De repente el tiempo no tuvo significado para mí, todo pasaba frente a mí en cámara lenta...

Con Terror vi como Korra, en un último esfuerzo y gracias a la información que le había proporcionado, abría sus ojos reflejando una intensa luz azul, indicador de que estaba en el estado Avatar, mientras sus piernas se estabilizaban en tierra y de una de sus manos comenzaba a concentrarse una gran cantidad de energía color púrpura. Sabía que Korra era impulsiva, tanto que pareciera que pocas veces piensa y calcula sus planes. Este estaba siendo uno de ellos, pero todo ocurrió tan rápido que no podía hacer nada, salvo pedirle protección a los espíritus.

Este debía ser el golpe decisivo, el ultimo.

Me sentía inútil, pero estaba allí lista para socorrerla, a pesar de que ya fuera tarde. La energía que Korra había acumulado era inmensa, estaba próxima liberarla y a acabar con todo.

El rayo purpura salió con estruendo de su mano, mientras esta gritaba enojada y cansada. La luz era enceguecedora, digna de un final apocalíptico, pero en el último micro segundo, en ese cuando se supone en el que todos deberíamos relajar la vista, cerrando nuestros ojos satisfechos por el trabajo, vi algo que me aterrorizó: Tarrlok sonreía y lentamente ascendía su mano enguantada. En ese segundo lo supe él tenía un plan.

Mis piernas se movieron solas, nunca sentí que había corrido tan lento en mi vida. Tenía que advertirla, tenía que protegerla y mientras corría y gritaba su nombre observaba cómo el rostro de Korra se contraía del horror. No entendí, hasta que de reojo vi como una luz roja aparecía en mi campo visual. Cuando supe que había caído en el plan de Tarrlok, de nuevo, sonreí.

Korra estaba muy lejos y muy cansada para venir igual que la otra vez. Ninguna de las dos pensamos que iba a ocurrir todo de nuevo, pero ya no era tiempo de lamentarse, no había tiempo en realidad. Me aferré a mi último plan, pidiendo que por favor funcionara. No quería lastimar a Korra de nuevo, no habíamos alcanzado a hacer nada. Así que, sonriendo, viéndola quizás por última vez a su hermoso y desastroso rostro surcado en lágrimas, magulladuras y desesperación, cerré mis ojos y para tranquilizarla, para tranquilizarme, dije:

- Todo va a salir bien.

.

.

.

- ¡Y así damos inicio al Baile de Primavera de este año en Ciudad República! – dijo Hiroshi mientras todos los invitados se levantaban de sus asientos y aplaudían a su anfitrión –. Este año sin duda es un año especial – continuó – no solo tenemos a la Avatar devuelta a la Ciudad y a los medios, no solo celebramos porque fue un buen año, sino que, además, yo celebro personalmente por mi hija, quien comenzó a llevar en silencio las riendas de esta empresa, empezando por abajo, como cualquier otro trabajador y desde ahí ascendió, silenciosa. Ya es tiempo de que se dé a conocer, de que comience a utilizar su apellido, no el apellido de soltera de su madre. Damas y caballeros, soy un padre feliz y orgulloso, y por eso quiero oficialmente darle la bienvenida a la empresa a mi hija, Asami Sato, Jefa del Departamento de Innovación Automotriz y la segunda mayor accionista de la empresa.

Todos comenzaron a aplaudir ruidosamente, en especial las personas que estaban bajo el secreto mando de Asami, quienes al enterarse de que su jefa era la heredera de la empresa, y que los había tratado tan bien sin importarle quien era ella o ellos, inflaron orgullosos el pecho y con ovaciones y desorden demostraron su apoyo y dieron una calurosa bienvenida a la hija del CEO a la empresa.

Mientras Asami se levantaba de su asiento para ir junto a su padre al escenario, observó divertida el rostro impactado de Iroh, y sin malas intenciones le regaló una sonrisa y acariciando al pasar su hombro le dijo al oído en modo de disculpa:

- Prometo contarte todo

- Claro que lo harás – la amenazó divertido mientras seguía aplaudiendo a su importante acompañante.

Una vez llegó al escenario, su padre la abrazó con ternura y luego lentamente se separó de ella y se acercó al micrófono.

- ¿Oyes eso, Asami? Es el sonido de tus trabajadores, de tus orgullosos trabajadores que están felices bajo tu mando

- ¡Siiiii! – gritaron la mayoría.

- ¡Te amamos Asami! – gritaba algún loco por allá atrás, haciendo reír a todos.

Asami se adelantó hacia el micrófono, no estaba preparada para esto. Mentiría si no dijera que estaba nerviosa, pero desde ahí veía como todos la miraban con cariño. De pronto el tiempo y el esfuerzo que hizo para llegar hasta ahí no fue nada. Veía a las personas con quien trabajaba, tan felices. En el poco tiempo que llevaba ahí ya había interactuado con todos, había hecho todo más equitativo, se veían más mujeres trabajando tanto en el rubro automotriz como en el ingeniero y los horarios laborales habían disminuido, sin hacer mella en el salario. Le encantaba su trabajo, le encantaba estar con aquellas personas, amaba lo que hacía. Así que pensando en todo sacó a relucir un pequeño discurso sobre la inclusión, las oportunidades de trabajo, el ambiente laboral y sus trabajadores y las nuevas ideas para seguir potenciando Future Industries. A todos les gustó, su padre la observaba satisfecho, el salón entero la aplaudía.

- Bien, no quiero seguir tomando más de su tiempo – dijo finalizando – Así que, antes de que mi padre se adueñe del micrófono, me tomaré las facultades para dar por iniciado el baile, así que señores ¡A bailar!

Todos rieron ante la ocurrencia de Asami, e inmediatamente la música comenzó a sonar y las parejas se comenzaron a formar para que en un instante el salón estuviera lleno de gente bailando. Asami bajó satisfecha las escaleras cuando al final de ellas vio como estaba esperándola con una ceja levantada.

- Ahora no tiene escapatoria, señorita Sato – le dijo ofreciéndole una mano, invitándola a unirse al baile. Asami sonrió, sabía que tenía mucho que contar.

La pareja se abrió paso hasta que estuvieron al centro del salón. Asami entrelazó una de sus manos y la otra la posicionó en su hombro, mientras sentía como la tomaba de la cadera, una posición propia del baile, así que no se sobresaltó, e inmediatamente comenzaron a moverse al vaivén de la música.

- No puedo creerlo, me has engañado todo este tiempo

- Disculpa por ello Iroh - dijo sonriedo - pero siempre que digo mi verdadero apellido la gente cambia conmigo. No quería que tú lo hicieras así que utilicé el apellido de mi madre y funcionó ¿no? quisiste ser mi amigo sin importarte en realidad quien era.

- Desde el principio me engañaste Asami. Me engatusaste y me usaste, y recién ahora vengo a saber quién eres – dijo falsamente sentido.

- Oh, vamos. Ya te pedí disculpas esa vez. Además, una vez que te saqué del pub y fuimos a bailar ahí te conté la verdad de todo.

- ¿Y funcionó? ¿Haberme raptado aquella noche para sacar celos funcionó?

- Hmm… no exactamente como pensaba – dijo Asami bajando la vista

- ¿Qué? ¿Y después de todo lo que hice?

- ¿Qué hiciste?... ¡No hiciste nada! – sonrió

- Justamente – enfatizó Iroh – No te hice nada. Perfectamente podría haberte obligado a hacer algo.

- No, eres muy caballero para haber hecho eso. Más aun cuando te había dicho que era lesbiana

- Aun lloro por las noches al recordar eso. Los hombres de todo el mundo sufren ante tal perdida femenina – dijo divertido.

- Jajajaja

Siguieron bailando y distraídamente en una vuelta que la hizo hacer Iroh, vio como Korra seguía en su mesa, junto a Kuvira, quien no despegaba los ojos de su chica, haciéndola sentir un nudo en la boca de su estómago.

- ¿Asami? – llamó Iroh su atención

- Disculpa, me distraje

- ¿Cómo vas con ella? – le preguntó ya más serio

- No sabría cómo responder eso. Ella me dijo que aún estamos juntas, aunque no hagamos nada de pareja

- ¿Y por qué no hacen nada de pareja? ¿No se aman?

- Claro que nos amamos, sólo que… es mi culpa. A pesar de todo lo que la extraño sigo sintiendo un poco de rabia con ella, por haberme engañado.

- Pero fue por una buena causa ¿no?

- Claro, eso me digo a mi misma… pero soy una convencida en que no creo que las cosas hubieran sido distintas si ella me lo hubiera dicho, incluso pienso que Tarrlok no se hubiera escapado aquella vez, y todo habría terminado, y estaríamos juntas ahora.

- Eso no lo sabes ¿has hablado con Korra?

- No realmente.

- Estas siendo estúpida Asami – aquella frase fue como si Iroh la hubiera abofeteado directamente en la cara.

- ¿Disculpa? – dijo deteniendo el paso, de la impresión

- Que eres una estúpida – repitió,sin una pisca de arrepentimiento ni delicadeza – No sabes cuándo podría aparecer ese loco de nuevo. No sabes cuándo Korra en cualquier batalla, por ser quien es ella, podría quizás nunca regresar. En vez de hacer algo, permites que ella esté allí, a solas con una mujer que claramente le tiene ganas.

