Takechi Otoya y Kenmochi Shiena

Si un peatón caminaba por esa calle a la hora exacta de las 10 pm y se detenía justo en la tercera farola, podría ver al otro lado de la calle un modesto edificio de apartamentos, en que a esa hora de la noche sólo una luz se podía notar las luces en uno de los pisos. Una suerte que sólo se notara la luz, cualquier llamaría a la policía si pudiese oír la batalla campal que se desataba dentro del humilde hogar.

— ¡Shiena! ¡Baja eso!—una chica de cabello largo de un tono morado oscuro se protegía con un tomo de las mejores obras de William Shakespeare muy grande y grueso, le había servido bien, había aguantado jarrones, el control remoto, un par de sus tijeras y ya iban por el sexto plato— ¡Ese casi me da en la cabeza, joder! ¡Cálmate! ¡Ahh!—se agacho justo a tiempo para esquivar una de las bocinas del estéreo que tenían en la sala.

— ¡Es a sexta vez Otoya! ¡La sexta vez y con la hermana del líder de mi grupo!—allí iban los zapatos de Otoya.

— ¡¿Cuántas veces debo decir que lo siento?! ¡No fue mi intención!

— ¡Una dice "lo siento" cuando le pisa el pie a su pareja de baile!—le lanza otro de sus libros— ¡Una dice "lo siento" al derramas café en la falda a alguien! ¡Pero no por darle caza a la hermana de mi amigo! ¡¿Qué pensabas hacer?! ¿¡Matarla para sentir placer sexual!?—la chica lloraba a la vez que le gritaba todas esas cosas agarraba cualquier objeto a su alcance para arrojarlo a la cabeza de su novia.

— ¡Shiena, no volverá a pasar! ¡Te lo prometo!

— ¡Te encontré esperándola en el callejón cerca de su apartamento!

— ¡No hubiera hecho nada Shiena!

— ¡Traías tu cinturón con tijeras en la cadera!—luego de arrojar un último adorno de mesa todo quedo en silencio después del sonido de vidrio estrellado, sólo se apreciaban los sollozos de la chica con lentes. Otoya bajo lentamente el libro viendo preocupada a su novia, no le gustaba que llorara, pero no había podido evitarlo, esa chica de la fiesta era muy linda y su cabello era tan parecido al de Shiena que sus pupilas se dilataron y su cuerpo se tensó de sólo pensar en cómo sería cortar lentamente a aquella chica tan parecida a su querida conejita—Lárgate…—escucho en un hilo de voz.

—Espera Shiena, ¿no crees que exageras un poco? No hice nada y ya me disculpé—avanzó un par de pazos pero la castaña saco un arma con silenciador de entre las almohadas del mueble.

—Lárgate Otoya—la chica tenía buena puntería cuando usaba sus lentes—esto se acabó, no quiero estar viviendo con una bestia que le da caza a la primera chica linda que ve.

—Shiena…permíteme explicarte—una bala rozó su mejilla.

—Falle a propósito, lárgate. Esto se acabó.

— ¡Bien! …después de todo ¿Quién necesita a una chica que no me deja divertirme?—tomo dos de sus tijeras y salió del apartamento dando un portazo. Ya estando en la calle pensó un poco mejor las cosas "¿A dónde puedo ir?…jum…creo que ya sé dónde podría pasar la noche" sonrió como siempre lo hacía y se encaminó con un ligero pesar dentro suyo, al menos a donde se dirigía podría animarse un poco, a fin que se lo debían.

Kaminaga Kouko y Shuto Suzu

—Primero en nuestra primera cita…después cuando te mudaste a mi casa…después en mi tratamiento…y ¿ahora en nuestro primer aniversario? Esto ya es suficiente Kaminaga Kouko…—caminaba a su casa, luego que la cita que hace unos momentos tenía con su hermosa chica se convirtió en un enorme desastre a causa de un violinista, un perro, un paraguas y una copa de vino que ella no pidió—siempre tratando que las cosas queden perfectas, ¿cuantas veces tengo que decirte que no necesito perfección? Estar contigo ya es perfecto por si sólo ¡¿Por qué hacer lo del perro y el violinista?!

—Pero…Suzu lo del perro no fue tan malo y…

— ¿¡No tan malo!? ¿Si quiera viste como quedo el restaurante? El dueño se puso a llorar.

