¡Hola a todos! Sé que ha pasado mucho tiempo y quiero pedir disculpas, el año pasado fue muy complicado para mí y pues tuve que poner en pausa obligatoria mi historia. Así que ahora les traigo este tan esperado capitulo por mí, es el capítulo final de esta historia, así que espero que lo disfruten.
Declaimer: esta historia es para su entretención y la mayoria de los personajes le pertences a las chicas de CLAMP.
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Capítulo 10. Un nuevo comienzo.
—Despierta…— Escuchaba que alguien le llamaba, todo estaba oscuro, pero podía sentir su cuerpo dolorido —Despierta…— Volvieron a decirle así que juntó todas sus fuerzas e intentó abrir sus ojos —Sakura despierta— Su vista se fue aclarando hasta que vio a la chica de pie junto a ella que la llamaba de forma tan insistente.
—Tomoyo— Pronunció el nombre de la chica, mientras ella intentaba incorporarse sobre la cama donde estaba recostada lográndolo con mucha dificultad—¿Qué sucede? — Preguntó al verla con su nariz roja y sus ojos tratando de aguantar las lágrimas.
—Sakura tienes que hacer algo— Le habló suplicante—Los van a ejecutar…— Mordiéndose el labio al sentir un nudo en su garganta.
—No…entiendo— Buscó en sus recuerdos desesperada hasta que por fin pudo recordar lo sucedido el día anterior—¿Cuándo? —
—Al atardecer…— Mirando por la ventana—Tal vez una hora a lo mucho, por favor— Se arrodilló tomándole de las manos— Tienes que hacer algo, tú tienes la bendición de la luna ¿no es así? Por favor haz algo— Apoyando su frente sobre su mano…por favor Sakura…no dejes que muera—
—Tomoyo…yo no—¿Qué podía hacer? Ella no tenía ninguna clase de poder, se sentía tan impotente.
—Yo sé que tú puedes hacer algo Sakura— El ruido de la puerta se abrió y un guardia se asomó por ella.
—El tiempo se acabó, debes salir de la habitación ya— Mirando a la joven sirviente.
La chica de cabellos azabaches se levantó regalándole una sonrisa forzada antes de retirarse, dejando a Sakura completamente inquieta, trató de levantarse, pero su cuerpo estaba tan dolorido que cayó de rodillas al piso haciéndola estremecer, se abrazó fuerte queriendo de verdad poseer aquellos poderes mágicos que tanto le atribuían, pensó y pensó que podría hacer para solucionar todo lo que ella misma había causado ¿Y si suplicaba por sus vidas? Tal vez si se dejaba poner la marca de pertenencia sin resistirse, podría pedir por sus vidas…aunque después de todo lo que pasó con el rey este no accedería. Volvió a levantarse y caminó hasta la puerta, golpeándola con sus manos —¡Por favor! Quiero hablar con el rey— Llamó sabiendo que el guardia estaba del otro lado.
La puerta se abrió y un hombre alto y corpulento se dejó ver —Tengo órdenes de retenerte de cualquier forma si intentas huir…camina— Dijo con una voz áspera e intimidante. Ambos se pusieron en marcha andando por los pasillos, la chica de cabellos castaños se sostenía del muro mientras avanzaba ya que no podía mantenerse por sí sola de pie, al dar vuelta en una esquina, el hechicero que estaba bajo las órdenes del rey los interceptó.
—¿A dónde la llevas? — Preguntó el anciano.
—Ha solicitado ver a su alteza— Respondió el guardia.
—Si es así, yo la llevaré a partir de ahora—
—Lo siento, tengo órdenes estrictas de no alejarme de su lado bajo ninguna circunstancia—
—Oh lo entiendo, pero soy yo quien la acompaña, así que no debe haber ningún problema— Haciendo algunos movimientos con su mano frente a los ojos del guardia—
—Está bien, la dejo a su cuidado— Cambió de repente de opinión el gran hombre, alejándose por uno de los pasillos.
—¿Le ha hecho algún hechizo? — Preguntó ella al ver la actitud tan rara del guardia.
—Sí, pero fue algo pequeño— Diciéndolo en un tono gracioso— Bien ahora que estamos solos, quiero hablar contigo—
—Lo siento, pero necesito ver al rey…—
-—Tú quieres salvarlos ¿no es así? —
—Sí, todo esto ha pasado por mis descuidos— Respondió intentando pasarlo, pero él se lo impidió.