- Hey, es tu hermana

- Por eso mismo lo digo. Sé que todo no fue una coincidencia, que nos hayamos conocido en aquel pub, que hayamos salido a bailar y que ahora seamos amigos no fue una coincidencia, fue un plan de ella, la conozco. Y ahora, estas aquí, conmigo recriminándote en vez de ir a pelear por la mujer que amas.

- ¿Plan de Kuvira? – repitió Asami, uniendo todas las piezas del rompecabezas.

- Conozco a mi hermana, y sé de las cosas que es capaz.

En ese momento observó como Kuvira cogía la mano de Korra, levantándose de la mesa, encaminándose discretamente hacia la salida de aquel gran salón. El rostro de Korra estaba levemente enrojecido, pero no de vergüenza, sino de alcohol.

- Y yo que tú me apuraría en este mismo instante – le dijo Iroh, que también había visto la escena.

Asami se volvió hacia él, observando cómo este le sonreía tiernamente. En tan poco tiempo la había ayudado tanto a pesar de que ella lo había usado en un principio. ¿Cómo alguien así podía ser tan distinto de su hermana? A pesar de todo Asami estaba agradecida de que Kuvira lo hubiera puesto en su camino. Necesitaba que alguien le hubiera dicho que estaba siendo estúpida, y se sorprendió de que esa persona hubiera sido un caballero como Iroh, pero estaba feliz. Mirándolo, le dio la más hermosa sonrisa que tenía, y agarrando su rostro con ambas manos lo atrajo hacia ella, depositando un tierno beso en su frente.

- Gracias – le dijo.

- Ve por ella Sato. Recupérala – la alentó.

Asami se despidió de Iroh y abandonó rápidamente el salón de baile, pero no alcanzó a llegar al umbral de la salida cuando una horda de reporteros la rodeó, felicitándola y haciéndole toda clase de preguntas con respecto a su ausencia.

- ¡Señorita Sato!, felicidades por haber ingresado a la empresa de su padre. Díganos ¿con esta bienvenida su padre está diciendo que se acerca el día en el que usted llevará el mando de la compañía?

- ¿Qué? No, soy feliz en mi departamento con mis trabajadores. Eso tiene que preguntárselo directamente a él.

- ¿Por qué estuvo tanto tiempo fuera de la prensa, señorita Sato?

- Bueno, eso fue por problemas personales - respondió

- Fue aproximadamente el mismo tiempo en que la Avatar Korra también estuvo fuera de cámaras ¿discutieron?

- Ya que estamos en eso ¿sigue siendo pareja de la Avatar Korra?

- Si sigue siéndolo ¿por qué esta noche ella vino con otra mujer?

- ¿Acaso terminaron porque ella la estaba engañando?

- ¿Está usted saliendo con Iroh?

- ¿No le interesa ver a su ex después de tanto tiempo?

Aquellas preguntas ya se habían escapado de su control. Es por eso mismo por lo que había estado tanto tiempo lejos de la prensa, por toda la malinterpretación que ellos podrían darle a la historia, y estaba en lo cierto. Le estaba molestando todo ello, quería dejarlos atrás sin importarle lo desubicada que estaba siendo, pero tenía que aguantar educadamente por ser parte de la compañía.

- No, nada es como ustedes dicen – dijo intentando mantener la calma – Ahora estoy ocupada, prometo hablar con ustedes más adelante – y disculpándose comenzó a abrirse paso entre aquella multitud.

- ¿Eso quiere decir que con la señorita Kuvira están en una relación abierta? – preguntó por última vez un desubicado periodista.

La sola idea de que Kuvira estuviera con Korra y que estos entrometidos reporteros pudieran pensar y difundir eso, hizo que toda la poca paciencia que estaba haciendo gala Asami se fuera por el desagüe.

- Korra es sólo mía. No digas más estupideces – dijo sujetándolo del pecho, acercando su temible y enfadado rostro al pequeño y asustado del entrevistador. Pero antes de que pudiera seguir diciendo algo vio como una silueta se acercaba desde atrás.

- Asami – la tranquilizó Iroh, haciendo que esta soltara a aquel reportero y se diera la vuelta.

- Si me disculpan, debo ir a recuperar algo

Y dándole la espalda a todos salió del salón.

Al cerrar la puerta tras ella paró un momento, avergonzada. En situaciones normales no dejaba que sus emociones la dominasen, menos en público, menos ahora que volvía a ser un rostro conocido.

"Pero esta no es una situación normal"

No era momento de perder el tiempo, quien sabía lo que estaba haciendo Kuvira en ése momento con la pobre e inocente de Korra.

- Tsk – dejó escapar Asami – siempre sucede lo mismo.

Miró a ambos lados del pasillo, sólo una puerta estaba abierta, la que daba al extenso y verde jardín del patio trasero de la mansión.

- Un perfecto lugar para hacer travesuras – volvió a hablar consigo misma, a sabiendas que muchas veces ella hizo lo mismo en aquellos discretos matorrales.

Una vez decidido el objetivo, se agachó para coger sus altos tacones y enseguida se dispuso a salir corriendo hacia el jardín. Afuera corría una tranquila brisa veraniega, no había luna, lo que oscurecía más el ambiente, siendo sólo adornado por las múltiples estrellas que cubrían aquella noche e iluminado por un casual y tenue farol de jardín. Esperó un momento, a ver si escuchaba algo: un movimiento de hojas, una pisada, un murmullo… "una risa, la risa de Korra"

Con paso silencioso y seguro se encaminó detrás de aquellas frondosas plantas, sabía lo que había al otro lado: un pequeño parque, una pequeña cúpula en cuyo interior había un banco sin respaldo, al estilo griego. Era un lugar bastante vistoso para hacer algo indebido, pero eso no disminuyó su paso. Cuando tuvo visual observó cómo Korra estaba apoyada descansando en el pecho de Kuvira, mientras esta acariciaba su pelo con una mano y con la otra se apoyaba en el banco. No supieron de su existencia sino hasta que estuvo dentro de su campo visual, fue cuando dos pares de ojos se posicionaron frente a ella, uno estaba asustado y sorprendido, y el otro par sonreía divertida.

- Kuvira – dijo Asami, mirándola directamente a los ojos

- Asami, tanto tiempo – dijo, ignorando sin éxito la situación

- Sonara repetido, pero esta vez lo diré lo más claro posible: suelta a mi novia en este mismo momento

- Asami – la llamó sorprendida Korra

- Tu siempre caes en su mismo juego – le recriminó la heredera

- ¿Qué? – preguntó la morena

- Kuvira siempre te intenta embriagar para acercarse a ti

- ¿Qué? – esta vez Kuvira preguntó

- No vengas con falsas sorpresas, no es la primera vez

- Creo que estas confundiendo todo, Sato – le dijo tranquila

- ¿Lo estoy?

- Por supuesto – dijo enfrentándola

- Asami, yo le pedí salir… no quería estar más en aquel salón, me sentía mareada – confesó Korra

Aquello fue como si le hubieran tirado un balde frio con agua en la cabeza a Asami. Primero fue la cachetada, ahora era esto. "Algo pasa con mi sentido común, sobretodo hoy"

Se quedó helada, se sentía estúpida, tal como había dicho Iroh, pero no dejó que la vergüenza se reflejara en su rostro, a pesar de que Kuvira la estuviera mirando con aquella burlesca expresión. "Me tendió una trampa… esa mujer"

- Tus celos se enceguecen, Sato. Si no querías que nadie tomara a tu novia, en primera instancia no debiste haberla dejado sola.

- Yo no…. – pero calló, sabía que era cierto -. Yo… tenía mucha rabia – confesó, apretando sus puños

- Asami…

- Lo siento Korra, soy celosa y posesiva. No quiero que estés con nadie, si no es conmigo… ¿eso te parece bien?

Korra asintió, alejándose de Kuvira, levantándose del asiento para agarrar delicadamente el vestido de Asami a la altura de su cintura – Eso siempre lo he sabido

- No culpes a Korra, Asami – interrumpió Kuvira, parándose justo delante de ella – fue tu culpa por abandonarla

Asami sólo la observó seria.

- ¿Acaso me equivoco? Yo hice lo que cualquier amiga haría en mi lugar: prestarle ayuda, comprensión, cariño… algo que tú deberías brindarle. Pero siempre me dejas limpiando todo tu desastre.

- Kuvira – le llamó la atención Korra

- Es cierto. Debe dejar de hacerte eso Korra.

- Fue sólo una vez, esta vez. Pero no la abandoné… nunca terminamos, sólo necesitaba pensar

- ¿Y lo hiciste?

- Por supuesto.

- ¿Qué concluiste?

- Que no dejaré que nadie más se acerque a ella. Korra es mía – dijo cogiendo a Korra de la muñeca – No te involucres más en esto, Kuvira – y sin más que agregar se llevó casi a rastras a Korra devuelta a la mansión.

Estaba molesta, dejó a Kuvira atrás. No entendía qué es lo que esa mujer quería. Necesitaba calmarse, prácticamente estaba raptando a Korra al interior y no tenía ningún plan. Mientras cruzaba el jardín se fue tranquilizando. La humedad del pasto en sus pies descalzos la llevó, sin querer, devuelta al momento en el que se sentía plena, aquella vez cuando estaba caminando por la calle después de haberse despedido de Iroh, cuando Korra la había seguido desde el pub. Sonrió al recordar eso, al recordar el rostro enrojecido y molesto de ella.

