¡Holi!

Estoy haciendo esta historia porque en realidad tengo muchas ganas de leer HinaYachi y hay muy poco material, entonces para que la gente que siente igual estoy haciendo esto para empezar les digo que quería HinaYachi pero también creo que voy a agregar KageYachi (No me maten, pienso que se verían bien juntos) y bueno, no les voy a decir qué pareja va a ser la canon, tendrán que leerlo muahahahaha… (Aunque este capítulo creo que tiene mucho KageHina xD)

Bueno, sin más que decir, les dejo el primer capítulo. Espero que les guste y ya saben, en este mundo ficticio todo es probable ;)

Saludos.


Hinata corrió por todo el patio con gran velocidad dirigiéndose hacia el gimnasio, todavía era temprano para las prácticas de Vóleibol pero aun así quería ser el primero en llegar. Mientras corría, aún de lejos, pudo observar la figura alta de Kageyama dirigiéndose a su mismo destino, ya tenía puesta su ropa para hacer deportes e iba con mucho menos prisa que Hinata, el pelirrojo solo corrió con más velocidad para alcanzarlo y una vez que lo hubo alcanzado, se abalanzó sobre él saltando por encima de sus hombros.

— ¡Kageyama-kun!

Kageyama se asustó levemente al escuchar los gritos de Hinata, al igual que al sentirlo saltando por encima de él mismo. Inmediatamente cambió su expresión a una de fastidio para evitar que ese enano pensara que le tenía miedo o algo así, cuando la verdad era que sus gritos y su energía sacaba de su mundo a cualquiera (maldita sea que nunca se acostumbraría a sus gritos), se giró y tiró a Hinata lejos de él. Hinata se incorporó de inmediato, parecía tener mucha más energía que de costumbre para su mala suerte. Kageyama siguió caminando y Hinata se apresuró para caminar a su lado.

— Oi... ¿¡Qué es lo que quieres!? —Preguntó con estruendo, con evidente fastidio. Hinata se asustó un poco, pero no duró mucho ya que estaba bastante acostumbrado a los atropellos del moreno—. No te cuelgues de mí, bastardo.
— Kageyama, no deberías enojarte tan fácilmente —Respondió Hinata riendo al ver su cara de enojo, definitivamente ninguna de sus expresiones podía superar a aquella vez que hizo el servicio a su nuca, así que si sobrevivió a esa situación, puede sobrevivir a cualquier otra—. Si sigues así te vas a quedar solo en la vida.

Kageyama explotó

— ¡No te importa! —gritó. Hinata solo seguía riéndose sin siquiera tratar de disimular, eso solo enojaba más a Kageyama.
— De todas formas, Kageyama… Necesito tu ayuda...

Hinata no iba a esperar a que Kageyama le dijera cosas como "No quiero", "pídeselo a alguien más" o "piérdete" para hablarle sobre el favor que necesitaba, simplemente pensaba involucrarlo en contra de su voluntad porque estaba tan seguro de que se opondría. Sin embargo, cuando se dispuso a hablar se encontraron en frente de las puertas del gimnasio, apareciendo Yachi-san en frente de ellos todavía con su uniforme escolar puesto. Hinata se detuvo en seco al verla y la saludó, Kageyama primero miró a Hinata enarcando una ceja y después dirigió su vista hacia ella.

— ¡Buenas tardes, Yachi! —dijo Hinata casi gritando enérgicamente asustando a la pobre chica por unos instantes.
— Buenas tardes, Hinata —le respondió cuando se hubo compuesto de aquel agitado saludo, solo se limitaba a pasear la mano por su nuca, suspirando.
— Hola —saludó Kageyama entrando al gimnasio
— H-hola, Kageyama-kun —contestó con un poco de miedo. Cuando Kageyama se dispuso a pasar por el umbral de la puerta, ella se apartó bruscamente como si temiera que por tropezar con ella, él fuera a matarla. Hinata también atravesó el umbral, y Yachi se dispuso a caminar junto con él.