—Yo te ayudaré—
—¿Qué? ¿Usted? ¿Por qué lo haría? Usted trabaja para el rey, además ¿cómo podría creer en la palabra de alguien que nos ha causado tantos problemas? — Cuestionó algo alterada, el tiempo se terminaba.
—Yo tengo mis razones— Habló de forma tranquila— No importa lo que haya hecho antes sino lo que te estoy diciendo ahora, si quieres salvarlos, tu única alternativa es vencer al rey—
—Pero yo…—
—Tú has sido bendecida con los poderes de la luna, un gran poder se esconde en tu interior—
—Eso es una mentira, ¡Solo soy una persona común y corriente! —
—Eso no es verdad, es solo que nunca nadie te enseñó a manipular tus poderes, Sakura…eres la única que puede liberar a las personas que quieres y a este pueblo de las retorcidas manos del rey—
—¡Si eso es verdad, entonces dígame que hacer! —
—Yo puedo liberar toda la energía que se encuentra dormida dentro de ti, pero al hacerlo de una sola vez, el daño que podrías sufrir podría ser muy alto, incluso podrías morir ¿Estás dispuesta a sacrificarte? —
—Sí— Respondió sin titubeos— He sido muy egoísta, así que ahora debo salvarlos a todos—
—Entonces así será— Extendiendo su mano derecha sobre la frente de Sakura, una especie de energía traslucida se movió desde su mano hasta ella, envolviéndola completamente y dejándola inmóvil—
Su mente empezó a llenarse de imágenes sobre la vida que una vez llevaron sus iguales, la paz y la tranquilidad que envolvían a aquella familia tan distinguida, muchas sensaciones se agolpaban en su mente y en su corazón hasta que pudo sentir como despertaba algo en su interior, su mente se quedaba lentamente en blanco, hasta que no supo más de sí.
—Ahora podrás ayudarlos a todos— Le dijo a la chica que ahora yacía inmóvil y con la mirada sin emociones reflejadas —Lo siento, parece que el costo ya ha sido cubierto— Mirándola como caminaba de nuevo por los pasillos sin estar realmente consciente de los que pasaba, solo con el único objetivo en su mente de salvar a los que se habían sacrificado primero por ella.
Sakura caminó por los pasillos, hasta que se encontró con un grupo de soldados que intentaron detenerla, sin embargo, fueron inmediatamente abatidos por la chica que con una sola mano los dejó fuera de combate. Salió del edifico principal del palacio y miró al cielo tratando de ubicar con su mente el lugar al que tenía que ir. Pequeños fragmentos de imágenes llegaron a su mente sobre la ubicación de los tres chicos que estaban próximos a ser ejecutados, habiéndolos ya encontrado, un hermoso par de alas se desplegaron de su espalda permitiéndole elevarse por lo cielos.
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La plaza principal estaba rodeada de soldados y curiosos que querían saber que era lo que estaba pasando con esos tres chicos a los cuales iban a colgar en algunos minutos más. El rey y la chica de cabellos azabaches y mirada carmesí observaban desde un podio ubicado frente a la horca.
—Tu cooperación me ha ayudado mucho a ponerle fin a esta tediosa situación, después de que todo esto termine me gustaría que te convirtieras en una de mis concubinas especiales— le propuso mientras veía a los jóvenes prisioneros con una mirada de satisfacción y regocijo.
—Por supuesto su alteza, será…un honor— Su rostro lucía con un poco de tristeza y arrepentimiento, el hombre con quien había formado un vínculo ya no existía Y su marca de pertenencia tampoco, aunque a diferencia de Sakura, la de ella simplemente había desaparecido.
Custodiados por varios soldados, los tres hombres caminaron hacía la horca que ya se encontraba lista, estaban exhaustos y mal heridos, no podían hacer nada para evitar aquella muerte tan poco digna de ellos. Cada uno se colocó frente a su verdugo esperando la orden para que les colocaran la soga en el cuello.
—Ha sido un placer, caballeros— Habló Eriol con su singular sentido del humor.
—Nos veremos en el infierno— Respondió Eister.
—Qué final tan patético— Añadió Shaoran con una sonrisa forzada, mientras levantaba su vista al cielo admirando lo que sería su ultimo atardecer, más no estaba preparado para lo que su mirada le mostraba. Algunas hermosas plumas que caían de forma delicada siendo seguidas por una hermosa figura que tocaba el suelo frente a ellos.
—¿Un ángel? — Cuestionó Eriol de forma incrédula.
