura.

Ino le dio un discreto codazo a su amiga –Has visto aquello, creo que le interesas. –decía burlona. Sakura se sonrojó.

Shikamaru y Temari se habían comenzado a alejar de ellas, sin decirles nada. Era claro que querían un poco de privacidad, gesto que Ino no había captado.

–Shikamaru se va –bisbisó Ino para si– ¡Hey! –gritó, haciendo señas con las manos en dirección de la pareja – ¡No te vayas! ¡Tenemos que hablar! –Ino corrió hacia ellos con tanta prisa que Sakura la perdió de vista de inmediato.

– ¡Espera! –alcanzo a decir la pelirrosa antes de que Ino se perdiera en la multitud, pero esta ya no la escuchó.

Sakura suspiro. Volteo hacia todos lados intentando localizar con la mirada a Ino. Se sentía un poco incomoda en aquel lugar. No conocía a nadie. Comenzó a seguir el camino por donde había visto desaparecer a Ino. Demasiado nerviosa a decir verdad, esquivaba a chicos que, bastantes ebrios, chocaban contra ella en un intento desesperado por salir de la casa.

– ¡Pero que chica tan linda! –Un tipo la había sujetado del hombro atrayéndola hacia él. El movimiento había sido tan rápido que no le dio tiempo a Sakura para defenderse. – ¿Te conozco de algún lado? –le preguntó, acercándose mucho a ella –Eres increíblemente linda –le dijo al oído. Sakura pudo notar en su aliento el olor inconfundible del alcohol.

–Lo siento, pero creo que me está confundiendo –Sakura intento zafarse del agarre pero solo logró que este se intensificara.

– ¿A dónde vas? Si te quedas un momento más, te aseguro que no te arrepentirás.

–No, déjeme –le ordeno Sakura, sin elevar la voz pero aun así, manteniendo la firmeza en ella.

–Anda –el tipo había comenzado a abrazarla, diciendo cosas ininteligibles debido a su estado. Trataba de besarla, acercándose a ella más y más.

– ¡Basta! –Gritó Sakura, desasiéndose del agarre del chico, mirándole furiosa –Tengo que irme.

– ¡Te he dicho que te quedes! –el chico grito, intentando poner una mano en el hombro de Sakura, para esta vez, llevarla consigo. Sakura estaba asustaba, sin embargo, el tipo había colmado su paciencia. Cuando estaba a punto de darle un buen golpe en la cara, una voz masculina entro en la riña.

– ¿Acaso no has escuchado que no quiere? – Un chico había tomado el brazo del otro antes de que este alcanzara a la joven.

– ¡Vete de aquí! – Gritó el joven alcoholizado, arrastrando las palabras –Este no es tu asunto.

Sakura abrió mucho los ojos con sorpresa al darse cuenta de la persona que la defendía –Na..ruto – murmuró.

–Pues resulta que lo es, porqué es mi acompañante, así que si no quieres que te pase algo muy malo, aléjate de aquí… ¡Ahora! –le ordenó, furioso. Su mirada había adquirido rasgos zorrunos. El chico lo miró con miedo, retrocedió unos pasos y se alejó murmurando cosas bastante enojado.

El chico dirigió su mirada a Sakura, una mirada más suave y tierna que la anterior. – ¿Estas bien? –preguntó. Sakura lo miraba muy sorprendida. Jamás imagino que se lo encontraría en aquel lugar. – ¿Sakura-chan? –Insistió el chico, tomándola de los hombros.

– ¿Naruto? Pero… ¿Qué haces aquí? –preguntó Sakura, saliendo de su ensimismamiento.

– La pregunta correcta seria a la inversa –Sakura se sonrojó – ¿Te has escapado de casa? –Sakura se deshizo del agarre del rubio.

–Quizá… –Desvió su mirada hacia el suelo avergonzada, tomándose del brazo. –Me da mucho gusto verte –dijo, mirándolo tiernamente con una sonrisa en el rostro –Gracias.

Sakura y Naruto habían pasado la mayor parte de su niñez juntos. ¿La razón? Eran vecinos. Cuando Sakura no estaba en clases extracurriculares solía jugar, a hurtadillas de sus padres, con él. Sus padres creían que él era un pésimo ejemplo para el vecindario. Hubo un tiempo en que ella también lo pensó así. Hasta que conoció la historia que había detrás de aquel niño de rebeldes ojos azules: Era huérfano. Sus padres habían muerto en un deslave cuando él tenía solo cinco años. Desde ahí, su padrino, un hombre dedicado a la literatura y los viajes, se hizo cargo de él. Sin embargo, el hombre pasaba mucho tiempo fuera de casa debido a su trabajo, haciendo que Naruto pasara la mayor parte de su niñez solo, realizando travesuras para llamar la atención de los demás.

–Un amigo me invito, no tenía nada que hacer y… accedí –dijo con una sonrisa, rascándose la nuca.

Sakura soltó una risita traviesa. – ¿No será más bien porqué tu adorable novia está de viaje? –dijo, entornando los ojos, dándole un codazo en las costillas.

–Na… ¡Nada de eso! –replico avergonzado, completamente rojo.

Solían ser muy unidos cuando niños. En primavera plantaban flores en casa de "La abuela Tsunade" una hermosa mujer mayor quien solía cuidar a Naruto cuando su padrino no estaba. Pasaban los veranos (cuando Sakura estaba libre) sentados en la acera disfrutando de un enorme helado. En otoño ella ayudaba a Naruto a barrer las aceras, librándolas de las hojas rojizas de los árboles. En invierno disfrutaban de una taza de chocolate caliente que les preparaba "El sabio pervertido" como Naruto solía llamarle a su padrino.

