No se pidió como tal, pero Ukiyoe1 (Mi hermosa) dijo que si pidiera algún fic sería de esta pareja así que cumpliendo con mi promesa de redención aquí les traigo un One-shot GaaMatsu más. Aunque si se fijan podría adaptarse a cualquier pareja XD

No es un lemon con exactitud pero trate de mostrar el lado artístico (creo, si es que lo tiene) de las escenas fuertes sin llegar a sobrepasar los limites, creo que no me explico jaja bueno, si es así les recomiendo que lo lean con calma y se imaginen cada cosa narrada.

Y bueno… no me queda más que decir.

Cabellos negros que se baten con violencia; piel blanca que se colorea de pálidos sonrojos. Un camino a punto de perderse, un horizonte que en penumbras llama. Alientos chocantes que se agitan tras las montañas de un cuerpo. Una nube que cubre la belleza de una mirada de mar, un relámpago bravío bajo la tenue luz del sol en sus ojos oscuros y gotas que afloran de la tierra… en sus ojos amenaza la tormenta y su alma amenaza con echarse a volar. Sin destino fijo, a un lugar desconocido se dirigen con el firme pretexto de perderse en lo ya conocido… amenazan con irse y no volver jamás.

Un suspiro que acaricia la nieve tibia de su piel y un susurro indescifrable que choca contra tierra firme, se escucha el tordido sonido de una marea y unas olas embravecidas que rompen contra las rocas de sus pechos.

Hunde los dedos en la arena y la moldea a sus manos. Las terminaciones de aquel árbol—como arte celestial—le acarician los hombros y le corren como gotas por la espalda. Bocanadas de fuego que queman las ansias, manos como hierros que le marcan la carne… besos que le llenan de ardor.

Las raíces de sus pies se enraman alrededor de sus cordilleras, mientras le duele la conciencia por los ríos de lava que se fugan de su corazón desbocado y se riegan por sus amoratas venas.

Nombres que se pierden en la oscuridad de la noche, un hombre que posee tierras indómitas y una mujer que gime y se transfigura en la amante de aquel que es imposible de alcanzar.

Él la eligió a ella.

Ella lo eligió a él.

El destino los eligió a los dos.

Agitados brazos que se sostienen como torres y conocen templos ajenos; nómadas que se establecen, besos que recorren los cuerpos y caricias que se convierten en sueños. Caderas que chocan. Manos de hombre, cicatrices en el alma que se cura lentamente sobre el cuerpo del pecado, sobre su única salvación.

Dedos.

Brazos.

Lenguas.

Ojos.

Dientes.

Sumisión…

Ese halo de esperanza no les abandonó, le recorría suavemente en el contraste de manos toscas y dedos delicados. Esa legua que viajaba por la espina dorsal como un escalofrío del más allá, erizándole la piel y contorsionando sus formas como pasto bajo los pies.

Ese momento en que los colosos choca y la vida se libera entre sus piernas, semillas fértiles de vida que inundan las entrañas de la tierra para formar nuevas luces que quiza no llegaran… él no se arrepintió aun después de cometido el pecado… pues el amor a esa tierra, el amor a esa roca y a esa nieve que quema no se lo permitió.

Pecado carnal que se consuma… una piel suave y joven bajo aquellas manos expertas que estrujan y reclaman. Un corazón intacto y jovial bajo la protección de un monstruo sexual…

No se les podía separar, nadie supo como se dio… pero ¿qué se podía esperar de un hombre y una mujer haciendo el amor…?