—No…— Negó Shaoran sin terminar de creer lo que veía— ¿Sakura? —
Los tres verdugos quedaron inmóviles ante la presencia de la chica, los ángeles no existían o al menos eso es lo que todos ahí pensaban. La joven caminó despacio hasta Eister primero, mirando lo mal herido que estaba, así que con delicadeza puso una mano sobre su pecho y le transmitió un poco de su energía, haciéndolo recuperar de todas sus heridas, luego caminó hasta Eriol acariciando su mejilla y dedicándole una ligera sonrisa, él sonrió de vuelta cuando sintió su cuerpo sanar, recuperando en plenitud sus energías. Yendo al final con Shaoran, quien la miraba muy extrañado por su apariencia y comportamiento.
—Sakura…— Susurró su nombre, había algo diferente en su comportamiento…en su mirada. Sus heridas lo doblegaron haciéndolo caer sobre una de sus rodillas, la chica lo miró con preocupación y se apresuró a abrazarle.
—Shaoran…gracias por amarme…— Le susurró al oído mientras sanaba sus heridas, esas palabras hicieron eco en el chico ¿Por qué aquello parecía una despedida? —
—¿Sakura? — La llamó mientras le tomaba de la mejilla para que lo mirara —¿Qué sucede? ¿Por qué de repente te comportas tan extraño? —
—Debo detener al rey y hacerlo pagar por todos los pecados que ha cometido— Respondió tranquila. Antes de que cualquiera pudiera decir otra cosa, Sakura envolvió a todos los presentes con su energía y los hizo desaparecer de aquel lugar. Quedando solamente el rey y ella.
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Shaoran, Eister y Eriol aparecieron dentro del palacio junto con todos los habitantes del pueblo, no entendían mucho de lo que pasaba.
—¿Cómo hemos llegado aquí? — Preguntó confundido Eriol.
—Parece que Sakura nos trasladó— Respondió Eister.
—Debo regresar a la plaza— Dijo Shaoran corriendo hacia una de las grandes entradas del palacio donde fue contenido por una barrera de energía —¡¿Pero qué carajo…?!—
—Parece ser que estamos atrapados aquí— Comentó el pelinegro al ver la barrera.
—¡Eister! — Escuchó el rubio el llamado de una voz femenina tan conocida, giró su cabeza buscando con sus ojos a la chica, divisándola a unos metros corriendo hacia donde se encontraba con los ojos llenos de lágrimas, una vez que lo tuvo cerca lo abrazó fuertemente —Me alegra verte sano y salvo—
—Me alegra mucho verte también, linda— Correspondiendo al abrazo.
—Ese hombre me dijo que estarías bien— Señalando al anciano hechicero que caminaba despacio entre la multitud.
—¡¿Tú?!— Reaccionaron los tres chicos al unísono.
—¡¿Qué planeas ahora?!— Exclamó el castaño.
—Esta vez nada, ya he cumplido con mi parte…solo me queda esperar al igual que ustedes—
Varias explosiones se hicieron presentes a lo lejos, provenían de la plaza, donde Sakura se encontraba —Tengo que ir con ella— Intentando traspasar la barrera sin éxito.
—No podrás pasar y aunque pudieras, no podrías ayudarla…mejor ríndete y espera paciente a que todo termine— Shaoran no podía creer del todo en las palabras de una persona que solo les había causado problemas, aun así, no podía hacer nada si no escapaba de aquel lugar.
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—Vaya…por fin puedo ver esos poderes en todo su esplendor— Mofándose de la chica.
—Tu alma…ya no te pertenece ¿verdad? — Mirándolo con un poco de lástima.
—No, hace mucho que me desprendí de ella. La cambié por todos estos lujos y poder que tengo ahora—
—Tu avaricia y tu codicia han hecho sufrir a muchas personas—
—Era la única forma de hacer que tus poderes despertaran—
—¿De qué hablas? —
—Yo nunca quise un heredero, eso solo fue una cortina. Lo viste ¿No? cuando el viejo despertó la magia dormida dentro tuyo, viste como uno a uno murieron a manos de la envidia de otros, yo provoqué eso…porque solo quería que uno de ustedes viviera, así sería el único que tuviera ese poder en mis manos…—
—Pero no contaste con que perderías rastro de ella…para cuando la encontraste ya era tarde, se había enamorado de otro e incluso ya tenían a su primogénito…—
—Ahhh…el amor, maldito sentimiento…no importó cuantas veces intentara conquistarla ella siempre tuvo solo ojos para ese imbécil don nadie, tuve que tomar cartas en el asunto—
—La amenazaste con asesinarlos sino los abandonaba para casarse contigo, pero no contaste con que su magia se esfumaría el día en que la obligaste a entregarse a ti…después de eso solo fue cuestión de tiempo para que su cuerpo sucumbiera debido al dolor y a la tristeza…—
—Fue una tonta hasta el último momento, debió simplemente aceptar la situación—
—Por eso vendiste tu alma, para tener mucho poder y así retorcer esta realidad sumiendo a todos en la misma miseria en la que tú estás—
—Eso crees tú, pero solo estoy a un paso de lograr todo lo que siempre quise, necesitaba que por tu propia cuenta quisieras despertar tus poderes. Así puedo quitártelos— Lanzando sin previo aviso una ráfaga de fuego que envolvió a la chica.
