Summary: Stiles esta aburrido. Muy aburrido. Todos están ocupados. Scott en casa de Derek entrenando sus habilidades de Alpha, con Lydia y Allison ocupadas en cosas de chicas, y ni loco se acercaría a Jackson, muchas gracias. Un día decide ir a casa de Derek y preguntarle algo, la causa de su intento de suicidio: Aburrimiento. Lo que no espera es la respuesta que el Beta le da. Prepárate, Sourwolf, Stiles no se conformara con eso.

Advertencias: Primer historia Sterek, eso implica Stiles y Derek en situaciones románticas. Ya he escrito antes, pero es mi primer fic en Teen Wolf, espero hacerlo bien. Si no les gusta el género Slash—esta historia es intento de, perdonen—, por favor absténganse de leer en lugar de insultar la historia. Lamento si me han salido un poco Ooc los personajes, pero en serio, son dos personas complicadas e hice mi mayor esfuerzo. Esta historia es fictisia y cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia. Esta ubicada en un punto muerto entre la temporada tres, cuando Scott se vuelve Alpha.

Nini: Bueno, esta es mi primera historia en Teen Wolf, he escrito antes, y espero que les guste mi manera de escribir y que disfruten la historia, que tendrá un máximo de diez capítulos, o al menos así lo planeo, y un epilogo. Me alegraría que comentaran para saber que les gusto. Gracias por leer mi fic, y disfruten.

Los personajes ni la trama de la historia original—la serie—son mías, solo escribo por amor a la serie, a sus personajes y no espero ganar nada con esto.


La pregunta del millón de dólares.


Capítulo uno: Aburrimiento.

(El aburrimiento trae consigo consecuencias indeseadas)

Stiles se sentó en la silla frente a su escritorio, con una cotidianidad que le dio un poco de sorpresa. Después de todo, nada era normal o cotidiano si se tenía en cuenta que su mejor amigo era un hombre lobo, que había sido amenazado de muerte varias veces, y que probablemente su padre estaba cada día más cerca de percatarse que en Beacon Hills sucedía miles de cosas sobrenaturales bajo sus narices. Aunque de esto último dudaba, ya que, si habían vivido en secreto del Sheriff tanto tiempo, tal vez no se diera cuenta nunca.

Tecleo rápidamente unas palabras en su computadora antes de que millones de entradas le aparecieran ante sus ojos, con miles de posibilidades de descubrir algo nuevo e impactar a los hombres lobo con los cuales tenía que convivir. Selecciono una dirección sin darse cuenta exactamente de que era, llevándose una grata sorpresa al ver, cosa que no creía que sucedía, que no era nada más ni nada menos que una con información que ya sabía de memoria.

Suspiro, llevándose una mano a la nuca y acariciándola en el nacimiento del cabello. Ya se había leído toda la información acerca de sus perrunos amigos—ojala que no tuvieran capacidad de leer mentes, porque no quería que su vida terminara por unos adolescentes lobunos enojados—, y comenzaba a pensar en la posibilidad de que no era suficiente. O no tenía nada mejor que hacer.

Es cierto que Stiles no es precisamente conocido porque puede estar tranquilo sin hacer nada todo el día, como una especie de perezoso con lunares en todo el cuerpo, pero esto ya era demasiado. Había pasado una semana, una maldita semana, sin haber nada nuevo en Beacon Hills. Hasta ya había diseñado una rutina, el levantarse e ir a la escuela no contaba, pues cuando volvía del instituto iba directamente a su habitación, y ni siquiera salía a ver a Scott ya, pues este estaba muy ocupado con el maldito asunto de Isaac y bla bla bla…

Eso era malo para Stiles, muy malo.

Ok, aceptaba que su amigo merecía ser feliz, y estaba contento con ello, porque el nuevo brillo que había adquirido los ojos de McCall por el lobo beta de bucles rubios—parecidos a los de Ricitos de oro pero mucho más cortos—, y este aparecía cada vez que le miraba. Stiles no podía estar más dichoso de que su amigo al fin haya superado a Allison, y que esta misma haya decidido apoyarlo cuando dedujo que lo suyo eran los… "machos". Recordó vagamente como su amigo llego una noche, con el cabello sudado y lleno de barro por todas partes, el cual por cierto seguía pegado a la alfombra del recibidor, porque Scott—muchas gracias, Scotty— se había ofrecido a lavarlo, léase sarcasmo en toda la oración, pues el hombre lobo solo lo dejo como estaba, arriesgando que los sacaros que vivían en el tapete prosperaran por el nuevo paisaje que se les brindaba, llena de deliciosa piel muerta de lobo. Probablemente comenzarían a mutar si se seguían alimentando de ella, y ahora si tendrían problemas. Los sacaros no eran cosa de niños.

