Era un día especial, todos se encontraban expectantes en el departamento de logística de la empresa, ya que ese día llegaría una nueva integrante al grupo. En este departamento sólo existía una sola mujer en esa selva de hormonas masculinas (a excepción de los altos mandos) por lo que la tarde anterior, cuando la Directora Korra les mencionó a sus empleados que el día de mañana llegaría "una" nueva integrante a bordo, todos comenzaron inmediatamente a especular de quien se podría tratar, ya que al parecer, las pocas mujeres que habían en ese departamento resultaban ser famosas o "especiales", pero por más que le preguntaron detalles la Directora no reveló ninguna pista y se introdujo rápidamente a su oficina con una inusual expresión neutra. Pero no contaba con que la presidenta de la empresa, antes de cerrarse las puertas del ascensor les dijera: - Será un deleite a sus ojos, por favor no la acosen, ni sean evidentes desvistiéndola con la mirada, sean respetuosos-. Y diciendo esto con un tono divertido en su voz, apretó el botón para bajar al primer piso y desapareció, aumentando y emocionando más las expectativas de los hombres.

Después de googlear posibles (e imposibles) hermosas candidatas, y después de ser retados por la Directora por meter tanto escándalo y no trabajar, los chicos ya habían bajado sus revoluciones. ¡Pero al fin había llegado el día!, hoy la iban a conocer, por lo que con un acuerdo tácito todos llegaron más temprano y ubicándose en sus respectivos cubículos frente al Pc vieron como la Presidenta salía de la oficina de la Directora con una expresión divertida en su rostro, dirigiéndose hacia el ascensor, todos supieron que iba a buscarla al lobby del edificio.

La espera fue larga, observaban como los números del ascensor lentamente ascendían, sentían como faltaba tanto y tan poco a la vez para que saliera el número 4 en la pantalla, y cuando ya iba en 3 todos se habían levantado encontrándose frente a las puertas esperando que apareciera la Presidenta con la nueva muchacha. El ascensor al fin marcó 4, lentamente se abrieron las puertas, por las que primero vieron salir a la Presidenta y seguida de esta, la nueva. Hubo un silencio en el aire, el cual fue interrumpido por la Presidenta, siempre con una sonrisa divertida en su cara.

- Muchachos ¿qué les sucede? ¿Por qué están esperando frente al ascensor? Eso demuestra los buenos compañeros que serán en un futuro. Sé que tratarán muy bien a la nueva integrante. Por favor, pasa a delante a presentarte al equipo.

Lentamente con un paso muy seguro y marcado se posó delante de ellos una distinguible mujer: tacos negros, piernas cubiertas por unas medias transparentes que dejaban ver su blanca piel, una falda negra que se pegaba a sus curvas y que llegaba hasta un poco sobre la rodilla, una blusa blanca ajustada, arremangada en sus brazos y abierta en sus 2 primeros botones dorados, dejando ver la delicada clavícula de la mujer; unos labios gruesos color carmesí, unos ojos esmeralda rodeados de maquillaje negro y una leve sombra rojiza sobre sus párpados. Sin duda era una mujer hermosa. Esta lentamente juntó sus dos manos y haciendo una reverencia se dirigió al equipo:

- Buenos días, mi nombre es Asami Sato. Trabajaré muy duro y por favor cuiden de mí.

Esa fue la frase que dejó a todos congelados ¿Habían escuchado bien? ¿Asami sato? ¿La Asami Sato que todos habían oído escuchar? ¿La famosa y hermosa mujer?

- No te preocupes por el silencio Sato, lo chicos están un poco abrumados por la información. No suelen ser así de tímidos, ya verás cómo toman valor y logran juntar al menos dos letras para corresponder a tu saludo.

Y diciendo esto todos salieron avergonzados del trance de tener a Asami Sato trabajando en la oficina y juntos casi le gritaron "¡Bienvenida!" y rápidamente se fueron a sentar a sus puestos de trabajo.