Caminaron juntos hasta los vestidores, hablaron por un largo rato de muchas cosas. Hinata le comentó a Yachi sobre muchas: sobre su nota de inglés que había subido, de Kenma de nekoma y como esperaba volver a jugar con ellos, como casi se quedó dormido de mañana y pudo llegar para el entrenamiento matutino gracias a Natsu que lo despertó... De muchas cosas aleatorias. Yachi más bien seguía su conversacioón respondiéndole por intervalos mientras él hacías pausas; Una vez que terminaron de colocarse sus respectivos atuendos para los entrenamientos se volvieron a encontrar fuera de los vestidores y caminaron juntos de nuevo al gimnasio, de nuevo, con historias graciosas narradas de formas muy divertidas por Shouyou.

—Ahh... Ya tenemos que empezar, Yachi-san

— Ohh… —Susurró sorprendida al notar que ya tenía que retomar su práctica—. Lo siento, no quise distraerte —Se disculpó

— No... No... Más bien soy yo el que anda siempre distraído —sonrió Hinata ampliamente después de despedirse (momentáneamente) con la mano y correr hacia la cancha para hacer los calentamientos y la parte física.

Kageyama ya había empezado a hacer unos trotes alrededor de la cancha cuando Hinata se dispuso a empezar, no sabía cuántas vueltas ya había hecho, pero su sudor en la frente delataba que ya había completado unos cuantos. Hinata aumentó su ritmo para colocarse a su lado y poder trotar a su lado y así terminar de hablarle sobre el favor que necesitaba; Kageyama se adelantó antes de que él pudiera decir una sola palabra, respiro profundamente mientras se secaba el sudor con la manga de su remera, el pelirrojo siguió al lado suyo pero Kageyama jamás se propuso a mirarlo y pretendía hacer como si no estuviera presente.

— !Ka..!

— No quiero —interrumpió casi jadeando con un tono cortante.

— ¡Aún no he dicho qué necesito! —gritó Hinata

— Igual, no quiero

Hinata le agarró la manga que le quedaba cerca y empezó a zarandearlo para adelante y para atrás haciendo que Kageyama se enfureciera aún más. Le pidió que se detuviese, pero él cada vez lo hacía con más fuerza mientras seguían el trote lento, Kageyama estaba visiblemente más cansado que Hinata, por lo que al final, casi sin energías, se dispuso a escuchar lo que él tenía que pedirle, aunque en el fondo sabía que no sería nada bueno para sí mismo y dudaba seriamente si aceptaría o no.

— Quiero que me ayudes a comprar un pastel de cumpleaños

Kageyama lo miró con el ceño fruncido al escuchar semejante favor. "¡¿Y por qué yo tengo que hacer esas cosas!?" pensó mientras Hinata seguía diciéndole cosas que él ya no escuchaba, pues se empezaron a escuchar los gritos y estruendos de Tanaka y Noya, que junto con Ennoshita habían llegado al gimnasio. Se detuvieron en el trote, los de primero también ya habían llegado; Hinata agarró del cuello de la camisa a Kageyama para que le prestara atención pero se dio por vencido, no por la expresión de Kageyama que parecía estar a punto de matarlo, sino porque ya estaban todos y no quería que escucharan.

Entonces el pelirrojo retomó su trote

— Hoy, después del entrenamiento acompáñame —le dijo por último dejando a Kageyama con la palabra en la boca. Respiró profundo para luego seguir a Hinata y empezar el entrenamiento con los demás miembros del equipo.

Terminaron las prácticas de vóleibol tranquilamente, el pelirrojo ya no había tocado el tema del pastel de cumpleaños así que Kageyama se fue olvidando del tema y pudo prestar mucha atención a la práctica. Hinata, sin embargo, tenía el poder de desconectar su mente de las cosas diarias y eso le permite concentrarse enteramente en su deporte favorito. Empezaron con el estiramiento, siguieron practicando un poco de remates por lo cual Kageyama tenía que levantar la pelota para Hinata. Bufó unas cuantas veces al ver que todavía no pulía su técnica de recepción en la siguiente práctica y termiaron haciendo un partido entre ellos.