—Vale quizás todo se salió de control pero…Suzu…entiende que todo fue por ti…—miro directo a los ojos amarillos de la chica con una mirada arrepentida y avergonzada, tomo sus manos entre las suyas y las beso delicadamente; la mayoría de las veces en que salía con esa chica, sus intentos por hacer perfecto todo terminaban, sino en desastres difíciles de imaginar, el momentos sofocantes para la chica de cabello azul. Alzó su rostro con una sonrisa que decía "discúlpame".

—Lo entiendo pero es que…todo eso era innecesario—la mirada de Kouko se puso ahora molesta, soltó las manos de su novia y volvió a caminar.

—Ya entendí, no aprecias lo que hago por ti, está bien, no me sorprende.

—Explícate—la idea de dejar pasar nuevamente estas colosales fallas a la chica de lentes se fueron lejos con la actitud digna que adopto su pareja. Comenzó a seguirla con paso molesto.

—Nunca aprecias lo que hago, salga bien o no, deberías saber que me esfuerzo para darte lo que te doy, pero no importa cuánto me esfuerce, parece que jamás lograre satisfacerte—aún faltaba una calle para llegar a su hogar pero de cualquier forma la chica se detuvo en la esquina, era un poco tarde en la noche, casi las 10 de la noche—está empezando a cansarme esa forma que tienes de ser.

— ¿Yo te pido que hagas eso? ¿Eh dicho que las cosas sencillas que me das no me bastan?

—No, pero tampoco das las gracias cuando hago cosas por ti, como el violinista.

—Créeme que a veces prefiero que no hicieras ninguna de esas cosas.

—Que ingrata eres, aun después de todo lo que…

—Si de eso se trata, que haces las cosas por mi sólo para usarlas y echármelas en cara, mejor deja de hacerlo, no necesito nada de ti, eh vivido sola y perfectamente bien por más tiempo del que tú podrías hacerlo—ambas se miraban con enojo.

—Claro, olvidaba que estoy saliendo con una Oba-chan—plas…se escuchó una cachetada en medio de la noche, Kouko se agacho a recoger sus anteojos con una mano roja en su cara.

—Terminamos, no te quiero ver más—y así, con lágrimas en los ojos, dejó a la chica de cabello negro limpiando sus lentes sin ninguna expresión—claro…a ti eso no te importa—y se encamino calle arriba.

La chica se puso los lentes y tomo la dirección opuesta a la de su exnovia, no tenía consigo dinero pero sabía quién podría darle, con suerte, un lugar donde dormir.

Namatame Chitaru y Kirigaya Hitsugi

Un sencillo restaurante italiano, donde los meseros y meseras vestían chalecos rojos con una pañoleta del mismo color atada al cuello, música de violines y mesas con manteles de cuadros rojos y blancos, allí se encontraba una linda chica que pasaba fácilmente como princesa, acompañada de su caballero de melena carmesí. Ambas disfrutando de una deliciosa cena.

—Me gusta venir aquí, generalmente venía con mi maestra hasta el día en que cambiamos de ciudad, jamás pensé en volver a este lugar, hasta que vine a vivir contigo—sonrió la chica más alta terminando su bebida.

—A mí me alegra que Chitaru-san me trajera a este lugar—todo era muy lindo, llevaban una hermosa relación desde que la chica con melena le dieron de alta en el hospital, por insistencia de la pequeña vivían juntas en el modesto departamento de la última, no era muy grande pero a ambas les bastaba y la de ojos amarillos no podía estar más encantada. Su mundo era perfecto.

— Cortesía de la casa, Chitaru—un vaso apareció "sorpresivamente" gracias a un molestarteojon una ropora Hitsugi era perfecto, salvo cuando las chicas coqueteaban con su principe, no los traina.o— lcansa mesera muy hermosa y exuberante, sonriendo insinuantemente a la chica mayor y guiñando un ojo, traía dos de los primeros botones de su uniforme sueltos, cosa interesante pues al llegar a ese restaurante, no los traía de esa forma.

—Oh muchas gracias Yuu, no debiste molestarte—sonrió de manera amable a la mesera, el mundo para Hitsugi era perfecto, salvo cuando las chicas coqueteaban con su príncipe, jamás podría aguantar eso y parecía que su pareja era amable con ellas a propósito. La chica se retiró con una sonrisa soñadora ante la mirada afilada de Hitsugi—no le vayas a hacer nada.

