¡Hola, hola, hola, soy Noah!

No voy a dar la chapa con mis excusas de siempre.

Es cierto, soy una vaga con clases, exámenes, trabajos y con una pereza en general que me supera, realmente siento mi inconstancia con estas cosas, pero realmente no tengo un segundo y lo estoy intentando. De todos modos, espero que os guste esté capítulo.

Sé que es corto, pero es la única forma de poder traer capítulos con más rapidez, que sean cortos.

Disfrutad la lectura


Los Snobs Darcy.

- No me gusta volar-

- ¿Preferirías ir en barco?- pregunté, mis ojos fueron hacia Ryo, quien gruñó levemente por lo bajo.

- Pues sí, lo prefería.

- Pues habérmelo dicho antes, idiota. Ahora te jodes.

Ryo bufó por lo bajo.

La verdad es que a mí tampoco me gustaba volar. Muchas veces me sentía insegura al coger un trasto de estos, las preguntas me rondaban la cabeza y mi corazón golpeaba ultra fuerte contra mi pecho, los nervios me recorrían, pero, por culpa de mi padre y su nueva novia, además de mi abuela, tenía que coger muchísimos aviones. Una gran desgracia que había hecho que me acostumbrará.

Ya no tenía tanto miedo, ningún miedo para ser exactos, de todos modos, acababa por acostumbrarme un poco, solo un poco.

Me recosté y me coloqué en el asiento lo más cómoda posible, la primera clase era la única ventaja que tenían los aviones, asientos cómodas, azafatos y azafatas que te llevaban miles de productos riquísimos que tenían una calidad y unas texturas excelentes.

- Es mi primera vez en primera clase.

- Hm, la mía no.

- No me sorprende.

Ignoré su comentario, incluso aunque tenía razón con lo de que era una niña bien, no era mi culpa, mis padres y mis abuelos eran los que me habían hecho así, no tenía remedio y era consciente de ello. No iba a decir que no era cierto, porque eso sería mentirme a mí misma y eso, no me gustaba hacerlo.

- A mí tampoco- respondí.

[…]

El aeropuerto estaba completamente lleno de gente, algunas personas estaban abrazándose a sus familiares, lloriqueando o sonriéndose muy pero que muy felices, otros no esperaban a nadie, caminaban con una maleta de mano, mirando el periódico, el móvil o cualquier otro aparato electrónico, ellos eran como yo, solos y sin nadie que los esperase… o bueno, más allá de un chofer con un cartel que ponía "Señorita Darcy", sin embargo, ellos probablemente tendrían más estabilidad mental que yo.

Suspiré y recogí mi maleta con firmeza. Ryo se adelantó a mí, mirándome.

- ¿Quién viene a recogernos? ¿O nos cogemos un taxi?

- ¿No lo has visto?

- ¿El qué?

Señalé, disimuladamente, al hombre vestido con un traje negro impoluto y una gorra que llevaba el cartel clave. "Señorita Darcy y Ryo".

- ¡Ey, salgo yo!- la felicidad se pintaba en su rostro, casi como si hubiese pensado que no le tendrían en cuenta. –Pero… ¿por qué a ti señorita y a mí Ryo a secas?

- Es obvio, tú solo eres mi acompañante y, en este mundo de ricos, no eres importante.

Su mueca podría llegar a Japón, pero no dijo gran cosa, solo me miró para indicarme que nos pusiéramos en marcha. Estaba de acuerdo, quería llegar a la mansión Darcy y tirarme para siempre en esa cama cómoda con sábanas de seda.

[…]

Por fin habíamos llegado, cada uno había sido llevado a su habitación correspondiente y yo había aprovechado para deshacer mi maleta.

Mi hermoso vestido había sido colgado con sus zapatos de tacón, del baile, debajo de él, la ropa y los demás zapatos fueron colocados en los demás sitios, Ryo había dicho que, él, de paso que viajábamos, quería ver un poco más la ciudad, por ellos nos íbamos a quedar unos días más, que, si por mi fuera, volveríamos al día siguiente, por la noche.

Me senté en el ventanal, con uno de los libros que Nathaniel me había prestado, de su biblioteca personal. Llena de nostalgia y de él, recogí mi móvil y le llamé.

- ¿Sí?

- Hola.

- ¡Sucrette!

- Sí, soy yo.

No sé por qué lo he llamado.

Quizás las ganas de tirarme por la ventana no eran tan grandes como me pensaba, posiblemente me gustaría más hablar con él o, incluso, me gustaría más tener una ronda de sexo y mimos con dicho rubio. Además, por desgracia para mí, era consciente de que le tenía, un poco, solo un poco, de consideración al rubio, sino, no le habría contado nada de mis problemas y vida.

- He llegado a la fiesta de mi familia y se me ocurrió llamarte- dije, y no era mentira.

- ¿Y qué tal fue el vuelo?

- No me hables, no me hables- suspiré. –Quedan tres horas para la pre-gala y no tengo ninguna gana de vestirme elegantemente. Es un rollazo.

Le oí reír.

Esa risa que le caracterizaba cuando estaba conmigo, ya que no solía ser realmente un risueño con los demás, me gustaba pensar que, conmigo, el asunto era diferente. Me gustaba, sí, realmente me gustaba mucho. Me hacía sentir más especial y eso, a mi complejo de egocéntrica, me encantaba demasiado como para no darle un crédito mayor.

- Seguro que estarías preciosa con ese vestido.

- ¿En serio?- pregunté. -¿Con él? ¿O sin él?

La forma en la que tragó saliva me hizo ver que se estaba imaginando dicha escena.

