Calor
Aunque amaba sentir la fresca brisa del verano, y visitar la playa para lucir el increíble bikini que se compraría para la ocasión, la realidad es que Mimi odiaba las altas temperaturas, ese caluroso bochorno que la hacía transpirar y sufrir de una horrible sensación pegajosa en su espalda.
Ella era una persona muy afectiva, le encantaba abrazar a sus seres queridos, pero en épocas de calor restringía el contacto físico a lo estrictamente necesario; incluso Palmon se veía afectada por estas medidas.
Mimi aún recordaba las noches que compartía cama con sus padres. La fórmula era sencilla: ella quería ser el centro de atención de sus padres y lo conseguía; acostada en el medio de la cama, recibiendo todos los mimos y cariños que sus papás eran capaces de brindarle; sí Mimi era una niña feliz, pero todo se venía abajo cuando la temperatura subía y el bochorno de encontrarse entre el calor que emanaban sus padres la volvían loca, empujando de la cama a su padre.
Cuando lo meditaba con tranquilidad, Mimi estaba segura que jamás sería capaz de soportar esa sensación de bochorno que produce el calor de dos cuerpos en épocas de altas temperaturas. Sí, ella creía que, incluso, podría firmarlo ante cualquier deidad.
•••
Soltó un sonido de mofa cuando se dio cuenta de lo absurda que era su aseveración. Su yo del pasado no tenía ni idea de lo bien que se sentía ser rodeada por lo brazos de su novio, incluso cuando la onda de calor parecía querer rostizarlos. Sonrió.
—Buenos días, princesa.
Mimi rodó los ojos, pero en el fondo de su corazón agradecía siempre que los ojos color chocolate de Taichi fuera lo primero que veía al despertar. Sentir que su piel ardía bajo las cobijas de la cama y el cuerpo de Taichi era un precio que estaba dispuesta a pagar, todo por recibir la hermosa sonrisa de su novio cada mañana.
10/08/18