- Ajajajjaa - Rio la Presidenta - Vamos Sato, te mostraré cuál será tu puesto de trabajo y en lo que tendrás que trabajar. Tu supervisora directa es la Directora Korra, quién se ausentará hoy debido a que tenía que atender asuntos personales, pero mientras tanto te dejó trabajo, ya que ya tienes conocimientos de contabilidad y logística. Aquí trabajarás (mostrándole un cubículo cerca de la ventana, que quedaba frente a la oficina de la Directora), cualquier cosa le preguntas a tu compañero, yo tengo algunos asuntos que atender. Espero que tengas una buena estancia aquí en la empresa ¡Bienvenida Sato! espero mucho de ti..

- Muchas gracias Presidenta -. Y diciendo esto la Presidenta se metió en la oficina.

Asami sentada en su cubículo vio unas carpetas con algunos post-its con algunas indicaciones, seguramente de la Directora para que trabajara. Siempre cuando comenzaba a trabajar en un nuevo lugar tenía la misma sensación en su interior, veía como todos la observaban de reojo, pero no por miedo, sino porque estaban intimidados, y horriblemente ella ya estaba acostumbrada a ello. Ser hija del renombrado empresario Hiroshi Sato no era precisamente una gran ventaja si querías seguir un camino cementado bajo tu propio esfuerzo. Asami si bien creció sabiendo de ingeniería y la dominaba a la perfección, a tal punto que su padre le pedía ayuda con algunos planos y cálculos, ella mismo decidió que seguiría el conducto general para suceder la empresa, empezando en oficinas y administración. De esta manera conocería el lugar de trabajo de sus futuros empleados, las condiciones de trabajo, desarrollaría la empatía y comprensión. Su padre por supuesto estaba muy orgulloso de su decisión.

Es por eso que Asami no quería ser tratada especial sólo por tener el apellido Sato, por lo que daría todo lo que ella tuviera para ser "normal", aunque eso nunca sucediera al principio. Así, lentamente comenzó a hacer su trabajo hasta que llegó la hora del almuerzo, fue en ése momento cuando se percató alguien le tocó el hombro.

- Hey Asami, ya es hora del almuerzo. Ven, te invito a conocer el casino de la empresa, por cierto mi nombre es Bolin.

- Bolin… - Asami creía haber escuchado ese nombre con anterioridad. – Bolin…

- ¿Qué sucede?

- Me parece ya haber escuchado tu nombre, ¿nos conocemos?

- Eh, no lo creo, hay muchos Bolin en la ciudad… O quizás si, quien sabe. Soy un poco olvidadizo, pero te aseguro que nunca te hubiera olvidado de ser así, o sea ¡Eres Asami Sato!

- Ajajaja, buen punto.

- … ¿Entonces?

- Entonces mucho gusto en conocerte Bolin, pareces alguien sumamente simpático. Pensaba que los hombres eran mudos en esta empresa -. Dijo con cierto tono juguetón en su voz.

Aquel comentario avergonzó un poco a Bolin por pertenecer a ese género tan carente de tacto ¿cómo ninguno de sus compañeros pudo sacar en nombre la masculinidad y venir a haberle dado la bienvenida antes? Estaba avergonzado de ellos. Si no hubiera estado en una reunión con el Dueño de la compañía, lo hubiera hecho él mismo.

- Me disculpo por todos los chicos de la oficina. Yo estaba en una reunión y no estuve aquí cuando llegaste. Disculpa a los chicos, son un poco tímidos donde sólo están acostumbrado a estar con pocas y conocidas mujeres, no con mujeres famosas con un imponente apellido.

- Lo sé, duelo causar esa sensación a donde voy. Espero tú no te sientas así, soy como cualquier otra persona. Espero nos llevemos bien.

