Removía las fotografías en la caja con una desesperación creciente tal que se reflejaba en la insistente sudoración en su frente. Las sostenía y apretaba como si de alguna forma las hiciese desaparecer, de hecho, como si realmente no existiesen. No importaba que tanto las tomaba con sus manos, las observaba y las desechaba a un lado como si le quemasen, siempre había más y más. Eran aproximadamente unas cincuenta fotos de ella misma en distintos lugares, en distintas poses, vistiendo distintas ropas y haciendo distintas actividades. Distraída, riendo, pensativa.

Siempre sola. Siempre ella.

La respiración se le agitó y el calor se adueñó de su cuerpo. Quería llorar pero simplemente no lo lograba. El mensaje de texto había sido corto y claro.

*"Tienes un regalo en la puerta de tu casa".

Habia descendido a toda marcha por la escalera casi tropezando en varias ocasiones, apresurada, temiendo que su padre o su hermana descubriesen la situación. Habia abierto la puerta con manos temblorosas finalmente sin ánimos de saber lo que sucedería y allí estaba, en el escalón del pórtico:

Era una simple caja de cartón marrón oscuro que dudó en abrir, pero lo hizo arrodillada en el suelo con los ojos llenos de lagrimas. El viento le movió el flequillo y le ensombreció el rostro cuando descubrió la enorme cantidad de fotografías de ella misma que "él" le había enviado.

—Por... dios.

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Está fastidiandome.

Irritandome.

Y retorciendome.

Estoy infinitamente

hundiendome.

Y volviendome un insano.

Porque la quiero ahora.

LA QUIERO AHORA.

¡Dame tu corazón y tu alma!

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Capitulo séptimo: Libérer.

Sakura avanzó por el pasillo más dormida que despierta, rascándose la nuca y estirándose entre bostezos. Esa noche se había decidido por acostarse temprano ya que sus clases tanto como sus horas de estudio le habían dejado extenuada. Había caído placida en el mundo de los sueños luego de revisar su móvil, tenía esperanzas de que Hinata le escribiese, pero su mejor amiga solo se había limitado a esquivarla desde aquel episodio en la mansión de Naruto, solo para andar con Sasuke Uchiha quien parecía su nuevo gran amigo. También tenia interminables mensajes de disculpas del muchacho rubio, pero simplemente los ignoraba. No sabía si lo detestaba por la confusión que le generó a Hinata su actuar o por si a quien realmente le había creado una grandisima confusión era a ella misma.

Cuando chicos guapos como Sasuke Uchiha o su hermano Itachi, la plagaban de fantasías, ahora era Naruto quien aparecía en sus sueños. Y no entendía por qué, si simplemente le caía desagradable.

*Sé que fue estúpido. No debería haber fingido estar interesado en Hinata para intentar darte celos. La verdad es que no sabía que hacer, realmente estaba desesperado por un poco de atención de tu parte... Aun lo estoy.

La franqueza de ese último mensaje le hizo sonrojar y se odió a si misma. Redactó el único mensaje que le enviaría.

*Es con ella con quien deberías disculparte, le insinuaste algo que no era. A Hinata ya la han lastimado demasiado para que vengas tú con tus estupideces egoístas.

¿Egoísta? ¿Quién estaba siendo realmente egoísta?, Y se durmió con un sabor amargo en la boca.

Otro nuevo sueño de esos que la atormentaban estaba sucediendo cuando los reiterados timbrazos en su hogar la arrebataron de su dicha inconsciente.

La puerta reveló a Hinata parada en el pórtico, con su rostro totalmente congestionado de un llanto que no podía calmarse, las piernas temblorosas y una caja en su mano izquierda, la misma que Sakura arrebató sin salir de su sorpresa. Ambas ingresaron a la cocina cuando Sakura, observando la cuarta imagen de su amiga, desprevenida le ofreció un vaso de agua fría como si este le fuera a calmar su penoso estado.

—Ha ido demasiado lejos este idiota— opinó furiosa, sentada sobre la mesada—. Y no le permitiré que llegue a donde quiere.

—No... no sé que hacer— confesó Hinata mirando al suelo, con ambas manos en su regazo que de tanto en tanto apretaban su falda cuando los espasmos del llanto amenazaban con volver.

—¿Has hablando con tu padre?— increpó con seriedad.

—Él... me culpará de lo ocurrido.

—¿Cómo se le ocurriría culparte?— se indignó—.¿A caso hay alguna forma de que tengas la culpa de que alguien este obsesionado contigo?. No Hinata, en estos casos las victimas siempre suelen pasar a ser victimarios y jamás entenderé por qué. Qué tu lo provocaste por como te vistes, qué tu seguro te lo buscaste. ¡A la mierda con eso!. No eres culpable de ser realmente hermosa e inteligente, la culpa la tiene el resto por justificar a esos locos psicópatas.

—Mi padre siempre encuentra la forma de culparme de todos los problemas—recordó trayendo al presente varias ocasiones del pasado, entre lagrimas.

—Pues actuaremos sin él— se puso de pie para caminar hasta su cuarto y quitarse la pijama—.De pie, Hinata— le ordenó a la muchacha que se encontraba sentada en un silla frente a la mesa que contenía la caja con las imágenes—. Vamos a la comisaria.

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Cuando Hanabi abrió la puerta y alzó una ceja como único gesto compasivo que generaba su presencia, Kiba sintió un ardor desde la planta de los pies hasta sus mejillas, que se disimularon gracias a los tatuajes rojos que las cubrían.

Iba por Hinata, necesitaba hablar con ella. En la fiesta de Naruto se había puesto más que ebrio y había hecho un poco grato acto de confesión hacía la pequeña Hyuga, lo cual no solo lo había avergonzado ante todos los presentes y por dicho motivo había faltado a clase durante todos esos días, sino que, si la situación podía aun ser más desagradable, no recordaba que dijo con exactitud y según el Uzumaki su amiga había salido corriendo muy ofendida por el teatrito que se montó junto a la alberca que por supuesto vomitó.

—Déjame adivinar. Vienes por Hinata y no porque estas arrepentido de la idiotez que hiciste en la fiesta del Uzumaki.

Kiba suspiró e intentó entrar en razón. Estaba hablando con una muchacha mucho más joven que él. ¿Dónde jodida mierda había quedado su valentía? —Hanabi ... mi-míralo de este modo...

—¿De verdad estoy escuchando a Kiba Inuzuka nervioso?—provocó y él supo en ese momento que había quedado minúsculo frente a ella —.Quizá quiera una fotografía de esto.

Él se removió los cabellos —No recuerdo lo que te dije, pero algo me dice que fue pesado.

—Algo debería decirte también que tomar demás te vuelve un completo imbécil... si es que eso es posible, claro— le abrió la puerta aun más para dejarle pasar.

—Ya deja de ser tan ácida conmigo ¿quieres?— se paró junto a ella y ambos se miraron unos segundos en silencio, él por mucho más alto parecía muy afectado, en cambio Hanabi con enorme frivolidad se cruzó de brazos.

—Ácida es mi segundo nombre.

—Eso me tranquiliza— masculló entre dientes sabiéndose enamorado de una pequeña endemoniada. Prefería aquellos momentos en donde se negaba a sí mismo sus sentimientos, era confuso pero al menos conservaba su orgullo—.¿Hina está arriba?— cuestionó ya con un claro fastidio creciente.

Dios santo, él era un Inuzuka y actuaría como tal. Se propuso ignorarla.

—En su cuarto—Kiba caminó hacía la escalera, ella lo siguió por detrás.— ¿Le pedirás disculpas a "Hina" antes que a mi?. No es mi dueña.

—No en el sentido estricto de la palabra— explicó dándole la espalda—. Pero algo parecido. Además es mi amiga y la respeto como a nadie, por supuesto de que le pediré disculpas antes.