—Sabes que odio cuando te coquetean ¿¡Y quien se cree que es para hablarte por tu primer nombre!?—la pequeña estaba en verdad molesta, quería sacar de sus ropas una aguja y lanzarla a esa mesera. Chitaru sólo rodo los ojos, la chica había disparado contra una compañera de clases que sólo le ayudaba a actuar mejor su papel en una obra, estaba acostumbrándose pero le causaba algo de enojo que la celara tanto, como si hubiera alguna probabilidad de que le fuese infiel— ¿si quiera estas escuchando?—se dedicó a beber, en esas ocasiones lo mejor era ignorar el mal humor de su chica—Chitaru…creo que esto no irá a ningún lado—casi se atraganta con su bebida.

— ¿De qué hablas Hitsugi?—la miro un poco confundida, la pequeña no le daba la cara.

—A que no puedo estar con alguien que no se preocupa el cómo me hace sentir que otras chicas coqueteen con mi pareja.

— ¿Qué es lo que me quieres decir?—trató de tomar su mano pero la niña se apartó.

—Que por más perfecto que sea esto, no va a funcionar. Aquí se acaba nuestra relación, Chitaru-sam.

—Pero…pero…

—Adiós—se levanta con el ceño fruncido y sale del restaurante, ante la mirada atónita de Chitaru y la morbosa de algunos comensales; le tomo un minuto asimilar la situación y correr tras la chica, pero al llegar fuera Hitsugi ya estaba dentro de un taxi encaminándose a su departamento. La pelirroja suspiro y metió las manos en los bolsillos de su chaqueta, la noche era fría y a esa hora ningún autobús ni tren viajaban a la ciudad de su maestra, estaba sola, Hitsugi seguro y no la querría en su departamento, debía arreglar las cosas pero no sería hoy, saco un teléfono color vino de su pantalón y entre los contactos de la letra A encontró lo que buscaba. Marcó el botón de llamar pero el aparato le decía que intentara más tarde, bueno le daría 5 minutos.

Azuma Tokaku e Ichinose Haru

En las relaciones, ambas partes se complementan mutuamente, uno puede ser codicioso y el otro generoso, uno puede ser derrochador y su par alguien ahorrativo, una puede ser cálida y la otra fría, no hay ningún inconveniente siempre que encuentren un equilibrio entre ambos, como el ying y el yang; los problemas comienzan en el momento en que alguna de las partes empieza a consumir a la otra, ahogarla, como si a una llama le quitaran poco a poco el oxígeno, esta se empieza a extinguir y deja de proveer calor.

Cuando eso pasa, pocas veces puede arreglarse lo que se tiene, por más apoyo que recibas de los demás o por más buena que sea tu voluntad por estar con esa persona, tienen por destino que su llama del amor se les extinga en las manos.

Azuma Tokaku entraba para presentar su informe a la corporación de Kaiba, dos horas después la hora en que todo tramite debía estar sellado, la luna ya se encontraba en el cielo y la frescura sólo hacia todo más calmo, salir entrada la noche era muy común últimamente, aceptaba muchas misiones de asesinatos, más que los aceptados después de la clase negra, ahora que ya podía arrebatarle la vida a sus objetivos, su sensei le daba entrenamiento especial y personalizado. Para Tokaku eso significaba que valía de verdad su trabajo ante los ojos de ese exigente maestro.

Su celular vibro en su bolsillo con un ritmo constante, al sacarlo vi que la pantalla tenía el nombre de su novia, ella se encontraba en el apartamento que juntas rentaban, seguro le llamaba para saber de ella, como dejó apagado su celular por casi toda su jornada la chica debía estar echa una bola de nervios.

—Hai—dijo con simpleza, al otro lado de la línea la chica tardo en contestar, ¿Por qué llamaba si iba a quedarse callada? Pensó.

— ¿Tokaku-san?—dio un suspiro, ¿Quién iba a ser si no?—yo…Haru tiene algo muy importante que decirte…pero debemos vernos lo más pronto posible.

—Debo entregar un informe, tardare para ir a casa, dilo por aquí.

—No puedo, debemos hablarlo en persona.

—Haru, sólo dilo, no le des más importancia—dijo con un poco más de dureza de la necesaria.

