CAPITULO IX:
LAS HERIDAS DEL PASADO
-¿Dónde está Kouga? – preguntó Kikyo aplicándose por enésima vez en la noche labial.
Inuyasha que estaba en la barra junto a ella rodó los ojos aburrido – Ya te dije que esta con esa niña… Ayame creo que es, no lo sé – se encogió de hombros.
-¿Qué? – cuestionó casi indignada Tsubaki -. Otra vez frecuentándose con la pobretona esa.
-Ya sabes cuales son los gustos de Kouga – habló un chico de larga trenza y ojos rojos que la tomó por la cintura y le beso el cuello.
-¡Ya déjame, Hiten! – dijo Tsubaki sacándoselo de encima -, arrugas mi vestido – alisó su costoso vestido blanco.
-El sarnoso está muy apegado a esa niña, creo que se conocen desde pequeños – informó Inuyasha.
-No le veo el sentido a compartir con gente que no tenga nuestro mismo nivel social – Kikyo se colgó melosamente del cuello del peliplata -. ¿Verdad?
-Sí, sí, lo que digas – le restó importancia el chico.
-Oh, por dios – Tsubaki palideció -. Hablando de bajo nivel – su vista fue seguida por sus acompañantes hasta la entrada del bar que habían reservado para su cumpleaños.
-¿Qué hacen ellos aquí? – preguntó Kikyo y miró a su "amiga" -, espero no dejaras la lista abierta, ¿verdad? – la ojiazulina no movió un musculo -. ¡Estúpida! – le gritó histérica la lacia.
Hiten soltó una carcajada – Veo que las cosas se pondrán interesantes – miró al ojidorado que sonreía al igual que él.
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Una vez llegaron al bar infestado del los chicos del campus, el grupo de amigos divisó con facilidad al centro de brujas.
-Miren chicas – Jackotsu las tomó a ambas por el cuello -. Saluden, nos esperaban – bromeó ante la descompuesta cara de Tsubaki y Kikyo.
"¡Estúpida!", escucharon el fuete grito de Kikyo y los tres estallaron en una carcajada.
Bankotsu miro a su rubio amigo – Yo me encargare de ella – movió su cabeza apuntando a la azabache.
Kyoya solo suspiró con una sonrisa – Yo del escandaloso, no te preocupes – dividieron sus tareas y se adentraron en el lugar.
-Estoy muy nerviosa – susurró Sango quitándose la chaqueta.
Kagome le sonrió y le tomó la mano – Tranquila no debes preocuparte.
-¡Hey, Bank! – una voz masculina se alzó acercándose a ellos.
-No puede ser – Sango comenzó a sudar frio y miró con los ojos bien abiertos a la azabache.
-Me pediste que viniera y llegas tarde – lo saludó dándole la mano -. Hola Kyo – saludó ahora de la misma manera al rubio junto a ellos.
-Tuvimos algunos… retrasos – hizo la pausa buscando la palabra, ya que si decía que no pudieron llegar a tiempo porque su hermano tardo en preparar a Sango seria fusilado.
-¡Miroku! – llegó Jackotsu junto a ellos -, ¿Cómo estás? – le sonrió al ojiazul.
-Hola, Jack – sonrió de vuelta el de pequeña coleta -, estoy bien ¿y tú, que tal?
-Bueno… - sonrió el castaño -, estamos en un pequeño debate – pasó su brazo por el cuello del chico y lo hizo mirar en la dirección de las chicas donde Sango les daba la espalda unos pocos pasos más delante de ellos -. Qué crees tú, ¿lucen bien las piernas de Sango con ese vestido o se ven mejor en pantalones ajustados?
Miroku analizó las largas piernas de la castaña que continuaba de espaldas pero roja como un tomate parando en su trasero – Se ve maravillosa – se soltó del agarre del chico y fue directamente donde ella -. Mi querida Sango… - la saludó con un beso en la mano a lo que la chica solo pudo sonreír avergonzada.
-H-hola Miroku – tartamudeó -, c-conoces a K-Kagome – trató de desviar la atención del chico.
-¿Kagome? – cuestionó pensativo y volteo a ver a la azabache que fue ignorada en un comienzo -. Ah… tú debes ser…
-Mi novia – llegó Bankotsu de la nada y abrazó a Kagome por las caderas colocándose apegado a su espalda.
