El luminoso interior de la Torre Calamar dejó asombrados a los recién llegados a la plaza: el vestíbulo era pequeño por dentro, pero

la llamativa iluminación favorecía bastante. Había dos compuertas con una placa en la parte superior, una decía "Combate amistoso" y

la otra "Combate competitivo". Los inklings entraban radiantes y preparados para luchar, y otros salían del lugar llenos de tinta,

hablando sobre su rendimiento en los combates, o bien de las veces que fueron reventados. Todos parecían divertirse mucho con tal

deporte tan colorido y bélico.

-Empezarán en la sala de combates amistosos -indicó Travis-. Tenemos tres minutos para explorar cada escenario antes del siguiente

combate.

-¿Qué son los combates competitivos? -preguntó Cade.

-Tienen reglas especiales, distintas a las de los combates amistosos. Sólo puedes participar si eres nivel 10.

-¿Qué nivel eres tú? -quiso saber Nikki.

-Soy 4, estoy a punto de ascender a 5.

Los equipos abandonaron el vestíbulo para tomar un descanso, y Nikki y Cade siguieron a Travis hacia la compuerta.

-El día de hoy están disponibles estos escenarios: Campamento Arowana y Complejo Medusa. ¿Dónde les gustaría explorar primero?

-¡El Campamento Arowana! -gritaron los novatos al unísono. Probablemente, ambos tenían la curiosidad de conocer ese lugar

porque nunca habían estado ahí, y además, el Complejo Medusa ya lo conocían a la perfección. Los tres inklings entraron al otro lado de la compuerta y se hallaron en una habitación circular, mucho más pequeña que el vestíbulo. Estaba oscuro, pero la pequeña pantalla de selección de escenarios emitía un poco luz. Travis presionó el icono de "Campamento Arowana" en la pantalla, se colocó frente a Nikki y Cade y, segundos más tarde, se esfumaron de la habitación.

-¡Bienvenidos! -dijo Travis tras reaparecer en un punto base.

Los novatos giraron la cabeza de un lado a otro, observando los tótems, el lago y las estructuras de madera. Nikki estaba tan emocionada que sólo pudo decir "fantástico" a la hora de poner un pie fuera del punto base y empezar a caminar. Cade, en cambio, no se sentía seguro, pues se puso a imaginar todo tipo de accidentes posibles ahí.

-Cambié de opinión… -dijo entre dientes-. Será mejor que exploremos un lugar más seguro.

-Primito, una vez aquí, no hay marcha atrás.

Y Travis empujó al pobre inkling fuera del punto base.

-¡Ven, C! -exclamó Nikki-. ¿Qué esperas?

Cade terminó animándose y siguió a su amiga con paso lento.

-Se dice que hay un monstruo en el fondo del lago -dijo Travis como dato curioso.

-Para mí que es un falso rumor -señaló Nikki.

-Un supuesto monstruo no es buena combinación con esos espeluznantes tótems -dijo Cade.

Bajaron una pequeña escalinata de madera y exploraron una zona llena de césped y tierra.

-Si suben por estos tótems, atacar desde la altura es una buena opción. También pueden deslizarse por esta pared si la entintan -Travis condució a sus amigos por un sendero con piedras a la orilla del lago. Luego fueron a parar en el borde de una plataforma de madera que estaba separada de otra por un espacio entre ellas.

-Aquí puedes atacar desde lejos, y si tienes un arma de alto alcance, mejor -explicaba el inkling-. Incluso, puedes impedir el paso a tus rivales.

-Conoces bien el escenario, ¿verdad? -preguntó Cade.

-Sí, aquí tuve mi primer combate de tinta.

El trío de inklings caminó hacia el otro lado del campamento, donde una rampa permitía avanzar por un largo camino de sogas entrelazadas; podías virar a la izquierda y seguir por un tramo de madera, o ir a la derecha y aventurarte a invadir el territorio enemigo directamente.

-Un consejo: patrullen estos caminos con sigilo, pues existe la posibilidad de reventar a alguien que intente colarse.

-Suena genial, ¡es como campear! -repuso la chica.

-No, campear es diferente -corrigió Cade-. Los campers suelen esperar en un sitio poco visible a que un rival se aproxime para atacarlo por sorpresa.

-Así es -indicó Travis-, por lo que patrullar con mucha atención es mejor que ocultarse como gallina y explotar a los demás de forma poco respetable.

-Nota mental: no campear -se dijo Nikki a sí misma.

-Prosigo, otra manera de bloquear el paso a los rivales es metiéndoles miedo con bombas, globos entintados y otras armas secundarias. Yo lo hago casi siempre, pero ojo: trabajar en equipo y pintar la mayor parte de territorio es más importante que nada, ¿de acuerdo?

Los novatos asintieron con la cabeza.

-¿Qué más? -pensó Travis-. ¡Ah, sí! Los supersaltos.