- ¿Asami? – la llamó Korra devuelta al presente - ¿Dónde vamos?

- A mi habitación – dijo sin pensarlo.

- Oh

Sin que nadie las viera, atravesaron aquel extenso pasillo que unía el salón con el jardín, hasta llegar a unas grandes escaleras, las cuales Asami subió sin emitir palabra. Sólo se escuchaba el eco de un par de tacos en aquella baldosa, mientras subían las escaleras, los de Korra. En cambio, los pies de Asami apenas rozaban las baldosas, deslizándose con gracia y decisión por los peldaños hacia el segundo piso, como si fuera un felino al acecho.

Al llegar arriba dobló hacia la derecha por un pasillo y ahí se encaminó hacia la penúltima puerta, la cual abrió metiendo primero a Korra al interior. En seguida ella entró, quedando la habitación completamente a oscuras. Pasaron unos segundos en que no se oía nada más que la respiración de ambas. Las cortinas estaban cerradas, no pudiendo reconocer nada al interior de aquel dormitorio. Asami estaba sumida en sus pensamientos, la oscuridad la ayudó a concentrarse, la calmó, hasta que escuchó a Korra decir su nombre.

- ¿Asami?

- Hmm

- ¿Estás bien?

- Hmm

El silencio nuevamente llenó el ambiente. Asami no sabía cómo deshacerse de él. Ya tenía a Korra con ella ¿pero ahora qué?

"Muy bien, no más planes alocados sin respaldo"

- Así que… - escuchó decir a Korra en un claro intento de cambiar el ambiente – La Jefa de un Departamento en Future Industries, estaba celosa…

- Jajaja – rió nerviosa - ¿Qué te extrañas? si ya lo había dicho

- Sin querer, terminé recurriendo a aquella táctica

- ¿Qué? ¿Cuál táctica?

- Pero me alegra que haya resultado todo así – continuó, ignorando la pregunta de Asami – que mis celos hayan causado tus celos.

- ¿Estabas... celosa?

- No bebí ni salí al jardín a tomar aire porque fuera idea de Kuvira, sino porque lo necesitaba… nunca me cayó bien el caballeroso de Iroh, no soportaba la idea de que él fuera tu pareja y de que estuvieras tan feliz bailando con él al centro del salón, llamando la atención de todos, viéndose como la pareja perfecta.

Asami abrió los ojos, como si eso la ayudase a ver más, y al instante unas manos se posicionaron en su cintura, mientras con lentitud sentía como el cuerpo de Korra se apoyaba al de ella. Al segundo después el pelo de la morena estaba debajo de su nariz, permitiéndose aspirar todo su aroma, mientras que su rostro descansaba bajo su cuello.

- Estoy feliz. Sin proponérmelo realmente te puse celosa, lo que hizo que decidieras ir por fin a por mí.

- Korra… yo…

Lentamente los dedos de Korra tocaron su cuello, atentos a la reacción de Asami, que sólo soltó un leve suspiro ante tan ansiado contacto. No ver nada hacía que todo fuera más intenso, que percibiera con más claridad el juego de músculos y movimientos que hacia lentamente Korra sobre ella. Sus manos se juntaron en la parte baja de la espalda de la Avatar, rodeándola y atrayéndola más hacia ella, mientras contenía el aliento al ver cómo la morena subía un poco más, hasta finalmente posicionar sus labios bajo la mandíbula de esta, en la tierna piel que cubría su cuello. Asami gimió, había pasado tanto tiempo que no sabía muy bien que es lo que quería a continuación. Su sueño aún estaba latente, quizás lo más correcto era guiar a Korra a la cama para hacerle el amor como aquella vez, pero separarse de su cuerpo le era demasiado difícil. Muchas noches sin ella le estaban pasando la cuenta.

Los labios de Korra se despegaron de la piel de Asami, dejando un vacío que esta sintió de inmediato. Fue estúpida, ahora lo sabía, no debió haber dejado pasar tanto tiempo para sentir a Korra junto a su cuerpo, extrañaba el calor de su cuerpo, ese beso catalizó toda su reprimida añoranza de ella. Asami descendió su cabeza, apretando su mejilla contra la de la morena mientras la apretujaba entre sus brazos casi con miedo de volver a separarse de ella. Las manos de Korra subieron por su espalda, consolándola, mientras la apretaba más hacia ella.

- Discúlpame Korra

- Esta bien, no fue solo tu culpa. Debí haber confiado en ti

- Te he extrañado

- Yo también, Sami

Sintió como Korra la apartó un momento, sujetándola de ambos hombros. La tensión de su espalda cambió, sabía lo que se aproximaba. Sentía la respiración de Korra acercarse, su aliento hacia cosquillas en sus labios, hasta que sintió un leve rose en ellos. No fue tímido, más que nada lo interpretó como una prueba, para ver que tan bien recibida era. Pronto Asami se lo hizo saber, acercó sus labios a los de la morena, relamiéndolos antes, para que estos de deslizarán con más facilidad por los de la otra, y funcionó. Asami pasó sus labios siguiendo toda la extensión de los de Korra, los lamió sensualmente y al final los atrapó entre los suyos, escuchando dulcemente como Korra gemía ante la acción. Eso marcó el inicio, comenzaron a besarse intentando recuperar todo el tiempo que habían perdido, los labios de Asami tenían atrapado el labio superior de Korra mientras esta atrapaba su labio inferior, introduciendo lentamente su lengua a la ecuación. Asami ronroneó, e inmediatamente le dio acceso a Korra a su boca, yendo directamente al encuentro de su lengua.

El beso que había empezado lento y tierno ya se había perdido. En vez de eso uno pasional, desenfrenado y lujurioso se abría paso entre ellas. La piel de Asami ardía bajo su ropa, cada célula gritaba ser acariciada por las manos de Korra así que pronto comenzó a desabrochar la blusa con que iba vestida la morena. Korra no se inmutó, siguió besando con mayor intensidad a su novia mientras esta terminaba de abrir completamente su blusa y la deslizaba fuera de su falda, exponiendo su vientre libre a sus hambrientas manos. Korra había dejado de besarla en los labios, pero Asami estaba demasiada ocupada sintiendo el contraste de la temperatura de la caliente piel de Korra que no se percató cuando esta se había deslizado hasta su hombro, hundiendo sin permiso sus dientes en su piel, justo en aquel nervio que parecía tener control de sus piernas, haciéndola flaquear mientras gemía pesadamente y se arrimaba al cuerpo de Korra.

Las manos de la morena bajaron dominante hasta por debajo de su vestido, subiendo lentamente por sus piernas hasta llegar al trasero de Asami, cubriéndolo en toda su extensión, estrujándolo con sus manos, provocando que esta saltara levemente, salto que aprovechó Korra, sujetándola fuertemente por el trasero mientras la impulsaba con sus caderas hacia arriba, a la vez que daba unos pasos hasta azotar su espalda contra la pared.

Eso le dio un nuevo nivel de erotismo a la situación. Las piernas de Asami se enredaron en la cintura de Korra, mientras se sujetaba de los hombros de esta, presionando su pecho contra el casi desnudo pecho de la morena, sintiendo como ambas respiraciones se estaban volviendo dificultosas. La cadera de Korra la presionó un poco más, mientras sentía como la sostenía solo con una de sus manos. No supo dónde estaba la otra hasta que vio salir de ella una leve llama roja, que fue a encender una de las velas decorativas que Asami siempre solía tener en su pieza, iluminando tenuemente el ambiente. Fue así como pudo ver cómo los oscurecidos ojos de Korra la miraban con deseo, con un deseo que ella misma sentía con igual o mayor intensidad. Hubiera temido ante esos ojos si no la hubiese conocido desde siempre, pero no quería dejarse llevar por ellos. Quería volver a recuperar el control, quería tener a Korra para ella, sentirla, y desde esa posición no podía, dejándola totalmente indefensa.

- Veo que mis planes de hacerte el amor no funcionarán – comenzó sensualmente diciendo la heredera

- ¿Y eso por qué?

- Porque justo ahora no vamos a hacer el amor, vamos a tener sexo

- ¿Quién dijo que no voy a hacerte el amor?

Aquello confundió a Asami, su juego no había funcionado.

- Voy a hacerte el amor Asami Sato, solo que voy a hacerte duramente el amor, de esta manera.

La mano que Korra había dejado libre se fue a posicionar al cierre de su falda negra, oyendo el inconfundible sonido del cierre abriéndose. A los segundos después Korra estaba sin falda, solo con su ropa interior y su blusa celeste abierta por Asami. La falda al parecer se la había quitado para dotar a sus piernas de mayor movilidad. Asami lo supo cuando una rodilla se apoyó en la pared, justo debajo de sus piernas, mientras que su mano la sostenía de su cadera, permitiéndola a Korra afirmarla mientras ella volvía a hundir sus dientes en su cuello. Asami jadeó elevando sus caderas, subiendo su pecho y afirmándose más al cuello de Korra. No quería admitirlo, pero ya estaba lista, acorralada contra la pared, con sus piernas envolviendo a Korra, gimiendo pesadamente. Sólo quería que ella la tomara.

- Korra… - dijo con dificultad

- ¿Hmm? – respondió, bajando por la piel de su cuello a base de besos y lamidos, dificultando que las palabras se formaran coherente en la cabeza de Asami, dificultándole comunicarse con ella.

