Razón para vivir

Capitulo 1

''Cuando nadie podía verte''

Un día de lluvia, en un callejón de la ciudad, se encontraba una desconsolada chica llorando en el piso, parecía invisible ante los ojos de los demás, solo pasaban por su lado, sin siquiera mirarla, pero alguien si podía verla, la veía claramente, le pareció tan hermosa y melancólica la escena, que no dudo en acercarse para verla mas de cerca y prestarle su ayuda.

Amablemente se agacho, le presto su paraguas y la cubrió con su chaqueta, cuando la vio de frente le pareció sublime, rubia como el sol, blanca como la luna y unos enormes ojos azules como el mar, pero de los cuales brotaban ríos de lagrimas, le ofreció su mano para ayudarla a levantarse y ella acepto, se pusieron de pie y ella solo siguió los pasos del joven como si no tuviera voluntad propia.

- ¿Tienes donde ir?

- No, ya no

- Si no te molesta podemos ir a mi departamento, no esta lejos de aquí

- Pe... Pero

-No te preocupes, no es en mal sentido, ¿Prefieres seguir en ese callejón hasta pescar un resfrió?

- Gracias

Llegaron a destino sin cruzar mas palabras, el fue a preparar el baño para la pequeña rubia y mientras ella estaba dentro, aprovecho para lavar y secar su ropa, ya secos y bajo techo, el empezó con la preguntas, ya que le carcomía la curiosidad, no todos los días ves una chica como ella en esa situación.

- ¿Por que tanta pena? No te obligo a responder, pero a lo mejor te ayuda a sentirte mejor -

Y le dio una pequeña y cálida sonrisa, para que entrara en confianza.

- He perdido todo lo tenia... Ya no me queda nada. -

Mirando al suelo, sin decir nada mas, comienza a sonarle el estomago. Abriendo un poco los ojos de impresión, luego entendiendo el tiempo que ella debió estar en la calle, el le dijo:

- ¿Tienes hambre? -

Ella solo asintió, con toda su cara ruborizada.

- Disculpa mi descortesía, ahora voy por unos bocadillos y un poco de té.

Al rato después volvió con una bandeja perfectamente ordenada con un montón de pastelillos y dos tazas, apenas puso la bandeja en la mesa, la mayoría fue a parar donde la rubia, y el tomo uno solo, le dio una probada y tomo la taza mientras miraba como devoraban lo que había, pero no con extrañeza, la miraba con ternura, como cuando recojes un cachorro y se pone feliz cuando le das lo que necesita,

- Por cierto me llamo Seiya ¿Y tú?

Levantando la mirada de repente, recién se percato como era la persona que le había tendido una mano. Un joven alto, apuesto, con cabello negro amarrado en una coleta y ojos de zafiro. Tragando un poco y bebiendo té para poder hablar le respondió:

- Serena, mi nombre es Serena

- Hermoso nombre, para una hermosa chica

- No, no digas esas cosas o pensaré mal y me marchare.

- Okay, okay, no haré mención de eso - Dijo riendo de ver la cara enojada y con crema en la boca-

Si le pareció hermosa bajo la lluvia con ojos tristes, le pareció aun mas al verla intentar poner cara de enojada, cuando en realidad se sentía alegre y brillante frente a los pastelillos.

- Ahora que me siento un poco mejor, si quieres puedo contarte lo que me pasa ¿Solo si quieres, EH? Hablo enfurruñada, mirando de lado (Tsundere)

- Soy todo oídos

Nuevamente cambio la atmósfera, paso de tranquila a melancólica en un segundo...

- Bueno yo, yo hace años me fui de mi casa para ir a vivir con mi novio, me dijeron que me olvidara de ellos y no volviera mas, ahora no tengo a quien acudir... Mi novio termino conmigo, me expulso de su casa y dos días después, cuando pensé que nada podía estar peor, llegaste y me ayudaste, al parecer sin pedir nada a cambio.

- Claro que no te pediré nada a cambio, si te ayude fue por que me conmoviste, así que tranquila, por ahora te prepararé el cuarto de invitados y mañana veremos que pasa.

- Gracias Seiya...

Esto último lo dijo con una levé sonrisa en sus labios, su interior le decía que podía estar tranquila, que este extraño no le haría nada, que era una buena persona en la que se podía confiar, se despidieron en la puerta de la habitación. Serena se acostó directamente, necesitaba un poco de descanso decente, pero pasaron unos minutos y la soledad se hizo presente.

- Darien ¿Por que me dejaste? Yo creí que la noticia te haría feliz, pensé que seriamos felices los tres...

Con una lagrima rodando por su mejilla y sus manos en el abdomen, se quedó dormida entre sollozos. Mientras Seiya en su cuarto estaba despierto pensando en ella, solo su presencia le daba tranquilidad y un sentimiento cálido en su pecho, sabia que llevaba unas horas de conocerla, pero que mas da, solo esta siendo amable ¿O no?