Pero luego crecieron, fueron a escuelas diferentes, y, debido a sus incontables responsabilidades, perdieron contacto por un largo tiempo.

–A mí no me engañas –dijo Sakura, mirándolo pícaramente. Naruto reía nervioso.

–Quizá si, solo un poco

–Solo un poco que…

– ¡La extraño! –admitió por fin. Sakura sonrió ampliamente, triunfante –La extraño demasiado –murmuro, triste.

Sakura le toco el hombro como gesto de apoyo. – ¿Quieres salir? Todo este humo me está mareando un poco –Sakura se abanicó con la mano. Naruto sonrió, asintiendo. Ambos caminaron hacia la parte trasera de la casa, el único sitio despejado de esta.

El acontecimiento que los unió nuevamente fue el conocer a Hyuga Hinata, una niña rica que se había mudado al vecindario justo después de iniciar la preparatoria. Ella asistía al mismo colegio que Sakura, quien, como delegada de clase, fue su deber incorporarla al grupo, pasando con ella todo el día durante el tiempo que ella se sintiese lista para socializar. Al finalizar el día, Sakura se sorprendió mucho que ambas viviesen en el mismo lugar, así que ambas caminaban juntas al colegio antes y después de clases.

Durante ese tiempo, Sakura pudo darse cuenta de los sentimientos que Hinata albergaba sobre Naruto, pero, siendo una persona muy tímida, no le había hablado más que en contadas ocasiones.

Pero, gracias a intervenciones de Sakura, a finales de la preparatoria, Hinata y Naruto ya habían consolidado una relación.

Los únicos amigos que Sakura tenía eran felices, y eso la hacía feliz a ella. Aunque eso significara que ahora tendría que pasar más tiempo sola.

– ¿Has hablado con ella? –le preguntó Naruto. Sakura aspiro una enorme bocanada de aire antes de contestar.

–Definitivamente, odio el olor del cigarro. Si, ella me escribió hace tres días. Dice que Paris es increíble. Hubieses ido con ella.

– ¡Que va! Con la tan buena estima en la que me tiene su padre… –Naruto hizo una mueca de miedo, fingiendo escalofríos. –Y… ¿Cómo está todo en casa?

Sakura suspiro. La única persona que sabía toda la historia detrás de sus "encantadores" padres, era Naruto.

–Igual

Naruto alzo la mirada hacia el cielo. Las estrellas se podían ver increíblemente bien desde donde estaban, caso contrario a la ciudad, donde tanta contaminación había opacado el firmamento. Le dolía mucho la situación de su amiga, él sabía de antemano que ella no era feliz, a pesar que siempre estaba llena de sonrisas.

–Sakura-chan yo…–Entonces lo vio. Había volteado hacia la puerta para intentar localizar a Ino, pero lo que encontró fue algo mucho más impresiónate. A lo lejos, en la puerta principal, se encontraba un joven de una belleza inigualable. Su cabello negro ébano caía singularmente sobre su ojo izquierdo, mientras que por atrás de levantaba singularmente. Su piel era blanca, como la porcelana, de apariencia suave que contrastaba con la intensidad de su mirada. Sakura se sonrojó. Sintiendo su corazón latir violentamente, pensaba en las posibilidades que habría de entablar una conversación con él. – ¡Hey! –grito Naruto, Sakura pego un brinco –. ¿Me estas poniendo atención? –dijo enojado. Sakura volteo a verlo. Demasiado ofuscada para prestarle atención –. ¿Sakura-chan? –llamo Naruto, de nuevo, esta vez preocupado.

– ¡Frentona! –llamo alguien más, sacando a Sakura de su ensimismamiento. Ino corría hacia ellos acompañada de un chico tan pálido, que Sakura pensó que no era normal esa tonalidad de blanco en la piel humana –.Pero ¿Dónde te habías metido? – preguntó.

– ¿Dónde me he metido yo? ¡¿Dónde te has metido tú?! ¡Me dejaste sola! Un tipo comenzó a ponerse pesado conmigo, de no haber sido por Naruto, quien sabe que hubiera pasado –Sakura se cruzó de hombros ofendida.

Ino poso sus orbes azules sobre el chico rubio. Este le sonrió a modo de saludo.

– ¿Qué haces tú aquí? ¿Acaso ahora te cuelas en las fiestas? –Ino lo miro de arriba abajo. Naruto hizo un mohín molesto, bastante gracioso.

– ¡Claro que no! –replicó –. ¡Me invitó un amigo!

– Ah sí –lo retó Ino – ¿Qué amigo?

–No tengo por qué darte explicaciones –respondió Naruto, cruzándose de brazos, desviando la mirada. La relación entre Ino y Naruto era tensa, pero de alguna manera, cómica. Se la pasaban peleando la mayor parte del tiempo que estaban juntos, sin embargo, era bastante divertido verlos. Ambos sabían que sus rencillas no eran en serio, no obstante, no dejaban pasar la más mínima oportunidad para molestarse.

Ambos estaban tan concentrados en su discusión que no ponían su atención al chico que estaba a lado de Ino, quien, mantenía una extraña sonrisa mirándolos a ambos.

Sakura carraspeo tan sonoramente que ambos dirigieron su mirada hacia ella. Sakura señalo con los ojos al chico nuevo, Ino se sonrojo violentamente.