El pelicorto sonrió – Claro – miro a la chica y le ofreció la mano, sabiendo que eso era lo más que tenia permitido tocarla -. Es un gusto, Miroku Mokushi – le sonrió con amabilidad.
-Kagome Higurashi, es un placer – dijo ella.
Luego de la presentación, Miroku dirigió toda su atención nuevamente a Sango – Mi preciosa Sango, serias tan amable de bailar conmigo – le ofreció la mano con caballerosidad.
La castaña solo asintió sin poder hacer funcionar su cerebro para hablar y se dirigió al centro de la pista junto al chico.
Kagome sonrió y buscó con la mirada al resto de su grupo - ¿Dónde estan Kyoya y Jackotsu? – le preguntó al moreno.
-Fueron a la barra – apuntó al otro extremo del bar.
Kagome siguió el dedo de su novio y se encontró con sus amigos sentados un los taburetes, el castaño hablando animadamente con un grupo de chico y el rubio rodeado de chicas.
-Veo que no pierden el tiempo – rió ella bajo.
Bankotsu agachó su cabeza y le dio un par de mordiscos en el cuello – Nosotros tampoco deberíamos – le habló con lentitud y seducción.
La azabache sintió como sus piernas flaqueaban – No comiences, hemos venido a divertirnos – le regañó sin muchas ganas.
El moreno suspiró – Eso hago… pero si insistes, bailemos – la llevó de la mano y ambos comenzaron a mover sus cuerpo al ritmo de la música electrónica que sonaba de fondo.
El chico tenia movimientos simples pero malditamente sexys por lo que la chica decidió no quedarse atrás y provocarlo un rato.
Kagome apegó su pelvis a la de él y con disimilo, frotó su cuerpo haciéndolo separa un poco sus labios, luego se volteó dándole la espalda pero este la apegó a él, poniendo sus fuertes manos en las caderas de ella dándole libertad de movimiento – No hagas esto si no quieres provocarme.
-¿Quién dijo que no quería? – sonrió ella.
El moreno sonrío de lado y le mordió la oreja – Dos pueden jugar a lo mismo, pequeña – le susurró al oído y comenzó a moverse un poco más marcado, haciendo que su miembro se apegara al trasero de la chica y esta lo pudiera sentir a la perfección.
-Esto se estaba volviendo peligroso – dijo ella y se volteó quedando de frente a él -. Será mejor que nos comportemos – lo abrazó por el cuello y le dio un rápido beso.
Mientras la pareja bailaba sensualmente, desde el otro lado del bar, un par de ojos cafés los observaba con molestia y al borde de las lágrimas.
-Toma – Sesshomaru llego junto a la chica entregándole un vaso de soda.
Ella no lo recibió, solo miraba con odio – No puedo creer que sea tan maldito.
-Sara… - trató de tranquilizarla el ojidorado.
-No – lo paró ella -. Debería tener más respeto por mi hermana.
-Tu hermana ya no está – le dijo el pelilargo tomándole con delicadeza el rostro.
Los ojos de ella se aguaron mas – Lo sé, pero es su memoria la que debe respetar.
-Ella lo eng…
-Aun así – lo cortó Sara -, su deber era estar con ella – la chica no se contuvo y salió a la terraza.
El peliplata solo suspiró y la siguió en silencio.
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-Wow, sí que hace calor – se rió divertida Kagome, mientras llegaba con Bankotsu en donde se encontraba solo Jackotsu, ya que Kyoya estaba en la pista con una chica.
Jackotsu les entregó un par de bebidas – Bailas muy bien, querida.
-Si te gusta lo vulgar – dijo Kikyo llegando junto a ellos.
Jackotsu rodó los ojos – Envidiosa.
La lacia se rió – Nunca de esta c…
-Oh… - Kagome volteó a ver a la chica, antes de que completara su insulto inminente -. Hola Kikyo, ¿qué te trae por aquí? – le dijo irónica.
El peliplata junto a ella soltó una risita y ella bufó – Maleducada – le hizo un desprecio y se fue junto al chico.
El moreno le dio un suave beso en la frente ocultando su diversión – Vuelvo enseguida – miró a los chicos -, no causen problemas – ambos asintieron y el pelinegro se volteó hacia la pista cruzando miradas con su rubio amigo, el cual solo le asintió y se encaminó donde los chicos en la barra.