"La respeto como a nadie". Hanabi apretó los labios.

—Estoy segura de que respetas a todos menos a mi— siguió como si algo dentro le hubiera molestado, quizá aquella amistad tan profunda que él idiota de Kiba mantenía con su hermana. ¿Por qué realmente le debería importar?. Luego de su patética actuación ella le había dado una bofetada y allí todo terminó, de hecho estaba controlando la situación perfectamente hasta que él había llegado hasta su casa momentos atrás—. Solo algo positivo puedo rescatar de tu bochornosa actuación, además de tu confesión en la que soltaste a puro grito que estabas enamorado de mi ante todos, desde que una niña, haciendo una clara alusión a la pedofilia— quiso continuar pero Kiba le hizo un gesto de saludo sin voltear y le cerró la puerta en la cara, el cartel de "Hinata" pendió en la frente de Hanabi— Dijiste ...que... me esperarías.

—¡Suerte con tus disculpas!— regañó a la nada y se colocó sus auriculares para marchar a su habitación.

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Don't break, don't break my heart— cantaba Hanabi a todo pulmón, aferrándose a sus auriculares con ambas manos, arrodillada en el suelo de su habitación y apretando los parpados con insistencia para no llorar. No se permitiría tal bochorno siquiera ante ella misma.

—Hanabi—llamó y golpeó Kiba, al no obtener respuesta aumentó su insistencia.

Little girl, little girl. You should close your eyes— prosiguió hundida en su propia frustración de no querer aceptar su reciprocidad con Kiba, de temerle por ser mucho mayor que ella, por detestar que a pesar de quererla a ella depositara toda su confianza en Hinata, porque al final de toda la historia no recordaba lo que le había prometido.

Sus auriculares fueron a parar muy lejos, rebotando contra su mesa de dormir y quebrándose al medio. Fue justo cuando Kiba hastiado de llamarla ingresó al cuarto y la encontró tirada en el suelo observando el techo. Con sus ojos filosos detectó los amados auriculares rotos y desconectados del reproductor de música del que no dejaba de sonar una canción muy ruidosa.

—¿Ahora qué?— se puso de pie rápidamente secándose una lagrima que rodaba por su mejilla, procurando que Kiba no la haya descubierto en su debilidad momentánea.

—Hina no está en su cuarto— explicó mas preocupado por la nueva situación de Hanabi que la de su amiga.

Siempre Hinata. La pequeña se mordió el labio con furia mientras juntaba el aparato roto y lo guardaba en un cajón—¿Cómo que no esta?.

—¿Pudo haber ido hacia algún lado? ¿A esta hora?—retomó el sentándose en la cama, fingiendo que no había visto a la Hyuga intentando ocultar un pequeño llanto. ¿Acaso fue por su discusión en el pasillo?. A pesar de haberla lastimado, el pecho se le lleno de soberbia.

—Quizá esté con ese tal Sasuke. Andan muy cercanos últimamente, muy amigos—opinó con ponzoña y caminando hacia la escalera.

—Hoy expusieron su trabajo, no creo que tengan otro más— la siguió por detrás, extrañado de que Hinata encuentre amistad en alguien como Sasuke y viceversa—.Siquiera tengo un móvil para llamarla.

—Lo sé, se ahogó en la fiesta de Naruto—recordó mientras se sentaba en uno de los escalones y con su móvil llamaba a su hermana.

El Inuzuka respondió sonriendo con incomodidad.

Ambos esperaron. Kiba acercó su oído al celular que ella sostenía en su oído y allí permanecieron, muy cerca y nerviosos, oyendo las tonadas. La tensión se cortó cuando alguien atendió.

—¡Hyuga Hinata! ¿dónde carajos estas a estas horas?, si padre se ...

—Lo lamento—una voz masculina y mayor sorprendió a los dos oyentes—. Este móvil esta recluido en la comisaria como evidencia de una denuncia.

Los ojos cuatro ojos se abrieron con desmesura, Hanabi se puso de pie—¿Qué? ¿dónde esta mi hermana?— se alteró bajando hacía la puerta a toda velocidad. El Inuzuka la siguió hasta que ambos quedaron bajo el pórtico.

—Terminando su declaración, por favor no se asuste. Ella está bien— informó muy amablemente el personal de la policía y Hanabi cortó con el rostro desencajado.

—¿Qué carajos pasó?.

—Hinata esta declarando luego de una denuncia, le confiscaron el móvil—explicó pálida y con manos temblorosas mientras él la dejo de observar para subirse a su bicicleta deportiva.

—Iré hasta allá, no estés preocupada. Ella esta bien.

—Lo sé. Lo acabo de oír, idiota.

—Tu rostro no dice lo mismo— la observó pedaleando lento, alejándose con una sonrisa ladina que intentaba trasmitirle confianza.

—Oye...— ya Kiba estaba bajando a la calle cuando sintió un tirón seco y volteó para observar como la Hyuga había corrido hasta él y lo sostenía de la mochila obligandolo a balancearse a un lado y apoyarse en el pie derecho mientras el otro permanecía en el pedal—.Dijiste... dijiste aquella noche... que me esperarías— tartamudeó y lució igual que su hermana mayor en un momento de nerviosismo—.No quiero que me esperes—sentenció luego, acabando con la ternura que Kiba estaba sintiendo y sumiéndolo en una enorme frustración penosa.

El corazón que le había comenzado a latir fuerte, casi se detuvo—Lo supuse— expresó sin ánimos para retomar la marcha cuando un nuevo tirón lo devolvió a su lugar.

—¡No! ... no entiendes... ¡Que idiota eres!... mierda— protestó ella sin soltarlo y sin dejar de maldecir.

—Lo entendí perfecto— murmuró observando hacia la nada, tensando la mandíbula, los orificios de la nariz se le abrían insinuando una respiración profunda. Ese crío lograba sacarlo de órbita.

—¡No puedo esperar!— gritó luego de unos momentos de silencio y lo sostuvo de la chaqueta, por el pecho, asestándole un beso certero que casi lo hace caer de la bicicleta. Los ojos filosos de Kiba se abrieron en sorpresa para luego cerrarse hasta que el sonrojo sobrepasó sus tatuajes.

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—Quiere hacerme creer que es Sai— reflexionó Hinata con seriedad.

Sakura enarcó las cejas —Yo... estaba sospechando de él.

—Conozco las imágenes que él puede captar, con la cámara que sea. Estas son buenas, pero son solo de un aficionado. Además... Sai es muchas cosas pero no un psicópata.

Un policía se acercó hasta ellas para anunciarles en francés que en diez minutos tomarían la denuncia con Sakura como testigo.

—Merci— agradeció la Haruno y se sentó junto a su afligida amiga—.Parece que entras antes que yo.

—No sé como agradecerte— suspiró en signo de cansancio, observando la nada.

—Perdonarme sería un buen comienzo— elevó una ceja y esbozó una pequeña sonrisa complacida de que a pesar de el horror que estaba soportando su mejor amiga, fue a ella a la que pidió auxilio.

No a Kiba, no a Sasuke. A ella.

—No tengo que perdonarte...— murmuró y la observó con ojos llorosos.

—No, no tienes. Fue Naruto quién se me encimó. Aunque fuera difícil de creer viéndolo desde tu perspectiva— explicó intentando inhibir un sonrojo que no sabía de donde había nacido.

—Creo que siempre lo supe. Tal vez solo no quería verme otra vez como la segunda opción de alguien. Tu eres quien debería perdonarme a mí. A Naruto siempre le gustaste, lo supe desde que me fijé en él. ¡Me dije que no iba a pensar en nadie más! y caí de nuevo, me lo merezco por no confiar ni en mis convicciones. Lo idealicé, él en realidad no es como en los libros que leo. La persona que quiero para mi... en realidad no existe.

Por un instante Uchiha Sasuke surcó su mente.