- Ahh… Korra… te necesito demasiado – dijo casi con su aliento – tómate ahora, te quiero dentro ahora.

Aquello desató el lado salvaje de la Avatar. Su mano fue a posicionarse de inmediato a la espalda de Asami, mientras la separaba un poco de la pared, y con rapidez y cuidado buscó el cierre del vestido y lo abrió hasta abajo, permitiendo que una de sus tiras se deslizara libre por su hombro, exponiendo una parte de su escote. Pero eso no se detuvo allí, los dedos de Korra con premura buscaron el broche de su brasier sin tirantes, sintiendo como el peso de lo que este quería guardar lo hacía caer, dejando libres a sus senos. Asami gimió ante la rapidez y hambre con que Korra estaba haciendo todo ello, de inmediato sus labios aprisionaron los de ella, haciéndola perder la poca libertad que le quedaba. La mano de Korra comenzó a bajar lentamente hasta debajo de su vestido, subiendo peligrosamente por sus piernas. Asami gemía con cada beso en la boca de Korra, la espera y la excitación la estaba matando. No sabía cómo lo iba a hacer, ya que sus piernas estaban ocupadas sobre su cintura, no sabía cómo le iba a quitar la prenda sin… romperlo. Justo cuando pensaba en esa posibilidad, Korra ya le había arrancado la pequeña prenda que llevaba esa noche.

- Hmm – intentó decir enfadada – me gustaba esa prenda

- Te gustará más lo que comenzaré a hacerte ahora. No la extrañarás – le dijo con una voz cargada de deseo al oído, haciéndola jadear ante el tono de voz tan dominante que mostraba la Avatar.

La tortura comenzó en ése momento, cuando Asami sintió que ya no llevaba ninguna prenda de ropa interior, toda había sido arrebatada por Korra. Lo único que la tapaba era el vestido que llevaba, y ni siquiera la ayudaba, ya que sus pechos pendían libre fuera de él, y sus piernas levantadas subían el vestido de tal manera que sentía la fría pared en sus nalgas, así como la baja de temperatura entre sus humedecidas piernas, más sensibles al frio. Dos dedos de Korra comenzaron a recorrer la piel interna de sus muslos mientras ella respiraba con dificultad ante el inminente desenlace. Pronto ya no había pierna que recorrer, y ahora el movimiento que hacia Korra no era en sentido vertical, sino que era horizontal, adentrándose lentamente hacia sus labios, deslizándose fácilmente por la humedad que ya impregnaba su centro. Asami sabía lo húmeda que estaba, tanto tiempo desatendida le estaba pasando la cuenta.

- Por todos los espíritus, Asami… estás empapada – dijo Korra, cargada de deseo.

- No lo he hecho en un largo tiempo

- Deja recompensarte por todo ese tiempo

De un rápido movimiento los dedos de Korra ingresaron hasta las profundidades de Asami. Esta tensó sus piernas y arqueo su espalda, profiriendo un intenso grito de placer. Se quedaron allí unos segundos, Korra le permitió saborear el momento, acostumbrarse a sus dedos, para que de esta manera no sufriera ningún dolor. Se lo agradeció, pero estaba tan preparada que seriamente dudaba que sentiría dolor. El rostro de Korra estaba escondido en el cuello de Asami, mientras esta esperaba que comenzara. Los labios de Korra la besaron suavemente en el cuello mientras le susurraba - "Te amo" -. Segundos después los pechos de Asami rebotaban con cada embestida, mientras su cadera se tensaba y se alzaba cada vez más.

La habitación se estaba llenando de los gritos y gemidos que proferían ambas chicas, y ya no había una pisca de frio, al contrario. Asami estaba perdida, no iba a aguantar más, sentía como una presión bajaba por su espalda conforme a más placer y estímulo le daba Korra allá abajo. Estaba demasiado excitada, sentía como su centro era una fuente inagotable de fluidos, que iban a correr por las piernas de Korra hasta llegar al suelo. Estaba avergonzada, pero no era lo suficientemente dueña de sí como para realmente sentir eso. Pronto los dedos de Korra se curvaron y comenzaron a moverse dentro de ella de otra manera, indicándole que su fin estaba cerca.

Asami apretaba sus dientes, no quería hacer más ruido, ya había hecho suficiente, pero Korra quería más. Justo en el momento en que metía su lengua en su boca sus dedos habían alcanzado su punto exacto y comenzaban a maltratarlo salvajemente, mientras era estimulada por todas partes. Pronto el último grito se escuchó por toda la habitación. Asami explotó violentamente ante el deseo, la añoranza y el orgasmo que le había dado Korra. Fue tan fuerte que sentía que todo su cuerpo era mantenido sólo porque Korra la afirmaba. Lentamente sus piernas comenzaron a deslizarse sin fuerzas por la cintura de la Avatar, hasta llegar al suelo, donde sus pies se enfrentaron ante la posa de excitación que esta había liberado. Asami se avergonzó, y su frente cayó rendida a los hombros de Korra, intentando ocultarse bajo su cuello.

- Mierda – profirió – estaba demasiado excitada

- Me encanta – le dijo Korra besando su frente – me gusta sentir lo mojada que te hago sentir

Los protectores brazos de la morena la envolvieron en un cálido abrazo, sosteniendo la mayor parte de su cansado cuerpo.

- Estoy agotada – dijo casi en un susurro

- Lo sé. Ven, deja llevarte a tu cama – dijo mientras tomaba sus piernas entre sus brazos y la acunaba con cariño en su pecho, llevándola estilo nupcial hasta la cama.

Con cuidado, Korra abrió las mantas de la cama, y cuando lo hizo fue cuando recién bajo a Asami de sus brazos. La sostuvo un momento y bajando sus manos hasta el extremo de su vestido, lentamente comenzó a subirlo, hasta que obligó a Asami a levantar sus brazos, mientras el vestido salía por su cabeza, dejándola completamente desnuda. De inmediato la acostó en la cama, tapándola mientras se alejaba de su lado. Asami se extrañó ante la separación, por lo que la llamó de inmediato.

- Tranquila, solo voy a correr las cortinas. Volveré de inmediato.

Enseguida la habitación se iluminó, dejando al descubierto el desorden de ropa que había unos cuantos pasos más allá, haciendo sonreír a Asami. Pronto el cuerpo de Korra se unió al suyo, abrazándola por detrás, irradiando todo el calor que Asami siempre necesitaba, hasta que se dio cuenta de que ella era la única desnuda.

- ¿Korra? ¿Por qué estás vestida?

- No estoy vestida, estoy con una blusa abierta, mostrando toda mi ropa interior

- ¿Por qué?

- ¿Cómo que por qué? Porque no me desvestiste

- ¿Cómo te iba a desvestir en aquella posición?

- Ajajaa

- No es justo, desvístete

- No quiero, además estás demasiado cansada como para que ahora ocurra algo – dijo besándola en pelo, mientras la abrazaba y la envolvía en su cuerpo -. Duerme amor, mañana podemos continuar esto.

- Esta bien – dijo feliz la heredera, mientras se daba vuelta y apoyaba su mejilla sobre el pecho de Korra, pasando su brazo sobre su abdomen, rodeándola, a la vez que sus piernas se enredaban -. Te amo Korra

- Nunca he dejado de saberlo.

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Estaba teniendo un sueño muy raro, escuchaba ruido y gritos alrededor, pero ella estaba lejos, a salvo, aunque eso no disminuía la intranquilidad que estaba sintiendo. Pronto una explosión la asustó, despertándola completamente, sentándose abruptamente en la cama. Abrió los ojos, algo malo estaba sucediendo. Rápidamente una mano busco a Korra a su lado, pero esta no estaba, aterrada se levantó de la cama. Era demasiado pronto, no podía perder a Korra.

- ¡Korra! – gritó. De inmediato una sombra se aproximó desde el ventanal, allí estaba, estaba a salvo.

- Asami – le respondió asustada, y de inmediato esta se abalanzó a los brazos de la morena

- Pensé que algo te había sucedido

- Estoy bien, pero creo que algo sucede abajo, algo malo

- Tarrlok – dijo como una afirmación más que como una pregunta.

- Creo que el fin se acerca

No demoraron ni siquiera diez minutos cuando ambas estaban apuradas bajando las escaleras la vestidas con sus tenidas de combate, que por suerte hallaron dentro del abandonado closet de la que era la pieza de Asami cuando ella aún vivía en la mansión. Cuando abrieron la puerta del salón un repentino miedo subió por la espalda de Asami. Lo que antes era un fiestero y alegre ambiente ahora era un campo de batalla. Una bomba había explotado junto al gran ventanal que daba hacia el exterior, hiriendo a un montón de invitados, que se encontraban llorando y gritando de terror en el suelo o apoyados en las paredes. Se veían maestros correr en todas direcciones, intentando socorrer a los invitados que habían quedado atrapado bajo los escombros y algunos otros luchaban a lo lejos con tipos vestidos de negros que llevaban el característico guante en una de sus manos.

- Es él – dijo Korra llena de odio, mientras se abría paso entre los escombros para socorrer a alguien que pedía auxilio.

De inmediato corrió a ayudarla, observando como a lo lejos venía corriendo hacia ellas su padre, Iroh, Bolin y Tenzin.

- ¡Asami! – dijo Hiroshi, abrazándola de inmediato cuando estuvo a su lado.

- ¡Padre! ¿qué está pasando?

