Hola gente hermosa! Mil perdones por la demora pero entre la universidad y un trabajo que me salio ha estado difícil la cosa.

Lamento decirles que esta historia a llegado a su fin :c así que les dejo con todo mi amor el último capítulo de una historia que me encanto escribir, además de leer cada review de alguno de ustedes.


Yokozawa estuvo inconsciente por un par de horas, cuando al fin despertó sintió un peso sobre su mano, giro lentamente y a su lado estaba su amado Kirishima, quien dormía plácidamente mientras le tomaba con dulzura.

Por supuesto no sabía que rayos había ocurrido lo último que recordaba era un resfriado de los mil demonios y todo muy negro, cuando por fin despertó realmente, se dio cuenta que estaba en un hospital lleno de sondas y agujas, última cosa que despreciaba enormemente, cuanto las odiaba.

Hizo un ligero movimiento, ante lo cual Zen se despertó rápidamente y al verlo despierto, se abalanzó sobre el menor, dándole un tierno beso en la mejilla, pues en su boca estaba la mascarilla de oxígeno, en este momento más que nada estorbando.

Una médico entro a los pocos minutos, mirando con alegría a la pareja, acto seguido actuó con normalidad, como si fuera cualquier pareja heterosexual. Zen y Takafumi valoraron el acto, al parecer la sociedad estaba cambiando.

-Yokozawa-San, ya puede retirarse esta noche si lo desea. Debe permanecer en reposo absoluto y con medicinas por una semana, además de volver a un control tanto para la pulmonía como para la lesión en su cabeza. ¿Se retira o queda hasta mañana?- Dijo la señorita muy tranquila. Por mientras Takafumi lo pensó, llegar tan tarde y solo a su casa podría ser dificultoso, quizá lo mejor sería esperar.

-Nos vamos ahora, yo me hare cargo de su cuidados, dejo en sus manos el trámite del alta médica, de verdad muchas gracias por todo- Termino un Kirishima muy sincero y alegre por el bienestar de su osito.

- Sin nada más que decir, iré por la enfermera para que ayude a Yokozawa-San, que tengan una linda noche – Y así la médico se fue dejando a la pareja nuevamente sola.

Zen y Kirishima querían hablar, pero nadie se atrevía a dar el primer paso, hasta que el mayor decidió que era momento de ser valiente y romper ese horrendo silencio.

- Takafumi, perdón. Actué como un idiota precipitadamente, saque estúpidas conclusiones, pero te amo – Dijo Kirishima con cara de tristeza.

-Perdóname también por ser un amargado…yo te amo- Termino Yokozawa entre sonrojos.

-¿Quieres ser mi novio de nuevo?- pronuncio seductoramente Zen.

-Siempre- Finalizo un decidido Takafumi.

Acto seguido Kirishima se acercó a besar los cabellos del menor, mientras ambos se miraban con dulzura.

Esa misma noche apenas llegaron, Zen le preparo una cama a su amor, lo dejo recostado mientras iba por algo de comida, no era tan buena como la del otro, pero al menos era comestible. Hablaron banalidades y Yokozawa se enteró lo ocurrido en la oficina, se sentía muy avergonzado con esto había roto la imagen de hombre infranqueable que tanto le agradaba, pero pese a todo le alegro saber la preocupación de sus compañeros de trabajo.

Había algo que a Zen no le calzaba, si bien Takano había ido el viernes por la noche a darle medicina, como es que su resfrió había empeorado tanto, realmente puede haber alguien tan tonto para no saber cuidarse a su mismo como es debido. Por otro lado Takafumi no se atrevía a preguntar por lo sucedido con Ijuuin-sensei, bueno técnicamente estaban separados cuando ocurrió lo que él había visto, aun así le daba pena, mejor se lo guardaba para no romper la linda atmosfera de ambos abrazados en la cama.

- Amor, ¿Cómo fue que terminaste tan grave?- Le decía Zen mientras acariciaba las manos de su único amor.

- No lo sé- Respondió hosco Takafumi, a lo que el mayor reacciono haciéndole cosquillas hasta que confesara, no aguanto por mucho y termino hablando.- Recuerdas la lluvia de ayer, bueno estuve por horas bajo ella, llegue a casa medio inconsciente por la fiebre y me dormí con todo mojado- Respondió Yokozawa más que avergonzado de su estúpida acción. Zen lo pensó un momento pero no lo creía posible, ¿sería que lo siguió cuando el salió a embriagarse para pasar sus penas?, recordó vagamente que Hiyo esa mañana le había dicho de la llamada de Onii-chan.

- No me digas que me buscaste… Amor te juro que solo salí a tomar unas copas, no creo que hayas sacado conclusiones apresuradas verdad – Kirisihima se estaba asustando y preocupado, no quería que el otro pensara quizá que cosas, además le dolía saber que él era el culpable del estado de su amor. Takafumi no sabía que responder, pues por un lado se dejaba en vergüenza e inmadurez, pero por otro ya no aguantaba más quería saber que había pasado realmente con ese otro hombre.