- Lo mismo digo

Diciendo esto Asami acompañó a Bolin al casino del edificio, comieron juntos y les presentó a otros miembros del equipo, así todos se dieron cuenta que no era una persona intimidante después de todo, estúpidamente se había dejado llevar por el apellido. Ya comiendo más tranquilos se inició una agradable conversación que apaciguó el alboroto formado en el casino.

- Dime Bolin ¿qué es lo que hay que saber en la oficina? Digo ¿cuáles son los tips que me darías para trabajar bien y no meter la pata?

- Bueno, aparte de terminar tu trabajo del día no debes hacer enojar a la Directora, es más, mejor intenta no toparte con ella.

- ¿La Directora?, cierto, no vino hoy, la Presidenta me lo dijo ¿Es muy estricta?

- ¡Para nada! Es la persona más carismática que haya, todos la queremos mucho, pero trabajo es trabajo y cambia totalmente su semblante si estamos atrasados o si la molestamos mucho… Pero es algo tímida con los nuevos, le cuesta dar el primer paso de confianza, más aún porque cree que todos piensan es algo joven para el cargo y está obsesionada en que la pueden criticar porque es etariamente inexperta para llevar tal responsabilidad.

- ¿Es… más joven?

- Un poco, quizás… Mañana lo sabrás.

Después del almuerzo todo transcurrió más tranquilo en el trabajo. El ambiente se había relajado y ya intercambiaba comentarios con algunos de sus compañeros y en especial con su "sempai" Bolin (el cuál se había autodenominado así, a pesar de las burlas y quejas de todos los demás) el cuál le ayudaba en las carpetas y trabajos que tenía que tener listo. A las 17:00 horas ya terminaba el horario de trabajo, por lo que todos ya se estaban alistando para irse a sus casas u otros lugares. Asami estaba arreglando su bolso y se acababa de levantar de su escritorio cuando Bolin la interceptó.

- Asami, con los chicos nos preguntábamos si querías salir con nosotros a beber algo por allí. Conocemos un bar que es muy bueno y tiene buena música

- Lo siento Bolin, esta vez declinaré su invitación, mi padre me envió un mensaje y quiere que vaya a casa a ayudarle con algunos modelos que tiene.

- Wow ¿tu padre te pide ayuda?

- Así es, aunque no lo parezca trabajando aquí, la ingeniería es mi segundo idioma, y siempre estaré agradecida de ayudar a mi padre en su trabajo.

- Okey Asami, lo entendemos, para otra ocasión será. Que te vaya bien en eso ¡Nos vemos mañana!

Y así se terminaba el primer día de trabajo de Asami. Luego de terminar de ayudar a su padre y ya en su casa (tenía su propio departamento en el centro de la ciudad) acostada en la cama con un libro en mano, pensaba en las experiencias del día. El nuevo lugar de trabajo le había dejado una buena impresión. Todos parecían muy amigables y trabajadores, el compañerismo se podía sentir. Ya lograba vislumbrar el día en el que no la verían como una mujer con el apellido Sato, sino que como una más, quería formar parte de aquel grupo tan unido. Pensando en esto apagó la luz de su lámpara y se sumió en el sueño. Mañana sería otro día.