–Él es Sai –lo presento, olvidando inmediatamente su pelea con Naruto –. Va en la misma facultad que el hermano de Temari. Estudia artes.

– Mucho gusto. Encantado de conocerlos.

– Haruno Sakura – saludó –. Mucho gusto –se inclinó levemente.

– Yo te he visto en algún lado –dijo Naruto, entornado los ojos –. Tu…

–Eres el tipo de la pija pequeña –dijo Sai sonriente, como si fuese cualquier cosa. Naruto se sonrojo violentamente. Sakura e Ino abrieron la boca súbitamente ante tal comentario.

– ¡Yo lo mato! –grito Naruto, abalanzándose hacia él.

– ¡Espera Naruto! –Sakura trataba de detenerlo sujetándolo de la espalda. Mientras que Ino trataba de alejar a Sai de los manotazos que este lanzaba.

Al final, las cosas salieron un poco mejor de lo que se esperaba.

–Bien –decía Ino. Se habían sentado en una mesa a fuera de la casa. Sai no pudo salvarse de los golpes de Naruto, ya que uno había ido a caer en su mejilla, que se encontraba roja e hinchada debido al impacto. Naruto había recibido por parte de Sakura un golpe en la cabeza, dejándole como recuerdo un chichón enorme –. Ahora que ya estamos todos más relajados… ¿Le parecería pasar la noche juntos? –Naruto hizo un gesto incomodo, pero al mirar los ojos enojados de Sakura, no tuvo otra opción más que aceptar.

Naruto suspiro derrotado –. Si no hay de otra…

Ino sonrió triunfante –. Sai y yo traeremos unas cervezas. Ustedes esperen aquí –Ino se levantó, junto con Sai en camino a la casa, dejando solos a Sakura y Naruto.

– ¿De dónde conoces al chico? – pregunto Sakura.

–Unos amigos y yo fuimos a unas aguas termales. Ese tipo estaba allí. El resto es historia–concluyó, avergonzado.

Al cabo de un rato Ino y Sai llegaron con las bebidas alcohólicas prometidas. Naruto y Sai comenzaron una charla hostil mientras que Ino y Sakura platicaban con normalidad.

Con el tiempo pasar, el número de cervezas consumidas iba en aumento. Sakura no había bebido alcohol en su vida por lo que tras tres latas de cerveza, se encontraba completamente ebria.

Ino y Sai se habían comenzado a besar sin siquiera pensar en aquellos que estaban cerca de ellos. Aunque en realidad solo Sakura se encontraba consciente, ya que Naruto, al ser débil con el alcohol también, había quedado completamente dormido sobre la mesa, ignorando la candente situación en la que Ino y Sai se encontraban sumergidos.

Se sentía muy mareada. Trato de recargarse sobre la mesa, de la misma forma en la que Naruto se había quedado dormido, sin embargo, una sensación a nivel de su hipogastrio la molestaba sobremanera. Sentía su vejiga a punto de reventar. Sacudió su cabeza tratando de despejarla lo más que pudiese para caminar en línea recta rumbo a los baños.

Se paró y con toda la coordinación que el alcohol no había mermado y comenzó a caminar. Sintiéndose más segura de sí misma debido al efecto refrescante que el aire frio tenía sobre ella. Llego al baño, empero, para su mala suerte, estaba ocupado.

Una punzada en el vientre le advirtió que no podía esperarse más. Sakura trato de pensar donde se encontraban más baños, pero, al sentir como su vejiga anunciaba que no estaba dispuesta a seguir fungiendo como bodega, no tuvo más remedio que adentrarse en el bosque que estaba detrás de la casa.

Avergonzada por aquello que iba a hacer, caminó lo suficiente como para considerar que nadie pudiese observarla. Se acomodó detrás de un enorme árbol, intentando por todo los medios no mojar su pantalón. Pensó en lo ridícula que se veía, lo que Ino le diría si la descubriera. Rio, era la primera vez que hacia algo así. Se subió el pantalón rápidamente, mirando a su alrededor para ver si no había alguien. Suspiro, estaba completamente sola.

Camino hacia la casa, un poco más tranquila, pero, sin lugar a dudas, todavía muy mareada.

De repente, pese a todo el cuidado que había puesto al caminar, su pie choco contra algo, haciéndola caer irremediablemente al suelo. El aroma a tierra mojada inundo sus fosas nasales. Sus manos dolían debido a que intentaron, en vano, amortiguar la caída. Confundida, Sakura miro a su alrededor. Todo se encontraba sumergido en una espesa oscuridad.

Intento localizar con la mano el objeto con el que había tropezado. Pudo sentir que era algo grueso, hecho de tela y bastante pesado ya que intento moverlo.

El aire soplo con fuerza moviendo el espeso follaje de los arboles provocando que la luz de la luna diera de lleno con el extraño bulto que resulto ser… una persona.

Sakura ahogo un grito. Lo único que veía del joven era su espalda y su negro cabello. Con torpeza, se movió hasta quedar de frente a él. Tenía que checar su pulso carotideo. Movió un poco su cabello, dejándolo libre su cuello. Dirigió su mano temblorosa hacia su cuello, solo hacían falta unos pocos centímetros para sentir su piel, cuando, de manera sorpresiva, el chico abrió los ojos.

A Sakura le dio un vuelco en el corazón. Abrió la boca, preparándose para gritar, sin embargo, esta se vio presa de una mano firme, impidiendo que de ella saliese algún sonido.