- Es Tarrlok – Dijo Tenzin, mientras se agachaba a brindarle ayuda a la persona que Korra había socorrido

- Pensé que te tenía… Oh, estaba tan preocupado – dijo Hiroshi

- ¿Por qué? – preguntó Korra, acercándose a Asami

- Viene por ella… él dijo que venía a matarla – se adelantó Iroh, confirmando lo que Hiroshi había querido decir.

- ¿Viene por mí? – repitió abrumada Asami

- Ese bastardo – escupió Korra, llena de ira – Ahora si lo mataré. Borraré su patética existencia de la faz de la tierra.

- Korra, espera – dijo Asami afirmando una de sus manos – déjame ayudarte

- ¡Pero viene por ti! ¿qué no escuchaste? – dijo Korra mirándola enfadada a los ojos - ¡No! ¡No dejaré que nada te suceda! Te quedarás aquí, Kuvira puede cuidar de ti, yo…

¡Plaf! Una cachetada se fue a estrellar directamente a la mejilla de la morena, volviendo su cara en la dirección opuesta en que había llegado el golpe, mientras todos los presentes observaban atónitos la situación. Los ojos de Korra estaban dilatados, completamente asombrada ante la acción de Asami, pero al parecer eso no hizo más que enfurecerla.

- ¡¿Es que estás loca?! ¿Has perdido la cordura?

- Es lo mismo que te iba a preguntar – le dijo fríamente

- ¿Quieres morir? ¿eso es lo que quieres?

- Nadie dijo que iba a morir

- ¿Qué no escuchaste? – dijo alterada la Avatar - ¡Viene por ti! ¡A por ti! ¡Y tú quieres ofrecerte en bandeja de oro!

- Pelearemos juntas, no dejaré que nada te suceda a ti, no ahora – dijo decidida, enfrentándola.

Korra la observó seria, su pecho subía y bajaba erráticamente, aún estaba molesta, pero eso no intimidaba a Asami, quien la seguía observando tranquila desde cerca, lista para pelear ante cualquier excusa que esta le pusiera.

- Recuerda que esta no-maestra te ha salvado el trasero cientos de veces atrás, esto no será lo contrario.

Korra suspiró derrotada – Somos un equipo – dijo finalmente, mientras cerraba los ojos y aprisionaba la mano de Asami junto a la suya. Como recompensa, la heredera le regaló una tierna sonrisa, sacándole una a Korra.

- Entonces ¿qué haremos? – preguntó Bolin cuando el ambiente ya se había calmado entre esas dos.

- Primero que todo ¿dónde está Mako? – preguntó Korra

- Está luchando con los encapuchados junto a la policía

- Ok. Bolin, tú y los maestros aire quédense aquí, busquen si hay más heridos.

- Cuenta con ello – dijo Tenzin mientras se alejaba con Bolin sosteniendo uno a cada lado los hombros de la persona herida.

- Iroh – llamó Korra bajando un poco la cabeza - ¿Dónde está Kuvira?

- La he estado buscando, pero no logro encontrarla, todo se puso caótico desde que la bomba explotó.

- ¿Sabes dónde más están haciendo destrozos estos tipos?

- Por toda la ciudad. Lin dijo que la otra vez habían desmantado solo una pequeña base de ellos, pero esto es su verdadera fuerza de combate – respondió Hiroshi

- ¿Dónde está Tarrlok? – preguntó Asami

- En la ciudad – respondió Iroh

- Muy bien, andando – dijo Korra

- Espera – los detuvo Hiroshi – Necesito pasarte algo antes, Asami. Ven, rápido, no tomará mucho tiempo.

Asami fue empujada por su padre a salir de la habitación mientras ella buscaba los ojos de Korra.

- Ayudaré por mientras a los demás, yo te buscaré luego.

- Ok – le dijo Asami.

Su padre pronto la guio escaleras abajo, hasta ingresar a uno de sus tantos talleres que tenía en la mansión. La dejó esperando en el centro de la habitación mientras se alejó en búsqueda de lo que quería entregarle a Asami, cuando volvió vio que sostenía dos cosas entre sus manos.

- Ten, es un chaleco similar al que le di a Korra la última vez, me contó que lo había resistido bastante bien. No tuve tiempo para arreglarlo, pero espero que baste – dijo entregándole dos chalecos, uno para ella y otro para Korra.

- ¿Y eso otro? – dijo apuntando el objeto que tenía su padre envuelto en su otra mano

- Esto es algo en lo que estado ocupando mi tiempo – y mientras decía esto descubrió el objeto, descubriendo Asami que se trataba de un guante, similar a los que usaban los tipos.

- ¿Eso es…?

- Si, pero está mejorado. Aun es un prototipo, no esperaba esmerarme mucho en él, en caso de que cayera en las manos equivocadas, pero puede que te sirva – dijo mientras se lo entregaba -, aunque sinceramente espero que no tengas que usarlo.

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- ¡Sato! – escuchó su nombre cuando estaba a punto de ingresar al garaje, cuando un vehículo se detuvo enfrente de ella, mientras la mujer la llamaba desde el interior de un deportivo descapotable.

- ¿Kuvira?.. – se sorprendió Asami - Korra te ha estado buscando

- Vamos, súbete rápido. Vamos a ir a la ciudad

Asami se subió al copiloto del vehículo mientras Kuvira presionaba el acelerador hasta que llegaron a la entrada principal de la mansión, justo en el momento en que Korra salía apurada de ella.

- ¡Asami! – le gritó alegre

- Rápido Avatar, súbete al maldito coche de una vez

Korra saltó con rapidez hacia el asiento trasero, ubicándose entre ambas mujeres mientras se asomaba por sus hombros.

- Esto es raro – dijo divertida - ¿qué es lo que te pasó tu padre?

- Un chaleco para ti, el mismo de la otra vez

- ¿Y ese guante? – dijo mientras lo apuntaba con la vista

- Mi padre me lo dio, y me dijo además que los guantes de Tarrlok tienen un punto de fundición muy alto, pero nunca tan elevado como para resistir un potente ataque de la Avatar.

- Interesante información, eso quiere decir que puedo usarlo como mi último ataque, ya sabes, en caso de que algo resulte mal.

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El centro de la ciudad era un caos. Gente corriendo, escombros obstaculizando, departamentos y barricadas ardiendo. Si lo que quería Tarrlok era recrear el centro de una ciudad en ruinas, lo estaba consiguiendo. Kuvira avanzó lentamente por las calles, mientras observaban atentas el escenario que se desplegaba a su alrededor. No había pista de Tarrlok, más que el desastre que había causado. Habían avanzado un buen trecho cuando vieron que se aproximaban a la costa. Estaban a 2 cuadras del muelle cuando sin aviso alguno veinte hombres cayeron de los edificios, emboscándolas. Justo alcanzaron a saltar del auto, un segundo más y abrían sido aplastadas por un gran escombro.

Estaban rodeadas, veinte sujetos contra una no-maestra, una maestra tierra y la Avatar. Claramente ellos estaban en desventaja. Al mismo tiempo las tres mujeres se separaron yendo al encuentro de la batalla. Asami sabía que no debía preocuparse por ninguna de las dos, ambas eran altamente capaces de enfrentarse a todos ellos sin ayuda. Hasta para Asami, descansada, con aquel guante, sus ropas de combate y junto a su novia a salvo sabía que ella podría haber peleado sola contra todos ellos sin salir dañada. Era un juego de niños.

Asami se enfrentó a tres sujetos al mismo tiempo, y agachándose, de una sola patada los derribó y enseguida los electrocutó.

- Wow, eso me trae recuerdos – dijo Korra que debió haber oído el sonido de la corriente – como en los viejos tiempos.

Asami sonrió. Si, se sentía como en los viejos tiempos, pero ahora estaba más confiada, era más fuerte y hábil, al igual que la Avatar.

- ¡Sato! – La advirtió Kuvira.

Asami por instinto se agachó, observando cómo un gran pedazo de roca pasaba sobre ella, impactando directamente en dos sujetos. Cuando la piedra impactó y de destruyó en el suelo, Kuvira fue a posicionarse al lado de Asami, y cogiéndola de la cintura la atrajo hacia su cuerpo mientras con su otra mano hacía un escudo de metal. Inmediatamente Korra llegó junto a ellas y antes que los pequeños guijarros que se habían desprendido de la gran roca tocaran el suelo, utilizó su tierra control en la gran roca, destruyéndola mientras creaba muchas más pequeñas piedras. En ese momento abrió los brazos, enviando en todas direcciones pequeños proyectiles de piedra, que fueron a impactar a gran velocidad contra el pecho de los pocos sujetos que aún peleaban. Para cuando Asami se levantó de aquel escudo formado por Kuvira ya no quedaba nadie en pie. Asami sonrió, pronto llegó Korra a su lado y mientras le devolvía la sonrisa le daba una mano a Kuvira para que se levantara.

- Hacemos un gran equipo ¿no?

- Sato nos da tiempo, yo me enfoco en sacar un gran pedazo de tierra y mientras protejo a tu novia tú lo destruyes derribando a los que quedan… Si, nada mal – dijo Kuvira sonriendo.

En aquel momento una sirena policial se escuchaba a lo lejos. Las tres se mantuvieron en guardia hasta que vieron que aquel vehículo se trataba del carro policial de Lin y Mako.