Sakura tragó en seco. Sabía a lo que se refería la Hyuga y los recuerdos de un mal amoroso muy penoso la azotaban todo el tiempo. Le cruzó su brazo por los hombros y la arrimó contra ella, arrancandole un pequeño sonrojo —Ya vez que no podemos elegir que sentir. Nada de perdones. Somos amigas... y después de lo que ocurrió son Sai entiendo que te cueste volver a confiar en alguien.

—Ni siquiera he recordado que existe Naruto, de todos modos— confesó.

—Pero te has vuelto muy amiga de Sasuke— le soltó con voz insinuante que además se reflejaba en un gesto de picardía. Quizá al principio no le haya agradado la idea de verla tan cercana a el perfecto dios terrenal Uchiha, luego supuso que no sabía si realmente era por que él le había gustado o porque lo sentía más cercano que ella misma de su amiga. Estuvo celosa de Sasuke... pero ahora que todo había vuelto a la normalidad con Hinata, pensó que tal vez él le haría bien.

—Perdón... yo...— se apresuró ella con las manos al frente, en claro gesto de negación.

—Nada de perdones dijimos.

—A ti te gusta él...

—Así como me gustan todos los chicos guapos de este instituto, que no son pocos— se enorgulleció y Hinata sonrió por primera vez— .Te veo con Sasuke. De verdad lo hago. Debe ser muy bueno en la ca...

—¡Solo es un amigo!— casi se puso de pie para aclarar lo que ya sabía que era una verdad a medias. Sasuke la había besado dos veces, generándole sensaciones que nunca había experimentado.

—Mmm. Está bien, esta muy bien. Te creo— se burló irónica luego cambió su gesto a uno más serio—.¿Le has contado lo que te esta ocurriendo?.

Hinata agachó la cabeza —Si.

—¿Qué opina?. Les ha ido muy bien en la exposición de hoy. Hacen buena pareja... ¡De estudios!.

Luego de unos minutos de silencio la Hyuga confesó —Le he contado algo peor... algo que solo tú sabes...

Haruno frunció el ceño y se puso de pie, pues a esa altura ya no sintió sus nalgas de estar tanto tiempo sentada en ese banco —¿A que te refieres?.

—¿Has visto que hoy Sai fue a nuestro instituto?

—¡Si! ¡Casi lo había olvidado!—se alarmó abriendo los ojos, recordando lo ansiosa que se puso cuando lo detectó en el pasillo—. Sé que dio una charla sobre fotografía para los de arte y diseño, pensé en ti cuando leí la cartelera. ¿Lo has cruzado?.

Ella asintió. Ya no se la veía asustada, sino seria —Me ha hablado esta mañana.

Sakura se inclinó hasta ponerse de cuclillas y quedar a la altura del rostro de su amiga —¿Y cómo fue que terminarte hablando sobre Sai con Sasuke?

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Por la mañana ...

Caminaba por el pasillo aferrada sus libros. Conocía cada palabra que debería decir en la exposición que presentaría con Sasuke y ahí radicaba su verdadera preocupación: no tenia valentía para afrontar al Uchiha luego del inesperado y extraño suceso en su habitación. Pues el la había besado de tal forma... y un remolino de sentimientos la invadieron en aquel instante. Es que eso se había significado Sasuke desde que lo conoció, un torbellino de odio, confianza, amistad... y ahora solo podía pensar en él y en qué seria lo que le había pasado para que se enfurezca de tal forma y se retire así de su casa.

Y sobre todo ¿qué había sido ese extraño dolor que pareció afectarlo tanto?.

Entre tanta gente que deambulaba esa mañana por el edificio, detectó un letrero que le llamó la atención. Si bien el anuncio se dirigía a otra carrera que no era la de ella, conocía esas imágenes. Esas fotografías increíbles únicamente alguien podía tomarlas. Se acercó por pura curiosidad y leyó debajo del collage de imágenes de paisajes, que el nuevo horario de las clases de fotografía de los jueves iban a ser dictadas por otro profesor quien como sospechó era...

—Parece importante ese anuncio— reconoció la voz característica por su neutralidad.

Volteó de repente apegándose contra la cartelera que había estado leyendo —¡Sai!— casi gritó e intento calmarse para no parecer una ridícula ante su ex pareja que le sonreía con ese gesto que siempre parecida fingido—. Ho...hola Sai.

—Hola Hinata—repitió sin inmutarse ni moverse. Poseía ropa formal y una de sus tantas camaras profesionales colgaba de su hombro dentro de su estuche, en una mano portaba un cuaderno, también llevaba una valija. Parecía mucho más adulto de lo que era.

—¿Qué... qué haces?— preguntó nerviosa.

—Como acabas de leer— sonó irónico aunque él no solía serlo—. Voy a dar cursos de fotografía a modalidad Arte todos los jueves.

—Eso es... grandioso... creo—opinó sin saber que decir en realidad, desviando la mirada hacia los demás estudiantes que transitaban en torno a ellos. La cercanía de Sai le provocaba una sensación que prefería no experimentar: en sus ojos negros sentía el reflejo de la humillación que le tocó vivir cuando escuchaba que le susurraba palabras a Ino, palabras que nunca debió escuchar y que ahora le retumbaban en la mente.

"Eres tan diferente a Hinata".

Sai torció la cabeza—¿Cómo van las cosas?. Desapareciste de la casa de Naruto el otro día.

Ella volvió en sí y recordó la secuencia: cuando había leído el mensaje y luego cuando había descubierto a Naruto sobre Sakura —Oh si, ese día... ese día debí irme.

—Parecías preocupada.

—Nada que no pudiese resolver— él permaneció observándola con desconformidad—. De verdad—insistió

—¿Segura?.

Hinata asintió frenéticamente.

Sai se acercó aun más, colocando un brazo sobre el hombro de ella, sosteniendo la pared, acorralándola. Pudo sentir su aliento sobre el tabique y algunos estudiantes ya volteaban a verlos, se aferró con fuerzas a los tiradores de su mochila—Ya sé que soy la persona en la que menos confías, soy consciente de eso. Pero si ocurre algo—le sonrió abiertamente—.Ya sabes que estaré ahí para ti. Lo que sea.

—No-no hace falta— de pronto la mirada de la muchacha se ensombreció, como si realmente la falsa caridad de su ex pareja le indicaría que deje de sentirse avergonzada o sorprendida para sentir odio. ¿Qué se suponía que el hacia él ahí? ¿De repente se preocupaba por ella?. Lastima era todo lo que no quería que le tengan—.¿Cómo esta Ino?— le preguntó escapando de debajo de su brazo y comenzando a caminar. Ella estaba segura de que esa herida había cicatrizado, no había necesidad de revolver el pasado. Él debería permanecer lejos.

El alto muchacho de cabello negro se sorprendió de la reacción que no reconocía en Hinata, la siguió intrigado.

—En América— le explicó—.Modelando una nueva campaña de lencería, no recuerdo para que marca.

"Si me has perdonado es porque no te importo".

Hinata recordó los dichos de él en la fiesta. No había tenido tiempo ni lugar en su cabeza para pensar en ese comportamiento sospechoso, no sabía de que venía ahora. Lo único que quería era evadirlo—Seguramente es muy importante. Me alegro por ustedes— fingió amabilidad y se inclinó para luego caminar rápido hasta mimetizarse con los demás.

Sai quedó observándola hasta perderle de vista—Te alegras...eso me temo.

—Parece que realmente eres buen fotógrafo— una voz detrás le llamó la atención. Era el chico con él que había estado compartiendo unas palabras sobre el arco del triunfo, él mismo con él que se fue Hinata de la fiesta, él que todas las mujeres hablaban y que Naruto describía con vehemencia. Era un poco más alto que él y muy apuesto a pesar de su vestimenta de rebelde sin causa, debía reconocerlo.