El joven se llevó un dedo a la boca en señal de silencio, sin soltarla, se incorporó, sentándose en el suelo.

–Te soltaré, si prometes no gritar –dijo con frialdad. Sakura asintió con la cabeza.

– ¿Estas bien? –preguntó. El chico no le respondió, se pasó una mano por la cara, intentando en vano de despejar su mente.

Ignorándola completamente, el joven se puso de pie, dispuesto a seguir su camino, empero, este se cayó nuevamente. Sakura acudió en su ayuda, recargándolo contra el tronco de un enorme árbol.

Ninguno pronuncio palabra alguna. Él se limitaba a mirarla, en una forma de agradecimiento por sus atenciones. Ella le acomodaba el cabello, al tiempo que lo abanicaba con sus manos. El joven, al igual que ella, había tomado demasiado. Sakura lo noto debido al respirar el peculiar aroma que emanaba.

– ¿Te sientes un poco mejor? –preguntó. Él la miro, sin ninguna expresión en sus ojos –. ¿Al menos podrías decirme tu nombre?

El chico bufó –. No es de tu incumbencia –volteó su rostro de lado contrario. Sakura infló las mejillas.

–Bueno –suspiró – un placer en ayudarte. Sakura hizo ademan en levantarse. A lo lejos, unas figuras se movían. Personas que buscaban algo o a alguien. El chico lo noto y de inmediato se puso de pie, tomando a la joven por la espalda, tapándole la boca, escondiéndose en un tronco hueco.

– ¿Estas seguro que lo viste venir para acá? –se escuchó preguntar a una voz masculina.

– Sí –aseguró otra persona –. Lo vi venir para acá, aunque de eso ya van 30 minutos, seguro que regreso a la casa.

–Probablemente –coincidió –. Volvamos –pasos tranquilos se escucharon alejándose de ellos. Cuando estuvo seguro de que se encontraban lejos de aquel lugar, el chico soltó a Sakura.

– ¡¿Pero qué te pasa?! –gritó, poniéndose frente a él. Él joven hizo un mohín de molestia. – ¿Quiénes eran ellos?

–Mi hermano y el idiota de mi primo.

– ¿Y por qué te escondías?

–No es de tu incumbencia.

–Parece que solo sabes esa frase. Pero… ¿A dónde vas? –el joven la aparto de forma brusca, intentando salir de aquel sitio, únicamente provocando que ambos cayeran al suelo, el encima de ella –. ¡¿Qué clase de pervertido eres?! –se quejó Sakura, intentando en vano quitárselo de encima.

–Lo siento –dijo el chico, recostándose en el suelo a un lado de ella.

– ¿Ahora ya me dirás tu nombre? –insistió Sakura, mirando el cielo.

–Sasuke –respondió monótono.

–Yo me llamo Sakura –menciono Sakura, ignorando por completo el hecho de que a Sasuke no parecía importarle – Y dime, Sasuke-kun ¿Cómo fue que terminaste en esta condición?

Sasuke bufó –.Por culpa de mi hermano y el idiota de mi primo.

– ¿Ellos te obligaron a beber?

– Se les ocurrió la brillante idea de hacer un concurso de: "Quien podría consumir más alcohol en menor tiempo"… Gané –declaró, sonriendo con suficiencia.

Sakura se recostó sobre su brazo, mirando el perfecto perfil del chico. Podía ver a la perfección uno de sus ojos, de un negro tal que asemejaba la más absoluta oscuridad.

Sakura rio burlonamente –. Si a ganar le llamas estar en un bosque, a mitad de la noche por que no puedes pararte para regresar a la fiesta… Sí, definitivamente, eres un campeón–. Sasuke giro su rostro al lado contrario, evidentemente molesto.

–Pero mira quien lo dice –replicó –. Tu situación no es mejor que la mía. Por si no te habías dado cuenta, estas igual que yo. Es tu primera vez tomando alcohol ¿Cierto?

Sakura se sonrojo violentamente. No podía decir una palabra en su defensa, no se le ocurría ninguna para darle pelea.

– ¡E-Eso n-no es verdad! –dijo al fin, muy apenada –. ¡Suelo tomar alcohol todos los fines de semana!

–Se nota –se burló Sasuke.

Silencio. Ambos, demasiado apenados para decir una palabra, prefirieron cerrar la boca durante un rato. Sakura no podía dejar de verlo. Su voz… Su voz era increíblemente atractiva, y, por lo poco que había visto de su rostro, no había duda que lo era también de la cara.

El tono que emanaba su voz no era amable, era más bien frío… arrogante. Como si cada vez que hablaba lo hiciera para que te dieses cuenta quien era el mejor, sin importar el tema de la conversación.

– ¿Qué estudias? –pregunto Sakura, como quien no quiere la cosa. Sasuke adopto la misma posición que ella, miradora de frente. Casi le da un infarto… ¡Él era el chico que había visto entrar a la fiesta cuando platicaba con Naruto!

–Derecho –respondió, sin quitarle los ojos de encima. Sakura no podía, simplemente no quería aguantar su mirada. Miraba hacia todos lados menos a él. Su corazón latía desbocado.

–M-mi mejor amigo ta-tambien estudia derecho.

–Ah –murmuro Sasuke, como si no le importara.

– ¿Cuántos años tienes?

–18

–Yo tengo 19 –Sakura sonrío.

Silencio nuevamente. Ninguno decía nada, solo se miraban. Sakura estaba hipnotizada, no podía dejar de ver aquellos penetrantes ojos negros que la escudriñaban tratando de sacar toda la información que pudiese darle a través de una mirada.