- Me alegro que estén bien, chicas – dijo Mako cuando se bajó del vehículo

- ¿Cómo tres hermosas jovencitas pueden causar tanto destrozo? – dijo Lin cuando vio la pila de cuerpos desparramados por la calle. Las tres mujeres sólo se encogieron de hombros.

- Lin ¿qué sabes de Tarrlok? – preguntó Korra

- Nada aún. El muy cobarde parece que mandó a todas sus tropas a atacar, pero no tenían la misma tecnología que los anteriores. Esa vez, debimos de haber atacado su base clave, privándolo de sus armas.

- Si bien son muchos en cuanto a número, sólo pocos tienen esos guantes, por lo que será fácil vencerlos – dijo confiado Mako. Y mientras lo decía, nadie se percató a tiempo de un poderoso rayo que venía por el costado de todos ellos, justo en su punto ciego, el cual fue a impactar directamente con el carro policial, destruyéndolo completamente, causando una gran explosión que mandó a volar a todos a diferentes partes.

Asami se levantó, había alcanzado a protegerse por lo que no sufrió daño alguno. Buscó con la mirada a los demás, viendo como todos hacían lo mismo que ella. Nadie estaba herido.

- ¿Qué no tenemos suficientes armas para ganar? – escucharon todos. Asami vio como el cuerpo de Korra se tensaba.

- ¡Sal de tu escondite cobarde! – le gritaba la Avatar

- Por supuesto que lo haré. Esta será nuestra última gran batalla.

Al instante que dijo eso un centenar de hombres inundaron las calles, la mayoría de ellos traía un guante en uno de sus brazos. Asami tragó saliva, esto se pondría muy feo.

- ¿Avisaron a alguien antes de venir acá? – preguntó Kuvira

- Boo debe estar en camino junto a los otros – respondió Mako

- Bien. Vamos a necesitar toda la ayuda posible.

De repente, sin que Asami lo entendiera, Korra la agarró por la cadera y usando aire control se impulsó hacia el techo de un bajo edificio que había junto a ellos.

- ¡Se los dejo a ustedes! – gritó en el aire

- ¿Adónde vas? – le gritó Mako

- A encargarnos de este bastardo

Korra llevó a Asami por los techos de los edificios hasta que llegaron al muelle. Descendió hasta el centro de aquella amplia calle y miró sin expresión alguna hacia adelante. Apenas Asami recuperó el equilibrio de sus piernas supo de inmediato que no estaban solas, Tarrlok estaba adelante, sonriendo.

- Veo que les va bien, señoritas. Deben de haberse arreglado.

- ¿Qué es lo que quieres?

- Creo que eso ya te lo comentaron Avatar. He cambiado un poco mis objetivos. Mi prioridad ahora es deshacerme de tu amiga.

- Estas enfermo si crees que eso sucederá – dijo enfadada Korra

- Me encantan las apuestas. Eso lo veremos al final de esta pelea.

Una explosión sonó a dos cuadras de donde ellas se encontraban, dando el inicio a la pelea. Mientras retumbaba el suelo y se oía aquel estruendo en el aire, tanto Asami como Korra avanzaron hasta ir al encuentro de Tarrlok. Ya a solo dos metros de él este levantó el brazo mostrando otro tipo de guante que no tardó en disparar una especie de rayo amarillo, pero coordinadamente las chicas saltaron con ayuda de sus manos hacia lados opuestos para evadir el ataque, y con ese mismo impulso se dirigieron al inminente contacto con su objetivo. Asami rodó rápidamente hacia los pies de este, donde le asestó una patada que lo derribó, y mientras éste iba cayendo por el aire, Korra levantó una de sus piernas y con una vuelta de su cadera se dio impulso, mandando a volar al pobre hombre unos metros más allá, impactando contra la pared de una vieja bodega que estaba abandonada en el puerto.

Una nube de escombros comenzó a emanar producto de la pared extruida. Asami y Korra se pusieron en guardia inmediatamente, cuando de entre el polvo salió otro rayo más hacia ellas.

"El mismo truco no funcionará de nuevo" – alcanzó a pensar Asami cuando sintió como era empujada lejos de Korra mientras esta daba un salto en el aire. Cuando fue a estrellarse a cinco metros de ella, vio lo que Korra había visto a tiempo: cinco sujetos habían llegado, y todos portaban unos guantes. Era una trampa, eso había sido demasiado fácil.

Asami buscó la mirada de Korra mientras se levantaba, la sostuvo un momento y sin decir nada amabas asintieron. Asami comenzó a correr rápidamente hacia los cinco sujetos que habían llegado mientras Korra optó por ir hacia Tarrlok.

Los cinco fueron a su encuentro, y uno de ellos a medio camino levantó su guante, apuntándola mientras le disparaba uno de los rayos -. "Espero que esto funcione" – se dijo Asami mientras levantaba con miedo su brazo recibiendo todo el impacto, sin causarle ningún daño. Los sujetos pararon de correr en el segundo en que Asami recibía el rayo como si nada. Esta sonrió.

- Ahora es mi turno.

Corrió directamente hacia el sujeto que había osado atacarla, saltando hacia él quién aún estaba en shock por la acción de Asami, recibiendo de lleno el golpe de la cadera de Asami en su pecho, mientras que esta apuntó hacia el segundo más cercano que tenía ahí y cuando lo alineó con otro fue cuando recién soltó el rayo contenido en su guante, matando dos pájaros de un solo tiro. Apenas tocó suelo un puño se fue a impactar contra su abdomen, obligándola a agacharse para amortiguar el dolor, pero de inmediato rodó por el suelo para evitar la patada que planeaban darle. En el suelo, ella estiró su brazo sujetando una de las piernas del sujeto más próximo y liberó una potente descarga eléctrica que lo hizo perder el conocimiento. Solo faltaba uno.

Asami se levantó con un poco dificultad del suelo, aquel golpe la había dejado sin oxígeno por unos segundos, pero eso no le impidió ponerse en guardia. Estaban en igualdad de condiciones, ambos parecían tener la misma fuerza física y poseían la misma arma, por lo que la interrogante era quién lo usaba primero y quien utilizaba esa fuerza a su favor. No lo descubrieron, ya que pronto comenzaron un limpio combate cuerpo a cuerpo en el que la habilidad y la resistencia eran los que se encargarían de definir ese combate, pero para su decepción, no duró demasiado. Asami era superiormente más hábil que ese sujeto, lo había subestimado.

Apenas terminó su combate se dirigió hacia donde estaba peleando Korra, pero al parecer no duraría mucho más. Tarrlok se veía claramente agotado – "aún no debe haber sanado completamente desde la última vez" – pensó Asami. Korra se dirigía con toda la velocidad de la que le proveía el estado Avatar para acercarse a él antes de que lograra levantar su brazo a atacar para asestarle un fuerte golpe en su quijada, seguido de otro directamente a sus costillas y finalmente una patada que lo arrojó hacia un lado. Tarrlok aullada de dolor, derrotado.

Asami se quedó en su lugar, era mejor observar todo desde lejos. Confiaba en el criterio de Korra y en que ésta tenía todo bajo control. Observó como ésta se acercaba tranquilamente hacia él, saliendo del estado Avatar, dejando atrás el intenso color azul que emanaba, hasta que fue a posicionarse con una rodilla tocando el suelo frente a Tarrlok. Hizo exactamente lo mismo que la otra vez, cortó la unión que había entre la batería de almacenamiento y el guante, pero esta vez, para cerciorarse de que no pudiera utilizar más ese brazo lo tomó con ambas manos y a continuación lo rompió. Sucedió lo mismo con una de sus rótulas de la pierna.

Un sonido de ramas partiéndose en dos sonó en el aire, seguido de un intenso alarido de dolor. Asami vio como Tarrlok se retorcía en el suelo, maldiciendo mientras agarraba su brazo y levantaba su pierna fracturada. "Eso es mejor a que lo haya matado" – pensó, pero en aquel instante alcanzó a ver con el rabillo del ojo como una luz a sus espaldas emergía. Era uno de los sujetos de los que ella se ocupó, uno no había quedado suficientemente inconsciente y la estaba atacando. Asami esquivó fácilmente ese ataque cuando vio horrorizada cómo ese rayo no iba dirigido hacia ella, sino hacia Tarrlok. Korra también había visto la escena, y adelantándose a éste entró en el estado Avatar, alejándose unos cuantos metros de él y mientras Tarrlok apuntada sujetando su brazo enguantado con ayuda de su otro brazo, Korra abrió sus piernas estabilizándose en el suelo, y de su mano derecha comenzó a emerger una gran bola de energía color púrpura.

- ¡Has cavado tu tumba Tarrlok! – le gritó

Y de inmediato un intenso rayo salió de sus manos, destrozando por completo el enclenque que había osado tirarle Tarrlok, quien resistía con dificultad el ataque, hasta que finalmente fue a volar lejos. Aquel potente ataque, si es que no acababa con su vida, por lo menos había destruido su guante, para siempre, o eso es lo que pensó Asami antes de ver el rostro de Tarrlok quien sonreía mientras era impulsado hacia atrás.

"¡No! ¡él también tiene uno!"