Volviendo al tema inicial, Stiles estaba aburrido, su mejor amigo estaba con Isaac en no-se-donde-y-probablemente-no-quiera-saberlo lugar, Allison y Lydia probablemente estarían hablando en la habitación de alguna de las dos, Peter acosando personas y volviéndolas locas—aunque si estuviera disponible preferiría no ir con él—, Cora estaría ocupada pateando niños y robando helados en alguna parte, y Derek, bueno… él seguramente estaba solo en algún lado.

Eso es, pensó cuando se levantó de un salto, tomando su sudadera azul y poniéndosela sobre su camiseta, sin importar que en el bolsillo tuviera un chocolate a medio comer. Su atención se puso en las llaves, buscándolas con la mirada y sonriendo cuando las hubo encontrado y salió en dirección a su jeep, que descansaba aparcado frente a la casa.

Es cierto, apreciaba su vida, mucho de hecho, pero estaba lo suficientemente aburrido como para buscar alguna distracción fuera de su casa, lejos del ordenador que había sido su única compañía los últimos días, y encendiendo el coche con un destino claro grabado en su cabeza.

La casa, recientemente reconstruida por los eficaces servicios de WW Contructions—Werewolfs Constructions (Scott, Isaac, Cora y Derek. Aunque Stiles mismo ayudo un poco, obviamente) — Hale.


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Condujo, solo conducía, y el camino se le hizo algo largo, aunque no perdió la oportunidad para comenzar a jugar con él mismo el "Veo Veo*", solamente repitiendo la oración y diciendo lo que veía en el camino al azar, aunque no estaba completamente convencido de que estuviera prestando la suficiente atención en él como para memorizar donde había estado la cerca negra que había dicho en la cuarta ronda del juego. Suspiro y miro el camino agudizando la vista, o todo lo que un humano promedio con su sentido impecable del humor pudiera, y sonrió cuando diviso el camino de desviación hacia la casa Hale, tomándolo y estando en pocos segundos—gracias a su no estéticamente aceptable Jeep— en el frente de la casa.

Como pensaba, justamente fuera de la propiedad, que se veía bastante decente debe agregar, estaba el beta de ojos verdes, solamente mirando en su dirección con el ceño fruncido. Se bajo del auto, con su sonrisa socarrona puesta en los labios.

—Hola Derek—dijo, y cuando el beta fruncio el ceño no pudo sonreir más—, ¿Esperando a alguien? ¿Una cita, quizás? Me entere de una fuente muy confiable que los hombres solitarios tienden a tener citas a ciegas.

Stiles era suicida, Scott lo había deducido hace mucho tiempo, e incluso el mismo Derek lo hizo, pero en la cabeza del joven castaño un funcionamiento diferente estaba maquilando. En teoría, una persona no salva miles de veces a la otra si le odia y le quiere muerta, es cierto que Derek era el presidente del club Aplastemos contra el suelo a la hermosa amenaza de Stiles, pero nunca le había hecho daño, o al menos no de gravedad preocupante. De hecho, le había salvado en varias ocasiones yaunque Stiles había salvado a Derek muchas veces también, cabe aclarar, había salvado a todos en algún momento, Stiles era un héroe, salvando a todos y siendo la luz de la esperanza cuando la maldita testosterona hace acto de presencia en las vidas de los hombres lobo. Oh sí, una persona que sería indispensable para la humanidad con sus bromas en los mejores momentos, siempre sacando una sonrisa a todos a su alrededor, siempre cuidándolos, y a veces siendo cuidado el también. Se lo debían, después de todo, que era el único humano en la manada, era difícil no necesitar ayuda, pero él siempre los ayudaba así que estaban a mano.

—Stiles—el gruñido del de cabello oscuro le llamo la atención, sacándole levemente de sus pensamientos. Le miro con las cejas arqueadas, no estando seguro de porque le había llamado. El beta bufo con molestia—. Te he preguntado qué a que has venido. No pienses, es molesto tener que sacarte de tu ensoñación.