—Con eso no podrás detenerme…— Extinguiendo las llamas con su magia.
—Ya lo veremos…— Incrementando el poder de su ataque, añadiéndole relámpagos que caían a escasos centímetros de la chica.
Sakura solo se defendía sin realizar ningún ataque…la luna todavía no salía y no podía usar sus poderes a plenitud "solo un poco más" se decía a sí misma, solo debía esperar a que la luna llena se coronara sobre el cielo y entonces podría por fin ponerle fin.
El rey continuaba atacando sin darle tregua, cada ataque era más fuerte que el anterior y poco a poco comenzaba a causarle algunos cortes en la piel a la joven quien intentaba esquivar la mayor parte de ellos —¿Qué pasa? ¿Acaso no vas a contraatacar? De esta manera es aburrido— Realizando un último ataque lleno de energía, más no contó con que la chica contraatacaría causando una gran explosión que llenó todo de una gran nube de polvo. El rey tosió un poco y talló sus ojos buscando a la chica, pronto la vio de rodillas sobre el suelo, con sus ropas un poco desgarradas.
Se acercó hasta ella riendo al verla ahí, lastimada e indefensa —Pensé que sería más complicado…— Tomando a la chica por el cabello y lanzándola hacia el suelo para luego arrodillarse sobre ella apretando su cuello con sus toscas manos tratando de asfixiarla o romper su cuello, lo que ocurriese primero.
—¡¿Dónde están tantos poderes?!— Le exigió mientras apretaba con mayor fuerza, mientras ella intentaba zafarse de su agarre —¡Entrégamelos! — La chica solo miraba con dificultad al cielo viendo como la luna salía completamente por el horizonte.
—Nun…ca—
—¿Qué has dicho? —
—Nunca…te daré mi magia— Empujándolo con una onda de energía que lo hizo caer sobre su espalda, sujetándolo con un conjuro al suelo impidiéndole moverse.
—¡Suéltame, maldita! — Gritó sin poder moverse.
—He visto dentro de la pequeña parte de tu corazón que todavía se quedó contigo…lamento que hayas sufrido tanto en tu vida—
—¡Tú no sabes nada! ¡Tú nunca entenderías nada! ¡Tú nunca entenderás lo que se siente ser odiado desde el día en que naciste! —
—Aunque te entregara mi magia, eso jamás llenaría el vacío que tienes— Formando con su magia un arco y flecha que apuntó hacia él—Ya es hora de que sigas adelante, te prometo que en tu próxima vida serás feliz— Lanzando la flecha directamente a su corazón, liberando un aura oscura con forma de dragón que intentó huir, sin embargo, fue neutralizada con otra de sus flechas.
Sakura giró su vista hacia donde se encontraba el rey, pero ahora solo había polvo que fue removido por el viento.
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En el castillo, Shaoran y los demás seguían cautivos sin poder escapar, mirando una última gran explosión que provenía de la plaza.
—Parece que por fin todo ha terminado— Habló el anciano.
—¿De qué hablas? — Preguntó Shaoran—¿Sakura está bien? —
—Por supuesto que sí…— Lentamente todas personas comenzaron a caer dormidas, todos a excepción del anciano y Shaoran.
—¿Qué sucede? — Preguntó Shaoran.
—Sakura ha puesto a todos a dormir para que olviden la vida que llevaban con el rey y así puedan crear una nueva realidad, una donde no haya tanto sufrimiento—
—¿Y por qué nosotros no? —
—Parece que ella todavía quiere despedirse de ti— Comenzando a desvanecerse— Deberías ir a buscarla—
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—Lo lograste…— Le habló de forma suave el anciano a la joven que permanecía inmóvil mirando a la luna, mientras una gran energía la envolvía cada vez con más intensidad.