Las piernas de Asami se movieron a toda velocidad hacia Korra. Aquel estruendo del rayo aún sonaba en el ambiente, por lo que la Avatar no la podría escuchar, es por ello que corrió hacia ella. Tenía que sacarla de ahí, después de esa energía liberada, Korra había caído de rodillas exhausta al suelo, pero mientras se dirigía hacia ella, observando su tierno rostro agotado y satisfecho, vio cómo pronto una expresión de terror paso a ocupar su rostro. Korra se había dado cuenta del plan de Tarrlok - "Menos mal" – pensó tranquila. Pero en ese instante vio como una luz roja salía del guante, mientras se escuchaba un grito de dolor y victoria llenar el ambiente. Pero ese rayo no iba dirigido a Korra.

Asami estaba a doscientos metros de Korra, una distancia muy grande para que la agotada Avatar se impulsara y la salvara, y aunque eso sucediera no estaba segura de que sus chalecos aguantaran tal cantidad de energía.

"Que tonta, volví a caer en su estúpido plan, a pesar de haber sabido que él venía a por mí"

Sólo quedaba una cosa a la que aferrarse, esperando con todas sus fuerzas a que resultara. Debía creerlo. En el último segundo levantó su rostro para observar sonriente a Korra, quien lloraba sin reparo mientras sus cansadas piernas se dirigían hacia ella, y mientras ella levantaba su brazo enguantado para hacerle frente al rayo, miró a los ojos de Korra para tranquilizarla.

- Todo va a salir bien

Un horrible sonido llenó el ambiente. Una potente luz se abrió paso hasta el cielo, iluminándolo completamente, como si se tratara de un soleado día, mientras el cielo vibraba y la tierra temblaba sin parar. A los pocos segundos todo pasó, sumiendo a todos en silencio y en la oscuridad de la noche.

Asami estaba de espaldas al suelo, su ropa estaba toda chamuscada y su brazo izquierdo enguantado sufría serias quemaduras, el cual se encontraba aún en dirección al cielo, como si de un arma se tratara. No sabía qué es lo que sucedía. Sentía un intenso pito en sus oídos, mientras escuchaba con dificultad el ambiente. Era como si se encontrase debajo del agua, no entendía nada. Sus ojos estaban abiertos, pero no enfocaban a la perfección, pero aun así reconoció el cuerpo de Korra que la había levantado y la mecía entre sus brazos, mientras sentía como gotas de agua caían por sus mejillas.

- Funcionó – dijo sin poder oír su voz – Korra, funcionó. Estoy bien

Poco a poco la visión de Asami se fue enfocando, pudiendo observar claramente a la Avatar que la sostenía mientras lágrimas de felicidad surcaban su rostro. Las gotas de agua no eran de lluvia, como creía, sino que eran de sal, provenientes de los ojos de la morena. Asami sonrió, al fin todo había terminado, y sin muchas bajas, o eso pensaba ya que aún no sentía la mayor parte de su cuerpo. Observaba como la morena le hablaba, pero no podía escucharla, no aún, pero la entendió.

- Aún no puedo escucharte bien – dijo acariciando su mejilla – pero entiendo lo que me dices, Korra. Ha acabado, la última batalla ha acabado.

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Toc Toc

- Adelante

- Hey Korra ¿cómo está Asami? – preguntó Bolin

- Bien, descansando supongo. Aún no ha despertado.

- Después de todo lo que hizo no me extraña, digo, tu dormiste por dos meses

- Deja eso ya Boo

- Ajajaja, solo bromeaba – sonrió su amigo – Ustedes dos son similares, así que iré a la cafetería a buscarte algo.

- No entiendo

- No se despegan de la otra, tanto así que olvidan hasta de comer. Y eso es demasiado decir en ti, Korra – dijo bromeando antes de salir apurado de la habitación, evitando recibir un golpe de la almohada que le había lanzado Korra.

- Tiene razón, una Korra sin comida… digo, hasta la frase suena absurda

- ¡Asami! ¡Despertaste! - Asami vio como los ojos de la morena se iluminaban. Ella hacia su día.

- Estaba despierta, pero esperé a que Bolin saliera, de lo contrario se hubiera abalanzado hacia mí y me hubiera roto algo más.

- Tienes razón – dijo su novia regalándole una tierna sonrisa -. ¿Cómo te encuentras? – le preguntó acercándose a su rostro.

- Bien, creo. Debo estar tan dopada que no siento muy bien lo que tengo ¿me lo dices tú?

- Un par de costillas fracturadas, al igual que el radio de tu brazo; y unos cuantos moretones.

- Oh, me las llevé fácil – dijo sonriendo la heredera, cuando de repente se percató de la gran envoltura que tenía en su brazo izquierdo – Hm ¿tan grandes son los yesos hoy en día? – preguntó extrañada observando su brazo.

- Oh, eso. También tienes quemaduras leves en el mismo brazo. Si bien el guante resistió el ataque, no lo supo expulsar muy bien.

- No podíamos pedirle más, era un prototipo.

- Me alegra tanto que no te haya pasado nada – le dijo Korra poniendo una mano en su mejilla. Se perdió en aquellos profundos ojos azules, siempre tan expresivos, hasta que un brillo comenzó a inundarlos.

- Korra, no…

Pero ya era tarde, aquella ruda mujer, maestra de todos los elementos, puente entre el mundo físico y espiritual, siempre había sido sentimental, largándose a llorar siempre en estas situaciones de estrés. Eso era lo que amaba de ella, que se mostraba tal como era frente a ella: como una chica asustada, una chica que la amaba.

- Tuve tanto miedo, sabía que el chaleco no funcionaría esta vez y no tenía fuerzas para entrar en el estado Avatar para ir a rescatarte, y de repente levantaste tu brazo y todo lo que vi fue una gran explosión… ¡Oh Asami! Mi corazón dejó de latir por unos segundos, hasta que te vi, allí arrojada ¡pero respirabas! ¡por Raava, estabas viva! ¡y ahora... estás conmigo!

- Y todo ha acabado – la interrumpió Asami, cogiendo su rostro entre sus manos para atraer sus labios a los de ella.

En ese momento la puerta se abrió, dejando pasar a Bolin.

- ¡Asaaaaami! – dijo mientras se acercaba peligrosamente a ellas, pero Korra se interpuso delante de Asami, haciéndole frente a su amigo -. ¿Qué sucede? ¡Déjame pasar, Korra!

- No puedes, Boo

- ¿Asami? – le preguntó, asomándose por sobre el hombro de la morena

- Lo siento Boo, mi guardaespaldas no permitirá que reciba abrazos mientras no me recupero

- Ya oíste a la dama – le siguió el juego Korra, pero sin permitir que se acercara. A los pocos minutos se escuchó el golpe de la puerta, y de inmediato ingresaron Lin, Mako y Opal.

- Nos tenías preocupada, chica – dijo la oficial Beifong, mientras ingresaba al cuarto

- ¿Cómo te encuentras, Asami? – la siguió Mako, mientras Opal se iba a posicionar junto a Bolin, quien la abrazó por la cintura.

- Bien, gracias por preguntar – sonrió Asami, para convencer a todos que decía la verdad.

- Fuiste muy dura allá afuera. Si no hubiera sido por la estupidez que hiciste…

- Jefa – la interrumpió Mako

- … Lo importante es que estás bien, y todo salió bien.

- Korra – llamó Asami - ¿Qué sucedió con Tarrlok?

- Él fue interrogado – le respondió la morena, mientras se acostaba a su lado, permitiendo que Asami se recostara contra su pecho, mientras acariciaba su brazo sano.

- Él… ¿dijo algo?

- Al final sólo era un loco que quería dañar a Korra, sólo por el hecho de ser el Avatar y porque "malgastaba" su poder en vez de utilizarlo para ordenar el mundo respondió Lin.

- ¿Ordenar?

- Someter, como un dictador. Eso disminuiría todas las penurias de la sociedad

- A cambio de sacrificar la libertad

- Así es

- ¿Y él dijo algo sobre mi veneno?

- La toxina que te inyectó era única en su tipo. Fuiste la única a quién le administraron esa droga – le explicó Opal -. Al parecer atacaba justo el núcleo estriado, que es donde se supone que reside la información relacionada con el amor, es por eso que eliminaste todo recuerdo de Korra y todo lo relacionada a ella, como sus amigos y su entorno.

- ¿Pero por qué conmigo duró más que con Korra?

- Eso fue porque la droga era diferente. En su caso atacó la amígdala, siendo algo completamente inespecífico. Y ante un recuerdo o acción intensa, la inhibición que estaba ejerciendo sobre el centro se deshizo. Fue por eso que Korra recuperó la memoria tan rápido. En tu caso había que esperar a que este solo se debilitara con el tiempo, mientras tanto te bombardeábamos con recuerdos para ver si pronto recordabas.

- Entiendo…

- ¿Qué sucede aquí? – se escuchó de repente una voz que nadie parecía reconocer, para cuando se voltearon se encontraron con el rostro poco amigable del doctor.

- Señorita Sato, usted debería estar descansando

- Estoy descansando

- No con tanta distracción como esta

- Oh oh – se escuchó Bolin

- Es mejor que salgamos – susurró Opal – Nos vemos después Asami

- Adiós Asami – corearon los demás.

Lentamente desocuparon la habitación, como si hubieran sido niños regañados por un adulto. Tanto Asami como Korra reían divertidas por lo bajo, hasta que fueron visualmente reprendidas por el doctor.

- Señorita Sato, me prometió que no iba a exponerse ante situaciones estresantes.