Yachi-san mientras tanto se encargaba de sus tareas básicas: pasar una toalla seca, buscar los chalecos, recargar las botellas de agua. Al final, tomó ciertas notas que se encargó de entregar al entrenador para que viera el crecimiento de cada uno. Allí tenía anotado todos los datos, como porcentaje de eficacia, la precisión en las recepciones, tiempo en que duran las carreras individuales, entre otras cosas.

Terminaron limpiando todo el gimnasio juntos al terminar la práctica, se dirigieron a los vestidores dejando los chalecos en una cesta para mandarlas lavar porque ya apestaban a sudor y a Yachi le molestaba eso.

— Adiós, senpai —le dijo uno de los de primero a Tanaka, él se puso idiotamente feliz como de costumbre.

— Qué demonios, Tanaka… ¿Qué no piensas dejar de ponerte feliz por cosas como esas? —le reclamó Noya, que al escuchar que le llamaban senpai también a él se dio la vuelta y se despidió como si se tratara de una estrella de rock

— Ustedes son muy idiotas —les recalcó Ennoshita, riéndose de ellos.

Al final, ellos también se despidieron de Hinata, quien se excusó diciendo que tenía algo importante que hacer y por eso no podía ir a comer en la tienda con ellos como de costumbre. Todos ya se habían ido cuando Kageyama pasó a su lado despidiéndose de él, Hinata rió.

— ¡KAGEYAMA-KUN! —gritó detrás de él, por suerte era un enano o sino terminaría rompiendo los tímpanos de Kageyama—. ¿A dónde crees que vas?

— ¡Deja de gritar! —le gritó cuando se dio la vuelta y apretó los puños delante suyo

— ¡Tú también estás gritando, maldito! —respondió Hinata en el mismo tono.

— ¡Chicos, no se peleen! —interrumpió Yachi un poco asustada, pero de alguna forma estaba acostumbrada a las "pequeñas discusiones" que tenían ese par.

Ambos se relajaron de aquel pequeño incidente y Hinata se cruzó de brazos culpando a Kageyama de Todo, Yachi les volvió a repetir que ya no se pelearan y se fue caminando hacia la misma dirección que los demás, quienes ya se habían marchado.

— No me eches la culpa, enano bastardo

— Si cooperaras más no pasarían estas cosas… —Hinata tenía un tono burlón como si se tratara de un niño encaprichado, pero al darse cuenta de que estaban solos cambió de expresión a una sonrisa amplia.— Bien, Kageyama, acompáñame a comprarle un pastel de cumpleaños a Yachi-san

— ¡¿Qué!? —gritó sorprendido—. ¿Es su cumpleaños o algo así?

— Es mañana, por eso quiero comprarle algo hoy —respondió un poco sonrojado pero con una sonrisa tímida en sus labios, Kageyama suspiró levemente.

— Está bien, después de todo le debo mucho por enseñarnos mejor de lo que hace el idiota de Tsukishima —Hinata saltó de alegría y estaba a punto de abrazar a Kageyama cuando él puso una mano en su cara y lo detuvo.— No quiero, detente.

Caminaron juntos por las veredas de las calles, Hinata iba del lado de la calle, tenía su bicicleta a su lado y el bolso colgándole en dirección opuesta; Kageyama, por su parte, iba a su lado pero un poco más adelantado porque sus pasos eran más amplios por tener las piernas más largas. Casi no intercambiaron palabras en su trayecto, salvo unas cuantas cosas, Hinata precisamente no era la persona más callada y daba la impresión de que, aunque se le pusiera en frente de una pared, él lograría sacarle una conversación de todas forma.