Bankotsu caminó entre el tumulto hasta uno de los balcones del bar, sacó su móvil, marcó un numero y se lo llevo a su oído.
-¿Paso algo? – una preocupada voz habló por la línea.
-No, todo está bien – sacó un cigarrillo y lo encendió con rapidez -. ¿Ha tenido noticias de algo nuevo, Yato?
-Nada que nos de mucha información, la policía aun no tiene a ningún sospechoso y yo aun no recibo algún tipo de amenaza o señal de quién está detrás de todo esto.
El moreno dejo salir el aire frustrado – Bueno, Kagome está bien no tiene que preocuparse por ella, está constantemente acompañada aun cuando yo no estoy cerca.
-Eso me tranquiliza mucho, Bankotsu.
-Manténgame informado de los detalle, por favor.
-De acuerdo.
El chico cortó la llamada y le dio una larga calada al cigarrillo, le desesperaba no tener certeza de que era lo que amenazaba a su chica.
-Te veo muy relajado – Sara llegó junto a él desde las sombras.
El pelinegro no movió ni un musculo cuando la escuchó a la conocida voz llegar, solo terminó su cigarrillo y se volteó para entrar nuevamente.
La chica se interpuso en su camino - ¿Ya te vas? – lo miraba con odio.
-Sara… - la llamó con precaución pero firme.
-¿Qué? – lo desafío ella con la mirada -. No me pongas esa cara, no debería importarte lo que yo pueda decirte, te veo muy feliz con tu nueva novia… ¿o victima?, ¿le harás lo mismo que a mi hermana? – preguntó alzando un poco la voz.
-No sabes lo que estás diciendo – la apartó bruscamente pero ella lo retuvo tomándole el brazo.
-Claro que lo sé, abandonaste a mi hermana y ahora te entretienes con una nueva chica – su agarre se apretó más -. Eres una basura.
-Di lo que quieras – se removió él, logrando soltarse -, yo no tuve la culpa, Reira…
-¡No digas su nombre! – gritó la chica -, ya no tienes derecho de decirlo… - comenzó a sollozar -, tú la olvidaste…
Bankotsu se volteó a mirarla con lastima – Yo nunca olvidare a tu hermana, jamás – declaró con seriedad -, ella fue muy importante en mi vida y la ame como nunca creí amar a nadie – el sonido de un vaso quebrándose sobresaltó a la chica que se topó con los profundos ojos del chico llenos de sentimientos.
-¿E-entonces que haces con Kagome? – preguntó ella terminando de secar sus lagrimas.
-Ella me devolvió las ganas de vivir – sonrió recordando a su novia -, Kagome es mi destino.
-¿Y qué pasa con mi hermana? – Sara comenzaba a perder el control de nuevo.
-Ella hizo su elección, yo ya sane esas heridas – se volteó y comenzó a caminar -, te recomiendo hacer lo mismo, supéralo – dijo cruelmente, pero ya no podía cargar con la culpa de algo que él no provoco.
La chica lo vio partir y esa última palabra se clavó en su corazón "Supéralo" era lo que siempre escuchaba de Sesshomaru y aun no podía hacerlo, su querida hermana aun dolía y dolería siempre, y jamás perdonaría que él se olvidara de ella -. No tu Bankotsu… no tu – aseguró con determinación mientras por sus mejillas seguían rodando lagrimas.
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Kagome salió a toda prisa del bar y jadeando llego a los estacionamientos.
En su mente se repetía lo último que escucho, "Yo nunca olvidare a tu hermana, jamás… ella fue muy importante en mi vida y la ame como nunca creí amas a nadie"
Nunca había escuchado ese tono tan profundo y sentido en el moreno, su rostro endurecido y su determinación, le partieron el corazón.
"¿Por qué Sara?, ¿Bankotsu y su hermana?", miles de preguntas llegaron a su mente de golpe, sabía que el moreno ocultaba algo con una chica pero, ¿qué era?
Sacó un cigarrillo y lo encendió, debía calmarse, la ansiedad no podía ganar en su mente, debía calmar su corazón.
-Hola, Kag – una voz conocida la hizo voltear rápidamente hacia la oscuridad de un callejón cercano.
-No puede ser… - dijo sacando lentamente el humo de sus pulmones - …¿Hojo?