Debía reconocer también que no lo había quitado de su mente ni un instante y esos mismos celos que jamas había experimentado antes lo movieron hasta allí, ese instituto donde sabia que ambos cursaban. Si algo le ocurría a Hinata por acercarse a ese muchacho no se lo perdonaría, tenía un mal presentimiento sobre él.

—Parece—opinó son su falsa sonrisa pasando de ese tal Uchiha

—No entiendo por qué malgastarías tus días en un lugar que pagan tan poco. Un traje exorbitantemente caro y cámaras de un nivel impresionante, la gente como tú no se mancha trabajando en lugares públicos— le cerró el paso poniéndose frente a él.

Había quedado más que claro para Sai, como lo sospechó antes, que ese tipo tenía algo que ver con Hinata y le estaba mercando el territorio.—Hago lo que me gusta. Es algo que deberían hacer todos— agachó la cabeza en forma de saludo, le sonrió y siguió caminando.

Sasuke no se movió y siguió a Sai de reojo con mirada insinuante. Verlo otra vez hablando con Hinata lo había impulsado hasta él, quien sabe por cual de todos sus demonios.

—Estoy de acuerdo—coincidió torciendo la cabeza con malicia.

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Era ridículo. Era sumamente ridículo pensar que Sai estaba ahí por ella. Luego de haberlo descubierto con Ino y terminado con él, se había puesto a analizar la situación y fue evidente que él nunca la había querido. Su compromiso fue concertado, ella le tomó cariño rápidamente y confianza, se entregó a él y él simplemente se aprovechó. Esa era toda la historia...

Él hecho de que él este allí era solo una tonta coincidencia.

Acomodada en su banco observó de soslayo a Sakura que permanecía concentrada en la clase. Cuanto deseaba comentarle la situación pero simplemente no tenia el coraje. ¡Necesitaba un buen consejo! hablar... Mientras la observaba, recortó la esquina de una hoja de su cuaderno y escribió:

Me gustaría hablar contigo al fin de la clase.

Juró que se lo lanzaría a su amiga pero sobre la marcha cambió de opinión y apuntó a Sasuke, con tanta mala suerte que el proyectil dió en su cabeza. Lo observó leer el papel mientras se arrepentía porque hablar con él incluía también hablar de lo ocurrido. Cuándo él elevó el rostro y la observó, ella volvió su mirada al frente y permaneció así hasta que su móvil comenzó a vibrar

*En el 2017 preferimos la tecnología.

El muchacho parecía tener ese humor ácido que lo caracterizaba y eso era buena señal. Hinata le sonrió al móvil y escribió.

*A pesar de eso, a nuestro profesor la tecnología lo enfada con facilidad.

Estuvo por unos segundos esperando una respuesta que nunca llegó, se había desilusionado cuando esta vez fue su cabeza la golpeada por un papel. Lo desenrolló con ansiedad y repasó la perfecta caligrafía del Uchiha.

A la antigua, entonces. Espérame en la puerta trasera del instituto.

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La clase pareció transcurrir más lenta que antes. Los momentos ansiados que se hacían esperar la desesperaban. Hinata, sin poder concentrarse, mordía el lápiz en su boca y observaba de tanto en tanto al Uchiha quién, con la capucha puesta y en el último banco, estaba recostado sobre la pared, solo la punta de su perfecta nariz se asomaba. Quedó tildada en esa visión cuando las imágenes de él sobre ella ahondaron su mente: su lengua suave y su saliva mentolada mezclada con tabaco, su pecho aplastando el de ella, sus respiraciones agitadas. Comenzó a sudar y a remover el lápiz en su boca, apretándolo aun mas fuerte. Ni siquiera con Sai había experimentado sensación tan profunda como los latidos que ahora sentía entre sus piernas.

El timbre la sobresaltó. Sasuke le envió una mirada cómplice antes colgar la mochila en su hombro y desaparecer.

Mientras Sakura guardaba su último cuaderno en su bolso observó a Hinata que venia caminando hacía ella. Las piernas le temblaron de emoción cuando su amiga pasó de ella casi sin mirarla, cerró el cierre y corrió a ella solo para notarla ir detrás de Sasuke. Frunció los labios con pena cuando alguien le cerró el paso: Naruto le había enterrado los ojos azules con un gesto de perro abandonado que no logró conmoverla, lo esquivó para ir a almorzar.

Hinata descendió la escalera observando la espalda del Uchiha, con su capucha y su mochila iba varios metros delante de ella. Lo siguió hasta que ingresó al bosque del campus y tanta desolación para ambos la puso nerviosa y expectante. No sabía porque a pesar de todos su problemas, se le llenaba el pecho de emoción estar cerca de él. Él se acomodó en un banco que se ubicaba de espaldas a un lago verdoso, la miró alzando una ceja. Ella tomo lugar junto a él, dejando su bolso en el suelo, mirando el verde césped.

—¿Y bien?.

Dudó, con un suspiro, en comenzar —Hoy... hoy... he estado hablando con una persona.

—El niño rico— y ella se sorprendió se saberse vista por él, cuando jamás lo detecto cerca.

—Se llama Sai— explicó y Sasuke rió internamente. Se lo había encontrado misteriosamente en el Arco, lo había visto hablando en la fiesta con Hinata. Había averiguado sobre él con sutilidad, Naruto era un bocón sin remedio, lo había buscado en internet y conocía su vida entera, además de que el padre de Sai fue un viejo amigo de negocios de Fugaku en algún momento. Lo único que lo intrigaba era la relación que tenia con ella. ¿Estaría interesado en Hinata? lo asesinaría antes.

—Ajá.

—Es... algo serio lo que quiero contarte— abrió indecisa el cierre de su bolso y tomó un paquete de galletas de chocolate, le ofreció—.Es sobre él.

Él tomo una de las galletas—¿Te estaba molestando? parecía conocerte.

—No no lo hacía. Digo, si... si el me conoce desde hace mucho— prosiguió sosteniendo el paquete con ambas manos. —Su padre era socio de mi padre.

—Ya veo— opinó restandole importancia y dividiendo su galleta en trozos—.Tal vez también conozca a Fugaku. Ya sabes, todo lo que tenga que ver con billetes es bienvenido en nuestras familias.

Hinata sonrió ante aquella afirmación que reconocía como una realidad —¿No lo conocías?.

—Si fue así no lo recuerdo— tomó uno de los trozos y lo arrojó lejos, ella siguió sus movimientos para luego agachar la cabeza—¿Qué es tan intrigante con él?.

—Era mi prometido.

Las palabras clavaron profundo en el cuerpo de Sasuke y hasta sintió que el brazo ortopédico volvía a provocarle dolor. Con un estoicismo admirable permaneció inmutable y observó como algunos patos se acercaban al alimento que flotaba en el agua—Entonces ya no lo son.

Hinata subió su vista hacía él, sobresaltada —No, ya no...

—No me extraña que tu padre tenga esas ideas— volvió a tomar otra galleta del paquete y esta vez la partió solo en dos—.Fugaku suele tenerlas a menudo. Son amigos después de todo.

—¿Te ha querido casar con alguien?— se preocupó con un deje de celos en su interior.

—No a ese nivel. Sabe que no lo lograría después de todo—antes de volver a lanzar el alimento notó como los animales se marchaban—.Malditos patos desagradecidos. ¿Y por qué dejo de ser tu prometido? .

—Se enamoró de otra chica. Ino Yamanaka, una modelo— confesó recostándose en el respaldo del banco y pareció afectada en sus palabras, tanto que Sasuke que permanecía en plan de ignorarla ahora había posado sus obsidianos ojos en el perfil femenino—. Ella decía ser mi amiga, había aparecido en las reuniones familiares... yo sospechaba y los seguí... el resto no es difícil de imaginar.

—Todo un cliché.

—Lo sé...—sonrió con languidez.

