Hola. Este es mi primer fic de Hetalia. Espero que les guste.

l'ultima canzone.

Disclaimer: Hetalia no me pertenece. Nada me pertenece mas que la historia.

Resumen: Él amaba su voz al cantar ... Él odiaba lo que le hicieron para conservarla. [GerIta]

Advertencia: Esta historia habla sobre un tema poco conocido: Los castrato. No son hechos históricos del todo. Pero considerando que el ultimo castrato fue Giovanni Battista (1781-1861) pueden darse una idea de la epoca en la que se desarrolla(?)

Como sea si es que alguien lee esto y le gusta seria genial que me dejaran su opinión, estoy empezando a escribir así que seguro tendré unas fallas.


Tus ojos claros del color de la miel te regresan la mirada cuando volteas el rostro al espejo. Llevas tu mano hasta tu largo cabello castaño y lo acomodas hacia atrás dejando tu frente al descubierto, tu piel es tan pálida que no tienes que ponerte mucho maquillaje blanco, tus vestimentas de seda son las mismas que siempre, la canción que vas a cantar es la misma de siempre también y tu pareces ser el mismo de siempre. Sin embargo cuando te ves en el espejo puedes darte cuenta que no eres el mismo, hoy no te sientes como siempre... Hoy te sientes mas roto que otros días.

Pero tu no tienes tiempo para sentirte así, tu eres un importante cantante así que es tu obligación salir y cantar para el publico que te espera. si, "obligación"... Porque a pesar de que adorabas cantar ese mismo canto y esa misma voz que todos adoraban se han convertido en tu cruz personal. Una cruz muy pesada para tu cansada espalda.

Te ves una ultima vez en el espejo, ahora con tu vestuario te pareces a una chica que conociste una vez, incluso tu cabello hasta la cintura parece el de una chica. Quizá la gente que te escucha cantar piensa que por tu voz, tu figura, tus movimiento y tu rostro eres una mujer. Pero tu cuerpo, el dolor de tus recuerdos y tu lo saben... Eres un hombre.

No importa lo que ellos digan, tú eres un hombre.

Sales al escenario cuando es tu turno, todos muestran una mueca de sorpresa cuando te escuchan cantar y te concentras en hacerlo. Cantaste algunas canciones de las cuales ya habías olvidado el nombre, las cantabas tan seguido que era como un reflejo automático de tu cuerpo. La ultima canción que elegiste para esa ocasión fue el

Ave Maria, y tienes dos razones para ellos. En primer lugar siempre te gusto esa canción y en segundo... era como una oración para alejar los malos pensamientos que tenias o en el peor de los casos pedir perdón por lo que ibas a hacer cuando terminara la función.

Ave Maria!

gratia plena

Dominus tecum

benedicta tua

in mulieribus

et benedictus

fructus ventris tuus

Jesus

sancta Maria!

sancta Maria!

Maria!

ora pro nobis

nobis pecatorimus

nunc et in hora

in hora

mortis nostrae

amen

amen

Cuando terminaste de inmediato se escucho el aplauso de todos los presentes, como fuerte lluvia golpeando contra el suelo. Agradeciste haciendo una sutil reverencia y disfrutaste de el aplauso por unos segundos antes que alguien entre el publico gritara.

—¡Castrato! ¡Castrato! -y tu pecho se encogió un poco por el tono de desprecio que habían utilizado para gritártelo.

Mas aun así, con la frente en alto saliste de el escenario. Caminaste a paso seguro levantando el vestido un poco para que te dejase subir los escalones. Subiste a toda prisa hasta el techo de el teatro y una vez allí caminaste despacio hacia la orilla. Tu vista fija en el fondo, pensando en decir unas palabras para ti mismo antes de saltar...Terminaste pensando en tu hermano, ¿como reaccionaria cuando se enterara de tu suicidio?.

—Seguro dolerá menos que ser hermano de un... incompleto. -susurraste para ti mismo viendo hacia él cielo. Tus ojos se cerraron antes de dar un paso hacia el vacio.

Y se abrieron un segundo después cuando alguien detuvo tu caída. Tu mirada se enfoco en la persona que te sujetaba y te llevaba de regreso hacia arriba. Su cabello rubio y sus ojos azules del color del cielo despejado te hipnotizaron.

No pudiste decir nada mientras el revisaba que estuvieras bien, el semblante de preocupación por ti solamente lo habías visto en tu hermano es por eso que ese hombre no parecía real.

Te cargo en sus brazos, no sin antes preguntarte si no era una molestia que te tocara. Negaste y él te llevo hasta tu camarote para curar un raspón en tu rodilla que no supiste como te hiciste.

Escuchaste su nombre: Ludwig Beilschmidt. No sabias como pronunciarlo pero eso no te importo cuando te dijo porque estaba allí. Al parecer había estado en tu presentación semanas atrás y esta vez había venido a escucharte de nuevo.

Te dijo que tu voz era un hermoso canto que bien podría pertenecer le a un ángel. Y cuando te lo dijo con esa voz tan fuerte que tenia, viéndote a los ojos de esa manera tan directa no te quedo otra opción mas que creerle.

Te dijo que amaba tu voz y sus mejillas se sonrojaron un poco.

Y tu palideciste preguntándote si seguiría viéndote así si se enteraba que te hicieron para conservar esa voz de niño...

Todos escuchan tu hermosa voz, pero no el sufrimiento que es para ti.


Espero que les guste.

Pronto la continuacion.

Saludos cordiales.