—Tranquilo, Sourwolf, estoy perfectamente bien—le restó importancia con una mano, ignorando el gruñido del otro—. Entonces, ¿Estabas esperando a alguien?

—No, pero tu maldito motor se escuchaba a kilómetros y quise salir para lanzarte de una patada hasta tu casa.

—Entonces no tenías una cita e internet se ha equivocado. ¿Sabes que podría buscarte una página de mujeres lobo, disponibles? —Otro gruñido de advertencia, ignorado por supuesto—. Creo que puede existir una con las características perfectas para ti, y ¿Qué mujer no estaría encantada con un hombre lobo alto, mandón, gruñón, con poca paciencia y sin expresiones faciales que demuestren felicidad?

—No me interesa—le miro con furia, y esta vez Stiles si vio que le había molestado… un poco, y el gruñido fue audible.

El beta le dio la espalda comenzando a caminar hacia la puerta de la casa, en donde últimamente eran bienvenidos todos en el grupo, hasta el narcisista de Jackson, y se había convertido en la sala de reuniones de la manada. Una manada extraña, pero una al fin y al cabo.

Le siguió, cerrando la puerta a su espalda y sorprendiéndose de ver a Isaac bajando las escaleras, seguido de Scott.

—¿Qué sucede? —pregunto su mejor amigo, mirándole preocupado.

—Lo que sucede es que Stiles ha venido a molestar—respondió Derek, en lugar de dejarle a él responder. Le miro con la ceja alzada.

—Si actuar como tu casamentera es molestar, no quiero saber que vas a decir cuando exija ser tu padrino de bodas—y ahí estaba, otro gruñido y la furia latente en los ojos verdes. Oh, cuanta satisfacción, al fin entendía a su pesado entrenador y ese encanto en fastidiarles.

Scott le miro sin entender.

—¿Casamentera? —Se dirigió al beta de ojos verdes—. ¿Acaso has estado pidiéndole consejos románticos a Stiles? ¿A Stiles?

La voz de Scott sonó medio incrédula, burlona incluso, y el de lunares simplemente le miro mal.

—Soy el Yoda del arte del amor, muchas gracias.

—¿Yoda? —Stiles reprimió el impulso de golpearse con la frente al recordar que Scott no había visto la película.

—¿Es que no has visto la Guerra de las Galaxias? —esta vez el turno de sonar incrédulo fue de Isaac, mirando a su amigo como si le hubieran salido dos cabezas de repente. Derek seguía sin comentar nada, y aun con su ceño fruncido.

—¡Que no se diga más! —Termino por exclamar el humano, llamando la atención de los demás, y la mirada asesina de Derek por lastimarle sus muy delicados oídos de lobo—. ¿Tienen computadora?


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—¿Por qué hay ositos en la película?

—Porque así lo quisieron los directores y escritores. Y son extraterrestres organizados súper secretamente en el bosque lejos de las fuerzas del imperio. Es lógico que no sean completamente perfectos.

—¿Entonces, el de capa es bueno?

—No. Se supone que él es el villano más malvado de toda las películas.

—¿Entonces porque es el padre del chico?

—Porque le da un acto oscuro al desarrollo de la historia.

—El color del sable es rojo.

—Sí, lo note, gracias Scott. Ahora cállate porque hay personas que están completamente concentradas en la película.

Esta decidido, Stiles no vuelve a ver una película con Scott.


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Dos horas después, los cuatro jóvenes adolescentes sentados en la sala, Scott e Isaac juntos y unidos como siameses, y el primero dormido sobre el otro porque se había dormido justamente en el revelador y conmovedor final de la película, Stiles no puede creer que sean amigos, cabe agregar; y terminando de ver El Retorno del Jedi, por fin Derek pronuncia una palabra desde que Stiles descargo la película en la computadora de Isaac.

—Esta película es muy estúpida.

—¿Qué has dicho? —el humano está prácticamente incrédulo, sorprendido y hasta incluso un poco histérico por lo que acaba de oír.

Es cierto, puede que Derek Hale, el lobo feroz, el que se comió a caperucita en el cuento y que incluso llego a derrotar al cazador para seguir comiendo niños, no sea precisamente el mejor critico de películas de la historia, pero a todo el mundo, todo el mundo, le gusta la Guerra de las Galaxias. A todos.