Hinata se adelantó unos pasos al ver la pastelería como si se tratara de un niño al cual iban a regalar dulces, se apresuró a dejar su bicicleta delante de la ventana de la tienda y se apresuró para entrar antes de que Kageyama lo hiciera. Él solo seguía caminando normalmente mientras atravesaba el umbral de la puerta principal detrás de él.

Rápidamente, Shouyou se apoyó sobre la vidriera para observar todos los pasteles. Tenía una sonrisa tan amplia que al juzgar por su expresión Kageyama pensó que terminarían este asunto rápido.

— Kageyama —le susurró Hinata parándose a su lado e ignorando los demás pasteles, sostenía su barbilla en un parecido intento por estar pensando.— ¿Qué clase de pastel crees que le guste a Yachi-san?

Kageyama frunció el ceño y le gritó enfurecido: — ¿Me has hecho venir y ni siquiera sabes qué clase de pastel vas a regalarle?

— No es mi culpa, Kageyama-kun, no es como que hable de pasteles con la gente corrientemente—suspiró con desdén—. Además, te pedí que vinieras para que me ayudaras a escoger —Kageyama ladeó la cabeza

— Y exactamente… ¿Qué puedo hacer yo en una situación así? —preguntó con los ojos oscuros, Hinata empezó a entender que ya sabía lo que tenía en mente.

— Bueno, esto… ehmm —balbuceó el pelirrojo dubitativo—. Bueno… Ahh… Llamarle y preguntarle qué clase de pastel le gusta

Como pensó Hinata, Kageyama se le acercó y le agarró del cuello de la manga y lo obligó a ponerse de puntitas para que estuviera más cerca de su cara, había olvidado completamente de que estaban en una tienda y que la dueña de la pastelería les estaba observando. Ladeó la cabeza de manera tenebrosa, demasiado para el gusto de Hinata, y cuando estaba lo suficientemente cerca le susurró: — ¿Por qué debería yo llamarle, idiota? —Le acercó un poco más—. ¿No te parece un poco extraño que te llamen un día antes de tu cumpleaños para preguntarte qué tipo de pastel te gusta? —Más cerca—. ¿Eres idiota? —Muy cerca, tanto que Hinata podía sentir el aura oscura que emanaba Kageyama en esos momentos—. ¿Y por qué tengo que ser yo, idiota?

Luego le soltó tirándolo sin demasiada brusquedad a unos centímetros de él; Hinata, quien ya había recuperado el color de sus mejillas, se le acercó de nuevo.

— No seas, idiota, Kageyama, estamos en una tienda —le susurró de manera que le puso más nervioso al moreno, pero se tranquilizó al darse cuenta de que tenía razón—. Y ya pensé en eso, créeme que nadie espera nada de ti, así que no sospechara nada —le levantó el dedo gordo y le guiñó un ojo para asegurarle que no ocurriría nada sospechoso. Kageyama se tragó sus ganas de matarlo ahí mismo

— Además ni siquiera tengo su número —respondió de nuevo, con un esbozo de sonrisa que negaba toda posibilidad de que aquello ocurriría.

— No te preocupes por eso, Kageyama, yo te lo paso si es que eres tan insistente…

— Yo… no…

— Aquí tienes —le mostró la pantalla de su celular con el número de Yachi, él se alejó unos pasos con las manos arriba como si tratara de defenderse de Hinata, pero Hinata se adelantó y con agilidad tomó su celular del llavero que sobresalía de su bolsillo. Kageyama estaba tan concentrado en su modo de defensa que reaccionó un poco tarde y no pudo arrebatarle el celular a tiempo

— Oi… No quiero… Dame mi celular —Hinata empezó a marcar un número antes de que Kageyama le quitara de sus manos.

"No"

"Mierda. No"

"No quiero hacer esto."

Pero cuando vio la pantalla de su celular ya se encontró con la palabra "llamando" y la imagen de Yachi-san por encima de la inscripción, le siguió un sonido de la voz de una chica: Yachi-san misma. Kageyama se quedó en blanco.