—Tokaku-san siempre es así…resta importancia a todo…Nio se equivocó, Tokaku-sam siempre actúa fría, aun cuando Haru le dice que es importante, es por eso que Haru…que Haru…—ya se escuchaba un sollozo al otro lado de la línea.

—Escúpelo, Ichinose—no le gustaba esperar ni que la chica dijera esas cosas, como tampoco le gustaba enterarse que su novia había tenido contacto con la basura de Hashiri Nio.

— ¡Haru quiere terminar!

—…—le calló como cubeta de agua fría, por un momento el lugar en que se encontraba carecía de sentido, todo carecía de sentido, sólo le importaba ese aparato que sostenía— ¿Qué…qué dijiste?

—Lo que escuchaste…no puedo seguir con esta relación Tokaku-sam, lo siento mucho…luego te entregare todas tus cosas pero por favor, si alguna vez apreciaste a Haru…no vengas aquí.

Y la llamada se cortó, dejó caer los papeles al segundo siguiente, Ichinose termino con ella y no deseaba verla, todo carecía de sentido en lo que dijo, todo debía ser culpa de la basura con dientes. Bajo hasta el estacionamiento corriendo y con la misma prisa arrancó su motocicleta, ¿Por qué Haru la termino? Bueno, obtendría respuestas en ese preciso instante, se puso el casco negro y ya iba a acelerar cuando volvió a sentir la vibración de su celular, la pantalla figuraba el número de Namatame. Tenía problemas sí, pero esa chica con melena color vino era de las únicas personas que considerar como una amiga.

Sagae Haruki e Inukai Isuke

Las luces de un auto eran lo único que se veía en esa autopista, tomaba rápidamente las curvas haciendo sufrir los frenos, los neumáticos se quemaban en el asfalto, chirriando por la velocidad del vehículo y dentro su conductora golpeaba con enojo el volante, sin importarle que le dolía ya la mano. Su acompañante no estaba de mejor humor, murmuraba cosas mientras golpeaba con el pie el tapete y la guantera. Allí adentro todo era pólvora y la mecha estaba ya encendida, sólo hacía falta el tan conocido Booom!

—Deja de golpear…—la voz le salía determinante, como una orden, muy distinta a su tono normal—joder ya te dije que esas malditas comidas no son lo mío—vuelve a tomar velocidad luego de una curva, mira a su acompañante, la chica cruzada de brazos sobre sus generosos pechos tenía el enojo pintado en toda la cara.

—Jamás son lo tuyo, eres…eres imposible, ¡Le tiraste toda una bandeja de caviar a mi madre!

—Quien se pasó casi toda la noche, el muy hijo de puta, hablando sobre todas las oportunidades que se te cierran conmigo, a él ¿qué carajos le importa?—eso fue la gota que derramo el vaso, podían insultarse mutuamente, pero si se metían con la familia de la otra había problemas.

— ¿Sabes qué? No te quiero volver a ver, ¡terminamos! Y para el carro ¡para el carro aquí, idiota!—estaban a 50KM de la ciudad y la chica le exigía bajarse.

— ¡¿Te quieres bajar?! ¿¡Te quieres bajar!? ¡Muy bien, pero te largas de mi auto!—piso en seco el freno, casi sacándole humo a las llantas—¡Bájate imb…—pero claro que el insulto no salió de su boca, ya tenía una filosa hoja contra su cuello y la mirada furibunda de su novia encima, la empujo y la peli rosa tomaba la manija con desesperación, sin tener en cuenta que la puerta aún tenía puesta los seguros.

— ¡Hija de su…! ¡Sácame de aquí!—golpeaba con su brazo la puerta— ¡Sácame en este instante Sagae!—y claro, por más molesta que este su ahora exnovia, le iba a hacer la vida difícil con daba oportunidad que se le presentase; le sacaba los seguros pero con la misma velocidad los volvía a meter— que le abras—se repetía la escena una y otra vez, ya hasta que una se cansó.

—Basta, vamos a hablar, mejor hablémoslo Isuke.

—Nada tengo que hablar contigo, imbécil ¡y abre la maldita puerta!—dijo mostrándole el tercer dedo de su mano.

— ¿A sí? Pues bájate, pero bájate.