—Que es estúpida—repite fuerte y claro, y Stiles está a punto de que le dé algo por el cinismo del beta.

Isaac toma a Scott en brazos y se lo lleva de manera sigilosa hacia su habitación, donde pretende dejar dormir al Alpha verdadero lejos de toda la guerra que seguramente Stiles causara y los gritos que probablemente, lo cual así es, lleguen a escuchar desde el piso de arriba. No piensa participar en ese encuentro que seguramente se tornara bélico en algún momento, por dos razones. La primera, confía perfectamente en que Stiles puede domar a Derek, si lo que ha estado escuchando en los sueños de este es completamente correcto y no algo que su imaginación haya creado.

—No lo es. Es grandiosa y una de las mejores películas de la historia, con buena música, trama excepcional y una hermosa princesa—Stiles sigue insistiendo en que la película es genial.

—Es un poco absurda si la vez de una perspectiva más real—el humano no evita el rodar los ojos.

—Eso se supone que sea así, Derek. Es una película de ciencia ficción. Además, la existencia de ustedes es absurda también.

Gruñe, obviamente molesto y se gira para ver a Stiles, sentado en un sillón al otro lado de la sala.

—Nosotros somos muy reales.

—Dile eso a una persona que no conoce de su existencia y te dirá que estás loco—su celular comienza a sonar en el bolsillo del pantalón, y Derek tiene que evitar el impulso de tomarlo y lanzarlo por la ventana, porque sinceramente el sonido de ese celular comienza a molestarle a cada segundo.

Stiles tomo el celular, viendo que simplemente era su padre. Sonríe un poco y contesta con la voz repuesta después de estar aguantando su coraje en la garganta.

—Hola, papá—contesta, sonriendo—. ¿Llamas para que haga la cena, o solamente quieres saber cómo está tu adorable hijo?

Llamo para saber si quieres pizza para cenar—la voz del Sheriff suena audiblemente sin necesidad de prestar atención suficiente para escuchar—. ¿Estás en casa?

—Eso estaría bien—contesta Stiles, comenzando a levantarse y tomando sus llaves de su bolsillo—. No, pero estoy en camino justo ahora. Te veo allá.

Colgó sin siquiera escuchar la contestación de su padre, y miro la ventana, sabiendo que, efectivamente, ya era de noche y su padre llegaría antes que él, a menos que no haya pasado por la pizza antes y deba de ir por ella. Sonrió guardando el celular en su bolsillo. Miro a Derek, quien le veía sin ninguna expresión en el rostro.

—Debo irme—se dirigió a la puerta, sintiendo la mirada un momento sobre él, y al siguiente ya no la sentía más, pero aun así, no pudo evitar el ver hacia atrás antes de salir por la puerta de enfrente, topándose con que Derek ya no estaba ahí.

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Las clases eran aburridas, pensó, comenzando a acercarse a la mea en donde Isaac y Allison ya conversaban amenamente, cosa que molesto en sobremanera a Scott, a su lado. Sabía que su amigo estaba pasando por momentos difíciles, pues hace unos meses había terminado con Allison, pero pensó que ya lo había manejado por completo. Ellos terminaron como buenos amigos, después de todo, ¿Por qué pasaba eso? No comprendió hasta que Scott dejo su bandeja al lado de Isaac, y este le sonrió. Oh…

—¿Saben porque las patatas de la cafetería están saladas? —pregunto, cambiando de tema salvándole el pellejo a su amigo, y porque de verdad si estaban saladas—. No sé si podré comerlas con toda esa cantidad de sodio que podría correr por mis venas después de eso.

—Entonces ¿Por qué simplemente no las dejaste? —pregunto Lydia, sentándose a su lado junto con Jackson, que comenzaba a molestarse de compartir mesa con ellos. Aunque no es como si pudiera quejarse.

—Las patatas son patatas tengan o no sal. Son deliciosas, lo que me preocupa es lo que podría perjudicar en mi sistema…


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5:40 a.m

Derek comenzaba a correr, como siempre, estando al pendiente del viento en su cara y de todo lo que le rodeaba, dirigiéndose a los límites, siempre controlando que nada se acercara demasiado a su territorio, suyo y de Scott claro.