—Siempre terminas confesándote conmigo— comió la mitad de la galleta que le había sobrado—. Sin embargo no pareces estar sufriendo por aquel tipo.

—Eso no es todo— él enarcó las cejas, simplemente no estaba preparado para oír lo que vendría—. Yo...yo... ¡Ay cómo decirlo!... yo iba a esperar hasta la boda ¿sabes? pero ... no sé que ocurrió en mi cabeza. Pensé que podía cambiar mi timidez... aunque sea un poco...

Los ojos de Sasuke se oscurecieron sin salir de una incredibilidad que ahora sí se reflejaba en su voz—¿Estas diciendo que tu y él?.

—Si... hice eso con él ... varias veces... pero no sabía que él ya conocía a Ino...— el sonrojo comenzó a ser notable, apretaba el paquete de galletas ya trituradas dentro—. Me sentí una tonta... me sentí usada...

Él Uchiha intentó poner atención en los patos que regresaban, intentando retomar la calma.

—¿Por qué me cuentas algo tan intimo? ¿necesitas una opinión mía a falta de Sakura?.

—Sólo... yo considero que eres alguien muy sensato.

"Sensato". Sensato era todo lo que ella pensaba de él, entonces.

—Si se aprovechó de ti— afirmó con ponzoña—. Y si, tiene muy pocos cojones. Ahora entiendo porque siempre andas tapándote, crees que él se burló de ti de alguna manera. Ya sabes, te vió desnuda mientras se acostaba con una super modelo de no se qué.

—Jamás le hubiese permitido verme desnuda del todo...—Sasuke sonrió de lado sin que ella lo note —.Me es muy difícil volver a confiar en las personas— tardó unos segundos en proseguir—.Pero confió en tí. Y es por eso que quiero contarte algo. Lo que iba a decir en mi habitación...

—Continua.

—Hay alguien que me esta acosando—soltó y espero ver la reacción de su amigo.

—¿Y qué tiene ver que todo este rollo con que te hayas acostado con ese Sai?— tomó el paquete entero de galletas trituradas que Hinata había abandonado a su lado—. ¿Sospechas de él?.

—No lo digas así— se sonrojó aun más—. Sé que no es Sai, él no haría algo así... solo quiero que sepas que no soy ninguna idiota como aparento y esa persona que me molesta cree.

—¿Crees que el sexo te quita lo ingenua?—le preguntó conteniendo su enfado y desparramando todas las galletas molidas a la orilla del lago y lejos de los patos que miraban la situación con desconsuelo mientras graznaban— Hinata, una follada no te cambia la vida.

—Sasuke— ella se puso de pie dolida por los dichos de él, quien desaparecía.

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Se debería haber sentido poderoso hacia unos instantes por saber que Hinata estaba enredada en su juego de tal modo que iba a pedirle ayuda a él, quién tenía que rescatarla de su propia perversión. Que eso significaba que había penetrado de todas las formas posibles en la vida de la Hyuga, que había dejado a Naruto de lado ya que siquiera lo mencionaba. Pero ese idiota de Sai había aparecido y no solo había sido alguien importante para ella en todo sentido, si no que regresaba quizás arrepentido y aun ella lo defendía ante su acusación.

Sintió su cuerpo bullir.

Las imágenes de aquel niño rico y de cuerpo perfecto, tocándola, simplemente lo volvieron nauseabundo. Ingresó al baño y se sentó en uno de los retretes, el muñón le latía, ingirió un par de pastillas que tomó de su mochila y bebió agua de una canilla que siempre permanecía abierta, luego mojó sus cabellos. Se observó en el espejo conteniendo las ganas de convertirlo en mil esquirlas.

Cuando se estaba retirando localizó a Hinata, quién se aproximaba aferrada a sus útiles con la mirada perdida en sus pensares. La había dejado una hora atrás en el bosque, descolocada, confundida.

Retrocedió unos pasos hacia el baño y cuando ella pasó la tomó del brazo arrastrándola hacia adentro. Los libros cayeron en el suelo.

—¡Ah!— exclamó cuando la sujetó. Lo observó patear la puerta de uno de los claustros e introducirla con una fuerza que la dejaba minúscula. La acorraló contra la pared y la besó con la misma brutalidad que hubiera roto el inmenso espejo.

Hinata solo pudo quedar estática ante la lengua demandante de él, la que introdujo hasta casi ahogarla mientras con su única mano le apretaba el rostro provocando que la boca se abra aun más. La euforia del momento lejos de asustarla como ella creyó en un inicio, le provocó ese cosquilleo entre las piernas que aumentó cundo sintió sobre ella el poderoso abdomen que la prensaba. Observó con ojos grandes los cerrados de él, las pestañas oscuras y el ceño fruncido en extrema seriedad, también como su rostro tan cercano se movía mientras la besaba.

Luego de soltarla la observó con ojos oscuros, fijos, imponentes.

Hinata se mordió el labio consternada sin saber que decir o hacer—¿Qué... qué haces?.

—Te beso— mencionó con frialdad y le soltó el rostro para tomarla de debajo de la axila elevándola y volviendo a introducir su lengua saboreando sonoramente los labios para parar otra vez y volver a repetir la acción—.Te beso muchas veces— explicó sin separarse de ella.

A pesar se sentir un vacio, se apartó unos centímetros y agachó la cabeza totalmente sonrojada, con los labios hinchados y húmedos —Es-esto esta mal.

—Eso parece— opinó recostandose en una de las paredes, secando una de sus comisuras con el nudillo del dedo indice y sin dejar de mirarla con ese gesto implacable.

Le gustaba la escena ante de él. Le complacía Hinata cuando se veía desprotegida y confundida, pero excitada.

—¡No me refiero a que estemos en el baño de hombres!— se exaltó para murmurar luego de temerse descubierta—.Te has ido dos veces enojado sin motivos... y ahora vienes y ...

—Sé que es complicado entenderme— tomó algo de su bolsillo y se lo entregó a ella. Hinata observó como la movilidad del brazo, que pareció generarle malestar en aquella oportunidad, era casi nula.

—¿Qué.. qué es esto?— se intrigó tomando una pequeña piedra semipreciosa con destellos plateados en forma de gota, con un engarce de plata. Era de un azul tan profundo que contrastaba con la palma de su mano.

—Solo conservarlo— indicó retirándose del baño— .Úsalo como quieras.

—Debe salir una fortuna. No necesitabas...— se rehusó ella estudiando aun en su mano la delicada joya.

Él la observó en el reflejo del espejo. Era un hecho, le había hecho olvidar de ese Sai.

—No es tan costoso.

—No se que decir...

—No digas nada. Tenemos que exponer. ¿No te desmayarás verdad?—ella permaneció estática sin responder—.Hinata.

—¿Si?— se sobresaltó.

La observó con los ojos encarnados desde la puerta —Si me entero quien es la persona que te está molestando, le deformaré tanto el rostro a golpes que deberán recluirlo en la campario de Notre Dame.

A la Hyuga los labios se le entreabrieron, al mismo tiempo que a Sai, que había estado todo el tiempo en el baño junto a ellos.

.

.

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Por la noche...

—Es una gran noticia—Itachi le sonrió al teléfono— .Me alegra que finalmente hayas podido saldar esa deuda, ya son muchas menos que las de antes... Él permanece tranquilo por estos días ... solo— respondió y observó a ambos lados antes de murmurar—. Rompió otro espejo. Si lo repuse pero no... no creo que se buena idea tener espejos aquí, ya sabes lo que dijo la psicología.

—Estoy oyéndolo todo, hombre de la casa.

Itachi volteó y observó a su hermano parado junto a la puerta, lo observaba desde las sombras. No lo había escuchado allí, a veces era tan sigiloso y sombrío.

