Prologo

La vida parecía ya no tan divertida desde el día que se mudaron, más de la mitad del día la pasaba en una escuela donde no le hablaba a nadie, pues el resto de los niños creían que es raro… y honestamente no los culpaba. El hecho de siempre estar solo era muy extraño para alguien de 7 años.

Mizuki Hajime era un niño al que le gustaba mucho jugar, sin embargo cuando llegó a la escuela en su primer día, ya se habían iniciado las clases y todos tenían ya sus grupos de amigos con los cuales juntarse.

Esa mañana el pequeño niño llegó como cualquier otro día, traía puesto el uniforme completamente limpio (cabe mencionar que su padre tiene adicción a la limpieza), el cual consistía en un pantalón azul claro, una camisa de botones blanca con una corbata del mismo color y tono del pantalón. De igual manera traía el cabello peinado, cayendo sobre su frente unos pocos mechones que se resistían a quedarse en su lugar.

Mientras que Tsuyoshi Yagami era un niño de aproximadamente 10 años de edad, de uniforme sucio y cabello despeinado. El pequeño por su parte llevaba varios días molesto con Mizuki por aquel día en el salón de clases.

Flash back

- Muy bien Yagami, dime por favor cuanto es cinco más siete- decía un poco nervioso un hombre joven de tez blanca y cabellos castaños-. Por favor Yagami tienes que lograrlo, no es mucho, solo dime la respuesta y estarás más cerca de pasar de año.

- No sé, ni me importa- para Tsuyoshi ya era su tercer año consecutivo en segundo año, y todavía no ''lograba'' ni siquiera dar respuesta a una suma tan sencilla como esa.

Lo que para el chico no era nada, pero le gustaba hacer enojar al profesor. De otra manera dicho, les gustaba ser el centro de atención en el salón.

- Es doce- respondió el pequeño Mizuki, al que por varias razones no le agradaba para nada su compañero.

- ¡Wow!- todos en el salón quedaron sorprendidos, pues la gran mayoría le tenía miedo al mayor por su estatura, por lo que preferían no meterse con él.

Fin flash back

Ese día en que el pequeño había respondido en clase, este se había logrado convertir en el principal objetivo a destruir.

A la hora de salida.

- ¡Oye tú…!- gritó a las espaldas de Mizuki.

Más tarde en casa del pequeño.

Mizuki llegó a su casa un tanto deteriorado, en la salida su compañero le había conseguido romper el uniforme, y ahora debía encontrar la forma de repararlo sin que su padre se diera cuenta. Sin embargo no lo hizo, lo único que pudo hacer, fue irse a su habitación, se quitó la ropa y se puso limpia para poder irse a su cama y acostarse (después de todo cuando su padre se enterará de lo ocurrido con el uniforme le regañaría… no quería que le regañara también por ensuciar la cama) y por qué no… ponerse a llorar. Despues de todo en la vida ay cosas que no se pueden cambiar, una de esas era que desde ese día todo iba a empeorar.

Así fue. Primero el uniforme, por lo que su padre le regaño, al día siguiente Tsuyoshi tomo las tijeras y le corto el cabello, dejándole unos mechones disparejos, claro está… de esta tampoco se libró, pues al no poder explicarle a su padre, esté le regañó y castigó.

Y así, cada día que pasaba el mayor le continuo haciendo maldades al más chico, hasta que…

- Nos vamos- dijo un hombre de tez blanca, cabello oscuro, que traía puesto un traje de vestir negro-. Por fin logré que me transfirieran de lugar.

El niño se sorprendió por la noticia, en cierta manera se sintió feliz, ya no tendría que soportar a Tsuyoshi Yagami, pues hasta donde entendía, ya no estarían en la misma escuela nunca más…