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-¿Dónde esta Kagome? – preguntó Bankotsu llegando junto a sus hermanos.
Kyoya lo volteó a ver – Esta justo… - miró a su alrededor desorientado - …aquí… - la palabras perdieron fuerza.
-Maldición – escupió el moreno y comenzó a buscarla con la mirada por todo el lugar sin éxito -. Iré a ver a fuera, busquen a Sango y encuéntrenla – ordenó y salió a toda prisa.
Una vez en el frontis del bar, buscó por los alrededores hasta que llego cerca de los estacionamientos y palideció – No puede ser… - se inclinó y recogió el collar de dragón de la chica – Mierda, mierda, mierda… - maldijó mientras sacaba su móvil.
La línea nunca conectó – Mierda, ¿dónde demonios estas? – se maldijo a si mismo y volvió al bar.
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Hojo se acercó lentamente a la azabache – Mucho sin vernos, ¿sorprendida? – le preguntó llegando junto a ella.
Ella arrugó el ceño - ¿Qué haces aquí? – le preguntó con precaución ya que las cosas no habían terminado muy bien entre ellos.
El chico le sonrió – Estas muy desprotegida del frio – le tocó con suavidad el hombro a lo que ella, lo alejó con un movimiento brusco -. ¿Te gustaría conversar en mi auto? – el señaló un sencillo sedan estacionado unos metro más al frente.
-Estoy bien aquí – aseguró ella, abrazándose a sí misma, su chaqueta estaba dentro así que el frio calaba fuerte.
-Np te hare nada – Hojo metió las manos en su chaqueta -, solo quiero conversar – le sonrió con amabilidad, la misma que siempre le había mostrado a ella.
Aun estaba molesta por lo de Bankotsu, así que no le apetecía entrar – De acuerdo, pero solo u momento, me están esperando.
El castaño asintió y la guió, una vez dentro puso la calefacción, y el calor relajo notablemente a la muchacha – Y bien, ¿me dirás que te trae por aquí?
El chico oscureció su mirada y puso el cerrojo automático, poniendo en alerta a la azabache – Me dejaste… - comenzó a hablar -, me olvidaste, me dijiste que querías estar sola y lo primero que haces al llegar aquí, es buscarte un novio… un maldito novio - negó apretando los puños
Ella suspiró un poco culpable, ya que era verdad todo lo que él le recriminaba – Mira Hojo, yo lo lamento pero las cosas fueron así, se dieron de esta forma y yo…
-¿Creíste que sería tan fácil? – acortó la distancia entre sus rostros, tomándola fuertemente por los hombros -. ¿Crees que puedes olvídate de mi?, ¿dejarme atrás? – comenzó a reírse de manera desquiciada ella no miró preocupada y trató de abrir la puerta con miedo -. No te preocupes no te hare nada, aun… solo quería que supieras que esto aquí… muy cerca de ti y de ti novio – sonrió con malicia y la soltó.
Kagome sintió miedo pero trató de pensar racionalmente, el chico se veía totalmente trastornado, necesitaba salir ahora mismo de ese lugar a costo de lo que fuera – Hojo… lamento todo lo que te he hecho pasar pero…
-Ahórrate tus intentos – abrió las puertas -, ya te lo dije no te hare nada, solo quería que supieras que he venido por ti.
Ella aprovechó el momento y salió del vehículo sin mirar atrás.
Hojo sonrió y tomó su teléfono marcando un numero – Estas hecho, Kagome ya sabe que estoy aquí – sonrió mirando como la azabache desaparecía al interior del bar.
-Eso fue muy estúpido…
El chico sonrió – Esto fue necesario… para mí – su sonrisa se ensancho.
–Me da igual lo que planees con la niña esa, sabes que no puedes hacerle daño la necesito para…
-Vengarse de su padre – hizo un gesto irónico con la mano Hojo -. Lo sé, es por eso que me contactaste en Tokyo y me pediste quemar la mansión.
-Al menos con esto, pondremos en alerta a la niña esa, Yato me contó que le están ocultando lo que ocurre, con tu presencia tendremos distraído al mocoso de Bankotsu.
-Kagome no le dirá nada de lo que paso, solo estará atenta – le informó Hojo.
-Lo sé y eso nos servirá de mucho, el chico Hiiryu no es idiota y lo notara. Sigue con tu jueguito pero mantén las cosas en control, nadie debe saber aun que tú y yo estamos juntos en esto.
