El exorcismo de Allen Walker

Por Katou Yuu

ADVERTENCIAS: yaoi, yullen, AU.

DISCLAIMER: D. Gray –man le pertenece a Katsura Hoshino (;


- ¿Sabes usarla? - le preguntó la mujer de la tienda justo antes de salir.

Él se quedó callado y como no sabía qué otra cosa hacer, sonrió. La mujer lo tomó como una respuesta afirmativa y se relajó. Allen salió tratando de aparentar tranquilidad y en cuanto se alejó lo suficiente del local, apresuró el paso hasta hacerlo casi un trote.

Por fin la había conseguido.

Allen había pasado varios meses buscando el tablero de Ouija y ese día la había encontrado en una tienda de segunda mano. La había comprado hablando sólo lo necesario y ahora la llevaba cubierta con su abrigo.

No era supersticioso, tampoco le gustaba los místico y oculto, pero desde la muerte de Mana lo único que deseaba era volver a hablar con él y por lo que había escuchado, ese pedazo de madera podría conectarlos. Tampoco sabía con certeza si funcionaría o cómo lo haría. No podía ser tan difícil, sólo tenía que ponerlas manos sobre el tablero y llamar a Mana.

Eso era lo que había escuchado cuchichear a un grupo de chicas de secundaria, no tenía más información que esa. En casa todo estaba era tan frio y solitario, el hombre que ahora le cuidaba por obligación no llegaría hasta ya pasadas las 12 así que no tenía preocupación alguna de que le preguntara sobre su nueva adquisición.

Fue a su habitación y allí se encerró algo emocionado, dejo sus cosas en el suelo y el tablero lo puso sobre la cama, tomo la pieza de madera que hacía de guía, se imaginaba que solo tendría que decirle que solo quería ver a Mana, su mirada se desvió a la mesa de noche donde estaba un portarretratos de su fallecido padre, estaba decidido. No debía temer. De seguro Mana también le extrañaba. Y así comenzó a moverse de letra en letra esperando pacientemente que algo ocurriera pero no pasaba nada.

- ¿Mana? - preguntó al aire.

Le parecía que en realidad era demasiado fácil simplemente llegar y hacer preguntas.

Abrió su computadora y comenzó a buscar. Algunos decían que el tablero se activaba en luna llena, otros que en luna creciente, otros en luna nueva, también hablaban de que invocarla en grupo era mejor, otros querían que le diera algunos tragos al licor de Cross.

No había una forma concreta, no tenía grupo. Lo único que podía hacer era ir a la tumba de Mana pues algunas página decían que las invocaciones resultaban mejor si se hacían en un lugar espiritual.

Tendría que pensar en cómo salir de casa por la noche y cómo llegar hasta el cementerio sin parecer sospechoso.

Antes de cerrar la página web que había consultado vio lo que parecían ser unas advertencias, le informaban sobre lo peligroso que podría resultar el uso de tal artefacto, torció su boca como si no quisiera saber nada al respecto, solo le interesaba contactar a Mana.

Ya se hacía tarde, tomó el tablero y lo metió en su mochila no podría esperar más. Iría rápido y Cross ni se enteraría que había salido de casa, vio a los lados y no había nadie, entonces salió en dirección al cementerio.

La ciudad era tétrica de noche, las calles estaban solas y escuchaba sonidos extraños en los callejones, algunos perros le ladraron haciendo palpitar con fuerza su corazón pero nada de eso le iba a desanimar, tragó con fuerza al verse frente a la entrada del cementerio.

Ni siquiera había contemplado que estaría cerrado. Suspiró y miró las rejas de la entrada, su cabeza no pasaba y no tuvo más remedio que dar la vuelta. Pronto encontró que hacia atrás del cementerio la barda se hacía más baja y apoyándose en algunas piedras logró entrar.

Sacó la linterna de su mochila y buscó el sendero. Pasada la emoción de haber allanado un lugar se dio cuenta que en realidad estaba rodeado de muerto.

Respiró profundo y pensó en Mana, una vez que llegara a su tumba todo estaría bien. Sin embargo era innegable que estaba inquieto.

Cuando llegó al sendero y vio algunas luces alumbrándolo, apagó la linterna y siguió con cuidado, no quería llamar la atención del vigilante, si es que había uno.

Escuchó algunos pasos y como aquella luz buscaba enfocar algo, se quedó quieto detrás de unas lapidas rogando no ser encontrado, pudo respirar con tranquilidad al oír los pasos alejarse ya cuando no los pudo oír mas siguió su camino, había logrado encontrar la tumba de Mana, de inmediato el recuerdo de su ataúd siendo cubierto de tierra volvió a él y sus ojos se aguaron un poco.

- No debo estar triste, hoy podré hablar con Mana - se sentó frente a la tumba y colocó el tablero e intentó de nuevo llamarle, movió la pieza de madera describiendo su deseo pero nada ocurría, ¿acaso era porque no era luna llena? no dejaba de pensar en lo que podía estar fallando y siguió intentándolo - ¡Por favor! ¡Sólo quiero hablar con Mana! ¡Déjame ver a Mana! - ya se encontraba desesperado derramando lagrimas al ver que sus intentos eran en vano.

Todo debía ser mentira entonces, no había manera de hablar con los muertos, cuando llegó a esa conclusión y estaba listo para rendirse por lo que quedaba del día sintió como la pieza de manera bajo sus manos luchaba por moverse.

La sorpresa lo hizo apartar las manos, la pieza triangular vibraba como si estuviera ansiosa de moverse.

