Disclaimer: Rurouni Kenshin no me pertenece.


Rivalidad

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Kenshin se caracterizaba por ser un tipo pacífico. Tranquilo hasta la exasperación. Él no buscaba pelea con nadie y prefería resolver sus problemas mediante la diplomacia, que a golpes. Pero eso no significa que no pudiera hacer morder el polvo a todo aquel que se pasara de listo y quisiera amenazar lo que era suyo.

Así, tuvo que enfrentarse a numerosos enemigos, que en más de una oración venían con la intensión de alterar la realidad que, con mucho esfuerzo y tiempo, había construido. Cada uno de ellos más fuerte y poderoso que el anterior, y a todo ellos los había vencido. Y por un tiempo, Kenshin vivió en paz.

No esperó, sin embargo, que el peor de sus rivales apareciera bajo su mismo techo con todas las intenciones de adueñarse de quien era más importante para él. Y lo peor de todo era que solo podía limitarse a ver, impotente, cómo Kaoru, ingenua, como siempre, caía presa de los ardides de ese ser humano maligno y despiadado.

─Demonios, Kenji─ solía quejarse cuando lo veía sonreírle, burlón y pretensioso, mientras abrazaba a su madre por la cintura.

Porque su lindo y sonriente hijo había crecido para convertirse en una aún más insolente y competitiva versión de sí misma a los catorce años. Pero que a diferencia suya, sí se había criado con el amor de una madre como Kaoru, que lo había vuelto celoso y posesivo.

─Eres tan lindo─ le decía ella a menudo, abrazándolo por el cuello, en un gesto que a ella misma, en otra época, le habría parecido más infantil que maternal.

Y Kenji, en lugar de rehuir los cariños de su madre, como todo jovencito de su edad, parecía alardear de ellos frente a su padre, como si se estuviese jactando de ello frente a él, el cual solo se dedicaba a ver la escena con toda la paciencia que era capaz de reunir, no sin soltar unos cuantos bufidos que reflejaban su real molestia.

Kenji era más parecido a él de lo que le gustaría admitir; era como verse en un espejo, y era rebelde como él mismo a su edad. Era un prodigio en el uso de la espada –eso venía en la sangre-, pero lo tozudo y contumaz, definitivamente, lo había heredado de su madre. A veces, Kenshin se preguntaba su Megumi había sido una mala influencia para él, sino, ¿de dónde había aprendido a ser tan manipulador y tramposo? Y ese rasgo solo salía a la luz cuando se trataba de monopolizar el cariño y la atención de su madre y enrostrárselo a su padre.

No podía evitar bitar que Kenji sentía algún tipo de rivalidad por su padre, ya que al final, no importaba si era por acción o por omisión, siempre acababa recibiendo una mirada fulminante de parte del más joven.

¡Y todo por la atención de Kaoru!

Pero Kenshin no le temía a su rival. No, porque por muy hábil e intocable que éste fuera, y por más que su esposa se pusiera de su lado, el ex vagabundo también tenía sus propios ardides para tener a la morena para él solo, aunque fuera por breves instantes.

Entonces, Kenshin iba y la buscaba, y cuando la pillaba desprevenida, la cogía por la cintura y la acercaba hacia su propio cuerpo, besándola largo y tendido, como sabía que a ella le quitaba el aliento. Cuando se separaba, él buscaba a su hijo con la mirada y le sonreía de la forma más falsamente inocente que era capaz de producir. Y solo cuando Kenji pateaba el suelo con rabia y un gruñido, era que Kenshin se sentía secretamente victorioso de esa pequeña competencia.

Poco le importaba si su rival era dos tercios menor que él en edad, en la Guerra y el Amor todo se vale –o al menos eso es lo que dicen-. Y en este caso, bien podrían ser lo mismo.

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Uff! ¿Qué les pareció? Este es mi favorito, lejos. Quizás compite con el primero, a ése le tengo mucho, mucho cariño, pero son distintos. Este es en una etapa ya más madura de Kenshin, en que ya no solo no se avergüenza de besarla, sino que, además, no teme hacerlo solo para provocar a su hijo, con el que, ya sabemos, no tiene la mejor de la relaciones. ¿Qué cosas, no? Si hasta lo encuentra gracioso.

Bueno, hemos llegado al fin de esta colección. Este es el último. Sí, ha sido difícil, el semestre se viene cuesta arriba y tengo en mente una serie de proyectos que me encantaría poder concretar más adelante, por lo que no me es posible dedicarme más a esta colección, cuando yo creo que ya se ha logrado el objetivo. Además, sí debo admitir que había estado pensando en abandonarlo antes, ya que, siento muy sincera, la falta de reviews me desmotivaba demasiado, y yo creía que, dentro de todo lo que tengo que hacer, ésta era una carga mal remunerada. Pero me dije a mí mima; "misma, no te rindas, y si a nadie más le gusta, por último te gustan a tí". Así que eso hice y lo terminé.

Sin perjuicio de lo anterior, agradezco enormemente a las personas que sí se tomaban la molestia, mes a mes, de ir diciéndome de tan buena manera, qué les parecía cada escena de esta colección. Enserio, fueron muy lindas, muchas gracias. Ustedes hacían que quisiera seguir.

Aún tengo pensado un par de proyectos más para este fandom, así que no crean que se librarán tan fácilmente de mí, jaja!

Muchísimas gracias por todo.