— ¿Cómo me voy a bajar si esta puesto el seguro? ¡Imbécil!—le sacó el seguro una última vez y en cuanto Inukai cerró la puerta, la pelirroja piso a fondo el acelerador, perdió de vista a la chica en sólo dos segundos y al tercero se arrepintió, pero ya no iba a volver, la chica no se lo iba a perdonar tan fácil. Pasó media hora desde que llegó a la ciudad, eran ya las 10:30 y vagaba sin rumbo con el tanque de gasolina lleno pero sin destino específico, no regresaría al apartamento, claro que no pero tampoco a su casa, no quería preocupar a su madre y hermanos, justo estaba pensando en qué hacer cuando sus ojos reconocieron a una persona caminando con desgana por la acera, se orilló alado de la chica y bajo el vidrio del asiento del pasajero—Hey ¿quieres que te lleve?—al menos de esa manera dejaría de pensar por un rato en sus problemas.

Hanabusa Sumireko y Banba Mahiru/Shin´ya

Muchas prendas, zapatos y patitos de goma salían volando de una ventana en un tercer piso de una mansión, todas las cosas caían al patio como si fueran una lluvia lenta de objetos personales, que se posaban graciosamente en el pasto mientras una chica las recogía todas y las amontonaba en una maleta que se veía algo golpeada después de ser lanzada con anterioridad por la misma ventana.

— ¡Estas siendo un poco injusta Hanabusa-sam!—la chica era Mahiru, ya no temblaba como antes pero si estaba en un enorme conflicto interno, tener dos personalidades era complicado, y más cuando su otra personalidad, Banba Shin'ya, se peleaba con su novia, que igual era su novia, sí, a ella también le daba dolor de cabeza la situación.

— ¿¡Injusta!? ¡Banba Mahiru! ¡Entiendo que es tu otra yo, pero en este momento no puedo soportar a ninguna de las dos! ¡Tú no sabes ser imparcial cuando una pelea sucede entre Shin'ya-san y yo! ¡Siempre sales a la defensa de Shin'ya y eso es algo que no puedo aguantar, tenerlas a las dos es tanto un regalo como un martirio, cuando debería ser sólo un regalo—la chica gritaba desde la habitación, aun lanzando cosas por la ventana.

-Jajaja, esta vez sí que la armamos Mahiru.

-Shin'ya, ¿Por qué tenías que destruir ese juego de té? ¿Ese precisamente que le regalo su abuela? Y todavía decirle que le hiciste un favor al romperlo, cuando fue su tátara abuelo el que lo fabrico.

-Je, supongo que me deje llevar, pero ¡hey! ¡Aventó todos mis patitos favoritos por la ventana! ¡Si es por mí, tu y yo nos largamos de este lugar de alta cuna, no lo necesitamos, ni a sus tacitas mal pintadas ni a ella.

-No digas eso, ya es de noche y está muy oscuro.

-Entonces déjame salir.

-Temo que si lo hago…las cosa empeoren-en la ventana Sumireko tiraba más y más cosas, como fotos y recuerdos de ambas.

No pueden estar peor de lo que están ahora ¿¡Cierto Sumireko!? ¿¡Que no puedes ponerte de peor humor del que ya estas!?—Shin'ya sonrió mientras metía lo último de ropa en la maleta, aun con los gritos e insultos de su también exnovia a la espalda, cerro la maleta y se la echo al hombro— ¡Sí Sumireko! ¡Espero verte otra vez! ¡Y las tasas de tu abuelo eran horribles!—una ráfaga de balas la obligo a correr por su vida fuera de los jardines Hanabusa.

-Eso es todo…no tenemos casa… ¿Dónde pasaremos la noche? Hanabusa-san no arrojo la cartera.

Tranquila Mahiru, al menos si nos arrojó esto—dijo a su yo interna sacando un celular—y conozco un lugar cerca de aquí, una vieja amiga nos ayudara—dijo encaminándose a una casa cerca de allí para poder pasar la noche.

DD: viendo un antiguo show de tv, otro rollo, los que son mexicanos me entenderán, con Adal Ramones, me divertí viendo su monologo de Truenes y amor, al acabar me dije, nunca eh visto un fic donde nuestras chicas truenen así que… ¿Por qué no? ¿Qué opinan? ¿Les gusto? Déjenme sus respuestas por favor jeje o y les invito a leer "La Casa Sagae" otro de los fics en que trabajo con un compañero. Sin más que decir nos vemos. Ciao ciao.