-Lo sé… - el chico sonrió de manera desquiciada - …Takajo.
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La azabache volvió al bar un tanto desconcertada, había sentido miedo por el resiente encuentro pero sabia que Hojo no era un mal chio, o al menos eso creía, además ella era la responsable de su cambio de actitud, mas que mal le mintió al darle sus razónes del termino de su relación y la prueba viviente se acercaba furioso a ella.
-¿Se puede saber dónde demonios estabas? – le preguntó disgustado el moreno.
Ella bufó y lo paso de largo hasta la barra para tomar su chaqueta – Me encontré con un conocido – le dijo sin importancia.
-¿Un conocido? – cuestionó incrédulo -, pero si tu no conoces a nadie más que a nosotros en esta ciudad, maldita sea Kagome, donde estabas – le recriminó mientras ella se calzaba su chaqueta.
-Mira Bankotsu, yo no tengo por qué darte el informe de a quien conozco y a quien no – su genio comenzó a empeorar cuando el recuerdo de la voz del chico al hablar de otra chica llegaba a su mente -. Tú no tienes ningún maldito derecho a meterte en mis asuntos, ¿o es que acaso tú me cuentas absolutamente todo de ti? – su voz se cargó de cizaña.
-Oh, veo que la parejita tiene su primera discusión – Kikyo que siempre estuvo atenta al grupo, encontró el momento preciso para hacer su aparición.
-¡Púdrete, víbora! – le gritó Kagome dejando a todos impresionados por su enojo.
-Kagome, ¿qué demonios te pasa? – el moreno trató de tomarla del brazo pero ella se alejó.
La azabache vio la cara de desconcierto de su novio y suspiró tratando de calmarse – Me iré primero – dijo marchándose.
-Espera – el ojiazul trató de detenerla pero su hermano lo detuvo.
-No sé qué ocurrió pero es mejor que no la sigas – le dijo serio pero preocupado.
Kyoya tomó sus cosas – Iré con ella, quédate tranquilo – le tomó el hombro a su amigo y esperó por una respuesta por parte de él.
Bankotsu lo analizó unos momentos y dejó salir el aire cansado – Cuídala - el rubio asintió y salió corriendo tras la chica.
-Pero que bien lo estás haciendo, Bank – Inuyasha se burlaba desde la barra -, ¿Cuánto tardaste en espantarla esta vez?
El moreno lo miró con odio y Jackotsu lo soltó, sabiendo en que iba a terminar todo.
-No te metas en esto – le dijo con tono asesino el azabache.
-¿O si no que? – el peliplata se puso de pie y se paró frente a él -, te recuerdo que no pueden haber agresiones entre los participantes de los equipos antes del torneo.
-Solo sancionan al que comienza y tú tienes mucho público – le dijo ahora con una sonrisa Bankotsu.
El ojidorado soltó una carcajada - ¿Qué te hace pensar que yo iniciare una pelea contigo?
-No lo sé… - se encogió de hombros el moreno -, quizás recordar el hecho de que tu querida noviecita se ha acostado con todo Hokkaido pueda perturbar tu mente.
Inuyasha se comenzó a molestar, sabía que Kikyo no tenía una buena reputación, al igual que él, pero no era necesario decirlo -. ¡Cállate! – le gritó conteniéndose.
-Oh… quizás si Kagome me deja… – se acercó a la lacia y le tomó un mechón de cabello -, pruebe suerte yo… - dijo con tono seductor y fue lo que dinamito todo.
El peliplata se lanzó a golpearlo, Bankotsu esperó a que el chico descargara tres golpes en su rostro, comprobando que todos fueran testigos de quien inicio – No sabes cómo te agradezco esto – sonrió y comenzó a golpearlo de vuelta, sin dejarlo responder o defenderse.
Luego de un par de golpes en el rostro, Inuyasha cayó al suelo, con la cara llena de sangre – Fue suficiente, hermano – Jackotsu le tomó el hombro y lo sacó del lugar antes de que todo empeorara.
-¡Inuyasha! – se acercó al chico la lacia.
-¡Me las pagaras, maldito! – gritó el ojidorado, furioso por la humillación.
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-¡Kagome! – Kyoya llamó a la chica que caminaba hacia la avenida un par de metros delante de él.