—Así…parece— Tratando de contener su energía ya con cierta dificultad.
—Es hora de que yo también me marche, he prolongado mucho esto gracias a mi fuerte deseo de venganza, pero ahora todo eso acabó—
—Ella te espera…—
—Como quisiera verla…sin embargo dudo mucho que al lugar a donde voy esté ella—
—Ella estará ahí— Sonriéndole ampliamente.
—¿La viste? — Preguntó con su voz entrecortada y algunas lágrimas rodando por su rostro.
—Sí, ella está muy feliz y está ansiosa por verte—
El anciano rompió en llanto, lo que tanto deseaba por fin se iba a cumplir— Me alegro tanto, temía que todavía estuviera cargando con tanto dolor sobre sus hombros— Sorprendiéndose un poco cuando sintió la cálida mano de la chica limpiar sus lágrimas.
—Te pareces a ella…— Acariciándole la cabeza como si de una niña se tratara.
—Los lazos sanguíneos no se pueden negar…— Viendo como su figura se iba convirtiendo en la de un joven alto y apuesto.
—Gracias Sakura por todo…— Desapareciendo poco a poco, quedando en su lugar una hermosa flor de tulipán plantada en el suelo.
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Shaoran corría lo más rápido que podía hasta la plaza, cuando por fin llegó pudo observar a la chica a lo lejos, hablando con el anciano antes de que este desapareciera entre destellos de luz.
—¡Sakura! — Gritó Shaoran mientras corría hacia ella.
—Shaoran…— Sonrió y corrió hasta él, abrazándolo con muchas ganas.
—¿Estás bien? ¿No te hicieron daño? — Correspondiendo el abrazo.
—Estoy bien…—
—¿Por qué tu cuerpo está así? — Haciendo alusión al resplandor.
—Hay una gran energía mágica recorriendo mi cuerpo— Encogiéndose un poco debido a cada vez era más difícil controlarla.
—¿Te duele? Tenemos que buscar ayuda— Tratándola de levantar en brazos.
—No— Deteniéndole — No hay mucho tiempo—
—¿De qué hablas? —
—Una vez que libere mi energía toda la magia oscura del rey que tenía sumido a este lugar bajo una realidad retorcida, desaparecerá…la vida de todos en este lugar se reiniciará…olvidarán todo—
—¿Quieres decir que Eister y Tomoyo olvidarán lo que sienten? —
—Sí…—
—¿…Y nosotros? —
—También—
—No estoy de acuerdo…debe haber otra forma—
—No la hay…por eso quería verte una última vez…— Acariciando su mejilla— Gracias por amarme…—
—No Sakura…por favor— Sosteniendo su mano mientras la veía derramar algunas lágrimas.
—Te amo Shaoran… ¿Me regalas un último beso? — Su cuerpo ya no podía resistir más.
—Sakura…te amo— Con un nudo en la garganta la beso con muchas ganas.
En medio de ese beso una gran ola de energía recorrió toda la región cubriéndola con una reconfortante sensación de paz y tranquilidad…
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Dos años después.
Los habitantes del pueblo parecían no haberse percatado que ahí quien reinaba no era aquel infame hombre, sino una linda chica que a veces parecía un poco torpe, nadie dudaba de su capacidad de gobernar, además de que contaba con tres caballeros que se encargaban de que sus mandatos fuesen cumplidos de forma fiel.
Las marcas de pertenencia habían desaparecido y ahora las mujeres eran libres de enamorarse y de casarse con quien quisieran, aunque ciertos grupos de familias adineradas todavía practicaban matrimonios arreglados, algo que no era muy bien visto por la sociedad en general.
La paz, la tranquilidad y la prosperidad eran sinónimos de aquel lugar, lo que la había hecho crecer considerablemente. La noticia de que ahora una amable reina gobernaba aquel lugar, atraía el comercio, los tratados con otros reinos y los pretendientes también.
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La reina se encontraba disfrutando del atardecer desde la ventana de su habitación en compañía de su doncella principal.
—¿Quiere que le sirva más té? — Preguntó al ver la taza vacía.
—Estoy bien así— Mirándola con una suave sonrisa— Y ya te he dicho que me hables de tú—
—Discúlpeme su alteza, es que no me acostumbro…— Dándose cuenta de la formalidad en sus palabras— Perdón…— Agregó riendo un poco.
—Te acostumbrarás con el tiempo Tomoyo— Riendo también.