Se encontraba corriendo de noche por callejones de Ciudad República, estaba desorientada y sentía un gran dolor de cabeza, lo más probable es que algo le habían dado para adormecer todos sus sentidos. Estaba agitada y muy asustada, alguien la venía siguiendo, no recordaba quién, sólo su instinto de decía de debía escapar. Pronto unos hombres la acorralaron, eran 5 contra ella, que contienda más injustas ¿Dónde queda el honor de los hombres cómo para enfrentarse 5 contra una sola mujer? Agradecía que desde pequeña hubiera practicado artes marciales o de lo contrario no tendría ni siquiera la oportunidad de combatir, por lo menos así podría con 3 la vez, esperando de que los otros 2 fueran lo bastante educados cómo para esperar su turno y hacer un poco más "igualitario" el combate. Los tipos eran buenos, muy buenos a decir verdad, ya había logrado noquear a uno, pero con mucho esfuerzo, ya que no le daban tiempo ni para dejarla pensar, efectuado toda la pelea por mero instinto. Sólo veía 2 posibles salidas a esto: Que los tipos se turnaran a pelear con ella, así eso le daría una oportunidad de poder vencerlos... o que ella se rindiera y se la llevaran ¿A dónde? No lo sabía, no recordaba dónde se encontraba antes de estar corriendo por las calles. Mientras pensaba en esto y se enfocaba en 3 tipos que le quedaban, no se dio cuenta que un cuarto había agarrado un fierro... fue demasiado tarde, cuando recordó que uno de los atacantes se había esfumado de su campo visual sintió cómo un fuerte ardor crecía en la parte superior de su cabeza, seguido de un intenso dolor, al tiempo que su visión poco a poco comenzó a desvanecerse. Pronto perdió el control de sus piernas y sus brazos soltaron al tipo a quién estaba asfixiando. "Demonios... He perdido. Tendré que volver ahí", es lo único que sabía. Antes de que perdiera totalmente el conocimiento escuchó una voz femenina gritar algo, seguida por otras 2 pertenecientes a unos muchachos. Luego vislumbró con dificultad unas luces rojas y azules en el aire, seguidas de ruidos fuertes que pasaban a su lado. Una de las voces masculinas les avisaba a las otras que la había encontrado "¿Había encontrado a quién? ¿Alguien había venido a rescatarla? Así que después de todo había una tercera salida". Lentamente todo se había calmado, ya no le quedaba mucho, pronto se desmayaría por completo, pero quería ver quiénes habían sido sus salvadores. Lo último que ella recuerda es cómo una cálida voz femenina le decía "No te preocupes Asami, descansa, ya no tienes que preocuparte más, hemos venido a rescatarte" seguido a cómo unos fuertes y seguros brazos la levantaban con cuidado, siendo apoyada su cabeza magullada en el pecho de la chica. Eso fue lo último, ya se había desmayado.

En medio de la oscuridad abrió los ojos. Asami miró el reloj que marcaba las 3:45 am ¿Por qué había soñado eso? Hace mucho tiempo que no tenía ese sueño, pero bien sabía que no era del todo onírico, el año pasado la habían raptado, pero había sido rescatada, por 3 personas. Nunca su padre le dijo quiénes habían sido quienes la habían secuestrado, como tampoco quienes la habían salvado, y al preguntarle por qué no se lo revelaba, él simplemente había dicho que aquellas personas querían intentar permanecer en el anonimato. Desde ese entonces había querido conocer a aquellas personas, pero no había sabido como buscar. Solo recordaba una añorada sensación de paz y el calor que emanaba del cuerpo de la mujer, así como era afirmada por los fuertes y seguros brazos de ella.

Se encontraba ya en la oficina trabajando concentradamente en un informe que ya estaba a punto de terminar, pero un alboroto le hizo levantar la mirada y asomarse por el biombo que separaba los escritorios para ver qué sucedía. Vio como el reloj marcaba las 10:30 am, preguntándose si quién llegaba 1 hora y media tarde era alguien de rango elevado, aunque nunca vio eso en la empresa de su padre, en donde él daba el ejemplo de la puntualidad. Dejando de lado esos pensamientos, se levantó y salió de su cubículo yendo a donde todos se aglomeraban, observando como todos rodeaban a alguien, a quien no alcanzaba a ver, pero escuchaba lo que el grupo le decía.

- ¡Directora! ¡La extrañamos mucho!

- ¡Directora! ¡Al fin volvió! ¿Cómo estuvo su viaje?

- ¡Directora se fue sin avisarnos!

- ¡Directora la amamos!

- ¡Silencio chicos! ¡Qué me fui por un día solamente! No hagan tanto alboroto por ello y vuelvan a trabajar vagos

- ¡Pero Directora no sabemos qué hacer si usted no está!