Los árboles se mecían con el leve viento que comenzaba a soltarse por la temporada de otoño, con el olor de resinas, de las hojas cayendo y el roció de la mañana sobre el lodo le gustaba. El cielo estaba de colores claros, rosado y azul mezclándose en el este, mientras el amarillo sol, con luces naranjas comenzaba a dar presencia para un nuevo día. Un nuevo despertar. El bosque comenzaba a hacerlo, las ardillas molestas del árbol de enfrente chillaron, los ciervos al otro lado del sendero que había trazado trotaban hacia pastizales, y él seguí avanzando indagando en el paisaje. Seguramente quien leyera sus pensamientos pensaría que era una persona cursi, pero le encantaba el poder ser uno con la naturaleza, con el bosque, sin pensar que es un intruso indeseado.

Sus manos tocaron tierra antes de que se diera cuenta, y comenzó a correr en cuatro patas, sintiendo como sus ojos cambiaban al dejar que su espíritu animal gobernara a momentos. El lodo, colándose entre sus uñas le pareció gratificante, y cuando llego a su destino paro en seco, reincorporándose y volviendo a tener ojos verdes, pero estando al pendiente de todos los sonidos cerca, oliendo el aire alrededor. Comenzó a correr, siguiendo la línea trazada.

Los límites del territorio, por el momento, parecían estar sin ninguna muestra de perturbación, cosa que le satisfacía, o al menos así lo pensó. Suspiro, cuando todos los limites fueron comprobados, y ninguno parecía mostrara signos de perturbación.

Se dirigió hacia la casa Hale cuando hubo comprobado que todo estuviera bien.


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—Entonces, ¿A dónde vamos? —Pregunto Stiles, bajando las escaleras al lado de Scott—. Cualquier lugar está bien, pero si consideras por un momento el hecho de buscar la baticueva con tu súper olfato no me negare.

—Yo voy a casa de Derek—respondió, dirigiéndose a su motocicleta, aparcada a un lado del Jeep azul—. Tenemos que continuar con el entrenamiento, y viendo que al parecer soy un nuevo Alpha, quiero continuar cuanto antes para aprender a controlarlo.

—De acuerdo, entonces te sigo.

Scott sonrió, tomando el casco y poniéndoselo.

—Nos vemos ahí—y con eso, arranco.

Stiles suspiro, decidiendo que, definitivamente, si iba a estar en casa de Derek, al menos buscaría con que no aburrirse.


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Un golpe hizo que Scott cayera al suelo de cara, sonando el sonido de un hueso roto con tanta fuerza que Stiles, en lugar de lanzar la carcajada que estaba conteniendo, hizo una mueca de dolor.

El beta de cabello negro miraba divertido al nuevo Alpha, los brazos cruzados altaneramente sobre su pecho, e Isaac, que había decidido desistir de ese entrenamiento cuando su quinta costilla fue rota por una embestida de Derek, miro al chico de ojos rojos con preocupación, pero realmente sin, poderse levantar, porque el otro beta podría seguir con el entrenamiento y le lastimaría aún más.

—Terminamos por hoy—aviso Scott, con debilidad.

Stiles miro a su amigo con una mueca, y se levantó dispuesto a acercarse cuanto antes, ante la mirada severa del de ojos verdes, pues era obvio que quería seguir con el entrenamiento cuanto antes. Tomo el brazo de su amigo, volteándole para que su cara diera al sol, y le vio sonriendo levemente entre una mueca de dolor.

—Amigo, sé que eres un hombre lobo con súper poderes geniales y demás—suspiro—, pero no por ello eres de acero e indestructible. No eres Superman.

—Al menos lo intento…—McCall se levantó del suelo, e hizo otra mueca sin pensarlo.

Dolía mucho, noto el de lunares, y seguramente por cómo se recargo en él sin poder sostener su peso en la pierna izquierda, tenía parte de la cadera rota. Stiles lo condujo hacia la entrada, entiendo como Isaac se le unía del otro lado, para sostenerle mejor. El humano miro a Derek con el ceño fruncido, y él le devolvió el gesto con un movimiento irónico de cejas, que en cualquier momento le hubiera hecho dudar del lenguaje Derekiano, que comenzaba a pensar que básicamente se trataba de cejas. Estúpidas cejas moviéndose como única respuesta a todo lo que decía. Absolutamente todo, maldición…

—Puedo llevarlo solo, ¿Sabes? —y ahí estaba, el tono divertido de Isaac devolviéndolo a la realidad de sus pensamientos.