-¿Los superqué?

-Los supersaltos, verán, es una…

Una repentina alarma avisó que el próximo combate estaba por empezar.

-¿Qué es eso? -preguntó Cade.

-Tenemos que salir, se acabó el tiempo para explorar.

-¡Explícanos, rápido! -suplicó Nikki.

-Los supersaltos sirven para escapar de un apuro, o llegar al lado de sus compañeros, ¿está claro?

-¡Más claro que el agua! -Nikki levantó el pulgar.

-Creo que sí -repuso Cade.

-Bueno, ¡pues andando!

El trío de inklings se apuró a salir del escenario, y acto seguido, abandonaron el vestíbulo.

-No podemos estar tanto tiempo dentro de los escenarios -dijo Travis rascándose la nuca-; es mejor que aprendan a usar sus armas en otro sitio. Vengan conmigo.

Nikki y Cade lo siguieron hasta la Armería Todotinta.

-Creo que el dueño no nos quiere aquí -señaló Nikki.

-Y aparece de la nada -añadió Cade-, eso da miedo.

-Es por lo que mencioné en la nota: los dependientes no simpatizan mucho con los recién llegados, es necesario alcanzar el nivel 4, y como yo ya lo alcancé, dudo que el dueño se vaya a quejar.

-Estamos hablando de nosotros, primo. Tú serás bien recibido, pero Nikki y yo no.

-Tonterías -Cade abrió la puerta-. Confíen en mí.

Jairo atendía a un chico de piel morena y ojos amarillos, que acababa de comprar una Salpicadora 2000.

-¡Gracias por tu compra! -agradeció Jairo-. ¡Vuelve pronto!

El chico se volvió y agitó la mano a modo de saludo.

-¿Qué onda, Travis? -dijo.

-Hola, Drake. ¿Arma nueva?

-Así es.

-Suerte reventando a tus rivales con ella.

Drake chocó el puño con él y se retiró de la tienda.

-¡Pero si es Travis! -exclamó Jairo-. ¿Qué tal estás?

-Bien, gracias. He venido con unos amigos.

El dependiente miró por encima del hombro del chico con recelo.

-Ah, los de nivel 1… ¿Qué hacen aquí?

Travis susurró "observen" y se aclaró la garganta.

-Como no es muy cómodo practicar en los escenarios, me preguntaba si podríamos ir a la zona de pruebas.

-Hmm… No lo sé -Jairo se cruzó de brazos-. La zona de pruebas es sólo para inklings de nivel 4 en adelante.

-No tardaremos mucho. Sólo van a probar los rociadores, es por una buena causa.

-No me termino de convencer…

-¿Qué me dices si te consigo material para terminar ese nuevo cargatintas en el que llevas trabajando semanas?

La cara del pequeño cangrejo se iluminó al escuchar estas palabras.

-Yo… este… -juntó las puntas de sus dedos índices-. De acuerdo, pasen, pero no toquen nada.

Travis sonrió satisfecho y llevó a Nikki y Cade a la zona de pruebas, en el patio trasero de la tienda; la zona de pruebas estaba compuesta por dos áreas: una justo delante de la puerta, y otra por una rampa a la izquierda.

-Bien -dijo Travis dando una palmada-, ¿quién va primero?

Cade dio un paso atrás, pero Nikki alzó la mano a la vez que brincaba.

-¡Yo, yo! -gritó entusiasmada, y se colocó frente a la primera área, que contaba con una serie de líneas blancas discontinuas en el terreno para ayudar a los inklings a medir el alcance de sus armas y tres maniquíes de prueba en forma de calamar, así como cuatro rejillas en las paredes que podían ser escaladas para probar cargatintas y otras armas.

-Atenta, Nik -indicó Travis-. Asegúrate de sujetar bien el rociador, pon tu dedito en el gatillo y no bajes la guardia. ¿Lista?

-¡Sí! -contestó Nikki, cargando un tanque de tinta en su espalda.

-Empieza midiendo el alcance y la cadencia de disparo.

La chica presionó el gatillo y veloces chorros de tinta se esparcieron en el suelo; comenzó a caminar lentamente, luego aceleró el paso y terminó por correr. La adrenalina embargó a Nikki en plenitud, el olor a tinta fresca impregnó su nariz, un sentimiento de rebeldía invadió su ser, pues no cabe duda que la primera vez tirando del gatillo es algo emocionante.

-Guau, agarró rápido el truco -balbuceó Cade.

-Si ella lo hizo, tú también -Travis puso una mano sobre su hombro-. ¡Ánimo, inténtalo!

Nikki se detuvo cerca de los maniquíes e invitó a su tímido amigo a acompañarla.

-Está bien -Cade esbozó una sonrisa-, te ayudaré a acabar con esos tipos malos -y empuñó el rociador sin renegar.