Por un segundo le desee intensamente, desee tenerle aquí, conmigo, en vez de a Ryo, apoyarme en su pecho y dejar que sus manos me recorriesen, que su dulce voz me consolase y me diese aliento, viendo como me recorría y me besaba, con aquellos ojos miel devorándome al igual que sus suaves y redondos labios… estampándome contra la cama y con calma haciendo que me sintiese mejor.

Sonreí.

- Me encantaría que estuvieses aquí, conmigo.

Recobrando su compostura, carraspeó.

- A mí también me gustaría que estar ahí, contigo.

[…]

Tocaron a mi puerta.

Colocando mis pendientes largos, me giré un pelín de nada para observar a la puerta. No sabía quien era y tampoco tenía tiempo que perder yendo a comprobarlo.

- Está abierto.

La puerta se abrió, dejando que viese a Ryo, con un rostro que decía "estoy irritado" por todos lados, era como si estuviese, por fin, sintiendo lo que llevaba sintiendo desde que había llegado a esta casa o subido a aquel dichoso avión.

- ¿Qué quieres?- pregunté, colocándome el otro pendiente.

- No sé atarme está cosa.

Me giré para verle.

- ¿La corbata dices?

- Esa cosa del demonio, sí.

- Que desastre de hombre- reí, burlona. –Deja anda, yo te la pongo.

- Eso esperaba, porque como no sepas, voy sin esta mierda y ya.

Rodé los ojos, ignorando sus palabras de chico exagerado.

Seguramente a mi abuela le daría una vuelta si le viese así, como un "pordiosero", o algo así le llamaría, como si fuese un pecado capital, sobre todo porque, incluso aunque fuese un ensayo, esto no debería ser de esta forma, no debería ser así, no debería siquiera ocurrírsele no tomarse en serio el ensayo y debería comportarse como un auténtico caballero y vestirse como si tuviese el poder en sus manos y fuese siempre maravilloso.

Una vez terminé de colocarme los pendientes, pintarme los labios y revisarme una y otra vez, avancé para colocarle la corbata.

- Vamos a repasar las normas.

- Ni siquiera recuerdo lo que hago aquí, así que, no tienes que molestarte.

Ahogué una réplica para mí y tragué para dentro.

- Sé un caballero, come con la boca cerrada, asiente y sonríe cuando otros te hablen, incluso aunque no estés escuchando, asiente y siempre di estoy de acuerdo, a ver… escucha un poco claro, porque si te dicen estoy de acuerdo con el asesinato de personas no digas estoy de acuerdo, solo vete o algo así. Permanece a mi lado y sé educado, no ligues con chicas solo por hoy y…

- ¿Eso de ligar va para ti también o solo para mí?

- Ni de coña ligaría aquí- reproché. –Estaría loca si lo hiciera, ahora concéntrate. Las personas juzgan demasiado, así que, intenta ser perfecto y encantador, no dejes que te pisen y si en algún momento necesitas algo, ven a por mí, probablemente me pierdas muchas veces porque me pararán todos.

Por un segundo, recé. Recé por él y por mí.

[…]

Probablemente, la cena había sido algo normal en mi familia, Ryo se había sentido incómodo y de vez en cuando me murmuraba un poco molesto que no le gustaba la comida que servían o que eran raciones muy pequeñas y demasiado… snobs.

Tenía razón.

La gala de ensayo había comenzado, incluso aunque me estaba esforzando realmente para ser una persona normal, agradable, dulce y lo mejor que podría sacar de mí, se me estaba dificultando.

- Creo que eso es peor que invertir en Cash-

A su alrededor, todos rieron, chistes snobs y prepotentes, despectivos hacia otros negocios que quizás ni siquiera conocerían de que iba, porque era así o porque se llamaba de esa forma, lo criticaban como si supieran a la perfección de que iba y se reían como si entendiesen porque era ridículo.

Apostaba el dinero de los Darcy, sin perderlo, a que ellos solo se dejaban llevar por oídas como si entendiesen de esos temas.

- Creo que lo peor sería invertir en Cash y Jor. Es casi como un suicidio económico-

Otra vez las risas snobs.

Me uní a sus risas, intentando que se me notase integrada, así era la forma de sobrevivir en este mundo, riéndote y asintiendo, ignorándolos y haciéndote sus amigos, así no te hundían en la vida, por ello, actuar como si fueras retrasada era la mejor opción, o sea, imitarles.

Lentamente, me alejé luego de ver que la conversación caía en un bucle. Dirigiéndome hasta la terraza, vi como Ryo hablaba, galantemente con mi abuela, desde hacía un rato los había visto riéndose y parecía que mi abuela estaba encantada, la tenía conquistada porque, si no fuera así, probablemente le hubiese mandado al diablo, he ido a vaciar el bar de vino.

Me apoyé contra la barandilla, ignorando el resto del mundo.

- Hola, loca.

Me giré sorprendida y la vi, Skylar estaba allí, con aquel vestido esmeralda, ajustado, que subía sus pechos hacia arriba.

- Hola, entrometida. No creo que sea el mejor momento para cabrearme, puedo tirarte del balcón hacia abajo.

- Que graciosa- dijo, con un rostro bastante tranquilo, para mi amenaza.

- ¿Qué quieres de mí?- pregunté.

Se acercó, lentamente, con el ruido de los tacones resonando en mis oídos, su rostro fue ensombreciéndose y supe que, el ensayo sería arruinado y no por Ryo, sino por mí.


Hasta aquí el capítulo.

Espero que os haya gustado muchísimo y que lo hayáis disfrutado.

Nos acercamos al final...


Dejad reviews.

¿Qué tal... 131 reviews?

Si llegamos lo traeré lo antes posible.

-Puta universidad-