Sasuke levanto una mano hacia ella. Sakura cerró los ojos con fuerza.

–Tenías una hoja en el pelo.

–Sasuke-kun –dijo Sakura suavemente –. No me mires así. Porque sería capaz de hacer todo lo que tú quisieras –admitió, con los ojos cerrados. Se había acercado tanto a él que podía sentir su aliento golpeando sus labios.

–Quizá sea eso lo que quiero – ambos se habían acercado lo suficiente para fundirse en un beso.

Sakura no tenía ninguna experiencia en ese aspecto, y, por lo que se veía, Sasuke tampoco. Sakura rodeo con sus brazos el cuello de Sasuke, mientras que él poso una de sus manos sobre la cintura de ella.

De repente el beso se volvió febril, desesperadamente ambos se acercaban uno contra el otro, intentando acortar la de por sí, minúscula distancia que los separaba.

Sakura atrajo hacia si a Sasuke con fuerza, dando a entender que lo quería encima de ella. Sasuke abrió los ojos con sorpresa.

–Sakura… ¿segura que quieres esto?

Sakura sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. ¿De verdad estaba segura de continuar?

–Sí –respondió, dirigiéndole una mirada anhelante. Sasuke le acaricio el rostro con ternura. Una ternura que Sakura no creía que el fuese capaz de brindar. Sus ojos se inundaron de lágrimas, pese lo que pudiese parecer, no eran más que lágrimas de felicidad.

Sasuke se posiciono sobre ella, entre sus piernas. Sakura tembló ligeramente al ver como se quitaba la camisa que traía puesta, dejando al descubierto su bien trabajado torso. Ella lo imito desabotonando su suéter, mostrando su coqueto sostén de encaje.

Sasuke se inclinó sobre ella para besarla nuevamente, esta vez con más agilidad y pasión que la vez anterior, poniendo sus manos en los costados de ella.

El bullicio de la fiesta resultaba lejano para ellos. Los rayos de la luz de luna se colaban de vez en cuando iluminando la escena.

Sakura tomo la mano de Sasuke, dirigiéndola a sus pechos. Quería sentir aquello que Ino le contaba: Como era ser acariciada por un hombre.

Sasuke comenzó a mover su mano con duda, presionando con suavidad por encima de la ropa interior, con los dedos temblorosos. Sin dejar de besarla, subió su brasier hasta el nivel de las clavículas, dejando al descubierto unos pequeños montículos coronados por un suave y rosado botón.

Se separó de ella, quería observar su rostro. Ella mantenía sus ojos cerrados con fuerza. Él sintió una descarga eléctrica recorrer su espalda. Algo en su entrepierna vibró. Trató de tranquilizarse. Enterró la cara en el hueco que había entre su hombro y cuello, aspiro con fuerza su aroma: Una mezcla de flores y tierra húmeda.

–Si tú quieres yo… –comenzó a decir Sakura, llevando una mano hacia los botones de su pantalón –.Puedo quitármelo.

Sasuke le besó el cuello, despacio, acariciando sus pechos, sintiendo la suave piel de ella… Haciendo caso omiso de lo que Sakura había comentado.

Aun sin respuesta, Sakura comenzó a desabotonarse el pantalón, intentando bajarlo, no obstante, con Sasuke encima de ella, no podía.

El chico noto esa acción. Se levantó lo suficiente para poder deslizar su mano hacia las caderas de ella, bajando su pantalón lentamente hasta que la dejo desnuda de la cintura para abajo.

Sakura sintió un poco de frio y abrió los ojos en el momento exacto en el Sasuke bajaba la bragueta de su pantalón, tratando de sacar su erecto miembro, apenada, dirigió la mirada hacia arriba.

– ¿Estas lista? –preguntó. Su mirada se había afilado, como si fuese una pantera a punto de atacar a su presa.

– Sí –respondió tímidamente, observándolo en silencio.

Sakura abrió la piernas un poco más, permitiendo que Sasuke se acomodara mejor. Respiro profundamente. Dio un respingo al sentir a su compañero en la entrada. La sensación era extraña. Lo sentía suave y caliente, y, aunque no lo quería aceptar, bastante grueso.

Trago saliva. Eso iba a doler.

El chico presionaba sobre ella, la lastimaba. Sakura ahogo un gemido, cerró los ojos con fuerza. Le dolía, dolía mucho. Un poco más se presión, su entrada era muy estrecha, el dolor iba en aumento hasta que…

–Está adentro –afirmo. Sakura sentía como si se fuese a partir en dos de un momento a otro. Su pequeña vagina está dándole cabida a algo que sobrepasada su capacidad. Se sentía muy llena, dolorosamente repleta.

–Sa-sasuke-kun –murmuró –.Por… por favor no te muevas. Duele, espera un poco.

Sasuke se recostó sobre ella y la abrazo. Le dolía también. Ella apretaba demasiado, pero, se sentía bien. Un dolor placentero. Necesitaba moverse. Lo intento suavemente, Sakura lo abrazaba con fuerza.

–Lo hare despacio ¿Esta bien? – sintió como Sakura asentía con la cabeza a su lado.

Dio una primera estocada. Sakura gimió. "Mierda" pensaba, "Se siente tan bien". Despacio, el vaivén de sus caderas tenía un ritmo lento. Su respiración se agitaba. Sakura enrollo sus piernas en su cintura.