— Dile "hola" Kageyama —le dijo Hinata dándole unos golpecitos para que reaccionara. Kageyama puso el celular en su oído y escuchaba "¿Hola?... ¿Hola?" provieniente de la voz

— ¿Hola? —dijo Kageyama confundido, Yachi volvió a decir Hola y ambos se quedaron callados por unos instantes, probablemente porque Yachi no reconocía la voz y tenía vergüenza de preguntar quién era y porque Kageyama no sabía qué decir, hasta que Hinata le dio un golpe fuerte en el estómago y reaccionó contra é, pero después volvió a acordarse de Yachi más calmado.— Yachi-san, soy yo, Kageyama-kun, del equipo de vóleibol, de la preparatoria, de karasuno, del primer año, clase…—Hinata volvió a darle otro golpe para que se tranquilizara…

— ¡¿Kageyama-kun?! ¡¿Sí?! ¿¡Qué sucede!? —Yachi sonaba confundida. Definitivamente tenía pequeños ataques de histeria cuando escuchaba gritar a Kageyama por los golpes de Hinata. Pero él volvió a golpear a Kageyama para que respondiera con más naturalidad.

— Sí, esto… bueno… ejem —Kageyama carraspeó pensando en qué iba a decir—. Bueno… Quiero saber algo… Sí… quiero saber… qué… quéclasedepastelestegustan.

— ¿Ahhh? —Logró decir aún más confundida— ¿Q-qué clase de pasteles? ¿P-por qué q-quieres saber eso, Kageyama-kun?

Kageyama se quedó en blanco de nuevo, miró a Hinata y miró su celular, luego volvió a mirar a Hinata esperando a que lo ayudara. Apartó su celular y tapó el micrófono con las manos mientras seguía mirándolo con desesperación. Hinata no parecía entender qué le ocurría, al menos Kageyama olvidó mencionarle qué le había dicho Yachi-san y él no pudo adivinarlo.

— ¡Que para qué quiero saber esto! —musitó con nerviosismo—. ¿Qué le digo, enano imbécil? Sabía que tenías que ser tú el que le llamara ¿Por qué yo de todas las personas? ¡Debí saberlo! ¡Es imposible que yo la llamara si nunca en mi vida lo hice antes!

Hinata volvió a golpear su estómago, Kageyama se agachó para cubrirse el abdomen porque esta vez Hinata se había pasado, soltó el micrófono del celular y escuchó que Yachi le preguntaba qué le ocurría con mucha desesperación, volvió a cubrirlo mientras levantaba la cabeza y mataba a Hinata mentalmente con los ojos.

— Ya lo tengo pensado, Kageyama-san, dile que te gusta alguien y que quieres regalarle un pastel y no sabes qué tipo de pastel regalarle… Al final no está tan alejado de la realidad —Hinata rió como si tuviera orgullo por su gran idea.

— ¿Por qué le preguntaría a ella algo como eso? —Kageyama frunció el ceño más de lo fruncido que ya estaba.

— Porque no hay otra chica a quien puedas preguntarle y puedes usar sus gustos como una base para un pastel para todas las chicas —Kageyama pensó en agarrarle de la cabeza y tirarlo para el otro lado del mundo pero se dio cuenta de que el enano bastardo había planeado muy bien todo esto.

— Maldito, lo has pensado todo —fue lo último que dijo antes de volver a componerse y a hablar con Yachi.

Al final le dijo lo que había sugerido Hinata (muy de mala gana) y Yachi le insistió mucho en que sus gustos no pueden servir y que mejor le preguntara a otra persona. Inventó que quería la opinión de una chica porque quería regalarle a una chica, así que después de mucho intentar (y también los gritos de la dueña de la tienda que les decía que eligieran algo o que se fueran afuera) ella finalmente aceptó.

Mientras Kageyama se encontraba insistiendo con Yachi por teléfono, Hinata se encontraba mirando a través del vidrio los diversos pasteles de nuevo, habló un rato con la pastelera para que al pastel pudieran agregarle un mensaje de "Feliz cumpleaños, Yachi"; al principio se negó, por supuesto, Hinata continuó insistiendo fervientemente hasta el punto que hartó a la dueña del lugar, quien de mala gana fue a traer una crema especial con chocolate para hacer el inscrito.