—Lo sé—soltó a Scott, sabiendo que el beta lo atraparía y así fue—. Es lo único que me gusta de ustedes—hizo ademanes, como si estuviera viendo el título de una película—"súper fuerza de lobezno" Es un gran poder si lo piensas un momento, y seguro vendería muchos comics si hiciera un súper héroe con sus habilidades.

—Vamos Stiles—sonrió levemente Scott, comenzando andar con mayor estabilidad. Sus heridas sanaban—. No sabes lo que estás diciendo. ¿Seguro que quieres soportar estos entrenamientos?

—Si lo sé. Como desearía tener sus poderes en algunos momentos, aunque no demasiado porque extrañaría mis adorables ojos de color chocolate. Y todos los extrañarían igual. ¿Qué piensan que es más atractivo; Stiles el humano adorable con lunares, que hace que las chicas griten de dulzura; o el Stiles atrevido y sexy con ojos amarillos peligrosamente amenazante?

—Para mí los dos suenan mal—río el de ojos azules, mientras subía hacia la puerta. Stiles alzo las manos incrédulo, quedándose en el patio.

—¡Es porque estas celoso! —le grito, esperando que el otro le oyera, y cuando escucho la sonora risotada de Scott supo que si le habían oído.

Se giró para ver que Derek seguía prado mirándole, como si estuviera acechándole de alguna manera. Pensó que, tal vez, los entrenamientos no eran tan malos como los veía de humano a como los veían los lobos. Después de todo, sanan con rapidez, y probablemente soportaban mejor el dolor; definitivamente seguro que así era. Imagino a su yo lobo, como el cambio transformador que había dado Scott, de usar inhalador y estar en la banca a ser titular en Lacross y tener novia. Su cabello seguiría igual de desordenado, seguramente, y tendría una chaqueta de cuero al estilo Sourwolf de Derek, como el chico malo de Grace. Se vería más guapo que John Travolta en esa película con sus ojos amarillos.

Miro al chico gruñón de la manada, acercándose a él para preguntarle el cuestionamiento que tenía en la cabeza, y que el idiota de Isaac no pudo responder.

—Quiero preguntarte algo—dijo cuando estuvo lo bastante cerca, y el beta solo rodo los ojos.

—Si vienes a preguntarme que pasaría si la cadera de Scott no sana, de una vez digo que eso no pasara. Es un Alpha, y probablemente ya sano.

—No era eso, pero gracias de todos modos—Stiles le miro con una sonrisa—. Pero primero, ¿Te parece gracioso el lastimar a personas inocentes que piensan que eres una persona confiable y capacitada para entrenarlas, depositando en tus manos su supervivencia?

—No es gracioso—descruzo sus brazos, mirándole con el ceño fruncido—, pero no es tan malo si te acostumbras. Además lo hago por su bien…

—Aja si claro, te creeré por esta vez. Lo que venía a preguntarte es, ¿Qué es más atractivo para ti, un sexy Stiles hombre lobo con ojos amarillos y penetrantes, o un adorable Stiles humano con marrones ojos al estilo caricatura japonesa?

Al terminar de decir la pregunta, sintió una exhalación en la oreja, y antes de que se diera cuenta Derek estaba inclinado hacia él, con la boca a menos centímetros de lo socialmente aceptable de su lóbulo. La barba en forma de candado le raspo el rostro con levedad, y tuvo que tragar duro ante los nervios; estando así, probablemente pudiera matarlo en ese mismo momento si quería. El cálido aliento del lobo le provoco un escalofrió, y le miro con los ojos sorprendidos y las mejillas repentinamente calientes.

—Me gustan ambos.

Tan rápido como se había acercado se había alejado, comenzando a caminar hacia la puerta de la entrada, dejando a Stiles con los latidos desbocados y las mejillas enrojecidas cual tomates maduros, y un serio problema en su cabeza y los pantalones.

No pudo dormir esa noche, y no precisamente por pesadillas. Descubrió, o al menos así le llamo él, que sentía cierto placer al tener contacto de ese índole con Derek, aunque solo rozara con su mejilla. Debía hablar con Danny cuanto antes.