- ¡Directora no nos deje!

- ¡A trabajar!

Y diciendo esto recién la masa alegre de muchachos tomaron posición en sus respectivos cubículos, fue recién en ese momento cuando Asami pudo observar quién era la famosa Directora. Se trataba de una mujer de como unos 3 cm más baja que ella, de piel morena y pelo corto color castaño. Iba vestida con unas zapatillas negras, jeans oscuros ajustados que delineaban muy bien sus piernas y una blusa blanca que se ajustaba a su torso y brazos y que se encontraba abierta en el cuello, contrastando con su acaramelada piel. Pero no fue su estatura, vestimenta o atlético cuerpo lo que le llamó la atención, sino que fue su profunda mirada, cuando sus ojos verdes se encontraron con los celestinos de la Directora sintió una sensación que le resultaba familiar ¿Qué era?... Debe ser el aire que genera. Ella sabía que ella misma generaba algo en la demás gente, pero nunca alguien se la había hecho sentir algo así. Tan ensimismada estaba en los azules ojos de la Directora y en sus pensamientos, que no sintió como pasaba el tiempo y ninguna decía nada.

- ... ¿Hola?

- Oh. Disculpe - Dijo Asami sonrojándose levemente.

- N-no hay problema… Sé que tú también sueles causar esta impresión

- ¿Cómo lo sabe?

- Sólo basta mirarte, pero dejaremos esa conversación para otro momento. Tú… debes ser Asami ¿cierto?, mi nombre es Korra, y cómo podrás haber escuchado por esta manga de vagos alborotadores ya debes saber que soy la Directora de este departamento. Mucho gusto - Y diciendo esto le ofreció su mano para estrecharla. Asami sintió como el apretón de manos de la Directora demostraba mucha seguridad y si bien sus manos no eran especialmente suaves una extraña electricidad recorrió su brazo y se propagó hasta su columna al momento de sentir el contacto con la piel de la Directora. Esto nunca lo había sentido con nadie ¿Es que esta mujer antes había tocado la corriente previamente?... ¡Pero qué cosas estás pensando Asami!, deja de pensar tonteras. Aun así, rápidamente comenzó a formular posibles explicaciones de por qué había sentido esto cuando nuevamente la misma voz la sacó de sus pensamientos.

- ... ¿Sato?

- ¿Hm? Discúlpeme nuevamente

- ¿Sueles ser así de distraída?

Eso avergonzó a Asami - ¡No! lo siento. Suelo pensar muchas cosas. Discúlpeme, no volverá a suceder ¿Qué me decía?

- Te preguntaba si en algún momento planeabas devolverme mi mano

Fue recién cuando se percató que aún tenía cogida a la Directora de la mano, avergonzada rápidamente la soltó y dio un paso atrás. Lo que divirtió un tanto a la castaña.

- A todo esto ¿Ya tienes listo el informe? ¿No te resultó difícil seguir mis indicaciones?

- Esta listo. Me ayudaron mucho sus indicaciones Directora

- Bien. En 20 minutos quiero que me lo lleves a mi oficina. Ahí te pondré al corriente de lo que espero de ti... Y ahí podré saber cuáles son las muchas cosas en las cuales siempre piensas - Y diciendo esta última frase con un tono de voz más coqueto, le guiñó un ojo y caminó hasta adentrarse en su oficina.

Asami nuevamente estaba ensimismada en sus pensamientos ¿La Directora le había coqueteado? ¿Qué es lo que quería saber de sus pensamientos? y ¿Qué es lo que quiso decir ese "basta con mirarte" con que ella también causaba esa sensación? Rápidamente vio el reloj que marcaba las 10:45, a las 11:05 tendría que estar presentándose en la oficina de la Directora con el informe, por lo que rápidamente tenía que revisarlo una vez más e imprimirlo. Ya luego se daría tiempo para pensar en todo aquello.