El ritmo aumentaba, entraba y salía de ella, tan caliente, húmeda… sensaciones que no había sentido antes.

Sakura gemía, se retorcía. Lo sentía dentro, rozando sus paredes. Una sensación que subía hasta su abdomen.

Más rápido, más fuerte…

Sasuke lo sentía, se sentía a punto de llegar. Pero no debía hacerlo. No DEBÍA. Recargo sus antebrazos en el suelo, sentía pequeñas gotas de sudor formándose en su frente.

Sakura no quería hacer ruido. Alguien podría descubrirlos. Se mordía los labios, lo mordía a él. "Más rápido… más…"

Una última penetración, más fuerte, más profunda…

"Mierda" pensó, tenía que haberse salido pero no lo hizo, ahora toda su semilla estaba dentro de ella. "No…" pensaba, pero no tuvo tiempo de preocuparse más, se había sumido en la inconciencia junto a ella.

Es demasiado tarde para preocuparse hoy, quizá mañana, con más calma…

Sakura lo sintió, las contracciones de el al expulsar sus fluidos dentro ella. Suaves, reconfortantes… placenteras. Debió haberle aceptado el condón a Ino.

¿Y ahora que iba a hacer? ¿Qué pasaría si…?

Muchas preguntas, tantas agotadoras preguntas…

El sueño fue un buen consuelo. No más preocupaciones, sola la inconciencia del sopor y el calor que sus cuerpos les brindaban.

Mañana sería un nuevo día.

"Mañana podré preocuparme, sí, mañana… con más calma…"

– ¿Hola? –contesto una adormilada Sakura.

– ¡¿Pero en donde te habías metido?! –le grito Ino desde el otro lado de la línea, haciendo que Sakura se alejara el auricular.

Ino estaba muy preocupada. ¡No sabía dónde se había metido su mejor amiga! La había perdido de vista tan solo unos segundos para atender a Sai, y al siguiente instante, ya no estaba. Como Naruto tampoco se encontraba en la mesa, ella pensó que Sakura se había ido con él.

Pero al cabo de unas horas, cuando se lo topo nuevamente dentro de la casa, platicando cómodamente con el hermano menor de Temari, Sakura no estaba allí… y Naruto no tenía ni idea de donde se encontraba.

Así que pasaron casi tres horas buscándola, intentando llamarle (Ya que su teléfono no lo contestaba).

–Estoy bien Ino, no te preocupes.

– ¿Por qué hablas así? –Sakura mantenía un tono de voz muy bajo, casi en susurros.

– Yo…

– ¿Te has dado cuenta que horas son? ¡Son las 8 de la mañana! ¡Tus padres irán por ti al hospital a las 10!

–Mmmm… ¿Dónde estás?

–En la entrada de la casa. Tienes que venir aquí inmediatamente. Sai nos dará un aventón hasta mi casa. ¿Te das cuenta que tenemos que cruzar media ciudad para llegar al hospital?

–Dame cinco minutos. Ahí te veo.

– ¡Y más vale que…!–Sakura había colgado. Ino sabía que algo había hecho, de no ser así, no hablaría a base de murmullos. "¿Sería posible que ella…?" Se preguntó Ino. "No, no puede ser así" rio de sí misma y la posibilidad de tales acciones.

Si tan solo ella supiera…

Sakura puso su celular en vibrador, a su lado. Su cabeza le dolía demasiado y sus ojos ardían. Le dio gracias a la madre naturaleza por haber hecho crecer aquellos arboles tan juntos que sus hojas impedían que entraran los rayos del sol.

Por un momento, le costó recordar donde estaba.

"–Sasuke-kun, no me mires así. Porque sería capaz de hacer todo lo que tu quisieras." Recordó haber dicho.

"¿Estas lista?" una voz masculina resonó en su cabeza. Al identificar al dueño, su rostro se coloreo de carmín. Al sentirlo a su lado su cabeza punzo confundida.

Sakura se tallo los ojos. Todas las imágenes de anoche llegaron de golpe a su cabeza con agresividad tal, que sintió nauseas.

O quizá solo era el alcohol.

Suspiro. Lo mejor sería darse prisa.

No supo cuando el chico se acostó a su lado, tampoco sintió cuando él (O quizás ella) la tapo con su camisa, cubriéndole hasta las rodillas. Con cuidado brinco a Sasuke, para alcanzar su pantalón que se hallaba a un lado de él. Quería avisarle que ya se iba, pero estaba tan tiernamente dormido que no tuvo corazón para despertarlo.

Su teléfono no dejaba de vibrar en el piso. Sakura volteo los ojos al ver las 60 llamadas perdidas de Ino.

Una hoja, necesitaba una hoja. Quería dejarle su número de teléfono, a lo mejor se podían ver de nuevo, ir al cine o quizá tomar un helado. Sakura sonrió ante la idea.

Recordó haber guardado una servilleta en el bolsillo de su pantalón, afortunadamente ahí seguía. No tenía una pluma, pero se las ingenió para escribir una hoja su número de teléfono y nombre completo. Con mucho cuidado lo dejo debajo de su brazo, esperando que cuando se despertara, lo viera.

–Gusto en conocerte Sasuke-kun–murmuro, cerca de su oído, dándole un beso en la mejilla, para después correr en busca de Ino.

Todas las personas, al menos la gran mayoría, considera que el desarrollo normal de una relación tiene que ir así: Primero se conocen, después salen juntos y al final tienen sexo. No obstante, en varias ocasiones, las cosas suceden de forma totalmente diferente. En algunos casos, el orden de los factores no altera el producto, pero, en otros, sí. Trayendo consigo consecuencias desastrosas para cada uno de los involucrados.