El corazón de Allen se aceleró, pero apechugó el miedo determinado ¿Era la señal de que Mana lo escuchaba?

- ¿Mana? - preguntó poniendo las puntas de los dedos en la pieza - ¿eres tú?

La madera se movió con violencia hacia el "yes" del tablero.

Allen se sintió aliviado, se limpió las lágrimas con la manga y sonrió.

- ¿estás bien?

El tablero se quedó quieto.

Entendía que quizás su respuesta era afirmativa.

-Me alegra que estés bien... Mana, perdóname si yo no te hubiera desobedecido...- luchaba para no contenerse y llorar.

De repente la pieza volvió a moverse, esta vez hacia las letras. Comenzando a deletrear algo. Allen miro ansioso lo que Mana tuviera que decirle.

"Si tanto estas arrepentido, entrégame tu alma".

Un extraño escalofrió recorrió su cuerpo. - ¿Mana? ¿Estás enojado? ¿Es eso? - comenzó a preguntar con cierto temor y la respuesta que le dio el tablero fue afirmativa. - Pero me estoy disculpando.

"Entonces nunca te perdonare".

- Mana... - estaba completamente incrédulo, sentía que ese no era el padre amoroso que había tenido ¿tanto lo odiaba?

-tú no eres Mana... - dijo Allen - ¡vete!

"dame tu alma" insistió el tablero.

- ¡BASTA! ¡YO QUIERO HABLAR CON MANA! - gritó Allen y lanzó el tablero lejos.

Estaba asustado, ese que hablaba no podía ser Mana, su padre no era así. Allen recordó las advertencias, que era probable invocar al espíritu equivocado, que si uno no tenía la mente en calma podría atraer malas energías.

Tomó su mochila y comenzó a correr. Sin que se diera cuenta, de la tabla emergía una figura y la lápida de Mana comenzaba a resquebrajarse.

Tropezó cayendo al suelo viendo como aquella figura se arrastraba hacia él, quería huir pero sus piernas no respondían y solo veía esa cosa más cerca de él, quiso gritar por ayuda pero su voz no salía, aquello había tratado de imitar la forma de un esqueleto humano.

"¿Que pasa Allen? ¿No querías hablar conmigo?".

- ¡N-no! tú no eres Mana.

Aquello emitió una risa tétrica. "Aunque trates de correr no podrás escapar de mí, Allen".

¿Esa cosa sabia su nombre? no podía detenerse a pensar en eso, tenía que encontrar una manera de escapar de esa cosa, más bien de cerrar la sesión, lo poco que había leído era que debía conseguir el permiso del espíritu para que le dejara ir pero eso lo veía muy difícil, lo único que se le vino a la mente su fue romper el tablero pero eso significaba acercarse a esa cosa.

La criatura alcanzó la luz lo suficiente para dejar ver el grabado en su cráneo, con letra algo torcida, como si una uñas lo hubieran hecho, decía "Mana".

Allen trató de levantarse. Los gritos quedaban atorados en su garganta y su mandíbula se apretaba. La criatura se irguió y trató de atravesarle con una de las cuchillas que tenía por manos, Allen rodó fuera de su alcance y se levantó para tomar el tablero, pero cuando logró alcanzarlo, la cuchilla pasó a toda velocidad rasgando su brazo a todo lo largo y haciéndole caer de rodillas por el dolor.

- tú me llamaste... - dijo el esqueleto con voz ronca - ¡no voy a volver ahí!

La criatura se lanzó sobre él y comenzó el forcejeo, fue inevitable que la hoja alcanzara el rostro de Allen y le hiciera una cortada profunda en el ojo.

Un grito desgarrador escapó de su boca, se retorció de dolor en el suelo.

- Mocoso insolente- le dijo aquella criatura, no podía moverse por el gran dolor que sentía, sentía la sangre bajando por su cuello, pensaba que estaba perdido, entonces escuchó la voz de alguien, aquella criatura se quejó del humano que se atrevía a interrumpirle, vio al niño asustado en el suelo que estaba demasiado cerca del tablero, trataba de doblarlo y romperlo en dos, apenas hizo una grieta la criatura chilló de dolor, parecía que perdía su fuerza y se comenzaba a desvanecer - Te maldigo humano insolente, vivirás el resto de tus días viendo las calamidades de este mundo.

El tablero cayó de sus manos y sentía que se quedaba sin fuerzas, se apoyó en la lapida de Mana sintiendo los pasos más cerca.

No podía soportar el dolor, sentía la cabeza a punto de estallar, su vista estaba nublada por la sangre en su rostro. No quería quedarse ahí, ni siquiera podía ver si la criatura seguía asechando, pero no podía moverse, sentía frío y su brazo estaba mojado.

Se deslizó y apoyó en la lápida. Quedó inconsciente.

El tablero se sacudió absorbiendo a la criatura.

Cuando volvió a abrir sus ojos se encontró en lo que podía llamar "un lugar desconocido" escuchó el pitido de una maquina a su lado y alzando un poco su vista podía ver el gotero con algo de suero, quería sentarse al menos pero no podía, se sentía tan pesado.

- Hasta que despiertas mocoso- escucho aquella voz, era Cross, eso lo hizo sobresaltarse - ¿Puedes hablar? - le pregunto como si tratara de suavizar su tono.

Allen quiso abrir la boca para decir algo pero sus labios estaban sellados. Estaba a salvo ¿no? Esa cosa se había ido, comenzó a llorar recordando aquella horrible experiencia.

Escucho a Cross suspirar con cierta molestia.

- Llamaré al doctor.