Al escuchar la voz de su amigo, ella se detuvo de golpe y esperó hasta escucharlo cerca de ella - ¿Por qué? - le preguntó sin voltear.
-No entiendo de que hablas – él la rodeó y vio como gruesas lagrimas caían por sus ojos.
Él solo la abrazo y ella lo correspondió - ¿Por qué habla así de ella?, ¿qué demonios está pasando? – la chica se aferraba a su amigo botando toda la frustración que sentía.
Kyoya sin comprender la situación solo le acarició el cabello – Ven, vamos a que te calmes un poco – la guió hasta el auto del padre de Bankotsu y la llevó a un café, en donde podían conversar con tranquilidad.
Luego de que ella le contara todo lo que había escuchado entre Bankotsu y Sara, le preguntó - ¿Quién es la chica?
-Yo… - el suspiró frustrado -. Yo no puedo decirte mucho, solo sé que es algo muy doloroso y debes hablarlo con él.
La azabache se dejó caer en el cómodo asiento mientras su mirada estaba fija en su bebida caliente – Sabia que no me dirías nada.
-Ambos son mis amigos, los quiero y estas cosas deben solucionarlas ustedes mismos – dijo el rubio tomándole la mano con cariño -. Solo sé que él te ama y no es su intención hacerte sufrir.
-Wow, que alivio – ironizó ella -, gracias por tus palabras me dejan mucho más tranquila, Kyoya.
El sonrió al verla más tranquila y vio la hora en su reloj de mano – Ya es tarde, será mejor que te lleve a casa.
La chica suspiró – De acuerdo, iré al baño y nos vamos.
Apenas se quedo solo marcó rápidamente el número de su amigo, el cual contestó inmediatamente – Estas en serios problemas – le dijo Kyoya angustiado, había llegado el momento de cerrar el asunto.
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Bankotsu estaba solo en la sala de su casa, el moreno se sentó frente al ventanal solo con la chimenea alumbrando la silenciosa estancia.
Miles de recuerdos invadían su mente, Kikyo llorando desconsolada en los brazos del peliplata, Tsubaki aterrada mientras llamaba por teléfono, Jackotsu tratando de calmarlo y por ultimo Sara… la desolación y preocupación de Sara le desgarraba el alma.
"¿Dónde está Reira, Bankotsu?" recordó la contante incógnita de la chica hacia él, "Tú deberías estar con ella, sabes como esta" el llanto de Sara se repetía una y otra vez en su mente.
El miedo que sintió en ese momento se estaba haciendo presente nuevamente al creer que algo podría haberle pasado a la azabache.
-Hola… - la voz de Kagome lo sacó de su ensimismamiento, ya que nisiquiera notó cuando ella llegó.
Sacudió un poco su cabeza y se puso de pie para mirarla parada en el umbral del la sala - ¿Estás bien? – le preguntó el caminando junto a ella.
La chica se abrazó a si misma – No lo sé, dímelo tu.
-¿Qué fue lo que escuchaste? – le preguntó Bankotsu mirándola a los ojos.
La azabache dudo un poco por la intensidad del moreno – Escuche a Sara gritarte y me acerque a ustedes – comenzó a contar mientras caminaba hasta el ventanal que anteriormente estaba observando el moreno -. ¿Quiero saber? – dijo mirando al exterior - ¿Quién es la chica?
A Bankotsu se le cerró la garganta, no sabía si estaba preparado para revivir esa herida pero era el momento – Sera mejor que subamos – le dijo tomándola de la mano.
-Quiero saber – exigió ella con voz calmada y sin moverse.
Él volteó a mirarla y le acomodó el cabello tras la oreja – Te lo contare todo, pero será mejor que estés cómoda, es una historia un tanto… larga – le dijo con una triste sonrisa.
La azabache comprendió el dolor en el rostro del chico y solo lo siguió en silencio hasta la habitación que ocupaba ella.
Ella se sentó en la cama quitándose la chaqueta y los zapatos mientras él hacía lo mismo y se sentaba junto a ella.
-En la escuela yo estaba en el mismo grupo que Inuyasha, Kikyo, Kouga… ya sabes todos esos idiotas – comenzó a contar el moreno.
-¿Es en serio? – preguntó ella incrédula.