—Aquí está—indicó y luego extendió el tubo hasta Sasuke—. Padre quiere hablar contigo. ¿Has comido algo?— El Uchiha menor se limitó a ignorarlo y siguió su trayecto, él mayor suspiró y volvió al teléfono—. No me ha escuchado, ya subió a su habitación... ¿Has visitado el castillo de Bran? ¿qué tiene de malo? deberías tomarte un tiempo para ti, papá.

La mochila se desparramó en el suelo de su habitación, había colocado una pista de música acústica. Recostado con su único brazo sobre la frente, se sentía agotado. Sasuke cerró los ojos mientras sintió dormitarse, relajado y cómodo, cuando un sobresalto lo devolvió la realidad de su techo. La canción "Hysteria" de Muse lo había despertado con su potente sonido. Bufó molesto, pretendía dormir y no pensar en como joder a Hinata por haber resultado menos inocente de lo que aparentaba.

"Quería ver si podía cambiar mi timidez aunque sea un poco".

Sonrió para si y pensó en mil de formas en las que él mismo le enseñaría a cambiar su personalidad, las que seguro ni por casualidad ese tal Sai logró. Comenzó a excitarse con sus propias ideas. Giró su rostro y su cámara lució brillosa sobre la mesa de noche. La abrió y en su cajón encontró todas las fotografías que tenía de ella. Eligió de las que mas le gustaban, alrededor de cincuenta de cien y las pegó en el techo con cinta adhesiva.

Sonrió complacido pero con malicia mientras las observaba, luego comenzó a estudiar los detalles. La torpeza de Hinata era algo increíblemente atractivo. Una tira de la remera algo caída... un hombro al descubierto. La mirada se le había comenzado a ensombrecer. Las pantorillas delgadas y palidas, las pestañas largas, sus sonrojos, su escote... joder ... ¡ese enorme escote que tan bien ocultaba!... su vientre un poco abultado...

Sin ser consciente su mano comenzó a bajar por su abdomen que ya estaba sudado. Observó la mano de Hinata en una de las imágenes, delicada y pequeña; y sintió que era esa misma mano la que lo estaba recorriendo. La vio asustada y sonrojada, tomando su miembro y comenzando a acariciarlo para provocarle placer. Estaba nerviosa pero intrigada y a eso a él le encantó. Le fascinó también como ahora lo tomaba con ambas manos, mientras en realidad, la mano de Sasuke se movía dentro de sus pantalones a cada vez mas velocidad. La Hinata de su imaginario había descendido lentamente hacía su abdomen, sus pechos habían sufrido las consecuencias de la gravedad y sobrepasaban su sostén balanceándose. Apretó los ojos y entreabrió la boca mientras aumentaba con excesividad la masturbación. Ella se acercaba con sus labios abiertos y ansiosos a él, con los ojos llorosos y temblando, pero decidida a devorarlo. Estaba a punto de venirse, cuando Sai apareció detrás, tomando a Hinata desde la cintura y comenzando a penetrarla en la posición que estaba.

—¡Mierda!— se sentó en su cama, sudado y alborotado cuando cayó en la cuenta de lo que había estado haciendo. Se sintió un fracasado con todas las letras, antes jamás lo hubiese necesitado. La canción de Muse llegó a su apogeo. Caminó en círculos, agitado, cuando observó su reflejo en la ventana de la habitación.

¿Por qué no podía simplemente actuar normal con Hinata?.

—Porque no soy normal— se recriminó.

¿Por qué no podía ser como con todas las otras mujeres con la que se acostó?.

—Porque ahora eres un maldito invalido, asqueroso y deforme— le habló al reflejo mientras se abría la camisa y se estudiaba el cuerpo.

¿Por qué su lado más humano no se contentaba con complacerla y besarla como lo hacía, sino que debía aflorar ese monstruo interno que lo obligaba a aterrarla?.

—¡Porque necesito todo de ella!.

¿Sé estaba enamorado u obsesionando? ¿No era lo mismo para tipos desagradables como él?.

Ella se merecía a alguien mejor. A alguien perfecto. A alguien que no este jodido como él, que no tome mil pastillas al día, que no tenga heridas repugnantes ni malformaciones, ni brazos de juguete. Alguien que sea el orgullo de su familia. Alguien como Sai.

—No. Jamás.

"Si Hinata te viera desnudo, si supiera como realmente eres".

Torció la cabeza con una sonrisa macabra. El tendría a Hinata, él le había prometido que la salvaría de su acosador, ese loco ya no le causaría mas penurias. Le dijo que lo golpearía hasta deformarlo.

Eso haría.

—Yo cuidaré de ti, flor violeta— murmuró entre dientes y le dio un cabezazo a la ventana, esta se rompió en varios pedazos generándole un pronunciado corte en el tabique, la sangre comenzó a fluir libremente por su rostro.

—Lo haré— prosiguió mientras enviaba su brazo ortopédico lejos y con el otro se golpeaba sin resquemores el rostro que se le amorataba cada vez más.

—¡Ningún monstruo volverá a lastimarte!— gritó desencajado mientras los autogolpes eran cada vez mas intensos y dolorosos.

Él último golpe que se dió lo obligó a caer de rodillas al suelo, agitado. Su rostro y dientes ya no se apreciaban debido a la enorme cantidad de sangre que corría, solo sus ojos oscuros entre el liquido rojo se abrieron y sonrió, sonrió con complacencia y soltó una carcajada estremecedora.

Caminó dando tumbos hasta las fotos de ella que no había utilizado y las colocó en una caja de cartón.

Itachi, del otro lado de la puerta de la habitación, mordía su puño para ahogar un angustioso llanto.

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.

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La canción "I feel it coming" empezó a sonar de fondo, mientras Kiba y la Hyuga menor se fundían en un beso profundo.

—¿Puedes atender ese teléfono?— Sasuke dejó de mirar a esos besarse en la puerta de la casa de Hinata y volteó hacía Naruto que sostenia su móvil en la mano, sentado detrás de la motocicleta.

—Es que esta canción esta demasiado acorde a la situación.

El Uchiha rodó los ojos cuando el rubio atendió, mientras hablaba volvió sobre ambos. Se impresionó unos segundos ya que en la imagen de Hanabi presenció a Hinata y sobre ella Sai, besándola tan apasionadamente que sintió asco y odio. Fue una alucinación detestable.

—Me han llamado desde la comisaria.

Sasuke frunció el gesto—¿Te han descubierto la hierba? sólo a los idiotas les descubren las drogas.

—Que chistoso, Teme. ¡Pues la próxima vez que aparezcas en mi casa con el rostro deforme, no te la volveré a ofrecer!. Es desde el móvil de Sakura—sonó preocupado, cuando nunca tenía mas expresividad que la de la mera burla—...Estuve abrumándola con mensajes y...

—Lo sé, lo sé. Creíste que si te disculpas con Hinata ella te perdonará, por eso me hiciste traerte. ¿Qué más?.

—Un policía me informó que ella esta bien, pero confiscaron su móvil por una denuncia de... Hinata...— explicó confuso.

El Uchiha volteó e hizo rugir el motor para arrancar a toda velocidad.

Ella se había puesto seria. Finalmente sus actos trascendían en la vida de la Hyuga.

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—Lo que siento por ti es únicamente amor, lo que siento por ti es únicamente amor— canturreó con desolación en su voz entrecortada mientras caminaba no sabía por donde.

El ruido del motor descendió junto a ella y las luces que segundos antes le iluminaban entre las piernas se apagaron. No necesitó elevar el rostro para saber quien la había ido a buscar. Había decidido marchar sola hasta su casa, Sakura se rehusó mil veces pero ella insistió que el acosador se calmaba después de molestarla, que ella había ido sola hasta allí y era perfectamente autosuficiente. Que sabía, por aviso de los policías, que Naruto, Kiba y Sasuke estaban en camino y simplemente ya no quería hablar del tema con nadie. Ni siquiera con el Uchiha, no sabía porqué pero finalmente recurrió a Sakura cuando al ver las fotografias sintió que era el principio del final. Que algo grave sucedería si ella no tomaba cartas en el asunto y comenzaba a hablar, a desligarse de todas las situaciones adversas que se acumulaban en su vida.