- ¿Aaah, si? ¿Y porque fueron en dirección a los hoteles del amor?- Escupió el peliazul con todo el odio que estaba sintiendo en esos momentos, mientras lo invadía un horrible dolor de cabeza.

-Pase la noche con Ijuuin-Sensei- Mientras lo pronunciaba el corazón de Takafumi se partía y solo tenía ganas de llorar, no se dio cuenta cuando una lágrima corría por su mejilla, ante lo cual su pareja se apresuró a limpiarla y continuar hablando – Pero no tuvimos sexo ni nada que se le parezca. Él me ofreció alojamiento pues estaba muy ebrio, me fui a su casa que queda por ese barrio y dormí en el sillón. Me vine temprano a casa con una resaca horrible y luego me fui a trabajar. Te juro por Hiyo, que yo solo te amo a ti y serás mi primer y último hombre – Dijo sonriéndole ampliamente a su adorable osito.

Luego de eso ambos se abrazaron con más intensidad, se dieron cuenta que sus cuerpos se necesitaban y no falto mucho para que los apasionados besos se hicieran presentes. Iban más que bien, directo a una noche de sexo desenfrenado como tanto les gustaba. Cuando a Takafumi lo ataco un horrible mareo, producto del golpe en su cabeza. Ante lo cual Zen, como buen y paternal adulto además de recordando las palabras de la médico en cuanto a reposo. Decidió terminar con lo que estaban haciendo, no podía permitirse tener sexo con su osito en esas condiciones. Ante lo cual este le respondió haciendo pucheros, lo que tentaba más y más a Zen, pero fue responsable y no se dejó seducir.

Amablemente le ayudo a su pareja a ponerse la camiseta, lo llevo hasta la cama y lo abrazo, durmieron juntos esa noche, no hubo sexo, pero se entregaron una especie de amor, muy sincero. En ese instante ambos se dieron cuenta que no se querían volver a separar por nada, estaban hechos el uno para el otro.

Al otro día Zen despertó primero, miro con un amor absoluto a quien tenía al lado y decidió darle un pequeño beso de buenos días, pero lo noto muy caliente, así que fue por un termómetro al parecer la fiebre había regresado.

Y sus sospechas eran verdad tenía 39°C por lo que despertó a su amado y le dio la medicina indicada, pero este estaba actuando extraño, apenas termino de tragar su remedio, le estiro una mano y lo tomo de su camiseta para atraerlo hacia él.

- No me dejes gatito, quédate conmigo regaloneando, no vayas a la oficina, mímame solo por hoy – Dijo un Takafumi sonrojado, pero muy atrevido a la vez, Kirishima no sabía que rayos estaba pasando, este no esa su oso de siempre, pero debía decir que la fiebre lo había ser realmente adorable. A lo que el mayor acepto, llamando inmediatamente a la editorial.

Ese día no fue más que amor, aun nada de cosas bruscas, pero Zen mimo con caricias y comida a quien sería su compañero de vida. Esa tarde Hiyo le ayudo pues también estaba muy preocupada de su onii-chan, Takafumi no recibió más que cariño de su nueva y hermosa familia, de la cual estaba más que orgulloso.

Esa noche en la habitación de Zen, ambos estaban abrazados para dormir, cuando este le susurró al oído a su amor:

-La próxima vez que hagas algo tan estúpido como mojarte horas y horas bajo la lluvia, y no cuidar tu salud por sobre todo, te daré unas buenas palmadas en ese bien formado trasero – Dijo Zen dándole una palmada no muy fuerte a su amado osito, después de todo no le molestaba darle unas cuantas. Pero debía decir que cuanto le gustaba la forma de ser de su amor con fiebre, Takafumi era un hombre distinto. Que le apetecía ver de nuevo, es más ni le menciono a su pareja lo que había hecho, diciéndole que por iniciativa propia no había ido a la oficina, cuando la fiebre ya le había bajado y estaba actuando con normalidad.

Yokozawa dio un respingo ante el acto de su pareja, sonrojándose y a la vez excitándose por tales acciones. Después de todo no era tan malo ser castigado y él era un arrogante y subversivo en cuanto a reglas.

Esa noche no hablaron más, pero se durmieron ansiándose. Ambos maldiciendo esa estúpida contusión craneal.

Mientras en otro lado de la ciudad, Ritsu le rogaba a los dioses por sus caderas y otras partes, alguien se estaba vengando y con ganas.


Un abrazo enorme y gracias por seguirme en todo este trayecto, es la primera historia que termino y disfrute mucho escribiéndola.

Gracias por todo, siempre dispuesta a leer su último review.

No se olviden de leer mi otro fanfic de esta misma serie "Un matrimonio y una visita al urólogo".

Saludos!