La habitación quedó en silencio por algunos minutos hasta que un suspiro de la castaña se hizo escuchar —¿Te encuentras bien, Sakura? — Preguntó un poco dudosa la pelinegra.
—…sí, solo estaba pensando— Mirando con cierta melancolía hacia el horizonte— ¿Alguna vez ha tenido la sensación de que olvidaste algo? —
—¿Se refiere a como cuando uno olvida quitar el agua del té del fuego? — Preguntó de forma inocente.
—No— Riendo un poco, la chica sí que era ocurrente a veces— No puedo dejar de sentir que he olvidado algo muy importante en mi vida…y duele cada vez que pienso en eso, me duele mucho mi corazón— Volteando a ver a la chica con sus ojos cristalinos— ¿De verdad se puede olvidar algo que era de suma importancia? — Sonriendo de forma forzada.
—Yo antes sentía un gran vacío en mi pecho…sin embargo después de que…— Sonrojándose ligeramente— Eister y yo nos casamos, esa sensación desapareció—Acercándose a ella para limpiar una pequeña lágrima fugitiva — No digo que necesite un hombre a su lado, pero tal vez…—
El sonido de algunos golpes en la puerta de la habitación distrajo a ambas chicas —Adelante— Respondió la joven de ojos esmeraldas.
—Con su permiso su alteza— Tres hombres atravesaron la puerta caminando hacia las chicas, mostrando una reverencia.
—Alférez Shaoran, caballero Eister, buenas tardes— Reverenció la joven.
—Hemos terminado las rondas de hoy sin ninguna novedad— Habló el castaño.
—Me alegra escuchar eso, entonces pueden retirarse de sus labores por hoy—
—Gracias— Respondieron los tres.
—Señorita Sakura, ya que he quedado libre de mis obligaciones por hoy ¿Cree que podría llevarme a Tomoyo conmigo? — Preguntó el pelirrubio, aunque ya estaba casi seguro de la respuesta la reina era muy complaciente en ese sentido.
—Por supuesto que sí, Tomoyo debe estar cansada, después de todo ahora un pequeño ser crece dentro tuyo…— Mirando su vientre con una sonrisa.
—¿De qué habla su alteza? — Preguntó Eister confundido al igual que su joven esposa.
—Del bebé que están esperando… ¿Todavía no lo sabían? — Preguntó al verlos con su rostro incrédulo.
—Pero yo no puedo…tener hijos— Habló la pelinegra con un nudo en la garganta.
—Tal vez eso fue antes…pero ahora dentro de unos meses, un nuevo miembro se unirá a su familia—
—Si la reina lo dice, definitivamente debe estar en lo cierto. Muchas felicidades a ambos— Añadió Shaoran, extendiendo su mano a Eister que todavía no terminaba de creerlo.
—Eister, Tomoyo ¡Muchas felicidades! — felicitó también Eriol— Tenemos que ir a celebrar un día de estos—
El par de esposos se miró por algunos segundos, mientras lágrimas caían de los ojos amatistas al tiempo que frotaba su vientre —Gracias, linda. En este momento me siento un hombre muy afortunado— Abrazándola con fuerza.
—Y yo muy afortunada de poder esperar un hijo tuyo— Correspondiendo el abrazo.
—Gracias su alteza por la maravillosa noticia— Tomando de la mano a su esposa —Si nos disculpan…— Haciendo una reverencia para despedirse, querían ir a celebrar de forma mucho más íntima de tan maravillosa sorpresa.
—Nosotros también nos retiramos— Hablaron los otros dos reverenciando a la chica.
—Alférez Shaoran— Le sostuvo la mano para evitar que se fuera
—Me retiro primero su alteza— Mirando sonriente a los otros dos, antes de cruzar la puerta.
—Sé que no es luna llena…pero mis poderes están muy altos…— Dijo una vez que quedaron solos.
—Lo entiendo…vendré cuando la luna esté en lo alto del cielo— Tomándole con delicadeza la mano y besándola antes de marcharse.
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Shaoran llegó hasta su habitación dentro del palacio y se sentó sobre la cama, recordando la primera vez que había hecho el ritual de intercambio con la reina, aquel día algo dentro de su pecho se había encendido, algo que lo hacía olvidar esa sensación de vacío que tenía en su corazón.