Quería y necesitaba estar sola, pero allí estaba Sasuke al rescate otra vez, siquiera lo miró.

—¿Puede ser posible que un maniático te moleste y tu padre no lo sabe?— la voz firme del Uchiha no se hizo esperar.

—El no lo entendería— se limitó a contestar, seguía con su mirada en el suelo.

—Y para mal mayor— continuó, descendiendo de la motocicleta mientras ella lo dejaba atrás. La siguió llevando el vehículo con un brazo, por el manubrio—.Estás sola deambulando por estos lugares como si nada.

—Estoy tranquila— tampoco había prestado atención a esos callejones oscuros por los que transitaban, los que se acercaban a la zona de bares y antros, por lo que muchas personas los cruzaban sin prestarles atención.— Suele desaparecer unos días después de hacer cosas importantes.

Quizá el acosador haga cosas importantes cuando lo sacas de eje, pensó y sonrió con ironía. En el fondo estaba empezando a arrepentirse de su impulsividad, pero necesitaba dañarla, hacerla sentir la misma desesperación que sintió él esa tarde. Y verla en ese estado, era un pequeño triunfo.

—Súbete.

—Prefiero caminar— insistió y volteó a verlo cuando lo descubrió con el rostro totalmente golpeado. Tenía un ojo morado y también amoratada la piel de un pómulo, el labio inferior hinchado y un corte en el tabique—. ¡Dios, Sasuke!

—Tuve una pelea— explicó sonriendo con lo que a Hinata le pareció neutralidad y en realidad fue cinismo.

—Tu... rostro...esta muy mal— se quedó contemplándolo preocupada y pensó que era increíble como después de tanto maltrato en su rostro, Sasuke seguía siendo anormalmente hermoso—. ¡¿Quién te hizo eso?!— se exasperó llevando las manos al pecho

—Solo olvídalo. Tengo peleas desde que era un niño.

Ella comenzó a caer en la cuenta de lo mucho que él conocía de ella y de lo poco que sabía del pasado de él—Pero...

—Fue un acto de justicia. Era una persona desagradable que lo merecía— ella se detuvo y se quedó observándolo mientras él seguía para detenerse y mirarla sobre el hombro—. ¿Es tan difícil no preguntarme?.

Ella negó resignada a la personalidad criptica de él.—Quería estar sola y pensar...

—Hermoso lugar para prestarse a la reflexión te has elegido.

—¡Oye muñeco, súbeme a tu maquina y verás que bien la pasarás!— era una mujer en apariencia ebria, con ropas sugerentes y rodeada de otras personas que se reían burlornas y cuyos rostros era mejor olvidar.— ¡Deja a esa mojigata y verás las cosas que puedo hacerte con la boca!.

Él hizo un gesto de repulsión—Súbete de una puta vez.

Obedeció divertida por los dichos de la mujer y ambos marcharon por las calles húmedas de París. Las diversas luces de letreros y edificios modernos que contrastaban con la arquitectura antigua de la ciudad, le iluminaban los rostros. El viento despeinaba el flequillo de la Hyuga que se aferró a la cintura de Sasuke, acto que a ambos les provocó latinos extraños en sus cuerpos. Él intercalaba sus miradas entre la carretera y uno de los espejos donde ella reflejada contenía una sonrisa.

—¿Qué es tan divertido?.

—Lo qué te dijo esa mujer ebria— prosiguió dejándose llevar por lo cómico del momento y olvidando el horror de esa noche—.Era muy bonita. No entiendo por qué pusiste esa cara. A cualquier hombre le gustaría besarla—opinó hasta sentirte un tanto celosa. Las mujeres morían por su amigo.

—¿Entendiste que ella me quería besar, Hinata?— ella asintió con desconcierto y él soltó una carcajada de las que hacía mucho no tenía.—Me quería practicar sexo oral

—Se...sexo... oral— repitió tartamudeando, se sintió ridícula.

Él detuvo la motocicleta en la puerta de su casa, haciendo que ambos se muevan apenas para adelante. Antes de dejar a Hinata bajar y sumidos en la penumbra del barrio poco iluminado, volteó y se sentó a la inversa para quedar frente a frente—Quería tomar mi pene e introducirlo en su boca. Una vez allí lo saborearía— se acercó unos centímetros a su oído y le murmuró con aliento cálido— y con eso pretendería causarme placer.

Si la oscuridad no estaría invadiendo el sitio, las mejillas de ella hubieran sido algo digno de recordar. Lo que nunca se quitaría en la cabeza era el involuntario latido que había surgido entre sus piernas otra vez e intentaba evadir—¡Esta bien! ¡Lo había entendido de todos modos!— se alteró y se bajó del vehículo para caminar hasta la puerta de la que reconoció como la casa del Uchiha —No debes ser tan... explicito.

Él sonrió entretenido mientras subía la motocicleta para aparcarla—¿De verdad no eres virgen?.

—No... pero tampoco he...

—Pero que tipo aburrido que es ese Sai.

Caminaron por la casa silenciosa y sin luces. Sasuke tomó de la cintura a Hinata hasta guiarla por unas escaleras que no paraban de subir.

Mientras la mano de él la conducía ella tuvo una pequeña visión donde le hacía a Sasuke lo mismo que esa mujer le propuso hacía unos instantes. Luego removió la cabeza aterrada. ¿Desde cuando imaginaba cosas así?.

—Este lugar es el más interesante que podrás encontrar aquí, te lo aseguro—argumentó abriendo una puerta que conducía a la terraza de su hogar. Sin intenciones de hacerla entrar a su habitación que estaba llena de evidencias de su pasado, de su accidente, de su invalidez y de su obsesión por ella.

—Es una vista increíble— observó las luces, que momentos antes habían atravesado, ahora en la lejanía. Rodeó el lugar hasta sentarse junto a él quien encendía un cigarro y siempre lo hacia de la misma forma: lo acomodaba en su boca y con la misma mano lo encendía.— ¿No fumas demasiado?.

—¿Te molesta el olor?.

—No... tu aroma con el tabaco... huele bien— confesó algo avergonzada observando el horizonte.

—No te imaginaba haciendo esa confesión— le extendió el brazo ofreciéndole un calada—.Digo... para ser una chica que desconoce lo que es el sexo oral— se burló.

—No, gracias— se negó ofendida y humillada, inflando algo las mejillas.

—No te asfixiaras—insistió con el brazo aun extendido—.Hazlo suavemente, una bocanada muy grande te ocasionara un mareo y eso seria molesto ya que estoy demasiado cómodo aquí arriba.

Ella, vencida por su pequeño orgullo, lo tomó y lo colocó torpemente entre sus labios. Aspiró y soltó el humo perfectamente.

Sasuke alzó una ceja—Históricamente en la primer calada la persona se ahoga ridículamente para gracia del fumador.

—Lo lamento Uchiha, ya lo he probado— le devolvió el cigarro sin observarlo, devolviendole la ironía con algo de inseguridad en su voz.

Él se quedó observándola con una media sonrisa de lado. Hinata era una caja de sorpresas.

—Fue una travesura con Kiba, mi padre fumaba mucho en ese entonces.

—Parecen muy unidos con el chico perro— se relajó acostándose en el suelo y cruzando su brazo real y el ortopedico por detrás. Se había quitado la chaqueta de cuero al ingresar pero había permanecido con un suéter negro.

—¡No lo llames así!. Le caes bien, les has caído bien a todos— se acurrucó abrazando sus piernas—.Aunque parezca extraño no le he contado ni una mitad de lo que te he contado a ti. Ni un poco.