-Ya sabes – se encogió de hombros -, todos fuimos al mismo colegio por la situación de nuestras familias. Nos criamos todos juntos desde pequeños, así que era normal para nosotros seguir juntos, dentro de este mismo grupo estaba Sara… y su hermana Reira – los ojos del chico se volvió mas fríos -, Reira y yo siempre fuimos cercanos aun que ella comenzó a alejarse del grupo a medida que fueron pasando los años. Cuando entramos en nuestro último año nos hicimos novios – dejo salir el aire y rascó fu frente -, ella tenía amistades un tanto… peligrosos, su familia no pasaba por un buen momento y ella buscaba librarse haciendo diferentes estupideces… Yo la amaba, es por eso que me molestaba mucho con ella cuando frecuentaba esos "amigos", con el paso de los meses se alejaba cada vez más hasta que un día luego de clases la vi irse junto a Kouga…
La azabache comenzó a imaginar hacia donde se dirigían las cosas, aun que nunca alcanzó a visualizar la dimensión de la gravedad.
-Ese día los seguí y los descubrí… ella me engañaba con mi amigo – sonrió con nostalgia al recordar su pasada amistad -. Esa misma noche terminamos, pero las cosas no quedaron en eso, ella seguía buscándome y yo, yo realmente la amaba y caía nuevamente en ella, nunca logramos volver ya que comencé a aceptar que estuviera con Kouga y conmigo al mismo tiempo…
-Dolía mas perderla que estar con ella… - dijo la azabache casi en un susurró.
-Así es – asintió él con tristeza -, un día ella me pidió ir a una carrera de motocicletas que se haría a las afueras de la ciudad, yo no participaba ni frecuentaba esas estupideces así que… - suspiró - …Kouga fue con ella. Al día siguiente nadie sabía nada de ellos, por lo que nos reunimos en la casa de Kikyo a esperar noticias de ellos, pero… - los puños se le apretaron hasta dejar sus nudillos blancos.
Kagome no estaba segura de si era correcto decir algo, así que solo tomó una de sus manos y la estrechó entre las suyas para darle apoyo.
-Pero Kouga llegó por la tarde, lleno de heridas… y solo. Lo único que nos dijo fue que tuvó un accidente… y que Reira estaba muerta – terminó por decir con su vista oculta.
-Oh dios… - soltó la chica.
-Luego supimos por unos "amigos" que Kouga le insistió a Reira participar en una de las carreras, ese día había mucha nieve y perdieron el control de la moto, cuando le pedí explicaciones al idiota solo me dijo que él nunca la obligo, que fue decisión de ella – se pasó de pie y camino hasta la ventana -. Sara tiene toda la razon, si yo hubiera ido con ella, si yo no la hubiera abandonado ese día, no estaría muerta… esto es…
-No es tu culpa – la azabache le cortó las palabras abrazándolo -, esto no fue tu culpa.
El moreno tomó las manos de la chica – Siento no habértelo contado antes pero…
-Lo sé – Kagome lo rodeó y se paró frente a él -. Veo en tus ojos – le puso una mano en su rostro y lo acarició -, que aun te duele – ella tragó el nudo en su garganta y preguntó con temor - ¿Aun la amas?
El chico abrió sus ojos lentamente –No – le dijo con seguridad -. Creí hacerlo, pero luego te conocí y entendí que eso nunca fue amor – la rodeó con sus brazos con delicadeza por la cintura y la acercó a él -. Esto sí lo es – acercó sus frente y cerró los ojos, la azabache le daba paz, le daba amor, era cierto que Reira aun dolía, pero no por amor si no por culpa y arrepentimiento de poder haber hecho algo.
Kagome cerró los ojos y unas pequeñas lagrimas escaparon de sus ojos – Solo te pido… - sollozó un poco no pudiendo controlarse - … solo te pido que no me mientas, por favor.
Bankotsu abrió los ojos y la vio llorando – Te amo, Kagome – juntó sus labio y la besó con necesidad, con anhelo de que ella sintiera que realmente la amaba y que era la única mujer por la que daría la vida -. Sentí tanto miedo hoy cuando te perdí de vista, no soportaría si algo te llegara a pasar, yo…
-Nada ocurrirá – ella se colgó de su cuello -, estoy aquí.
Ambos se miraron por unos segundos, tenían muchas heridas en sus corazones, pero ellos mismos las sanaban y llenabas los espacios del pasado, sus corazones latían a un mismo ritmo y sus cuerpos respondían al otro.