— De fresas —terminó suspirando Yachi, Kageyama lo repitió en voz alta para que le escuchara Hinata. — Ahh... pero esto no quiere decir… digo… N-no a todos nos puede gustar las mismas cosas, pero si te sirve, q-uiero decir… y-yo…

— Gracias, Yachi-san… Adiós —Kageyama la interrumpió y cortó directamente antes de escuchar que Yachi se despidiera.

Hinata se dio la vuelta ypuso sus manos en su cintura; Lo miró por encima de sus ojos

— Al menos despídete de una manera cordial, acaba de ayudarte con la chica que te gusta

— ¿¡Bromeas!? —Le gritó Kageyama—. De verdad espero que haya sido una broma.

Terminaron de hacerle la inscripción al pastel de fresas que eligieron y le pidieron a la pastelera que lo envolviera como para entregarle a Yachi. El pastel quedó envuelto por encima del plástico por una cubierta de cartón que tenía unos dibujitos de globos y serpentinas, un moño color rojo y una tarjetita que decía "feliz cumpleaños". La pastelera cada vez les miraba de peor manera ya que le traían bastantes problemas:

— ¡Adiós! —les dijo—. Y por favor, no vuelvan pronto…

— ¿No se supone que debería querer más clientes?— susurró Hinata a Kageyama mientras salían de la tienda. Al final no dijeron nada más, de alguna manera sabían que la señora estaba en su derecho, Kageyama pensó "De todas formas es imposible aguantar a Hinata" mientras que Hinata pensó "Es que Kageyama se pasa, es insoportable a veces". Hinata llegó hasta su bici y de repente el moreno le arrebató el pastel de sus manos.

— He pasado por mucho para que compráramos este pastel, no voy a dejar que tú y tu inutilidad lo arruinen, así que yo lo voy a llevar

— Kageyama, maldito, yo fui el de la idea, puedo llevarlo en mi cesto —le dijo mostrándole el pequeño cesto que tenía en el manubrio de su bici. Aunque al verlo hasta Hinata pensó que era mala idea que él llevara el pastel, por más que quería llevarlo.

— No lo harás, eres un peligro andante

— ¡Dámelo!

— Ves, ya estás por destruirlo, idiota —Hinata se había balanceado sobre él, pero Kageyama alzó el pastel, Hinata empezó a saltar verdaderamente alto para alcanzarlo pero simplemente no podía quitárselo.

— Está bien, pero YO seré el que le entregue el pastel —fue lo último que dijo antes de subir en su bicicleta y marcharse.

Al día siguiente, ya siendo el cumpleaños de Yachi, Hinata se encontró con Kageyama antes de las prácticas de la tarde para poder decidir cómo lo harían, de todas formas, ninguno de los dos tenían experiencia en dar regalos sorpresa. No se pusieron de acuerdo en nada, excepto en que Hinata sería el que le diera el pastel; entraron al gimnasio donde esperaron a que Yachi apareciera.

— ¡Feliz cumpleaños, Yachi-san!—gritaron al unísono cuando la encontraron pasando a través de la puerta adentrándose al gimnasio. Como no era la hora oficial, no había nadie más que no fueran ellos tres.

Yachi los miró sin saber qué hacer, ni qué decir…

— Chicos… yo… —Yachi balbuceó en un intento por responder algo.


Continuará, no sé, espero sus reviews o sus señales de humo para saber si les gustó... A mí parecer estuvo muy cómico, lo que quería era señalar como Yachi se apega más a Kageyama, mientras que ya está apegada a Hinata... Y también traté de mantener sus actitudes, Shouyou muy activo y Kageyama un poco argel,

No sé, me gustó, si comentan ya verán en el siguiente cap como avanzan las cosas...