Sasuke nunca llamo, pese a que Sakura estuvo esperando con ansias algún mensaje o noticia de su parte.

Intentaba no pensar en ello. No quería sentirse usada, no quería imaginar que aquello no significo nada para él. Y aunque así fuera, ella no se arrepentía de nada. Aunque para él no significara nada para ella lo fue todo… y con eso se quedaba.

Sakura intentaba, de alguna manera, de ser positiva ante todo. Ante la ausente llamada de Sasuke. Ante las crecientes exigencias de sus padres (que seguían sin saber de su extra), pero, sobre todo, ante la prueba de embarazo que ahora sostenía en sus manos, cuyo resultado la había dejado en shock.

– ¡Sakura-chan! –Gritaba un desesperado Naruto del otro lado de la puerta –. No sé qué es lo que estés haciendo, pero en vista de que este es el único baño funcional de la casa… ¿Podrías darte prisa?

Pero Sakura no se movía. No podía.

– ¡Sakura-chaaaan! –Insistía Naruto –Lo siento –dijo, bastante decidido –Pero tengo que entrar –se escuchan ruidos metálicos forzando la entrada para momentos después, escuchar el chirrido de la puerta al abrirse. Sakura doy un respingo, escondiendo la prueba detrás de ella.

Su menstruación no había llegado desde hacía más de 15 días. Sakura nunca fue una mujer regular, pero no era común en ella un retraso de tantos días. Había querido negarlo en un principio, pero, al ver que no había ningún indicio de su llegada, decidió, con la cara roja de vergüenza (y en la farmacia más alejada de su casa o escuela) ir a comprar una prueba de embarazo.

No había tenido fuerzas para realizarla en su casa, así que visitó a su mejor amigo quien se había mudado de vecindario desde hacía tres meses.

–Sakura-chan… ¿Qué escondes detrás?... Si no quieres decirme está bien pero… ¿Por qué lloras? –Sakura se sorprendió al escuchar esa pregunta. Llevo una mano a sus mejillas, sintiendo la calidez húmeda de copiosas lágrimas que no dejaban de salir.

–Yo… No sé qué voy a hacer… yo –su cuerpo había comenzado a temblar debido a los incontrolables sollozos que se apoderaron de ella. Naruto se asustó, ignorando por completo sus ganas de orinar, se acercó a ella y el abrazo con fuerza.

–No entiendo nada… ¿Qué te pasa?

–Naruto ¿Podrías, por favor, llamarle a Ino?

Por la forma en la que la habían llamado, la voz de Sakura, la de Naruto… Definitivamente, no auguraba nada bueno.

Tan rápido como pudo se dirigió a la casa de aquel, donde se refugiaba su amiga ahora.

–Qué bueno que llegas Ino –dijo Naruto, al abrir la puerta –. Sakura, ella… No me ha querido decir nada – se hizo a un lado, dejándola pasar. Sakura estaba en la pequeña sala de Naruto, sentada en un mullido sillón. Una sala igual de pequeña que la de Ino.

–Sakura –se acercó Ino con cuidado.

–Ino –dijo Sakura con voz trémula. –Estoy embarazada – Ino y Naruto se miraron entre sí con la boca abierta.

–Vamos Sakura –dijo Naruto, riendo nerviosamente –esto no es gracioso. Vamos Ino, dile que deje de bromear –pero Ino no reía, es más, en su cara no había ni un asomo de ella. Miraba a Sakura con dureza, intentando comprender la simplicidad de la frase. Sakura no se atrevía a mirarlos a la cara –. ¡¿Pero qué?! –gritó Naruto, al entender que todo aquello, era verdad.

– ¿De quién es Sakura? ¿Él lo sabe?–pregunto Ino.

– No se…

– ¿¡Cómo que no sabes?! –Ino se exasperó.

– ¡No sé! Bueno… ¡Sólo se su nombre!

–Sakura… ¡En que diablos estabas pensando! –Ino caminaba de un lado a otro de la habitación –. ¿Sabes en lo que te has metido? Cuando tus padres se enteren…

– ¡Tus padres! –grito de pronto Naruto, demasiado asustado.

Ino suspiro, tratando de tranquilizarse. Se acercó a Sakura, arrodillándose junto a ella, para quedar a la altura de su cara –. ¿Él lo sabe? –Sakura negó con la cabeza –. ¿Por qué no le has dicho nada?

Sakura alzo el rostro –Verán… –Les conto todo. Como es que se habían conocido y como habían terminado las cosas el día de aquella fiesta. Ino se dejo caer a lado de Sakura, lazando un profundo suspiro. Recargo su cabeza hacia atrás masajeándose las sienes.

–Así que sólo tienes su nombre… Cielo santo. Tenemos que encontrarlo.

–Pero ¿Cómo? –pregunto Sakura.

–Somos tres. Yo trataré de investigar con los invitados de la fiesta, tú también deberías hacer eso Naruto, con tu amigo, Gaara. Mientras tanto tú –miro a Sakura –investigaras si hay algún Sasuke estudiando derecho en las universidades de la región.

Sakura los miro a ambos. Sus dos amigos mostraban decisión en su mirada. Ella también daría su mejor esfuerzo…

Pero pese a todo, no hallaron ninguna pista de él.

