-¿Quién diría que la ciudad se ve tan bien desde el suelo?- rió Marinette mientras caminaba por las calles de la mano de Adrien. Tanto tiempo corriendo por los tejados tras los villanos les había hecho olvidar como caminaban las personas normales.

-Lo sé, incluso creo que es extraño.- respondió él entre risas.

-¡No puede ser!- escucharon exclamar de pronto a alguien.

Ambos voltearon para ver a Theo, el mismo sujeto que unas semanas atrás había terminado aquella gran estatua dedicada a Ladybug y Cat Noir. Ambos sintieron un escalofrío al verlo acercarse a ellos.

-Lo siento, jóvenes, pero en serio tengo que decirle. Niña, ¡eres increíblemente parecida a Ladybug!- aseguró.

-¿Ah, sí?- preguntó.- B-Bueno, no lo sé, Es probable que se equivoque.

-Oh, no. Estoy seguro. Estudié bien su figura física para hacer su estatua y sin dudas eres idéntica a ella.

-No eres el primero en decirle eso, amigo...- dijo Adrien rodando los ojos recordando aquellos tiempos en los que la similitud física entre ambas chicas apenas comenzaba a darle una pista de la identidad de la heroína. Marinette le lanzó una mirada aniquiladora.

-No lo dudo.- continuó Theo.- ¿Y cómo dices que te llamas?

-Marinette.- respondió ella.

-Marinette... Vaya, es un hermoso nombre.- aseguró el escultor. Adrien lo miró furioso. Ya se había atrevido antes a afirmar que gustaba de su Ladybug, ¿y ahora intentaba quitarle a su Marinette?

-Bien, fue un placer conocerlo, señor. Pero ya debemos irnos.- dijo rodeando los hombros de la chica con su brazo y apresurando el paso lejos de él.

-Oh, no estarás celoso, ¿o sí, gatito?- preguntó Marinette con una sonrisa una vez que se encontraban lo suficientemente lejos de Theo.

-No sé de que hablas.- respondió él con seriedad sin dejarla ir aún. Marinette sonrió y se soltó de su agarre para tirar de su brazo y detener su caminata. Él volteó confundido antes de que ella tomara su rostro entre sus manos y le diera un profundo beso en los labios.

Adrien rodó sus ojos antes de cerrarlos y colocó sus manos en sus hombros para acercarla un poco más. Tras solo unos segundos ella se alejó, mirando victoriosa el sonrojado rostro del chico.

-Eres adorable cuando estás celoso, ¿sabes?- dijo ella con una tierna sonrisa acariciando su cabello.

-Pues estando con la chica más hermosa de París, creo que me veré adorable bastante seguido.- respondió él abrazándola.

Cuando me planteé el fic no me imaginaba tan cursi, pero es que con estos dos es imposible no querer agregarle algo de miel... ;)