Esa confesión complació a quien se había trazado como meta tener todo de ella—Que emotiva. ¿En qué pensaste hoy cuando deambulabas sola?.

—Sakura les contó a todos lo que me esta sucediendo. ¿Verdad?.

—Si, lo hizo porque es más sensata que tú—continuó con algo de malicia—.Se fue caminando con Naruto.

Hinata alzó ambas cejas y en el fondo se alegró de que las cosas tomen el curso correcto, uno que ella nunca debió truncar con sus estúpidos sentimientos caprichosos. —Pensaba en soltar...

—Vas a tener que explicarme eso— llevó el cigarro y le dió una enorme calada para soltarla en una nube de humo que se alejó en el frió de la noche.

Ella torció la cabeza y clavó los ojos en un puente luminoso que se destaca por encima del río Sena, el mismo donde tuvo el primer acto de confianza para con Sasuke—Qué si las personas no cuentan todo lo que les molesta, les hace felices, les hace llorar... esas... esas emociones se convierten en una sombra... una sombra oscura que te devora por dentro. Una sombra monstruosa. La misma que a veces me hace sentir insegura y hacer tonterias como... como lo que ocurrió con Sai.

—¿Tu filosofía es ir contando acerca de tu vida a todos?— preguntó intentado disimular lo afectado que estaba por la gran verdad que acababa de escuchar. Cómo si se repente en tan corto monologo Hinata lo hubiese descubierto, hubiese sabido quien en realidad era él y las cosas que hacía.

—No... contarle a alguien que sepas que te escucha y aunque no dé buenos consejos— volteó y lo observó con una sonrisa—. Te hace bien hablarle.

Él se sostuvo por un codo y elevó el rostro—Entonces llegó el momento en que me reclamas. "Tu nunca dices nada cuando yo te lo cuento todo. Me besas, actúas raro y te vas, luego vuelves y..."

—Estuve muy preocupada por ti estos días— dijo sin dejarlo terminar—. Si tu no prefieres hablar conmigo esta bien. Siempre y cuando sueltes de alguna forma tus problemas.

—No me considero problemático—mintió.

—Tu cara golpeada no me dice lo mismo— él la ignoró volviendo a observar las estrellas—.Hay algo que quiero soltar.

—Adelante.

—¿Tienes baño?.

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.

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—Así que esta es tu casa— Naruto se frenó fingiendo asombro por la fachada de una casa que a comparación de la suya no era nada—.Es bonita.

—No te hagas el que no la conoces— Sakura comenzó a buscar las llaves—.No.. tenías porque acompañarme, vivo cerca de la comisaria.

Él se acercó unos pasos hasta la puerta donde estaba ella—Yo...

—Ahorrate todo el discurso de disculpas por haber querido usar a Hinata para ponerme ¿celosa?—dijo torciendo la cabeza a modo de confusión.

—¡Pero cómo estas hoy, Sakura!— se sobresaltó el rubio, acto que desconcertó a la muchacha—.Sólo te iba a decir que te acompañe de todas formas porque me preocupé demasiado cuando me llamó el policía. Pensé lo peor. Y luego saber que hay un desquiciado suelto... Olvídalo— suspiró y comenzó a caminar hacía la calle.

—¡Naruto! perdón...

—¿Tú pidiéndome perdón a mi?— la observó sobre el hombro.

Sakura no creía lo que decía pero su boca se movía más rápido que su mente—Yo generé todo esto. Lo de Hinata ocurrió porque yo no...

—No — la interrumpió—.No vuelvas a pensar estas obligada a fijarte en mi. Entiendo que soy algo pesado... y no soy apuesto como Sasuke o su hermano. Pero ¿sabes? ... no soy tan idiota como crees. Sólo que nunca me has dejado demostrarlo.

—No ... no es así.

—Sakura... tengo una pregunta que hacerte—volvió a mirar al frente, para evitar el contacto visual con ella— Sé que sospechabas que era yo quien acosaba con mensajes a Hinata. ¿En verdad me crees capaz de algo así?.

—Naruto...— murmuró sin saber como negarse.

—No me conoces en lo absoluto, de verás.

Ella lo vio marcharse, vio su espada amplia y lo único que quiso fue... abrazarlo.

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La luz del baño se encendió momentos despues de que Sasuke abrió la puerta con Hinata junto a él. Era uno muy acojedor y pulcro con azulejos blancos, bien iluminado.

— ¿Qué pregunta fue esa?.¿Acaso en Francia las casas no acostumbran a tener un baño?

–Dicen que los franceses no nos bañamos— se divirtió Hinata obsevando su reflejo en el espejo, tocandolo—.Que hermoso espejo, parece nuevo.

—Pues no lo és—mintió otra vez—.¿Disculpa?— se extrañó cuando ella abrió el glifo y dejó el agua fluir para incertar la cabeza debajo y mojarse el cabello.

—¿Tienes tijeras?— preguntó extendiendose hacia atras y peinando su cabello con los dedos. Sin dejar de observarla con los ojos serios él urgó en un mueblecido blanco y se las extendió intrigado si realmente haría lo que parecía proponerse.

–Merci—luego comenzó a cortar su cabello, sin resquemores. Cómo si todos esos mechones azulados que caian al suelo fueran nada.

—Realmente ahora lo entiendo todo— él se recostó sobre la pared con los brazos cruzados mientras seguía estudiando los movimientos de la muchacha—. Estas demente, Hyuga.

—Mi padre insiste en que debo maneter el cabello largo para mi boda— siguió dando cortes certeros, quizá con un timbre de despecho en sus formas—. Cómo si fuera un razgo distintivo de los Hyuga. ¿Es ridiculo no lo crees? .

—Muy.

Una vez terminada su labor ella tomó una toalla que él le habia extendido y se secó el cabello, para luego removerlo y peinarlo. Una corta melena a la altura de su mandibula cayó pesada y lazia. Ella se miró unos segundos sin caer en cuenta de la osadía que se había permitido.

—¿Que... piensas?.

—Radical— opinó devolviendo las tijeras a su lugar cuando su mano sin querer tocó una caja que contenía una razuradora electrica, dudó unos instantes y la tomó.

—A la moda francesa— se burló de si misma cuando vió al Uchiha junto a ella, enchufando un aparato en el toma corriente de abajo del lavatodio—¿Sasuke?.

—¡Sasuke!— gritó aterrada y sorprendida cuando lo vió encender el aparato y con la misma frialdad que había actuado ella razurarse todo el costado derecho de su cabeza.–¿Que haces?.

El cabello negro onix se mezclo con el azul, en el suelo.

—Soltar— se burló él.

—¡Pero para tu padre no vale nada esto!— se rió mientras lo observaba.

El Uchiha pensó que en realidad para Fugaku el no valia nada bajo ninguna circunstancia.

Ella observó el nuevo corte, ese costado con el cabello en extremo corto contrarestaba con el resto tan desprolijo y largo como lo llevaba siempre, le daba un aire aun mas rudo... y hermoso. Luego frunció las cejas—¿Que es esa cicatriz?.

Sasuke la observó desentendido llevandose una mano hacía la cabeza donde tanteó una linea de carne sobresaliente en la que no crecia cabello y lo dejaba en evidencia

—Mierda... el accidente— murmuró descolocado.

—¿Qué accidente?


Lamento no poder dejar notas.. estoy subiendo el cap desde el móvil.

Gracias a todos. Les responderé por PM todos los comentarios, los viejos que fueron hermosos y los nuevos. Lo juro.

Casi no pude corregir el capítulo.

Saludos!

Musica

Hysteria-Muse (Cúando Sasuke pierde el control).

I feel it coming- The Weeeknd ft Daft Punk (la música del movil de Naruto, también la imaginé para Sasuke y Hinata cuando van en moto por Paris).

Religion-Lana del Rey (Canción que canta Hinata cuando deambula sola, también la letra del inicio).