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Una noche de luna llena mientras caminaba por los pasillos cercanos a la habitación de la reina, escuchó ruidos provenientes de dicho lugar, se acercó y tocó a la puerta, al no obtener respuesta entró encontrando a la chica sobre la cama con sus hermosas alas extendidas completamente mientras los rayos de luna hacían brillar su piel en la oscuridad, su respiración era agitada y se abrazaba a sí misma tratando de contenerse, su primera reacción fue acercarse para saber si se encontraba bien acariciando su hombro para llamar su atención ya que parecía estar ensimismada—
—Su alteza… ¿Se encuentra bien? — Tomándole de la mejilla.
—Joven…Shaoran— Respondió con sus mejillas sonrojadas —Mi cuerpo tiene mucha energía almacenada…— Abrazándose más fuerte a sí misma.
—¿Le duele? ¿Quiere que traiga a un médico? —
—Por favor…déjame pasarte algo de mi energía…— Mirándolo directamente mientras su cuerpo se estremecía a cada minuto—
—¿Eso le ayudará? —
—Sí…—
—¿Qué debo hacer? —
La joven se incorporó un poco y sin dudarlo lo besó, algo que tomó completamente desprevenido al hombre que correspondió un poco confundido sintiendo una gran energía revitalizadora invadir su cuerpo, alejando cualquier molestia y cansancio de su tan agotador día.
—Joven Shaoran…no es suficiente— Dijo con dificultad entre ese beso que se había llenado de pasión— Tiene que haber más contacto entre nuestros cuerpos o no podré liberar mi energía—
—¿Qué necesita que haga? — Continuando con el juego de besos.
—Toma mi cuerpo…hazme tuya…— Aquella solicitud lo tomó por sorpresa, su cuerpo no era indiferente ante sus besos, pero ¿realmente estaba bien aquello?
—-¿Está segura de eso? No quisiera que después…—
—Estaré bien, es parte de un ritual de intercambio— Invitándolo a la cama.
Después de aquello Sakura lo nombró alférez dado que ahora era capaz de manipular la magia, aunado a sus grandes habilidades, lo hacían su perfecta mano derecha.
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Se dirigió hasta la habitación principal, entró sigiloso viendo inmediatamente a lo que buscaba; ahí, sobre la cama, se encontraba sentada la joven reina, mirándolo fijamente con sus mejillas sonrojadas. Su cuerpo despedía un ligero brillo azulado que confirmaba la gran cantidad de energía que trataba de reprimir.
—Su alteza…— Reverenció el joven alférez.
—Alférez Shaoran…— Mordiendo ligeramente su labio —Acérquese de prisa…— Estirando su mano.
Shaoran se acercó deprisa, tomándole de la mano para jalarla un poco hacia él, la abrazó y aspiró el dulce aroma de su cuerpo, la recostó sobre la cama y comenzó a besarla siendo correspondido con muchas ganas por parte de ella.
—Shaoran…—Pronunció con dificultad— Por favor…—
—Su alteza si no la preparo bien…podría lastimarla— Tratando de resistir, aunque en realidad estaba igual de ansioso que la joven.
—Estoy lista… Te necesito— Suplicó.
No pudiendo seguir ignorando esas tiernas suplicas, desabotonó su pantalón bajándolo lo suficiente para mostrar su erección, palpitante y dura. Abrió las piernas de la chica y sin esperar más, se hundió en su cuerpo de forma rápida arrancando un gemido de ambos. Las embestidas eran rápidas y marcadas, llenas de desesperación y deseo, el lugar donde sus cuerpos se unían chapoteaba debido a la humedad de ambos; Shaoran podía sentir como la energía recorría poco a poco su cuerpo brindándole fuerza y vitalidad, ella lo había escogido a él para que la protegiera y aquello a lo que lo llamaba lo hacía sentir una conexión muy íntima.
Poco a poco sentía como ella estaba llegando al final, pronto terminaría de liberar su poder —Shaoran…— Susurraba su nombre, mientras se sostenía firmemente con sus manos a las sábanas de la cama. Solo bastó una embestida más para que su cuerpo le entregara el resto de su energía, los espasmos en su vientre la hicieron perderse algunos segundos, su compañero continuó el vaivén con la misma intensidad hasta que su cuerpo se liberó dejando salir su semilla en lo más profundo del pequeño cuerpo. Recargó su frente sobre el pecho de Sakura respirando de forma agitada, tratando de recuperar el aliento.
Se incorporó un poco y besó la mejilla de la joven reina para después abandonar su cuerpo y recostarse al lado de ella. Sakura se giró de lado hacia él, sonriendo ligeramente —Gracias alférez Shaoran— Él solo asintió sintiendo una gran incomodidad.
Se levantó y acomodó sus ropas —Me retiro su majestad…— Le dijo sin mirarla.