- Lo sé doctor, lo siento, pero en mi defensa, ya era demasiado tarde cuando la habitación estaba llena

- Mañana solo cuarenta minutos tendrá de visitas, nada más. Aún no sabemos si tiene algún daño cerebral por el golpe que recibió, sin contar el estrés que aún está sufriendo de su cuerpo… - siguió diciendo mientras se alejaba cerrando la puerta tras de él.

- ¿A qué se refería con que le habías prometido?

- Jajaja – rió nerviosa, mientras Korra se levantaba para observar inquisitiva su rostro – Bueno, ya había despertado antes

- ¿Antes? ¿Cuándo?

- Hoy temprano en la mañana. Tú te habías ido a duchar y justo estaba el doctor. Pero me quedé dormida de inmediato, me sentía muy cansada.

- Hmm – sonó poco convencida Korra

- Es cierto, amor. Quería que tu fueras la primera en enterarse.

- Si es así… - dijo Korra, perdiendo su falsa molestia. Era una niña, Asami la amaba cuando se ponía así.

- Korra… ¿qué pasó con Kuvira?

- Ella volvió al Reino Tierra, no sufrió grandes daños en la pelea, y apenas acabó todo se marchó. Había aplazado demasiadas cosas por haberme acompañado.

- Ya veo – dijo Asami pensativa -. ¿Ella aún te ama?

- No lo creo. Si Kuvira se comportó cómo lo hizo fue porque, si lo vemos ahora, en cualquier relación en donde una esté perdiendo el tiempo en vez de estar con la persona que amas, siempre alguien deberá hacer de catalizador.

- Siempre deberá existir alguien que saque los celos

- Por supuesto. Los celos son una temible arma de doble filo, pero por lo menos te obligan ordenar tus ideas.

- Ahora que lo dices, siempre fueron los celos los que me obligaron a actuar.

- Sucios celos…

Ambas se quedaron calladas mirándose a los ojos, disfrutando la calma y la intimidad del momento. A Asami le encantaba perderse en esos profundos ojos celestes, que reflejaban el alma pura de su novia, mientras sentía cómo Korra la observaba como si de un libro abierto se tratase. No podía ocultarle nada cuando la miraba así.

- ¿Y ahora? – le preguntó Asami, sin salir de aquellos hipnóticos ojos.

- Ahora esperaremos tu recuperación

- ¿Y cuándo me recupere?

- Entonces podremos al fin irnos a vivir juntas

- ¿Qué? – preguntó pestañeando, observando de lleno el rostro de Korra, quien sonreía divertida

- Ya está listo, ya la compré, de hecho, mis cosas ya están empacadas y las tuyas en este momento deberían estar siendo embaladas.

- ¿Y tú departamento? – preguntó mecánicamente

- Vendido

- ¿Por qué?

- Nunca me gustó, la verdad. Sólo lo tenía porque Kuvira me lo había encontrado.

- Oh. ¿Es por eso que tenías tan pocas cosas en él?

- Por eso mismo.

- ¿Y mi departamento?

- No sé qué es lo que harás tú con él. Yo sólo me limité a saquear tus cosas.

- ¿Dónde viviremos?

- En una acogedora casita a las afueras de la ciudad, cerca del mar. De esa manera tanto el centro de la ciudad, como tu trabajo y la Isla del Templo Aire quedan cerca. Además, Naga tendrá un hermoso jardín en el cual podrá estirar sus perrunas piernas, y lo mejor de todo es que tu seguirás teniendo tu fortaleza de la soledad, ya lo tengo todo pensado, tu biblioteca se ubicará cerca de uno de los grandes ventanales que dan al jardín. No será una vista hacia la ciudad, pero sí será hacia la naturaleza ¿Qué te parece?

- Hmm. Suena maravilloso, Korra. Pero eso no será necesario.

De inmediato el rostro de Korra cambió. La brillante sonrisa dio paso a una mueca de infantil tristeza. Lo que rompió el corazón de Asami mientras sonreía ante tal malentendido.

- Oh, me partes el corazón cuando pones esa expresión dijo mirándola con ternura

- ¿No quieres vivir conmigo? - Le preguntó con un puchero en la boca

- Nunca dije que no quiero. Dije que no era necesario

- ¿Qué no es necesario?

- Que armes mi fortaleza de la soledad

- ¿Por qué?

- Ya no necesito una fortaleza de la soledad, Korra. Ya no estoy sola, y tú eres mi nueva fortaleza. Donde tú estés, yo querré estar contigo, de preferencia así, descansando sobre tu pecho – dijo sonriendo consentida, mientras se arrimaba al pecho de Korra.

- Eres una niña mimada

- Es tu culpa. Tú me has hecho ser así.

- Esta bien Asami, desde ahora todo será así. Me encantará despertar todas las mañanas y ser tu rostro lo primero que veo.

- Esa debería ser mi línea ¿siquiera conoces las mañanas?

- Aww ¡Sami! Mataste el momento

- Jajajaja, te amo Korra

- Yo también – dijo derrotada la Avatar. Asami se levantó de su pecho, y girando lentamente su cintura, aguantando el dolor se volvió hacia su morena.

- Me encantará ir a vivir contigo. Es lo que siempre he querido.

- Es el primer paso. Ya veremos lo que se nos viene después – dijo finalmente, con aire insinuante.

- Oh, estoy ansiosa de ver lo que me depara el futuro junto a ti, Avatar.

- Prepárate para una vida llena de mimos y seguridad a mi lado – dijo inflando el pecho

- No puedo esperar a recuperarme. Entonces podríamos continuar lo que quedó pendiente en la mansión – dijo seductora Asami.

- Oh… no es justo. Tendré que esperar tanto – de repente el rostro de Korra se iluminó – O quizás no – dijo mientras se levantaba e iba hacia la puerta, abriéndola mientras miraba hacia ambos lados del pasillo. De inmediato ingresó y cerró la puerta con seguro.

- ¿Korra?

- Todo está listo, dijo mientras se bajaba los pantalones y caminaba en ropa interior al encuentro de Asami

- ¿Qué estás haciendo? No podemos hacer nada, no puedo moverme le recordó riendo.

- Justamente, pero no tienes por qué hacerlo – dijo mientras se posicionaba a los pies de la cama, sus ojos poco a poco estaban cambiando de color.

Nunca podía entender como incluso ahora, después de tanto tiempo, aquella mujer podía moverle el piso con tanta facilidad. Sólo con ver aquellos grandes y expresivos ojos, Asami sabía que era amada, quizás como nunca más sería amada en la vida, y eso no le importaba, ya que su vida estaba junto a la Avatar. Iba a comenzar a pensar en el amor que le tenía a Korra y en su vida juntas cuando ésta la interrumpió, cambiándola totalmente de contexto.

- Tienes que prometerme que no vas a gritar – dijo provocadora mientras separaba y subía por sus piernas.

"Bueno… estoy es otra forma de expresar lo mucho que la amo, una forma un tanto física y primitiva"

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-x-

N. de la A.:

This is it...

Al fin, el último capítulo se terminó, dando por finalizada esta historia, mi primera historia.

La otra vez me puse a leer esto completamente, dándome cuenta del crecimiento que había tenido como escritora. Me percaté de que al principio, a parte de no tener muy claras mis ideas (recuerdo que mi cabeza era un torbellino de cosas, y nunca lograba terminar completa una idea antes de que otra me asaltase y quisiera asesinar a la anterior para tomar su lugar) muchas cosas se me escapaban. Lo que más me dí cuenta era de que nunca lograba definir el tipo de narrador, ya después lo supe: Asami, todo lo que pensara y pasara cerca de Asami sería lo que contaría, siempre desde su punto de vista.

Les seré sincera. Nunca me he considerado una persona creativa, créanme. En vez de eso suelo llamarme "sanguijuela creativa" (algo que ya he interiorizado) eso es porque a partir de algo que ya existe, yo lo tomaré y lo modificaré según lo que yo quiero. Eso se puede apreciar perfecto en el primer capítulo de esta historia, que es casi un plagio al primer capitulo de aquel manwhua. Pero de ahí me afirmé, e intenté crear algo propio, a partir de un popurrí de ideas.

Me gustó escribir esto, es una de las cosas que puedo tachar de mi lista (¿escribir un libro?... ¿esto cuenta como uno?, digo, tiene en total 205 pág de word). Sé que mucho más adelante lo volveré a leer, riéndome de mis tontas e inexpertas ideas, pero sé que recordaré con añoranza este tiempo y sonriente y orgullosa pensaré "yo fui parte de ese fandom".

En fin. Les agradezco sinceramente el que hayan seguido mi historia. Por todos su mensajes de aliento, de satisfacción, de odio hacia Asami, jajajaa. A pesar de todo, me fascina esta mujer. Todos tenemos a nuestra propia Asami, o a nuestra propia Korra, dependiendo de cómo sea su personalidad. Eso es lo bueno de estas chicas, que son personalidades muy comunes, tanto así que cuando comprendes al personaje te das cuenta que a tu alrededor siempre habrá una Asami/Korra (dependiendo de quién estés enamorada) o una Kuvira/Mako (dependiendo de quién te lo haya quitado, jajaja. Es por eso que estos personajes no son muy queridos, pero son necesarios) y tus amigos, por supuesto ¿qué sería la vida sin amigos?.

Gracias nuevamente, espero contar con su apoyo en futuros proyectos (si es que los hay). Hasta entonces sólo los podré entretener con la otra historia. No hay romance explícito, pero si otras cosas, jajaja (pero, joder! que si hay amor!)

Nos vemos~