Prólogo.- Sólo otro día en el trabajo.


Era una noche más bien tranquila en la Ciudad de México. No había tráfico, ni manifestaciones de los ciudadanos inconformes con el gobierno, no había criminales al acecho, ni siquiera se había visto a Arácnido Jr o a los agentes de la Mexicana Unidad de Fuerza y Furor por los alrededores.
Cualquiera pudo imaginar que una noche así sería incapaz de ser sólo una fachada para un acto criminal.
Pero para desgracia de un joven héroe de traje rojo y amarillo, lo era.
Dentro del penthouse de un edificio, dicho héroe estaba amarrado a una silla y estaba siendo apaleado de una forma brutal.
El Chapulín Colorado, ídolo de la Ciudad de México, ejemplo de valentía y luchador incansable de la justicia, ahora era sólo un ejemplo de lo que pasa si alguien llegaba a hacer enojar al jefe del crimen.
El héroe había perdido al menos cinco dientes, tenía fracturadas dos costillas, había perdido toda sensibilidad en su brazo derecho y el resto de sus músculos se sentían como si lo hubiera arrollado un tren.
Los accesorios que él utilizaba para luchar contra el crimen yacían alrededor de él; la Chicharra Paralizadora se encontraba en pedazos, sus pastillas de Chiquitolina estaban regadas por el suelo y habían sido pisoteadas, y el Chipote Chillón, su arma por excelencia, estaba en manos de el Botija, su archienemigo, quien veía con maligna diversión la golpiza que sus hombres le propinaban al héroe.
Luego de unos minutos, el Botija le señaló a sus hombres que se detuvieran, luego caminó hacia el malherido héroe que seguía amarrado a la silla.
- Esta ha sido una velada de lo más divertida, es una lástima que el otro insecto no pudiera unírsenos hoy. - Dijo el líder criminal.
- Las arañas... no son... insectos... - Jadeó el Chapulín Colorado. - Se nota... que nunca... te enseñaron sobre... la biografía... en la... escuela...
El Botija gruñó y, haciendo uso de su descomunal fuerza, abofeteó al héroe rojo y amarillo, haciendo que éste perdiera otros dos dientes.
Luego de ue el Chapulín escupiera uno de los dientes que había perdido, el héroe le sonrió al villano de forma desafiante y dijo:
- Arácnido tiene razón.. Pegas como niña...
El malvado malhechor gruñó y golpeó al Chapulín otras dos veces. Luego de que la estúpida sonrisa del héroe hubiera desaparecido de su rostro, el Botija alzó el Chipote Chillón y se preparó a acabar con su enemigo de una vez y por todas. El Chapulín Colorado sería el primero de muchos, sólo sería la advertencia para los otros vigilantes y agentes que quisieran meterse con él.
- Dí adiós, Chapulín Colorado... - Gruñó el Botija.


"No es héroe quien carece de miedo. Lo es quien lo siente, lo enfrenta y lo supera."
~Roberto Gómez Bolaños

Industrias THEEVILDOER presentan:
"EL CHAPULÍN COLORADO: EL HÉROE MÁS GRANDE DE MÉXICO."