—¿Por qué te marchas? — Preguntó algo preocupada —¿No…te gustó? —
—Claro que sí, siempre renueva mis energías, el ritual es algo de lo que siempre disfrutaré, sin embargo, ya terminó y no quisiera seguir incomodándola con mi presencia—
—No me incómodas…me siento bien con tu presencia— Una sensación cálida invadió su pecho ¿Desde cuándo se sentía así? No podía recordarlo…
—Me alegra escuchar esas palabras provenientes de su majestad, aun así, no sería prudente seguir permaneciendo aquí, su alteza necesita descansar— Caminando hacia la puerta.
—Alférez…— Dudando —Shaoran…no te vayas…—
—¿Por qué su alteza? — Mirándola sin comprender del todo —¿Se siente en peligro? —
—No…es que siento un vacío en mi pecho cuando te vas después de terminar un ritual…— Apretando sus puños en la bata—Es una sensación desagradable…—
—Entiendo…si el deseo de su alteza es que me quede entonces lo cumpliré— Regresando hasta ella, sentándose en el borde de la cama—
—Me quedare con usted hasta que logré conciliar el sueño…— Sonriéndole.
—Se equivoca…— Sintiéndose un poco frustrada por no poder expresar correctamente esa sensación tan extraña en su interior —Quiero que repita el ritual conmigo aunque ya no sea necesario y que se quede a pasar la noche junto a mí una vez que nuestros cuerpos estén exhaustos y que mañana cuando despierte sea usted lo primero que vea en las mañanas y lo último que mis ojos observen en la noche, quiero algo más de usted y no sé qué es…— Sintiendo sus mejillas arder mientras lágrimas resbalaban sin permiso por sus mejillas —Qué tonta… no sé por qué mis ojos…—
—Su alteza… ¿Está enamorada de mí? — Limpiando las lágrimas que se rehusaban a detenerse.
—¿Enamorada…? Eso es…—
—¿Su corazón late deprisa cuando me ve? —
—Sí…—
—¿Se siente nerviosa cuando la observo? —
—Sí—
—¿Se siente angustiada cuando salgo a misiones?
—Sí…—
—¿Le gustaría que la besara en cada oportunidad que se me presentara? —
—Sí…—
—¿Qué fuera su pareja en los bailes? —
—Sí…—
—¿Quisiera que yo estuviera enamorado de usted?
–Sí…— Echándose a llorar, el darse cuenta de que ella era capaz de tener esos sentimientos estaba siendo abrumador.
—No llore…— Animándola a acurrucarse en su pecho.
—Me siento muy avergonzada…—
—Su alteza…yo siento algo muy fuerte por usted, una conexión más allá que el ritual de intercambio de energía, pero solo soy su alférez…no estoy a su altura— Confortándola.
—Pero eso no importa…yo soy libre de escoger con quién quiero estar— Aguantando el llanto—Shaoran… ¿Me quieres? —
—Por supuesto que sí— Acariciando sus cabellos ondulados— La amo…—
—Entonces quédate conmigo por favor…—
—Si me quedo con usted, no hay vuelta de hoja…jamás la dejaré sola ¿Está de acuerdo con eso? —
—¡Sí! — Sonriendo ampliamente, limpiándose las lágrimas de forma infantil.
—Entonces prepárese porque esta noche no dormiremos— Sonriendo con un poco de malicia, haciendo ruborizar a la joven, quien después sonrió abrazándolo con efusividad.
La sensación de vacío había desaparecido…tal vez nunca pudieran recordar el motivo que aquello, pero sin duda este nuevo sentimiento los hacía sentirse completos.
FIN.
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Si han llegado hasta aquí significa que terminaron de leer el último capítulo de "Resplandor de luna" y se los agradezco de todo corazón, soy consciente de que quedaron algunos cabos sueltos por ahí, pero de verdad me urgía escribir esto y subirlo, así que si tienen alguna duda que quieran resolver, dejénme un comentario y se los explicaré.
Muchas gracias por sus comentarios, realmente me ayudaron mucho, los leí tantas veces pidiendo por el día en que pudiera traerles este desenlace, la forma en la que recibieron esta historia de la que tenía tantas dudas me hizo sentir cada vez mas confianza mientras la escribia. Espero que la hayan disfrutado leyéndola tanto como yo escribiéndola.
No olviden pasarse por mis otras dos historias "El baile" de CCS y "Confusión en San Valentín" de YOI.
Nos vemos en la siguiente historia.
¡GRACIAS!