AVENUE Q ES UN MUSICAL DE ROBERT LOPEZ Y JEFF MARX


Ricky había ido a hacer unos recados importantes pero se había despedido debidamente el día anterior. La verdad era que el tío se había portado: lo había ayudado con la mudanza él mismo, sin que Nicky se lo hubiera tenido que pedir, y le había recordado en todo momento su teléfono, por si lo necesitaba para lo que fuera. Benditos fueran los amigos de San Francisco que habían respondido a su llamada desesperada y le dijeron que casualmente conocían a un chaval muy majo y definitivamente gay que buscaba conocer gente nueva tras una ruptura dolorosa; no podía creer su suerte. Definitivamente, y aunque no lo conociera demasiado, lo echaría de menos.

Pero, por supuesto, a quien echaría mucho de menos sería a Rod.

Ambos se miraron en silencio por un instante, hasta que Nicky habló primero, ya que Rod no parecía tener intención de decir nada.

- Bueno...Me marcho.

- Euh...Nicky...¿Seguro que no quieres quedarte hasta mañana?

- Vamos, Rod, no empieces. Si por ti fuera, me quedaría para siempre.

- La verdad es que...¿Qué vas a hacer ahora?

- Oh, pues...Volver con mis padres hasta que encuentre otra cosa. Tal vez vuelva a tirar de agenda: todos mis amigos están tiesos y les iría bien una ayudita con el alquiler.

Rod lo miró, aún con los brazos bajo las axilas, con esa mirada tan poco convencida.

- Estaré bien. Supongo que ya era hora de cambiar de aires.

- Sí...Es triste pero...supongo que, si no fuera hoy, habría sido otro día...

- Claro que sí. Tú no te preocupes: seguiremos en contacto, y esta vez no lo digo por decir. Eh, que si no me invitáis a la boda, os crujo-riendo, Nicky le dio un codazo a Rod y por fin le arrancó una sonrisita.

- Claro que estás invitado. Si no hubiera sido por ti, nunca hubiera conocido a Ricky. Tendrás un lugar de honor.

- Eso está bien.

Volvió el silencio, por mucho que hubieran intentado evitarlo. Se volvieron a mirar sin decirse una palabra, y, finalmente, Nicky apartó su bandolera para poder darle un abrazo en condiciones a Rod. Ya que lo pensaba, no creyó haber estado tan pegado a él en la vida, y hasta entonces no fue consciente de lo mucho que iba a echar de menos el olor a limpio y a colonia que despedía su amigo. Y eso que no se había separado de él desde los últimos años del instituto...

No quería pensar en todas esas cosas porque si no, no se iría y les chafaría la vida de casados a los tortolitos, pero le estaba costando una barbaridad. Era mejor terminar con todo aquello antes de ponerse más moñas.

- Bueno, venga, que va a volver Ricky y va a pensar que se la estás pegando-atajó Nicky, dando un paso atrás-. Cuídate, ¿vale, macho?-y le añadió una palmada mucho más masculina en la espalda.

- Lo mismo digo-respondió Rod. Aunque trataba de seguir sereno, Nicky podía ver que sus ojos estaban bien húmedos-. Siempre que tenga un hueco, te llamaré para unas cervezas o lo que sea.

- No se me va a olvidar, ¿eh?

Con una última sonrisa, Nicky se dio la vuelta y descendió las escaleras del edificio. Se le haría raro no estar con Rod, al igual que no pisar aquellas calles mugrientas.

- ¿Echarás de menos Avenue Q?

Como siempre, era como si sus mentes estuvieran sincronizadas. Nicky se volvió una vez más, a pesar de que se había prometido no hacerlo, y miró a Rod, encogiéndose de hombros.

- No creo. Puede que vuelva pronto. La gente como nosotros siempre termina en el mismo sitio.


FIN