Se besaron con pasión, poco a poco sus cuerpos se amoldaron y el aire faltó.
-Te amo – le dijo él -, no sabes cuánto te amo – la volvió a besar tomando la cabeza de ella para profundizar su beso aun mas.
Kagome sentía que la cabeza le daba vueltas a causa de la pasión, sus manos se aferraban a la espalda del chico.
-Ahh… - gimió ella cuando el moreno llevo una de sus fuertes manos a su firme trasero y le dio un apretón.
Ambos se necesitaban, así que se desnudaron con impaciencia y llevaron su amor a la cama.
Bankotsu besó todo el cuerpo de la chica, sin olvidar ningún lugar mientras que ella soltaba pequeños gemidos que encendían más la pasión de ambos.
El moreno se posó sobre ella y la miró directo a los ojos – Te amo, más que a nada en este mundo – le dijo con ternura y se clavó de una sola embestida en ella, comenzando un rápido vaivén.
-Ah… Ahh… - gimió la azabache mientras sus uñas se aferraban a la espalda del chico dejando marcas en él – Te amo…
El sentimiento de pérdida que tuvo Bankotsu esa tarde le dejo mucho más claro cuando amaba a la azabache, necesitaba sentirla cerca, necesitaba sentirla de él.
Sin salir del cuerpo de la chica tomó una de sus piernas y la colocó sobre su hombro, dándole más profundidad a sus embestidas – Eres mía… - decía él entre gemidos -, arg… te amo… te amo… - no paraba de repetirle.
Kagome estaba perdiendo la razón, escuchaba las palabras del chico pero no podía más que gemir de placer, sus manos tomaban con fuerza las sabanas y se mordía el labio para no subir el tono.
Junto antes de llegar al clímax, Bankotsu se detuvo, salió de su interior y la tomó por las caderas poniéndola de espaldas a él – Te necesito – le besó la espalda y masajeó sus senos.
La chica tomó la marquesa de la cama débilmente con sus manos y encorvó su espalda al sentir los cálidos labios del chico – Ah… - gimió al sentir el firme masaje en sus senos.
El moreno mordió su hombro su dejar sus senos y volvió a fundirse en ella, primero comenzó despacio, disfrutando la calidez de la chica pero no tardó en acelerar el ritmo – Arg… mierda, Kag… eres deliciosa…
-Bank… más… más rápido… - pidió ella con tono suplicante por la pasión.
El chico tomó las caderas de ella y comenzó a azotar sus cuerpos, entraba y salía de manera salvaje – Ahh… ah… - los gemidos de Kagome llenaban el lugar y el continuaba aumentando el ritmo.
Luego de unos minutos y sin poderse contenerse por más tiempo, juntos llegaron al clímax.
Kagome hecho su cabeza hacia atrás mientras que Bankotsu apoyaba su frente en la espalda de la chica, ambos jadeantes y satisfechos trataban de recuperar el aliento.
Las fuerzas comenzaron a abandonar el cuerpo de Kagome así que lentamente cedía al peso del chico, Bankotsu lo notó y salió de ella, no sin antes soltar un último gemido.
Se recostó en la cama y la acomodo entre sus brazos, ambos totalmente desnudos lograron calmar sus respiraciones y la primera en caer ante el cansancio fue ella, él la observaba mientras acariciaba su largo cabello.
-Yo no te perderé – le aseguró en una promesa que ella no escucharía -, jamás lo hare – le beso la frente y la estrechó mas entre sus brazos.
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Agradezco a…
Angeel O: Gracias por tu concejo me sirvió mucho para continuar con la historia, la chica muerta no estará en medo de ellos solo es una carga y ciclo que aun no se cierra. Espero sigas apoyándome, este fic es muy importante para mí.
Yumaika Higurashi: Gracias por tus halagos y espero te guste este capítulo un tanto triste, gracias por tu apoyo.
miikaa: Nunca dejaría una historia, a veces cuestan pero salen los capitos, este en especial me gusto mucho escribirlo, espero seguir contando con tu apoyo, muchas gracias.
Como siempre agradecería que me apoyaran con algún comentario y no solo a mi fic si no que a cualquiera que lean de nuestra querida pareja, los comentarios son el pago para los escritores.
Espero les este gustando un poco mas…
Besos, Fran.