Ino investigo con Temari acerca de la existencia de alguien llamado "Sasuke", sin embargo, ella no le supo dar razón. También consiguió el número del organizador de la fiesta, Sasori, quien la dejo en las mismas.

Naruto llego a las mismas conclusiones. Y Sakura… ella encontró más de 100 Sasukes distintos en la región, sin embargo, ninguno era el indicado.

– Sakura… ¿Qué vas a hacer? –pregunto Ino, cuando los tres se reunieron para compartir la información recopilada.

–No lo se

–Aún hay una opción. Sakura, por cómo están las cosas, deberías considerarlo.

–Ino… No, no quiero pensar en eso. No quiero –Sakura la miró, con el anhelante deseo de quien espera. Ino se mordió un labio. Eso no era buena señal.

Naruto miró con reprobación a Ino.

– ¡Vamos! ¡Seamos realistas! ¿En verdad crees que tus padres te recibirán con los brazos abiertos? No lo creo, siendo como son de estrictos contigo.

–Y ni siquiera sabes la mitad –sonrió con tristeza Sakura. Naruto puso una mano en su hombro –. Pero un aborto no es la solución Ino. Yo lo quiero –puso su mano sobre su vientre, sonriendo débilmente.

– ¿Qué harás?

–Hablar con mis padres. Aunque esconda el embarazo, un día llegaré a casa con un bebé y no sabré como explicar eso.

– ¿Estas totalmente segura de lo que deseas? –preguntó Naruto, mirándola a los ojos.

–Si –respondió con firmeza.

Naruto e Ino la miraron, lanzándole un sinfín de sentimientos difíciles de explicar.

Las cosas definitivamente se complicarían aún más.

Si pudiéramos escoger una palabra para describir como es que los padres de Sakura tomaron la noticia de su embarazo sería: Desastrosa.

Decidió contarles una noche. Cuando los tres se reunían para cenar. No era una ocasión especial, era más bien un día común y corriente.

Se encontraba en su habitación intentado conciliar el sueño cuando su madre la llamo para comer, no había podido dormir bien las noches anteriores. Respiro profundamente, tratando de tranquilizarse a sí misma.

Sus padres se encontraban en la mesa. Cuando ella se sentó, los dos comenzaron a comer. Sakura no podía tocar su plato.

Decidió decirlo así, directamente, sin avisar… sin preámbulos.

"Estoy embaraza"

Después todo fue en cámara lenta.

Su madre rio nerviosa, tal como había hecho Naruto cuando se los dijo a él y a Ino. Su padre no tenía ninguna expresión en el rostro. Se había quedado boquiabierto.

Su madre le pidió que dejara de bromear, bastante nerviosa, Sakura solo atinó a decir que no lo hacía. El rostro de su padre había adquirido tal palidez, que Sakura pensó que no era humanamente posible llegar tal color.

Su madre fue la primera en gritarle. Le pregunto, no, le ordeno que le dijera quien era el padre y si este ya lo sabía.

Sakura contestó que era de un chico de su facultad, con quien había empezado a salir hacía un mes y que la había abandonado cuando se enteró del bebé.

Definitivamente no había querido decir la verdad. Porqué en nada podía ayudarle decir que el padre era una persona que no conocía ya que sucedió cuando estaba ebria en una fiesta a la que había ido sin su autorización.

La reacción de su padre fue más violenta.

Le grito. Le grito tantas cosas que Sakura no quería recordar. Tiro los platos que estaban en la mesa.

Le dijo "Zorra". Aseguró que se arrepentía de haber criado una "puta". Sakura no lloraba. Dejaba que sus padres desquitarán con ella todo su coraje. Tampoco decía nada, ni mucho menos contestaba sus preguntas ya que eran, más bien, afirmaciones.

Su padre la tomo del cuello de su blusa. Su madre no hizo nada por detenerlo.

Y así, arrastrándola, la saco de la casa, aventándola a la acera. Gritándole que para él, ella había muerto.

Diciéndole que no quería saber nada más de ella.

Deseándole lo peor al niño no nato que llevaba en su vientre.

El ruido de la puerta al cerrarse con estruendo la despertó. Se acarició el cuello, adolorido por las manos de su padre. Su cuerpo dolía debido a la caída.

Camino despacio rumbo a casa de Ino, limpiándose las lágrimas que, caprichosas, querían salir.

No. No quería llorar porqué esa era había sido su decisión. Porqué esa había sido su culpa y tenia que asumir la responsabilidad de sus actos.

Sin embargo… ¿Qué podía hacer para que las palaras de sus padres no dolieran?

–Sakura… –Ino le abrió la puerta. La abrazó con todo el amor que ella pudiese brindarle –. Ahora más que nunca… creo que sabes cuál es la opción más viable…

Sakura asintió.

La decisión ya estaba tomada.


Nota del autor: ¡Hola! No estaba muerta, andaba de parranda. El semestre acabó y ahora puedo dedicarle tiempo a uno de mis pasatiempos favoritos: El fanfic.

Sí, sé que aún tengo tres historias inconclusas, pero este fic me había estado tentando a escribirlo y no me pude resistir.

Ahora sí, prometo no escribir más nuevas historias hasta que termine este (Que cuando lo haga terminaré los otros dos fanfics naruhina…¡He dicho!)

Espero que no haya quedado muy Ooc, es que me fue muy difícil imagina a Sasuke en esta situación, me enredé un poco pero al fin salió como quería (Aunque sean 27 páginas, es el capítulo más largo que he escrito).

¿Merece un review?

Otra oportunidad 02 de enero del 2016